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Málaga unas vacaciones de Semana Santa con mucho arte

La Semana Santa malagueña se encuentra entre las más populares de España, a la que acuden cada año alrededor de cinco millones de turistas dispuestos a dejarse seducir por los encantos de la ciudad, y por la magia y espectacularidad de esta festividad en la que se entremezclan lo religioso, lo tradicional y lo cultural. Declarada de Interés Turístico Internacional el 16 de febrero de 1980, la Semana Santa de Málaga, cuyos orígenes se remontan a época de los Reyes Católicos, es unmusten toda regla para aquellos que quieran vivir en primera persona tan singular espectáculo, que bien seguro que no os dejará impasible.

Más allá de los aspectos tradicionales de la Semana Santa, el que se acerque por estas fechas a Málaga puede aprovechar para visitar alguno de los numerosos museos y centros de arte presentes en la ciudad, alguno de ellos de reciente inauguración, para disfrutar de su oferta artística. A continuación hemos hecho una selección de las exposiciones más relevantes que podrás ver durante estos días en la capital malagueña.

Museo Picasso Málaga

La ciudad de Málaga va inevitablemente unida a la figura de Picasso, pues fue aquí donde nació, y es aquí donde se encuentra una parte del legado del genial artista. En concreto el Museo Picasso Málaga contiene un total de 285 obras que abarcan 80 años de trabajo, desde 1892 hasta 1972. Solo por esto merece la pena acercarse hasta el Palacio de Buenavista, que es el espacio encargado de albergar la colección. Para aquellos que tengáis la fortuna de viajar a Málaga más adelante, avanzaros que del 26 de abril al 17 de septiembre se podrá visitar la exposición Bacon, Freud y la Escuela de Londres realizada en colaboración con la Tate Londres.

Museo Carmen Thyssen

Otra de las colecciones de imprescindible visita en Málaga es la que alberga el Museo Carmen Thyssen Málaga. Situado en el Palacio de Villalón, su colección hace un recorrido por los diferentes géneros de la pintura española del siglo XIX. Complementando la exposición permanente esos días se podrá ver La apariencia de lo real. Cincuenta años de arte realista en España (1960-2010), exposición que ofrece un cruce de miradas entre el realismo español contemporáneo y la tradición del naturalismo barroco. Otra de las opciones a tener en cuenta es la exposición Japón. Grabados y objetos de arte, que estará hasta el 23 de abril, y en la que se muestra una selección de piezas de arte tradicional japonés procedentes en su totalidad del Museo de Bellas Artes de Bilbao.

Centre Pompidou Málaga

La sede con la que cuenta el Centre Pompidou en Málaga es otro de los platos fuertes de la ciudad. Inaugurada en marzo de 2015, su colección ofrece un interesante recorrido por el arte de los siglos XX y XXI. Además, del 23 de marzo al 23 de abril de 2017, se celebrará la segunda edición de Hors Pistes. Bajo el título Travesías marítimas, esta exposición explora las rutas marítimas y su repercusión en el campo del arte y de la imagen en movimiento.

Colección del Museo Ruso

El edificio de la antigua Real Fábrica de Tabacos de Málaga es el encargado de albergar esta magnífica colección temporal procedente Museo Estatal Ruso de San Petersburgo. Además de su exposición temporal anual dedicada a La Dinastía Románov, puedes visitar hasta el 16 de julio la exposición Kandinsky y Rusia que se adentra en los años rusos de este artista precursor de la pintura abstracta y figura fundamental del arte del siglo XX.

Museo de Málaga

Una de las últimas novedades de la ciudad, en la que no para de crecer su oferta cultural, es el Museo de Málaga que se encuentra emplazado en el palacio de estilo neoclásico de la Aduana. Inaugurado el pasado 12 de diciembre de 2016, tras 10 años de proyectos de rehabilitación, exhibe 2.200 piezas de las 17.500 que conforman sus dos colecciones. Del Arqueológico se muestran 2.000 de los 15.000 registros de su catálogo y del Bellas Artes, 200 de los algo más de 2.000. ¡Toda una novedad en la ciudad que no debes de olvidar visitar!

Reserva tu Vueling a Málaga y disfruta de la que bien seguro será una Semana Santa inolvidable gracias a sus emotivas procesiones y a su magnífica programación museística.

Texto de Los Viajes de ISABELYLUIS

Imágenes de Epizentrum

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Playas y bahías donde disfrutar de la costa maltesa

Como todo buen conjunto de islas del Mediterráneo que se precie, las que conforman el archipiélago de Malta han pasado de ser codiciadas por todos sus vecinos debido a su estratégica ubicación, a ser las “niñas bonitas” de todos los turistas gracias a su patrimonio histórico y, sobre todo, a sus magníficas playas y bahías. Hoy nos vamos a centrar en la faceta más paradisíaca de estas fantásticas islas recorriendo alguno de los rincones clave de su costa.

Malta cuenta con playas aptas para todos los públicos y todos los usos posibles. Las hay grandes, fácilmente accesibles, con múltiples servicios, perfectas para los que viajan en familia o no quieren complicarse la vida; las hay más recónditas, con menor afluencia de personas, donde relajarse y disfrutar de las vistas; y también hay espacio para la práctica de deporte como el surf, hay bahías a las que sólo se puede acceder en barco, o espacios que cuentan con las mejores aguas para la práctica del submarinismo. A continuación hemos hecho una breve selección de algunas de las mejores playas y bahías que encontrarás en Malta, Gozo y Comino, las tres islas que conforman Malta.

Ghajn Tuffieha (Malta)

Situada al lado de la concurrida y popular Golden Bay, al norte de la isla, se encuentra esta playa de arena fina, mucho más tranquila y menos frecuentada que su vecina. La razón de esta calma: los doscientos escalones de acceso a la misma, todo un reto para sus visitantes. Eso sí, el esfuerzo bien merece la pena, y vendrá compensado por un buen chapuzón en sus aguas.

Bahía de Mgiebah (Malta)

También al norte de la isla, muy cerca de la localidad de Selmun, se encuentra esta bahía que cuenta con una playa de dorada arena, alejada del bullicio y rodeada de naturaleza virgen. El acceso a la misma es un poco complicado pero, al igual que la playa anterior, se verá compensada tamaña aventura con unas estupendas aguas donde sumergirse y con un paisaje donde desconectar de todo.  

Blue Grotto (Malta)

Aunque no se trata de una playa propiamente dicha, sí que se encuentra situada en la costa maltesa, y es lugar de parada obligatoria para los aficionados al submarinismo. La  Blue Grotto (Cueva Azul) consta de seis cuevas marinas situadas a los pies de unos acantilados del sur de Malta, a unos 13 kilómetros de Valletta. Sus cristalinas aguas y sus rocas cubiertas de corales estamos más que seguros que te dejarán maravillado. La mejor manera de acceder al lugar es con barca, que por unos 7 euros realiza un recorrido por tan magnífico lugar. Las primeras horas de la mañana son las mejores para su visita, ya que en este momento del día el sol produce un efecto lumínico que realza aún más la belleza de esta zona.

Ramla il-Hamra (Gozo)

Al norte de Gozo se encuentra la que es casi la única playa de arena de esta isla, siendo también la más popular entre los locales y los turistas. Entre sus peculiaridades está el color rojizo de su arena, que no pasa desapercibido para el visitante. Como curiosidad, en esta misma bahía se encuentran las cuevas donde se dice que Ulises fue retenido durante siete años por Calipso, hija de Atlas.  

Dwejra o Azure Window (Gozo)

En la costa oeste de Gozo se encuentra este precioso golfo, del que destaca el impresionante arco de roca calcárea que lo preside, al que seguro que no podrás resistirte a fotografiarlo y compartirlo en alguna de tus redes sociales. Ésta es un área perfecta para la práctica del submarinismo, o para recorrerla en barca y disfrutar de las vistas de la costa.  

Blue Lagoon (Comino)

La isla de Comino, en sus tan sólo 3,5 kilómetros cuadrados de superficie guarda un pequeño paraíso en su haber, el Blue Lagoon (Laguna Azul), una fantástica bahía a la que solo se puede acceder por barca, y en cuyas cristalinas aguas no podrás evitar la tentación de zambullirte y deleitarte con las vistas.

Coge tu Vueling y aprovecha para darte un chapuzón y recargar energías en algunas de las magníficas playas y bahías del archipiélago de Malta.

 

Texto de Los Viajes de ISABELYLUIS

Imágenes de Malcolm Debono, Bs0u10e0, William Shewring, Jennifer Morrow, Robert Pittman, Flavio Ensiki

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Marrakech en colores

Si París es la ciudad de la luz, y Lisboa la ciudad blanca, Marrakech es conocida como la ciudad roja por el color de sus muros y de muchas de sus construcciones. Pero basta pasearla un poco para darse cuenta de que el rojo se queda corto. Por eso, os proponemos una visita en colores a una de las ciudades más fascinantes de Marruecos.

BLANCO: Nada más aterrizar, sacaréis la cámara, seguro. Y es que el aeropuerto Marrakech Menara es la primera sorpresa del viaje. Es uno de los más importantes del país, y entre 2006 y 2008 se hizo una ampliación que incorporó una impresionante estructura blanca que combina elementos modernos y tradicionales, y juega con las luces y las sombras, provocando un efecto diferente según la hora del día.    

VERDE: Los marroquíes son gente muy acogedora, así que cuando lleguéis a vuestro alojamiento, seguro que enseguida os ofrecerán un té a la menta. Será el primero, pero no el último. Podría decirse que es, casi casi, la bebida “oficial” de la ciudad, y veréis menta por todas partes. Además de la que os pongan en el té, vale la pena meterse en el zoco y buscar una pequeña parte, menos turística, donde, además de pijamas y aceitunas, encontraréis algunos puestos de venta de menta. Mientras estuvimos allí, muchas mujeres se acercaron a comprar y eligieron decididas el ramillete que preferían. Al parecer, hay muchos tipos diferentes, ¡pero ni la fotógrafa ni yo fuimos capacesde diferenciar unos de otros!  

NARANJA: Y si el té a la menta es la bebida oficial de la ciudad, en Jamaa el Fnaa lo que se impone es el zumo de naranja. La plaza más famosa de la ciudad, siempre bulliciosa, está llena de carromatos donde os prepararán un delicioso zumo de naranja o de pomelo, a cualquier hora del día. Es imposible no sucumbir a ellos, aunque sólo sea porque llevar uno en la mano es la única forma de que dejen de reclamaros a gritos desde cada puesto de zumos.

AZUL: Un paseo por el Jardín Majorelle es suficiente para entender por qué Yves Saint Laurent y su pareja, Pierre Bergé, se enamoraron del lugar y decidieron comprarlo y restaurarlo. Es, quizá, uno de los lugares más sorprendentes de Marrakech. Lleva el nombre de Jacques Majorelle, un pintor orientalista francés que se instaló allí en 1923, y que en 1931 hizo construir un estudio de un azul tan peculiar que se ha bautizado como “azul Majorelle”. A su alrededor, el jardín es otra obra de arte, viva, pues está lleno de plantas exóticas y especies raras que él traía de vuelta de sus viajes. Además, ahora hay también un pequeño memorial dedicado a Saint Laurent, que salvó el lugar de un proyecto inmobiliario que lo habría hecho desaparecer.

FUCSIA: Se cuela por la ciudad, en el lugar más inesperado. Este color os llamará la atención cuando os sentéis en la terraza de un bar como el Nomad, cuando miréis las vistas de la ciudad, o cuando subáis la escalera de la terraza de la Maison de la Photographie (muy recomendable, por cierto, aunque quizá más por la terraza que por la colección). El fucsia de las buganvilias destaca un poco por todas partes, en azoteas y en ventanas, o por encima de alguna tapia. Es un toque de color puntual, pero que da aún más vida a una ciudad que no para.

NEGRO: es curioso. Seguramente, uno de los últimos colores que asociaríamos con el jabón sería el negro, y en cambio el jabón negro es un producto tradicional muy usado en Marruecos. Lo descubriréis si decidís relajaros en algún hammam, pero no creáis que es un producto “para turistas”: se vende en los mercados y se usa también en los hammams que frecuentan los lugareños (que no tienen nada que ver con los turísticos. Si buscáis experiencias más que relajación, entrad en alguno. Seguro que no lo olvidaréis). La elaboración es bastante artesanal, a base de aceitunas negras y aceite. Es un buen exfoliante y tiene mucha vitamina E, así que os dejará la piel como nueva.   

BEIGE: si habéis decidido alojaros en un riad, es muy posible que el beige sea un color predominante durante vuestra estancia. Los riads son un alternativa muy recomendable a los hoteles, y están cada vez más de moda. Un riad es una casa o un palacio tradicional marroquí con un pequeño patio o un jardín interior. Alojarse en uno de ellos es sumergirse más profundamente en la experiencia marroquí, en un ambiente auténtico. Y la autenticidad viene dada por el respeto a la tradición. Son cada vez más los occidentales que abren riads, y de hecho gracias a ellos se están conservando técnicas como el tadelakt. Durante mucho tiempo, este sistema de revestimiento, a base de cal, fue un símbolo de Marrakech. Poco a poco se fue abandonando, y son ahora los extranjeros los que lo están recuperando. Como Stephan y Xavier, del Riad Snan 13. Ellos apostaron por el beige, el color natural del tadelakt, que ha dado un aire oriental y acogedor a la vez a un riad pequeño de habitaciones preciosas. Un lugar más que recomendable, muy céntrico, donde disfrutaréis de unos desayunos fantásticos y sobre todo de una hospitalidad que sólo tiene un inconveniente: ¡no querréis volver a casa!

¿A qué esperas para disfrutar de esta experiencia única? Consulta nuestros vuelos aquí.

Texto de Anna Guitart

Imágenes de Noemi de la Peña Fillat

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7 paradas dulces si estás en Nápoles

Nápoles “non è solo pizza”, aunque, claro, la margarita es la gran estrella local. Y con razón. Pero, por esta vez, vamos a dar protagonismo a otras especialidades de la capital de la región de Campania que no son para menos. Aquí van algunas paradas obligadas para los locos por la repostería, los helados o el chocolate.

Los bombones de Gay-Odin

Confitería muy frecuentada por los napolitanos desde 1894 –y cuando los autóctonos son tan fieles a un local, siempre es una buena señal- donde encontrar una enorme variedad de chocolate a la piedra o de bombones de todo tipo y de gran calidad, que amenizarán vuestro paseo por las calles del casco antiguo de Nápoles. También tienen helados (probad el de chocolate negro, claro) y galletitas secas. Pero la creación de la casa que nos ha conquistado es el Vesubio, una roca de chocolate negro con la forma del volcán al que debe su nombre. Un souvenir ideal para traer a vuestros familiares choco-adictos.

La heladería más popular: Chalet Ciro

Un poco lejos del centro turístico de Nápoles pero, sin duda, la guinda a un largo paseo por el bonito litoral. En esta popular parada, que se encuentra al final de la Riviera di Chiaia, podréis disfrutar de uno de estos deliciosos y cremosos helados italianos que se sirven en un cucurucho, una tarrina o en un enorme brioche, especialidad local. Bomba calórica, sí, pero también bomba de placer. El bollo se impregna de la cremosidad y de los sabores del helado. Aquí se suelen dar cita, tanto de día como de noche, los napolitanos para disfrutar de sus más de 30 sabores de helados. También tienen pasteles y café.

Caldo-freddo en el Bar Mastracchio

Quizás la propuesta más sorprendente de todas, ya que este local sin pretensiones vale infinitamente la pena por… su café. Pero no estamos hablando de un café normal, sino de un caldo-freddo, entiéndase un café espresso al que añaden un poco de crema de vainilla helada y un hilito de chocolate deshecho y caliente. Sobre todo, no hay que remover, sino beberlo de golpe para que en la boca se mezclen frío con caliente, líquido con untuosidad, y los sabores de café, del chocolate y de la vainilla. Os quedaréis flipando y lo único en lo que pensaréis es en pedir otro. ¿Por qué prohibirse este placer? Este es el único lugar de la ciudad donde el caldo-freddo cuesta 1 euro. Mamma mia!
(Vico Tofa, 4. Nápoles)

Gran Bar Riviera, la pastelería a lo grande de Nápoles

Pastelería vintage por excelencia, con sus vitrinas de coloridos bollos y pasteles locales sin fin, que te dan un subidón de glucosa con solo mirarla. El local tiene pinta de no haber cambiado ni un ápice en sesenta años. Una de sus las especialidades napolitanas más famosa es la torta pastiera, elaborada con base de masa brisa, crema de ricotta y trigo cocido, aromatizada con agua de azahar, entre otros ingredientes. Se vende sobre todo en Semana Santa, conservada en una bonita caja de metal que irá de perlas en una cocina retro.

Los babàs de Scaturchio

Imposible pasar por alto esta institución dulce de la vida napolitana. Una pastelería de fama internacional gracias a sus mini babàs (una especie de brioche preparado con huevo y mantequilla que una vez horneado se emborracha con un jarabe de ron), los favoritos del papa Benedicto XVI, y que se pueden degustar in situ con un ristretto o sentado en la bonita plaza donde se encuentra. También hay que probar los riccia, unos pasteles de hojaldre rellenos de queso ricotta. ¡Casi nada!

En Pintauro te robaran el corazón con las capresinas

Aquí no destacan por su simpatía pero, ¿qué más da? Esta pastelería tan diminuta como antigua -está abierta desde 1785- sobresale por sus recetas de sfogliatelle (un pastelito de hojaldre relleno con ricotta, fruta confitada, crema pastelera y sémola), zeppole di San Giuseppe (una especie de lionesas rellenas de crema) y las capresinas (pastelitos de chocolate y almendras en forma de corazón). Y sí, enamoran.
(Via Toledo, 275. Nápoles)

El helado de stracciatella en la Cremeria Emilia de Pompeya

Si pensabais que alejándoos de Nápoles estaríais a salvo, ¡pues no! Estando en la capital de Campania hay muchas probabilidades que vayáis a visitar las increíbles ruinas de la antigua ciudad de Pompeya, que quedó preservada bajo la lava del Vesubio. Tras esta larga -y agotadora- visita os mereceréis una buena recompensa. En la plaza central de Pompeya, no os perdáis los helados de la Cremeria Emilia. Con este nombre, imaginaros cómo son de buenos sus helados, y más especialmente el de stracciatella: cremoso a más no poder y, sin embargo, muy ligero. Si sois unos auténticos golosos, pedidlo al estilo tradicional, con la bola de helado servido en un bollo de brioche o en un croissant calentito. ¡De vicio!

Reserva tu Vueling a Nápoles y, ¡anímate a conocer todos estos sabores!

Texto y fotos de Laia Zieger de Gastronomistas.com

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