A 30.000 pies por viajeros para viajeros

Resultados

Recorriendo la Granada de Lorca

Federico García Lorca, poeta, dramaturgo y prosista, integrante de la Generación del 27, es indudablemente una de las figuras más relevantes de la literatura española del siglo XX a nivel internacional. A él le debemos obras magníficas como el Romancero gitano, Poeta en Nueva York, Bodas desangre, La Casa de Bernarda Alba y Yerma, entre otras. La biografía de Federico García Lorca está estrechamente ligada a la ciudad de Granada y a algunos de los pueblos de la vega granadina. Al igual que éstos dejaron huella en su obra, también Lorca parece perdurar en el tiempo en estas tierras. A continuación te invitamos a realizar un viaje tras los vestigios de tan magnánimo artista.

Abriendo la ruta lorquiana está Fuente Vaqueros, un pequeño pueblo situado en la Vega de Granada, que es el lugar donde nació nuestro protagonista. Su casa natal, situada en el número 4 de la calle García Lorca, ha sido convertida en museo, y nos permite hacernos una idea de cómo fueron sus primeros pasos.

Muy cerca de Fuente Vaqueros se encuentra Valderrubio que, además de ser el primer pueblo de Europa donde se sembró el tabaco rubio traído de América, fue lugar de vacaciones de la época de niñez y de juventud de Lorca. Entre los lugares a visitar destaca la casa de Bernarda Alba, situada en la calle de la Iglesia, y vecina a la de la familia García Lorca. Como bien habrás podido adivinar, serviría de inspiración en una de sus obras de teatro más aplaudidas y que mejor refleja la España profunda, La Casa de Bernarda Alba. La antigua casa familiar ha sido transformada en Casa Museo y en ella se pueden encontrar algunos objetos del poeta.

En 1909 la familia de Lorca se muda a Granada, y es allí donde continua esta ruta. Su primera vivienda en la ciudad estaba en el número 50 de la Acera del Darro, y la segunda en el número 31 de la Acera Casino. En 1914 empieza sus estudios de Filosofía y Letras y Derecho en la Facultad de Granada, y es en esta misma época cuando comienza a frecuentar uno de los espacios más celebres dentro del mundillo de los jóvenes intelectuales, el café Alameda –hoy en día convertido en el restaurante Chikito-. En él se reunía la tertulia “El Rinconcillo”, grupo formado por artistas de diferentes disciplinas, y cuyo objetivo era el de renovar culturalmente la ciudad. El Centro Artístico y Literario de Granada (CALC) y El Polinario –famoso tablao flamenco- también fueron espacios frecuentados por el artista. 

Fruto de esos encuentros surge la amistad con Manuel de Falla, uno de los miembros del “El Rinconcillo”, junto con el que acabará organizando el primer concurso del Cante Jondo de Granada, el primero también realizado a nivel nacional, que se celebró en la Plaza de los Aljibes de la Alhambra.

A dos kilómetros de Granada se encuentra la penúltima parada de este recorrido, que nos lleva hasta la Huerta de San Vicente, casa de veraneo de la familia entre 1926 y 1936. Rodeada por un bello parque, se convirtió en lugar de retiro para Lorca, y es aquí donde acudía a inspirarse, relajarse y escribir. También es aquí donde pasaría los últimos días de su vida. En la actualidad la casa ha sido transformada en la Casa-Museo de Federico García Lorca, que contiene muebles, objetos y fotografías de Lorca.

Con el estallido de la Guerra Civil, en el verano de 1936, Lorca se ve obligado a refugiarse en casa de la familia del poeta Luis Rosales, aunque ello no impedirá su detención el 16 de agosto de 1936. El punto y final a nuestro recorrido por el universo lorquiano granadino está en un olivar entre Vízcar y Alfacar, en el que la madrugada del 18 de agosto Federico García Lorca sería fusilado. Hoy en día este parque ha sido bautizado con el nombre del poeta, y en él hay un monolito en memoria a todas las víctimas de la represión franquista en la Guerra Civil.

Anímate a coger tu Vueling a Granada y marcarte una ruta tras los pasos de Lorca.

 

Texto de Los Viajes de ISABELYLUIS

Imágenes de Alfons Hoogervorst, John Levin

+ info

Saboreando Edimburgo sin prisas

La vertiente más disfrutona de Edimburgo incluye restaurantes de autor con estrella Michelin, chocolaterías, salones y sesiones de té, bares de vinos, pubs de cuento y hoteles boutique para el pantagruélico desayuno escocés pero también para el descanso deluxe.

La consigna principal es la de olvidarse de las prisas. Aunque solo tengas unas horas para disfrutar de la capital escocesa, no la recordarás igual si la saboreas detenidamente que si andas deprisa de un lado al otro. Cierto es que prolongar las sobremesas te privará de disfrutar de otras atracciones de la ciudad más allá de las gastronómicas debido a los horarios de apertura, pero hay mesas que valen mucho la pena visitar.

Edimburgo tiene más restaurantes por cabeza que ninguna otra localidad en toda Gran Bretaña. Ahí es nada. Entre éstos, cuatro estrellas Michelin con cocinas de autor cuyos chefs alternan sus menús gastronómicos con fórmulas de degustación más casual. En todos ellos, comer o cenar te llevará una media de 3 horas. En The Kitchin, Tom Kitchin y su equipo ponen el mapa de Escocia a modo de minuta sobre la mesa para situar el origen de todos los ingredientes con los que trabajan y evidenciar así su orgullo por el producto autóctono. Apuesta por su menú de clásicos o su menú de temporada y entenderás el alcance y la personalidad de un chef al que adoran en su país. Su popularidad está al mismo nivel que la de Paul Kitching, del restaurante 21212, que brinda una experiencia dos estrellas Michelin en toda regla. En función de tu presupuesto, puedes probar ambas direcciones y contrastarlas, o bien decantarte por combinar una opción de alta cocina con otra más informal. El chef Martin Wishart, por ejemplo, dispone de ambas. Mientras en su restaurante homónimo se libra a la creatividad vanguardista, en el bistró The Honours practica una cocina de reminiscencias francesas en pleno downtown. No dejes de probar el salmón escocés “a su manera” y su amplia bodega. Es tan ambiciosa como la del Bistro du Vin. No creas que has bebido demasiado si no dejas de ver botellas a tu alrededor. Es precisamente lo que lo distingue.

No muy lejos del Honours de Wishart, se encuentra la tetería Eteaket, donde podrás deleitarte con sus variedades de té, también a la venta en la tienda que la marca tiene en el número 111 de Rose Street. La propietaria asesora a los mejores chefs del país en la elaboración de sus cartas de té. Para tomártelo en plan lord, pásate mejor por el hotel Balmoral y su salón de té, donde lo sirven con pastas caseras. No hay dulce más tentador en estas tierras que sus magníficas galletas de mantequilla.

Para apreciar la despensa local en cuanto a carnes y pescados a la brasa se refiere, reserva en el premiado Blackwood’s. Un elegante saloncito con pocas plazas, buenas piezas autóctonas, generosas guarniciones y un bar para ese whisky que aquí te sabrá diferente. Es el restaurante del exquisito hotel Nira Caledonia, de gran relación calidad precio. Ubicado entre zonas ajardinadas y compuesto por dos edificios de arquitectura neoclásica, este hotel boutique dispone de poquitas pero amplísimas habitaciones con vistas y un detallismo remarcable. ¡Qué mejor refugio en el entorno del apacible Gloucester que este hotel en el que incluso podrás desayunar en el jardín privado de una de sus habitaciones! Si estuviera ocupada, el bufé de desayuno servido en el restaurante tampoco tiene desperdicio. Por no hablar de sufull Scottish (o desayuno completo escocés) elaborado al momento, que incluye el tradicional haggis, el black pudding, el porridge, además de los buenísimos oatcakes y shortbreads.

Desde aquí verás que Stockbridge te queda a un paso. Reconocerás enseguida su efervescencia con modestos bistronómicos que hacen muy bien las cosas y las sucursales tanto de la quesería I.J. Mellis como de la chocolatería Coco. También enotecas como Good BrothersWine Bar (4-6 Dean St), un discreto local donde no solo beberás sino que también comerás muy bien. Sorprendentemente bien y a buen precio. Tanto es así como desearás volver a Edimburgo.

Reserva tu Vueling a Edimburgo aquí y tómate tu tiempo para conocer su faceta más gastro.

Texto de Belén Parra, de Gastronomistas.com

+ info

RutacervezaBohemia

Sin duda uno de los productos estrella de la República Checa es la cerveza. Allí, este preciado elixir es algo más que sagrado. A los checos les encanta la cerveza, de hecho son los mayores consumidores per cápita del mundo con unos 137 litros por persona al año. Y es que aquí se puede encontrar un sinfín de marcas, producidas en grandes fábricas o bien en empresas familiares. Últimamente la tendencia es hacer  combinaciones con otros sabores con el fin de ampliar el abanico de su oferta. La cerveza es toda una institución. También se ha empezado a extender la moda de los baños en este dorado y espumoso líquido.

A continuación os van los mejores sitios para disfrutar del pivo (cerveza en checo) checo.

Praga

La ruta de cerveza por la República Checa la empezamos en la capital. Aquí la cerveza más famosa es Staropramen, en el distrito de Smíchov. Es una gozada realizar una visita a la fábrica, en la que todavía puedes encontrar espacios históricos de la época de su fundación, allá por 1869.

El restaurante y la cervecería más famosos de Praga es el de U Fleků. Se encuentra en el casco antiguo de la ciudad, y el espacio es inmenso. Os aconsejamos, ya que estáis aquí, que acompañéis la cerveza con los platos de la gastronomía tradicional checa que encontraréis en su carta.

Probablemente la mejor Pilsner Urquell se toma en la cervecería Pivnice U Hrochů (Cervecería De los hipopótamos) en la calle Thunovská donde la sirven con dos dedos de espuma (dicen que para comprobar que la cerveza está bien tirada, se hace la prueba de la moneda de euro. Si ésta se aguanta sin sumergirse, es que se ha servido bien). Otro centro cervecero es el restaurante U Bansethů (calle Táborská 4). Enfrente hay una pequeña fábrica de la cerveza Sousedský pivovar Bašta, donde también podrás hacer una degustación. Si por el contrario, prefieres dejarte seducir por los sabores más vanguardistas, no dejes de ir al barNota Bene en la calle Mikovcova 4, Praga 2.

Que la cerveza no existe solamente para consumirla, lo demuestra el balneario de cerveza Bernard, ubicado cerca de la Casa Municipal y de la Torre de la Pólvora. Aquí tendrás una experiencia única a base de un relajante y curativo baño de cerveza. La sesión de spa está acompañada, como no, por el consumo de la cerveza Bernard.

Sur de Bohemia

La siguiente parada nos llevó al Sur de Bohemia, a la bonita ciudad de České Budějovice. Allí se encuentra otra de las fábricas más emblemáticas de Chequia, la de la cerveza Budvar, conocida mundialmente como Budweiser Budvar. Durante la visita a la fábrica nos enseñaron como se fabricaba según el método tradicional y como lo hacen actualmente. La visita también incluye degustación de su famosa cerveza lager clara.

Cerca de České Budějovice se encuentra la joya medieval Český Krumlov y el hotel Village Golf Hotel Svachův Dvůr (Svachova Lhotka 1, Mirkovice). El complejo hotelero dispone de una pequeña fábrica de cerveza, la Glokner, en la que se produce una lager checa que se adapta a distintas épocas del año: en verano se presenta “ligera” y en invierno más bien “pesada” y con más cuerpo. Y para completar el disfrute de esta cerveza, el hotel ofrece a sus huéspedes baños en su propia cerveza.

Oeste de Bohemia

Hacia al Noroeste de Český Krumlov, llegamos a la ciudad Plzeň (Pilsen), a la cuna de la cerveza checa. Descubre los secretos mejor guardados sobre esta ciudad cervecera en este otro post de My Vueling City. A una hora de allí se halla un pequeño pueblo llamado Chodová Planá que es conocido por su balneario de cerveza, primero de este tipo que hubo en la República Checa. Aquí se combina los efectos curativos del agua mineral local llamada Ilsano, de la cerveza Chodovar, del lúpulo y también de la levadura cervecera. Y si te van los spas de cerveza hay uno ideal en la ciudad balnearia Karlovy Vary.

Bohemia Central

La última parada la hicimos en Žatec. Esta región es la mayor productora del lúpulo que encontramos en su cerveza más universal, la Pilsner Urquell. Sin duda es el más adecuado para la fabricación del tipo de cerveza lager. Aquí también se encuentra la fábrica de la cerveza Žatecký pivovar, la cual también se puede visitar.

¿Verdad que te ha entrado sed, y no precisamente de agua? ¿A qué esperas para organizarte un viaje a Praga? Consulta nuestros vuelos aquí.

 

Texto de Los Viajes de ISABELYLUIS

Imágenes de Czech Tourism

 

+ info

Florencia entre vini e panini

La capital de la Toscana es una ciudad impresionante llena de atractivos, a la que bien merece dedicar unos días. Allí te esperarán, entre otros, el archiconocido David de Miguel Ángel, La Primavera de Botticelli, el Puente Vecchio, la famosa cúpula de Santa María del Fiore o la Piazza della Signoria y su templado Perseo de Cellini. Una ciudad muy manejable que se presta a ser pateada de arriba abajo, que hay que disfrutar de día y de noche –momento en que luce de manera especial- y, por supuesto, que hay que comerse (y beberse).

Y es que el vino forma parte del ADN de Florencia tanto como el arte, y es de recibo pararse a tomar una copa en cualquier salumeria (charcutería), bar de vinos o enoteca, donde ofrecen, además, tablas de embutidos locales, quesos o panini (bocadillos), bocados que hacen más placentero si cabe el trago. Hay montones, pero para ir a tiro seguro, aquí te dejamos algunas recomendaciones:

Ino

Escondido entre callejuelas cerca de los Uffizi encontrarás este local de obligada visita, del chef Alessandro Frassica, al que podrás ver tras la barra o danzando fuera de ella. Panini elaborados al momento con una larga lista de opciones más y menos clásicas. En nuestro viaje nos zampamos uno de bresaola (ternera curada), queso ricotta y zucchini (calabacín) y otro de mortadella e salsa al tartufo (mortadela con salsa de trufa) que nos supieron a gloria; producto fresco recién cortado, buen pan, gran ambiente y un aire muy trendy. Por supuesto, deberás acompañar los panini de dos copas de tinto de la zona.

Alimentari Uffizi

Una tienda encantadora con apenas tres mesas en la que podrás comprar el vino y apurarlo allí mismo por un extra de descorche. Para acompañar, degustaciones de queso, embutidos, aceitunas o una sobrasada casera riquísima. Tras el mostrador encontrarás a Alessandro, atento y dispuesto a guiarte acertadamente en la elección gastronómica. Puro producto.

All’Antico Vinaio

Uno de los bares de vinos más antiguos de la ciudad, hoy regentado por un grupo de jóvenes que han imprimido nuevos aires sin dejar que pierda su esencia centenaria. Las pizarras anuncian un montón de opciones de panini con ingredientes de temporada, que también podrás combinar a tu antojo. No dejes que la cola de gente que se agolpa en este espacio te desanime porque merecerá la pena. Pide un vino y disfruta, es una de las calles más animadas para ‘salir de vinitos’. Además de vinería, cuentan con una osteria si prefieres optar por mesa.

Una cena especial en Il Santo Bevitore

Dejamos de lado el panino(aunque no el vino) para sentarnos a la mesa de un restaurante de especialidades italianas donde poder conocer la gastronomía regional florentina. Y no nos equivocamos con la elección. Ambiente joven, animado, una cocina que se sale de los top italianos que todos conocemos y una carta de vinos con cientos de referencias italianas. Nosotros nos dejamos recomendar y acabamos en la mesa con una terrina di fegatini de pollo (una especie de sabrosísimo paté típico toscano acompañado de pan brioche), tagliatelle alle castagne orisotto ai porcini (boletus). La carta cambia por temporada y tiene un bar de vinos en la misma calle donde tomar una copa para abrir el apetito.

De compras en Il Mercato Centrale y Sant'Ambrogio

Y nos fuimos de compras. El Mercado Central, situado en el corazón de San Lorenzo, es el más importante de Florencia. Allí encontrarás desde pastas de todo tipo, quesos, vinos, aceites de oliva hasta productos frescos de charcutería, frutas o verduras como en cualquier mercado. Uno de sus grandes atractivos reside en el espacio dedicado a la gastronomía ubicado en la primera planta que, influido por la cultura streetfood, ofrece picoteo de todo tipo. Una parada recomendable que encantará a los turistas más foodies, quienes tampoco podrán pasar por alto el Mercado de Sant'Ambrogio. Se encuentra en Piazza Lorenzo Ghiberti y cuenta con puestos interiores y otros al aire libre, donde se agolpan locales en busca del mejor producto. Auténtico y bullicioso, no salgas de allí sin comprar, al menos, unas aceitunas y una birra (cerveza). Siéntate en los alrededores y disfruta del ambiente. Y por qué no, acércate al puesto callejero Trippa Lampredotto Pollini y atrévete con esta especialidad florentina de casquería entre pan y pan. ¡No te arrepentirás!

Déjate llevar por los sabores de Florencia, consulta tu Vueling aquí.

Texto y fotos de Silvia Artaza de Gastronomistas.com

+ info