La Cité Radieuse Le Corbusier en estado puro
Marsella es indudablemente una ciudad llena de sorpresas, o al menos esa es la sensación que uno tiene a medida que se aventura en ella. Este acceso al Mediterráneo que cuenta con dos puertos, el Vieux Port (Puerto Viejo), cerrado y fortificado, huella de un pasado lleno de naciones invasoras y piratas, y otro nuevo y grande, abierto al mar y símbolo de los nuevos tiempos, tiene mucho más que ofrecer de lo que uno se espera a primera vista. Calles con elegantes edificios con un toque desaliñado y decadente a la vez que inspirador, barrios de pescadores que desprenden aires nuevos en forma de galerías de arte y cafés, y espacios de vanguardia como el MuCEM (Museo de las Civilizaciones de Europa y el Mediterráneo) y la Villa Méditerranée, que nos indican claramente que esta ciudad quiere ser algo más que una urbe portuaria. Y en medio de todo esto se encuentra el protagonista de este artículo, y una de las obras por la que muchos arquitectos peregrinan hasta Marsella: la Cité Radieuse, de Le Corbusier.
Este gran edificio, recientemente declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO, junto con otras 16 obras arquitectónicas de Le Corbusier, es uno de los iconos imprescindibles de la arquitectura moderna y una de las obras más destacadas de su autor. Y es que el precursor del brutalismo e ideólogo de la arquitectura tal y como la conocemos en la actualidad plasmó en esta gigantesca a la par que bella mole de hormigón, la ciudad en altura con la que soñaba, y a la que bautizaría con el nombre de “Unité d’Habitation” (Unidad de Habitación). Éste fue el primero de otros conjuntos residenciales similares que serían construidos con posterioridad en Nantes -Rezé (1955), Berlín -Westend (1957), Briey (1963) y Firminy (1965).
La Cité Radieuse, conocida a localmente como La Maison du Fada (La casa del loco), es un gran bloque de viviendas que se encuentra ubicado al sur de Marsella, en el Bulevard Michelet. Su diseño es de 1945, y fue edificado entre los años 1947 y 1952. Consta de un total de trescientos treinta y siete apartamentos dúplex, repartidos en sus doce plantas. Pero su uso no se limita a lo residencial, sino que Le Corbusier incluyó áreas pensadas para abastecer de servicios a sus habitantes, con una zona comercial en las plantas séptima y octava, y con jardines, un pequeño estanque, un gimnasio, un teatro y una guardería en su espectacular azotea. Realizada en hormigón visto, destacan los espectaculares pilares sobre los que se sustenta, y la decoración policromada de sus balcones que aporta ritmo a la fachada.
En la actualidad la mayor parte de los apartamentos son de propiedad privada, pudiéndose acceder a las zonas comunes del edificio. En las plantas séptima y octava comprobarás como los locales comerciales han pasado, en su mayorhan pasado a albergary octava encontrar los que se sustenta, y la decoraci la ac respuesta a ía, a albergar estudios de diseñadores y de arquitectos. Entre las excepciones está el restaurante de lujo La Ventre de l’Architecte, con unas vistas maravillosas de Marsella y de la costa. El broche final a la visita lo pone otra de sus grandes zonas comunes, la azotea, toda una sorpresa para el visitante, en la que las formas arquitectónicas se transforman en espectaculares esculturas desde las que poder disfrutar de las vistas de la ciudad. Existe la posibilidad de poder ver el apartamento piloto dentro de una visita guiada por el edificio, para ello deberás reservar previamente en la oficina de turismo de Marsella. Y el que quiera llegar un poco más allá en su experiencia, puede pernoctar en el Hotel Le Corbusier, que se encuentra ubicado en el mismo edificio.
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Texto e imágenes de Los Viajes de ISABELYLUIS
+ infoViaje al corazón del albariño
La comarca gallega de Salnés, ubicada en la provincia de Pontevedra, tiene el honor de ser la cuna de una de las variedades de vino blanco más interesantes de España, el albariño. Realizados con la variedad de uva del mismo nombre, son vinos jóvenes, frescos, afrutados y con el toque justo de acidez, resultando una auténtica delicia para el paladar que además marida a la perfección con uno de los principales productos de la zona, el marisco. Cualquier recorrido que se precie por esta región vinícola está plagado de alicientes que van más allá del vino, como sus espectaculares paisajes, en los que no falta la presencia de la ría de Arousa, sus pazos, sus hórreos, su gastronomía, y cómo no, el amable carácter de sus gentes.
En tu camino por las tierras del albariño son múltiples las experiencias que puedes llegar a tener en las numerosas bodegas que encontrarás en el recorrido. El Pazo de Rubianes es con diferencia el ejemplo más espectacular. Declarado Jardín de Excelencia Internacional, cuenta con 600 años de historia, un precioso edificio palaciego y un área ajardinada que hará las delicias de cualquier amante de la naturaleza. En el caso del Pazo de Señoráns, será capaz de hacerte viajar en el tiempo gracias al magnífico ejemplo de casa solariega gallega del siglo XVI con el que cuenta. En la villa de Sanxenxo se halla la Adega Eidos, de corte mucho más moderno que las anteriores, ya que sus instalaciones son del 2003, con unas excelentes vistas a la ría de Pontevedra. También de corte más actual es la Adega e Viñedos Paco&Lola, fundada en 2005, con más de 200 hectáreas de viñedos y unos vinos cada vez más en boga.
Y entre bodega y bodega te recomendamos hacer una parada en el Museo do Viño de Cambados donde profundizar en la historia, el arte, la geografía, la cultura popular, así como todos los aspectos vitivinícolas de la DO Rías Baixas.
Haciendo un alto en el camino
Como no solo de vino vive el hombre, y en algún momento del viaje habrá que recargar energías, qué mejor manera de hacerlo que en un espacio tan característico de la zona como en un pazo. Entre nuestras recomendaciones está el Pazo de Carrasqueira, un claro ejemplo de la arquitectura típica gallega, construido a principios del siglo XVIII, y que en la actualidad es un hotel que cuenta con nueve habitaciones, y en el que no falta la indispensable bodega de albariño. Otra opción interesante es la que propone el Lagar de Costa, una bodega familiar que ofrece la posibilidad de alojarse y en la que no faltan las vistas a los viñedos y a la Isla de A Toxa.
La Festa do Albariño de Cambados
El epicentro de la producción de albariño todos los veranos se entrega a la Festa do Albariño de Cambados. Declarada de Interés Turístico Nacional en 1990, es el evento por excelencia en torno al vino elaborado con esta modalidad de uva. Lo que empezase allá por 1953 como un concurso entre bodegueros promovido por don Bernardino Quintanilla Álvarez y don Ernesto Zarate, es en la actualidad un evento en toda regla, en el que no faltan los conciertos y todo tipo de actividades dirigidas a todos los públicos. La edición de este año tendrá lugar del 2 al 6 de agosto, una excusa perfecta para catar los grandes albariños de la zona, en un ambiente y un entorno incomparables, y poner un punto y final perfecto para una ruta por esta espectacular región vinícola.
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Texto de Los Viajes de ISABELYLUIS
+ infoParís mon amour, ma ruine
Raquel Micola aprendió a coser de niña con su abuela Fina, modista especializada en arreglar los trajes de los toreros ,que habían sufrido cornadas y de ella heredó el gusto por la perfección, el valor de lo artesano y la importancia de cuidar los detalles. Ahora es la diseñadora de la marca Mimótica Micola y nos descubre a través de esta ruta por París sus lugares más especiales.
Si hay una ciudad en el mundo que nunca me canso de visitar esa es Paggggisss, mi París. Hace ya mucho tiempo que me enamoré de esta ciudad, cada vez que voy descubro nuevos rincones y vuelvo a casa, si cabe, más enamorada.
La primera vez que paseé por sus calles me llamó la atención la capacidad que tienen de hacer “todo bonito”, ¡con lo que eso me gusta a mí! Allí donde miraba siempre había algún detalle que lo hacía especial, y no estoy hablando de tiendas de lujo o galerías de arte, estoy hablando de panaderías, zapateros…que’l merveille!
Allí descubrí una de mis marcas favoritas de ropa APC. Es una marca francesa con varias tiendas en Paris, personalmente me gusta comprar en la que tienen en el barrio de Le Marais (112 Rue Vieille du Temple). Tiene un estilo sobrio, pero te sientes sorprendentemente especial cuando llevas sus piezas.
Otro de mis sitios favoritos es Merci, es un concept store que ha dejado demodé al mítico Colette. El espacio es muy industrial, muy sobrio y la manera que tienen de exponer sus productos es… finísima. Imposible no comprar alguno de sus objetos de escritorio, libretas, lápices…También me gusta mucho el rincón de cosmética que tienen. Es de los pocos sitios en Europa (¡!) donde puedes comprar la marca de cosméticos australiana Aesop. Aesop tiene el único desmaquillador que, chicas, funciona. Puede con todos los rimels habidos y por haber.
También paro de vez en cuando para comer. Uno de mis sitios favoritos es la Crèperie de Josselin (no confundir con la crèperie Josselin, no os olvidéis el “de”) no es un sitio muy conocido. Está en el barrio de Montparnasse (67, rue du Montparnasse) os recomiendo llegar al postre y probar la crepe de mantequilla salada, creo que podría comerme una al día (pensándolo bien, menos mal que no vivo en Paris…).
En Paris hay tantas cosas que ver que necesitaría hojas y hojas, os recomiendo el Marché au puces de Vanves (en la avenue Marc Sangnier, sólo los fines de semana por la mañana), la tetería Le Loir dans la Théière en el número 3 de la rue de Rosiers y para aquellas que tengáis hijos la tienda Bonton, justo al lado de Merci, es un concepto tan bien definido, que las que no tengáis hijos los tendréis solo para tener una razón para comprar algo allí.
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+ infoLa ruta del Mercado de la calle Feria
Sevilla tiene un color especial, gente maravillosa, bares auténticos y secretos bien guardados como el Mercado de la calle Feria. Sevilla tiene magia, encanto, duende y orgullo andaluz como pocas ciudades mediterráneas. Todos a quienes hemos conocido son y se sienten muy orgullosos de ser sevillanos y no cambiarían su ciudad por ninguna otra. Poco importa si han nacido en Sevilla o si llegaron aquí de cualquier otro punto del mundo, lo que sí tienen claro es que son sevillanos, se sienten sevillanos y morirán sevillanos.
Vamos a descubrir una parte de Sevilla, aconsejados por la organización del festival Territorios Sevilla, la Sevilla del barrio de la Encarnación, del Mercado de la calle Feria.
Empezamos por la popularmente conocida como “plaza de la seta”, la que oficialmente se conoce como plaza de la Encarnación. Por las fechas que llegamos y como en cualquier plaza de ciudad española se está realizando una manifestación silenciosa y pacífica nacida en la calle y conocida como el movimiento del 15-M. Los sevillanos están orgullosos de esa plaza a la que han apodado como la plaza de la seta y que es la entrada al barrio de la Encarnación. Nos dirigimos al mercado de la calle Feria porque Maider, de Territorios Sevilla, nos ha aconsejado que es un sitio perfecto para tapear, un lugar muy conocido por los sevillanos y bastante alejado de circuitos turísticos y hacia allí nos vamos.
2.- Reinas
Enfilamos por la calle Regina en dirección al mercado cuando descubrimos un lugar que nos obliga a detener el camino. El sitio se llama Reinas y es una especie de bodega con mucho gusto. Hablamos con Antonio y nos cuenta un poco la filosofía del Reinas. La idea principal es sugerir buenos vinos y ofrecer algo de comida fría que case con el vino recomendado. En el Reinas es el vino quien marca la comida y no al revés. Antonio es un enamorado del vino y de la comida y se podría decir que pertenece al club de los amantes del buen vivir.
3.- Un Gato en Bicicleta
Continuamos por esa misma calle y algo más adelante nos cruzamos con la librería especializada en arte Un Gato en Bicicleta.
4.- Botellas y Latas
Parece que hemos cogido la calle perfecta, dos sitios especiales en pocos metros. Confirmado queda cuando a escasos metros de estos emplazamientos, nos dejamos caer en Botellas y Latas y entre el propietario Carlos y unos clientes sevillanos que nos hablan maravillas del lugar, confirmamos que Botellas y Latas es otro de esos rincones secretos de Sevilla que merece la pena visitar.
5.- Casa Vizcaíno
Entre la simpatía de los sevillanos y el calor que estamos sufriendo, la parada a por una cervecita de camino al Mercado de la calle Feria va a ser obligatoria. Casa Vizcaíno se perfila como el sitio ideal para probar la cerveza andaluza. El sitio es espectacular y la alfombra de cacahuetes en el suelo confirma que es uno de esos bares tradicionales de la capital andaluza que hay que visitar.
Al fin llegamos al Mercado de la Calle Feria y pensamos que hemos llegado al sitio ideal para comer en Sevilla. Buena comida, mejor gente, ambiente agradable, nada de sofisticaciones y unas sardinas que bien merecerían un diploma. Recomendadísimo el puesto en el que comimos, el Bar La Cantina por su exquisita comida, su simpatía, su terraza espectacular y el buen rollo de su clientela.
El calor aprieta y siguiendo las indicaciones de los que allí residen volvemos a la plaza de la Encarnación por un camino distinto donde descubrimos más comercios auténticos de la capital andaluza, una chocolatería de las de toda la vida como es el caso de El Comercio y una agradable plaza, la plaza del Pan donde tomar la sombra y un buen café.
Imagen de Liu Yu Cheng
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