11 cosas que ver y hacer en Nantes
Por Marlys Schuermann Easy Hiker
Nantes es uno de los numerosos pequeños pueblos franceses encantadores e interesantes que tienes que descubrir. Allí podrás pasar un relajado fin de semana y dedicarte a ver el pueblo, tanto a pie como alquilando un Bicloo (el equivalente de un Velib en París).
¿Qué ver y dónde ir?
1.- El Castillo de los Duques de Bretaña en Nantes, que en la actualidad alberga un museo. Si hace buen tiempo, incluso puedes acomodarte en el foso cubierto de hierba que rodea el castillo para hacer un picnic, jugar o simplemente tomar el sol.
2.- Asegúrate de entrar al castillo, donde podrás mirar en el interior de ese pozo y pedir un deseo.
3.- La catedral gótica, famosa por ser la catedral restaurada más bella de Francia.
4.- Disfruta de un paseo por la plaza Royale, donde encontrarás a ambos lados varias cafeterías al aire libre para descansar tomando un café.
5.- Toma la línea 1 del funicular o ve en bicicleta hasta Gare Maritime, donde podrás subir a un Navibus (barco de río) que te lleve a la antigua villa de pescadores de Trentemoult.
6.- Ya no hay pescadores trabajando en Trentemoult, pero vale la pena ver las pintorescas casas y callejones que aún perduran.
7.- La isla de Nantes, donde se encuentra “Le Jardin des Machines”, es un lugar que no puedes y no querrás perderte, principalmente para ver y quizás montar en su atracción más popular, el elefante mecánico gigante. Para disfrutar del espectáculo, es recomendable permanecer en tierra firme y mirar cómo el paquidermo mecánico echa vapor por la trompa y camina lentamente por el parque.
8.- Tras tanta emoción con este circo, puedes volver al continente y visitar el Passage Pomeraye, una galería comercial de tres pisos del siglo XIX.
9.- Admira los objetos que los chocolatiers de Maison Larnicol han creado con chocolate: un zapato de tacón, un bolso de mano, dos barras de labios gigantes y una réplica de un Jaguar.
10.- Cerca de la estación central de tren de Nantes está la famosa Torre LU. Fue aquí donde la fábrica de galletas LU tenía su sede principal, que ahora se ha convertido en un teatro-museo.Durante tu visita a Trentemoult, la antigua villa de pescadores, habrás visto también su señal.
11.- ¿Y dónde comer en Nantes? En el Brasserie La Cigale, por supuesto (4, Place Graslin). Este restaurante lleva sirviendo buena comida desde hace casi 115 años. Sé parte de su historia. Es mejor reservar si vas a cenar o ir antes de las 14:00 horas para estar seguro de conseguir mesa. Abren durante todo el día (07:30 horas – 00:30 horas).
Si necesitas ayuda para ir y ver más de Nantes, echa un vistazo al consejo de su Oficina de Turismo HERE.
Imagen de Dyhorus
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Por Marlys SchuermannEasy Hiker
+ infoSanta Catalina el barrio trendy de Palma
Palma tiene un barrio de moda,trendy o cómo más te guste denominarlo, y ese es Santa Catalina. Situado en las afueras de la que era la antigua ciudad amurallada, al oeste de Palma, en los últimos años ha ido renovando su cara y abriéndose un espacio en la ciudad, que le ha llevado a convertirse en lugar de imprescindible visita.
Debido a su proximidad con el puerto, originariamente era un barrio marinero. En el siglo XVIII empieza a haber cierta actividad industrial en la zona, muestra de ello son los icónicos molinos de “Es Jonquet” y la calle Industria. Pero es a finales del siglo XIX y principios del XX cuando se produce el mayor enriquecimiento de esta área, fruto de la expansión industrial. Precisamente de esta época son las casas de estilo modernista que se encuentran por el barrio, algunas de ellas construidas por los indianos que llegaban de Cuba.
Santa Catalina es un barrio de casas de una o dos plantas, con balcones y persianas mallorquinas, y con pequeños jardines o patios interiores. Al pasear por sus tranquilas calles descubrirás una peculiar mezcla de gente entre la que se cuenta un buen número de extranjeros que se han dejado seducir por los encantos de este bello y antiguo espacio de pescadores, y han decidido instalarse en él.
El núcleo principal de la zona está localizado en el Mercado de Santa Catalina, un auténtico punto de encuentro en el barrio. Ubicado en un edificio de 1920, mantiene gran parte de sus esencia, siendo un lugar perfecto para encontrar productos frescos y de temporada, la mayoría de ellos de procedencia local.
Uno de los puntos fuertes de Santa Catalina es el buen número de restaurantes que se han ido abriendo en los últimos años, y que lo han transformado en el espacio perfecto para acabar una jornada turística por Palma, poniendo el broche final con una buena experiencia gastronómica. Entre los locales más destacados están los siguientes:
Cantina Patrón Lunares. Situado en la centenaria sociedad de socorro mutuo Montepío del Arrabal, con un interiorismo lleno de poesía, en el que conviven a la perfección el pasado marinero y obrero, con los muebles vintage y piezas artesanales. Entre sus platos encontrarás cocina tradicional de la isla revisada junto a platos de mares más lejanos.
Restaurante Duke. Fiel reflejo de sus propietarios, que son grandes viajeros, es su carta, entre la que cuentan con platos de diversos puntos del planeta. Este pequeño local decorado con motivos surferos y fotos de sus viajes, es el lugar perfecto para comer comida sana a base de recetas originales y todo ello en un ambiente tranquilo. Os recomendamos rematar la comida con un mojito, son riquísimos.
Restaurante Hanaita. A pesar de la sencillez y escaso cuidado en la decoración de su pequeño local, éste es sin duda alguna uno de los mejores japoneses de Palma, con una excelente calidad en sus platos.
Restaurante Xoriguer. Situado en la calle Fábrica, es todo un clásico de Palma. En él hallarás, además de excelentes platos de cocina tradicional vasca, una espléndida y amplia oferta de carnes del mundo, entre la que se encuentra la mejor ternera Kobe o Black Angus.
Gin Burger. Tal y como bien indica su nombre, en este acogedor y moderno local encontrarás sabrosas hamburguesas, que podrás acompañar con magnífico gin tonic – cuentan con una amplia variedad de ginebras. Local apto para todos los públicos, incluidos vegetarianos y celíacos, a los que también se ha tenido en cuenta en su carta.
Además de por su oferta gastronómica, Santa Catalina también se ha convertido en epicentro de la actividad artística de la ciudad, que se congrega en los alrededores del Teatro Mar i Terra.
Ahora que ya sabes dónde está el barrio más trendy de Palma, sólo te queda coger tu Vueling y disfrutarlo.
Texto de Los Viajes de ISABELYLUIS
Imágenes de Fabian Walden, Cantina Patrón Lunares,Fernando Vesga
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Lugares para comer y picotear en Montmartre
Por Marlys Schuermann, la otra mitad del equipo @ParisBuFF en Twitter
Puede que Montmartre no cuente con ningún restaurante mundialmente famoso o con una estrella Michelín de la que presumir, pero ciertamente tiene mucho que ofrecer a los visitantes con presupuesto reducido en cuanto a la comida. Los restaurantes y bistros a menudo ofrecen deliciosos platos a precios razonables. Solo tienes que saber dónde ir para evitar verte atrapado en uno con mala comida (y encima mal servicio).
Aquí encontrarás algunas sugerencias sobre sitios a los que ir cuando tu estómago ruja hambriento o simplemente para picar algo mientras visitas Montmartre:
1. Au Cadet de Gascogne
4, Place de Tertre –No hay un lugar más turístico que la Place du Tertre, pero este restaurante sirve un desayuno completo hasta las 11:00 por 10 € que consiste en un vaso de zumo de naranja, un croissant caliente con jamón, una tortilla o tres huevos estrellados con ensalada, café o té y baguettes. No encontrarás una oferta mejor en París, donde el desayuno en una cafetería puede costar 6 € por una rebanada de pan con una fina loncha de jamón, zumo de naranja y una taza de café.
2. Coquelicot
24, rue des Abbesses – Esta panadería es también un restaurante y se encuentra a unos metros de la estación de metro Abbesses. Es uno de los lugares preferidos de los habitantes de Montmartre, que suelen tomar un desayuno tardío o brunch allí. Los precios del desayuno pueden ser desalentadores, pero allí se va para sentarse fuera y ver pasar el ajetreo mientras tomas sin prisas un sorbo de tu tazón de café caliente o chocolate y saboreas tu pain au chocolat. También ofrece variedad de pasteles y pastas francesas que puedes llevarte al parque.
3. Le Relais Gascon
6, rue des Abbesses, es un restaurante que llevamos años recomendando a amigos y familia. Y cada uno de ellos ha disfrutado tanto de la comida, que siempre han repetido durante su visita o cuando han vuelto, y se lo han recomendado a sus amigos y familia. Un consejo: pide una de sus ensaladas templadas a cualquier hora del día. Pero si tienes mucha hambre, su menú semanal para el almuerzo es muy rentable.
4. Trattoria Pomodoro
20, rue de la Vieuville, hace una de las mejores pizzas que hemos probado en Montmartre. Está situada en una calle en la que todavía puedes hacerte una idea de cómo era la empedrada Montmarte antes de que las boutiques y las numerosas tiendas de recuerdos se multiplicaran en la zona.
5. Le Grenier à Pain
38, rue des Abbesses, – Esta panadería alcanzó la fama (incluso fue mencionada en el New York Times) porque su chef panadero cocinó la mejor baguette de París en 2010. La baguette está bien y es realmente buena, pero lo que atrajo a una oleada de prensa internacional fue el hecho de que este panadero en particular resultó ser senegalés. Pero no solo pruebes su baguette, con la que realizan sus bocadillos recién hechos. Sus pasteles también son tentaciones húmedas.
6. Les Petits Mitrons
26, rue Lepic – Es imposible pasar por esta pequeña pastelería en la calle del mercado de Montmartre sin que se te caiga la baba con las tartas de fruta artesanales que muestra el escaparate. Lo más probable es que entres y compres un trozo de uno de sus deliciosos pasteles. Si no eres aficionado a las tartas dulces, también tienen saladas.
7. Au Grain de Folie
24, rue de la Vieuville – Hubo una época en la que los vegetarianos tenían dificultades para encontrar un restaurante parisino que sirviese platos sin carne. Este restaurante fue uno de los primeros que dieron a los vegetarianos una excusa para salir a comer y todavía se mantiene.
Imagen de Au Cadet de Gascogne
Por Marlys Schuermann, la otra mitad del equipo @ParisBuFF en Twitter
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+ infoChauen un paseo por la ciudad azul
Ubicada al noroeste de Marruecos, a unos 60 kilómetros de Tetuán, se encuentra esta ciudad cuyas estrechas calles y casas encaladas, la mayoría de ellas en tonos azules y blancos, tienen un extraño aire que inevitablemente te acabará transportando a los pueblos de la Alpujarra granadina. Esto no es de extrañar si tenemos en cuenta que siglos atrás fue en esta área de las montañas del Rif donde fueron a parar un buen número de los exiliados de al-Ándalus. En este caso en concreto, el que fuera el emplazamiento de una pequeña comunidad bereber, en 1471 se acabaría transformando en una ciudad que serviría de refugio a los musulmanes y judíos expulsados de la Península Ibérica por los Reyes Católicos. Esto explicaría este original parentesco con las poblaciones andaluzas de las que procedían y cuyas costumbres aprendidas durante siglos llevarían hasta estas tierras.
Uno de los principales motivos por los que merece la pena desplazarse hasta esta zona montañosa es que en Chauen (también conocida como Chefchaouen, Chaouen o Xauen) parece haberse detenido el tiempo. Considerada ciudad sagrada durante siglos, motivo por el cual se le impedía el acceso a los extranjeros, ha permitido que apenas haya evolucionado con el paso de los siglos. Así pues, cuando uno llega hasta aquí y empieza a recorrer sus angostas calles en las que resulta difícil orientarse, de repente tiene la extraña sensación de hallarse en plena edad media. Si a eso le añadimos que en el la antigua medina el único medio de transporte apto para circular por ella son los burros, aún se acentúa más esa sensación de viaje en el tiempo.
Entre los principales atractivos que cuenta Chauen está la antigua medina, con sus casas encaladas en tonos blancos y azules, que tanto llaman la atención del visitante, y que resulta difícil no fotografiar. La plaza de Uta Hamman es el centro neurálgico de la medina, lugar donde detenerse a tomar un té para disfrutar del ambiente, o reponer fuerzas degustando la gastronomía local que sirven los restaurantes de sus alrededores. En esta misma plaza se encuentra la Alcazaba, construida en el siglo XV, y cuyo interior se puede visitar, y la Gran Mezquita, de la que destaca su original minarete de forma octogonal. Muy cerca de esta misma plaza se encuentra el antiguo caravasar, que servía de lugar de acogida para los antiguos mercaderes, que aprovechaban para vender aquí sus productos. En la actualidad está lleno de artesanos locales que se dedican a sus labores, y donde puedes encontrar piezas bastante interesantes.
A diferencia que otras ciudades marroquís, es fácil moverse por la medina antigua sin que te agobien los vendedores, lo que hace aún más placentera y relajada la visita. Así pues, los aficionados a las compras, no dudéis en acercaros hasta su zoco, que va desde el arco de acceso a la medina antigua hasta la plaza de Uta Hamman, y aprovechad para daros una buena sesión de shopping, eso sí, con regateo incluido.
Si quieres obtener una buena panorámica de la ciudad antigua debes de acercarte hasta la puerta de Bab Onsar, situada al noreste. En este lugar se halla la fuente de Ras el Ma, con cascadas y lavaderos que aún hoy en día siguen en uso, y a los que acuden las mujeres a lavar a mano. Desde aquí hay un camino que se dirige hacia mezquita de Bouzzafer, a la que llegarás tras unos 30 minutos caminando. La experiencia es absolutamente recomendable.
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Texto de Los Viajes de ISABELYLUIS
Imágenes de subherwal
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