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Explorar Florencia por las localizaciones de la película Hannibal

Aunque no tiene la fama de Hollywood, Florencia es un apreciada ciudad para el rodaje de películas. En la capital de la Toscana se han filmado grandes títulos como Una habitación con vistas de James Ivory, Té con Mussolini del Florentino Franco Zeffirelli, Retrato de una dama protagonizada por Nicole Kidman u Obsesión, el remake de la película Vértigo de Alfred Hitchcock, por citar algunas de las más destacadas. Y para 2015 ya se está preparando el rodaje de Inferno, la adaptación del best seller de Dan Brown.

La bella ciudad de Florencia ha encandilado a los grandes directores de cine, con su intrigante atmósfera, sus callejuelas medievales y los imponentes edificios históricos, que la convierten en una ciudad referente de Europa y en un solicitado escenario para el rodaje de las grandes producciones de cine.

Una visita por estos escenarios no quiere decir pasar por alto los imprescindibles elementos monumentales y artísticos de Florencia. ¡Todo lo contrario! Capital cultural y cuna de grandes genios literarios y artísticos, Florencia está impregnada de su legado y sorprende a cada momento con algún rincón mágico.

En esta ocasión, hemos desgranado algunos de los escenarios de la mítica película Hannibal, un perturbador thriller basado en la novela de Thomas Harris y secuela de El silencia de los corderos, de los que sacó gran partido su director de Ridley Scott.

Gracias a ella, la farmacia de Santa María Novella se convirtió en un popular y visitado negocio. Hasta aquí acude su protagonista, interpretado Anthony Hopkins, para hacerse con unas fragancias y jabón de almendras para Clarice, que encarna Julianne Moore. Se trata de un negocio fundado en 1600 por frailes dominicos, que ya elaboraban por aquel entonces aromas exóticos.

Hannibal se escuda bajo la falsa identidad del doctor Fell, que vive en Florencia y trabaja en la biblioteca del Palazzo Capponi, en via dei Bardi 36. Aunque para la película los edificios se reubican en función de la producción, cuando Pazzi se dirige a la Biblioteca par recoger los enseres del antiguo conservador, sube por las escaleras del Spedale degli Innocenti, un antiguo orfanato considerado la primera obra de Filippo Brunelleschi. Los claustros de este edificio albergan teracotas de Lucca della Robbia y pinturas de Botticelli, Piero di Cosimo y Domenico Ghrilandaio.

La Piazza della Signora es otro lugar destacado en la película. Aquí el inspector Pazzi se entretiene fumando antes de llegar a la reunión que se está celebrando en el Salone dei Cinquecento del Palazzo Vecchio, en el que se decide si dar el puesto de conservador de la Biblioteca Capponi al doctor Fell. La plaza es el corazón de la vida social de la ciudad y se encuentra muy cerca del famoso Ponte Vecchio.

También el Ponte Vecchio aparece en la película. Aquí encontrarás numerosas tiendas, como en la el inspector Pazzi compra la pulsera de plata, y que le servirá para recoger las huellas de Hannibal. Según la leyenda, los comerciantes vendían su mercancías en este lugar porque el puente estaba exento de tasas e impuestos. También se cree que aquí surgió el término bancarrota debido a que, cuando un vendedor no podía pagar sus deudas, los soldados rompían su mesa para evitar que continuara con el negocio.

En la sala dei Gigli del Plazzo Vecchio es donde celebra sus conferencias sobre arte y donde el temido antropófago mata al inspector que sigue sus pasos, Rinaldo Pazzi. Se encuentra en la plaza de la Señoría y acoge un museo con obras de Miguel Ángel, Visari o Brozino. En la fachada principal podemos ver la Torre de Arnolfo, uno de los principales símbolos de Florencia.

En la iglesia de Santa Croce se organiza el concierto de Dante's Inferno y es donde Hannibal se reúne con la mujer de Rinaldo. Se trata de la iglesia franciscana más grande del mundo y, aunque su interior no es tan llamativo como su impresionante fachada, para su decoración participaron artistas como Brunelleschi, Donatello o Giotto. Se la conoce como el Templo de las Glorias de Italia ya que contiene los sepulcros mortuorios de personajes históricos como Miguel Angel, Galigelo, Dante o Maquiavelo.

Cerca de la fuente Porcellino, el doctor Lecter apuñalará al gitano Enrico Loverso, que intenta robarle su bolsa. El Porcellino es una simpática escultura realizada en bronce, que en representa en realidad a un jabalí, no a un cerdo. La obra del escultor Pietro Tacca, réplica de la que se encuentra en el Palazzo Pitti, está en la Plaza del mercado en via Porta Rossa. La leyenda dice que tocar su hocico da buena suerte y para tener más suerte aún, debes introducir una moneda por su boca.

Si te acercas a verla, también disfrutarás del Mercato Nuevo que se monta cada día a su alrededor y en el que encontrarás productos de artesanía.

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El pueblo más bonito de Inglaterra

Está claro que añadir "el más" delante de un adjetivo siempre trae cierta controversia. Más aún si se trata de escoger las localidades más bonitas de un país. En su eleción, se tienen en cuenta diversos factores, como el patrimonio artístico e histórico y el paisaje que las envuelve. Para ello, se esmeran sus ciudadanos, asociaciones e instituciones, que ponen todo su empeño en embellecerlas, ya que repercutirá positivamente en atraer el turismo y en su desarrollo.

En España, la asociación de Los pueblos más bonitos de España hace su selección, escogiendo entre los ques encuentran más aislados, en la montaña, los históricos o los bonitos pueblos bañados por el Mediterráneo o el Cantábrico. Poblaciones como Ronda en Málaga, Vejer de la Frontera en Cádiz, Cangas de Onís o Cudillero en Asturias, Altea en Alicante, Albarracín en Teruel, Úbeda en Jaen, Priego de Córdoba, Comillas en Cantabria, Laguardia en la Rioja o Alquézar en Huesca, no suelen faltar en ningún ránking.

En Francia, la asociación de Les plus beaux villages de france tiene su propia lista, entre los que destacan pueblos como Pesmes, Eguisheim, Yvoire, la Grave, Saint-Suliac, Parfondeva, Josselin, Monte Saint-Michel o la Roque-Gageac.

En Italia tenemos multitud para escoger, entre pueblecitos repartidos por la Toscana, las coloridas poblaciones del sur del país, Vernazza o Manarola en Cinque Terre, San Gimignano o Tropea en la costa calabresa. Por no hablar de las encantadoras villas de cuento que salpican Alemania o Suiza.

En Inglaterra también existe ese interés por conseguir declararse el pueblo más bonito. De por sí, la pintoresca campiña inglesa es un excelente marco, con bellos paisajes y hermosos pueblos medievales de inmenso valor histórico.

En el área de Cotswolds existen un montón de ellos, por lo que es complicado decidirse. Uno de los que parecen llevarse tan preciado título parece ser Knaresborough. Es un pueblo de origen medieval que durante mucho tiempo fue ciudad balneario para la burguesía, en el condado de North Yorkshire, al noreste de Inglaterra.

Conserva magníficos monumentos históricos, como el Castillo de Knaresborought, el viaducto sobre el río Nidd, callejones que te envuelven de misterio y sus casas, plazas y escaleras de piedra, que tejen un camino por el río y hasta la cima de la colina.

También nos podemos acercar hasta Shanklin, un pequeño pueblo en la costa este de la Isla de Wight, que fue destino de playa habitual durante la época victoriana. Lo que la hace especial son sus tejados vegetales, que le dan gran encanto y un cierto aire rústico.

Sus playa de arena que continúan más allá de Shanklin, el muelle victoriano, el pintoresco desfiladero que lleva hasta la playa y su casco antiguo, en el que se han conservado estos antiguos métodos de construcción en sus tejados, hacen de este pueblo un firme candidato al pueblo más bonito de Inglaterra.

Pero, al paracer, la palma se la reparten a partes iguales Bibury y Castle Combe. El secreto del encanto de Bibury, en el condado de Gloucestershire, son sus casas de piedra y sus empinados tejados. También el entorno natural del pueblo, rodeado de riachuelos y estanques.

Así lo creía el poeta y artesano William Morris, que lo bautizó hace años como"el pueblo más bonito de Inglaterra". También el Huffington Post, que lo nombró en la lista de "Los pueblos más encantadores de Europa que querrás visitar lo antes posible".

Por otro lado, Castle Combe ha sido escenario de rodaje de numerosas películas, como War Horse de Steven Spielberg o Stardust de Matthew Vaughn, entre otras producciones. Y no es por casualidad. Castle Combe se encuentra muy cerca de la capital de los Cotsworlds -Cirencester-, una serie de colinas que cruzan la zona sudeste y oeste de Inglaterra.

Toda la zona destaca por su belleza natural y esta población se ha hecho acreedora de ser una de las localidades más bonitas. Sin un solo elemento discordante en su arquitectura, y por su encanto y la tranquilidad que se respira, conquista a todos los que la visitan.

Pero, como para gustos colores, lo mejor es acercarse hasta Inglaterra, echar un vistazo y decidir por uno mismo.

Imagen de Castel Combe por Saffron Blaze

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Florencia entre vini e panini

La capital de la Toscana es una ciudad impresionante llena de atractivos, a la que bien merece dedicar unos días. Allí te esperarán, entre otros, el archiconocido David de Miguel Ángel, La Primavera de Botticelli, el Puente Vecchio, la famosa cúpula de Santa María del Fiore o la Piazza della Signoria y su templado Perseo de Cellini. Una ciudad muy manejable que se presta a ser pateada de arriba abajo, que hay que disfrutar de día y de noche –momento en que luce de manera especial- y, por supuesto, que hay que comerse (y beberse).

Y es que el vino forma parte del ADN de Florencia tanto como el arte, y es de recibo pararse a tomar una copa en cualquier salumeria (charcutería), bar de vinos o enoteca, donde ofrecen, además, tablas de embutidos locales, quesos o panini (bocadillos), bocados que hacen más placentero si cabe el trago. Hay montones, pero para ir a tiro seguro, aquí te dejamos algunas recomendaciones:

Ino

Escondido entre callejuelas cerca de los Uffizi encontrarás este local de obligada visita, del chef Alessandro Frassica, al que podrás ver tras la barra o danzando fuera de ella. Panini elaborados al momento con una larga lista de opciones más y menos clásicas. En nuestro viaje nos zampamos uno de bresaola (ternera curada), queso ricotta y zucchini (calabacín) y otro de mortadella e salsa al tartufo (mortadela con salsa de trufa) que nos supieron a gloria; producto fresco recién cortado, buen pan, gran ambiente y un aire muy trendy. Por supuesto, deberás acompañar los panini de dos copas de tinto de la zona.

Alimentari Uffizi

Una tienda encantadora con apenas tres mesas en la que podrás comprar el vino y apurarlo allí mismo por un extra de descorche. Para acompañar, degustaciones de queso, embutidos, aceitunas o una sobrasada casera riquísima. Tras el mostrador encontrarás a Alessandro, atento y dispuesto a guiarte acertadamente en la elección gastronómica. Puro producto.

All’Antico Vinaio

Uno de los bares de vinos más antiguos de la ciudad, hoy regentado por un grupo de jóvenes que han imprimido nuevos aires sin dejar que pierda su esencia centenaria. Las pizarras anuncian un montón de opciones de panini con ingredientes de temporada, que también podrás combinar a tu antojo. No dejes que la cola de gente que se agolpa en este espacio te desanime porque merecerá la pena. Pide un vino y disfruta, es una de las calles más animadas para ‘salir de vinitos’. Además de vinería, cuentan con una osteria si prefieres optar por mesa.

Una cena especial en Il Santo Bevitore

Dejamos de lado el panino(aunque no el vino) para sentarnos a la mesa de un restaurante de especialidades italianas donde poder conocer la gastronomía regional florentina. Y no nos equivocamos con la elección. Ambiente joven, animado, una cocina que se sale de los top italianos que todos conocemos y una carta de vinos con cientos de referencias italianas. Nosotros nos dejamos recomendar y acabamos en la mesa con una terrina di fegatini de pollo (una especie de sabrosísimo paté típico toscano acompañado de pan brioche), tagliatelle alle castagne orisotto ai porcini (boletus). La carta cambia por temporada y tiene un bar de vinos en la misma calle donde tomar una copa para abrir el apetito.

De compras en Il Mercato Centrale y Sant'Ambrogio

Y nos fuimos de compras. El Mercado Central, situado en el corazón de San Lorenzo, es el más importante de Florencia. Allí encontrarás desde pastas de todo tipo, quesos, vinos, aceites de oliva hasta productos frescos de charcutería, frutas o verduras como en cualquier mercado. Uno de sus grandes atractivos reside en el espacio dedicado a la gastronomía ubicado en la primera planta que, influido por la cultura streetfood, ofrece picoteo de todo tipo. Una parada recomendable que encantará a los turistas más foodies, quienes tampoco podrán pasar por alto el Mercado de Sant'Ambrogio. Se encuentra en Piazza Lorenzo Ghiberti y cuenta con puestos interiores y otros al aire libre, donde se agolpan locales en busca del mejor producto. Auténtico y bullicioso, no salgas de allí sin comprar, al menos, unas aceitunas y una birra (cerveza). Siéntate en los alrededores y disfruta del ambiente. Y por qué no, acércate al puesto callejero Trippa Lampredotto Pollini y atrévete con esta especialidad florentina de casquería entre pan y pan. ¡No te arrepentirás!

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Texto y fotos de Silvia Artaza de Gastronomistas.com

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