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De Dubrovnik a Zagreb, pasando por Split

Si visitas Croacia, hay un una ruta que te permite cruzar el país de sur a norte (o viceversa) en poco más de dos semanas y pasando por tres de sus ciudades más interesantes:

Dubrovnik (al sur), Zagreb (al norte) y Split (en medio de ambas).

Dubrovnik

Para llegar al centro de la ciudad desde el aeropuerto, puedes optar por el taxi (30-40€) o por los autobuses de la compañía ATLAS que cubren regularmente los 20 kilómetros que separan el aeropuerto del centro de la ciudad.

En el casco antiguo de la ciudad, no puedes dejar de visitar su muralla, el Monasterio Franciscano con su farmacia del siglo XIV, el Fuerte de Lovrijencac, la fuente de Onofrio o la plaza de Luza y sus alrededores. Si necesitas más información o mapas, la oficina de turismo más céntrica se encuentra en la calle Brsalje.

Desde la ciudad puedes visitar la isla de Korcula, el Parque Nacional de la isla de Mjlet o el archipiélago de las islas Elafiti. La ciudad de Ston y su pequeña muralla china o la ciudad medieval de Cavtat son otros dos destinos cercanos a Dubrovnik. A todas esas islas y ciudades su puede llegar en ferry o autobús.

Para dirigirse al próximo destino, Split, hay una línea regular de autobuses que salen aproximadamente a cada hora y cubre los 223 kilómetros que separa ambas ciudades.

Split

Pasear por el casco histórico de la ciudad y el Palacio de Diocleciano, patrimonio de la UNESCO, es lo primero que debes hacer al llegar a la ciudad. Al salir de palacio, pasea por el paseo marítimo a orillas del Adriático. Desde Split también puedes visitar las islas de Brac, Hvar o Vis, a las que puedes llegar en ferry, catamarán o barcos rápidos.

Las ruinas romanas de la antigua Salona (hoy llamada Solin) se encuentran a 10 kilómetros de Split y son uno de los restos arqueológicos más importantes del país. Trogir,  a unos 28 kilómetros al norte, es ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad por UNESCO y para llegar a ella hay tanto autobuses como barcos que salen del paseo marítimo. Finalmente, en la desembocadura del río Cetina puedes visitar el pintoresco y medieval pueblo de Omis, 24 kilómetros al sur y conectado con la ciudad por autobús.

Con Zagreb como destino final, la ciudad de Sibenikse encuentra a 88 kilómetros y se puede llegar en autobústren. No dejes de visitar sus calles y la catedral de Santiago, monumento histórico protegido por UNESCO.

Antes de llegar a la capital, no te pierdas otro espacio patrimonio de la UNESCO: el Parque Nacional de Plitvice, el más conocido de Croacia. Dieciséis lagos unidos por cascadas, puedes estarte entre 3 y 8 horas paseando por sus caminos y pasarelas de madera. Dentro del parque hay cuatro hoteles y dos campings, en los que es recomendable reservar con antelación.

Zagreb

Llegamos a Zagreb, una ciudad con más de 40 museos, entre los que se cuentan El Museo de las relaciones rotas, El Museo Mimara o El Museo de Arte Naif.

En la llamada “Ciudad Alta” puedes encontrar la plaza de Ban Josip Jelacic, el mercado de Dolac, la plaza de Katarina o el paseo de J.J. Strossmayer. En la “Ciudad Baja” están la plaza Nikola Subic Zrinski, la del rey Tomislav, o la del Mariscal Tito. Finalmente, en el centro, tienes el Museo de Arte Contemporáneo, el parque Bundek, el lago Jarun, el cementerio de Mirogoj o el parque Maksimir.

Para ir al aeropuerto de Zagreb, que se encuentra a 17 kilómetros del centro, tienes autobuses por 4,10€ el billete (aprox.) o taxis por 30-40€.

Imagen de Split por Michael Angelkovich

Gracias a la oficina de turismo por la información.

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Berlín, una ciudad prismática

Por Monia Savioli de ilTurista.info

Berlín: joven, animada, moderna pero económica, organizada, con un importante pasado que ni olvida, ni quiere. No se puede definir la ciudad de Berlín tan sólo enumerando un listado de adjetivos y características. Eso restringiría su belleza y todo lo que la ciudad puede ofrecernos.

Vueling inauguró la ruta Florencia-Berlín el 22 marzo, aumentando la oferta existente desde Florencia con las rutas a Londres-Heathrow, Copenhague y Hamburgo, y proporcionando 160,000 asientos nuevos a los ya disponibles desde Barcelona, París y Madrid. Existe un eficiente servicio de autobuses que conecta la estación de tren de Florencia con el aeropuerto. Desde la estación de tren, se puede llegar al aeropuerto en 20 minutos y tras el vuelo de unos 90 minutos, se llega al aeropuerto internacional de Tegel en Berlín.

El único punto en contra es que el aeropuerto alemán no está conectado directamente en metro con la ciudad, aunque la red está aumentando constantemente. Es posible llegar a la estación más cercana cogiendo un autobús desde el aeropuerto. Puedes solicitar más información sobre el autobús en el mismo aeropuerto, donde hablan inglés si no sabes alemán (los conductores de autobús y taxi a menudo hablan únicamente en alemán). Si lo deseas, también puede coger un taxi ya que las tarifas son más baratas que las italianas.

El autobús que te lleva a la ciudad es el 128 y llega a la estación de metro de “Kurt-Shumacher-Platz en un trayecto que dura unos 15 minutos. Una vez en la estación de metro, puedes utilizar el mismo billete para llegar a Friedfrichstrasse, el núcleo de Berlín y la calle comercial por excelencia. Allí, se puede coger una habitación en el Hotel Meliá, cerca del río Spree y el Teatro Metropol. Friedrichstrasse es un punto estratégico en el famoso bulevar “Unter den Linden“, en el centro de la ciudad, para visitar los principales lugares de Berlín en un viaje de dos días.

Si prefieres andar, también se puede visitar la ciudad usando tus pies, o simplemente conseguir una bicicleta de alquiler. También hay autobuses turísticos que funcionan hasta las 18:00 horas y que permiten subir y bajar cuantas veces se desee para visitar los principales puntos de interés.

Uno de estos lugares es “Charlie”, en la calle Friedrichstrasse. Originalmente era un puesto de control entre los barrios de Mitte y Kreuzber. Mitte perteneció al este de Berlín, dirigida en el pasado por los soviéticos y Kreuzber hacia el oeste de Berlín, dirigida por los estadounidenses. El nombre del lugar, Charlie, se pronuncia como la tercera letra del alfabeto fonético de la OTAN después de “Alfa” y “Bravo”. Hoy en día el checkpoint Charlie es un bar donde podrás degustar deliciosas bebidas o tomar una cerveza sentado en una silla de playa con los pies en la arena.

La sede de la Gestapo se encontraba en Niederkirchnerstrasse, en unos edificios de baldosas ahora deshabitados. Se encuentra situado junto a una porción del muro de Berlín que se arruinó y se ha visto reducido por la acción de los turistas que a menudo roban trozos de pared como recuerdo. Ahora existe una exposición de fotografía permanente llamada “Topografía del terror” sobre el nazismo. Aquí se evidencia cómo conviven el viejo y el joven de Berlín, con un pasado que nadie puede olvidar y la fijación de ello a través del sagrado silencio que se impone en estos lugares como señal de respeto.

Las mismas sensaciones se respiran en Holocaust Memoirs, en Cora-Berliner Strass, con sus 2.711 piedras grises anónimas de forma irregular dispersas en un campo que dan la sensación de oscura asfixia y de luz de la vida al mismo tiempo.

La East Side Gallery, con sus casi 2 km de muro de Berlín en el Mulenstrasse (ex Berlín oriental) es ahora la mayor galería de arte al aire libre en el mundo, que muestra diversas versiones de la división de Berlín. Los murales realizados por artistas internacionales ofrecen puntos de vista alternativos por personajes que ilustran y simbolizan es la época como el Trabant, el famoso coche antiguo de Berlín, pintado como si rompiese la pared.

Para los aficionados, también es posible alquilar un “Trabi” para recorrer la ciudad o coger alguno de los vehículos situados en la puerta de Brandenburgo, el símbolo de una Alemania reunificada y la puerta de acceso al Tiergarten. Se trata de la antigua planta del Palacio Real, donde puedes encontrar la Victory Column y el famoso zoo.

Se organizan a menudo de agradables mercadillos a lo largo de los bulevares, en los que comprar una cantidad interminable de objetos los fines de semana, desde joyas a obras maestras del arte o, por ejemplo, cucharitas para disfrutar del caviar. Eso no es todo. Berlín es también la ciudad de museos: el Museo Judío más grande del mundo, el Museo Egipcio o la Galería Nacional entre muchos otros.

También es una ciudad de grandes palacios, de iglesias ruinosas como la Kaiser Wilhelm Gedachtniskirche, cuyas ruinas mantienen vivo el recuerdo de los bombardeos de la segunda guerra mundial. Y la ciudad de los centros comerciales como el KaDeWe, “Kaufhaus des Westens”: el centro comercial más famoso de Alemania y el más grande de Europa con 60.000 metros cúbicos que se reparten en siete pisos. En su planta baja se puede comer en varios bufetes, como el de uno de los chefs más internacionales, Paul Bocuse, o una sección de la cadena de Lafayette. Pero la verdadera diversión es recorrer las pequeñas tiendas y mercados callejeros. Su gran oferta de bares, restaurantes internacionales de gran nivel, pubs, discotecas y locales alternativos, que aseguran la diversión a todo el mundo.

Para emociones fuertes, puedes también hacer puenting desde la parte superior de los hoteles en Alexander Platz y, como punto final al viaje, dar un largo paseo en barco a través del río Spree, con el que obtendrás una amplia visión de la capital alemana y entender que Berlín no es un simple destino turístico; es una gran ciudad con hermosos lugares y una difícil realidad con personas sin hogar que duermen en sacos de dormir a lo largo de las calles de esta gran pero fría ciudad.

Por Monia Savioli de ilTurista.info

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