A 30.000 pies por viajeros para viajeros

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Los mejores gin tonics de Barcelona

Bar Calders

En el Bar Calders, abierto a mediados de marzo de 2011 y situado en la esquina de la calle Parlament con el Passatge de Pere Calders, han querido rendir a su manera homenaje al genial escritor.

Disfrutar de sus gin tonics en la tranquila terraza de estilo andaluzuz es una gozada. Sus propietarios, Ramón Lamarca y su hijo Marc los preparan con tanto mimo, poniéndoles unas bayas de ginebrina y siempre con una sonrisa en su boca.

Bar Calders
Carrer Parlament 25, 08015 Barcelona
933299349
Horario de 8:30 hasta 2:00-3:00

Úbeda Gin&Tapas

Úbeda se ha convertido en uno de los locales de copas de moda en Barcelona, ahora que el gin tonic a pasado de ser un combinado de mayores, al preferido por la gente joven. Ha recibido multitud de reconocimientos por sus cócteles.
Su fundador es Javier Úbeda, también responsable de la decoración, en la que se nota su mano de artista, ya que está plagado de cuadros, obras de arte y pequeños detalles que lo hacen acogedor.
En la carta podemos encontrar una gran variedad de ginebras servidas todas con tónica Fever-Tree: Citadelle Gin Reserve 2008, Blackwood, Bulldog, Hendrick’s, Plymouth o Seagram’s entre muchas otras.

Úbeda
Valencia, 202 | Josep Tarradellas, 133 | Córcega, 339

Pesca Salada

Pesca Salada conserva el antiguo relieve que daba nombre a este comercio de barrio y las viejas neveras que ahora esconden el lavabo. A partir de aquí, el local se ha reformado siguiendo la temática con una gran lata de sardinas en conserva, un original techo de escamas doradas y plateadas, el suelo de mosaico semejando las olas, los vinilos pintados, una pecera con peces colgando y encima una playa con sombrillas de cocktail. Todo eso cabe en este pequeño local, con mesas y sillas bajas de madera en pleno corazón del Raval.

Preparan todo tipo de cócteles con una especial atención al gin tonic. Iván nos explica que tienen más de 24 tipos de ginebra para preparar unos gin tonics con mucho mimo que cuestan entre 6 € y 9 € y que se pueden combinar con Brand Tonic, Fever Tree o Fentimans por ejemplo.

Pesca Salada
Calle de la Cera 32, 08001 Barcelona

Cassette Bar

Vuelve la estética de los nostálgicos 80’s al Raval de Barcelona con el Bar Cassette.
La decoración se ha realizado a base de lámparas elaboradas a partir de cassetes, la vitrina de la entrada decorada con antiguos reproductores, cárteles de música y otros objetos vintage, y aunque el local es pequeño, tiene algún racó más íntimo que simula el comedor de casa con el sofá, la lámpara y el cuadro enmedio.
Los dos socios del Cassete Bar, los riojanos Laura y Fabio, preparan un cócteles, y en especial los gin tónics, con mucho mimo, y hasta las 22:30 los acompañan con alguna tapa gratis.

Cassette Bar
Calle del Este 11, 08001 Barcelona
933 028 509

Tirsa Cocktail Bar

Tirsa es un negocio familiar que se ha ido especializando hasta convertirse en una de las mejores coctelerías de la ciudad. El experimentado barman Manel Tirvió te asesorará sobre el gin tonic que más se adecue a tus gustos, ya que no tienen una carta fija.
Anteriormente fue una tienda de ultramarinos pero el negocio reconvirtió su orientación por la gran pasión que tenia su propietario por la coctelería.
Sirven los gin tonics en vaso de tubo y con solo dos cubitos, para que no se agüe el combinado y desde el primer sorbo hasta el último conserve toda su esencia.

Calle de Rafael Campalans 174, 08903 L’Hospitalet de Llobregat, Barcelona
93 431 23 02

Bar Elephanta

En el Bar Elephanta tienen ginebras de todo el mundo, diferentes tónicas y varias posibilidades de complementos porque todo el mundo encuentre la combinación de sabores que más le guste.

Funciona de este modo, primero tienes que escoger de la carta la ginebra que más te guste entre 36 diferentes con precios que oscilan entre el 6 € y los 11 €, después el complemento entre cítricos como el twist de lima, limón, pomelo o mandarina, clásicos como el enebro o la lima, frutas-flores como pétalos de rosa naturales o frutos del bosque, hierbas como el romero fresco, la menta o las olivas arbequinas o especies como la pimienta negra, grandes de café, regaliz, cardamomo y limón o nuez moscada. Por último tienes que elegir la tónica. La schweppes está incluida en el precio de la ginebra pero si quieres un combinado especial, coge la tónica catalana, la boylan o la 6 0`clock por 1 € más.

Si te parece que le vas a dar muchas vueltas con tanta carta, escoge directamente alguno de las sugerencias de la casa, como un Blackwood con meta fresca, twist de lima y tónica boylan por 10 €.

Elephanta Bar
Carrer del Torrent de Vidalet 37, 08012 Barcelona
Tel. 932 376 906
Abierto cada día. De lunes a sábado a las 18h. Domingos a las 17h.

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15 ‘hotspots’ gastro de Munich

Por Laura Conde

Tienes tres días libres y algunos ahorrillos. Ya conoces las grandes capitales europeas y aunque te encantaría repetir Londres o París no estás en ese momento en la vida de una persona en que se puede permitir pagar 4 € por un café. ¿Qué se hace en estos casos? ¿Compro un vuelo a Múnich? Para responder a esta pregunta estamos nosotros, que nos plantamos en Múnich con tres días por delante para descubrir los encantos de esta ciudad, la tercera más grande de Alemania tras Berlín y Hamburgo, la capital de Baviera, donde la gente se despide con un alegre ‘ciao’, desayuna cerveza con salchichas, e idolatra a partes iguales a Guardiola y al duque Guillermo IV, que allá por 1516 aprobó una ley que iba a marcar el destino de Alemania, la llamada Ley de Pureza, que establecía que a partir de ese momento la cerveza solo podría elaborarse con agua, lúpulo, levadura y malta. ¿El motivo? Parece ser que Guillermo IV perdía súbditos a mansalva, los cuales fallecían a causa de la gran cantidad de variopintos conservantes que se añadían a aquella letal cerveza homemade.

Beber cerveza ha sido y será siempre, como demuestra su célebre Oktoberfest, una costumbre fuertemente arraigada en Múnich, una de las ciudades que vieron nacer los populares biergarten (jardines de cerveza), jardines al aire libre, con mesas largas para compartir y música bávara de fondo en los que uno puede llevar la comida y pasar el día tomando cerveza hasta la extenuación. Cuando hace buen tiempo los biergarten se convierten en los lugares más concurridos por muniqueses y turistas, pero suelen estar cerrados en los meses de invierno. Los amantes de la cerveza tienen, además, una cita obligada, del 21 de marzo al 6 de abril, con el Starkbierfest, la llamada “fiesta de la cerveza fuerte”, una especie de Oktoberfest menos masivo pero igualmente divertido en que los muniqueses se lanzan a las calles con un único propósito: beber mucha cerveza.

Otro Guillermo ilustre en la historia bávara fue Guillermo V de Wittelsbach, cuyo bodorrio dio lugar a unos festejos que no han tenido parangón en la historia de la ciudad y, con ellos, al nacimiento de uno de sus mayores reclamos turísticos: el famoso carrillón del ayuntamiento, que puede verse dos veces al día y es realmente un espectáculo curioso. Algo del espíritu fiestero de aquel Múnich del siglo XVI que paró máquinas para entregarse en cuerpo y alma a aquella boda, está agradablemente presente todavía en el Múnich contemporáneo, una ciudad hermosa y sorprendentemente viva, donde la gente es alegre, amable, muy alejada del tópico del seriote alemán medio tan asentado en nuestro imaginario colectivo. Hemos recorrido el precioso centro histórico de la ciudad, los barrios ‘trendy’ y esas nuevas zonas en auge fruto de la gentrificación que afecta cada vez más al extrarradio de las ciudades bienestantes para detectar lo que, a nuestro parecer, son los 15 hotspots de Munich. Y después de hacerlo no nos queda la menor duda: id.

EL MUNICH ‘TRENDY’

1. Un ‘brunch’ en Cotidiano

En la zona de Gärtnerplatz, el barrio trendy por excelencia y una de las zonas más efervescentes de Múnich, encontramos este flamante café siempre bullicioso y concurrido ideal para hacer el brunch dominical o simplemente echar la tarde ante un tazón de café con leche (decimos literalmente tazón: te lo sirven en un bol) e hincar el diente a alguno de sus bocadillos, pasteles artesanos o ensaladas. Completan la oferta de este lugar de visita obligada, en plena plaza, un surtido de ensaladas y otros platos que te entran deliciosamente por los ojos. Gracias a su gran cristalera que da a la calle, es una delicia en los días luminosos, que, por desgracia, en invierno son pocos. Pero es parte del encanto de Múnich. No tienen Wi-Fi.
Gärtnerplatz 6

2. Una parada para comprar ropa en Kauf Dich Glücklich.

A dos pasos de Cotidiano nos topamos con una tienda de ropa de hombre y mujer muy interesante, que cuenta en su interior con una pequeña barra en la que sirven cafés. Fuera, una pseudoterraza formada por unas cuantas mesas y sillas recicladas se convierte en el lugar ideal para hacer una parada entre tanta caminata y hacerse con alguna prenda sofisticada, urbana, estilosa y a muy buen precio.
Oderberger Straße 44

3. Pastel XXL en Kochspielhaus.

El tamaño de absolutamente todo lo que encontramos en este céntrico café es realmente estremecedor. Su concepto de ración nada tiene que ver con el nuestro, cosa que hará felices a todos aquellos turistas con buen saque. Kochspielshaus no es, sin embargo, uno de esos lugares horteras de raciones gigantes y gente chillando: es un precioso café impecablemente decorado similar a Cotidiano, con panadería en el interior, repleto de jóvenes profesionales, muchos de ellos en compañía de sus perros (si hay una ciudad dog friendly esa es Múnich), donde todo, absolutamente todo es bonito y gigantesco a partes iguales. Te reciben en la entrada una serie de pasteles enormes, deliciosos, que puedes maridar con un cafe latte del tamaño de la Torre Eiffel, o un zumo que te tapará la luz cuando te lo planten delante. El local, revestido en madera, es de visita obligada para conocer el Múnich más cool.
Rumfordstraße 5

4. Una cena italiana en Sarfati.

Nos resistíamos a incluir un italiano en la lista, porque estamos en Múnich y aquí la gente desayuna salchichas con cerveza (damos fe) y cuando el hambre arrecia se cocina un codillo del tamaño de tu cuarto de baño. Pero la influencia italiana es tal en esta ciudad bávara que difícilmente consideraríamos a este flamante Sarfati, ubicado en pleno epicentro de hipsters con posibles, un restaurante de cocina internacional. En Múnich son muchos los que hablan italiano y cualquier restaurante de cualquier barrio cuenta con varios platos de cocina italiana en su carta, desde tiramisú a ensaladas o pasta. En este contexto encontramos este restaurante-vinatería que cuida la pasta hasta límites insospechados: traen todos los ingredientes de Italia (pedid su burrata si está en la carta), la pasta se elabora manualmente con una materia prima excelente y cuentan con una peculiar oferta de vinos. El vino de la casa, un Asinoi italiano, es delicioso. Y se cena estupendamente por 25 € por cabeza.
Kazmairstraße 28

5. A cualquier hora en Café Marais.

Es, probablemente, nuestro restaurante favorito de Múnich, tanto por la calidad de una carta deliciosa y sencilla que funciona durante todo el día como por la belleza de un interior de cuento de hadas, en una zona rodeada de pequeñas y encantadoras boutiques de diseñadores autóctonos. No muy alejado de Sarfati, la calidez es la seña de identidad de un local con grandes pasteles y mesas a compartir, repleto de elementos vintage y con un aire muy bien logrado entre retro y naif. Ver nevar desde sus cristales es una experiencia que nadie debería perderse. Ojo, no hay Wi-Fi.
Parkstraße 2

6. La parrilla interior más grande de Alemania en Brenner.

Como decíamos, la influencia mediterránea en general e italiana en particular es una constante en Múnich. Lo demuestra la carta de uno de los restaurantes de moda en la ciudad, el céntrico Brenner, un amplísimo y efervescente establecimiento ubicado en un antiguo establo cuyo precio medio de carta, pese a su aire indudablemente sofisticado y estiloso, no superará los 25 €. Cocina de inspiración mediterránea con claras influencias italianas y platos tradicionales alemanes revisados es lo que encontramos en un local en el que es prácticamente obligatorio pedir una pieza de carne, servida con verduras, que se cocina al momento en la parrilla interior más grande de Alemania. Tienen un mostrador de pasteles que hará las delicias de los más golosos. Tampoco tienen Wi-Fi.
Maximilianstraße 15

7. Un café con los niños en el San Francisco Coffee Company.

Es una cadena de cafeterías muy agradable, y nosotros escogimos el establecimiento que se halla en frente del flamante Verkehrszentrum, el museo del transporte, para hacer una parada y ¡por fin! conectarnos a su red Wi-Fi y fardar un poco de nuestro viaje en Instagram (los locales con Wi-Fi son escasos en Múnich). Café de muy buena factura y pastelería en un local moderno, bonito y declaradamente kids friendly, amplio y repleto de familias con niños, con zona de juegos.
Consultar direcciones de todos los establecimientos en: www.sfcc.de

EL MUNICH TRADICIONAL

8. Una cerveza de litro en Hofbräuhaus

El horror tiene un nombre y se llama Hofbräuhaus. Dicho esto, ni se te ocurra abandonar la ciudad sin dejarte caer por este singular espacio de visita obligada. Esta macrocervecería fue fundada en 1589… ¿a que no adivinas por quién? Sí, por Guillermo V, el mismo cuya boda duró una semana y dio lugar al carrillón del ayuntamiento, y es el paraíso del turismo de masas, un gran templo donde circulan cervezas de un litro como si fueran agua y la gente cena codillo XXL con puré de patatas a las 5 de la tarde. Hofbräuhaus es el Cheer’s de Munich, un lugar repleto de personajes pintorescos que van desde inmensos señores rubios con grandes bigotes ataviados con el traje tradicional bávaro a camareras enormemente malencaradas vestidas de igual manera. Un detalle: fijaos en el nudo del vestido. Si lo llevan a la derecha están casadas, si lo llevan a la izquierda solteras y si lo llevan detrás son viudas.
Platzl 9

9. Una cena bávara en Augustiner.

Una de las cervezas más populares de Múnich, también conocida como el champán de las cervezas, se fabrica desde el siglo XIV en un monasterio muy céntrico, que cuenta con un flamante restaurante en el que degustar una cena bávara de calidad, en un ambiente igualmente tradicional pero mucho menos informal que el del establecimiento anterior y también mucho menos turístico. Aunque cuentan con una gran cantidad de platos bávaros, también encontramos cocina internacional.
Neuhaustraße 27

10. Un queso de wasabi (y más) en el biergarten del Viktualienmarkt.

El Viktualienmarkt es uno de los hotspots de Múnich y sólo por visitarlo ya merece la pena volar a la ciudad. Es un enorme mercado de productos delicatessen al aire libre, en el que durante los meses de verano se monta un biergarten muy frecuentado por los muniqueses, que suelen comprar la comida en los puestos del mercado y comerla en el biergarten acompañada de una gran cerveza. Pese a que el biergarten sólo funciona en verano, el mercado está abierto todo el año. Además del mercado al aire libre, el Viktualienmarkt tiene un flamante pabellón cubierto repleto de productos delicatessen en el que encontramos numerosas tiendas y puestos de comida.
Viktualienmarkt 3

11.Souvenirs en la tienda Milka.

En el interior del mercado cubierto, donde no recomendamos parar a comer pese a que la oferta, damos fe, entra por los ojos, se encuentra uno de los puestos de souvenirs más frecuentados de la ciudad: la tienda Milka. Un lugar en el que una simpática dependienta nos obligó en un perfecto italiano, ya en caja dispuestos a pagar, a devolver unos pins que habíamos decidido adquirir aduciendo que eran muy caros y que a quién se le ocurre gastarse el dinero en eso (“troppo caro, amici”). Fue probablemente en ese punto, aunque tal vez fuese un poco antes, cuando se inició nuestro idilio con este lugar repleto de todo tipo de entrañables objetos, desde trajes de bávara en lila Milka a zapatillas de estar por casa, bombones o, uno de nuestros hits, ¡un toblerone de 4,5 kg!
Viktualienmarkt 15.

12. De litro en litro en el Oktoberfest.

Es una vez al año pero su recuerdo perdura durante los once meses siguientes. Unas carpas habilitadas para la ocasión junto al río acogen numerosos puestos destinados exclusivamente al disfrute de la birra, que, al parecer, se bebe a litros. Todo Múnich, además de la cantidad de visitantes que todos los años acoge la ciudad con motivo de esta festividad, se lanza a las calles a disfrutar del placer de beber cerveza: desde familias con niños a parejas de abuelitos, pasando por grupos de estudiantes, hombres de negocios… Y se empieza de buena mañana, lo que indica que hacia el mediodía la felicidad emana de todos los rincones de Múnich, la timidez da paso al desenfreno y se inician amistades inolvidables que duran, al menos, lo que dura el Oktoberfest.

13. El Oktoberfest primaveral: Starkbierfest.

Dos semanas completas dura este homenaje a la cerveza fuerte que tiene lugar en diversos puntos de Múnich y que los propios muniqueses suelen calificar como “un Oktoberfest sin turistas”. El centro neurálgico de los festejos, con música bávara y cerveza a destajo, es la sede de la cervecería Paulaner en Nockherberg, donde al parecer se fabricó la primera starkbier (cerveza fuerte), llamada Salvator, para sobrellevar mejor el ayuno parcial al que se sometían los monjes en Cuaresma.

ARTE Y SNACKS

14. Ella.

En el museo de arte moderno, el Lenbachhaus, ubicado en la llamada “zona de los museos”, que agrupa los más importantes de la ciudad, encontramos un bonito café restaurante acristalado que nos ofrece cocina internacional con especial atención a las propuestas italianas. Sólo por hacerse una foto frente a su bonito letrero setentero merece la pena una visita, aunque recomendamos visitar su colección de pintores muniqueses de los siglos XVIII y XIX. Que no todo va a ser comer.
Luisenstraße 33

CON ESTRELLA MICHELIN

15. Cena tradicional con estrella en Pfistermühle.

Múnich cuenta con varios restaurantes con estrella Michelin, algunos de cocina internacional tan interesantes como el prestigioso Toshi, japonés, pero nosotros nos detuvimos en este local ubicado en un antiguo molino ducal del siglo XVI para probar una cocina estrellada, cuyo precio de carta no superará los 60 €, en pleno centro de la ciudad y un entorno de ensueño, que ofrece fundamentalmente especialidades bávaras revisitadas.
Pfisterstraße 4

Y MAS

Dormir en el Schiller 5.

Nosotros escogimos este céntrico hotel de cuatro estrellas por diversos motivos: está a dos pasos de la estación, lo que facilita mucho los desplazamientos al aeropuerto, a cinco minutos de la céntrica Marienplatz, y además se halla en una zona repleta de hoteles, con lo cual encontramos restaurantes abiertos a todas horas y en general todo tipo de servicios. El hotel es sobrio, moderno y confortable, con cocina en las habitaciones, y su dueño, un entrañable ancianito, se acerca todos los días durante el desayuno a cada una de las mesas a preguntar a sus huéspedes si son felices en su hotel.
Schillerstraße 5

Visita obligada (y más con niños) al Deutsches Museum

Un apunte extragastronómico para el museo más visitado de toda Alemania, al que conviene acceder dando un paseo a lo largo del río, que, por cierto, tiene una flamante zona de baño muy concurrida en verano. Se trata de uno de los museos de la ciencia y la tecnología más importantes de Europa y cuenta con una zona dedicada al transporte (barcos, aviones y complejos artilugios motorizados de toda índole), espacio, instrumentos musicales, cerámica, farmacia, metales, física y así hasta completar una serie de secciones que tardaríamos unos 8 días en recorrer si quisiésemos visitar al completo. Un buen lugar para parar a tomar un café, en su cafetería ubicada en la misma tienda.
Museumsinsel 1

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Por Laura Conde

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Bolonia una ciudad para disfrutarla en familia

Bolonia es una de las ciudades más bellas del norte de Italia. Conocida por contar con la Universidad más antigua del mundo occidental, también la caracterizan sus pórticos y las fachadas rojizas que cambian de tono según la luz del sol. Una ciudad pequeña con una gran historia. Algo que la hace cómoda y atractiva a la hora de visitarla, y muy recomendable para una escapada en familia.

El pasado está vivo en sus calles, en el casco antiguo medieval, en los palacios y villas renacentistas, en las iglesias barrocas, y en sus plazas y jardines. En ella se respira una atmósfera joven, revolucionaria y algo bohemia. Lo moderno respeta y convive con lo antiguo, algo de lo que pueden estar bien orgullosos sus habitantes.

El punto de partida para visitar la ciudad es la Piazza Maggiore donde podemos admirar algunos de los monumentos más representativos de la ciudad como el Palazzo dei Banchi, la Basílica de San Petronio, el Palazzo dei Notai, el Palazzo d'Accursio que alberga el Ayuntamiento de Bolonia, y el Palazzo del Podestà. En este último se encuentra la oficina de turismo de la ciudad en la que nos informarán muy amablemente de todas las posibilidades para conocerla en familia. Si no tenemos mucho tiempo, hay dos buenas opciones. Por un lado, la visita guiada family friendly ideada por el colectivo Mammacult de la ciudad. Y por el otro, la  Welcome Card de 48 horas que incluye acceso gratuito a los museos, una visita guiada por el centro histórico, o la de 72 horas, que también te permite el acceso a la torre y al bus turístico. Cada una de ellas es válida para un adulto y para un niño menor de 12 años, y la verdad es que merece la pena.

Adyacente a la gran plaza está la Piazza del Nettuno con su fuente dedicada al dios del mar y custodiada por el Palazzo Re Enzo y la Sala Borsa, antiguo centro de la vida económica de Bolonia y ahora transformada en una rica biblioteca pública multimedia. Un lugar para refugiarnos en el caso de cansancio o mal tiempo ya que dentro hay un maravilloso espacio para bebés y niños. Si nos apetece seguir leyendo cuentos para niños y niñas solo tenemos que salir de nuevo a la calle y rodear el Palazzo Re Enzo, en la via Rizzoli está la Giannino Stoppani Libreria per Ragazzi. Y es que en Bolonia se celebra cada año la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil, la más importante del mundo.

Andando por la misma calle en dirección al Barrio Universitario veremos otro símbolo de la Bolonia, las Dos Torres medievales (Asinelli y Garisenda), las más altas de la veintena que quedan en la ciudad. Para los peques que sean algo más mayores y atrevidos es muy divertido subir los 498 peldaños que nos llevan a la cima de la Torre Asinelli y contemplar las hermosas vistas de la ciudad. Si al bajar nos ha entrado hambre podemos pasearnos por las callejuelas comerciales del Área Quadrilatero, el antiguo mercado de la ciudad. Aquí encontraremos unas sabrosas vistas a sus frutas, dulces, embutidos, pasta fresca e incluso pescado fresco.

También os recomendamos las tiendas del área de la T comercial, formada por la via Ugo Bassi, via Rizzoli y la larga via dell’Indipendenza. Caminando por debajo de los señoriales pórticos hay desde tiendas de marcas globales y de moda italiana de toda la vida, cafeterías y dulces pastelerías, colmados y droguerías en los que encontrar lo que se busca, hasta el Mercato delle Erbe, donde comprar todo tipo de fruta y verdura. Además hay toda una ruta de antiguos negocios restaurados con mucho gusto y convertidos ahora en tiendas de estilo vintage. Una de ellas es Les Libellules, un atelier de ropa de sastrería infantil situada en la via San Vitale, cerca de las Dos Torres.

Otro de los rincones que merece mucho la pena de admirar es la ventana sobre el canal en via Piella, entre via Zamboni y via Indipendenza, en la que se nos desvela uno de los secretos más bien guardados de la ciudad, las aguas subterráneas que en su día pasaban por canales a cielo abierto similares a los de Venecia. También recomendamos acercarse a la Piazza Santo Stefano presidida por la basílica del mismo nombre, formada por cuatro (antiguamente siete) iglesias de épocas distintas, una auténtica belleza. En uno de los lados está la Corte Isolani con un pasaje cubierto que une la strada Maggiore con la via Santo Stefano. En esta misma vía encontramos La Gallina Smilza, una tienda muy mona con todo tipo de cositas para decorar la casa y la habitación de los niños. Algo más adelante, en el número 70, está una de las heladerías más famosas y deliciosas de Bolonia, la Cremeria Santo Stefano, hay sabores para todos los gustos.

Si seguimos hacia el sur de la ciudad daremos con los hermosos Jardines Margherita, una muy buena elección para un picnic en familia o para hacer un aperitivo en el Vetro, un viejo invernáculo convertido ahora en un bar-restaurante. Tiene una genial terraza al aire libre con mesas de jardinería y luces dentro de tiestos, una maravilla para relajarse al final del día. Éste forma parte de Kilowatt, un coworking y acelerador de ideas de valor social, cultural y ambiental que autogestiona este espacio gracias al programa público Incredibol del ayuntamiento de Bolonia.

La ciudad también cuenta con numerosos museos de gran interés y atractivos para visitar con niños. En el centro histórico, en la via dell’Archiginnasio está el Museo Civíco Arqueológico que nos ayudará a entender un poco más el pasado de la ciudad. Un poco más adelante encontramos el Palacio Archiginnasio, primera sede de la universidad más antigua de occidente, fundada en 1088 donde podremos visitar el Teatro Anatómico en el que se daban las clases de anatomía. Bolonia fue reconocida por la Unesco como Ciudad Creativa de la Música, un prestigioso título basado en la riqueza de las propuestas del presente y en las excelencias del pasado plasmadas en su Museo internazionale e biblioteca della musica con una cuidada colección de más de ochenta instrumentos musicales antiguos. Si lo que os apetece es ver arte moderno entonces no os podéis perder el Museo d'Arte Moderna di Bologna (MAMBO) que ofrece una gran variedad de talleres y actividades infantiles.

Para ponerle la guinda a nuestra visita a Bolonia podemos acercarnos con el bus número 87 hasta el Gelato Museum situado en las instalaciones de la famosa compañía Carpigiani, fabricante de máquinas y equipamientos para hacer el inigualable gelato italiano, el más sabroso y cremoso del mundo. Un fantástico espacio dedicado al estudio y análisis de la historia del helado artesanal. Además hacen un workshop pensado especialmente para familias que incluye una visita guiada por el museo y un taller de elaboración de helados siguiendo la receta original. ¡A disfrutar de la experiencia!

Anímate a hacer una escapada en familia a Bolonia, reserva tu Vueling aquí.

Texto de Mar Domènech

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Ruta por el Edimburgo de Trainspotting

Adaptación cinematográfica de la (imprescindible) novela homónima deIrvine Welsh-uno de los escritores que mejor ha sabido retratar la zona oscura de la capital escocesa-, Trainspotting ha devenido un film referencial para toda una generación. Celebrando las dos décadas que han pasado desde su estreno y a las puertas del reencuentro en su secuela de Mark Renton, Sick Boy, Spud y Frank Begbie, hacemos un recorrido por algunos de los más significativos rincones de Edimburgo en los que transcurre la película.

Princes Street

Es la escena inicial de la película y una de las secuencias más iconográficas del cine de los 90. Heroinómanos pero ilustrados, Mark Renton y Spud acaban de robar en una librería y huyen de los seguratas a lo largo de Princes Street al anfetamínico ritmo del Lust for Life de Iggy Pop. Levantada a finales del siglo XVIII, Princes Street, con su kilómetro y medio uniendo Lothian Road en el oeste con Leith Street en el este, es la principal arteria y área comercial de la capital de Escocia.   

Cowgate

La carrera de Mark Renton escapando de los vigilantes de la librería en la que acaba de afanarse unos cuantos ejemplares termina cuando es embestido por un coche en Cowgate. Calle histórica del Old Town de Edimburgo, como fácilmente se puede deducir por su nombre, en tiempos pretéritos era la vía por la que transitaban las vacas en día de mercado. Junto a la siempre animada plaza Grassmarket, actualmente conforma una de las zonas más transitadas de Edimburgo, albergando algunos de los mejores pubs de la ciudad como The Three Sisters, The Last Drop o The Beehive Inn.

The Volley

El psicópata de Frank Begbie se pasa buena parte del minutaje de Trainspotting repartiendo mamporros a todo aquel que se le ponga por delante. Una de esas palizas tiene como escenario un popular pub y sala de billares de Edimburgo llamado The Volunteer Arms pero conocido por todo el mundo como “The Volley”. El bar sigue en pie en el paseoLeith Walk,la avenida que va desde el centro de la ciudad hasta el barrio portuario, pero ahora se llama The Cask & Still y es un refinado local en el que se sirven los mejores whiskies y ginebras destilados de Escocia.

El peor wáter de Escocia

Mark Renton anda con el mono, y lo único que ha conseguido en el “mercado” son unos supositorios de opio. Peor aún, sin ningún sitio en el que poder esconderse, se los tiene que administrar en el que muy acertadamente describe como “el peor wáter de Escocia”, un auténtico pozo de porquería situado en la trastienda de una casa de apuestas del centro comercial Muirhouse. Veinte años después, este lugar es una zona de aspecto fantasmagórico con la mayor parte de sus locales tapiados.

The Meadows

Con la ciudad en plena efervescencia por el Festival de Edimburgo y con todos los pubs a rebosar de turistas; Renton, Spud y Sick Boy no hallan nada más divertido por hacer que tomar éxtasis y perderse por The Meadows. Intentarán ligar con dos colegialas de un centro privado cercano pero acabarán alucinando con unas ardillas. Situado en la zona sur del centro de la ciudad, The Meadows es uno de los parques más grandes de Edimburgo, una de esas infinitas zonas verdes tan características de las ciudades británicas, con zonas de recreo para los más pequeños, clubes de croquet, pistas de tenis y campos de fútbol y rugby.  

La Estación Central de Leith

Tras una temporada en Londres, Renton vuelve a Edimburgo por Navidad, donde se reencuentra con sus viejos amigotes. Con uno de ellos, Begbie, visita la Estación Central de Leith, edificio que describe como “un hangar desolado y estéril, que pronto será demolido y reemplazado por un centro comercial y una piscina pública”. La estación central de Leith fue cerrada a los pasajeros en los años 50 y clausurada definitivamente en 1972, momento en el que se convirtió en la guarida preferida de los drogadictos de la ciudad. Años después, efectivamente, la zona donde estaban las plataformas fue reconvertida en un centro comercial Tesco y el edificio de la terminal en un complejo de ocio acuático llamado Leith Waterworld.  

Easter Road

Aunque no está presente físicamente, el Hibernian FC y su estadio, Easter Road, se citan constantemente en la novela y la película. Fundado en 1875 por emigrantes irlandeses, el Hibernian es el club del barrio portuario de Leith y el equipo que apoyan todos los protagonistas de Trainspotting. La sede de los Hibs, apodo con el que se los conoce, es Easter Road, estadio inaugurado en 1893. A esta especie de caja de zapatos que mantiene ese encantador aroma añejo de los estadios de fútbol británicos, sus hinchas la denominan The Holy Ground o el San Siro de Leith. Si los Hibs, por su origen irlandés, es el equipo de los católicos, reproduciendo la rivalidad de los dos grandes de Glasgow -Celtic y Rangers-, su antagonista en el fútbol en Edimburgo es el Heart of Midlothian Football Club, equipo con una mayoría de aficionados protestantes.   

Glasgow

Aunque la novela de Irvine Welsh transcurre íntegramente en Edimburgo, la mayor parte de su adaptación cinematográfica fue rodada en… ¡Glasgow! Las mentirijillas del séptimo arte. Entre las localizaciones más significativas de Trainspotting en la ciudad más grande de Escocia destacan dos. La primera, la Volcano, la discoteca en la que Renton conoce a su particular Lolita, Diane. Situada en el 15 de Benalder Street, cerca de la estación de Kelvinhall, no os molestéis a buscarla, pues fue demolida años atrás. Sí que encontraréis Rouken Glen Park, el parque en el que Renton y Sick Boy pasan el tiempo discutiendo sobre la trayectoria cinematográfica de Sean Connery y disparando balines a los rottweilers.

Aquellos que queráis realizar la ruta por lo escenarios de Trainspotting podéis ir a la aventura por vuestra cuenta, o si lo preferís, Leith Walks os ofrece una cómoda solución con el Trainspotting Walking Tour. Desde la Estación Central de Leith al “peor water de Escocia” un guía os descubrirá las principales localizaciones de la novela de Irvine Welsh llevada al cine por Danny Boyle.

Si viajas a Edimburgo, elige perderte por los rincones que sirvieron de escenario para esta icónica película, consulta tu Vueling aquí.

Texto de Oriol Rodríguez para Los Viajes de ISABELYLUIS

Imágenes de Naureen-s, Babatuel, Denna Jones, Joe Price, LHOON, GDU photography

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