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El Núremberg de Durero

Las "Manos que Oran" y la "Liebre" de Alberto Durero son algunas de las obras más reproducidas de la historia del arte. Pero, ¿le hubiera hecho gracia al artista ver como sus obras son reproducidas en tabletas de chocolate o bolas de Navidad? Seguramente no. Pero lo que es cierto es que las pinturas de Alberto Durero están presentes en los museos de arte más importantes del mundo. Y en relación a la ciudad de Núremberg, el visitante puede encontrar sus huellas en algunos de sus rincones. Solo hace falta seguir las pistas.

El artista en su taller

Alberto Durero nació el 21 de mayo de 1471 en Núremberg y murió el 6 de Abril de 1528. Está enterrado en el Johannisfriedhof de Núremberg. Su padre, Alberto Durero el mayor, llegó a Núremberg de Hungría en 1455 se casó con la hija de un orfebre de Núremberg. De sus 19 hijos, solo sobrevivieron 3 hijos varones, los cuales murieron sin dejar descendencia.

Su primer auto retrato, fechado en el año 1484 y pintado durante su aprendizaje en el taller de orfebrería de su padre, aun existe. Debido a que Alberto Durero quería convertirse en pintor tras su aprendizaje como orfebre, su padre le envió al taller del pintor Michael Wolgemut entre 1486 y 1490. Ahí se formó en pintura y grabado sobre madera y sobre plancha.

Su formación le llevó en 1492 a Basilea y en 1494 a Estrasburgo, entre otros lugares, donde se ganó la vida ilustrando libros. En 1494 Alberto Durero recibió una dote de 200 florines por haberse casado con Agnes Frey, la hija de un orfebre de Núremberg, lo cual le permitió abrir su propio taller de pintura. Gracias a los parientes de su suegra, Alberto Durero pudo acceder a las clases altas de la ciudad.

Un hombre entre la Edad Media y el Renacimiento

El hecho de haber vivido en la época del primer Renacimiento hizo que se esforzase hasta el extremo, en buscar la perfección a través de los avances tecnológicos del momento. Fue un genio polifacético, que además de la pintura, también se prodigó en otros territorios artísticos como el dibujo, o la teoría. Destacan sus estudios sobre la proporción, la geometría y el diseño. Vamos a ver qué legado suyo podemos encontrarnos hoy en Núremberg.

Para empezar, qué mejor que deleitarnos con alguna sus obras, expuestas en el Museo Germánico Nacional (Germanisches Nationalmuseum), que es uno de los centros de investigación sobre Alberto Durero más importantes del mundo. Pero no queda ahí todo. El museo contiene muestras de la cultura alemana desde la Prehistoria hasta inicios del s. XX; de hecho es el centro de estas características más importante de toda Alemania. La exposición permanente contiene obras de pintores y escultores germánicos, así como una colección arqueológica, así como de armas y armaduras, instrumentos musicales y científicos, e incluso juguetes. Entre sus muchas piezas destaca el “Hércules matando a las aves del Estínfalo”, del propio Durero. Pero si lo que queremos es conocer su ambiente más íntimo, el de su vida doméstica, pero también creativa, nada mejor que visitar la que fue su casa. Durero vivió y trabajó en Albrecht-Dürer-Haus desde 1509 hasta su muerte en 1528. Tras un espectáculo multimedia se ofrece un circuito con audio guía por la casa de cuatro plantas, narrado por “Agnes”, la esposa de Durero. Destacan las demostraciones interactivas en el estudio recreado, una tienda de grabados en la 3º planta y, en el ático, una galería con copias y originales de obras del pintor.

Bajando la calle, a unos 150 metros, en la Albrecht-Dürer-Platz, se encuentra el monumento a Alberto Durero (Albrecht Dürer Monument). Como curiosidad diremos que debajo de este monumento se encuentra el Felsengänge. Se trata de un laberinto subterráneo de cuatro niveles, que se remonta al s. XIV y que antaño albergó una cervecería y una bodega. Durante la II Guerra Mundial sirvió de refugio antiaéreo. Si visitas la tienda de cervezas de Burgstrasse 19, los circuitos incluyen su visita.

Reviviendo los días de Durero

Una buena manera de conocer el entorno en el que vivió Durero en Núremberg es visitando el Stadtmuseum Fembohaus. Entre lo más destacado de este museo, que da una completa visión de la historia de la ciudad, se hallan las restauradas estancias de esta casa de mercaderes del s. XVI. Y en cuanto a tabernas y establecimientos de comida, nada mejor que Goldenes Posthorn. Al traspasar su pesada puerta de cobre nos encontramos con un paraíso gastronómico que lleva dando de comer a los ciudadanos de Núremberg desde 1498. Aquí encontrarás grandes salchichas locales, así como muchos otros platos rurales difíciles de encontrar en otro sitio. ¡Ah!, también hay opciones vegetarianas. Otra taberna que permanece de aquellos días es Marientorzwinger. Es la última zwinger – taberna construida entre las murallas, en antiguas dependencias militares- que queda en Núremberg. Es un local pintoresco donde comer enérgicos productos de la región de Franconia, o simplemente un plato de verduras. Puedes escoger entre el sencillo comedor de madera o la exuberante terraza. Y para beber, nada mejor que una Tucher –cerveza de Fürth-.

Para dormir os recomendamos, como no podía ser de otra manera, el Dürer-Hotel, un hotel de cuatro estrellas ubicado en el casco antiguo, justo al lado del Castillo Imperial. Sus habitaciones y salones cuentan con un interiorismo único en el que se combina perfectamente tradición y modernidad. Sin duda el espíritu perfeccionista de Alberto Durero se respira aquí, por los cuatro costados. ¡Ah! y sus oferta culinaria es espectacular. Sus desayunos incluyen dulces, embutidos y quesos típicos de la zona. Sus productos son de alta calidad cultivados y producidos, de forma ecológica, en la región.

Núremberg es Durero, y Durero es Núremberg. ¿A qué esperas para descubrir la ciudad de este imprescindible artista del Renacimiento europeo? Además se puede visitar en cualquier época del año. Si lo haces en primavera o verano te vas a encontrar mejor clima, y por lo tanto podrás disfrutar de las espectaculares terrazas que pueblan la ciudad antigua. Consulta nuestros vuelos aquí.

Texto de ISABELYLUIS Comunicación

Imágenes de ISABELYLUIS Comunicación, Tourismus Nuernberg

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6 restaurantes para comerse Gijón

Gijón no tiene la fama turística de otras ciudades españolas, pero merece una visita. Y no solo por esa coqueta y pequeña Plaza Mayor que tanto contrasta con la grandiosidad y monumentalidad de la Universidad Laboral, casi en las afueras, por ese paseo marítimo amplio y agradable o por el parque del Cerro de Santa Catalina, coronado por la escultura de Eduardo Chillida ‘El elogio del horizonte’.

Los Pomares

Caminar 10 minutos desde el centro tiene premio: la Mejor Fabada del Mundo 2015, escogida entre las que presentaron unos 80 restaurantes de toda España. Hecha con fabes de la Granja, enormes y tiernas, porque han pasado casi cinco horas haciendo chup-chup con morcilla, chorizo, lacón, panceta y tocino 100% ibéricos de bellota. Un sabor largo, un puntito picante y en absoluto pesada, porque no usan sofritos. Tiene también unos calamares en su tinta que quitan el sentido, unas ricas croquetas de queso emmental y coliflor, así como pescado y marisco fresco por el que muchos gijoneses peregrinan hasta allí.

El Quinto

Una taberna de vinos con cocina asturiana e internacional, porque a Mariano Mier, el chef, le encanta viajar (ha visitado unos 50 países). Su Gwao Bao, bocata hecho con pan taiwanés al vapor con carrillera de cerdo de la raza astur-celta Gochu, cacahuete y cilantro, ha ganado el Campeonato de Españade Tapas de Madrid Fusión2016, y el Okonomiyaki, una tortilla hecha con cinco verduras y siete especias, fue finalista en el 2015. El Quinto, que dedica menús temáticos a varios países, ha sido finalista también del concurso de pinchos de Asturias 2016 con la ensalada hawaiana Ahi Poke, elaborada con tartar de atún marinado, aceite de sésamo, soja, salsa sriracha y cebollino.

Casa Trabanco

Para aprender todo de las sidras. Ubicada en Lavandera, a 10 kilómetros de Gijón, viendo su lagar se sabe cómo prensan las manzanas (una botella de 0,75 litros equivale a un kilo de manzanas), cómo dejan fermentar el mosto de 4 a 6 meses en barricas de madera de hasta 40.000 litros y de acero inoxidable en un túnel construido para transportar carbón… En el restaurante, productos de su huerta: cebollas rellenas de bacalao o carne y ‘arbeyinos' (guisantes) servidos con huevo escalfado. También hay guisos de ‘cucharina' (fabada, pote...) y platos como chuletón de buey, tortilla de bacalao y tacos de bacalao.

El Candil

Quien quiera buen pescado, este es el lugar. Lo selecciona a diario JoséLuis Camacho, alma máter de El Candil, cuya obsesión es dar un producto excelente sin ser caro. Además de los platos de pescado de la carta (lubina, besugo, rey, lenguado...), tiene siempre salmón ahumado porélmismo con serrín de roble, carnes de gran calidad, platos de cuchara, como fabada y cocido de garbanzos, verduras y hortalizas. En este restaurante del centro, que abre de lunes a sábado, se respeta el producto de temporada y se enriquece cada mes la carta de vinos con cinco novedades que se ofrecen a copas, en jarras de medio litro y en botella.

La Bolera

La Boleraes uno de los mejores asadores de España. Su responsable, Cuco, estudioso de la carne de vacuno, aplica su sabiduría como genetista y cocinero con piezas de Black Angus, frisona alemana y holandesa, simmenthal alemana, parda suiza, holstein holandesa... De su parrilla de carbón vegetal con marabú cubano salen platos que provocan sincera emoción en los comensales, que se acaban los chuletones de 350-400 gramos en un pispás, guarnición incluida (las patatas fritas y pimientos rojos son para enmarcar). Otros platos destacables son el bacalao, el arroz de capón y setas y los puerros rellenos con jamón ibérico y queso.

Hotel Blue Santa Rosa

Una opción interesante para alojarse en Gijón es este 3 estrellas funcional, moderno, luminoso, asequible y ubicado en una céntrica pero tranquila calle peatonal, a tres minutos a pie de la plaza Mayor, de la playa de San Lorenzo y del puerto deportivo. En su bar-cafetería sirven los desayunos para sus clientes y, ya como restaurante de mediodías laborables, un menú con platos de puchero (6,9 euros con un plato y 9,90 con dos platos, ambos con postre, pan, bebida y café) y una carta variada con pasta, sándwiches, pizzas, hamburguesa y platos combinados que nunca superan los 8 euros y se pueden llevar a casa. Tiene wifi gratuita de alta velocidad y parking opcional.

Anímate a hacer una escapada a Gijón, consulta tu Vueling aquí.

 

Texto y fotos de Ferran Imedio de Gastronomistas.com

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Oviedo en cuatro restaurantes más allá de la fabada

En Asturias siempre se come bien, pero hay que saber elegir restaurante. Mejor que no sea muy caro, mejor que sea muy bueno, mejor que sea algo distinto, divertido, apetecible, con una intención más gastronómica... En definitiva, mejor que sea como los que hemos visitado en Oviedo. ¡Ah!, y no busquéis aquí fabada porque la encontraréis por todas partes. Aquí buscamos algo más.

180° C

En la calle Jovellanos, en un extremo de la calle Gascona -conocida como el bulevar de la sidra por la cantidad de sidrerías que alberga- está 180° C, un gastrobar sin lujos que capitanea el chef Edgar de Miguel, quien ha aprendido el oficio con Martín Berasategui, Carme Ruscalleda y Pedro Subijana, entre otros. Este restaurante tiene una barra con platillos para tapear y compartir, por unos 12 euros de media, y una sala donde sirven cocina de la tierra con técnicas modernas y productos humildes por unos 30 euros. Hay algún plato internacional como el divertido y nada ácido ceviche de palometa roja con maracuyá y crema de maíz, bocados redondos como el brioche de bocartes con aguacate y tomate, y platos notables como el melosísimo bacalao confitado a baja temperatura con ensalada de habitas, tomate seco y kéfir artesano. Ofrece varios menús de mediodía laborable de 12,50, 16,50 y 19 euros.

De Labra

Dos barreras hay que romper para disfrutar de lo lindo en este restaurante: una es física, ya que está a 3,5 kilómetros del centro de Oviedo (o sea, hay que caminar media hora o coger un taxi) y la otra es psicológica, ya que triunfa organizando banquetes y eso, no se sabe muy por qué, a muchos les genera cierto recelo. Pues no, De Labra merece la visita porque su cocina es sensacional y sus precios de escándalo para lo que sería una gran ciudad. El mejor ejemplo es el menú de temporada, con tres aperitivos y cuatro platos que, sin bebidas cuesta 25 euros y con maridaje 33. Igual hace tradicional con técnicas y presentaciones modernas que japonesa, ya que tiene una plancha de teppanyaki (fue el primer restaurante del noroeste de España que apostó por la gastronomía nipona, hace ya 12 años). Precio medio: 35 euros. Hay cuatro menús: ejecutivo mediodía laborable por 17,95 euros; de temporada (tres aperitivos y cuatro platos por 25 euros, 33 con cuatro vinos); degustación (seis platos, 42 euros; con 6 vinos, 55 euros); y japonés (7 platos, 45 euros, sin bebida).

Naguar

Naguar significa “hacerse la boca agua” en bable. ¿Hay mejor nombre para este restaurante de cocina asturiana moderna? "Sabor y raíces", proclama el chef Pedro Martino, a modo de lema sobre su trabajo en los fogones. Porque si algo tienen sus platos es intensidad, potencia, fuerza, siempre elegancia, nunca agresividad. Probad el jugo picante de callos con tuétano, el arroz cremoso de almejas y calamares de potera, y/o las llámpares (lapas) en su jugo y salivaréis hasta decir basta. Martino ganó en el 2013 el campeonato de España de pinchos con un coulant de cocido de garbanzos que también merece un bocado (se come así, entero) y tuvo una estrella Michelin del 2003 al 2009 por L'Alezna, en Oviedo, una garantía de que os hará naguar. Precio medio: 40 euros (hay un menú degustación de 35 euros y otro de 55, ambos sin bebidas).

Mestura

En todo viaje siempre hay un momento para darse un pequeño homenaje gastronómico. El restaurante Mestura, en el Gran Hotel España, es ideal para ello (aunque no es muy muy caro). Tanto por el escenario y el servicio señorial como por la elegante propuesta gastronómica del chef Javier Loya (una estrella Michelin por Real Balneario de Salinas): cocina asturiana con un punto refinado, con la técnica (magistral) justa y necesaria al servicio de unos productos de alto standing. Platos imbatibles como el rape braseado al carbón con tomillo limonero y tupinambo, y el tartar de calamar con ensalada de ruibarbo, tirabeques y caldo infusionado de estragón. Precio medio: de 35 a 45 euros. Hay un menú ejecutivo los mediodías de martes a viernes por 21,80 euros, el menú Fomento de la cocina asturiana (aperitivo, dos entrantes, plato principal y postre, sin bebidas) por 39, y el menú degustación por 60 euros sin bebidas.

Reserva tu Vueling a Oviedo y anímate a degustar todas estas maravillas gastronómicas.

Texto y fotos: Ferran Imedio de Gastronomistas.com

 

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Nueve imprescindibles en Palma de Mallorca

Normalmente cuando hablamos de Mallorca nos limitamos hacerlo de sus excelentes playas y de los paisajes que en ella podemos descubrir, tendiendo a dejar de lado a su ciudad principal, Palma. Esta encantadora localidad portuaria con muchos siglos de historia esconde numerosas maravillas que la convierten en todo unmusten tu visita a la isla. A continuación te damos algunas de las claves que hacen tan seductora esta ciudad.

1. Una catedral llena de sorpresas
Imposible no verla, la catedral de Mallorca sobresale entre todos los edificios de la ciudad. También conocida como La Seu, este monumento de estilo gótico levantino destaca por su elevada estructura –es una de las catedrales góticas más altas de Europa- y por su enorme rosetón, también de los más grandes de la época, y amaga un interior lleno de sorpresas. Por un lado está la huella de Gaudí, que la reorganizó a principios del siglo XX, y en el que incluyó elementos ornamentales modernistas y un baldaquino en el altar inacabado. Además está el sorprendente mural de cerámica de inspiración mediterránea que cubre la Capilla del Santísimo, obra de Miquel Barceló, y que no pasa desapercibido para el visitante.

2. Una lonja con mucho encanto
De parada obligatoria es también este edificio de mediados del siglo XV, obra  de Guillem Sagrera, que en su tiempo ejerció como sede del Colegio de Mercaderes. En la actualidad deslumbra a los visitantes con sus estilizadas columnas helicoidales que finalizan en bóvedas de crucería que a primera vista parecen palmeras. Un espacio absolutamente inspirador capaz de transportarnos a una época en la que Palma jugaba un importante papel comercial.

3. Una ruta por la Mallorca de Miró
La huella de Joan Miró está muy presente en la ciudad que lo acogería los últimos 27 años de su vida. Imprescindible, acercarse hasta la Fundación Pilar y Joan Miró, donde podrás ver la casa y el taller del artista, además de una pequeña parte de su extensísima colección. Y sin alejarte mucho de la zona, en el palacio de Marivent se han abierto recientemente sus jardines en los que se pueden ver doce esculturas del artista.

4. Una buena dosis de arte contemporáneo
El arte contemporáneo en Palma no solo está presente en la figura de Miró. Tienes la opción de acercarte hasta Es Baluard, el Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Palma, donde hallarás los principales artistas y movimientos que han confluido y confluyen en las Illes Balears. Otra de los espacios que no debes perderte es el Museo Fundación Juan March, que contiene una interesantísima colección de arte contemporáneo español.

5. Recorriendo el paseo marítimo
Como buena ciudad que vive de cara al mar, Palma cuenta con un extenso paseo marítimo que la recorre por todo lo largo y que regala otra visión de la ciudad – impresiona a su paso ante la catedral- y que además cuenta con espacios de pensados para el ocio y en los que los lugareños se dedican a la práctica del deporte o simplemente al descanso.

6. Gastronomía de lujo
La ciudad de Palma cuenta con una amplia y magnífica oferta gastronómica en la que conviven la tradición local en forma de bares de tapas y restaurantes que trabajan con productos de proximidad, pasando por los que reinventan la gastronomía mallorquina y la llevan un punto más allá, hasta los de cocina internacional. Así pues, no dudes en probar la típica e imprescindible sobrasada o dejarte maravillar por los chefs que se decantan por la vertiente más osada de la gastronomía.

7. Santa Catalina, el barrio “hipster”
En los últimos años, el que fuera el barrio de los pescadores ha ido transformándose y limpiando su cara, hasta convertirse en un atractivo más de la ciudad. Te recomendamos acercarte a última hora del día para disfrutar de su oferta de locales donde reponer energías con una buena cena en un ambiente de lo más cool.

8. Terrazas con vistas
Otra forma de disfrutar de la ciudad es desde algunas de sus azoteas que esconden bares y restaurantes donde degustar un buen ágape con unas vistas de lujo. Es el caso de Nakar Hotel, en el que se puede disfrutar de la excelente oferta gastronómica a cargo del cocinero mallorquín Miquel Calent con unas magníficas vistas de fondo.

9. Un recuerdo en forma de ensaimada
Para qué negarlo, es imposible irse de Mallorca sin una ensaimada entre las manos. Es un hecho que te delata en el aeropuerto de llegada, pero es que a este dulce es imposible resistirse. Rellenas de cabello de ángel, crema, chocolate, y hasta de sobreasada, o sin nada si lo prefieres, son numerosas las pastelerías donde puedes hacerte con este sabroso recuerdo. Entre nuestras favoritas están el Forn Fondo y Horno Santo Cristo.

Reserva tu Vueling a Palma de Mallorca y aventúrate a recorrer sus calles y dejarte llevar por el encanto que emana esta bella ciudad.

Texto de Los Viajes de ISABELYLUIS

Foto de SBA73

 

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