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10 rincones del Chiado

Lisboa tiene esa magia especial de las ciudades que huelen a historia, ese encanto de ciudades por las que han pasado tantas cosas y que te pueden ofrecer mucho si sabes disfrutarlo. Lisboa, ciudad intelectual y bohemia como pocas en Europa, se encuentra en la costa del océano Atlántico, en la desembocadura del Tajo y el centro histórico se compone de siete colinas, factor que hace que muchas de sus calles sean empinadas y que agradezcamos encontrarnos con tres funiculares y un elevador. Sí, los funiculares de Lisboa son realmente especiales y te dan la sensación de estar en una ciudad donde las cosas se toman su tiempo y donde la prisa no es nada bien recibida entre sus habitantes. Prepárate a disfrutar, a relajarte, a dejarte llevar y a callejear por sus barrios.

El Chiado se encuentra entre el famoso Bairro Alto y la Baixa. Casi todos los que hemos estado en Lisboa recordamos el barrio del Chiado por la estatua del poeta portugués Fernando Pessoa sentado en una mesa en la terraza del Café A Brasileira pero el barrio del Chiado tiene mucho más que descubrirnos: comercios, cafeterías de principios del siglo XX y antiguas tiendas. El Chiado es el barrio lisboeta donde se reunían los escritores de finales del XIX y principios del XX por lo que tiene ese áurea intelectual, como Saint-Germain-Des-Pres en Paris, de los lugares que han visto pasar por sus calles genios de la literatura.

Os sugerimos diez lugares para conocer el Chiado en todo su esplendor.

1. En el mirador de Santa Catarina se reúnen los jóvenes para tomar una copa a los pies de Adamastor mientras contemplan como el sol se va poniendo y el día deja paso a la noche lisboeta.

2. La noche del Chiado puede empezar perfectamente en el Bicaense, local cool de la noche portuguesa con estilo, sin pretensiones y de ambiente relajado. DJ’s y copas para empezar la noche antes de acabar en la zona más canalla del Barrio Alto.

3. Una curiosidad del barrio del Chiado, el Caza Das Vellas Loreto. Es una tienda de velas y tiene poco de cool o de especial si estás buscando sitios únicos de la ciudad portuguesa pero eso es justo lo que la hace especial. Si paseas por el Chiado, saca la cabeza en esta tienda de velas. Las tienen de todo tipo y colores.

4. El Cafe A Brasileira es el lugar que hay que visitar en el Chiado si eres amante de la poesía, de la literatura y/o de Pessoa. Mítico café y centro de reunión de la comunidad literaria lisboeta. Conserva una mesa con la estatua de Fernando Pessoa sentando en ella. Hay que verla.

5. Prueba una saikirinha, combinado de sake y kiwi, en la terraza chill out del último piso del Hotel Bairro Alto. Allí se reúne toda la gente guapa de Lisboa. Nos lo recomendó una de las bandas más potentes de la capital portuguesa, Buraka Som sistema. Imprescindible si quieres saber cómo se mueve la gente local en la noche lisboeta.

6. Ideal para comerse un buen entrecot. Ambiente bohemio, bullicioso, alegre. Dale una alegría a tu estómago y come en La Brasserie De L’Entrecôte. Tu cuerpo te lo agradecerá.

7. Si tu bolsillo no está para disfrutar de un excelente entrecot o si prefieres comer más ligero, el Restaurante-Lounge Storik te ofrece maravillas de la gastronomía internacional que te dejarán un buen recuerdo de tu visita a Lisboa.

8. Otra curiosidad en tema de tienda y está sí 100% portuguesa: A Vida Portuguesa. Aquí encontrarás de todo y todo muy portugués: bordados, lápices, productos tradicionales del país, jabones, santos,…

9. El Cafe No Chiado es un refugio perfecto para charlar o leer la prensa. También puedes picar algo, si te apetece. Un remanso de paz y tranquilidad para gozarlo sólo o bien acompañado.

10. En el Teatro Mário Viegas se representa lo mejor y más nuevo de la escena portuguesa. Si te gusta el teatro, deberías acudir a una función.

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Una ciudad de música y color

Dakar es un ciudad vibrante, capital de Senegal y hasta hace poco punto final del Rally Paris-Dakar. Un punto de encuentro de las culturas africanas y europeas pero, a pesar de los evidentes vínculos con Francia, con un rico patrimonio cultural inequívocamente africano.

Dakar se extiende a lo largo de Cabo Verde, una península en forma de cuña de origen volcánico, llena de pueblos y ciudades coloniales francesas, que llega hasta Pointe des Almadies, el punto más occidental del continente africano y un lugar excelente para la práctica del surf.

Las bulliciosas calles de Dakar discurren por su Medina y los animados mercados con puestos improvisados que ofrecen gran variedad de productos. Uno de los principales es el de Kermel, un edificio de vivos colores en el que descubrirás el día a día de los senegaleses, el mercado de pescado Soumbedioune donde venden frutas y verduras, carne, pescado y crustáceos o el mercado típico de Sandaga, el más grande de la ciudad. Visitando sus mercados y disfrutando de su animada vida nocturna te sumergirás de pleno en la cultura senegalesa.

Uno de los aspectos más interesantes de su cultura es la música y danza, que acompañan a las actividades diarias y que escucharás por todos los rincones. Es curioso como un país relativamente pequeño como Senegal tiene tanta diversidad musical y grandes nombres de la música como el cantante y compositor Youssou N’Dour. Además, ha influenciado a otros estilos. En Dakar se escucha el Yela, la música de las mujeres que imita el sonido que se produce al golpear el grano. El músico jamaicano Jimmy Cliff, escuchó está música en su visita a Dakar, y se dice que influenció en el desarrollo del reggae en el Caribe. Y gracias a Jimmy Cliff, el reggae se popularizó por todo el mundo.

Prueba su gastronomía. Ten cuenta que la comida senegalesa se sirve en porciones generosas, con lo que un plato del día durante el almuerzo, que puede consistir en pollo yassa, cheb-bu-jen, tieboudienne o el contundente maffe con arroz, pollo y salsa de cacahuete, será suficiente para continuar tu visita durante horas.

Algunas interesantes excursiones que puedes hacer desde Dakar

El lago rosa

Una auténtica maravilla. El lago rosa es uno de los patrimonios naturales de Senegal. Se encuentra a unos 30 kilómetros al norte de Dakar. Su verdadero nombre es Lago Retba, pero la combinación única de minerales salinos depositados durante años le otorga un intenso color rosa, por lo que es más conocido popularmente por este nombre. Al igual que el Mar Muerto, su alta concentración de sal hace que los objetos floten en sus aguas. Es precisamente la sal uno de las materias que permiten la subsistencia de la zona, que descargan en el borde del lago para su secado.

Hasta el lago Rosa acuden multitud de turistas por lo que existe diferentes tipos de alberques y campamentos para pernoctar, y excursiones en 4×4 por las diferentes aldeas Peulhs, que te permitirán conocer a fondo su cultura y forma de vida. También porque cerca se encuentra un magnífico bosque de baobabs y una zona de blancas dunas y palmeras.

La isla de Goree

Patrimonio de la Humanidad desde 1978, la isla de Goree se encuentra a 2 kilómetros del puerto de Dakar y se puede acceder a ella en ferry en un trayecto de unos 30 minutos de duración. Famosa por su asociación con el comercio de esclavos durante el siglo XVII, en la isla de Goree se puede visitar la antigua casa de esclavos ahora convertida en el museo de “La Maison des Esclaves” para conocer el horror de la trata de esclavos visitando sus celdas.

El pueblo de Kayar

A este pueblo, situado a unos 10 kilómetros del lago rosa, se le conoce como el pueblo de las canoas. La mayor parte de su población son pescadores y su costa se llena de canoas de vivos colores. Podrás observar la llegada de los pescadores al atardecer, cuando vuelven con sus canoas a la playa cargados con el pescado, langostas y camarones que allí mismo venden.

Imagen de Myriam Louviot

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Macarons de Ladurée

El macaron es un afamado pastelito tradicional francés de forma redonda, crujiente por fuera y blando por dentro y elaborado a base de clara de huevo, almendras trituradas y azúcar. Se aromatiza y colorea con sabores a fresa, avellanas, chocolate o cualquier otra variedad imaginable, ya que hay un afán de las pastelerías especializadas por encontrar el macaron más original y los puedes encontrar con sabor a rosas, azafrán o chicle, por ejemplo, y cada vez con formas más diversas.

Es difícil encontrar el origen exacto ya que, como sucede con todas estas exquisitas recetas, se cuentan diferentes historias. Parece ser que surge en Venecia y se originó durante el renacimiento, pero que es la lujosa repostería Ladurée con sede en París la inventora del macaron tal y como se conoce hoy en día, doble y con diferentes tonalidades para diferenciarlos en función del sabor. Fué Pierre Desfontaines, el pastelero de Ladureé, el unió por primera vez dos macarons con un ganache, y dicen que son los mejores ya que venden más de 15.000 unidades cada día!

Imagen de Sunny Ripert

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Lugares para comer y picotear en Montmartre

Por Marlys Schuermann, la otra mitad del equipo @ParisBuFF en Twitter

Puede que Montmartre no cuente con ningún restaurante mundialmente famoso o con una estrella Michelín de la que presumir, pero ciertamente tiene mucho que ofrecer a los visitantes con presupuesto reducido en cuanto a la comida. Los restaurantes y bistros a menudo ofrecen deliciosos platos a precios razonables. Solo tienes que saber dónde ir para evitar verte atrapado en uno con mala comida (y encima mal servicio).

Aquí encontrarás algunas sugerencias sobre sitios a los que ir cuando tu estómago ruja hambriento o simplemente para picar algo mientras visitas Montmartre:

1. Au Cadet de Gascogne

4, Place de Tertre –No hay un lugar más turístico que la Place du Tertre, pero este restaurante sirve un desayuno completo hasta las 11:00 por 10 € que consiste en un vaso de zumo de naranja, un croissant caliente con jamón, una tortilla o tres huevos estrellados con ensalada, café o té y baguettes. No encontrarás una oferta mejor en París, donde el desayuno en una cafetería puede costar 6 € por una rebanada de pan con una fina loncha de jamón, zumo de naranja y una taza de café.

2. Coquelicot

24, rue des Abbesses – Esta panadería es también un restaurante y se encuentra a unos metros de la estación de metro Abbesses. Es uno de los lugares preferidos de los habitantes de Montmartre, que suelen tomar un desayuno tardío o brunch allí. Los precios del desayuno pueden ser desalentadores, pero allí se va para sentarse fuera y ver pasar el ajetreo mientras tomas sin prisas un sorbo de tu tazón de café caliente o chocolate y saboreas tu pain au chocolat. También ofrece variedad de pasteles y pastas francesas que puedes llevarte al parque.

3. Le Relais Gascon

6, rue des Abbesses, es un restaurante que llevamos años recomendando a amigos y familia. Y cada uno de ellos ha disfrutado tanto de la comida, que siempre han repetido durante su visita o cuando han vuelto, y se lo han recomendado a sus amigos y familia. Un consejo: pide una de sus ensaladas templadas a cualquier hora del día. Pero si tienes mucha hambre, su menú semanal para el almuerzo es muy rentable.

4. Trattoria Pomodoro

20, rue de la Vieuville, hace una de las mejores pizzas que hemos probado en Montmartre. Está situada en una calle en la que todavía puedes hacerte una idea de cómo era la empedrada Montmarte antes de que las boutiques y las numerosas tiendas de recuerdos se multiplicaran en la zona.

5. Le Grenier à Pain

38, rue des Abbesses, – Esta panadería alcanzó la fama (incluso fue mencionada en el New York Times) porque su chef panadero cocinó la mejor baguette de París en 2010. La baguette está bien y es realmente buena, pero lo que atrajo a una oleada de prensa internacional fue el hecho de que este panadero en particular resultó ser senegalés. Pero no solo pruebes su baguette, con la que realizan sus bocadillos recién hechos. Sus pasteles también son tentaciones húmedas.

6. Les Petits Mitrons

26, rue Lepic – Es imposible pasar por esta pequeña pastelería en la calle del mercado de Montmartre sin que se te caiga la baba con las tartas de fruta artesanales que muestra el escaparate. Lo más probable es que entres y compres un trozo de uno de sus deliciosos pasteles. Si no eres aficionado a las tartas dulces, también tienen saladas.

7. Au Grain de Folie

24, rue de la Vieuville – Hubo una época en la que los vegetarianos tenían dificultades para encontrar un restaurante parisino que sirviese platos sin carne. Este restaurante fue uno de los primeros que dieron a los vegetarianos una excusa para salir a comer y todavía se mantiene.

Imagen de Au Cadet de Gascogne

Por Marlys Schuermann, la otra mitad del equipo @ParisBuFF en Twitter

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