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La ruta del Mercado de la calle Feria

Sevilla tiene un color especial, gente maravillosa, bares auténticos y secretos bien guardados como el Mercado de la calle Feria. Sevilla tiene magia, encanto, duende y orgullo andaluz como pocas ciudades mediterráneas. Todos a quienes hemos conocido son y se sienten muy orgullosos de ser sevillanos y no cambiarían su ciudad por ninguna otra. Poco importa si han nacido en Sevilla o si llegaron aquí de cualquier otro punto del mundo, lo que sí tienen claro es que son sevillanos, se sienten sevillanos y morirán sevillanos.

Vamos a descubrir una parte de Sevilla, aconsejados por la organización del festival Territorios Sevilla, la Sevilla del barrio de la Encarnación, del Mercado de la calle Feria.

1. Plaza de la Encarnación

Empezamos por la popularmente conocida como “plaza de la seta”, la que oficialmente se conoce como plaza de la Encarnación.
 Por las fechas que llegamos y como en cualquier plaza de ciudad española se está realizando una manifestación silenciosa y pacífica nacida en la calle y conocida como el movimiento del 15-M. Los sevillanos están orgullosos de esa plaza a la que han apodado como la plaza de la seta y que es la entrada al barrio de la Encarnación. Nos dirigimos al mercado de la calle Feria porque Maider, de Territorios Sevilla, nos ha aconsejado que es un sitio perfecto para tapear, un lugar muy conocido por los sevillanos y bastante alejado de circuitos turísticos y hacia allí nos vamos.

2.- Reinas

Enfilamos por la calle Regina en dirección al mercado cuando descubrimos un lugar que nos obliga a detener el camino. El sitio se llama Reinas y es una especie de bodega con mucho gusto. Hablamos con Antonio y nos cuenta un poco la filosofía del Reinas. La idea principal es sugerir buenos vinos y ofrecer algo de comida fría que case con el vino recomendado. En el Reinas es el vino quien marca la comida y no al revés. Antonio es un enamorado del vino y de la comida y se podría decir que pertenece al club de los amantes del buen vivir.

3.- Un Gato en Bicicleta

Continuamos por esa misma calle y algo más adelante nos cruzamos con la librería especializada en arte Un Gato en Bicicleta.

4.- Botellas y Latas

Parece que hemos cogido la calle perfecta, dos sitios especiales en pocos metros. Confirmado queda cuando a escasos metros de estos emplazamientos, nos dejamos caer en Botellas y Latas y entre el propietario Carlos y unos clientes sevillanos que nos hablan maravillas del lugar, confirmamos que Botellas y Latas es otro de esos rincones secretos de Sevilla que merece la pena visitar.

5.- Casa Vizcaíno

Entre la simpatía de los sevillanos y el calor que estamos sufriendo, la parada a por una cervecita de camino al Mercado de la calle Feria va a ser obligatoria. Casa Vizcaíno se perfila como el sitio ideal para probar la cerveza andaluza. El sitio es espectacular y la alfombra de cacahuetes en el suelo confirma que es uno de esos bares tradicionales de la capital andaluza que hay que visitar.

6. Mercado de la Calle Feria

Al fin llegamos al Mercado de la Calle Feria y pensamos que hemos llegado al sitio ideal para comer en Sevilla. Buena comida, mejor gente, ambiente agradable, nada de sofisticaciones y unas sardinas que bien merecerían un diploma. Recomendadísimo el puesto en el que comimos, el Bar La Cantina por su exquisita comida, su simpatía, su terraza espectacular y el buen rollo de su clientela.

El calor aprieta y siguiendo las indicaciones de los que allí residen volvemos a la plaza de la Encarnación por un camino distinto donde descubrimos más comercios auténticos de la capital andaluza, una chocolatería de las de toda la vida como es el caso de El Comercio y una agradable plaza, la plaza del Pan donde tomar la sombra y un buen café.

Imagen de Liu Yu Cheng

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Viaje al corazón del albariño

La comarca gallega de Salnés, ubicada en la provincia de Pontevedra, tiene el honor de  ser la cuna de una de las variedades de vino blanco más interesantes de España, el albariño. Realizados con la variedad de uva del mismo nombre, son vinos jóvenes, frescos, afrutados y con el toque justo de acidez, resultando una auténtica delicia para el paladar que además marida a la perfección con uno de los principales productos de la zona, el marisco. Cualquier recorrido que se precie por esta región vinícola está plagado de alicientes que van más allá del vino, como sus espectaculares paisajes, en los que no falta la presencia de la ría de Arousa, sus pazos, sus hórreos, su gastronomía, y cómo no, el amable carácter de sus gentes.

En tu camino por las tierras del albariño son múltiples las experiencias que puedes llegar a tener en las numerosas bodegas que encontrarás en el recorrido. El Pazo de Rubianes es con diferencia el ejemplo más espectacular. Declarado Jardín de Excelencia Internacional, cuenta con 600 años de historia, un precioso edificio palaciego y un área ajardinada que hará las delicias de cualquier amante de la naturaleza. En el caso del Pazo de Señoráns, será capaz de hacerte viajar en el tiempo gracias al magnífico ejemplo de casa solariega gallega del siglo XVI con el que cuenta. En la villa de Sanxenxo se halla la Adega Eidos, de corte mucho más moderno que las anteriores, ya que sus instalaciones son del 2003, con unas excelentes vistas a la ría de Pontevedra. También de corte más actual es la Adega e Viñedos Paco&Lola, fundada en 2005, con más de 200 hectáreas de viñedos y unos vinos cada vez más en boga.

Y entre bodega y bodega te recomendamos hacer una parada en el Museo do Viño de Cambados donde  profundizar en la historia, el arte, la geografía, la cultura popular, así como todos los aspectos vitivinícolas de la DO Rías Baixas.

Haciendo un alto en el camino
Como no solo de vino vive el hombre, y en algún momento del viaje habrá que recargar energías, qué mejor manera de hacerlo que en un espacio tan característico de la zona como en un pazo. Entre nuestras recomendaciones está el Pazo de Carrasqueira, un claro ejemplo de la arquitectura típica gallega, construido a principios del siglo XVIII, y que en la actualidad es un hotel que cuenta con nueve habitaciones, y en el que no falta la indispensable bodega de albariño. Otra opción interesante es la que propone el Lagar de Costa, una bodega familiar que ofrece la posibilidad de alojarse y en la que no faltan las vistas a los viñedos y a la Isla de A Toxa.

La Festa do Albariño de Cambados
El epicentro de la producción de albariño todos los veranos se entrega a la Festa do Albariño de Cambados. Declarada de Interés Turístico Nacional en 1990, es el evento por excelencia en torno al vino elaborado con esta modalidad de uva. Lo que empezase allá por 1953 como un concurso entre bodegueros promovido por don Bernardino Quintanilla Álvarez y don Ernesto Zarate, es en la actualidad un evento en toda regla, en el que no faltan los conciertos y todo tipo de actividades dirigidas a todos los públicos. La edición de este año tendrá lugar del 2 al 6 de agosto, una excusa perfecta para catar los grandes albariños de la zona, en un ambiente y un entorno incomparables, y poner un punto y final perfecto para una ruta por esta espectacular región vinícola.

Reserva tu Vueling a Santiago de Compostela, que está a menos de una hora de Cambados, y aventúrate a recorrer esta región vinícola repleta de pazos y torres llenos de encanto y de grandes vinos.

Texto de Los Viajes de ISABELYLUIS

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De paseo por la Marsella alternativa

Primero las malas noticias: Marsella no es París. A diferencia de su histórico rival, la segunda ciudad más grande de Francia no tiene museos de primer orden, monumentos despampanantes u hordas de japoneses haciendo colas en Louis Vuitton. ¿Las buenas noticias? Pues que Marsella no es París. Acariciada por el Mediterráneo, esta ciudad de sol brillante, población multicultural y suburbios en pleno centro, es un rara avis de tal calibre que se ha ganado a pulso el apodo de Planète Mars (Planeta Marte).

Con uno de los puertos más importantes del Mediterráneo, un urbanismo caótico y una reputación de capital decadente que la persigue desde hace décadas, Marsella es sobre todo el enfant terrible de Francia; una ciudad ruidosa, dinámica y llena de contrastes, dónde los mercados callejeros inundan la calzada, los graffitis cubren las paredes, el olor a salitre impregna la ropa, y el Olympique de Marsella es la argamasa que lo une todo.

Apartada de los destinos turísticos habituales, las tornas han cambiado desde que en 2013 fuera elegida Capital Europea de la Cultura. Zaha Hadid, Jean Nouvel y Norman Foster, todos tiene sus edificios vanguardistas en el flamante frente marítimo. Pero la vida bohemia se encuentra tierra adentro, y es allí dónde nos dirigimos. Con un mapa en el bolsillo, ¡empezamos un tour urbano-bobo-alternativo por la capital de la Provenza!

En La Friche la Belle de Mai

Una antigua fábrica de tabaco en la estación Saint-Charles es el centro cultural más activo de Marsella. ¡Hemos llegado a La Friche! Espacios de exposición, residencias de artistas, teatro, rampas de skate, e incluso una guardería se mezclan aquí. Un todo en un uno híbrido y en flujo constante, volcado en la creación actual dónde el espíritu comunitario está a la altura de su extenso programa.

Sube a la azotea, las vistas de la ciudad son espectaculares, y su inmensa terraza se llena hasta la bandera en verano, acogiendo fiestas con DJs invitados y cine al aire libre los domingos. Durante el resto del año la música no cesa, y en Le Cabaret Aléatoire hay sesiones que van del rock al hip-hop.

Si tienes hambre, dirígete a La Salle des Machines, un bar-librería dónde puedes tomar un café au lait mientras hojeas el catálogo de las últimas expos. Pero si lo que quieres es comer, Les Grandes Tables es tu sitio; aquí el menú cambia cada día pero nunca falta el clásico steak tartar ni la ensalada César; los lunes se instala un mercado de productores locales, y ya sabéis que para esto de los mercados los franceses no tienen rival.

En el exterior, bordeando las naves y con los TGVs pasando a ras, un parque urbano con paredes de graffitis anuncia que ‘Skateboarding is not a crime’. Aquí, los skaters hacen sus trucos, mientras otros juegan a basquet, escalan en el rocódromo, juegan en la zona infantil o trabajan en el huerto comunitario. Y es que Marsella es esto, un magma heterogéneo dónde todo y todos se mezclan.

Unos metros al oeste, entre las calles laberínticas de La Belle de Mai, se abre paso Le Gyptis Cinéma. Su programa (¡en versión original!) es tan ecléctico como la misma ciudad; aquí se proyectan ciclos temáticos, clásicos, títulos imposibles de encontrar en Internet y pelis para niños. Su fachada ha sido colonizada por retratos de los habitantes del barrio, resultado de un proyecto de street art colectivo que pone cara a las gentes del lugar.

Y con esta imagen en la retina, tomamos rumbo hacia el Cours Julien, el núcleo duro de la movida urbana marsellesa.

Alrededor del Cours Julien: Street Art & Urban Vibe

Alternativo, desenfadado y colorista. El Cours Ju, como lo llaman los locales, es el barrio del momento. Coge el metro hasta Notre Dame du Mont, ¡la subida desde el puerto es de infarto! Distrito de artistas, músicos y diseñadores, y bastión tomado por la modernísima comunidad bobo (término con el que los franceses designan a los burgueses-bohemios), el Cours Ju es un sin fin de cafés de moda, restaurantes de todo tipo, tiendas vintage, y calles inundadas de graffitis a todo color.

Y es que ningún otro lugar del ‘Hexagone' exhibe un despliegue de arte urbano de tal envergadura. Innumerables murales colonizan las fachadas de la Rue Vian, Pastoret y Bussy l’Indien con temas reivindicativos de corte social, referencias a la cultura pop, o anuncios de los cafés que se esconden en su interior. No en vano, el street art en Marsella es parte de su ADN urbano, rebelde y multicultural tanto como su archiconocido hip hop, y prueba de ello es éste trepidante vídeo a ritmo de rap local.

Ante semejante telón de fondo, galerías de arte, terrazas, cafés y comercios alternativos que venden desde ropa a los artículos para el hogar, inundan cada metro cuadrado del Kreuzberg marsellés. Lo mejor: perderse por el caótico entramado de calles peatonales y dejarse llevar por su ambiente relajado.

En el mismo Cours, la multifacética concept-store Oogie vende ropa y libros, sirve comida y alberga una peluquería dónde se celebran fiestas con DJs. Muy cerca, La Licorne produce jabones usando técnicas tradicionales. Y en la Rue Trois Frères Barthélémy, la microcervecería Brasserie de la Plaine vende cervezas artesanas y tiene un bistro dónde devorar la ‘Formule du Jour’ -el menú del día que normalmente incluye un entrante, un plato y el postre por unos 10€- con cocina de mercado.

El sitio cool por antonomasia es el WAAW, en la Rue Pastoret. A medio camino entre bistro y centro cultural, el WAAW acoge desde presentaciones a talleres de serigrafía, y es el mejor sitio para hacer una parada técnica, tomar el plato del día, o encarar la noche con un ‘pastís' o un ‘rosé’ a la hora del popular apéro -aperitivo alcohólico que se toma antes de cenar.

Por la noche se da paso a las copas y la música. En la plaza Jean Jaurès, L’Intermédiaire es uno de los mejores locales con música alternativa en vivo y DJ Sets. Justo al lado, Au Petit Nice ofrece un montón de cervezas en un patio interior dónde pasar las horas. Y en La Dame Noir los hipsters hacen cola para entrar en el club más cotizadode la zona.

Pero por si no hubiera suficiente, un mercado de productores locales se instala en el Cours Ju cada miércoles por la mañana; los domingos es el turno de los sellos; y el segundo sábado del mes se venden libros de segunda mano. El mercado de La Plaine, en la plaza Jean Jaurès, vende fruta, verduras, queso, pescado, comida para llevar, zapatos baratos y accesorios de toda clase cada martes, jueves y sábados por la mañana, mientras que los miércoles es el día de las flores.

¡Y es que el Cours Ju tiene un ‘no sé qué’ especial que engancha! Anímate a conocer la Marsella más cosmopolita y reserva tu Vueling aquí!

Texto de Núria Gurina i Puig para Los Viajes de ISABELYLUIS

Fotos de Caroline Dutrey, Coralie Filippini, JeanneMenjoulet&Cie, marcovdz, Pop H

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El centro de Bruselas

Bruselas es el corazón de Europa, la cuna del Art Nouveau, la capital del cómic y la sede de las instituciones de la UE. Un paseo por Bruselas nos permitirá descubrir su maravillosa arquitectura, rincones encantadores y pequeñas delicias gastronómicas típicas de la ciudad como el chocolate, la cerveza o los mejillones.

En el centro de Bruselas puedes encontrar dos encantadoras tabernas en los callejones que emergen de la transitada Rue du Marché aux Herbes. Una de ellas es À l’image de Notre Dame, un local con decoración tradicional y un ambiente acogedor de cervecería popular que te transportará a un tiempo pasado.

Otra de las tabernas a las que se accede desde Marché aux Herbes es el Toone Marionette Theater, un lugar histórico de una popular dinastía de titiriteros. Alberga una típica taberna, un museo de la marioneta y un teatrillo con sus shows tan aclamado por los bruselenses como por los turistas.

Las Galerías Saint Hubert comunican la zona del Teatro de la Monnaie con la Gran Place, es un paso entre dos mundos, entre una Bruselas más moderna y la Bruselas más histórica. En ellas se concentran lujosas tiendas, bombonerías de tradición, librerías magníficas, galerías vanguardistas y cafés.

Justo a la salida de las Galeries Royales nos encontramos el restaurante À La Mort Subite, un lugar centenario en el que se puede degustar entre muchísimas otras, la cerveza con su nombre. Su nombre proviene de un juego de dados del siglo XIX al que jugaban los empleados locales durante su hora de descanso. Este es uno de los lugares más tradicionales de la ciudad con sus largos bancos de madera, techos altos y una colección de antiguos espejos y lo habitual es probara allí las cervezas Cherry o la Kirk junto a una tapa de queso o una de sus tostadas.

Esquivando los bares de los alrededores de la Grand Place, tan orientadas a la caza del turista en los que los maîtres intentan cazarte al vuelo para que te sientes a tomar sus típicos y caros mejillones con patatas, llegarás al Impasse de la Fidélité, el callejón donde se encuentra Delirium Tremens, uno de los lugares más conocidos de Bruselas, de peregrinaje para los amantes de la cerveza. Se trata de un enorme sótano al que se accede por unas escalas, decorado a la manera más rústica con barriles y forrado de bandejas en sus techos. Allí se sirven cientos y cientos de marcas y de todos los colores, olores y sabores, cada una con un vaso especialmente diseñado para disfrutarla en detalle.

A la salida del local no olvides pasar a visitar a Jeanneke Pis (niña que orina) al final del callejón. Constituye el contrapunto femenino del Manneken Pis, el símbolo más representativo de la ciudad.

Es el momento de visitar la Grand Place, la plaza central de Bruselas, considerada una de las más bonitas del mundo y desde 1998 patrimonio mundial de la UNESCO, que concentra gran cantidad de edificios históricos como el Ayuntamiento de estilo gótico en el centro, la Catedral de San Miguel y Santa Gúdula y el Castillo Real de Laeken, con sus grandes invernaderos. Entorno de la plaza se pueden observar las trazas de la antigua ciudad de un estilo arquitectónico que en el país se conoce como estilo español, dado que los principales edificios históricos de estilo flamenco datan de la época en que la actual Bélgica, entonces Flandes, era una de las provincias del imperio de Carlos V.

Continuando la ruta llegamos a Le Roi des Belges, un moderno café en 34 rue Jules Van Praet, en el que tomar un desayuno o una comida rápida se convierte en una delicia. Música agradable a un volumen moderado, un servicio atento y una selección de platos ricos y sanos como ensaladas, quiches o lasañas lo hacen ideal para hacer una parada.

Pero uno de los lugares más populares y céntricos de Bruselas para degustar pequeñas raciones elaboradas a base de pescado es el Mer du Nord. Unas cuantas mesas altas para comer de pie en la plaza, justo detrás de la iglesia de Sainte Catherinete permiten parar a degustar las típicas croquetas de camarones, la riquísima sopa de pescado o los mejillones. ¿Sabías que los mejores mejillones se comen durante los meses que contienen la letra r, como diciembre, enero, febrero o marzo?

Rodeada por las exclusivas marisquerías de la zona de Sainte Catherine, se encuentra una deliciosa hamburguesería gourmet Ellis Gourmet Burger.
 A la hora de cenar, estas marisquerías se llenan de gente, turistas y lugareños para una cena por todo lo alto. Pero si el bolsillo no te permite sentarse en sus terrazas, con una de estas enormes hamburguesas que cuestan entre los 8 € y los 10 € te quedarás lleno. Tienes también la opción de pedir el trío de minihamburguesa por 13 €, para probar las diferentes especialidades de un tirón.

Si continúas caminando por plaza de Sainte Chaterine te encontrarás con el centro cultural Micro Market Marché y un bar restaurante en su interior llamado Via Via Café en el que sirven comida internacional y bebidas orgánicas. En este centro se organizan fiestas, sesiones de DJs, conciertos, proyecciones y exposiciones temporales. Es un lugar para el encuentro entre los jóvenes creadores y los amantes del arte más alternativo.

Y si lo que gusta es un lugar con aire rockero y buenas carnes al estilo americano, Le Corbeau es tu lugar. Situado en la rue Saint-Michel está alojado en lo que era una de las fábricas de cerveza más antiguas de Bruselas.

Una de las atracciones de Bruselas son los recorridos por las callejuelas con los murales de cómic. Bruselas es la capital del cómic y ha visto nacer a personajes tan legendarios como Tintín, Lucky Luke, Spirou o los Pitufos. Una de las diversiones de la capital Belga es ir descubriendo durante el recorrido las recreaciones a gran tamaño de elementos y páginas de tebeos que puedes encontrar en cualquier esquina. La idea empezó en 1991 como una manera de rehabilitar viejos edificios que ahora se ha convertido en toda una seña de identidad de la ciudad.

Nosotros nos lo hemos tomado como una diversión y hemos ido fotografiando aquellas que hemos encontrado al paso, pero existe toda una ruta trazada que no deben perderse los amantes del noveno arte.

Por último os aconsejamos coger un día el tren y acercaros a Gantes. Tiene el privilegio de ser la ciudad flamenca con mayor número de edificios históricos, una intensa vida cultural y una situación privilegiada, entre Brujas y Bruselas, a 50 km de cada una de ellas. La ciudad cuenta con cinco abadías, tres beaterios y dieciocho museos entre otras numerosas atracciones, todas muy concentradas en el centro de la ciudad.

Te han entrado ganas de ir a Bruselas? Consulta aquí nuestros vuelos!

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