Orán: la perla oculta del Mediterráneo
Orán sigue siendo un destino poco masificado por el turismo, y eso la hace aún más atractiva a la hora de planificar un viaje en el que se busque huir de lo previsible o del prototipo turístico más manido. Durante el período colonial francés fue la capital del departamento del Orán. Actualmente cuenta con un importante puerto y centro comercial, y tiene una de las universidades más importantes del norte de África. El islam (sunita) es la religión oficial del Estado. Existen minorías cristianas y judías. Actualmente es necesario viajar con visado.
La marca española en Orán
Capital del oeste de Argelia, Orán ocupa una posición estratégica favorecida en la cuenca mediterránea. Está considerada por los españoles como la ciudad más hispánica de África dado los numerosos vestigios españoles que todavía permanecen en toda la región. De hecho todavía podemos encontrar trazas en la cultura, la lengua y gastronomía. Los oraneses comencocas,unos embutidos similares a la sobrasada, y además reivindican la invención de la paella, alegando que deriva de la baiya árabe, un plato que elaboran con arroz y mariscos. Además en la ciudad hay una plaza de toros –actualmente en desuso- inaugurada en 1954.
Geográficamente se puede señalar a Orán como el punto de Argelia más próximo a la península ibérica. Incluso se puede contemplar en Orán la ciudad de Almería, o viceversa, en un día despejado. Su privilegiada posición la ha dotado de toda clase de contactos marítimos y terrestres. Posee una bahía abierta al noreste, y al oeste domina la montaña escarpada del Aidur. La ciudad está protegida entre la antigua ciudad colonial y las nuevas construcciones, las cuales le dan un aire más moderno. No hay que dejar escapar la ocasión de pasear por el bulevar marítimo donde hay una bonita vista panorámica sobre el puerto y la antigua ciudad. Desde aquí un paseo recomendable es el que nos lleva hasta la mezquita del Pacha.
No hay que perder la ocasión de visitar la famosa fortaleza de Santa Cruz. Construida en lo alto de una montaña adyacente a la ciudad y desde donde cumple funciones de fiel vigía desde hace cuatro siglos, fue sin duda la obra maestra de la arquitectura militar española en la ciudad. Allí mismo también podemos admirar la capilla de la Virgen.
La Plaza de la Perla (o Plaza de Armas), el que fuera el centro de Orán, mientras la ciudad estuvo bajo mandato español, es otro de los espacios más visitados. Es junto a la Puerta de España, la Casbah -o la ciudadela-, la Puerta del Santón, el cuartel de San Felipe, y el Tambor San José uno de los espacios de aquella época - siglos XVI, XVII y XVIII- mejor conservados. De todos destaca este último monumento, ya que fue sumamente importante en la historia española de Orán. Desde allí partía un entramado de galerías subterráneas que atravesaban el subsuelo de la antigua ciudadela comunicando entre sí el Palacio del Bey y el Fuerte de Santa Cruz.
Distrito histórico
El barrio antiguo de la ciudad posee una alcazaba -construcción o recinto fortificado de carácter urbano cuya función era servir de residencia a un gobernadorpara defender presumiblemente un lugar determinado y sus contornos, albergando con frecuencia una guarnición con la que conformaba un pequeño barrio militar. Entre el conjunto de viviendas que constituían esta ciudadela se encuentra una mezquita del siglo XVIII.
El barrio de Sidi El Houari –santo patrón de la ciudad- es el más antiguo de la ciudad. Existen visitas guiadas en las que se puede acceder a las murallas y túneles de la época española, la Puerta de España, la rampa de Madrid, la Blanca, la Escalera, la Casbah, etc. En el distrito histórico se encuentra el antiguo colegio Saint-Louis, así como la mezquita de Pasha construida a lo largo del siglo XVII. No hay que irse de Orán sin visitar el marabuto –ermita moruna- del patrón de la ciudad, Sidi El Houarí sin formular un deseo, como pide la tradición.
En este barrio se sitúan algunos de los museos más importantes de la ciudad. El Museo Ahmed Zabana, conocido anteriormente como Museo Demaeght, contiene colecciones arqueológicas, etnológicas y de historia natural procedentes del Magreb. También posee un espacio expositivo dedicado a Orán. En relación con la arqueología destacan sus colecciones cartaginesas y romanas. Los edificios actuales datan de 1933. El museo fue puesto en 1986 bajo la tutela del Ministerio de Cultura y fue rebautizado con el nombre actual. Se compone de siete secciones centradas en Orán y su región: bellas artes, El Moudjahid, numismática, prehistoria, viejo Orán, etnografía e historia natural. Otro museo importante es el de Moudjahid, el cual se sitúa en el barrio de USTO, cubre la memoria de la batalla por la independencia nacional durante la Guerra de Argelia.
¡Ven a descubrir uno de los secretos mejor guardados del Mediterráneo! Consulta nuestros vuelos aquí.
Texto de ISABELYLUIS Comunicación
Fotos de la Embajada de Argelia
+ infoArte en estado natural a media hora de Copenhague
¿Un museo con nombre de estado americano en Dinamarca? No es este el único detalle llamativo de Louisiana. Ubicado en la pequeña localidad de Humlebæk, a 35 kilómetros al norte de Copenhague, Louisiana atrae a miles de visitantes cada año tanto por su interior como su exterior: su colección de arte contemporáneo es realmente extraordinaria, pero más aún quizás lo sea el enclave en el que se encuentra –frente a las frías aguas que separan Dinamarca de Suecia, y sobre una extensa zona de jardín, árboles y acantilados–, así como su diseño arquitectónico, perfectamente integrado en el entorno que lo acoge.
El museo se creó en 1958 por el empresario y filántropo danés Knud W. Jensen, quien encargó la primera fase del proyecto a los arquitectos VilhelmWohlert y JørgenBo. Curiosamente su nombre no proviene del estado americano, si no de una casualidad que tiene que ver con el anterior propietario del terreno: las tres veces que se casó lo hizo con mujeres llamadas Louise. La colección privada del museo es mucho mayor que el espacio del que dispone para su exhibición, así que las obras están en constante movimiento: en el interior encontramos piezas de Lucien Freud, David Hockney, Asger Jorn (uno de los artistas daneses más importantes del s. XX), el español Juan Muñoz, fotógrafos como el alemán Thomas Demand o la neoyorkina Cindy Sherman, y la que probablemente sea la joya de la corona: una sala en la que están frente a frente, como en un diálogo permanente, una pintura de Francis Bacon con una de las distintivas esculturas alargadas de Alberto Giacometti. En el jardín se encuentran varias esculturas de elevado peso específico; entre ellas una de Alexander Calder y una de Joan Miró, separadas por apenas cinco metros de distancia –y con el mar como acompañante eterno–, así como obras de Louise Bourgeois o Max Ernst, entre muchos otros.
Hasta finales de enero (¡dense prisa!) el museo exhibe además una exposición de largo recorrido y una instalación que deja huella: la primera repasa la extensa, colorista y provocadora obra de la artista multidisciplinar japonesa Yayoi Kusama (esculturas de formas fálicas, habitaciones pintadas de lunares, vestidos agujereados y otras maravillas); la segunda es una escultura enorme del canadiense David Altmejd, llamada The Flux and the Puddle, que ocupa toda una sala y que resulta casi imposible de explicar; en ella se mezclan metacrilato, comida, taxidermia, hilos y espejos de forma visceral y tremendamente impactante.
Es muy fácil llegar desde Copenhaguen a Louisiana: desde la Estación Central de la capital hay que tomar un tren en dirección a Helsingor y bajarse en Humlebæk. Así de sencillo. A la vuelta una opción más que recomendable es la de explorar el barrio de Vesterbro, pegado a la misma estación central, hasta no hace mucho hogar de prostitutas y macarras y hoy uno de los más interesantes y bulliciosos de la ciudad, abundante en galerías, tiendas, cafeterías y restaurantes. Uno de los lugares de obligada parada es Bang & Jensen, abierto todo el día en Istadgade; se recomienda probar la sopa de lentejas con curry y cilantro y jugar unas partidas al pinball o el Arkanoid. Otra posibilidad de lo más recomendable es pasearse por el Meatpacking District, el antiguo mercado de carne y pescado reconvertido en una de las zonas más cool de la ciudad, y escoger entre sus múltiples y apetitosas opciones gastronómicas. Para los amantes de la música y los vinilos, el mejor lugar en Vesterbro es sin duda Sort Kaffe & Vinyl, pequeña tienda de discos con bar (o viceversa: cafetería con discos) que destaca por disponer de una selección pequeña pero cuidadísima en materia de folk, jazz, electrónica, exótica y experimental. Y para descansar y zamparse un buen desayuno a la mañana siguiente, ahí van dos buenas opciones de alojamiento, ambas en el barrio: Bertrams Guldsmeden (muy cerca de una de las calles más bonitas de la ciudad, Værnedamsvej) y Avenue Hotel, especialmente recomendable en primavera y verano por su hermoso patio.
Si ya de por si una visita a la ciudad es altamente recomendable, la posibilidad de visitar Louisiana, además de pasar unas horas en Vesterbro, convierte el viaje en poco menos que una obligación. ¿A qué esperas para reservar tu vuelo a Copenhague?
Texto de Carles Novellas para ISABELYLUIS Comunicación
Imágenes de Carles Novellas y Anna Higueras
+ infoCardiff capital del país de los castillos
Ciertamente no es muy conocido que Gales sea el país con el mayor número de castillos de toda Europa. Y es que a lo largo de la historia el paisaje de este pequeño país, situado al oeste de Inglaterra ha sido salpicado por un sinfín de fortalezas, desde la edad de hierro, pasando por los romanos, hasta llegar a los majestuosos castillos de los príncipes de Gales y los reyes ingleses.
En total son más de 600 castillos los que todavía hoy se conservan en el país. Por lo que no será difícil que te topes con alguno de ellos cuando viajes hasta allí. De entre todos (los hay de múltiples tipologías) hemos hecho una selección de los que más nos gustaron en nuestro viaje. A ver qué os parecen.
Conwy Castle
El Castillo de Conwy y los muros de la ciudad son de lo mejor que se conserva de entre las muestras de arquitectura medieval de todo el Reino Unido. Por ello es patrimonio de la humanidad. Y lo cierto es que pocos se creerían que la obra fue construida en tan solo cuatro años, de 1283 a 1287. Lo cierto es que resulta toda una experiencia subir a las torretas y perderse entre sus estancias. El guía nos propuso un ejercicio que consistió en subirnos a la torre principal y desde allí, con una visión de la fortificación y de su entorno del todo espléndida, nos puso un ejercicio consistente en adivinar cómo pudieron los galeses capturar el castillo a los ingleses en el siglo XV. ¿Te atreverás tú con este reto?
Denbigh Castle
El castillo se construyó entre 1282 y 1295. Para empezar su recorrido, nada mejor que situarse en el nuevo centro para visitantes ubicado en el interior del yacimiento. La gran puerta de la entrada del castillo de Denbigh realmente impresiona. El castillo se caracteriza por su triple torre, y eso que no está tan bien conservado como los otros castillos de gales. Aún y así, se trata de un vestigio defensivo único, y eso que las tropas parlamentarias hicieron todo lo posible para que no quedase ni rastro, durante la Guerra Civil de 1660. Uno de los momentos más excitantes lo vivimos cuando nos colamos por la poterna –puerta secundaria- misteriosa por donde los moradores del castillo se deslizaban para salir y entrar sin ser vistos. Sin duda fue una fortificación con un gran sentido estético. Las torres siguen un ritmo alternando las de base circular con las de base cuadrada.
Raglan Castle
El castillo Raglan fue uno de los últimos castillos medievales que se construyeron en Inglaterra y Gales. Todavía hoy presenta un aspecto formidable; hay que tener en cuenta que fue diseñado pensando en lujo y confort, mucho más acorde con los tiempos del Renacimiento. Fue vibrante subir a la gran torre, erigida en una isla rodeada de agua. En su sótano pudimos explorar la cripta recién restaurada. Nos contaron que, en la época algunos de los mejores vinos de Europa se encontraban allí, los cuales se servían en la mesa principal para impresionar a las visitas. Este castillo goza todavía hoy de una gran reputación. De hecho todavía funciona a las mil maravillas, de telón fe fondo para la celebración de eventos relacionados con el teatro, la poesía, el canto y la danza.
Kidwelly Castle
Kidwelly es el prototipo de castillo que vemos en las películas medievales. Está construido sobre tierras escarpadas, dispone de torres infinitas, muros altos y una gran puerta de entrada que tardó, nada menos que un siglo en completarse. Se trata del ejemplo más antiguo de construcción defensiva normanda realizada a base de tierra y madera. Lo que queda de su planta tiene forma de media luna. Es recomendable pasear sobre los restos de muro que quedan. Vale que la puerta es lo que más destaca, pero no os olvidéis hacer una visita a la capilla que hay justo al lado. Ésta ofrece espectaculares vistas al río. También hay un espacio expositivo en el interior del castillo. Hasta septiembre podrás visitar la exposición de esculturas de Cymru.
Caerphilly Castle
Se trata de un castillo enorme, el más grande de Gales. Se ha conservado prácticamente intacto. Podría ser el decorado perfecto para una película de caballeros y princesas. Está rodeado, como no podría ser de otra manera, por una serie de fosos en forma de círculos concéntricos –algunos de ellos con pequeñas isletas incluso-. No dejéis escapar la oportunidad de subir a la azotea de la torre de entrada. Desde allí se pueden ver los anillos de piedra y agua, elementos defensivos que hicieron de Caerphilly una fortaleza inexpugnable. Este extravagante castillo también dispone de un paso secreto conocido como Galería de Broase. Desde aquí se puede admirar la torre sudeste – la cual recuerda a la torre de Pisa por razones obvias. El conjunto conserva poderosas máquinas de asedio.
Vamos, ¿a qué esperas? No lo dudes más y consulta nuestros vuelos aquí.
Texto de Los Viajes de ISABELYLUIS
Imágenes de Fred Selby, vanessajayne, Visit Wales
+ infoNeve Tzedek la cara bohemia de Tel Aviv
Neve Tzedek, que traducido del hebreo significa Domicilio de la Justicia, fue el primer barrio judío erigido más allá de las murallas del antiguo puerto de Jaffa, la ciudad gemela de la aún inexistente por aquel entonces -los años ochenta del siglo XIX- Tel Aviv. Lugar de acogida desde sus inicios de algunas de las más ilustres figuras de la cultura israelí, más de un siglo después de su fundación mantiene vivo su seductor ambiente bohemio. Barriada trazada por casas que, en algunos casos, son verdaderos monumentos de estilos arquitectónicos como el bauhaus o el art déco, sus calles amagan algunos de los centros culturales, restaurantes, tiendas, cafés y bares de visita obligada en Tel Aviv. Os los descubrimos.
Centro de Danza y Teatro Suzanne Dellal
Es un punto imperdible en la ruta artística por Neve Tzedek. Culminado por un mural de David Tartakover, uno de los artistas más relevantes de Israel, el Centro de Danza y Teatro Suanne Dellal dispone de cuatro escenarios por los que durante todo el año pasan algunas de las mejores compañías de danza tanto israelíes (es la sede de la muy elogiada Compañía de Danza Contemporánea Batsheva) como internacionales. Y si la danza no os seduce lo harán la mesmerizante plaza interior del edificio, los jardines que lo rodean o el Suzanne Café, uno de los mejores locales del barrio para pasar una tarde de charla ante una taza humeante. Suzanne Dellal Center for Dance and Theater, Yechieli Street 5.
Dallal
No solo es importante repostar energías, sino hacerlo ahí donde comer se eleva a la categoría de placer. En Neve Tzedek, el Dallal es el lugar. Ubicado en el corazón del barrio, la cocina de este restaurante encuentra su inspiración tanto en la cercana Jaffa y sus raíces árabes como en el mar Mediterráneo. Un orgasmo para el paladar. Intentad llegar un poco antes y disfrutad de un cóctel en su encantador patio exterior. Dallal, Shabazi Street 10.
Galeria Chelouche
Datada de 1886, fue la primera casa levantada en Neve Tzedek. Terrateniente, joyero y cambista, Aharon Chelouche fue una de las personalidades más relevantes de la comunidad judía de Jaffa de finales del siglo XIX. Fundador de este barrio junto a Shimon Rokach, entre otros, su casa es hoy en día una de la principales galerías de arte de la ciudad. Y si fascinante son las obras que cuelgan de sus paredes, impresionantes son las vistas que del barrio que hay desde su tejado. No lo dudéis y subid a la azotea. Chelouche House. 32 Shlush Street.
HaTachana
Al final de la calle Shabazi, la principal y más concurrida arteria de Neve Tzedek nos topamos con la HaTachana, nombre en hebreo para la antigua estación de tren de Jaffa. Erigida en 1892, cuando cayó en desuso HaTachana permaneció cerrada durante años. Reformada y recuperada recientemente, con sus cafeterías, bares, restaurantes, tiendas y mercados el viejo apeadero se ha transformado en uno de los puntos más vivos no solo del barrio sino también de la toda la ciudad. HaTachana, 1 Kaufmann Street.
Jajo
Con una excelente carta de vinos (destacando los importados de España y Francia) y un excitante catálogo de combinados, sofisticado pero acogedor, este pequeño bar-vinacoteca (a duras penas caben más de 15 personas en su interior) es el lugar ideal para acabar un día de ruta por Neve Tzedek. Jajo, 44 Shabazi Street.
Mercado de Carmel
Marcando los límites del barrio de Neve Tzedek está el Mercado de Carmel (en hebreoShuk HaCarmel), lugar de visita obligada en todo viaje a Tel Aviv. A medio camino entre nuestros mercados y mercadillos y los zocos árabes, el Carmel se divide en dos secciones. En la primera encontraréis puestos de ropa, calzado, electrodomésticos, etc., a precios, en muchos casos, irrisorios. Mucho más atractiva es la segunda parte, precedida por una zona de floristerías, donde se funden las de paradas de comida (frutas, hortalizas, carne, quesos, pan…) y las de especias es una fascinante explosión de colores, texturas y olores. Mercado de Carmel. 1 HaCarmel Street.
Museo de arte Nachum Gutman
Nachum Gutman, pintor y escultor israelí de origen ruso que se alejó de las influencias europeas de sus maestros, que consideraba poco útiles para representar las singularidades del entorno y paisajes de su país, fue una figura fundamental en la irrupción de un estilo propio en el arte israelí. Sus obras se exhiben en diversos edificios públicos de Tel Aviv y, evidentemente, en el Museo de Arte Nachum Gutman. Nachum Gutman Museum of Art, 21 Shimon Rokach Street.
Rokach House
El periodista Shimon Rokach fue uno de los fundadores de una barriada que por aquel entonces, finales del siglo XIX, formaba parte de la vieja ciudad de Jaffa. Edificada en 1887, la casa familiar de Rokach ahora es un interesante museo dedicado a aquella época. También es el hogar de Lea Majaro Mintz, nieta de Shimon y una de las pintoras y escultoras más loadas de Israel. The Rokach House, 36 Shimon Rokach Street.
Anímate a conocer Neve Tzedek, reserva tu Vueling a Tel Aviv aquí.
Texto de Oriol Rodríguez
Imágenes de Israel Photo Gallery, Amos Gil, israeltourism, Julien Menichini
+ info