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Santiago de Compostela para niños

Como cada vez son más las familias que llegan a la ciudad del Apóstol Santiago, hemos decidido hacer un post enfocado a descubrir y disfrutar la ciudad en compañía de los más pequeños. Ciudad Patrimonio de la Humanidad, Santiago de Compostela es pequeña y agraciada como una ciudad de fábula. Además es tranquila, segura y muy agradable para pasear. A continuación os desvelamos algunas claves para sacarle el máximo rendimiento.

Casco antiguo: viaje en el tiempo

Lo bueno de la zona histórica de Santiago es que buena parte de ella es peatonal. Este hecho facilita mucho las cosas a los padres ya que no deben tener el sistema de vigilancia conectado permanentemente. Las calles antiguas dan para explicar mil y una historias. En ellas hay infinidad de calles estrechas, casitas y soportales y tiene un pavimento de grandes piedras viejas con las que se puede jugar a no pisar las rayas. En las tranquilas plazas hay mucho espacio para jugar, así como cafeterías con terrazas al aire libre. La Catedral, los antiguos nombres de las calles, o las gárgolas son una fuente inagotable de recursos con los que podemos jugar.

Después de habernos perdidos por el laberinto de calles, un buen ejercicio podría consistir en visitar la Catedral. Este edificio milenario, con sus numerosas esculturas da para muchas historias, empezando por la del apóstol Santiago el Mayor, que se remonta a los tiempos de la muerte de Jesús. ¡Ahí es nada! Os recomendamos que hagáis una visita guiada por sus las cubiertas de piedra (entrada por el Pazo de Xelmírez, Praza do Obradoiro). Desde allí podrás disfrutar de unas excelentes vistas panorámicas de toda la ciudad y sus alrededores. 

Ahora que en televisión están tan de moda los concursos de cocina, seguro que no lo tendremos difícil para llamar la atención de los pequeños para conocer de cerca los ingredientes con los que se cocina en toda la zona compostelana. Para ello no hay nada mejor que hacer un recorrido por el tradicional Mercado de Abastos, abierto todas las mañanas (excepto los domingos y festivos). El Mercado fue construido en el año 1941, aunque el anterior mercado de la ciudad ya hacía 300 años que funcionaba. Esta obra fue importante porque era la primera vez que se les daba techo a los distintos y dispersos mercados existentes en la Compostela de aquel entonces.

Para los niños el parque es un «must»

El parque es un recurso necesario cuando se va con niños. Está muy bien que tengan aproximaciones al mundo de la cultura, en forma de visitas a museos, catedrales o lugares emblemáticos de la ciudad, pero para ellos el viaje es diversión, y que mejor sitio para pasar un buen rato, que el parque. Santiago dispone de unos cuantos para jugar y disfrutar de la naturaleza sin salir de la ciudad. Muchos disponen de áreas de juegos infantiles, columpios, areneros y zonas deportivas. Como el Parque de la Alameda, el más querido por los compostelanos, es muy céntrico. Además es ideal para descansar mientras los niños juegan. Tiene un estanque con patos acostumbrados a dejarse mirar, un interesante palomar, un elegante palco de la música y un curioso banco “acústico” -gran asiento semicircular de piedra por el que se transmite el sonido con toda claridad-, entre otras muchas cosas. En la zona lindante con el Campus Universitario Sur tiene una zona de juegos muy bien acondicionada. Por su parte, el Campus, es muy cómodo para dar pequeños paseos en bici o en triciclo, para patinar, o para hacer deporte. Tiene una buena zona de prado con mucha sombra y variedad de árboles distintos: tuyas, camelias, magnolios, pinos, cedros, enebros, ginkgos... Aunque nuestro favorito fue el Parque de San Domingos de Bonaval, situado sobre la que fue finca del convento de San Domingos, es un parque monumental, misterioso y muy sugerente, con muchas posibilidades: un robledal, un pequeño jardín, grandes áreas de césped e incluso un cementerio desacralizado. Estupendo para tumbarse, correr, merendar y también para hacer fotos panorámicas, porque mira hacia la ciudad histórica y hacia la puesta de sol.

Sin duda, Santiago de Compostela ofrece de todo para disfrutar de las vacaciones en familia. ¿A qué esperas para descubrirlo? Consulta nuestros vuelos aquí.


Texto e imágenes de Santiago de Compostela Turismo

 

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Birmingham y el nacimiento del heavy metal

Birmingham siempre se caracterizó por su fuerte impulso musical. Ya en los años 60 había contabilizadas más de 600 bandas de pop y rock en la ciudad. Musicalmente su escena se caracterizó por su gran mescolanza. De hecho casi todos los miembros de los grupos tenían bandas paralelas, e incluso los músicos solistas huían del encasillamiento y combinaban varios estilos en sus directos. El caso es que esta tendencia a la mezcolanza musical está en el ADN de la ciudad desde finales del s. XVIII, cuando los músicos callejeros practicaban todo tipo de estilos a su alcance. La diversidad y la cultura de la experimentación han hecho que en Birmingham nacieran algunos estilos musicales. En la década de los sesenta fue la súper banda Spencer Davis Group quien acabó de darle forma al rhythm and blues británico, con una combinación de folk, jazz, blues y soul. La psicodelia inglesa -aunque Pink Floyd fueran sus impulsores- acabó de hornearse en Birmingham de la mano de The Move. Pero si hay un estilo que se convirtió en un fenómeno de masas global, este fue el heavy metal, el cual germinó a principios de los 70’s con Black Sabbath a la cabeza.

Macho rock

El heavy metal siempre ha estado relacionado con el lado más duro del rock. Y no es para menos, en su momento apareció como una propuesta mucho más extrema al rock que se hacía hasta entonces. ¿Pero por qué en Birmingham y no en la capital? Por la sencilla razón de encontrarse en el centro del país, en una ciudad de confluencia continua de comercio, información y tendencias. Y es que este enclave se encontraba a medio camino entre los dos focos musicales más importantes del país. Por un lado Londres y sus bandas de hard blues blanco – gran parte de las cuales habían conquistado América en los años anteriores- y por otro Liverpool y su vivero de pop melódico. Birmingham además de hacer de nexo entre los dos aportó su granito de arena, incorporando el jazz como condimento. Pero no queda aquí todo; la oscuridad y el componente repetitivo y maquinal propio de una ciudad plagada de fábricas desde la primera revolución industrial, es más que latente. Todos estos componentes son los que encontramos en los primeros discos de Black Sabbath, “Black Sabbath” (1970) y “Paranoid” (1972). Mientras el primero todavía contaba con unos fuertes resortes a base de blues robusto, el segundo supuso el nacimiento del nuevo estilo, con un sonido mucho más pulido, apto para un público más amplio –el disco fue nº 1 en UK y 8 en USA-. Con esta grabación marcaron un hito al alcance de muy pocos, y su influencia fue decisiva para el nacimiento del punk (Sex Pistols), el post-punk (Joy Division), el stoner rock  (Kyuss) y el grunge (Nirvana, Soundgarden, Mudhoney, Alice in Chains), e incluso el rap (Ice-T, Cypress Hill).

El padre de la criatura

Existe mucha controversia a la hora de otorgar la paternidad del género. Hay dos tendencias. Por un lodo los que piensan que Led Zeppelin fue la banda pionera, y los que creen que fue el combo liderado por Ozzy Osbourne. En todo caso, lo que está claro es que la gestación se produjo en Birmingham. Y es que buena parte de los miembros de ambas formaciones proceden de esta ciudad. Por un lado, todos los componentes de Black Sabbath se criaron en la escena local. Mientras que el 50 % de los Zeppelin también, ya que John Bohnam (batería) y Robert Plant (vocal) son de allí, y antes habían tocado con Band of Joy.

La conquista del mundo

El heavy metal consiguió expandirse por todo el planeta gracias a otra banda de Birmingham. Se trata de Judas Priest. Liderados por Rob Halford le supieron dar  una vuelta más al estilo, sobretodo con la publicación de “Stained Class” (1978), un disco que abanderó lo que se llamó la new wave of british heavy metal y que consistió en aparcar definitivamente la influencia blues rock para centrarse sobretodo en otros aspectos sonoros como la potencia y la velocidad. Su legado tuvo ramificaciones en forma de speed metal, trash metal, death metal y black metal, y bandas imprescindible como Godflesh o Napalm Death. Pero su influencia no fue tan solo musical, sino que también fue estética ya que implantaron el prototípico atuendo “estilo heavy” a base de cuero, tachuelas y estética motera.

El ADN heavy más allá del heavy

Son muchos los músicos que han practicado heavy metal surgidos de la escena de Birmingham, como Blaze Bayley, vocalista de Iron Maiden entre 1994 y 1999. Pero también los hay que aunque su música no entre dentro del género, ésta de algún modo ha supuesto alguna influencia. Entre los más ilustres están, Nick Mason, batería de Pink Floyd; Jeff Lynne, compositor y cantante de Electric Light Orchestra; Phil Lynott, líder de Thin Lizzy –el cual fue bautizado en la iglesia de St. Edwards en Selly Park, muy cerca de Birmingham-; y Marin Barre, guitarrista de Jethro Tull.

Birmingham mantiene intacto su espíritu musical. Actualmente te puede encontrar todo tipo de escenas, tanto de rock como de electrónica. Además la ciudad cuenta con algunos de los festivales más interesantes de todos el West Midlands, como el Moseley Folk Festival centrado en el folk y que se celebrará en septiembre.

¡Heavy metal never dies! ¿A qué espera para descubrir la ciudad que vio nacer este género? Consulta nuestros vuelos aquí.

Texto de ISABELYLUIS Comunicación

Imágenes de Cindy Frey, Rowan Peter

 

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15 ‘hotspots’ gastro de Munich

Por Laura Conde

Tienes tres días libres y algunos ahorrillos. Ya conoces las grandes capitales europeas y aunque te encantaría repetir Londres o París no estás en ese momento en la vida de una persona en que se puede permitir pagar 4 € por un café. ¿Qué se hace en estos casos? ¿Compro un vuelo a Múnich? Para responder a esta pregunta estamos nosotros, que nos plantamos en Múnich con tres días por delante para descubrir los encantos de esta ciudad, la tercera más grande de Alemania tras Berlín y Hamburgo, la capital de Baviera, donde la gente se despide con un alegre ‘ciao’, desayuna cerveza con salchichas, e idolatra a partes iguales a Guardiola y al duque Guillermo IV, que allá por 1516 aprobó una ley que iba a marcar el destino de Alemania, la llamada Ley de Pureza, que establecía que a partir de ese momento la cerveza solo podría elaborarse con agua, lúpulo, levadura y malta. ¿El motivo? Parece ser que Guillermo IV perdía súbditos a mansalva, los cuales fallecían a causa de la gran cantidad de variopintos conservantes que se añadían a aquella letal cerveza homemade.

Beber cerveza ha sido y será siempre, como demuestra su célebre Oktoberfest, una costumbre fuertemente arraigada en Múnich, una de las ciudades que vieron nacer los populares biergarten (jardines de cerveza), jardines al aire libre, con mesas largas para compartir y música bávara de fondo en los que uno puede llevar la comida y pasar el día tomando cerveza hasta la extenuación. Cuando hace buen tiempo los biergarten se convierten en los lugares más concurridos por muniqueses y turistas, pero suelen estar cerrados en los meses de invierno. Los amantes de la cerveza tienen, además, una cita obligada, del 21 de marzo al 6 de abril, con el Starkbierfest, la llamada “fiesta de la cerveza fuerte”, una especie de Oktoberfest menos masivo pero igualmente divertido en que los muniqueses se lanzan a las calles con un único propósito: beber mucha cerveza.

Otro Guillermo ilustre en la historia bávara fue Guillermo V de Wittelsbach, cuyo bodorrio dio lugar a unos festejos que no han tenido parangón en la historia de la ciudad y, con ellos, al nacimiento de uno de sus mayores reclamos turísticos: el famoso carrillón del ayuntamiento, que puede verse dos veces al día y es realmente un espectáculo curioso. Algo del espíritu fiestero de aquel Múnich del siglo XVI que paró máquinas para entregarse en cuerpo y alma a aquella boda, está agradablemente presente todavía en el Múnich contemporáneo, una ciudad hermosa y sorprendentemente viva, donde la gente es alegre, amable, muy alejada del tópico del seriote alemán medio tan asentado en nuestro imaginario colectivo. Hemos recorrido el precioso centro histórico de la ciudad, los barrios ‘trendy’ y esas nuevas zonas en auge fruto de la gentrificación que afecta cada vez más al extrarradio de las ciudades bienestantes para detectar lo que, a nuestro parecer, son los 15 hotspots de Munich. Y después de hacerlo no nos queda la menor duda: id.

EL MUNICH ‘TRENDY’

1. Un ‘brunch’ en Cotidiano

En la zona de Gärtnerplatz, el barrio trendy por excelencia y una de las zonas más efervescentes de Múnich, encontramos este flamante café siempre bullicioso y concurrido ideal para hacer el brunch dominical o simplemente echar la tarde ante un tazón de café con leche (decimos literalmente tazón: te lo sirven en un bol) e hincar el diente a alguno de sus bocadillos, pasteles artesanos o ensaladas. Completan la oferta de este lugar de visita obligada, en plena plaza, un surtido de ensaladas y otros platos que te entran deliciosamente por los ojos. Gracias a su gran cristalera que da a la calle, es una delicia en los días luminosos, que, por desgracia, en invierno son pocos. Pero es parte del encanto de Múnich. No tienen Wi-Fi.
Gärtnerplatz 6

2. Una parada para comprar ropa en Kauf Dich Glücklich.

A dos pasos de Cotidiano nos topamos con una tienda de ropa de hombre y mujer muy interesante, que cuenta en su interior con una pequeña barra en la que sirven cafés. Fuera, una pseudoterraza formada por unas cuantas mesas y sillas recicladas se convierte en el lugar ideal para hacer una parada entre tanta caminata y hacerse con alguna prenda sofisticada, urbana, estilosa y a muy buen precio.
Oderberger Straße 44

3. Pastel XXL en Kochspielhaus.

El tamaño de absolutamente todo lo que encontramos en este céntrico café es realmente estremecedor. Su concepto de ración nada tiene que ver con el nuestro, cosa que hará felices a todos aquellos turistas con buen saque. Kochspielshaus no es, sin embargo, uno de esos lugares horteras de raciones gigantes y gente chillando: es un precioso café impecablemente decorado similar a Cotidiano, con panadería en el interior, repleto de jóvenes profesionales, muchos de ellos en compañía de sus perros (si hay una ciudad dog friendly esa es Múnich), donde todo, absolutamente todo es bonito y gigantesco a partes iguales. Te reciben en la entrada una serie de pasteles enormes, deliciosos, que puedes maridar con un cafe latte del tamaño de la Torre Eiffel, o un zumo que te tapará la luz cuando te lo planten delante. El local, revestido en madera, es de visita obligada para conocer el Múnich más cool.
Rumfordstraße 5

4. Una cena italiana en Sarfati.

Nos resistíamos a incluir un italiano en la lista, porque estamos en Múnich y aquí la gente desayuna salchichas con cerveza (damos fe) y cuando el hambre arrecia se cocina un codillo del tamaño de tu cuarto de baño. Pero la influencia italiana es tal en esta ciudad bávara que difícilmente consideraríamos a este flamante Sarfati, ubicado en pleno epicentro de hipsters con posibles, un restaurante de cocina internacional. En Múnich son muchos los que hablan italiano y cualquier restaurante de cualquier barrio cuenta con varios platos de cocina italiana en su carta, desde tiramisú a ensaladas o pasta. En este contexto encontramos este restaurante-vinatería que cuida la pasta hasta límites insospechados: traen todos los ingredientes de Italia (pedid su burrata si está en la carta), la pasta se elabora manualmente con una materia prima excelente y cuentan con una peculiar oferta de vinos. El vino de la casa, un Asinoi italiano, es delicioso. Y se cena estupendamente por 25 € por cabeza.
Kazmairstraße 28

5. A cualquier hora en Café Marais.

Es, probablemente, nuestro restaurante favorito de Múnich, tanto por la calidad de una carta deliciosa y sencilla que funciona durante todo el día como por la belleza de un interior de cuento de hadas, en una zona rodeada de pequeñas y encantadoras boutiques de diseñadores autóctonos. No muy alejado de Sarfati, la calidez es la seña de identidad de un local con grandes pasteles y mesas a compartir, repleto de elementos vintage y con un aire muy bien logrado entre retro y naif. Ver nevar desde sus cristales es una experiencia que nadie debería perderse. Ojo, no hay Wi-Fi.
Parkstraße 2

6. La parrilla interior más grande de Alemania en Brenner.

Como decíamos, la influencia mediterránea en general e italiana en particular es una constante en Múnich. Lo demuestra la carta de uno de los restaurantes de moda en la ciudad, el céntrico Brenner, un amplísimo y efervescente establecimiento ubicado en un antiguo establo cuyo precio medio de carta, pese a su aire indudablemente sofisticado y estiloso, no superará los 25 €. Cocina de inspiración mediterránea con claras influencias italianas y platos tradicionales alemanes revisados es lo que encontramos en un local en el que es prácticamente obligatorio pedir una pieza de carne, servida con verduras, que se cocina al momento en la parrilla interior más grande de Alemania. Tienen un mostrador de pasteles que hará las delicias de los más golosos. Tampoco tienen Wi-Fi.
Maximilianstraße 15

7. Un café con los niños en el San Francisco Coffee Company.

Es una cadena de cafeterías muy agradable, y nosotros escogimos el establecimiento que se halla en frente del flamante Verkehrszentrum, el museo del transporte, para hacer una parada y ¡por fin! conectarnos a su red Wi-Fi y fardar un poco de nuestro viaje en Instagram (los locales con Wi-Fi son escasos en Múnich). Café de muy buena factura y pastelería en un local moderno, bonito y declaradamente kids friendly, amplio y repleto de familias con niños, con zona de juegos.
Consultar direcciones de todos los establecimientos en: www.sfcc.de

EL MUNICH TRADICIONAL

8. Una cerveza de litro en Hofbräuhaus

El horror tiene un nombre y se llama Hofbräuhaus. Dicho esto, ni se te ocurra abandonar la ciudad sin dejarte caer por este singular espacio de visita obligada. Esta macrocervecería fue fundada en 1589… ¿a que no adivinas por quién? Sí, por Guillermo V, el mismo cuya boda duró una semana y dio lugar al carrillón del ayuntamiento, y es el paraíso del turismo de masas, un gran templo donde circulan cervezas de un litro como si fueran agua y la gente cena codillo XXL con puré de patatas a las 5 de la tarde. Hofbräuhaus es el Cheer’s de Munich, un lugar repleto de personajes pintorescos que van desde inmensos señores rubios con grandes bigotes ataviados con el traje tradicional bávaro a camareras enormemente malencaradas vestidas de igual manera. Un detalle: fijaos en el nudo del vestido. Si lo llevan a la derecha están casadas, si lo llevan a la izquierda solteras y si lo llevan detrás son viudas.
Platzl 9

9. Una cena bávara en Augustiner.

Una de las cervezas más populares de Múnich, también conocida como el champán de las cervezas, se fabrica desde el siglo XIV en un monasterio muy céntrico, que cuenta con un flamante restaurante en el que degustar una cena bávara de calidad, en un ambiente igualmente tradicional pero mucho menos informal que el del establecimiento anterior y también mucho menos turístico. Aunque cuentan con una gran cantidad de platos bávaros, también encontramos cocina internacional.
Neuhaustraße 27

10. Un queso de wasabi (y más) en el biergarten del Viktualienmarkt.

El Viktualienmarkt es uno de los hotspots de Múnich y sólo por visitarlo ya merece la pena volar a la ciudad. Es un enorme mercado de productos delicatessen al aire libre, en el que durante los meses de verano se monta un biergarten muy frecuentado por los muniqueses, que suelen comprar la comida en los puestos del mercado y comerla en el biergarten acompañada de una gran cerveza. Pese a que el biergarten sólo funciona en verano, el mercado está abierto todo el año. Además del mercado al aire libre, el Viktualienmarkt tiene un flamante pabellón cubierto repleto de productos delicatessen en el que encontramos numerosas tiendas y puestos de comida.
Viktualienmarkt 3

11.Souvenirs en la tienda Milka.

En el interior del mercado cubierto, donde no recomendamos parar a comer pese a que la oferta, damos fe, entra por los ojos, se encuentra uno de los puestos de souvenirs más frecuentados de la ciudad: la tienda Milka. Un lugar en el que una simpática dependienta nos obligó en un perfecto italiano, ya en caja dispuestos a pagar, a devolver unos pins que habíamos decidido adquirir aduciendo que eran muy caros y que a quién se le ocurre gastarse el dinero en eso (“troppo caro, amici”). Fue probablemente en ese punto, aunque tal vez fuese un poco antes, cuando se inició nuestro idilio con este lugar repleto de todo tipo de entrañables objetos, desde trajes de bávara en lila Milka a zapatillas de estar por casa, bombones o, uno de nuestros hits, ¡un toblerone de 4,5 kg!
Viktualienmarkt 15.

12. De litro en litro en el Oktoberfest.

Es una vez al año pero su recuerdo perdura durante los once meses siguientes. Unas carpas habilitadas para la ocasión junto al río acogen numerosos puestos destinados exclusivamente al disfrute de la birra, que, al parecer, se bebe a litros. Todo Múnich, además de la cantidad de visitantes que todos los años acoge la ciudad con motivo de esta festividad, se lanza a las calles a disfrutar del placer de beber cerveza: desde familias con niños a parejas de abuelitos, pasando por grupos de estudiantes, hombres de negocios… Y se empieza de buena mañana, lo que indica que hacia el mediodía la felicidad emana de todos los rincones de Múnich, la timidez da paso al desenfreno y se inician amistades inolvidables que duran, al menos, lo que dura el Oktoberfest.

13. El Oktoberfest primaveral: Starkbierfest.

Dos semanas completas dura este homenaje a la cerveza fuerte que tiene lugar en diversos puntos de Múnich y que los propios muniqueses suelen calificar como “un Oktoberfest sin turistas”. El centro neurálgico de los festejos, con música bávara y cerveza a destajo, es la sede de la cervecería Paulaner en Nockherberg, donde al parecer se fabricó la primera starkbier (cerveza fuerte), llamada Salvator, para sobrellevar mejor el ayuno parcial al que se sometían los monjes en Cuaresma.

ARTE Y SNACKS

14. Ella.

En el museo de arte moderno, el Lenbachhaus, ubicado en la llamada “zona de los museos”, que agrupa los más importantes de la ciudad, encontramos un bonito café restaurante acristalado que nos ofrece cocina internacional con especial atención a las propuestas italianas. Sólo por hacerse una foto frente a su bonito letrero setentero merece la pena una visita, aunque recomendamos visitar su colección de pintores muniqueses de los siglos XVIII y XIX. Que no todo va a ser comer.
Luisenstraße 33

CON ESTRELLA MICHELIN

15. Cena tradicional con estrella en Pfistermühle.

Múnich cuenta con varios restaurantes con estrella Michelin, algunos de cocina internacional tan interesantes como el prestigioso Toshi, japonés, pero nosotros nos detuvimos en este local ubicado en un antiguo molino ducal del siglo XVI para probar una cocina estrellada, cuyo precio de carta no superará los 60 €, en pleno centro de la ciudad y un entorno de ensueño, que ofrece fundamentalmente especialidades bávaras revisitadas.
Pfisterstraße 4

Y MAS

Dormir en el Schiller 5.

Nosotros escogimos este céntrico hotel de cuatro estrellas por diversos motivos: está a dos pasos de la estación, lo que facilita mucho los desplazamientos al aeropuerto, a cinco minutos de la céntrica Marienplatz, y además se halla en una zona repleta de hoteles, con lo cual encontramos restaurantes abiertos a todas horas y en general todo tipo de servicios. El hotel es sobrio, moderno y confortable, con cocina en las habitaciones, y su dueño, un entrañable ancianito, se acerca todos los días durante el desayuno a cada una de las mesas a preguntar a sus huéspedes si son felices en su hotel.
Schillerstraße 5

Visita obligada (y más con niños) al Deutsches Museum

Un apunte extragastronómico para el museo más visitado de toda Alemania, al que conviene acceder dando un paseo a lo largo del río, que, por cierto, tiene una flamante zona de baño muy concurrida en verano. Se trata de uno de los museos de la ciencia y la tecnología más importantes de Europa y cuenta con una zona dedicada al transporte (barcos, aviones y complejos artilugios motorizados de toda índole), espacio, instrumentos musicales, cerámica, farmacia, metales, física y así hasta completar una serie de secciones que tardaríamos unos 8 días en recorrer si quisiésemos visitar al completo. Un buen lugar para parar a tomar un café, en su cafetería ubicada en la misma tienda.
Museumsinsel 1

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Por Laura Conde

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Bolonia una ciudad para disfrutarla en familia

Bolonia es una de las ciudades más bellas del norte de Italia. Conocida por contar con la Universidad más antigua del mundo occidental, también la caracterizan sus pórticos y las fachadas rojizas que cambian de tono según la luz del sol. Una ciudad pequeña con una gran historia. Algo que la hace cómoda y atractiva a la hora de visitarla, y muy recomendable para una escapada en familia.

El pasado está vivo en sus calles, en el casco antiguo medieval, en los palacios y villas renacentistas, en las iglesias barrocas, y en sus plazas y jardines. En ella se respira una atmósfera joven, revolucionaria y algo bohemia. Lo moderno respeta y convive con lo antiguo, algo de lo que pueden estar bien orgullosos sus habitantes.

El punto de partida para visitar la ciudad es la Piazza Maggiore donde podemos admirar algunos de los monumentos más representativos de la ciudad como el Palazzo dei Banchi, la Basílica de San Petronio, el Palazzo dei Notai, el Palazzo d'Accursio que alberga el Ayuntamiento de Bolonia, y el Palazzo del Podestà. En este último se encuentra la oficina de turismo de la ciudad en la que nos informarán muy amablemente de todas las posibilidades para conocerla en familia. Si no tenemos mucho tiempo, hay dos buenas opciones. Por un lado, la visita guiada family friendly ideada por el colectivo Mammacult de la ciudad. Y por el otro, la  Welcome Card de 48 horas que incluye acceso gratuito a los museos, una visita guiada por el centro histórico, o la de 72 horas, que también te permite el acceso a la torre y al bus turístico. Cada una de ellas es válida para un adulto y para un niño menor de 12 años, y la verdad es que merece la pena.

Adyacente a la gran plaza está la Piazza del Nettuno con su fuente dedicada al dios del mar y custodiada por el Palazzo Re Enzo y la Sala Borsa, antiguo centro de la vida económica de Bolonia y ahora transformada en una rica biblioteca pública multimedia. Un lugar para refugiarnos en el caso de cansancio o mal tiempo ya que dentro hay un maravilloso espacio para bebés y niños. Si nos apetece seguir leyendo cuentos para niños y niñas solo tenemos que salir de nuevo a la calle y rodear el Palazzo Re Enzo, en la via Rizzoli está la Giannino Stoppani Libreria per Ragazzi. Y es que en Bolonia se celebra cada año la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil, la más importante del mundo.

Andando por la misma calle en dirección al Barrio Universitario veremos otro símbolo de la Bolonia, las Dos Torres medievales (Asinelli y Garisenda), las más altas de la veintena que quedan en la ciudad. Para los peques que sean algo más mayores y atrevidos es muy divertido subir los 498 peldaños que nos llevan a la cima de la Torre Asinelli y contemplar las hermosas vistas de la ciudad. Si al bajar nos ha entrado hambre podemos pasearnos por las callejuelas comerciales del Área Quadrilatero, el antiguo mercado de la ciudad. Aquí encontraremos unas sabrosas vistas a sus frutas, dulces, embutidos, pasta fresca e incluso pescado fresco.

También os recomendamos las tiendas del área de la T comercial, formada por la via Ugo Bassi, via Rizzoli y la larga via dell’Indipendenza. Caminando por debajo de los señoriales pórticos hay desde tiendas de marcas globales y de moda italiana de toda la vida, cafeterías y dulces pastelerías, colmados y droguerías en los que encontrar lo que se busca, hasta el Mercato delle Erbe, donde comprar todo tipo de fruta y verdura. Además hay toda una ruta de antiguos negocios restaurados con mucho gusto y convertidos ahora en tiendas de estilo vintage. Una de ellas es Les Libellules, un atelier de ropa de sastrería infantil situada en la via San Vitale, cerca de las Dos Torres.

Otro de los rincones que merece mucho la pena de admirar es la ventana sobre el canal en via Piella, entre via Zamboni y via Indipendenza, en la que se nos desvela uno de los secretos más bien guardados de la ciudad, las aguas subterráneas que en su día pasaban por canales a cielo abierto similares a los de Venecia. También recomendamos acercarse a la Piazza Santo Stefano presidida por la basílica del mismo nombre, formada por cuatro (antiguamente siete) iglesias de épocas distintas, una auténtica belleza. En uno de los lados está la Corte Isolani con un pasaje cubierto que une la strada Maggiore con la via Santo Stefano. En esta misma vía encontramos La Gallina Smilza, una tienda muy mona con todo tipo de cositas para decorar la casa y la habitación de los niños. Algo más adelante, en el número 70, está una de las heladerías más famosas y deliciosas de Bolonia, la Cremeria Santo Stefano, hay sabores para todos los gustos.

Si seguimos hacia el sur de la ciudad daremos con los hermosos Jardines Margherita, una muy buena elección para un picnic en familia o para hacer un aperitivo en el Vetro, un viejo invernáculo convertido ahora en un bar-restaurante. Tiene una genial terraza al aire libre con mesas de jardinería y luces dentro de tiestos, una maravilla para relajarse al final del día. Éste forma parte de Kilowatt, un coworking y acelerador de ideas de valor social, cultural y ambiental que autogestiona este espacio gracias al programa público Incredibol del ayuntamiento de Bolonia.

La ciudad también cuenta con numerosos museos de gran interés y atractivos para visitar con niños. En el centro histórico, en la via dell’Archiginnasio está el Museo Civíco Arqueológico que nos ayudará a entender un poco más el pasado de la ciudad. Un poco más adelante encontramos el Palacio Archiginnasio, primera sede de la universidad más antigua de occidente, fundada en 1088 donde podremos visitar el Teatro Anatómico en el que se daban las clases de anatomía. Bolonia fue reconocida por la Unesco como Ciudad Creativa de la Música, un prestigioso título basado en la riqueza de las propuestas del presente y en las excelencias del pasado plasmadas en su Museo internazionale e biblioteca della musica con una cuidada colección de más de ochenta instrumentos musicales antiguos. Si lo que os apetece es ver arte moderno entonces no os podéis perder el Museo d'Arte Moderna di Bologna (MAMBO) que ofrece una gran variedad de talleres y actividades infantiles.

Para ponerle la guinda a nuestra visita a Bolonia podemos acercarnos con el bus número 87 hasta el Gelato Museum situado en las instalaciones de la famosa compañía Carpigiani, fabricante de máquinas y equipamientos para hacer el inigualable gelato italiano, el más sabroso y cremoso del mundo. Un fantástico espacio dedicado al estudio y análisis de la historia del helado artesanal. Además hacen un workshop pensado especialmente para familias que incluye una visita guiada por el museo y un taller de elaboración de helados siguiendo la receta original. ¡A disfrutar de la experiencia!

Anímate a hacer una escapada en familia a Bolonia, reserva tu Vueling aquí.

Texto de Mar Domènech

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