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El Zurich que fascinaría a John Waters

John Waters alcanzó la fama dirigiendo disparatados filmes de bajo presupuesto como Pink Flamingos (1972), donde glorificaba la violencia, la perversión sexual y el mal gusto, utilizando la provocación como arma contra la hipocresía de las buenas maneras, la férrea moralidad y los valores religiosos del american way of life. Pero muchos desconocen que el dandi norteamericano de fino bigotillo es también autor de collages y fotomontajes de gran formato. Y ha seleccionado  40 de estas piezas -incluyendo storyboards de sus películas- para la muestra How Much Can You Take?, que permanecerá hasta el 1 de noviembre en la reconocida Kunsthaus de Zurich, coincidiendo con unos murales de Joan Miró que seguirán expuestos hasta finales de enero.

Paradójicamente, el polifacético realizador comparte con Zurich otras características como la clase, el orden y una extrema limpieza. En Waters subyace también una ternura y un fetichismo que hace pensar que disfrutaría de los tópicos disponibles en la céntrica Teddy’s Souvenir Shop, donde venden cajitas de música, navajas suizas, cencerros de vaca o relojes de cuco, que forman una imagen bucólica de Suiza. Esa que tan bien simboliza Heidi, el personaje infantil creado por la escritora Johanna Spyri, quién por cierto está enterrada, al igual que el poeta Gottfried Keller, en el frondoso parque del cementerio de Sihlfeld -el primero de Europa que incorporó un crematorio-, una visita que agradaría a Waters no sólo por su afición a lo macabro, si no por el amor que profesa por la literatura, en la que últimamente se prodiga más que en el cine. Por eso, también le recomendaríamos irhasta el cementerio de Fluntern, donde hallaría la hermosa tumba de James Joyce, quién en Zurich no sólo desató su alcoholismo licencioso sino que escribió buena parte de su “Ulises” -tan crítico con Iglesia y Estado-. También murió en la ciudad el escritor alemán autor de “La montaña mágica”, honrado en el Thomas Mann Archiv, un pequeño museo ubicado en la ETH, universidad pública por la que pasaron una veintena de Premios Nobel como el científico Albert Einstein, tan rebelde contra los convencionalismos como Waters. En la misma universidad se encuentra la espectacular Biblioteca de la Facultad de Derecho, diseñada por el arquitecto Santiago Calatrava. Aunque probablemente el cineasta del morbo preferiría leer en la antigua abadía que aloja la Zentralbibliothek, principal biblioteca de la ciudad.

A la vertiente más iconoclasta del cineasta le deleitaría recordar como Zurich fue cuna del Dadaísmo, el anárquico “antiarte” que criticaba la sociedad burguesa de la Primera Guerra Mundial, cuando la pareja de artistas Emmy Hennings y Hugo Ball fundó en Niederdorf, parte de la antigua ciudad medieval, el célebre Cabaret Voltaire donde junto a Tristan Tzara y otros rompieron con todo canon establecido. Con el tiempo, el edificio quedó en desuso hasta que en 2001 un grupo de artivistas lo okuparon, celebrando performances de espíritu neo-dadaista ante miles de zuriqueses. Tras su desalojo, el Ayuntamiento anuló los planes de derribo y fue reconvertido en centro cultural alternativo. En la misma ciudad vieja encontramos el inusual Musée Visionnaire, donde el público selecciona qué desea ver -y es invitado a expresar su opinión- ante un catálogo de Art Brut, una corriente también conocida como Arte Marginal, que engloba tanto la obra de amateurs y enfermos mentales como de todo creador ajeno a las instituciones y a los límites de la cultura oficial. Unos personajes entre los que no desentonarían los Dreamlanders, parias contraculturales y colaboradores habituales de Waters como Mink Stole o Divine.

El Waters que de joven se apasionaba con accidentes truculentos e historias sanguinolentas, también se interesaría por el Moulangenmuseum, muestra de moldes de cera de diversas partes del cuerpo humano afectadas por enfermedades, con piezas desde 1917 de la colección médico-didáctica del Hospital Universitario. Y atraído por lo repulsivo, quizá visitaría también la oscura obra, de estética biomecánica y fuerte carga erótica, de otro ilustre residente de Zurich y uno de los máximos responsables visuales del cinematográfico Alien, el recientemente fallecido H.R. Giger. Aunque los fans del ilustrador y escultor deberán escoger entre ir hasta su exhaustivo Museo en la ciudad amurallada de Gruyères (a casi 2 horas al sur de Zurich), o acercarse al espectacular Giger Bar en su ciudad natal de Chur (aprox. 1h en coche desde Zurich), curiosamente la misma tierra que inspiró a la pastoril Heidi.

Para cerrar el paseo por el lado oscuro, nada mejor que cenar en el Blindekuh Zurich, el primer restaurante completamente a oscuras abierto en el mundo. Afortunadamente, el chef no es Waters, así que no teman que les sirvan lo mismo que a Divine en Pink Flamingos. No sé si me entienden, pero antes que eso, mejor vayan a una chocolatería de calidad como Sprüngli.

En todo caso, no olviden que la expo de Waters se clausura en pocas semanas, ¡consigan ya sus billetes aquí!

 

Texto de Carlos G. Vela para ISABELYLUIS Comunicación

Imágenes de David Shankbone, Roland zh, Juerg Peter Hug, Absinthe, Edsel Little

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La Champions vuelve a la capital del fútbol

Milán es junto a Madrid la ciudad con más copas de Europa y trofeos de Champions League en su haber. Mientras las diez de la capital española están acaparadas por el amo de la competición, el Real Madrid, en Milán el reparto se hace entre dos grandes del continente como son el AC Milán (con siete trofeos) e Inter de Milán (con tres). El próximo sábado 28 de mayo se romperá el empate a favor de los madrileños, pero la gran cuestión es si el Atlético de Madrid consigue, por fin, romper el maleficio, ganando en la final de finales para coronarse así, como el gran emperador del fútbol de todo el continente. Lo sabremos en unos días.

En My Vueling City, tenemos claro que el deporte rey mueve masas y serán muchos los que se desplacen a Milán para asistir a uno de los mayores espectáculos del mundo. Somos conscientes también que el viaje de todos estos aficionados será exprés, y en muchos casos no llegará ni a las 24 horas. No importa, porque la ciudad de Milán, da para mucho. A continuación os ofrecemos algunas pistas para sacarle el máximo de provecho a esta escapada. Más que nada para que veas algo más que los alrededores de San Siro, el estadio en el que se celebrará la gran final.

Visita exprés

El estadio de San Siro se encuentra algo alejado del centro histórico de la ciudad. Pero está muy bien comunicado. Es fácil llegar en autobús, cogiendo el 95, 49 o 72. También tiene parada allí, el tranvía 24. Aunque, sin duda, el medio más rápido es el metro. La recién estrenada lína 5 llega directamente al estadio. Recordemos que los dos grandes clubes de fútbol de la ciudad juegan allí. Cuando lo hace el Inter, el nombre del coliseo pasa a ser Giuseppe Meazza. Durante la temporada, hay que tener en cuenta que ambos equipos juegan en domingos alternos. El día de la final, seguramente no habrá circuitos guiados pero si vienes en cualquier otro momento te recomendamos hacer alguno. Ambos incluyen una visita al estadio, construido en 1920, y contienen visitas de los vestuarios de los jugadores y al Museo Inter e Milán.

Para los que vengan tan solo unas horas os recomendamos el siguiente paseo por el casco antiguo, con el que poder captar la esencia de la capital lombarda. Para empezar, nada mejor que un paseo por Corso Buenos Aires. Se trata de una amplia avenida, que es la columna vertebral de la zona comercial. Recomendamos hacer una parada en el Café Ernani en el número 20 de esa misma calle. Imprescindible para despejarse completamente, tras el viaje. Allí degustarás café de elaboración (tueste y molido) propia. El expreso es muy aromático y lo mejor de todo es su precio, tan solo un euro. Si seguimos la calle hacia el centro, pasaremos por las puertas de Venecia, que nos indican que penetramos en el casco antiguo de la ciudad. A mano derecha (al Norte) veremos un impresionante parque, se trata del Giardini Indro Montanelli, un pulmón verde ideal para organizar un pic nic o para practicar running. Dentro se encuentra la impresionante construcción Villa Comunal, que actualmente alberga el Museo de Historia Natural. Si seguimos por Corso Venezia, iremos pasando por los escaparates exclusivos de marcas como Dolce & Gabbana (dispone de servicio de barbería) o Vivienne Westwood. Pasada la Piazza S. Babila recomendamos seguir recto por Corso Vittorio Emanuelle II. Las tiendas de grandes marcas copan los bajos de toda la calle. Aquí los edificios son altos y albergan múltiples galerías. La calle desemboca en la Piazza del Duomo donde se encuentra la Catedral de Milán y su características puntas. La basílica es impresionante, construida con mármol rosado de Candoglia acapara buena parte de las miradas de los turistas que invaden la plaza. Otro de los edificios que recomendamos visitar es el Museo del Novecento. Desde allí tendrás las mejores vistas de la Catedral. Somos conscientes que habrá poco tiempo libre, y que en la cabeza el espacio no dará para otros temas que no estén relacionados con una pelota y 22 jugadores. Pero, de cara a regresar a la ciudad en otra ocasión, os recomendamos una visita al museo. En él encontrarás obras de algunos de los mejores artistas de las primeras vanguardias europeas como De Chirico, Fontana y Marinetti. Por último id a dar un paseo por el Quadrilatero d’oro, sin duda la zona de tiendas más legendaria del mundo. Se trata de un cuadrilátero de calles empedradas y cubiertas con bóveda de cañón translúcida que te dejará con la boca abierta.

Con esta ruta, seguramente he habrás quedado con hambre de conocer mejor la ciudad, pero el fútbol es el fútbol y seguramente no dispongas de más margen si has venido exclusivamente a ver la final. Pronto publicaremos más posts sobre Milán. Sigue atento al blog. Si quieres conocer la ciudad de primera mano, consulta nuestros vuelos aquí.

 

Texto de Los Viajes de ISABELYLUIS

Imágenes de Los Viajes de ISABELYLUIS, John Seb Barber, Jose Luis Hidalgo

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Minsk. La gran desconocida

Pongamos por caso que tenemos unos días para escaparnos a cualquiera de nuestros destinos Vueling. ¿Por qué no visitar Minsk?

Puede que la capital de Bielorrusia sea uno de los destinos más desconocidos de cuantos podemos elegir, no obstante, se trata de una ciudad fascinante y llena de cultura que de bien seguro sorprenderá a más de uno.

Minsk es el epicentro cultural del país. Sus primeros teatros y bibliotecas fueron construidos a mediados del siglo XIX y en la actualidad podemos encontrar hasta once teatros, dieciséis museos, nueve bibliotecas ,entre las que se le encuentra la Biblioteca Nacional de Bielorrusia, y una amplia oferta de salas de conciertos.

La mejor forma de moverse por la ciudad es a través de su moderno metro, construido en la década de los ’80 y que consta de dos líneas que enlazan el centro de Minsk con la periferia. O con medios de transporte todavía vigentes como el trolebús o el tranvía, para contemplar tranquilamente la ciudad y sentirte protagonista de una película ambientada en la Guerra Fría. Cabe destacar también que Minsk es considerada una de las ciudades más limpias y seguras de Europa.

En cuanto a gastronomía, Minsk goza de una fuerte influencia tanto ucraniana como rusa. Sin lugar a dudas, el plato típico de la ciudad son las setas combinadas con tantas salsas como puedas imaginarte, además del Borsch, una sopa de remolacha servida con una crema agria con trocitos de carne llamada Smetana. Mención a parte los pescados típicos de la zona como el arenque o el considerado el producto del mar más caro y lujoso del mundo: el caviar. Por otro lado, el Vodka, la Bela-Cola y el Kefir son sus bebidas más comunes.

Vamos a repasar algunos de los lugares más emblemáticos de la ciudad, aquellos que no debéis perderos si visistáis la capital de Bielorrusa:

1.- Plaza de la Victoria

Principal plaza de Minsk. Situada en el centro de la ciudad y dedicada a la Gran Guerra Patriótica, es el lugar de celebración de los eventos más importantes de la capital, así como desfiles y conciertos. En el centro se halla un obelisco de 40 metros de altura con forma de prisma y a sus pies hay una flama eterna en honor de los soldados del ejército soviético y los partisanos de Bielorrusia.

2.- Museo Nacional de Historia y Cultura

Poseedor de la colección más grande de la cultura material y espiritual del pueblo bielorruso, desde el 40.000 A.C. hasta nuestros días. Allí podemos ver desde antiguos manuscritos o hallazgos arqueológicos, a trajes típicos y colecciones heráldicas.

3.- Catedral del Espíritu Santo

Construida entre 1633 y 1642, se trata de uno de los pocos edificios históricos de la ciudad. En la actualidad funciona como galería de arte e incluye una magnífica colección de iconos ortodoxos como el de La Madre de Dios, descubierto en el XVI, que se cree obra de San Lucas.

4.- Isla de las Lágrimas

Al otro lado del río Svisloch, encontramos una pequeña isla donde destaca un monumento dedicado a los soldados bielorrusos caídos en Afganistán, que consta de cuatro altares con los nombres de los 771 soldados gravados en ellos. Según la tradición, los recién casados de Minsk deben visitar el monumento.

5.- Biblioteca Nacional de Minsk

Sin duda uno de los proyectos arquitectónicos más modernos de la ciudad. Un edificio de 72 metros de altura y 22 plantas con forma de diamante que desprende vanguardismo y futurismo a partes iguales y que, de noche, se convierte en uno de los puntos más emblemáticos de la ciudad gracias a su espectacular iluminación.

6.- Museo de La Gran Guerra Patria

Primer museo de la Segunda Guerra Mundial en abrir durante el curso de la guerra que conmemora la batalla germano-soviética tras el fin de la ocupación nazi. En su interior podemos ver desde un modelo de campo de concentración hasta un apartado dedicado a la resistencia bielorrusa.

7.- Parque Chelyuskinites

El Parque de atracciones de Minsk. Su esencial atractivo reside en la conservación del mismo, datado de 1932. Además de atracciones de todo tipo, también se puede disfrutar del agradable jardín botánico que hay junto a él.

Imagen de Monk - Ihar Mahaniok

Por Jordi Herrero

Un sitio que merece la pena descubrir! Consulta nuestros vuelos aquí.

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Descubre el esplendor de los parques y palacios de Potsdam

Potsdam, situada al suroeste de Berlín, tiene mucho que mostrar al visitante, como sus espectaculares estudios cinematográficos UFA Studio (conocidos en la actualidad como Studio Babelsberg), que son los más antiguos y de mayor tamaño de Europa, la Torre Einstein, obra del arquitecto Erich Mendelsohn, o su singular barrio holandés. Pero si hay algo por lo que es popular esta ciudad es por la belleza y esplendor de sus parques y palacios, motivo por el cual la mayor parte de ellos se encuentran incluidos entre los lugares del Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. A continuación os animamos a hacer un recorrido por estas fabulosas joyas, algunas de ellas capaces de competir con el mismísimo Versalles.

El parque de Sanssouci, la joya de la corona

A poco más de media hora en transporte público desde Berlín se halla el parque Sanssouci, donde para muchos se encuentra el que sería el equivalente al Versalles alemán, y que atrae año tras a año a miles de visitantes. Este parque alberga un buen número de jardines y de palacios a cada cual más bello y más sorprendente. El artífice de todo este conjunto fue el rey Federico el Grande, que en su búsqueda de un lugar donde relajarse de la pompa de la corte berlinesa halló este maravilloso paraje en el que mandó construir el que sería su lugar idílico para el descanso. El propio nombre del parque esta toda una declaración de intenciones ya indica al visitante la afición que sentía el monarca por la cultura francesa, pues procede del término francéssans-souci,y que vendría a significarsin preocupaciones.

Entre los principales atractivos de este parque se encuentra el palacio de Sanssouci, edificado entre 1745 y 1747 por el arquitecto Georg Wenzeslaus von Knobelsdorff. De esta obra cumbre del estilo Rococó cabe destacar la biblioteca, donde no puede faltar la obra de autores franceses como Voltaire, amigo del rey Federico el Grande y por el que sentía gran admiración; la sala de conciertos, delicadamente ornamentada; y la sala de mármol, inspirada en el Panteón de Roma.  

Además de este fabuloso palacio de verano, este parque incluye otros espacios igual de singulares, obra de Federico el Grande y de sus sucesores. Destaca la Casa China (Chinesisches Haus), un pabellón en forma de trébol de inspiración oriental, cultura muy en boga por aquella época; la Orangerie (Orangerieschloss), desde cuyas torres se obtienen unas maravillosas vistas del parque; el Nuevo Palacio de Potsdam (Neues Palais), construido por orden de Federico II el Grande para conmemorar el fin de la Guerra de los Siete Años; o la Pinacoteca (Bildergalerie), con obras de artistas de la talla de Correggio, Rembrandt, Rubens, Anthony van Dyck, o Antoine Watteau.

El Jardín Nuevo de Potsdam

Situado al norte de Potsdam se encuentra el Neuer Garten (Jardín Nuevo) otro gran parque del que destaca la presencia del lago Jungfernsee. De imprescindible visita es el Marmorpalais, lugar de veraneo Federico Guillermo II y cuyo interior dejará fascinado a más de uno por su singular y recargada decoración. También aquí se encuentra Schloss Cecilienhof, un palacio rural de estilo Tudor. Este espacio ha pasado a la historia por ser el lugar de encuentro de la Conferencia de Potsdam en los que serían los últimos meses de la Segunda Guerra Mundial.

Reapertura del parque y el palacio Babelsberg

Tras siete décadas cerrado, el parque y el palacio Babelsberg se visten de gala para volver a recibir visitas. Con motivo de esta esperada reapertura, del 29 de abril al 15 de octubre tendrá lugar una exposición en homenaje al príncipe de Pückler-Muskau, paisajista y diseñador de jardines y autor, entre otros, de los jardines de este parque. El palacio de Babelsberg será el encargado de acoger dicha exposición. Edificado a partir del 1833 para servir de residencia de veraneo para el futuro emperador Guillermo I y su esposa Augusta, fue diseñado por Karl Friedrich Schinkel, siguiendo la línea del estilo tudor inglés. Por otro lado, este extenso parque fue diseñado Peter Joseph Lenné, y en 1840 el príncipe de Pückler-Muskau se encargaría de culminar la obra dando su exquisito toque a los jardines.

Reserva tu Vueling a Berlín y anímate a conocer las maravillas que alberga la ciudad de Potsdam.

Texto de Los Viajes de ISABELYLUIS

Fotos de Stiftung Preußische Schlösser und Gärten Berlin-Brandenburg

 

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