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The Wild West el epicentro trendy de Zúrich

¡Bienvenidos a Zúrich West! El distrito creativo, gastronómico y nocturno más trendy de Zúrich. Puede que no lo parezca, ¡pero esto es Zúrich! Olvida todo lo que has aprendido, aquí no hay imagen de postal que valga: ni lago de aguas cristalinas, ni calles pintorescas, ni tiendas de lujo; sólo ladrillo, hormigón y grúas cercadas por vallas de construcción. ¿Dónde está el truco? Pues que éste es el anti-Zúrich: más informal, más urbano, y más cosmopolita.

Y es que la todopoderosa Zúrich vive una transformación radical, y su buque-insignia no es otro que Zúrich West, el antiguo distrito industrial que, en menos de dos décadas, se ha convertido en el motor de la modernización suiza, insuflando tendencias a la altura de Berlín, Londres y Nueva York.

Érase una vez un barrio industrial…

Situado a lo largo del Hardbrücke, en la parte más oeste de la ciudad, el también llamado Kreis 5 o Industriequartier emergió como zona industrial en el siglo XX. Hacia finales de los años 80, una actividad industrial agonizante dio paso a la decadencia de la zona. Almacenes, fábricas y talleres abandonados pronto fueron recuperados por artistas y diseñadores de la escena underground, abriendo espacios artísticos alternativos, y organizando fiestas ilegales célebres en media Europa.

Pero el verdadero cambio llegó con el nuevo milenio, y el Kreis 5 -Kreis significa distrito en alemán- embarcó en un proceso frenético de mutación que todavía no ha desfallecido. Hoy, allí dónde se producían barcos, jabones y turbinas, las máquinas han parado dando paso al arte, el diseño, la gastronomía, y la música. Pero también a negocios, pisos y hoteles. De la era industrial es testigo la abrumadora escala de las calles, las monumentales estructuras de las fábricas y las colosales vías del tren.

Con un eclecticismo que mezcla sin complejos pasado y futuro, edificios de ladrillo con rascacielos de acero y cristal, y un paisaje urbano en constante redefinición, Zúrich West tiene una personalidad magnética que atrae a suizos y extranjeros por igual, haciendo de ella un caldo de cultivo multicultural en plena ebullición. Seducidos por su ambiente alternativo y su imponente topografía, ¡empezamos la jornada!

Im Viadukt: Shop till you Drop!

Tiendas chic de diseñadores locales, estudios de arquitectura, cafés y puestos de comida orgánica se suceden en Im Viadukt, un vibrante paraíso de las compras construido bajo los arcos del antiguo viaducto del tren. Aquí hay de todo: desde flores hasta timbres para la bici. Eso sí, no esperes encontrar ningún chollo; el concepto ‘barato’ no existe en el léxico suizo.

Si tienes hambre, el Markthalle ofrece productos de kilómetro 0, y su restaurante menús frescos de mediodía a precios ajustados. Los domingos están dedicados a los brunchs; reserva antes o no encontrarás ni un hueco. Por la noche el bullicio no decrece, y los bares se llenan hasta la bandera con jóvenes que beben Prosecco en el Ambrosi a la espera de que empiece algún concierto en el BOGEN F.

Alrededor del Frau Gerolds Garten

Un caótico entramado de jardines, tiendas de diseño y clubs de baile se codean en Geroldstrasse. En el centro, un montón de contenedores de transporte apilados recuerdan un lego a gran escala abandonado a su suerte; es el Frau Gerolds Garten, un oasis urbano con sabor a Do It Yourself y hub hipster por antonomasia. Los sábados de verano se monta un mercado al aire libre, y en invierno se ofrece fondue para combatir el frío. A mediodía se llena de gente tomando café entre grafitis y plantas, y por la noche, el público nocturno se toma ‘la primera’ antes de atacar los clubs vecinos. No te pierdas la panorámica desde las terrazas superiores, los trenes pasan a ras y si tienes suerte puedes ver los Alpes en la distancia.

A sólo unos metros se alzan dos instituciones del clubbing alternativo. El archiconocido Hive es un templo de la música electrónica, mientras que el veterano Supermarket atrae a jóvenes que bailan house y techno hasta el amanecer. Y es que cuando se trata de clubs, Zúrich es la reina, y el distrito oeste el campamento base de la escena electrónica y experimental.

Antes de abandonar la zona nos vamos de compras. En Bogen 33 y Walter puedes comprar muebles vintage. Y en una torre de 25 metros hecha de 17 contenedores de mercancías apilados, la marca Suiza Freitag presenta sus conocidas bolsas recicladas hechas de lonas de camión; un edificio reciclado para un producto reciclado, y es que la Freitag es todo un símbolo del estilo industrial contemporáneo de Zúrich West, y su mejor embajador; las vistas desde la azotea son increíbles, e incluso hay un telescopio para que no se te escape detalle.

Tocando las estrellas en la Prime Tower

126 metros y 36 pisos consagran la Prime Tower como el edificio más alto de Zúrich. Este rascacielos de piel verdosa inaugurado en 2011 sobrevuela la ciudad, y es el nuevo estandarte de la arquitectura moderna y el desarrollo económico de la zona.

En la última planta el restaurante Clouds hace honor a su nombre, y es que desde aquí tocar el cielo parece más cerca; las vistas del lago, el casco antiguo y los Alpes cortan la respiración, así como sus precios. En la planta baja, el Hotel Rivington & Sons nos transporta al Nueva York clandestino de los años 20, cuando la Ley Seca prohibió la venta de alcohol y los bares se camuflaron bajo la piel de tiendas y hoteles; tómate un cóctel a cualquier hora, la oferta es enorme.

Schiffbau y Puls 5: vanguardia y tradición

No muy lejos de allí, los hangares del Schiffbau, dónde en el pasado se construyeron embarcaciones para medio mundo, acogen ahora las propuestas más vanguardistas del famoso teatro Schauspielhaus; los mejores conciertos de jazz de la ciudad en el Moods; y el glamuroso La Salle, que ofrece cocina francesa e italiana en un espacio abierto envuelto por paredes de cristal. Las copas se toman en el popular Nietturm Bar, un impresionante cubo de cristal que corona el edificio con una panorámica espectacular.

Una calle más abajo, los noctámbulos se preparan para encarar la noche. El Exil, ofrece un programa de fiestas y conciertos alternativos que van desde el rock al hip hop, mientras que el Blok Club se entrega a la música electrónica internacional.

A tiro de piedra, se alza Les Halles, un acogedor bistro con toques parisinos. Situado en un antiguo almacén, este popular lugar de encuentro es ruidoso y desaliñado, con artículos de segunda mano y carteles publicitarios vintage. Puedes comprar una de las muchas bicicletas dispersas en su interior mientras pides su especialidad: los Moules-frites (mejillones con patatas fritas).

Modernidad y tradición se mezclan en la antigua fundición de acero, sede del complejo Puls 5, una colosal construcción de 5000 m2 donde restaurantes, tiendas, oficinas, club de fitness y apartamentos envuelven la gran nave de producción. Con vigas de acero, tuberías expuestas y una gran grúa industrial, este espacio alberga eventos de todo tipo, y personifica las alianzas entre pasado y futuro y la fusión de usos que conviven en un mismo lugar. Si pasas por allí, no te pierdas el Restaurant Gnüsserei, en su centro se erige la centenaria cúpula del alto horno.

Löwenbräu: arte contemporáneo en vena

El arte contemporáneo se ha mudado al Kreis 5 y lo ha hecho en la antigua fábrica de cerveza Löwenbräu.Sus paredes de ladrillo rojizo acogen ahora el Löwenbräukunst, un complejo dedicado al arte más actual. Aquí, la Kunsthalle Zürich y el Migros Museum of Contemporary Art, presentan exposiciones de arte emergente de artistas de todo el mundo. El edificio es también sede de galerías internacionales, como la reconocida Hauser & Wirth, y de la mejor librería de arte de la ciudad, la Kunstgriff, donde es obligado perderse entre su extenso catálogo.

Y desde allí, guiados por el colosal Swissmill, un mastodonte de hormigón inaugurado en 2016 que sirve como almacén de grano y es la segunda torre más alta de la ciudad, ponemos punto y final a nuestro tour. Hemos llegado al Río Limmat, ¡y es hora de darse un chapuzón!

Anímate a conocer el Zürich más alternativo, ¡tienes Vuelings diarios aquí!

Texto de Núria Gurina i Puig para Los Viajes de ISABELYLUIS

Fotos de Zürich Tourism/Elisabeth Real y Núria Gurina

 

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El Arte de Comer

Por Ferran Imedio de gastronomistas

Ámsterdam tiene decenas de reclamos para el viajero, pero los más importantes, sin duda, los imprescindibles, los de visita obligada, son los canales (un crucero es inolvidable), el barrio rojo y los museos. La gastronomía por sí sola no ejerce todavía de reclamo, así que si se puede combinar alguno de los ‘must' turísticos, mucho mejor. Nosotros hemos hecho un mix gastronómico-museístico, sin pretensiones culinarias ni precios estratosféricos. Pero lo cierto es que, como dice Miguel Brugman, chef del café-restaurante del Foam, “hasta hace no mucho, en los museos te daban bocatas, pastas y té, y ahora esto está cambiando”. Los propios holandeses son muy fieles a sus museos y lo cierto es que ahora su oferta culinaria es más que digna. Lo hemos comprobado nosotros mismos. Estas son nuestras cuatro recomendaciones.

Foam Café

Está ubicado en los bajos del prestigioso museo Foam, consagrado a la fotografía contemporánea (una colección pequeña pero muy muy interesante que hasta diciembre acoge ‘Under construction’, con obras de jóvenes artistas norteamericanos). Allí no encontrarás nada de cocina complicada. Al contrario, directa, sencilla, reconocible. Aires mediterráneos, muchas ensaladas, mucho aceite de oliva ecológico, muchas verduras y legumbres, pitas, sopas, huevos revueltos… Saludable y económico, ya que ningún plato supera los 10 euros.

Funciona como restaurante de 12.00 a 15.00 horas, aunque antes y después (abre a las 10.00 y cierra a las 18.00) funciona como cafetería que sirve pasteles y el típico ‘saucijzen broodje' (hojaldre con salchicha de cerdo dentro, que en su caso la hacen con ingredientes ecológicos), entre otros.

Los jueves, de 18.00 a 21.00 horas, organizan tours guiados por el museo que acaban con una cena con un menú compuesto por una tapa (hummus, pulpo marinado…) y plato principal (carne, pescado o vegetariano) que cuesta 19,5 euros. Si no se hace el tour, las tapas oscilan entre los 4 y los 6 euros, y el plato principal cuesta 16,5.

Los viernes, también de 18.00 a 21.00 horas, montan los ‘frozen fridays’, en los que sirven snacks fritos (5 euros) y cócteles (6 euros).

Keizersgracht, 609
http://foam.org

Eye Bar-Restaurant

Apabullante. Así se puede describir el edificio del Eye Film Museum por fuera (el museo nacional del cine incluye zona de exposiciones y cuatro salas de proyecciones) y por dentro,ya que el hall alberga un restaurante que parece una sala de cine, con unas gradas escalonadas que miran a un ventanal panorámico que más parece una pantalla en cinemascope y que da a una terraza con vistas al otro lado del río Ij, donde está el centro de la ciudad y la estación de trenes Central, al que se llega en un ferry gratuito.

El restaurante ofrece cocina de influencia francesa aunque con toques europeos. Al mediodía la carta es más sencilla (sopas, ensaladas…) y por la noche, más elaborada: filete de ternera, steak tartare, rodaballo, crema de marisco, risotto de setas…

El precio medio al mediodía es de 20 euros y de noche, no llega a los 40. Abre cada día de 10.30 a 22.30 horas (viernes y sábados, hasta las 23.30), y la cocina solo para entre 17.00 y 17.30 horas.

Ij Promenade, 1
www.eyefilm.nl

De Plantage

Nuevo, recién abierto, destaca por su luminosidad gracias a unos ventanales vintage XXL. En este amplio y cálido local sirven comida mediterránea, más oriental que occidental, a buen nivel y con precios correctos. Está puerta con puerta del zoo (uno de los más antiguos del mundo y la segunda atracción más visitada de Amsterdam), y el edificio contiguo alberga la exposición permanente ‘Micropia’, que exhibe los millones y millones de bichos que pueblan el planeta y que solo se ven por un microscopio. Dentro de unos meses también tendrá al lado el Museo de Historia Natural.

Sus platos bien están presentados, y destacan porque son aromáticos y saludables, ya sean las ensaladas, los raviolis, la terrina de cerdo, las alcachofas fritas, el risotto, el atún… Cada día, la cocina abre de 10.00 a 16.00 y de 17.30 a 22.30 horas, aunque entre horas sirven desayunos y snacks. Tienen carta de mediodía y de noche. El precio medio al mediodía, sin bebidas, se sitúa en 17 euros y por las noches, en unos 35, aunque en otoño ofrecerá un menú cerrado de noche que constará de tres platos y valdrá 32,5 euros, sin bebidas.

Plantage Kerklaan, 36
www.caferestaurantdeplantage.nl

Rijksmuseum

El enorme, majestuoso, hall del que vendría a ser el museo del Prado holandés (desde obras góticas a actuales, ofrece un recorrido que culminará entre noviembre y enero con una muestra de fotografías del siglo XX llamada ‘Modern Times’) cuenta con una agradable y tranquilo espacio para comer. Si pides una cerveza, solo será holandesa, y si pides cualquier plato, casi todos fríos, que sepas que todos los ingredientes son locales. Los bocadillos cuestan entre 5 y 9 euros; las ensaladas, entre 12 y 16, y los pasteles, entre 2 y 5 (atención a la silueta de chocolate de la fachada del museo).

Está abierto de 9.00 a 17.00 horas. Si vas al Rijksmuseum ir a partir de noviembre, tendrás más oferta gastronómica, ya que abrirá un restaurante en el que un chef de renombre llegado de cualquier parte del mundo diseñará una carta con su sello que estará vigente entre dos y tres meses. Cual si fuera una exposición temporal. Eso sí, siempre buscando precios contenidos.

Museumstraat, 1
https://www.rijksmuseum.nl/es

Y si no te convencen estas cuatro propuestas mixtas, siempre puedes ir a restaurantes más o menos convencionales. En Amsterdam, la oferta está muy bien, aunque olvídate de locales de cocina típica. Los holandeses solo la prueban en casa y no la valoran mucho.

Raïnaraï

Agradable y moderno restaurante de cocina tradicional argelina regentado por un tuareg y ubicado en el parque de la Westergasfabriek, una antigua zona industrial con depósito de gas reconvertido en una zona lúdica donde hay una docena de restaurantes, tiendas de ropa, galerías de arte. Este local sirve 14 platos distintos cada día en los que usa ingredientes orgánicos. De martes a domingos, de 12.00 a 22.00 horas. De 30 a 40 euros. Cócteles, a 7,5.

Polonceaukade, 40

REM Eiland

Una plataforma petrolífera que se usó como estación que emitía de radio y televisión de manera ilegal ha acabado reconvertida en restaurante de dos plantas (una de ellas es una terraza que solo abre en verano). Simplemente espectacular. Subir sus empinadas escaleras metálicas o caminar junto a la barandilla produce cierto vértigo. Su cocina es internacional: sencilla y simple al mediodía, de noche ofrece menús de 31 euros (tres platos) y 37 euros (cuatro platos), sin bebidas, con propuestas como tartar de rodaballo; bulgur con pimienta, aguacate y cebolla roja; redondo de ternera a la parrilla; raviolón (rótolo) relleno de calabacín, champiñones, zanahoria, espárragos verdes en salsa de parmesano… Abre cada día. Los mediodías, a las 12, y las noches, a las 17.00 horas.

Haparandadam, 45-2
www.remeiland.com

Sky Lounge

Es la terraza con vistas (planta 11ª) del Hotel Double Tree. De noche vale la pena para disfrutar de uno de los muchísimos cócteles de la carta con toda Amsterdam a tus pies mientras suena la música de un disc jockey. A esas horas, igual que durante el día, sirven los mismos platillos para picar con gastronomía de todo el mundo: nachos, sushi, bocadillos, fish & chips, hambuguesas, pasta, edamame, gyozas… Abre cada día de 11.00 a 1.00 (viernes y sábados, hasta las 3.00).

Oosterdoksstraat, 4
www.skyloungeamsterdam.com

Brasserie Halte 3

Un antiguo taller y garaje de tranvías que llevaba 16 años vacío ha sido colonizado por dos restaurantes (a mediados de octubre abrirá un multiespacio gastronómico con 21 estands que ofrecerán todo tipo de comida cada día entre 11.00 y 20.00 horas a precios entre 4 y 8 euros la ración), un cine, una galería de arte, una librería, una tienda de bicicletas, unos estudios de televisión y un hotel. El nombre del complejo es De Hallen. Uno de los restaurantes, recién abierto, es esta brasería a la francesa cuyo steak tartar es para chuparse los dedos, y cuya carta también ofrece ostras y costillas, entre otros platos. Como la mayoría de restaurantes de Amsterdam, la carta de mediodía es más sencilla y fresca.

Abre cada día de 11.00 a 22.00 horas. Precio medio al mediodía, 10 euros; de noche, 25-30 euros.

Bellamyplein, 51
www.halte3.nl

Meat West

Ubicado también De Hallen, solo sirve cenas, entre 19.30 y 22.30 horas (hasta la 23.30 de jueves a sábado). Los raíles de 90 años decoran el suelo de un espacio especializado en carnes de calidad, básicamente de ternera. Hay de todo: hamburguesas, entrecots, costillas, filetes…
Precio medio sin bebidas, de 40 a 50 euros.

Bellamyplein, 51
www.meatwest.com

Blue Spoon

Restaurante del hotel Andaz, uno de los más interesantes de la ciudad. Cocina de influencia francesa con productos locales y sin sofisticaciones para unos platos con productos de proximidad y de temporada a aderezados con las hierbas que cultivan en el jardín. Si te alojas allí, tienen una sala para huéspedes con vistas al canal donde tomar un snack y una copa de vino al día gratuita. La cocina, a la vista de los comensales, abre cada día. Se puede comer en una mesa junto a los cocineros. El precio medio se mueve entre 35 y 45 euros, sin bebidas. El menú familiar, para seis personas, repasa los mejores entrantes de la casa, con el pescado del día como estrella, y cuesta 56 euros por cabeza. De 12.00 a 15.00 horas y de 18.00 a 23.00.

Prinsengracht, 587
amsterdam.prinsengracht.andaz.hyatt.com/en/hotel/dining/Bluespoon.html

The Lobby

Uno de los restaurantes más recomendables de Amsterdam por ubicación (a dos minutos a pie de la monumental plaza Dam), por calidad y por precio. Cada día, de la cocina trabaja de 12.00 a 16.00 horas y de 18.00 a 22.00 horas (viernes y sábados sirven cócteles hasta las 3.00), aunque se puede desayunar a partir de las 7.00. No hay que dejar pasar la ocasión de pedir un flammkuchen, típica pizza alsaciana de masa muy fina y crujiente que allí versionan con todo tipo de ingredientes. Trabajan el producto local para hacer platos de cocina internacional. A la hora de la cena ofrecen un menú con entrante, plato principal y postre a elegir por 34,5 euros, sin bebidas. Los platos de pescado los trabajan de maravilla, como la elegante corvina, el excitante pulpo con panceta de cerdo y el definitivo cuello de cerdo hecho a baja temperatura.

Nes, 49
www.thelobby-amsterdam.nl

Gebr. Hartering

Los hermanos Paul y Niek Hartering regentan este coqueto restaurante de cocina creativa a orillas de un canal. Tiene dos pisos, uno a ras de agua, e incluso una barca para cuando hace buen tiempo, a modo de terraza. Solo hacen dos menús degustación: uno de seis platos (50 euros sin bebidas) y otro de nueve (75 euros sin bebidas), con propuestas que se sirven en medio de la mesa para compartir. Trabajan con productores locales bajo la influencia de la cocina clásica francesa, sin fuegos de artificio. Para maridar, claro, muchos, muchísimos vinos franceses.
Abre de martes a domingo, de 18.00 a 23.00 horas.

Peperstraat, 10
www.gebrhartering.nl

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