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Ruta por el Edimburgo de Trainspotting

Adaptación cinematográfica de la (imprescindible) novela homónima deIrvine Welsh-uno de los escritores que mejor ha sabido retratar la zona oscura de la capital escocesa-, Trainspotting ha devenido un film referencial para toda una generación. Celebrando las dos décadas que han pasado desde su estreno y a las puertas del reencuentro en su secuela de Mark Renton, Sick Boy, Spud y Frank Begbie, hacemos un recorrido por algunos de los más significativos rincones de Edimburgo en los que transcurre la película.

Princes Street

Es la escena inicial de la película y una de las secuencias más iconográficas del cine de los 90. Heroinómanos pero ilustrados, Mark Renton y Spud acaban de robar en una librería y huyen de los seguratas a lo largo de Princes Street al anfetamínico ritmo del Lust for Life de Iggy Pop. Levantada a finales del siglo XVIII, Princes Street, con su kilómetro y medio uniendo Lothian Road en el oeste con Leith Street en el este, es la principal arteria y área comercial de la capital de Escocia.   

Cowgate

La carrera de Mark Renton escapando de los vigilantes de la librería en la que acaba de afanarse unos cuantos ejemplares termina cuando es embestido por un coche en Cowgate. Calle histórica del Old Town de Edimburgo, como fácilmente se puede deducir por su nombre, en tiempos pretéritos era la vía por la que transitaban las vacas en día de mercado. Junto a la siempre animada plaza Grassmarket, actualmente conforma una de las zonas más transitadas de Edimburgo, albergando algunos de los mejores pubs de la ciudad como The Three Sisters, The Last Drop o The Beehive Inn.

The Volley

El psicópata de Frank Begbie se pasa buena parte del minutaje de Trainspotting repartiendo mamporros a todo aquel que se le ponga por delante. Una de esas palizas tiene como escenario un popular pub y sala de billares de Edimburgo llamado The Volunteer Arms pero conocido por todo el mundo como “The Volley”. El bar sigue en pie en el paseoLeith Walk,la avenida que va desde el centro de la ciudad hasta el barrio portuario, pero ahora se llama The Cask & Still y es un refinado local en el que se sirven los mejores whiskies y ginebras destilados de Escocia.

El peor wáter de Escocia

Mark Renton anda con el mono, y lo único que ha conseguido en el “mercado” son unos supositorios de opio. Peor aún, sin ningún sitio en el que poder esconderse, se los tiene que administrar en el que muy acertadamente describe como “el peor wáter de Escocia”, un auténtico pozo de porquería situado en la trastienda de una casa de apuestas del centro comercial Muirhouse. Veinte años después, este lugar es una zona de aspecto fantasmagórico con la mayor parte de sus locales tapiados.

The Meadows

Con la ciudad en plena efervescencia por el Festival de Edimburgo y con todos los pubs a rebosar de turistas; Renton, Spud y Sick Boy no hallan nada más divertido por hacer que tomar éxtasis y perderse por The Meadows. Intentarán ligar con dos colegialas de un centro privado cercano pero acabarán alucinando con unas ardillas. Situado en la zona sur del centro de la ciudad, The Meadows es uno de los parques más grandes de Edimburgo, una de esas infinitas zonas verdes tan características de las ciudades británicas, con zonas de recreo para los más pequeños, clubes de croquet, pistas de tenis y campos de fútbol y rugby.  

La Estación Central de Leith

Tras una temporada en Londres, Renton vuelve a Edimburgo por Navidad, donde se reencuentra con sus viejos amigotes. Con uno de ellos, Begbie, visita la Estación Central de Leith, edificio que describe como “un hangar desolado y estéril, que pronto será demolido y reemplazado por un centro comercial y una piscina pública”. La estación central de Leith fue cerrada a los pasajeros en los años 50 y clausurada definitivamente en 1972, momento en el que se convirtió en la guarida preferida de los drogadictos de la ciudad. Años después, efectivamente, la zona donde estaban las plataformas fue reconvertida en un centro comercial Tesco y el edificio de la terminal en un complejo de ocio acuático llamado Leith Waterworld.  

Easter Road

Aunque no está presente físicamente, el Hibernian FC y su estadio, Easter Road, se citan constantemente en la novela y la película. Fundado en 1875 por emigrantes irlandeses, el Hibernian es el club del barrio portuario de Leith y el equipo que apoyan todos los protagonistas de Trainspotting. La sede de los Hibs, apodo con el que se los conoce, es Easter Road, estadio inaugurado en 1893. A esta especie de caja de zapatos que mantiene ese encantador aroma añejo de los estadios de fútbol británicos, sus hinchas la denominan The Holy Ground o el San Siro de Leith. Si los Hibs, por su origen irlandés, es el equipo de los católicos, reproduciendo la rivalidad de los dos grandes de Glasgow -Celtic y Rangers-, su antagonista en el fútbol en Edimburgo es el Heart of Midlothian Football Club, equipo con una mayoría de aficionados protestantes.   

Glasgow

Aunque la novela de Irvine Welsh transcurre íntegramente en Edimburgo, la mayor parte de su adaptación cinematográfica fue rodada en… ¡Glasgow! Las mentirijillas del séptimo arte. Entre las localizaciones más significativas de Trainspotting en la ciudad más grande de Escocia destacan dos. La primera, la Volcano, la discoteca en la que Renton conoce a su particular Lolita, Diane. Situada en el 15 de Benalder Street, cerca de la estación de Kelvinhall, no os molestéis a buscarla, pues fue demolida años atrás. Sí que encontraréis Rouken Glen Park, el parque en el que Renton y Sick Boy pasan el tiempo discutiendo sobre la trayectoria cinematográfica de Sean Connery y disparando balines a los rottweilers.

Aquellos que queráis realizar la ruta por lo escenarios de Trainspotting podéis ir a la aventura por vuestra cuenta, o si lo preferís, Leith Walks os ofrece una cómoda solución con el Trainspotting Walking Tour. Desde la Estación Central de Leith al “peor water de Escocia” un guía os descubrirá las principales localizaciones de la novela de Irvine Welsh llevada al cine por Danny Boyle.

Si viajas a Edimburgo, elige perderte por los rincones que sirvieron de escenario para esta icónica película, consulta tu Vueling aquí.

Texto de Oriol Rodríguez para Los Viajes de ISABELYLUIS

Imágenes de Naureen-s, Babatuel, Denna Jones, Joe Price, LHOON, GDU photography

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La bella y mágica Lisboa

Por Tensi Sánchez de Actitudes Magazine

Sin lugar a duda, Lisboa es una de las ciudades más bellas y mágicas de Europa. Desde el minuto cero, atrapa al viajero para sumergirle en un mundo de sensaciones que sólo en Lisboa podrán sentirse. No te dejes engañar por su afamada decadencia, dentro se esconde una Lisboa muy vanguardista, su manera de sentir el ocio y la cultura la está convirtiendo en el destino de moda, sin que sus “inquilinos” apenas se den cuenta. Los planes en la ciudad son infinitos ya que nos ofrece diversas alternativas bien diferenciadas por zonas y, además, siempre encontrarás ambiente en sus calles a cualquier hora del día y de la noche.

Moverse dentro de Lisboa no es fácil, la estructura de sus calles entramadas y sus cuestas interminables no ayudan, pero el transporte e incluso el servicio de taxi no es caro.
 Aquí van algunos tips de viaje que difícilmente encontrarás en las guías turísticas.


Zona del Puerto – Santa Apolonia

En esta zona relativamente nueva se han abierto muchos restaurantes y tiendas situados dentro de antiguas naves del puerto, esto hace que los espacios sean espectaculares. Apetecible al 100% son las delicatessen y los desayunos de Gourmet Deli Deluxe, los platos internacionales del restaurante Bica do Sapato y la tienda de mobiliario vintage Loja da Talaia.
 Toma buena nota para el plan nocturno ya que es en esta zona donde está la famosa discoteca LUX, pero has de saber que si no estas en la “guest list” o te cuela algún buen amigo, la cola para entrar es mortal, aunque merece la pena.

Zona Barrio Alto -Príncipe Real

En el Barrio Alto cobra fuerza la zona Príncipe Real, antigua zona residencial junto al Jardín Botánico con muchos restaurantes y las tiendas más modernas de la urbe, destacamos algunas de las mas vanguardistas como las concept stores Espacio B,21 pr Concept StoreReal y Fabrico Infinito.
 Si eres fashionista, son parada obligada a las tiendas de Nuno Gama, Alexandra Mouray Kolovrat, junto Ricardo Preto, Nuno Baltazar son algunos de los diseñadores consagrados que están presentes en Moda Lisboa, el certamen bianual más importante para el sector portugués de la moda que cada vez toma más relevancia a nivel internacional.

Seguimos la ruta con parada en Poison d’amour, una pastelería que te dejará con la boca abierta, no dudes en salir a su maravillosa terraza, disfrutaras de un momento mágico.
 Desde la terraza del café-bar Lost In podrás disfrutar de unas espectaculares vistas de la ciudad con una decoración inspirada en la India. Si te apetece degustar una auténtica comida a la portuguesa como si estuvieras en casa de la abuela, Tasca Do Urso en Rua Do Monte Olivete 32. Y por último, un guiño a la peluquería Facto Royale, decorada con muy buen gusto y dicen que es de las mejores de la ciudad.

Zona Baixa y Chiado

Un buen plan de tarde es perderse por las calles de Baixa y Chiado y saborear una Lisboa en su esencia más genuina, sus casas, sus cafés y sus tiendas. Aquí está situada la tienda de Pelcor, famosa marca portuguesa por sus accesorios de moda realizados con corcho, los bolsos de mano son una locura.
 En la calle Rua Nova do Carvalho está el bar Sol y Pesca, donde podrás elegir entre cientos de conservas con un buen vino, rematamos con un buen cóctel en el pub Pensao Amor que fue un antiguo burdel y mantiene tal cual las estancias, el techo es una replica de los frescos de la bóveda de la Capilla Sixtina. ¡No pierdas ojo a ningún detalle!
 En la misma acera esta el restaurante La Velha Senhora que ofrece una comida local deliciosa y a buen precio.

Zona Alcántara

. Es otra de las zonas de Lisboa que poca gente conoce y en ella se han asentado las tiendas, cafés y restaurantes más cool de la ciudad, mezcladas con las agencias de publicidad y estudios de fotografía más vanguardistas del momento.
 Es como entrar en una pequeña ciudad, una fábrica de experiencias donde todo esta ad hoc creado para LX Factory.

El domingo es un buen día para visitar esta zona, ya que te encontrarás con el LX Market donde se puede encontrar maravillas como porcelanas, libros, ropa, música en directo, etc. 
La decoración de todos los locales es impactante debido a que conservan el estilo del los espacios industriales que en su día fueron. Te encontrarás ante más de cien locales únicos como la espectacular la librería Achimpa, el restaurante La Cantina o incluso un kiosco de revistas dentro de un container llamado Mag, todo esto y mucho más sucede en LX Factory.

Zona Olivais

Otra de las zonas interesantes para visitar es la nueva Lisboa que nació a partir de la Expo de 1998. Si te gusta la arquitectura disfrutarás de grandes obras como el pabellón de Portugal obra Álvaro Siza ganador de un Pritzker, entre otras muchas. La zona está totalmente habitada y todos los pabellones han sido recuperados, se puede decir que ha sido un gran logro de renovación urbana a tomar buena nota por otras ciudades europeas.
 La zona de la Expo conforma el nuevo distrito de Olivais, que se conecta a la ciudad mediante metro, el puente Vasco da Gama (el más largo de Europa) y la estación inter-modal diseñada por Santiago Calatrava.

Imprescindibles

*Probar el mejor dulce de la ciudad (y no es el pastel de Belén) en la Pastelería do restelo “Careca” en la calle Rua Duarte Pacheco Pereira. ¡Exquisitas Palmees do Careca!

*Admirar la obra de un posible futuro Pritzer, Charles Correa el edificio de la Fundación Champalimaud y comer dentro en el impresionante restaurante Darwin, situado en la avenida de Brasilia.

*Escoger un buen hotel como Eurostars Das Letras con unos servicios impecables que harán tu estancia más agradable.

*Entrar en el museo de la moda y diseño MUDE, un edificio de los años 50 que fue la sede central del Banco Nacional Ultramarino y del que han conservado parte de él en su interior, dándole a las exposiciones un aire industrial y decadente que aún las hace más interesantes.

Por Tensi Sánchez de Actitudes Magazine

Fotografía de Rubén Seco

Si te han entrado ganas de descubrir esta Lisboa poco conocida, ¿a qué esperas para reservar tu Vueling

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De paseo por la Marsella alternativa

Primero las malas noticias: Marsella no es París. A diferencia de su histórico rival, la segunda ciudad más grande de Francia no tiene museos de primer orden, monumentos despampanantes u hordas de japoneses haciendo colas en Louis Vuitton. ¿Las buenas noticias? Pues que Marsella no es París. Acariciada por el Mediterráneo, esta ciudad de sol brillante, población multicultural y suburbios en pleno centro, es un rara avis de tal calibre que se ha ganado a pulso el apodo de Planète Mars (Planeta Marte).

Con uno de los puertos más importantes del Mediterráneo, un urbanismo caótico y una reputación de capital decadente que la persigue desde hace décadas, Marsella es sobre todo el enfant terrible de Francia; una ciudad ruidosa, dinámica y llena de contrastes, dónde los mercados callejeros inundan la calzada, los graffitis cubren las paredes, el olor a salitre impregna la ropa, y el Olympique de Marsella es la argamasa que lo une todo.

Apartada de los destinos turísticos habituales, las tornas han cambiado desde que en 2013 fuera elegida Capital Europea de la Cultura. Zaha Hadid, Jean Nouvel y Norman Foster, todos tiene sus edificios vanguardistas en el flamante frente marítimo. Pero la vida bohemia se encuentra tierra adentro, y es allí dónde nos dirigimos. Con un mapa en el bolsillo, ¡empezamos un tour urbano-bobo-alternativo por la capital de la Provenza!

En La Friche la Belle de Mai

Una antigua fábrica de tabaco en la estación Saint-Charles es el centro cultural más activo de Marsella. ¡Hemos llegado a La Friche! Espacios de exposición, residencias de artistas, teatro, rampas de skate, e incluso una guardería se mezclan aquí. Un todo en un uno híbrido y en flujo constante, volcado en la creación actual dónde el espíritu comunitario está a la altura de su extenso programa.

Sube a la azotea, las vistas de la ciudad son espectaculares, y su inmensa terraza se llena hasta la bandera en verano, acogiendo fiestas con DJs invitados y cine al aire libre los domingos. Durante el resto del año la música no cesa, y en Le Cabaret Aléatoire hay sesiones que van del rock al hip-hop.

Si tienes hambre, dirígete a La Salle des Machines, un bar-librería dónde puedes tomar un café au lait mientras hojeas el catálogo de las últimas expos. Pero si lo que quieres es comer, Les Grandes Tables es tu sitio; aquí el menú cambia cada día pero nunca falta el clásico steak tartar ni la ensalada César; los lunes se instala un mercado de productores locales, y ya sabéis que para esto de los mercados los franceses no tienen rival.

En el exterior, bordeando las naves y con los TGVs pasando a ras, un parque urbano con paredes de graffitis anuncia que ‘Skateboarding is not a crime’. Aquí, los skaters hacen sus trucos, mientras otros juegan a basquet, escalan en el rocódromo, juegan en la zona infantil o trabajan en el huerto comunitario. Y es que Marsella es esto, un magma heterogéneo dónde todo y todos se mezclan.

Unos metros al oeste, entre las calles laberínticas de La Belle de Mai, se abre paso Le Gyptis Cinéma. Su programa (¡en versión original!) es tan ecléctico como la misma ciudad; aquí se proyectan ciclos temáticos, clásicos, títulos imposibles de encontrar en Internet y pelis para niños. Su fachada ha sido colonizada por retratos de los habitantes del barrio, resultado de un proyecto de street art colectivo que pone cara a las gentes del lugar.

Y con esta imagen en la retina, tomamos rumbo hacia el Cours Julien, el núcleo duro de la movida urbana marsellesa.

Alrededor del Cours Julien: Street Art & Urban Vibe

Alternativo, desenfadado y colorista. El Cours Ju, como lo llaman los locales, es el barrio del momento. Coge el metro hasta Notre Dame du Mont, ¡la subida desde el puerto es de infarto! Distrito de artistas, músicos y diseñadores, y bastión tomado por la modernísima comunidad bobo (término con el que los franceses designan a los burgueses-bohemios), el Cours Ju es un sin fin de cafés de moda, restaurantes de todo tipo, tiendas vintage, y calles inundadas de graffitis a todo color.

Y es que ningún otro lugar del ‘Hexagone' exhibe un despliegue de arte urbano de tal envergadura. Innumerables murales colonizan las fachadas de la Rue Vian, Pastoret y Bussy l’Indien con temas reivindicativos de corte social, referencias a la cultura pop, o anuncios de los cafés que se esconden en su interior. No en vano, el street art en Marsella es parte de su ADN urbano, rebelde y multicultural tanto como su archiconocido hip hop, y prueba de ello es éste trepidante vídeo a ritmo de rap local.

Ante semejante telón de fondo, galerías de arte, terrazas, cafés y comercios alternativos que venden desde ropa a los artículos para el hogar, inundan cada metro cuadrado del Kreuzberg marsellés. Lo mejor: perderse por el caótico entramado de calles peatonales y dejarse llevar por su ambiente relajado.

En el mismo Cours, la multifacética concept-store Oogie vende ropa y libros, sirve comida y alberga una peluquería dónde se celebran fiestas con DJs. Muy cerca, La Licorne produce jabones usando técnicas tradicionales. Y en la Rue Trois Frères Barthélémy, la microcervecería Brasserie de la Plaine vende cervezas artesanas y tiene un bistro dónde devorar la ‘Formule du Jour’ -el menú del día que normalmente incluye un entrante, un plato y el postre por unos 10€- con cocina de mercado.

El sitio cool por antonomasia es el WAAW, en la Rue Pastoret. A medio camino entre bistro y centro cultural, el WAAW acoge desde presentaciones a talleres de serigrafía, y es el mejor sitio para hacer una parada técnica, tomar el plato del día, o encarar la noche con un ‘pastís' o un ‘rosé’ a la hora del popular apéro -aperitivo alcohólico que se toma antes de cenar.

Por la noche se da paso a las copas y la música. En la plaza Jean Jaurès, L’Intermédiaire es uno de los mejores locales con música alternativa en vivo y DJ Sets. Justo al lado, Au Petit Nice ofrece un montón de cervezas en un patio interior dónde pasar las horas. Y en La Dame Noir los hipsters hacen cola para entrar en el club más cotizadode la zona.

Pero por si no hubiera suficiente, un mercado de productores locales se instala en el Cours Ju cada miércoles por la mañana; los domingos es el turno de los sellos; y el segundo sábado del mes se venden libros de segunda mano. El mercado de La Plaine, en la plaza Jean Jaurès, vende fruta, verduras, queso, pescado, comida para llevar, zapatos baratos y accesorios de toda clase cada martes, jueves y sábados por la mañana, mientras que los miércoles es el día de las flores.

¡Y es que el Cours Ju tiene un ‘no sé qué’ especial que engancha! Anímate a conocer la Marsella más cosmopolita y reserva tu Vueling aquí!

Texto de Núria Gurina i Puig para Los Viajes de ISABELYLUIS

Fotos de Caroline Dutrey, Coralie Filippini, JeanneMenjoulet&Cie, marcovdz, Pop H

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Berlín, una ciudad prismática

Por Monia Savioli de ilTurista.info

Berlín: joven, animada, moderna pero económica, organizada, con un importante pasado que ni olvida, ni quiere. No se puede definir la ciudad de Berlín tan sólo enumerando un listado de adjetivos y características. Eso restringiría su belleza y todo lo que la ciudad puede ofrecernos.

Vueling inauguró la ruta Florencia-Berlín el 22 marzo, aumentando la oferta existente desde Florencia con las rutas a Londres-Heathrow, Copenhague y Hamburgo, y proporcionando 160,000 asientos nuevos a los ya disponibles desde Barcelona, París y Madrid. Existe un eficiente servicio de autobuses que conecta la estación de tren de Florencia con el aeropuerto. Desde la estación de tren, se puede llegar al aeropuerto en 20 minutos y tras el vuelo de unos 90 minutos, se llega al aeropuerto internacional de Tegel en Berlín.

El único punto en contra es que el aeropuerto alemán no está conectado directamente en metro con la ciudad, aunque la red está aumentando constantemente. Es posible llegar a la estación más cercana cogiendo un autobús desde el aeropuerto. Puedes solicitar más información sobre el autobús en el mismo aeropuerto, donde hablan inglés si no sabes alemán (los conductores de autobús y taxi a menudo hablan únicamente en alemán). Si lo deseas, también puede coger un taxi ya que las tarifas son más baratas que las italianas.

El autobús que te lleva a la ciudad es el 128 y llega a la estación de metro de “Kurt-Shumacher-Platz en un trayecto que dura unos 15 minutos. Una vez en la estación de metro, puedes utilizar el mismo billete para llegar a Friedfrichstrasse, el núcleo de Berlín y la calle comercial por excelencia. Allí, se puede coger una habitación en el Hotel Meliá, cerca del río Spree y el Teatro Metropol. Friedrichstrasse es un punto estratégico en el famoso bulevar “Unter den Linden“, en el centro de la ciudad, para visitar los principales lugares de Berlín en un viaje de dos días.

Si prefieres andar, también se puede visitar la ciudad usando tus pies, o simplemente conseguir una bicicleta de alquiler. También hay autobuses turísticos que funcionan hasta las 18:00 horas y que permiten subir y bajar cuantas veces se desee para visitar los principales puntos de interés.

Uno de estos lugares es “Charlie”, en la calle Friedrichstrasse. Originalmente era un puesto de control entre los barrios de Mitte y Kreuzber. Mitte perteneció al este de Berlín, dirigida en el pasado por los soviéticos y Kreuzber hacia el oeste de Berlín, dirigida por los estadounidenses. El nombre del lugar, Charlie, se pronuncia como la tercera letra del alfabeto fonético de la OTAN después de “Alfa” y “Bravo”. Hoy en día el checkpoint Charlie es un bar donde podrás degustar deliciosas bebidas o tomar una cerveza sentado en una silla de playa con los pies en la arena.

La sede de la Gestapo se encontraba en Niederkirchnerstrasse, en unos edificios de baldosas ahora deshabitados. Se encuentra situado junto a una porción del muro de Berlín que se arruinó y se ha visto reducido por la acción de los turistas que a menudo roban trozos de pared como recuerdo. Ahora existe una exposición de fotografía permanente llamada “Topografía del terror” sobre el nazismo. Aquí se evidencia cómo conviven el viejo y el joven de Berlín, con un pasado que nadie puede olvidar y la fijación de ello a través del sagrado silencio que se impone en estos lugares como señal de respeto.

Las mismas sensaciones se respiran en Holocaust Memoirs, en Cora-Berliner Strass, con sus 2.711 piedras grises anónimas de forma irregular dispersas en un campo que dan la sensación de oscura asfixia y de luz de la vida al mismo tiempo.

La East Side Gallery, con sus casi 2 km de muro de Berlín en el Mulenstrasse (ex Berlín oriental) es ahora la mayor galería de arte al aire libre en el mundo, que muestra diversas versiones de la división de Berlín. Los murales realizados por artistas internacionales ofrecen puntos de vista alternativos por personajes que ilustran y simbolizan es la época como el Trabant, el famoso coche antiguo de Berlín, pintado como si rompiese la pared.

Para los aficionados, también es posible alquilar un “Trabi” para recorrer la ciudad o coger alguno de los vehículos situados en la puerta de Brandenburgo, el símbolo de una Alemania reunificada y la puerta de acceso al Tiergarten. Se trata de la antigua planta del Palacio Real, donde puedes encontrar la Victory Column y el famoso zoo.

Se organizan a menudo de agradables mercadillos a lo largo de los bulevares, en los que comprar una cantidad interminable de objetos los fines de semana, desde joyas a obras maestras del arte o, por ejemplo, cucharitas para disfrutar del caviar. Eso no es todo. Berlín es también la ciudad de museos: el Museo Judío más grande del mundo, el Museo Egipcio o la Galería Nacional entre muchos otros.

También es una ciudad de grandes palacios, de iglesias ruinosas como la Kaiser Wilhelm Gedachtniskirche, cuyas ruinas mantienen vivo el recuerdo de los bombardeos de la segunda guerra mundial. Y la ciudad de los centros comerciales como el KaDeWe, “Kaufhaus des Westens”: el centro comercial más famoso de Alemania y el más grande de Europa con 60.000 metros cúbicos que se reparten en siete pisos. En su planta baja se puede comer en varios bufetes, como el de uno de los chefs más internacionales, Paul Bocuse, o una sección de la cadena de Lafayette. Pero la verdadera diversión es recorrer las pequeñas tiendas y mercados callejeros. Su gran oferta de bares, restaurantes internacionales de gran nivel, pubs, discotecas y locales alternativos, que aseguran la diversión a todo el mundo.

Para emociones fuertes, puedes también hacer puenting desde la parte superior de los hoteles en Alexander Platz y, como punto final al viaje, dar un largo paseo en barco a través del río Spree, con el que obtendrás una amplia visión de la capital alemana y entender que Berlín no es un simple destino turístico; es una gran ciudad con hermosos lugares y una difícil realidad con personas sin hogar que duermen en sacos de dormir a lo largo de las calles de esta gran pero fría ciudad.

Por Monia Savioli de ilTurista.info

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