Escenario de Juego de Tronos
La bella Dubrovnik es una de las ciudades que enamoraron a los productores de “Juego de Tronos” y la escogida para rodar las escenas de Desembarco del Rey, la capital de los Siete Reinos. Y es que una ciudad con tantos siglos de antigüedad y con sus peculiares calles, tan bien conservadas, recreaba a la perfección -con algún que otro añadido digital- el escenario que el autor de la saga, George R.R. Martin había imaginado, es decir, el de una ciudad medieval, amurallada, en lo alto de una colina y rodeada por mar. Además, al igual que Desembarco del Rey, Dubrovnik creció como ciudad defensiva, bajo los muros de piedra de las Murallas de Dubrovnik que la protegían de los asedios.
Si Dubrovnik era ya de por sí una ciudad de gran interés turístico, ahora se ha convertido en un emblema para los fans de la serie y recorrer las diferentes localizaciones, una forma muy divertida de conocerla. ¿Quieres saber cuáles son los puntos claves del rodaje de Juego de Tronos Dubrovnik? ¿Quieres sentirte como un rey o reina Lanninster recorriendo sus dominios? ¡Presta atención!
1.- El Fuerte Lovrijenac
También llamado Fuete de San Lorenzo, data del siglo XI y se encuentra fuera del casco histórico y constituye uno de los símbolos de Dubrovnik. Escenario protagonista de las escenas más importantes de la serie, como la batalla de Aguasnegras entre la flota de Stannis contra los Tyrion y los Lannister, que marca el final de la segunda temporada de Juego de Tronos.
2.- Las torres Minceta y Bokar
La Torre Minceta es el punto más alto de las murallas de Dubrovnik y una de las estructuras defensivas más célebres. La Fortaleza Bokar fue el lugar en el que Tyrion y Lord Varys planearon la defensa de Desembarco del Rey en la segunda temporada.
3.- Palacio de los Rectores
Esta antigua fortaleza medieval y sede de la antigua República de Ragusa ha tenido que reconstruirse en diversas ocasiones a lo largo de los años. Forma parte del reino de Quarth en la segunda temporada de la serie. Una curiosidad: se dice que el reloj de la pared del palacio está parado a las 17:45 horas, hora exacta en la que la república de Ragusa se rindió a Napoleón según cuenta la leyenda.
4.- Trsteno Arboretum
Trsteno Arboretum, uno de los jardines más antiguos de Croacia, sirvió para ambientar los exóticos jardines del palacio de Desembarco del Rey con sus parques históricos y una gran colección de especies vegetales mediterráneas y exóticas. Un paseo por Trsteno Arboretum nos trasladará a épocas pasadas, por lo que no es de extrañar que se escogiera como uno de los escenarios principales.
5.- Svetog Dominika
Poco atrezzo se necesitó para convertir la empedrada calle que bordea el Convento de los Dominicos del siglo XIV en una de las calles principales de la capital de los Siete Reinos.
6.- Isla de Lokrum
Desde el puerto de Dubrovnik se llega en ferry a la isla de Lokrum en tan sólo diez minutos. Aquí encontramos el monasterio benedictino que se reconvirtió en el palacio de Qarth durante la segunda temporada de Juego de Tronos. Visita el jardín botánico de eucaliptos, cactus y plantas crasas, los restos de una basílica, el monasterio con jardín del claustro y la residencia de verano de Maximiliano de Habsburgo.
7.- Palacio Sponza
Se construyó a comienzos del siglo XVI y fue uno de los pocos edificios que sobrevivieron al terremoto de 1667. Hoy en día es uno de los centros culturales más importantes de Dubrovnik, en el que se encuentra el Archivo de Dubrovnik, con más de 100.000 documentos que abarcan desde el siglo XII hasta la desaparición de la República de Ragusa.
Imagen de gari.baldi
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+ infoDos horas en Niza
Por Michael Schuermann de Easy Hiker
LaRiviera francesa no se considera una región o una zona, sino una única ciudad, una delgada franja de poblaciones costeras de menos de un kilómetro de profundidad que se extiende a lo largo de más de 80 kilómetros, como una versión moldeada y francesa de Los Ángeles.
Si disponemos de dos horas en Niza, la capital de la Riviera francesa, incluso podemos jugar al “Cuál es cuál”: Mónaco sería Beverly Hills, Cannes rivaliza con Hollywood en el glamour de las estrellas de cine y Menton se asemeja a los barrios más encantadores de LA, como Santa Mónica o Venice.
Y Niza, la mayor ciudad de la Costa Azul, sin duda sería el equivalente al centro de Los Ángeles.
A un estadounidense probablemente no le parecería extraño visitar la Riviera francesa sin ir a su “capital” al menos una vez. Tengo un amigo que vivió en LA durante cinco años y nunca había estado en el centro. Sin embargo, para los europeos como yo, sería muy raro.
Así que fuimos a pasar un día a Niza, y vosotros deberíais hacer lo mismo si tenéis la oportunidad.
A lo largo de la costa hay ciudades más glamurosas y también más bonitas, pero pocas condensan todos los elementos que representan la grandeza de la Riviera francesa en un único paquete: urbanidad, transparencia, glamour y playas. Niza los tiene todos.
Empezamos en la estación de tren, cruzamos la carretera y avanzamos por la Avenue Durante hasta el paseo marítimo, el Promenade des Anglais, la calle más famosa de la Costa Azul. Nos desviamos un momento hacia la derecha para contemplar el Hotel Negresco y su famosa cúpula rosa, que se rumorea que emula los, ejem, pechos de la amante del arquitecto (¡oh, la Belle Epoque!) y el también espléndido Hotel Maison de la Mediterranee , antes de volver a la costa en dirección a la ciudad antigua. Algunos de los lugares clave son la magnífica Opera de Rue Saint Francois de Paule Cours Saleya , con sus mercados diarios de flores y antigüedades y la evocadora Place du Palais con el Palacio de Rusca, uno de los puntos de referencia más famosos de la ciudad.
Una vez que hemos explorado brevemente la ciudad antigua, es la hora ideal para comer. Sugerimos ir a alguno de los muchos locales que sirven una especialidad local llamada Socca, crepes aromáticos hechos de harina de garbanzos cocinados en horno de leña. Están deliciosos acompañados tan solo de sal y pimienta.
Si tuviéramos alguna duda sobre si Niza es una ciudad italiana o no, Plaza Garibaldi (con sus columnatas y una estatua del héroe nacional italiano, que de hecho nació en Niza cuando la ciudad todavía formaba parte de Italia) nos da todas las pistas que necesitamos.
Caminamos desde aquí hasta la Plaza Massena, otra de las principales plazas de la ciudad y finalmente bajamos por la Avenue Jean Medecin, la principal calle comercial de la ciudad, hasta la estación de tren.
Hay muchos lugares para los que no tendréis tiempo durante una visita de dos horas, como la famosa iglesia ortodoxa (podéis echarle una tentadora ojeada al llegar y partir en tren), pero siempre podéis volver, por supuesto. Nosotros sabemos que lo haremos.
Por Michael Schuermann de Easy Hiker
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+ infoTel Aviv La meca de la Bauhaus
La escuela de la Bauhaus es para Tel Aviv lo que el art déco es para Miami o el modernismo para Barcelona, una seña de identidad inconfundible que es orgullo de sus habitantes y que encontramos en más de 1.000 edificios a lo largo y ancho de los 50 kilómetros cuadrados que conforman la ciudad.
La llegada de la Bauhaus a Tel Aviv
La relación entre Tel Aviv y la escuela Bauhaus se remonta a los años 30 del siglo XX cuando, con el ascenso del partido nazi, muchos arquitectos judíos dejaron su país para encontrar una mejor suerte. Por aquel entonces, la futura metrópolis era una ciudad joven, con ganas de expansión y múltiples posibilidades. La llamada Ciudad Blanca, que es como se conoce al área de la ciudad donde se encuentran estos edificios, se construyó desde principios del decenio de 1930 hasta 1948, con arreglo al trazado diseñado por Sir Patrick Geddes, basado en los principios del urbanismo orgánico moderno. Nombres de la talla de Walter Gropius, fundador de la escuela Bauhaus de Weimar, Arieh Sharon, Shlomo Bernstein o Shmuel Mestechkin llegaron y moldearon un elaborado y novedoso plan urbanístico que permitió adaptar las directrices de este estilo a la aridez del entorno y al contexto mediterráneo del lugar. De este modo, el aire fresco y ligero de esta arquitectura entroncó a la perfección con las ansias de renovación y la creación del que, a partir de 1948, sería el nuevo estado de Israel.
La conservación: un nuevo reto
Las construcciones se hicieron en colores claros, generalmente en blanco, dejando los pilares al aire libre para que el viento pasase por la parte inferior de los edificios y las ventanas se hicieron traqueteadas para contener el paso del calor. Además, la arquitectura de la Bauhaus de Tel Aviv se caracteriza por sus líneas rectas, la simetría y un estilo minimalista que todavía hoy en día sigue sorprendiendo por su carácter y simplicidad. Y es que, estos arquitectos, en un contexto cultural nuevo, realizaron un conjunto excepcional de edificios muy representativo del movimiento arquitectónico moderno.
No obstante, pese al altísimo número de ejemplos que hay repartidos por la ciudad, su estado de conservación es bastante precario. De hecho, se llegaron a construir más de 4.000 edificios, si bien muchos de ellos no han sobrevivido. Por ello, en los últimos años se están haciendo grandes esfuerzos para recuperar el aspecto original de las más de 1.000 construcciones todavía existentes. Se trata de un trabajo lento y laborioso, ya que la mayoría de ellos son de propiedad privada y no se han intervenido desde que se terminaron 70 u 80 años atrás.
Los mejores edificios de la ciudad
Dado el gran número de edificios que hay, lo más interesante antes de enfrascarse en la búsqueda de construcciones por la ciudad es trazar un plan. Algunos de los ejemplos más destacados están en las calles Rothschild, Bialik y Dizengoff, aunque lo más recomendable es ir al Bauhaus Center para que os informen. Allí encontraréis libros y mapas especializados y, además, podréis obtener información sobre el tour gratuito que organiza el ayuntamiento los sábados y que se llama Tel Aviv-Bauhaus Walking Tour.
Para completar vuestra visita, en Bialik Street podéis visitar el Museo Bauhaus, que será una útil ayuda para que entendáis mejor el impacto que la Bauhaus de Tel Aviv ha tenido en el resto del mundo.
Texto de Aleix Palau para Los Viajes de ISABELYLUIS
+ infoEn busca de la mejor heladería de Roma
Visitar el Coliseo, perderse por los Museos Vaticanos o disfrutar de largos paseos por el Tíber son algunos de los planes imprescindibles en tu visita a Roma. Si además eres amante de la comida italiana, las múltiples osterias y tratorías de la ciudad te permitirán degustar todo tipo de pizzas y pastas y volverte loco con la inmensa variedad de postres italianos.
Pero junto con los milenios de historia y la exquisita tradición culinaria, si por algo es conocida también Roma es por ser uno de los mejores lugares de Europa para comer helado. Atrás quedó eso de que el helado es solo para el verano. Durante todo el año las heladerías italianas reciben miles de turistas y locales que quieren disfrutar del sabor único del verdadero gelato italiano. Bastan uno, dos o hasta tres sabores y el toque de la irresistible panna (nata) por encima para llevarte una experiencia que no podrás olvidar.
No es complicado encontrar un buen helado en la ciudad, pero la oferta es muy grande y también es fácil que te vendan gato por liebre. Para que vayas sobre seguro, te recomendamos las cinco heladerías imprescindibles de la bella, grande y eterna Roma.
1. Giolitti
Clásico entre los clásicos, esta céntrica y famosa heladería es la responsable de que Audrey Hepburn y Gregory Peck comiesen helado en la película Vacaciones en Roma. En activo desde el año 1900, es fácil reconocer este lugar, pues siempre está atestado de gente. Los helados se producen a partir de ingredientes 100% naturales, y eso se nota. Via Uffici del Vicario, 40
2. Old Bridge
El nombre inglés de este establecimiento no es más que una excusa para probar uno de los helados más tradicionales de la ciudad. Sin aditivos ni artificios, los helados de Old Bridge son bien conocidos y es fácil salir del lugar con un cono de tres sabores coronado por una buena cucharada de nata casera. Viale dei Bastioni Di Michelangelo, 5
3. Otaleg
Con el obrador a la vista, en Otaleg puedes ver cómo se fabrica el helado artesanalmente. Su decoración sofisticada envuelve el entorno perfecto para disfrutar tanto de los sabores clásicos como de propuestas más arriesgadas, como un helado de queso y pimienta. No te vayas sin probar el helado de melón y frambuesa. Viale dei Colli Portuensi, 594
4. Gelateria della Palma
Más de treinta años abalan el exquisito trabajo de esta heladería. Con una carta que supera los 150 sabores y siempre fieles a la prima de ingredientes frescos y de alta calidad, la Gelateria della Palma no decepciona nunca. Pero el lugar no tiene solo helados, también te recomendamos que pruebes la cassata (tarta tradicional siciliana a base de ricotta, azúcar, bizcocho, mazapán, fruta confitada y azúcar glas), los bombones o su famoso tiramisú. Via della Maddalena, 19-23
5. Da Quinto
Próxima a Piazza Navona, Da Quinto abrió sus puertas en 1915 y es otra de las heladerías más conocidas del centro de la ciudad. De sus paredes cuelgan decenas de fotos de los personajes famosos que la han visitado. Una de sus especialidades es el helado de chocolate con naranja. Una delicia. Via di Tor Millina, 15
Reserva tu Vueling a Roma aquí y aventúrate a probar sus magníficos helados.
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