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Asturias paraíso ejemplar

A continuación os hemos preparados algunas rutas con estos pueblos como protagonistas:

El embrujo del oriente: primera escala

Nuestro singular itinerario cultural astur empieza por el pueblo más oriental de todos, San Esteban de Cuñaba, para disfrutar con su paisaje de alta montaña, sus senderos, sus casas y sus habitantes. Desde este pueblo además vemos los Picos de Europa, el primer Parque Nacional declarado en España. Destaca la comunidad de pastores que habita allí desde hace cientos de años. Ellos elaboran quesos como el Gamonéu o el Cabrales, que son destacadas joyas en la mapa quesero internacional. Por su parte el pueblo de Porrúa (Llanes), es el verdadero guardián de las tradiciones asturianas. Su Museo Etnográfico da buena cuenta de ello, así como su Mercáu Astur, su banda de gaitas conocida como El Llacín, o su bucólico paisaje de aldea llanisca, que mira al mismo tiempo al mar y a los Picos de Europa.

Entre manzanos y sidra: parada y fonda

Tanto Villaviciosa, como Nava concentran una importante superficie de pomaradas - extensiones de terreno donde se cultivan los manzanos-, además de llagares- lugares donde se elabora la sidra y se celebran espichas o fiestas gastronómicas -, chigres -bares típicos o restaurantes que ofrecen platos inspirados en la tradición asturiana. Por si fuera poco, en Nava está el Museo de la Sidra, cuya visita nos adiestrará aún más como apasionados del universo sidrero. También en Sariego, pueblo galardonado, degustaremos buena sidra y cocina casera de altos vuelos. Si hacemos el Camino de Santiago aquí nos toparemos con lo mejorcito del Románico rural asturiano. Y si nos perdemos caleyando -dando un paseo-, podremos llegar a Cabranes, y descubrir Torazo, otro premiado. El itinerario por la Comarca de la Sidra nos permite asomarnos al mar en una de las urbes marineras más agraciadas de norte: Lastres, también premiada, que nos deleitará con sus vistas, su ambiente, y su imprescindible cocina marinera.

Sinfonía de cumbres en la montaña central y el Valle del Nalón: un alto en el camino

En medio de la sinfonía de cumbres, montañas, valles, ríos y bosques que es la Montaña Central, este viaje nos lleva aJomezanay el Valle del Huerna, al corazón deLena. Y de aquí a Morcín, a La Foz, a disfrutar de sus quesos – impresionante su Afuega’l Pitu -, sus nabos, y su paisaje. Siguiendo por esta comarca, llegamos a Aller, y a Moreda donde cada 11 de noviembre se celebra la Fiesta de los Humanitarios comiendo, claro está, la típica fabada. Para rematar, una parada en Bueño, donde veremos un impresionante conjunto de hórreos. El Nalón, el río más largo de Asturias, marca la vida de este valle. Destaca Sobrescobio una comunidad vecinal ejemplar, donde lo mismo nos encontramos con un artesano de la madreña –tipo de calzado-, o con un urogallo, y todo en medio de idílicos escenarios camperos.

Camín Real de la Mesa: la vía romana que nos une en este itinerario

El Camín Real de la Mesa fue una de las más importantes vías romanas de cuantas unían la Meseta con la Cordillera Cantábrica, y hoy da nombre a una espléndida comarca, algunos de cuyos municipios, como Somiedo o Teverga, son territorios donde campa a sus anchas el oso pardo cantábrico. Hace ahora diez años, el pueblo somiedano de Villar de Vildas recibía también el galardón real. En Teverga, premiada en 2013, pesa aún su pasado minero y ganadero. No dejes de visitar su Parque de la Prehistoria.

El encanto del Eo y La magia de los vaqueiros: una escala occidental

La ría del Eo no solo es divisoria natural entre Asturias y Galicia, es mucho más. Su biodiversidad y belleza da vida a toda una Reserva de la Biosfera. Allí Castropol, pueblo ejemplar, mira tanto al mar como a la tierra; es un lugar ideal para el reposo, para el deporte y para la más excelente gastronomía. Más al interior, San Tirso de Abres, también galardonado, es un oasis de paz y tranquilidad. En cambio Los Vaqueiros de Alzada, pueblo ganadero y trashumante por excelencia dio nombre a una comarca que en este recorrido aporta varias paradas interesantes: Soto de Luiña y Novellana, en Cudillero, que ponen la seducción de las brañas y pueblos costeros del occidente asturiano; el interior nos lleva al recóndito Valle de Paredes, y su río Esva, en Valdés. Y aún más al interior nos topamos con dos pueblos de Tineo con mucho carácter e historia: Tuña - tierra del general Riego -, y Navelgas, muy conocido por su tradición de bateo de oro.

Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias y el río Navia: la última etapa

Desde muy antiguo esta comarca del Narcea, Degaña e Ibias ha sido tierra de riqueza mineral. Tierra de aire puro y de gentes valerosas cuya conducta y amor por el territorio les hizo pueblo ejemplar. Llegamos a las paradas finales de este viaje singular por Asturias. No dejes de visitar Grandas de Salime, reserva etnográfica y castreña del Principado; Boal los últimos galardonados- y Puerto de Vega, ya en la costa naviega. ¡Ah! No te vayas sin echar una última mirada al Cantábrico. ¿Y qué mejor que Puerto de Vega?, Sin duda se trata de una experiencia diferente, que nos ha llevado a conocer la Asturias auténtica y su esencia vital.

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10 pueblos de Cuento en Asturias

Muchos son los pueblos y aldeas como de Cuento en Asturias, tanto que podrían inspirar y de hecho inspiran fantásticas historias que combinan a las mil maravillas la realidad y los sueños. Encaramados en una loma, en el fondo de un valle, al lado de un río o de un embalse, con vistas al mar y a la montaña al mismo tiempo, a los mismos pies de altas cumbres, poblados por decenas de hórreos y paneras, o bañados por el intenso e inmenso oleaje del Cantábrico.

Son pueblos que forman y conforman esa Asturias inspiracional, la misma que nos invita a vivir dulce y plenamente las sensaciones del paisaje y las del paisanaje, esa que nos hace un poco artistas y un poco bohemios, la que nos convierte en exploradores del tiempo y del espacio.

Tanes, los secretos del agua

Érase una vez un pueblo que adaptó su fisonomía y su vida a un embalse, sin perder un ápice de su primigenia esencia y belleza. Érase una vez un pueblo que dio nombre a un embalse, y el embalse dio agua y vida a toda la parte central de Asturias. Un pueblo que conserva intacto todo su encanto y se llama Tanes.

Tanes está en el concejo de Caso, en la zona centro-oriental de Asturias, y forma parte de la Reserva de la Biosfera de Redes. A su hábitat natural, se une toda la serenidad que aporta el entorno y la campechanía de sus gentes.

Fauna salvaje, quesos, flora autóctona, la fuerza de su embalse y el rumor del Nalón hacen de Tanes un sitio de leyenda y de cuento, y como no podía ser menos en este mágico rincón, su colegiata Santa María la Real se encuentra a las afueras del pueblo, como encaramada sobre el embalse, silueteándose esbelta en toda su belleza renacentista sobre unas aguas que son espejo de todo el verdor de Tanes.

Villar de Gallegos, el carbón en las entrañas

A veces los cuentos en Asturias se escriben en negro y verde, en el color del carbón y de los bosques, y es que hay aldeas de cuento en el corazón minero de la Montaña Central de Asturias. Un ejemplo es Villar de Gallegos, en el concejo de Mieres.

Rodeada de montañas, esta aldea tan auténtica, donde la vida rural parece haberse detenido, tiene un entorno de alto valor paisajístico y geológico, y por sus alrededores se pueden seguir rutas donde rastrear antiguas explotaciones carboníferas y de mercurio.

Además, las alturas que la circundan son miradores excepcionales sobre la Sierra del Aramo, el Parque Natural de Las Ubiñas-La Mesa, la zona de Pajares y el Cordal de La Carisa, parte del Parque Natural de Redes y también, cuando los días están muy despejados, parte del Parque Nacional de los Picos de Europa.

Bandujo, la aldea que duerme

Entre valles y montañas, en el centro de Asturias y casi como por arte de magia, la Edad Media sale a tu encuentro en el pueblo de Bandujo, uno de los lugares de origen medieval mejor conservado de todo el entorno rural asturiano.

Mucha historia y muchas gentes de paso han visto sus piedras y sus muros, su Torre de Tuñón o la iglesia de Santa María. Actividad incesante durante siglos, y de pronto el silencio, el eterno sosiego y la paz total.

Bandujo parece hoy como dormida en un sueño medieval que no tuviera fin. Y esa sensación te recorrerá por completo cuando llegues al pueblo y lo mires de cerca o de lejos. Sobre un enorme marco verde, este pueblo, único en Asturias, luce su estela histórica desde la quietud total.

Pumares, agua, pizarra y piedra

En medio de la tierra de los ingenios hidráulicos, del fuego y del hierro, de los caminos más verdes y la cascada de mayor caída de Asturias, se te aparecerá de pronto, como sacada de un decorado fantástico, la aldea de Pumares, en Santa Eulalia de Oscos.

Pumares es como un sueño en piedra, pizarra negra y agua. Es un rincón donde el río suena con dulce susurro, y donde iniciarás el camino hacia la famosa y todopoderosa Cascada Seimeira.

Conocerás la tierra de los ferreiros y los bosques, de los molinos, mazos y batanes, de los artesanos del hierro, en medio de una naturaleza multicolor y sosegada.

Tuña, el omnipresente espíritu del general Riego

Hubo una vez un pueblo en Tineo por el que pasaba todo el oro del occidente de Asturias, que los romanos extraían de las entrañas asturianas para sostener uno de los mayores imperios que conoció la Antigüedad.

Hubo una vez un pueblo en Tineo que dio a la Humanidad y a la historia luchadores por las libertades sociales de forma rotunda, como lo fue el general Riego.

Todo en Tuña parece impregnado hoy en día del espíritu de Riego, y aún puede verse la casa donde nació, además de un busto y alguna pintura mural que honran su memoria.

Tuña te hará retroceder en el tiempo, con su puente romano y sus palacios, con su quietud y sus gentes afables.

Viavélez, la dulce navegación de un puerto cantábrico

Viento y salitre, olas y espuma, un espigón y un faro, un pequeño puerto que parece realmente de cuento. Es Viávelez, uno de los lugares más recónditos y sorprendentes de la costa occidental asturiana, y está en el concejo de El Franco.

Refugio de pescadores y marinos, de apasionados de la mar, de escritores y artistas, de amantes de la buena cocina marinera, de paseantes y viajeros, de peregrinos, Viavélez es una auténtico regalo de la naturaleza.

Tanto cuando la mar está en calma como cuando se embravece, la fisonomía de Viavélez es todo un espectáculo.

Riodeporcos, lejos del mundanal ruido

¡Qué privilegio enorme es llegar a Riodeporcos! Allí donde el Navia hace una especie de meandro y su lámina de agua reluce con el sol, surge Riodeporcos, como si fuera una creación divina.

La pasarela que une este pueblo de Ibias con el resto del mundo es una manera entre antigua y romántica de acceder a la aldea, a la que, toma nota, no llegarás en coche.

Lejos del mundanal ruido y arropado por la naturaleza, en Riodeporcos cualquier estrés te parecerá una leyenda urbana.

Espinaréu, buscando la llave del hórreo

¿Te imaginas un lugar que fuese un auténtico reino de los hórreos? Ese lugar no está solo en tu imaginación, existe de verdad. Está en Asturias y es una aldea llamada Espinaredo o Espinaréu, en Piloña.

La llegada a Espinaréu te impresionará no solo por la profusión de hórreos y paneras, sino porque lucen lustrosos y han llegado hasta hoy conservando los usos de antaño, muy vinculados al mundo de las cosechas, y por tanto a la supervivencia humana.

Espinaréu es una acogedora aldea, surcada por las aguas del río del mismo nombre, donde los hórreos cobran vida propia con sus decoraciones y tallas variadas, algunas de ellas policromadas. Es como viajar a un paraíso etnográfico donde la huella del tiempo es intensa y extensa.

Bulnes, cuando los Picos de Europa vienen a tus brazos

Para llegar a él tendrás que hacerlo por una canal de alta montaña, o si lo prefieres por un “tren-cremallera”. Cuando desembarcas a mil metros de altitud, en medio de cumbres que te abrazan literalmente, la sorpresa es mayúscula y la sensación es la de haber traspasado una frontera.

La frontera que miles de montañeros y escaladores han traspasado durante más de un siglo de exploración, de aventura y de esfuerzo. La frontera que cientos de pobladores de los Picos han traspasado toda la vida en un supremo ejercicio de supervivencia en el medio natural.

Es Bulnes, en pleno Macizo Central de los Picos de Europa, en el concejo de Cabrales. Allí descubrirás un idílico paisaje, un queso único como el Cabrales, un barrio alto con vistas panorámicas, y una forma de vida que languidece, de cuya dureza en el pasado es testimonio vivo el austero cementerio (antiguamente techado) a la entrada del pueblo…

Gobiendes, el mejor mirador de mar y montaña desde el Prerrománico

¿Y qué me dices de mirar al mar desde un templo Prerrománico? Gobiendes te regala esa experiencia desde su iglesia Prerrománica de Santiago. Elevado en un promontorio sobre la costa, Gobiendes mira por un lado al Cantábrico y por otro al Monte Sueve, la primera montaña que ven los navegantes en su aproximación a la costa asturiana.

Con su Palacio y sus cuidadas casas, Gobiendes, en Colunga, es un remanso de paz, donde sentirás la brisa marina y el viento de la montaña en un combinado único.

¡Y además, estarás en pleno Camino de Santiago de la Costa, el más antiguo que existe antes de llegar a la Catedral de San Salvador!

Texto e imágenes de Turismo de Asturias

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Caminos con magia

Los paisajes de estas tierras son variados y nos ofrecen lo mejor del Cantábrico, con sus turbadoras líneas de costa, pero también la naturaleza del interior en estado puro. Hoy nos vamos a centrar en dos vías por las que atravesar la provincia, en las que descubriremos su extraordinario legado histórico y cultural (cuenta con un gran número de iglesias románicas de gran valor). Ambos han sido declarados por la Unesco, Patrimonio de la Humanidad.

El Camino Santiago del Norte

Conocido también como Camino de la Costa, con 936 kilómetros de recorrido total, sirvió como eje vertebrador del norte de la Península durante la Edad Media. El camino costero coincide básicamente con actuales trazados de carreteras, desde el extremo oriental de la región hasta el occidental.

Desde el descubrimiento de forma milagrosa, en el 813 del sepulcro de Santiago, comenzaron las peregrinaciones a Santiago de Compostela situada en el extremo occidental del mundo conocido. Poco a poco, este centro de peregrinación irá adquiriendo más importancia, en competencia únicamente con Roma, Jerusalén y Liébana. Los peregrinos utilizaban los caminos antiguos que se dirigían hacia Occidente, generalmente calzadas romanas todavía en uso. Además del camino principal, que discurría por el Norte de la Meseta, había otros caminos alternativos, entre los que destacaba el costero, parte de cuyo trazado discurría por las comarcas costeras de Cantabria, atravesando los principales núcleos de población de la costa, como Castro Urdiales, Comillas, Laredo, Santander, Santillana del Mar y San Vicente de la Barquera, todas ellas con importantes edificios religiosos medievales, tanto románicos como góticos.

Lo más recomendado es realizarla en nueve etapas:

Etapa 1. El Haya de Ontón – Castro Urdiales (21 kms.)
Esta es la primera etapa del Camino del Norte por Cantabria. Esta etapa pasa por: Baltezana, Otañes, Santullán y Sámano. Se trata de una ruta cómoda, con todos los servicios de restauración, fuentes, áreas de descanso y sin grandes desniveles.

Etapa 2. Castro Urdiales – Guriezo (12,9 kms.)
Es una etapa corta. Merece la pena dedicar un tiempo a visitar la iglesia gótica de Santa María, sobretodo destaca su interior. Pasaremos por las localidades de Allendelagua, Cérdigo, Islares y Nocina. Destacan los tres últimos kilómetros gracias a unas preciosas vistas del mar Cantábrico.

Etapa 3. Guriezo – Laredo (23,1 kms.)
Pasamos por Rioseco, Tresagua, Lugarejos, Iseca Nueva, Sopeña, y de camino a Laredo por Iseca Vieja, Las Cárcobas y Valverde. Lo más destacable de la etapa es el paseo por el monte antes de divisar el valle de Liendo, la maravillosa estampa en torno a la playa de San Julian entre Liendo y Laredo y, esta última, con sus piedras recuerdo de la historia medieval y moderna de la Villa.

Etapa 4. Laredo – Güemes (36 kms.)
Las localidades por las que pasamos son Santoña, Argoños, Helgueras, Noja, Soano, Isla, Bareyoy Güemes. En Laredo, destaca el edificio del ayuntamiento del siglo XVI. Luego continuamos dando un paseo por las playas de la Salvé de más de 4 km, y más tarde la de Berria. Al llegar a Bareyo, no hay que perderse su iglesia, joya del arte románico en Cantabria.

Etapa 5. Güemes – Santander (18 kms.)
Etapa corta que nos da la posibilidad de conocer más a fondo la capital de Cantabria. Localidades de esta etapa son: Galizano, Somo, Pedreña y Santander. En la capital os recomendamos el centro histórico y el Paseo de Reina Victoria. Caminamos por los Jardines de Pereda y desde detrás del edificio de correos llegamos a la Catedral, bajo ella la Iglesia del Cristo donde obtenemos las credenciales, tanto del Camino de Santiago como del Camino Lebaniego.

Etapa 6. Santander – Santillana del Mar (40 kms.)
Peñacastillo, Santa Cruz de Bezana, Puente Arce, Requejada , Barreda y Queveda son los núcleos urbanos por los que pasaremos. Desde el punto de vista cultural, lo más destacable, el puente del XVI de Arce y Santillana del Mar un museo medieval en sí mismo.

Etapa 7. Santillana del Mar – Comillas (24,6 kms.)
Esta es una etapa bellísima que al igual que la anterior se puede dividir en dos. Una parte hasta Cóbreces y otra hasta Comillas. La razón es por la importancia de ambos Conjuntos Históricos. Y no os perdáis la villa de los Marqueses de Comillas con importante presencia del modernismo catalán.

Etapa 8. Comillas – San Vicente de la Barquera (12,5 kms.)
Lo más destacable, sin duda, son las dos Villas y el paisaje junto al mar Cantábrico, que las une. Rubárcena, La Rabia, Guerra, Rupuente y La Braña es la ruta a seguir en esta etapa. Ten la cámara de fotos o el móvil a mano porque pasaremos por el Parque Natural de Oyambre y algunas playas de ensueño.

Etapa 9. San Vicente de la Barquera – Unquera (16,4 kms.)
Se mire hacia donde se mire, hacia delante o hacia atrás, lo que nos rodea es espectacular. Hacia atrás la Villa de San Vicente y hacia delante los impresionantes Picos de Europa. En esta etapa pasamos por La Acebosa, Hortigal, Estrada, Serdio y Pesués. Por cierto, desde San Vicente de la Barquera hasta Unquera, nos podemos desviar en Muñorrodero si queremos, para hacer el Camino Lebaniego.

El Camino Lebaniego

Sin duda es uno de los caminos santos más importantes y hermosos. De hecho en 2017 será el año santo en Liébana. El Camino Lebaniego discurre entre San Vicente de la Barquera y el Monasterio de Santo Toribio, atravesando además los municipios de Val de San Vicente, Herrerías, Lamasón, Peñarrubia, Cillorigo, Potes y Camaleño. Por aquí se pasa por  parajes naturales de gran belleza jalonados de ejemplos capitales del patrimonio arquitectónico de Cantabria. Permite igualmente unir los Caminos Norte (o de la Costa) y Francés del Camino de Santiago a partir de las rutas leonesa y palentina que recuerdan los lazos históricos de la diócesis de Liébana con los reinos de León y Castilla. Son muchos los peregrinos que dirigen sus pasos hacia Santo Toribio, enlazando después los dos caminos de Santiago con el fin de ganar ambos jubileos. Se aconseja hacerlo en tres etapas:

1ª Etapa) San Vicente - Cades (28 km):

San Vicente de la Barquera es una de las localidades más turísticas e importantes de Cantabria y tiene, aunque fuera del camino, otros puntos de interés como el Castillo del Rey del s. XIII, El Convento de San Luis del s. XV donde se hospedó Carlos V en 1517 para ser coronado rey; el Puente de la Maza y el Santuario de la Barquera, ambos también del siglo XV. De allí partimos hacia Serdio, y luego la pista de montaña que conduce a Muñorrodero. La senda finaliza en Camijanes. Luego pasamos por Cabanzón donde destaca su Torre Medieval, y finalizamos en Cades.

2ª Etapa) Cades - Cabañes (30.53 km):

Una vez hemos salido de Cades nos dirigimos hacia La Fuente. Allí podremos admirar La Iglesia de Santa Juliana, una de las joyas del arte Románico en Cantabria, declarada Bien de Interés Cultural. Llegaremos a Cicera, y de allí nos iremos a Lebeña donde discurrimos por un bosque de robles, hayas con ejemplares milenarios y, en temporada, setas de todo tipo. Finalmente llegaremos a Cabañes, tras salvar, eso sí, un último desnivel.

3ª Etapa) Cabañes – Santo Toribio (13.7 km):

La primera parada es en Pendes, donde sería imperdonable si no pruebas el típico quesuco de Liébana. De allí seguimos el camino que conduce a Tama. Luego seguimos hasta Potes. Allí se puede ver la impresionante Torre del Infantado, el edificio más simbólico de la villa, y uno de los más destacados de Cantabria, formando una preciosa estampa con los Picos de Europa de fondo. Finalmente llegamos al Monasterio de Santo Toribio, para por fin venerar el Lignun Crucis. El monasterio es del s. XIII y s. XVIII, de estilo gótico clásico y barroco. Éste alberga la puerta del perdón, del s. XV, y que el Vaticano abre cada año Santo Lebaniego, es decir, cada año que el 16 de abril coincide con Domingo, día del aniversario del monje Santo Toribio, personaje histórico y conocido por traer El Lignum Crucis a Liébana, reliquia que es considera el resto más grande de la Cruz de Cristo.

Toda la información sobre el Camino la podéis encontrar aquí. Además de la información, noticias y rutas, veréis un enlace a un mapa del camino.

Ruta milenaria pero también moderna

El Camino Lebaniego es la primera ruta de peregrinación que contará con conexión a internet por wi-fi, gracias al proyecto llamado "Camino Lebaniego en Red". La conexión se realizará gracias a un sistema de balizas que ofrecerán conectividad durante todo su recorrido y una tecnología mediante la que los viajeros podrán interactuar, acceder a todo tipo de información y compartir su experiencia con otros caminantes. Además, ofrece sus contenidos adaptados a las personas con discapacidad, con el objetivo de facilitar una experiencia completa a lo largo de sus 72 kilómetros para todas las personas que deseen vivirla. Más información aquí.

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Texto e imágenes de Turismo de Cantabria

 

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