A 30.000 pies por viajeros para viajeros

Resultados

6 razones por las que visitar Pisa

No deja de ser curioso que el principal reclamo y el más fotografiado de Pisa sea una torre cuya inclinación augura una caída que lleva siglos demorándose. No es el único edificio inclinado en la ciudad, pero sí el más famoso. Es lo que tiene estar ubicado sobre terrenos pantanosos y retarles con construcciones arquitectónicas y más si son de cierta altura. Pero Pisa bien vale más que esta curiosidad, así que no dudes en tomarte tu tiempo y aventurarte a conocer todas las caras que ofrece esta bella ciudad de la Toscana.

1. Piazza dei Miracoli, la reina del lugar 

Declarada Patrimonio de la Humanidad, tiene el honor de albergar el monumento más visitado de la ciudad y uno de los más inmortalizados de Italia: la torre inclinada. Es por la que acuden todos los turistas, pero no es la única joya arquitectónica del lugar. Además de la citada torre están el Duomo, del que destaca su espectacular puerta central de bronce, y el púlpito, obra maestra esculpida entre 1302 y 1310 por Giovanni Pisano; el Baptisterio, cuya construcción inició en época románica y finalizó en el siglo XIV, y del que destaca el púlpito obra de Nicola Pisano, considerado precedente del renacimiento; y por último está el Camposanto, que contiene 600 lápidas y del que destacan los frescos que decoran los muros de sus galerías.   

2. Las otras “piazzas” de Pisa

En Pisa hay más “piazzas” que la del Miracoli y más monumentos por ver que los que en ella se encuentran. Es el caso de la céntrica Piazza dei Cavalieri, con magníficos palacios como el de Anziani y el de Orologio, y con maravillas como la iglesia Santo Stefano dei Cavalieri. Aunque para muchos de sus visitantes el mayor atractivo versa en el ambiente universitario que se respira en este espacio. Este mismo ambiente lo hallarás en la Piazza Dante Alighieri, en la que destaca el edifico de la Sapienza, que alberga la sede de la Facultada de Derecho y la Biblioteca de la Universidad de Pisa.    

3. Los otros monumentos inclinados de Pisa

Construir en un terreno pantanoso como los es el de Pisa es lo que tiene, que te arriesgas a que más de un edificio se vea afectado por su inestabilidad. Así pues, la torre de Pisa no es la única construcción arquitectónica afectada por este fenómeno, y son más los espacios que tienden hacia la inclinación de sus paredes, como es el caso del Duomo y el Baptisterio, y los campanarios de la Chiesa di San Nicola y el de la Chiesa di San Michele degli Scalzi.  

4. El súper grafiti de Keith Haring

Es de los únicos grafitis que Keith Haring realizó en 1989 con la idea de que fuera un mural permanente, saliéndose de su costumbre de hacer obras perecederas, y que es una de las esencias del grafiti. Emplazado en el muro sur de la iglesia de San Antonio Abad, ocupa 180 metros cuadrados, y bajo el título Tuttomondo, representa la paz y la armonía del mundo, y por inconfundible estilo de sus figuras simplicadas lo reconocerás.

5. Un paseo por las orillas del Arno

Las aguas del río Arno a su llegada a Pisa realizan los que casi son sus último pasos antes de llegar al mar. Atrás han dejado la irresistible Florencia y buena parte de la Toscana. Las orillas del Arno a su paso por Pisa lucen espléndidos palacios, así que no dudes en pasear por sus lungarni, que es como se denomina a las calles que bordean el río.

6. El buen ambiente universitario

Pisa cuenta con una de las universidades más prestigiosas de Italia, hecho que explica el ambiente que se respira en toda la ciudad, repleta de estudiantes. Consecuencia de ello es también la presencia de multitud de terrazas y locales donde hacer una pausa en el recorrido por Pisa, además de ser un lugar idóneo para aquellos que quieran, además de hacer turismo, salir de fiesta.

Ahora que tienes algunas de las claves esenciales por las que visitar Pisa, solo te queda reservar tu Vueling y animarte a disfrutarla.

Texto de Los Viajes de ISABELYLUIS

Imágenes de bvi4092 

+ info

Cuatro gastrobares que no os podéis perder en Sevilla

Es de sobras conocida la fama de Sevilla por sus tapas. Pero la capital andaluza está en pleno proceso de efervescencia a nivel culinario, y lejos de limitarse a la tradición gastronómica se suma a un desenfadado, innovador y excelente proceso de reinvención a base de inspiración internacional, técnicas novedosas y toques de modernidad.

Lalola, taberna gourmet

Quizá nos podamos atrever a presentar a este restaurante como uno de los mejores de Sevilla.  Degustar las creaciones que se sirven en esta autoproclamada “taberna gourmet” vale la caminata que os tenéis que pegar para llegar a ella, situada bien lejos del movidito centro de la ciudad, en el barrio de Los Remedios. Lalola es territorio del chef Javier Abascal, un jovenzuelo del que, seguro, se oirá hablar más de una vez en los próximos años. Y menos mal. Su carta es una oda a cuatro de sus grandes amores: el buen producto, una cocina elaborada a fuego lento, reminiscencias de la cocina sefardí y la casquería, que tiene todo un apartado reservado en la carta y que os permitirá probar desde manitas de cerdo deshuesadas con cremoso de patatas hasta mollejas de ternera con migas de anís y bambú o foie de rape. Pero no es todo, ya que los demás platos para compartir son otra sorpresa: humus de garbanzos ecológicos, pimento de la vera y sésamo; fideos con tartar de atún y algas... Ticket medio: 20 € por persona.

Mercado Lonja del Barranco, variedad para todos los gustos

Entrar en el Mercado Lonja del Barranco es ver cómo los señoritos se han desplazado al lugar quizá más modernito de Sevilla, con su estética vintage y nórdica, algo que no deja de sorprender cuando acabas de pasearte por el antiguo barrio judío y te has topado con una procesión religiosa en el barrio de Triana. Pero mola, porque en la variedad está el gusto. Y aquí hay mucha variedad, con lo que es el lugar más recomendable para los indecisos, para los gourmets que quieren probar un poquito de todo o para quienes se desplazan en grupo. En el Mercado Lonja del Barranco encontrareis más de 150 propuestas culinarias, tanto locales como internacionales. Lo más difícil será elegir entre una u otra opción. Recomendamos hacer una paradita en la marisquería y probar la tan típica tortilla de camarón. También en el puesto de salmorejos gourmet donde proponen distintas variaciones de esta especialidad local, en la croquetería, en el stand de jamón al corte… Ticket a partir de 3 €.

Séptimo, gastrobar

Séptimo porque el siete es el número de la suerte. Y parece que a Isabel y Floriant, la pareja hispano-francesa dueña de este local, les ha funcionado. Algo de suerte hay, claro, pero tampoco hay que restar mérito a su trabajo bien hecho, movidos por una infatigable pasión que percibes en cuanto te hablan de la pieza de atún que tienen en la cocina con un reluciente brillo en los ojos. Así han conseguido que este pequeño y acogedor local esté siempre lleno desde que abrió hace poco más de un año. La propuesta son tapas gourmet “inspiradas en donde sea”, acompañadas del vino que “les pega más”. Lo cuenta Isabel, que añade con este acento tan sevillano que amamos: “hacemos comida rica a nuestra manera”. Chapeau a su pastela de pato, al atún marinado o el tartar, tres platos que califican como estrellas de la carta y que casi siempre están, pese a que el resto de propuestas cambian cada temporada. Ahora podréis degustar, por ejemplo, una maravillosa alcachofa salteada con calabaza, setas y presa ibérica; un tiernísimo medallón de cordero con crema de boniato, o la crème de la crème: una torrija de leche tibia servida con una bola de helado que está para soltar más de una lagrimita. Ticket medio: 20 € para dos.

Perro Viejo, fusión internacional

Tenía que haber un refugio hipster en Sevilla y éste es Perro Viejo. Un local impresionante de tres plantas con un interiorismo ultra cool, ultra moderno, ultra bonito (todo es madera, hierro y vegetación con clara inspiración industrial), con domicilio en pleno centro de la capital andaluza desde hace un par de años. Aquí las tapas son una mezcla de tradición y fusión internacional (hay claras influencias tailandesas, japonesas o peruanas en su cocina...), con un especial énfasis en las nuevas tendencias culinarias, como se percibe, por ejemplo, en su exquisito tataki de pez mantequilla; pulpo a ‘feira’ con migas, huevo ecológico y caldo ibérico; dumplings de cerdo glaseados con vinagreta de chiles; papas bravas a la brasa; ceviche… Todo ello amenizado con una gran carta de vinos y, sobre todo, cócteles espectaculares. Ticket medio: 40 euros para dos.

Reserva tu Vueling a Sevilla y anímate a saborear los mejores gastrobares de la ciudad.

Texto de Laia Zieger de Gastronomistas.com

+ info

5 terrazas con mucho encanto en la Ruta de los Vinos de Alsacia

En familia, pareja o amigos, en la Ruta de los Vinos de Alsacia además de encontrar numerosas bodegas donde catar las reputadas variedades de caldos de esta región francesa y realizar actividades lúdicas para descubrir el mundo vinícola, en el corazón de pueblos y ciudades con mucho encanto –numerosos de ellos clasificados como los más bonitos de Francia– podréis dar con un sinfín de restaurantes: desde establecimientos con estrella Michelin hasta las típicas winstubs, una especie de bistrot donde probar la cocina más tradicional y los productos locales en un entorno distendido. Y encima, sentados en terraza. Apuntad estas direcciones que os recomendamos.

La Nouvelle Auberge
Antigua oficina de correos situada entre las ciudades de Colmar y Munster, en la planta baja cuenta con un bistró donde se puede disfrutar de una cocina de mercado a precio moderado. En la primera planta, el restaurante gastronómico es reputado y premiado por la sutil creatividad del chef que combina su técnica con recetas alsacianas simples que solo se rigen por el respecto de las temporadas, en línea con el movimiento slow food al que se ha adherido La Nouvelle Auberge. Hay cuatro menús degustación con platos que cambian cada día según los productos frescos procedentes de productores cercanos. Alguna de las especialidades son la sopa de caracoles con ajo y perejil, el caldo de buey, el filete de pescado de río ahumado con salsa de vino tinto y la tostada de paté de caracoles. Todo ello siempre acompañado de vinos locales. Además, este establecimiento cuyo interiorismo es el de una típica casa alsaciana (con sus vigas de madera a la vista), cuenta con una agradable terraza, tranquila, sombreada y rodeada de naturaleza.

Avenue 294
Un establecimiento con decoración depurada, cómoda y muy acogedora donde el chef elabora cada día nuevas sugerencias, además de una carta de inspiración contemporánea y tradicional a la vez. Mención especial a los postres de elaboración casera –ojo, por ejemplo, con las tartas de frutas de temporada-, y a la bodega, muy amplia y con referencias de la zona muy preciadas. En cuanto salen los primeros rayos de sol, abren una terraza detrás de la bonita casa roja donde está el Avenue 294 que deslumbra con cómodos butacones y que además cuenta con una zona rodeada de plantas donde tomar una última copa, por ejemplo. Todo ello con la compañía de un agradable hilo musical. Una dirección gourmet en un marco perfecto que no querréis abandonar.

Hôtel Beauséjour
A cinco minutos a pie del centro de esta ciudad tan magnifica que es Colmar, que también se la conoce como ‘La Pequeña Venecia’ por sus canales, es interesante relajarse en la terraza-jardín de este establecimiento propiedad de la familia Keller, quinta generación de hosteleros. La cocina, elaborada con productos de temporada, es refinada y muy alsaciana, como se observa en especialidades como el foie gras casero con gelatina de vino Gewurztraminer o la chucrut bio con cinco carnes. Pero si por algo destaca este hotel-restaurante es por su terraza interior situada en un jardín lleno de flores y árboles, totalmente aislado del resto de la ciudad.

Wistub Brenner
He aquí un winstub alsaciano de toda la vida, situado en pleno centro de Colmar. En la mesa os encontraréis con los platos más auténticos –y contundentes– de la zona: chucrut, tarta de cebolla, ensalada con queso Munster y magret de pato, queso fresco con patatas, tripas de ternera con vino Riesling... Nos encanta su bonita terraza urbana llena de flores, donde no dudaréis en daros al placer de una larga sobremesa tomando uno de estos fabulosos vinos blancos de Alsacia que se sirven en copas de cristal con pie de color verde.

Le Cerf
Marlenheim, el primer pueblo de la Ruta de los vinos de Alsacia (si iniciáis el road trip desde Estrasburgo) esconde, además de grandes bodegas, un gran restaurante: Le Cerf. Desde el año 1930 la Familia Husser regenta este establecimiento (que también cuenta con un hotel) que combina un interiorismo rústico con una cocina de vanguardia reconocida con una estrella Michelin. Se trata de una gastronomía de nivel, con platos regionales elaborados con técnicas contemporáneas, como el chucrut o las bouchées à la reine (volovanes de hojaldre rellenos) y otros de inspiración internacional, como el ravioli de foie gras o el caldo de sashimi de buey, por ejemplo, pero siempre con productos de temporada. Le Cerf es un valor seguro de la gastronomía alsaciana, rodeado de viñedos, cuya terraza se ubica en su patio central, en que los típicos geranios rojos de la zona dan el toque de encanto.

Reserva tu Vueling a Basilea, que está a una hora y media del inicio de la ruta del vino de Alsacia, y no dudes en disfrutar de las vistas en alguna de estas magníficas terrazas y probar sus delicias gastronómicas.

Texto de Laia Zieger de Gastronomistas

+ info

Florencia entre vini e panini

La capital de la Toscana es una ciudad impresionante llena de atractivos, a la que bien merece dedicar unos días. Allí te esperarán, entre otros, el archiconocido David de Miguel Ángel, La Primavera de Botticelli, el Puente Vecchio, la famosa cúpula de Santa María del Fiore o la Piazza della Signoria y su templado Perseo de Cellini. Una ciudad muy manejable que se presta a ser pateada de arriba abajo, que hay que disfrutar de día y de noche –momento en que luce de manera especial- y, por supuesto, que hay que comerse (y beberse).

Y es que el vino forma parte del ADN de Florencia tanto como el arte, y es de recibo pararse a tomar una copa en cualquier salumeria (charcutería), bar de vinos o enoteca, donde ofrecen, además, tablas de embutidos locales, quesos o panini (bocadillos), bocados que hacen más placentero si cabe el trago. Hay montones, pero para ir a tiro seguro, aquí te dejamos algunas recomendaciones:

Ino

Escondido entre callejuelas cerca de los Uffizi encontrarás este local de obligada visita, del chef Alessandro Frassica, al que podrás ver tras la barra o danzando fuera de ella. Panini elaborados al momento con una larga lista de opciones más y menos clásicas. En nuestro viaje nos zampamos uno de bresaola (ternera curada), queso ricotta y zucchini (calabacín) y otro de mortadella e salsa al tartufo (mortadela con salsa de trufa) que nos supieron a gloria; producto fresco recién cortado, buen pan, gran ambiente y un aire muy trendy. Por supuesto, deberás acompañar los panini de dos copas de tinto de la zona.

Alimentari Uffizi

Una tienda encantadora con apenas tres mesas en la que podrás comprar el vino y apurarlo allí mismo por un extra de descorche. Para acompañar, degustaciones de queso, embutidos, aceitunas o una sobrasada casera riquísima. Tras el mostrador encontrarás a Alessandro, atento y dispuesto a guiarte acertadamente en la elección gastronómica. Puro producto.

All’Antico Vinaio

Uno de los bares de vinos más antiguos de la ciudad, hoy regentado por un grupo de jóvenes que han imprimido nuevos aires sin dejar que pierda su esencia centenaria. Las pizarras anuncian un montón de opciones de panini con ingredientes de temporada, que también podrás combinar a tu antojo. No dejes que la cola de gente que se agolpa en este espacio te desanime porque merecerá la pena. Pide un vino y disfruta, es una de las calles más animadas para ‘salir de vinitos’. Además de vinería, cuentan con una osteria si prefieres optar por mesa.

Una cena especial en Il Santo Bevitore

Dejamos de lado el panino(aunque no el vino) para sentarnos a la mesa de un restaurante de especialidades italianas donde poder conocer la gastronomía regional florentina. Y no nos equivocamos con la elección. Ambiente joven, animado, una cocina que se sale de los top italianos que todos conocemos y una carta de vinos con cientos de referencias italianas. Nosotros nos dejamos recomendar y acabamos en la mesa con una terrina di fegatini de pollo (una especie de sabrosísimo paté típico toscano acompañado de pan brioche), tagliatelle alle castagne orisotto ai porcini (boletus). La carta cambia por temporada y tiene un bar de vinos en la misma calle donde tomar una copa para abrir el apetito.

De compras en Il Mercato Centrale y Sant'Ambrogio

Y nos fuimos de compras. El Mercado Central, situado en el corazón de San Lorenzo, es el más importante de Florencia. Allí encontrarás desde pastas de todo tipo, quesos, vinos, aceites de oliva hasta productos frescos de charcutería, frutas o verduras como en cualquier mercado. Uno de sus grandes atractivos reside en el espacio dedicado a la gastronomía ubicado en la primera planta que, influido por la cultura streetfood, ofrece picoteo de todo tipo. Una parada recomendable que encantará a los turistas más foodies, quienes tampoco podrán pasar por alto el Mercado de Sant'Ambrogio. Se encuentra en Piazza Lorenzo Ghiberti y cuenta con puestos interiores y otros al aire libre, donde se agolpan locales en busca del mejor producto. Auténtico y bullicioso, no salgas de allí sin comprar, al menos, unas aceitunas y una birra (cerveza). Siéntate en los alrededores y disfruta del ambiente. Y por qué no, acércate al puesto callejero Trippa Lampredotto Pollini y atrévete con esta especialidad florentina de casquería entre pan y pan. ¡No te arrepentirás!

Déjate llevar por los sabores de Florencia, consulta tu Vueling aquí.

Texto y fotos de Silvia Artaza de Gastronomistas.com

+ info