A 30.000 pies por viajeros para viajeros

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Una ruta por la Bretaña francesa

Recorrer la Bretaña es revivir la emocionante historia medieval europea, ahondar en sus raíces culturales, en sus tradiciones y leyendas. Descubrirás unos paisajes sorprendentes; sus playas, acantilados o localidades medievales como Vitré o Fougères, y sacarás provecho de los efectos beneficiosos que ofrecen las aguas del océano Atlántico para el cuerpo. En Dinard o La Baute encontrarás algunos de los mejores balnearios, a los que son tan aficionados los bretones, en los que descansar y purificarte.

La Bretaña francesa es una gran península con 1.200 kilómetros de litoral y una intensa relación con la tierra y el mar, que se percibe tanto en sus paisajes como en la gastronomía y sus tradiciones, que se remontan a su pasado celta, realmente más próximo a Irlanda o Gales que a la propia Francia.

La belleza del litoral bretón se ve prolongado por sus islas, al norte las de Bréhart o Ouessant y Sein, Glénan, Groix o Belle-Île al sur, auténticos paraísos de belleza salvaje con sus calas protegidas y sus faros, y con una historia y personalidad propia. Sus puertos han sido puntos estratégicos tanto para el comercio como para la defensa militar e incluso, tierras de destierro.

Rennes, aunque capital de la Bretaña, se encuentra a las puertas de la región de Normandía y es un destacado lugar del patrimonio arquitectónico y testigo de la historia de la región. Alrededor de sus dos plazas reales, el Parlamento y el ayuntamiento, y sus características casas de entramado de madera y mansiones renacentistas, se dibujan siglos de historia.

A 30 kilómetros de Rennes se encuentra el frondoso bosque de robles y hayas de Brocelandia, dominio de mitos y leyendas celtas. Es aquí donde se suelen situar muchos episodios de las novelas de la Mesa Redonda, como la búsqueda que el Rey Arturo ordenó para encontrar el Santo Grial y fue también el lugar donde vivieron el hada Viviana, el caballero Lancelot y el mago Merlín, amigo y asesor del joven Arturo, del que dicen quedó allí atrapado por amor.

Por el mágico bosque de Broscelandia recorrerás recónditos senderos que te llevaran por el Puente del Secreto, el pueblo de Paimpont y su hermosa abadía o los castillos de Brocelianda y del paso del Acebo.

Al norte, en el estuario del río Rance se llega a Dinan, con su encantador casco urbano y una de las ciudades medievales mejor conservadas. Por su recinto amurallado descubrirás fascinantes monumentos como la basílica de Saint-Sauveur o la torre de l’Horlage.

A partir de aquí se extiende la Costa Esmeralda, con sus verdes costas salpicadas de pueblecitos, que trascurre desde la ciudad amurallada de Sain-Malo a la Costa de Granito Rosa, que debe su nombre a sus peculiares formaciones rocosas de matices rosa. Y entre ellos, innumerables sitios por explorar: los acantilados rocosos de Cap Fréhel o Rochefort-en-Terre con sus casas bajas de techos de pizarra y el encanto de los viejos pueblos.

Otro de los alicientes de la ruta por la costa bretona es seguir el Camino de los faros, que se inicia en Brest y finaliza en Portsall, para recorrer el medio centenar de faros que puntean su litoral.

Grandes pintores como Paul Gauguin o Maurice Denis han inmortalizado como nadie la Bretaña. Podrás redescubrirlos en el Museo de Bellas Artes de Pont-Aven. Pont-Aven debe su fama a la escuela de pintores que lideró Gauguin en esta localidad pesquera, llegados de París y dispuestos a seguir sus enseñanzas. Esta población sigue conservando los nostálgicos molinos que se sucedían a lo largo del río, que tantas veces recrearon estos artistas, y su fascinación por la pintura, pero también podrás disfrutar de su afamada repostería.

Finalizando el arco de la costa bretona hacia el sur, se encuentra Carnac, localidad que alberga más de 3.000 restos prehistóricos de entre los años 5.000 y 2.000 a.C. Se trata del enclave arqueológico más antiguo de Europa, dividido en cuatro grandes áreas: Le Ménec, Kermario, Kerlescan y Le Petit Ménec. También puedes completar tu visitar en el Museo de la Prehistoria de Carnac.

Comer en la Bretaña

El dilatado litoral bretón, bañado por las aguas del Atlántico, marca la gastronomía de la región, que ha sabido, como ninguna otra, preservar sus especialidades gastronómicas. Los pescados y mariscos toman las cartas de los restaurantes como en ningún otro lado. Aquí se recogen una de las mejores ostras del mundo, la Belon y por supuesto, los mejillones.

En general todos los crustáceos y mariscos como el centollo, los bogavantes o los bueyes de mar, ya que se recogen de sus frías aguas. Esto se traduce también en deliciosas sopas de pescado. Aunque si hay un pescado por el que los bretones tienen un especial fervor, ese es el bacalao, que preparan de todas las maneras imaginables.

Pero, aparte del pescado, en la Bretaña se elaboran excelentes quesos, como el curé nantais, y mantequilla, sidra y deliciosa repostería. Sus crêpes, brioches o los sablés harán las delicias de los más golosos.

Imagen de Pymouss

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Historia y vino en Saint Émilion

El monje Émilion, una especie de Robin Hood, fue el encargado de darle nombre a esta localidad que se encuentra a 38 kilómetros de Burdeos –cuesta aproximadamente media hora llegar tanto si vas en coche como si lo haces en tren-. Pasear por sus calles empedradas y empinadas es respirar historia... y vino. El aroma de Baco inunda todo el pueblo, que se encuentra rodeado de viñedos de las variedades merlot, cabernet franc y cabernet sauvignon

En un día podéis ver la gran mayoría de sus encantos, pero os aseguramos que querréis quedaros allí para toda la vida. Gran parte de la historia de Saint-Émilion se encuentra bajo tierra, lo que nos hace imaginar un pasado lleno de sociedades masónicas y grutas secretas, un aire de misterio que otorga aún más atractivo a este municipio declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO. 

Mundos subterráneos

De visita obligada es su iglesia monolítica, la más grande de Europa. Excavada bajo tierra, es imposible de imaginar sus dimensiones desde fuera. Esta joya arquitectónica nos permite adentrarnos también en las catacumbas, donde se enterraban a los antiguos nobles. Se realizan visitas guiadas en varios idiomas cuyos tickets se pueden comprar en la oficina de turismo y que vale la pena contratar. En el caso de la visita guiada en español, se hace siempre a las 12h. 

Si os gustan mucho los mundos subterráneos también hay diversas bodegas bajo tierra que podéis visitar, como la Cardinal Villemaurine, Clos de Menuts o Manoir Galhaud, por citar solo algunas. Además hay más de 100 châteaux donde degustar todo tipo de vinos con denominación de origen de Saint -Emilion. Eso sí, en las catas no olvidéis escupir de vez en cuando el vino, no se os vaya a subir a la cabeza y acabéis haciendo cosas de las que arrepentiros a la mañana siguiente. 

Paseando por la villa

En el exterior la villa nos ofrece paisajes de postal y paseos románticos. Subir y bajar las calles empinadas con tu pareja cogidos de la mano convierte el recorrido en lo que puede parecer un camino de obstáculos por las piedras irregulares, como si de una metáfora sobre el amor se tratara.

Callejeando se llega a la puerta de la Cadena, un arco que en sus días separaba la parte alta de la ciudad, dónde vivían los nobles, de la parte baja, dónde residían los campesinos. 

En la Edad Media Saint-Émilion estaba defendida por un recinto fortificado que constaba de 1500 metros de murallas, y se accedía a la ciudad a través de seis puertas: la puerta Bourgeoise situada al norte, la puerta Brunet en el naciente, las puertas de los Chanoines y de Saint-Martin en el poniente, las puertas Bouqueyre o Bouquière y la de Sainte-Marie al sur. La puerta Brunet, que da a los viñedos, es la única que se conserva prácticamente en su estado original. Vale la pena acercarse a este lado de la villa donde lo único que escucharás será a los pájaros cantar. 

Otro de los monumentos que se ve desde prácticamente todo el pueblo es la torre del castillo del Rey. Se puede acceder a la parte alta por 1,5€ y contemplar unas vistas que dejan sin habla a cualquiera. 

Macarons para merendar

Antes de que Ladurée reinventara la fórmula de los macarons haciéndolos dobles y de diversos colores y sabores, éstos ya existían como un dulce de almendra esponjoso de gran tradición en pueblos como Saint-Émilion. En el siglo XVII las monjas Ursulinas de este municipio fueron las responsables de la cosecha de almendra que utilizaron en sus pasteles, creando así los macarons, famosos todavía hoy en toda la región. Podemos encontrarlos en dos tiendas de gran tradición: Mouliérac y la Fabrique de macarons. Si sois muy golosos y os quedáis con ganas de más azúcar en vena, también podéis probar los canelés, unos pequeños bizcochos típicos de Burdeos cuya receta también pertenece a una orden monástica, esta vez del siglo XVI ¡Absolutamente delicieux!

Brasseries, foie gras y queso para cenar

Encontraréis múltiples restaurantes de cocina tradicional y brasseries, ideales para comer canard (pato) o entrecot. Y si lo que os apetece es probar quesos típicos franceses, algo de foie gras e incluso unas ostras mientras degustáis varios vinos, el restaurante L’Evers du Décor es el sitio ideal. Tiene un pequeño patio para las noches calurosas de verano y su carta de vinos es tan extensa como una novela de Cervantes. Dejad que el camarero os recomiende, y abandonaos a los efluvios de Dionisio. 

Si quieres descubrir la joie de vivre consulta tu Vueling a Burdeos y ¡a disfrutar!

 

Texto de Miriam Arcera para Los Viajes de ISABELYLUIS

Fotos de Antonio Caballero

 

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Carcasona inspiración medieval

Situada en el centro del triángulo que conforman las ciudades de Toulouse, Montpellier y Barcelona se encuentra esta espectacular ciudad amurallada que hace las delicias de todo aquel que la visita. No en vano, en 1997 fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, y es uno de los principales atractivos turísticos de la región del Languedoc, y por extensión de Francia, llegando a atraer unos 4 millones de turistas al año. A continuación te desvelamos las claves que han convertido a Carcasone en un lugar a visitar.

Importante enclave estratégico

Su estratégica ubicación, en una colina sobre el valle del río Aude que le permitía la vigilancia de rutas tan importantes como la que unía la Península Ibérica con el resto de Europa, y el Atlántico con el Mediterráneo la convirtió en lugar clave durante siglos. Ya en época preromana era un importante centro de intercambio comercial, que con el tiempo sería codiciado por galos, romanos, encargados de construir la primera muralla de la ciudad antigua, visigodos, musulmanes, hasta acabar transformándose en cuartel del ejército real francés.

Recorriendo la Cité

La huella de todo ese pasado como centro estratégico se encuentra localizado en la zona alta de Carcasona, en lo que se conoce como la Cité, y en el que está emplazado el antiguo recinto amurallado. Y es en el recorrido por el interior de este espacio donde el visitante se verá totalmente transportado a otra época. La Cité se encuentra protegida por una doble muralla, la interior de época gala, romana y visigoda, y la exterior, mucho más robusta y coronada por catorce torres, edificada a partir del siglo XIII. Una vez dentro, lo mejor es perderse por sus calles y dejarse llevar por el espíritu medieval que emanan. Entre los lugares más destacados se encuentran el Castillo Condal, situado en el oeste de la ciudad, adosado a la muralla, cuyo interior se puede visitar, y la Basílica de Saint-Nazaire, de época románica. Tampoco dejéis de recorrer el antiguo puente (Pont-Vieux) que atraviesa el Canal du Midi, uniendo la Cité con la zona baja de Carcasona.   

Algunos extras por el camino

Este viaje al pasado que supone pasear por las calles de la antigua Carcasona quedará perfectamente complementado con una parada gastronómica en alguno de los locales que hallarás en tu camino. Tomarse un buen vaso de vino, a poder ser de Corbieres, que es la denominación local, acompañado de confit de pato o de cassoulet (guiso de alubias típico de la zona) es el extra perfecto que redondeará tu visita a esta ciudad.

Viollet-le-Duc, el otro gran protagonista de Carcasona

Gran parte del atractivo de Carcasona versa en la figura del arquitecto, arqueólogo y escritor francés Viollet-le-Duc, y de la singular a la par que polémica  “restauración” que llevó a cabo de la Cité a mediados del siglo XIX. Hay que tener en cuenta que la zona amurallada de Carcasone, tras el Tratado de los Pirineos en1659 quedó totalmente abandonada, siendo lentamente corroída por el imparable paso del tiempo. Tal era su estado de degradación que se llegó a plantear su destrucción, pero finalmente, y por petición popular, se procedió a su remodelación, y para ello se recurrió a una de las figuras más importantes en ese momento, Viollet-le-Duc.   

Más que ante una restauración como la entenderíamos en la actualidad, lo que el visitante se encuentra es con una reconstrucción de la ciudad antigua a la que se le ha incorporado algún que otro retoque de carácter romántico ideado por el propio Viollet-le-Duc. En realidad hizo lo que estaba en boga en ese momento en lo que al campo de la restauración se refiere, aunque con posterioridad han sido muchos los expertos que han criticado dicha labor. Aún así, hay que reconocer que el resultado no desentona tanto, y logra sumergir al visitante en esa época que el arquitecto intentó plasmar con su interpretación del pasado medieval.

Reserva tu Vueling a Toulouse, que se encuentra a apenas 100 kilómetros de Carcasona, y aventúrate a viajar en el tiempo tras las murallas de esta maravillosa ciudad fortificada del Languedoc.

Texto de Los Viajes de ISABELYLUIS

Imágenes de Tournasol7

 

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Disfrutando del Romanticismo el olor a vid y encanto alpino en Alemania

Fantásticos castillos medievales, bellísimos paisajes, localidades llenas de encanto, hermosos viñedos, sabrosa gastronomía y un toque de romanticismo, ¿se le puede pedir más a un viaje? Pues esto y más es lo que encontrarás en una de las rutas más populares y más visitadas de Alemania, la conocida como la Ruta Romántica (Romantische Strasse en alemán).

Su punto de partida se encuentra en Würzburg, situado a unos 110 kilómetros al sureste de Frankfurt, y finaliza en Füssen, que está a 82 kilómetros al suroeste de Múnich. Entre ambos puntos te esperan más de 60 localidades repletas de cultura, y unos paisajes que te dejarán deslumbrado; unos 400 kilómetros de recorrido donde disfrutar al máximo de la que fuera una importante ruta comercial en la Edad Media, y que desde 1950 es uno de los principales atractivos turísticos de Alemania

Principales lugares a visitar

Como es mucho lo que hay por ver en este largo recorrido, a continuación hemos hecho una selección de los principales lugares en los que merece la pena detenerse:

Würzburg. En el corazón de la región vinícola de la Franconia se encuentra esta localidad famosa por albergar una auténtica joya de la arquitectura barroca como es la Würzburg Residence, que fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1981.

Rothenburg ob der Tauber. Es una de las ciudades medievales mejor conservadas de Alemania, y una de los principales atractivos de la Ruta Romántica, así que no dudes en hacer una parada para visitarla. Te recomendamos dar un paseo por su muralla medieval para disfrutar de la panorámica que desde ella se aprecia de la ciudad y de sus alrededores.

Dinkelsbühl. Otro de los tesoros que encontrarás en el recorrido es esta pintoresca ciudad que logró sobrevivir a la destrucción tanto en la Guerra de los Treinta Años como en la Segunda Guerra Mundial, de ahí su buen estado de conservación y que mantenga la esencia de su pasado medieval. Entre otras cosas, cuando recorres sus calles llama la atención el gran número de torres que posee, dieciséis en total.  

Nördlingen. Menos visitada que las anteriores, esta bella villa medieval situada en la región de Baviera, conserva buena parte del encanto del pasado. Como principal curiosidad,  la ciudad fue construida sobre el cráter causado por el impacto de un meteorito caído hace más de 15 millones de años, cuya extensión es de casi 25 kilómetros de diámetro.

Augsburgo. Es la ciudad de mayor tamaño de la ruta, y una de las más antiguas de Alemania, siendo de fundación romana, con más de 2000 años de antigüedad. Su independencia le permitió en el pasado ser una ciudad muy próspera en Europa,   generando un gran volumen de riqueza. Destaca la Rathausplatz, una gran plaza peatonal situada en pleno corazón de la Altstadt, y la presencia de edificios renacentistas y barrocos.

Iglesia de peregrinación de Wies. Ubicada en Steingaden, es lugar de imprescindible parada para los amantes del arte ya que es una de las obras más destacadas del rococó bávaro.   

El Castillo de Neuschwanstein. Cerrando nuestras recomendaciones está esta impactante obra de la arquitectura, que hasta sirvió de modelo a Walt Disney en el diseño del Castillo de la Bella Durmiente. No en vano Neuschwanstein significa en español “La nueva piedra del cisne”. Situado sobre el desfiladero de Pöllat en los Alpes Bávaros, su construcción fue ordenada por Luis II de Baviera, el «rey loco», en 1866.

Algunas recomendaciones

La mejor forma de desplazarse por la Ruta Romántica es haciéndolo en coche, que puedes alquilar en el mismo aeropuerto de Frankfurt, y de este modo tener mayor autonomía a la hora de moverte de una población a otra. Durante el recorrido encontrarás señales indicando el camino que debes de seguir. Aún así, aquellos que quieran optar por un transporte alternativo está el autobús, pudiendo comprar billetes por tramos con antelación. Y los más deportistas pueden optar por darse el placer de recorrer tan bucólicos paisajes en bicicleta ya que, en general, el recorrido no cuenta con grandes desniveles.

Al contarse entre uno de los destinos turísticos más populares de Alemania, nuestro consejo es que en la medida de lo posible intentes realizar tu visita en primavera u otoño, ya que en verano es cuando más frecuentada está.

Ahora que ya conoces los entresijos de esta fantástica ruta, no dudes a ponerla en práctica. Consulta tu vuelo a Frankfurt aquí.


Texto de Los Viajes de ISABELYLUIS

Imágenes de vince42, Tilo 2007, Rictor Norton & David Allen, ilovebutter, Holger Baschleben, Allie_Caulfield,Brian Wiese

 

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