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Los 7 must en Budapest

Recién aterrizados en Budapest, la perla del Danubio, nos adentramos en una de las ciudades más románticas del este de Europa y con una retahíla de oportunidades para disfrutar nuestra estancia. Si te preguntas por dónde empezar, a continuación te detallamos 7 paradas imprescindibles durante tu viaje:

1.- Contempla los monumentos más emblemáticos

La bella capital húngara está repleta de monumentos relevantes que no podemos dejar de visitar. El Parlamento, el monumento más simbólico de Budapest y el tercero más grande del mundo, se alza imponentemente en la plaza Kossuth, haciendo gala de un estilo neo-gótico. Este último conjunto con el Castillo de Buda, vieja residencia de los reyes de Hungría, y el Puente de las Cadenas, el más antiguo de Budapest, definen la personalidad de esta ciudad, que sin duda alguna, constituyó una gran potencia durante el Imperio Astrohúngaro.

2.- Descubre el Art-Nouveau

Budapest es conocida por sus numerosas muestras de arquitectura art-nouveau, un estilo muy peculiar que entrelaza elementos de la naturaleza, formas asimétricas y curvas sinuosas, que embellecen enormemente las fachadas de los edificios de sus calles. El mérito de tal ensalzamiento arquitectónico es atribuible en gran parte a Ödön Lechner, conocido como ''el Gaudí húngaro'', cuya obra más fastuosa corresponde a la Real Caja Postal de Ahorros, colmada de motivos florales, mosaicos de colores y componentes de la cultura popular. La Villa Balázs Sipeky y el Instituto de Geología Ödon Lechner son otras muestras destacables de la obra de este brillante arquitecto. Nuestro ejemplo de art-nouveau favorito es la Casa Walkó, en cuya fachada podemos encontrar hasta ocho motivos animales diferentes.

3.- Relaja tu cuerpo en el balneario Széchenyi

Budapest posee numerosas fuentes termales y balnearios, lo cuál es perfecto para tomarnos un día de descanso y revitalización después de largas caminatas por la ciudad. Széchenyi es el balneario más majestuoso y grande de Europa, contiene nada más y nada menos que 15 piscinas interiores, saunas y baños turcos y tres enormes piscinas exteriores. Es muy habitual en los lugareños disfrutar de sesiones de spa en estos centros de aguas termales medicinales, que también suponen un punto de encuentro para charlar.

4.- Sal a tomar algo a los bares de ruinas

Para sumergirte en la marcha húngara más underground y moderna, no puedes escapar de Budapest sin haber acudido a estos bares ubicados en viejos edificios y locales, con aspecto ruinoso y desgastado pero decorados de una forma tan kitch y vintage que los hace muy especiales. El mejor ambiente de la ciudad se halla sin duda en estos bares insólitos donde se encuentran todo tipo de muebles antiguos, cuadros extravagantes y objetos curiosos decorativos. Recomendamos el mítico Szimpla Kert de la calle Kazinczy; el bar Instant, ambientado en las películas del oeste o el caótico Púder, donde también se dan actuaciones teatrales y dj sets nocturnos.

5.- Ve al cine Muvesz Mozi

En Budapest hay mucha cultura cinematográfica y vale la pena pasarse por alguna de sus salas alternativas a ver algún film curioso. Los intelectuales y amantes de la gran pantalla que residen en la capital frecuentan Muvesz Mozi, en el que proyectan desde joyas antiguas y films olvidados de hace cinco años hasta películas independientes de directores noveles. Además, este original cine, dispone de una cafetería muy cool y está decorado con diversas ambientaciones por espacios que te hacen viajar a través de épocas y mundos diferentes.

6.- Visita el museo Sziklakorhaz, hospital-búnker secreto

Este espectacular museo ubicado en lo que fue un hospital contiguo al búnker nuclear de Budapest durante la Segunda Guerra Mundial muestra de forma muy real y espeluznante lo que se vivió entre aquellos muros bajo tierra. Las diferentes instalaciones y habitaciones para los heridos, maniquíes de cera, aparatos médicos e incluso la posibilidad de activar la alarma de emergencia al final del túnel consiguen hacerte una idea de lo que ocurrió por aquellos entonces, aunque sea a base de ponerte los pelos de punta.

7.- Prueba su gastronomía

El Mercado Central es uno de sus máximos referentes culinarios, donde se puede degustar el típico goulash o comprar sus productos tradicionales. Los dulces Kosher también son una de las especialidades hungaresas, que os animamos a probar en la confitería Fröhlich Cukrászda. Y sobretodo, es imprescindible pedir para picar pan de manteca de cerdo con paprika y cebolla en cualquiera de sus bares o restaurantes. Si os gusta el picante, Budapest es un lugar idóneo para vuestro paladar.7

Imagen de teofilo

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Estocolmo en 5 estilos gastronómicos

Sin salir de la ciudad, es posible hacerse una idea de por qué atesora referentes culinarios capaces de evidenciar el potencial de la cocina nórdica. Estocolmo aúna excelente cocina de vanguardia con “bistronómicos” y gastrobares de suma personalidad. Según el estilo que busques, y en base a tu presupuesto, ahí van cinco líneas culinarias de Estocolmo que demuestran su vigor gastronómico.

La vanguardia de Gastrologik

Nada más sentarte, encontrarás una carta para ti en la mesa. No es la de los platos sino la declaración de intenciones y atenciones de un restaurante detallista hasta el extremo. Cocina de vanguardia en una sucesión de bocados de estricta temporada que exhiben la riqueza del producto local, y que la pareja de chefs Jacob Holmstrom y Anton Bjuhr supervisa desde el origen. Algas, pescados autóctonos y sugestivas rarezas naturales protagonizan una experiencia gastronómica única.

La autenticidad de Ekstedt

Al calor de las brasas, el restaurante del popular Niklas Ekstedt ha conseguido distinguirse y crear una línea personalísima de cocina, que el chef complementa a pocos metros con otro negocio más “casual”. Brillante cocina sobre el fuego en platos que cobran forma frente al comensal, por lo que recomiendo encarecidamente optar por la mesa imperial de la sala aunque haya que compartirla. Ver hornear el pan al momento para llegar calentito a tus manos; encandilarse con las llamas en continuos y sorprendentes flambeados como el de ostra; saborear las particularidades del producto sueco ejecutado con rigor y emplatado con gusto... Todo eso es Ekstedt. Un restaurante auténtico y atípico.

La rotundidad de Lilla Ego

Las colas en la puerta ante los distintos turnos de cada servicio del Lilla Ego son una constante. Gusta por la informalidad de su propuesta basada en contundentes platos de mercado –las raciones de los postres resultan incluso exageradas- y sus presentaciones un tanto alborotadas, pero también por su amplia bodega y sus maridajes. Desde la barra se evidencia la cocina vista y el paso a paso de las elaboraciones al que ya no alcanzan las mesas. A tener en cuenta su ambiente bullicioso tanto al mediodía como de noche.

La calidez de Babette

No hace falta que te inviten a pasar hasta la cocina porque rebasas la puerta y es lo primero que ves y casi pisas. Cocineros con las manos en la masa en pases de ritmo frenético. Pizzas, ensaladas y salteados de producto fresco son los platos más reseñables de este local, donde uno puede sentirse como en casa entre sus libros y sus diferentes acomodos. Como en todo restaurante, conviene reservar para no obviar la terracita. Abre todos los días de la semana, algo poco habitual en la hostelería de la ciudad.

La frescura de Kaffeverket

Hay tantos cafés en Estocolmo que te resultará harto difícil quedarte con uno. Ni siquiera con solo dos o tres. Pero el Kaffeverket tiene esa atmósfera envolvente que acaba por convencerte para echar ahí las horas. Te lo recomendarán incluso los lugareños. En su amplio interior, de mesas altas con taburetes y bajas, y con vistas a un patio interior, encontrarás platos combinados, bocadillos y pastelería casera de calidad, con propuestas también para veganos y celíacos. La amabilidad del personal es otra de sus grandes bazas.

Dónde dormir, desayunar & viceversa:

Miss Clara

Este boutique hotel es idóneo para dormir con vistas a un cielo que parece no apagarse nunca, pero también para desayunar al más puro estilo sueco a dos pasos del meollo comercial. Si apetece y el tiempo no apremia, incluso se puede ‘brunchear’ –esto es, apuntarse a su ‘brunch’- con cócteles y música dj o jazz, o bien tomar una copa en su amplia terraza sobre la acera en pleno centro ciudad.

Este antiguo colegio de monjas conserva sus cimientos de estilo art déco y los combina con un interiorismo elegante y acogedor a partes iguales.

HTL Upplandsgatan

Es ultramoderno y muy funcional. Con la apariencia de un albergue de diseño y el pragmatismo de un B&B, de este hotel valorarás su espléndida localización en el entorno más comercial de la ciudad, su precio y su más que correcto bufé de desayuno.

Reserva tu Vueling a Estocolmo y aventúrate a saborear su variada gastronomía.

Por Belén Parra de Gastronomistas.com

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Disfrutando de los alrededores de Madrid

Nada tienen que envidiar los alrededores de Madrid a la capital. En poco más de una hora puedes disfrutar de la naturaleza, ver una de las obras maestras de la arquitectura española, comer un cochinillo asado cerca de acueducto romano o rememorar una batalla de la Guerra Civil ¿Te animas a conocer algunos de estos destinos?

1. El Escorial, un clásico entre los clásicos

El monasterio de San Lorenzo de El Escorial es el principal atractivo de esta población situada a menos de una hora de Madrid. Felipe II encargó su edificación con la idea de hacer un panteón de la familia real. En 1563 Juan Bautista de Toledo inicia su construcción, pero será Juan de Herrera, su sucesor tras su muerte, el encargado de finalizar el proyecto. Tras su sobrio estilo herreriano se encuentran toda una serie de espacios y estancias de entre los que sobresalen la Basílica y la Biblioteca, decoradas con magníficos frescos. A destacar también su colección de pintura con artistas de la talla de Velázquez, Jan van Eyck, El Bosco, Tiziano, Tintoretto o Roger van der Weyden, entre otros.

Además del Monasterio te recomendamos la visita de la Casa del Alcalde Mayor, la Casa del Infante, la Casita del Príncipe y la iglesia de San Bernabé.

Y como no podía ser menos, cerrando una escapada a El Escorial hay que hacer una parada en el Charolés para probar su fabuloso cocido, ¡un must en toda regla!

2. Segovia, más allá de su acueducto

A poco más de una hora de Madrid se encuentra esta bella ciudad cuyo principal protagonista es su acueducto romano. Este símbolo de la ciudad fue construido por los romanos para traer el agua de la Sierra a Segovia, toda una obra de ingeniería que todavía hoy en día no deja de impactar a sus visitantes. Pero aún nos esperan más sorpresas al visitar Segovia, ya que su casco antiguo está repleto de maravillas y de rincones llenos de magia. Es el caso de la Catedral de Santa María, conocida como “La Dama de las Catedrales”, y el barrio de la Judería, con su antigua sinagoga transformada en la Iglesia del Corpus Christi. Los aficionados a las letras no debéis de olvidar de ver la Casa Museo de Antonio Machado. Culminando la visita está el Alcázar, que se alza sobre un cerro, y cuya decoración mudéjar te dejará maravillado.

Otro de los aspectos por los que destaca Segovia es por su oferta gastronómica, entre la que sobresale el cochinillo asado, una delicia que no debes dejar de probar. Entre los lugares clásicos donde degustarlo están el Mesón de Cándido y el Restaurante José María.

3. Chinchón, pasado medieval y variada gastronomía

Sólo por su bella Plaza Mayor merece la pena desplazarse hasta esta localidad que está situada a 45 kilómetros de Madrid. Esta plaza de origen medieval, está formada por edificios de dos o tres plantas con balcones corridos de madera y galería adinteladas, llamando la atención de los que visitan Chinchón por primera vez. Durante siglos ha servido de escenario provisional para todo tipo de espectáculos, como obras de teatro, corridas de toros, fiestas reales o actos religiosos. Muy cerca de la Plaza Mayor se encuentra la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, en la que se mezclan los estilos gótico, plateresco, renacentista y barroco. No olvides visitar su interior donde encontrarás el cuadro La Asunción de la Virgen obra de Goya.

Y como no podía ser menos en la zona, Chinchón también es lugar donde aprovechar para saborear su oferta gastronómica, en la que se funden la tradición con la nuevas tendencias culinarias. No olvides irte sin probar su bebida más popular, el anís.

4. Paredes de Buitrago, tras los pasos de la Guerra Civil Española

Si lo tuyo es la naturaleza, pero a la vez te interesa la historia, entonces no debes dudar en acercarte hasta Paredes de Buitrago y visitar los yacimientos  del Frente del Agua. Durante la Guerra Civil Española este frente se encargaba de proteger a Puentes Viejas y El Villar, dos puntos clave en el abastecimiento de agua. En un recorrido de 12 kilómetros, no muy complejo de realizar andando, se pueden ver los restos de los fortines, las trincheras y los búnkeres que emplearon ambos bandos en su control. Una buena dosis de historia reciente al aire libre, un plan campestre un poco diferente, y todo ello a apenas una hora en coche de Madrid.

5. El Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares, naturaleza en estado puro

Situado sobre la Sierra de Guadarrama, al noroeste de Madrid, fue declarado Reserva de la Biosfera por la UNESCO en 1993. Entre lo más destacado se encuentra La Pedriza, uno de los conjuntos graníticos más relevantes de Europa, del que sorprenden las formas adquiridas por las rocas debido a años de erosión. Por lo que hace a la vegetación, los encinares son los principales protagonistas, ocupando un 62% de la superficie del parque. En el caso de que seas aficionado a las aves, no debes de olvidar acercarte hasta el embalse de Santillana, en el que se puede observar un amplio repertorio de aves acuáticas y migratorias. A los pies de este embalse se encuentra el castillo de Manzanares El Real, también conocido como el castillo de los Mendoza, construido en el siglo XI, y uno de los castillos mejor conservados de la Comunidad de Madrid.

 

Texto de ISABELYLUIS Comunicación

Imágenes de Chris Gladis, Jerome Bon, Kus Cámara, Jose Luis Cernadas Iglesias, Raúl A.-

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Bares de leche y más

Salir y ponerse las botas en Varsovia puede ser una experiencia deliciosa y al alcance de todos los bolsillos. Sin lujos, las tres comidas diarias pueden salir por unos quince euros. Hay casas de comidas y también las conocidas lecherías o bares de leche (bar mlezny) donde por unos 3 € puedes comer perfectamente. En cuanto a tomarse una cerveza o un refresco, sin miedo os podéis sentar en las terrazas de las principales zonas turísticas (si el tiempo lo permite), porque la cerveza os costará alrededor de un euro… Y allí no son de poner cañitas, sino vasos grandes.

Los polacos son muy aficionados a las sopas y a los guisos. Algunos de los más ricos que probamos y que no deberías perderos son el bigos, un guiso de repollo y carne muy bueno, con un sabor parecido al chucrut; el borsch una sopa hecha con caldo de remolacha y que a veces sirven con una especie de croqueta gigante; el zurek sopa de harina de centeno, champiñon, salchicha y huevo cocido, muy recomendable para el invierno pero cuidado en verano porque la pedimos para entrar en calor un día que llovía y todavía nos duran los calores...Es muy contundente. Otro de los platos típicos y deliciosos el la golonka, un codillo asado que está de muerte; y los famosos pierogi, una especie de raviolis o empanadillas rellenos de carne, de pollo, de queso…

Y hablando de pierogi, os recomendamos Pierogarnia na Bednarskiej (Ul. Bednarska 28/30; tel. (22) 424 13 87), donde podréis disfrutar de los famosos ravioli polacos bien hechos y a un precio más que razonable.

Los bar mleczny o bares de leche

Los bares de leche son los antiguos restaurantes comunistas, que siguen existiendo en forma de comedores populares. Te sentirás como en el comedor de la escuela, con una comida muy casera, todo fresco del dia, y gran variedad de platos típicos polacos.

Algunos en los que nos sentamos fueron el de Krakowskie Przedmieście 20/22, o el "Bambino" en Krucza 21.

Recordando la etapa comunista

Oberza pod Czerwonym Wieprzem
Żelazna 68

Es un local que se ha conservado tal y como eran las tabernas sovieticas. Desgraciadamente no se ha conservado casi ninguna y ésta es una de las mejores, con muy buena cocina tradicional polaca. El precio es normal. Merece la pena para ver como eran. Muy buena la sopa Zurek, el pato y el golonka (codillo).

Pijalnia
ul. Zamoyskiego 28/30

En este bar cualquier hora es buena para tomar algo o zamparse un típico tentenpie polaco. Cualquier hora literalmente porque el local en cuestión está abierto 24 horas al día. Por dentro, está decorado con un montón de detalles comunistas. Las paredes están forradas con periódicos de varias décadas atrás, la música que suena tiene más de 50 años... Mires donde mires hay detalles que recuerdan otras épocas.

Varsovia con encanto

Mielżyńki
Burakowska 5/7

Situado en una antigua fabrica, junto a una iglesia que da un encanto especial, se encuentra uno de los sitios mas agradables para tomar unos vinos y cenar de picoteo. El concepto es diferente dado que, además de degustar los vinos, se pueden comprar. Para una noche romántica o con los amigos, lo recomendamos. No es caro, se puede cenar con un buen vino por unos 20 €. Tiene una terraza muy agradable que, en verano, se agradece.

Restaurante Polka
Świętojańska 2

Al lado de la plaza Zamkowy se encuentra este restaurante cuyo interior parece sacado de una ambiente de casa de muñecas. A pesar de la decoración no es un lugar precisamente caro para degustar la gastronomía polaca.
Una cena para tres personas, con 2 entrantes, 3 platos principales, postre y vino salió por 35-40€ por cabeza.

W oparach absurdu
Ząbkowska 6

La cafetería "W oparach absurdu" (en la bruma de lo absurdo), se encuentra en el barrio de Praga. Sólo por el nombre, ya nos podemos hacer a la idea de que se trata de una cafetería algo alternativa, pero sumamente encantadora!!

Es la cafetería favorita de uno de nuestros mejores amigos polacos. Esta cafetería queda en la zona "bien", así que se puede ir tanto de día como de noche, y además de beber un montón de tipos de cervezas (mi amigo pidió una de chocolate), se puede comer o cenar, platos típicos polacos (pierogi por ejemplo) a unos 4€ el plato.

Tienes 2 pisos y el mobiliario es de estilo antiguo, con sofás, sillas de madera y butacas, maquinas de coser con sus mesas, imágenes de vírgenes, espejos antiguos... ¡Encantador!

Con estas recomendaciones ya sólo nos queda deciros una cosa… Bon apetit!

Dan ganas de ir verdad? Anímate! Consulta nuestros precios aquí!

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