Bienvenido a la ciudad de los museos
Con más de cuarenta museos en su haber, Basilea puede jactarse de ser una de las ciudades de Europa con una de las mejores ofertas culturales del momento. Entre todo este volumen de museos, hay un buen número cuyo tema central son las artes plásticas, abarcando obras que van desde la antigüedad hasta nuestros días. La afición por el coleccionismo en esta ciudad tiene sus orígenes en el siglo XVI, en la que ha habido participación tanto pública como privada. En los últimos años varias colecciones privadas se han ido abriendo al público, aumentando aún más la oferta.
Kunstmuseum o Museo de Arte de Basilea: el principio de todo
Este es el museo más importante de Basilea, y el más grande de Suiza. Su colección, que se inició en 1662, abarca piezas que van desde la Edad Media hasta la actualidad. Los aficionados a Hans Holbein estarán de suerte si visitan este espacio ya que cuentan con una de las mejores colecciones de este artista.
Fundación Beyeler: un clásico del coleccionismo europeo
Esta fundación alberga la colección del matrimonio Ernest y Hildy Beyeler, que es una de las más grandes e importantes de Europa Central. En ella se hace un repaso arte moderno clásico, desde Monet, Cézanne y Van Gogh pasando por Picasso hasta llegar a Warhol, Lichtenstein y Bacon. A estas obras se les yuxtaponen otras piezas de arte tribal procedentes de África, Oceanía y Alaska, produciendo un interesante resultado. Tampoco hay que perderse el espacio en el que se encuentra ubicada, un bello edificio, obra del arquitecto Renzo Piano, con un precioso jardín.
El Museo Tinguely:conociendo a fondo al artista de las “máquinas escultura”
Dedicado a la vida y obra del escultor suizo Jean Tinguely. En el interior de este original edificio, obra del arquitecto Mario Botta, encontrarás las máquinas escultura que lo hicieron popular, además de documentos, fotografías y bocetos de su obra.
Museo de la Antigüedad: en busca de los clásicos
Este es el único museo suizo dedicado al arte y a las civilizaciones antiguas del Mediterráneo. La colección abarca piezas datadas entre el IV milenio a.C. y el siglo VII d. C., procedentes de las civilizaciones egipcia, griega, itálica y romana, aunque también hay obras de Oriente Próximo y Chipre. Destacan la cerámica y escultura griegas y la sección dedicada al antiguo Egipto.
Klingental: en busca de las tendencias artísticas de la región
Ubicada en la iglesia del convento de Klingental, la Ausstellungsraum Klingental está dedicada a la producción artística de la región.
Schaulager: un espacio para los expertos
El edifico que alberga este peculiar espacio es obra del estudio de arquitectos Herzog & de Meuron. Concebido para el público especializado en el arte, aunque también organiza eventos pensados para todos los públicos, es innovador hasta en el concepto. No pretende ni quiere ser un museo al uso. Simplemente es un depósito abierto al público que alberga las obras no expuestas de la colección de la Fundación Emanuel Hoffmann.
HeK: una mirada hacia los nuevos medios en la producción artística
El Haus der elektronischen Künste Basel (La Casa del Arte Electrónico en Basilea) es un espacio que está especializado al arte contemporáneo que emplea los medios electrónicos, también conocido como elnew media arto arte digital. En él se realizan todo tipo de actividades en torno a estas nuevas prácticas artísticas. Además acoge el Foro de los Nuevos Medios y el Festival de las Artes Electrónicas Shift.
Schoenthal, escultura al aire libre
En el antiguo convento románico de Schoenthal, situado a media hora de Basilea, se encuentra el Stiftung Sculpture at Schoenthal, un parque de esculturas al que bien merece la pena hacer una escapada. En él se pueden ver cerca de veinte obras de artistas suizos e internacionales. El espacio eclesiástico románico ha sido transformado en galería en la que se programan exposiciones temporales sobre artistas contemporáneos.
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Textos de ISABELYLUIS Comunicación
Imágenes de Forgemind ArchiMedia, Jean-Baptiste Maurice, John Lord, régine debatty, Rosmarie Voegtli
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Regreso al pasado
Dornbirn es una ciudad del distrito de Dornbirn en el estado federado de Vorarlberg, en Austria. Está situada al sur de Bregenz, cerca de las fronteras con Suiza, Alemania y Liechtenstein. El río Dornbirnerach atraviesa la ciudad antes de desembocar en el Lago de Constanza. Dornbirn es la mayor ciudad de Vorarlberg, siendo un importante enclave comercial. Alberga el centro regional de la ORF (Radio Televisión Austriaca), la escuela de ciencias aplicadas (Fachhochschule) de Vorarlberg y otras instituciones. La ciudad fue un centro importante de la industria textil hasta su declive en la década de 1980.
El Martinimarkt (Mercado de San Martín) de Dornbirn es uno de los más importantes de toda Austria. En él participan expositores, escuelas, clubes y restaurantes de toda la comarca. La gracia de este mercado es su fuerte componente nostálgico, ya que aquí todo el mundo se disfraza como si estuviéramos a principios del s. XIX. Este año el lema es “compartir”, y es que dice la leyenda que San Martín compartió su capa con un mendigo. Por eso, los comerciantes ofrecen a los visitantes productos regionales o elaborados de forma casera. Además los clubs y escuelas presentan ofertas especiales ese día y también organizan talleres gratuitos de productos hechos a mano o reciclados. El Martinimarkt, como en ediciones anteriores se ubicará en el centro de la ciudad convirtiéndose en un inmenso escenario donde se da lugar esta singular representación multitudinaria.
La jornada
El día empieza temprano. A las 08.45 h. todo el mundo se concentra en la torre del reloj. Allí se ofrece café gratis junto a la plaza del mercado. Los comerciantes dan así, la bienvenida a los visitantes. A las 10 horas, el alcalde, ataviado con traje de época, oficializa la apertura del mercado con un discurso desde las escaleras de la Casa Roja.
A partir de aquí, lo suyo es dejarse llevar entre los puestos, o simplemente quedarse en un punto fijo observando a la gente pasar. Es como viajar en el tiempo, a los días en los que la palabra “motor” significaba tan poco como “iPhone 7”. Aquí encontrarás de todo, pero también podrás probar de todo. A nivel gastronómico, lo que triunfa es la cocina casera tradicional: café,käsfladen (tipo de pan aplastado con queso típico de la región), caldo con fideos, buñuelos de manzana, albóndigas de patata, etc. A nivel de ocio hay una pista de baile en la que se puede bailar música tradicional con una banda que parece salida de una novela romántica, y los niños se lo pasarán de fábula en la feria de atracciones antiguas. Aunque uno de los juegos que más éxito cosecha es la rueda de la fortuna, cuya recaudación siempre se destina a una buena causa.
Cenar y dormir
Después de una jornada cargada de emociones, a uno se le empiezan a cargar las piernas cuando entra la tarde. El mejor consejo, llegados a este punto es volver a recuperar fuerzas con una buena cena. Aquí van algunas recomendaciones en la fascinante Dornbirn.
1.Rotes Haus
Y si quieres conocer la comida local en todo su esplendor, nada mejor que el Rotes Haus. Este restaurante es un clásico de la ciudad. Además se encuentra justo en la plaza del mercado, así que mejor emplazamiento imposible. Cuando estuvimos nos pedimos un consomé con panqueque (especie de crepe de tradición sudamericana) con hiervas locales ralladas y escalope empanado de carne de ternera con patatas al perejil, servido con arándanos, y nos encantó este plato típico de la zona.
2. Zum Verwalter
En realidad se trata de un restaurante -hotel-boutique gourmet. El establecimiento es una hermosa casa de madera, que hará las delicias de los aficionados al interiorismo y al diseño, ya que todos las estancias están decoradas de forma independiente. Cada espacio es una historia. En la planta baja se encuentra el restaurante gourmet. Ciertamente se trata de unarara avis de la hostelería de la zona. Su restaurante siempre ha gozado de gran fama gracias a su cocina de fuerte influjo tradicional, que contrasta, eso sí, con su equipo joven. Sus productos son de mercado, de procedencia local. Con unas carnes se salen. El asado de ternera está espectacular.
3. Pasta Fresca da Giovanni
Sin duda es la mejor opción en cuanto a calidad/precio. Éste restaurante, se encuentra muy bien comunicado ya que está justo al lado de la carretera principal que atraviesa la ciudad, en la calle Stadtstrasse. El espacio es muy reconfortante, muy poco recargado a nivel decorativo. Os recomendamos que pidáis pasta de la casa, puesto que está elaborada por ellos mismos. Los raviolis rellenos de ciruelas y patatas de fondue de queso son insuperables.
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Texto de ISABELYLUIS Comunicación
Imágenes de Jerey Keith, Pasta Fresca da Giovanni, Zum Verwalter
+ infoBarçalona, una ciudad en azulgrana
“Nuestro amigo y compañero Mr. Kans Kamper, de la Sección de Foot-Vall de la ‘Sociedad Los Deportes’, y antiguo campeón suizo, desea poder organizar algunos partidos en Barcelona”, rezaba un anuncio publicado el 22 de octubre de 1899 en el semanario Los Deportes. En su Suiza natal, Joan Gámper (figura clave en el devenir culé: fundador del club, jugador, presidente… que actualmente da nombre a una calle del barrio de Les Corts) ya había destacado como jugador de fútbol, deporte que se propuso seguir practicando en Barcelona, ciudad a la que llegó en 1899 por motivos de negocios. Para ello, publicó el mencionado anuncio. Fruto de la llamada, el 29 de noviembre se celebró la asamblea fundacional del FC Barcelona en el Gimnasio Solè. Situado en el número 5 de la calle Montjuïc del Carme (esquina con Pintor Fortuny, junto a las Ramblas, muy cerca de la fuente de Canaletes), tiempo después, el local pasó a ser, primero, un garaje para finalmente, tras ser adquirido en 1996 por una empresa constructora, ser derribado y vuelto a erigir, esta vez transformado en oficinas. Eso sí, en su entrada, una placa recuerda que ahí nació uno de los clubes de fútbol más admirados internacionalmente.
De la escupidera al Camp Nou
Tras migrar por infinidad de campos, en 1909 el Barça adquirió unos terrenos localizados entre las calles Comte d’Urgell, Villaroel, Coello (hoy día Londres ) e Industria (actualmente París) donde erigió su primer estadio. Popularmente conocido como La Escupidera, por sus reducidas dimensiones, tenía una capacidad para 6.000 espectadores, quedó pequeño casi desde su inauguración. Eran tantos los aficionados que se acercaban al estadio, que aquellos que no conseguían entrar, trepaban los muros del recinto para poder seguir el juego. Desde lo alto del tapiado, los traseros de estos forofos daban a la calle, restando a la vista de los peatones. De ahí que a los seguidores del Barça se les conozca como culés.
Ante tal panorámica, el FC Barcelona cambió el campo de la calle Industria por el de Les Corts, ubicado en la isla trazada por las calles Numancia, Travessera de Les Corts, Vallespir y Marqués de Sentmenat. Inaugurado el 20 de mayo de 1922, el recinto inicialmente podía acoger 60.000 espectadores. Un aforo que también acabó resultando insuficiente para acomodar a todos aquellos que querían disfrutar del fútbol de Ladislao Kubala, genio magiar miembro de esa Santísima Tranidad culé que completan Johan Cruyff y Leo Messi, culpable de la demolición del Camp de Les Corts (estadio cuya ubicación hoy se recuerda con una placa en los bajos de un bloque de la calle Numancia) y la edificación del Camp Nou.
El nuevo coliseo azulgrana, con capacidad para casi 100.000 personas, se inauguró el 24 de septiembre de 1957, siendo desde entonces uno de los recintos más simbólicos del fútbol mundial. Y a escasos metros del estadio, preservando la esencia del club, la Masia Can Planas, caserón datado de 1702 hasta hace pocos años residencia de los jóvenes talentos azulgrana. Más información sobre las diferentes sedes del Barça aquí.
Entre la euforia y la fe
En febrero de 1930 nacía "La Rambla", semanario fundado por Josep Suñol (posteriormente presidente del Barça), con sede en el número 13 de las Ramblas, donde hoy se encuentra el Restaurante Núria, justo delante de la fuente de Canaletes. En una época en que la radio todavía no retransmitía los partidos, los trabajadores de la publicación colgaban una pizarra en el balcón de su oficina con los resultados de la jornada. Era así como los seguidores culés descubrían qué había hecho su equipo. Si el resultado era favorable, empezaba la algarabía. Desde entonces, y para siempre, Canaletes (fuente de la que dice la leyenda que el visitante que bebe de su agua retorna a Barcelona) es el epicentro del éxtasis barcelonista.
Celebraciones azulgranas que hasta hace poco finalizaban con los parlamentos de los futbolistas desde los balcones de la Generalitat de Catalunya y del Ayuntamiento de Barcelona de la Plaza Sant Jaume. Antes, los jugadores, técnicos y directivos se acercaban a la basílica de la Mercè, un templo barroco situado en la plaza de la Mercè, junto a la calle Ample y a dos pasos del paseo Colón, para ofrecer el trofeo conquistado a la patrona de la ciudad. No muy lejos de allí, se encuentra Santa María del Mar. Esta preciosa capilla gótica fue asaltada al inicio de la Guerra Civil, destruyéndose buena parte de sus vidrieras. El Gobierno de la Generalitat instó a su restauración una restauración bajo la financiación de varias familias acomodadas e instituciones barcelonesas, entre estas, el FC Barcelona. Como muestra de agradecimiento, se colocó un escudo del Barça en la vidriera de la cabecera de la parroquia. Y es que el fútbol es una cuestión de fe.
Sin duda Barcelona es una de las ciudades más futboleras del mundo. En la ciudad se respira mucho Barça desde el primer minuto que se pisa. ¿A qué esperas para descubrirlo? Consulta nuestros vuelos aquí.
Texto de Oriol Rodríguez / ISABELYLUIS Comunicación
Imágenes de Oriol Rodríguez, Juanedc, Maria Rosa Ferre, Jordi Ferrer, Enfo_34/ Fundació del FC Barcelona
+ infoEl Zurich que fascinaría a John Waters
John Waters alcanzó la fama dirigiendo disparatados filmes de bajo presupuesto como Pink Flamingos (1972), donde glorificaba la violencia, la perversión sexual y el mal gusto, utilizando la provocación como arma contra la hipocresía de las buenas maneras, la férrea moralidad y los valores religiosos del american way of life. Pero muchos desconocen que el dandi norteamericano de fino bigotillo es también autor de collages y fotomontajes de gran formato. Y ha seleccionado 40 de estas piezas -incluyendo storyboards de sus películas- para la muestra How Much Can You Take?, que permanecerá hasta el 1 de noviembre en la reconocida Kunsthaus de Zurich, coincidiendo con unos murales de Joan Miró que seguirán expuestos hasta finales de enero.
Paradójicamente, el polifacético realizador comparte con Zurich otras características como la clase, el orden y una extrema limpieza. En Waters subyace también una ternura y un fetichismo que hace pensar que disfrutaría de los tópicos disponibles en la céntrica Teddy’s Souvenir Shop, donde venden cajitas de música, navajas suizas, cencerros de vaca o relojes de cuco, que forman una imagen bucólica de Suiza. Esa que tan bien simboliza Heidi, el personaje infantil creado por la escritora Johanna Spyri, quién por cierto está enterrada, al igual que el poeta Gottfried Keller, en el frondoso parque del cementerio de Sihlfeld -el primero de Europa que incorporó un crematorio-, una visita que agradaría a Waters no sólo por su afición a lo macabro, si no por el amor que profesa por la literatura, en la que últimamente se prodiga más que en el cine. Por eso, también le recomendaríamos irhasta el cementerio de Fluntern, donde hallaría la hermosa tumba de James Joyce, quién en Zurich no sólo desató su alcoholismo licencioso sino que escribió buena parte de su “Ulises” -tan crítico con Iglesia y Estado-. También murió en la ciudad el escritor alemán autor de “La montaña mágica”, honrado en el Thomas Mann Archiv, un pequeño museo ubicado en la ETH, universidad pública por la que pasaron una veintena de Premios Nobel como el científico Albert Einstein, tan rebelde contra los convencionalismos como Waters. En la misma universidad se encuentra la espectacular Biblioteca de la Facultad de Derecho, diseñada por el arquitecto Santiago Calatrava. Aunque probablemente el cineasta del morbo preferiría leer en la antigua abadía que aloja la Zentralbibliothek, principal biblioteca de la ciudad.
A la vertiente más iconoclasta del cineasta le deleitaría recordar como Zurich fue cuna del Dadaísmo, el anárquico “antiarte” que criticaba la sociedad burguesa de la Primera Guerra Mundial, cuando la pareja de artistas Emmy Hennings y Hugo Ball fundó en Niederdorf, parte de la antigua ciudad medieval, el célebre Cabaret Voltaire donde junto a Tristan Tzara y otros rompieron con todo canon establecido. Con el tiempo, el edificio quedó en desuso hasta que en 2001 un grupo de artivistas lo okuparon, celebrando performances de espíritu neo-dadaista ante miles de zuriqueses. Tras su desalojo, el Ayuntamiento anuló los planes de derribo y fue reconvertido en centro cultural alternativo. En la misma ciudad vieja encontramos el inusual Musée Visionnaire, donde el público selecciona qué desea ver -y es invitado a expresar su opinión- ante un catálogo de Art Brut, una corriente también conocida como Arte Marginal, que engloba tanto la obra de amateurs y enfermos mentales como de todo creador ajeno a las instituciones y a los límites de la cultura oficial. Unos personajes entre los que no desentonarían los Dreamlanders, parias contraculturales y colaboradores habituales de Waters como Mink Stole o Divine.
El Waters que de joven se apasionaba con accidentes truculentos e historias sanguinolentas, también se interesaría por el Moulangenmuseum, muestra de moldes de cera de diversas partes del cuerpo humano afectadas por enfermedades, con piezas desde 1917 de la colección médico-didáctica del Hospital Universitario. Y atraído por lo repulsivo, quizá visitaría también la oscura obra, de estética biomecánica y fuerte carga erótica, de otro ilustre residente de Zurich y uno de los máximos responsables visuales del cinematográfico Alien, el recientemente fallecido H.R. Giger. Aunque los fans del ilustrador y escultor deberán escoger entre ir hasta su exhaustivo Museo en la ciudad amurallada de Gruyères (a casi 2 horas al sur de Zurich), o acercarse al espectacular Giger Bar en su ciudad natal de Chur (aprox. 1h en coche desde Zurich), curiosamente la misma tierra que inspiró a la pastoril Heidi.
Para cerrar el paseo por el lado oscuro, nada mejor que cenar en el Blindekuh Zurich, el primer restaurante completamente a oscuras abierto en el mundo. Afortunadamente, el chef no es Waters, así que no teman que les sirvan lo mismo que a Divine en Pink Flamingos. No sé si me entienden, pero antes que eso, mejor vayan a una chocolatería de calidad como Sprüngli.
En todo caso, no olviden que la expo de Waters se clausura en pocas semanas, ¡consigan ya sus billetes aquí!
Texto de Carlos G. Vela para ISABELYLUIS Comunicación
Imágenes de David Shankbone, Roland zh, Juerg Peter Hug, Absinthe, Edsel Little
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