París mon amour, ma ruine
Raquel Micola aprendió a coser de niña con su abuela Fina, modista especializada en arreglar los trajes de los toreros ,que habían sufrido cornadas y de ella heredó el gusto por la perfección, el valor de lo artesano y la importancia de cuidar los detalles. Ahora es la diseñadora de la marca Mimótica Micola y nos descubre a través de esta ruta por París sus lugares más especiales.
Si hay una ciudad en el mundo que nunca me canso de visitar esa es Paggggisss, mi París. Hace ya mucho tiempo que me enamoré de esta ciudad, cada vez que voy descubro nuevos rincones y vuelvo a casa, si cabe, más enamorada.
La primera vez que paseé por sus calles me llamó la atención la capacidad que tienen de hacer “todo bonito”, ¡con lo que eso me gusta a mí! Allí donde miraba siempre había algún detalle que lo hacía especial, y no estoy hablando de tiendas de lujo o galerías de arte, estoy hablando de panaderías, zapateros…que’l merveille!
Allí descubrí una de mis marcas favoritas de ropa APC. Es una marca francesa con varias tiendas en Paris, personalmente me gusta comprar en la que tienen en el barrio de Le Marais (112 Rue Vieille du Temple). Tiene un estilo sobrio, pero te sientes sorprendentemente especial cuando llevas sus piezas.
Otro de mis sitios favoritos es Merci, es un concept store que ha dejado demodé al mítico Colette. El espacio es muy industrial, muy sobrio y la manera que tienen de exponer sus productos es… finísima. Imposible no comprar alguno de sus objetos de escritorio, libretas, lápices…También me gusta mucho el rincón de cosmética que tienen. Es de los pocos sitios en Europa (¡!) donde puedes comprar la marca de cosméticos australiana Aesop. Aesop tiene el único desmaquillador que, chicas, funciona. Puede con todos los rimels habidos y por haber.
También paro de vez en cuando para comer. Uno de mis sitios favoritos es la Crèperie de Josselin (no confundir con la crèperie Josselin, no os olvidéis el “de”) no es un sitio muy conocido. Está en el barrio de Montparnasse (67, rue du Montparnasse) os recomiendo llegar al postre y probar la crepe de mantequilla salada, creo que podría comerme una al día (pensándolo bien, menos mal que no vivo en Paris…).
En Paris hay tantas cosas que ver que necesitaría hojas y hojas, os recomiendo el Marché au puces de Vanves (en la avenue Marc Sangnier, sólo los fines de semana por la mañana), la tetería Le Loir dans la Théière en el número 3 de la rue de Rosiers y para aquellas que tengáis hijos la tienda Bonton, justo al lado de Merci, es un concepto tan bien definido, que las que no tengáis hijos los tendréis solo para tener una razón para comprar algo allí.
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+ info6 razones para viajar a Madeira
El océano Atlántico tienen en su haber un conjunto de islas, las Madeira, cuyo principal atractivo es la belleza de su naturaleza, en la que contrasta el verde de su frondosa vegetación con el intenso azul de las aguas atlánticas. No en vano, durante los últimos siglos han sido lugar de evasión, descanso e inspiración por el que han pasado personalidades como el general Napoleón Bonaparte, la emperatriz Sissi, el emperador Carlos I de Austria, el escritor irlandés George Bernard Shaw o Winston Churchill, entre otros. Tú puedes ser el próximo en dejarte hechizar por estas islas; aquí tienes algunas de las principales razones por las que merece volar hasta Madeira:
1. Buen clima todo el año
Gracias a su situación geográfica y a su montañoso relieve, estas islas poseen un clima oceánico tropical que hace que las temperaturas sean agradables todo el año, fluctuando entre los 25 ºC en verano y 17 ºC en invierno. Esto hace que cualquier época del año sea buena para visitarlas y disfrutarlas.
2. Funchal, la capital
Al sur de la isla de Madeira se encuentra Funchal, una de las principales ciudades del archipiélago, que hace las funciones de capital de la región. De su precioso centro histórico sobresalen la iglesia de Sé, construida en el siglo XVI, de la que destaca en su interior su techo de alfarje trabajado en estilo mudéjar, y la Colegiata o Igreja do Colégio, en cuyo interior no faltan los dorados paneles ni los azulejos.
Uno de los rituales inevitables para cualquier turista (con agallas y sin vértigo) que visite la ciudad es la subida en el teleférico hasta la pequeña localidad de Monte, donde las vistas de la bahía son espectaculares y donde recomendamos la visita del Jardín Tropical Monte Palace y el Parque Leite Monteiro. Para la bajada se puede optar por un peculiar y singular medio de transporte, una especie de trineo de mimbre manejado por dos hombres que suelen vestir de blanco, conocidos como los carreiros, que ayudan en su deslizamiento por la pendiente.
3. Una fauna y flora únicos
Uno de los aspectos que destaca de la isla es la presencia de especies endémicas tanto animales como vegetales. De imprescindible visita es el bosque de Laurisilva,Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Por otro lado, las islas Desertas, cuentan con una auténtica reserva natural, con la presencia de moluscos endémicos, aves marinas como la pardela cenicienta o el paíño de Madeira. Aquí también se encuentran las focas monje, otra especia propia de este archipiélago.
4. La playa de Porto Santo
Curiosamente, la topografía de las islas limita el número de playas naturales a la isla de Porto Santo, que cuenta con 9 kilómetros de arena fina y dorada, y aguas cristalinas que bien le han valido el mérito de estar entre las más bellas de Europa.
5. Gastronomía
Entre los platos típicos de Madeira te recomendamos que pruebes el pez espada, a poder ser combinado con plátano, la caldeirada (sopa de pescado), el bife de atum e milho frito (atún con maíz frito), y la espetada (carne ensartada en una rama de laurel y cocido sobre brasas). Como postre te aconsejamos algo tan típico como el bolo de mel (pastel de miel de Madeira).
6. El vino de Madeira
Desde que en el siglo XVII el cultivo de la caña de azúcar perdiera fuerza en las islas –pasó a realizarse en Brasil-, éste fue reemplazado por el de la vid y la producción de vino, y aún en la actualidad ocupan un importante lugar en la economía de Madeira. Entre sus variedades se cuenta con el bual, parecido al Oporto, el verdelho, el sercial, y el malmsey o malvasía, que es el más popular de todos.
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Texto de Los Viajes de ISABELYLUIS
Imágenes de David Stanley, Greg_Men, penjelly, Krzysztof Belczyński, Hannes Grobe
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Dos horas en Hamburgo
Por Marlys y Michael de Easy Hiker
Seamos completamente honestos sobre este asunto: lo mejor del billete de movilidad nacional de un día de Deutsche Bahn (el billete “Quer-durchs-Land” or QdL, abreviado) es que es muy barato. Viajar en cualquier tren regional de Alemania por 48 euros para dos personas es una oferta imbatible.
Los trayectos tardan un poco más que los trenes rápidos IC, eso es cierto, y los recorridos pueden ser un poco más enrevesados, pero eso también puede ser una ventaja.
Recientemente, cuando volvíamos de una excursión en Mecklenburger Seenplatte, aprovechamos la oportunidad de dividir lo que hubiera sido un largo viaje en tren e hicimos una parada de dos horas en Hamburgo. Dos horas en Hamburgo no es mucho para una ciudad tan grande, la más grande de Alemania después de Berlín, pero ya habíamos estado varias veces y sabíamos adónde ir. Al final, nos sorprendió la cantidad de lugares fundamentales de la ciudad que pudimos visitar.
Desde la estación central de trenes, fuimos directamente (por Mönckebergstraße) hacia el llamado Binnenalster, la zona más elegante de Hamburgo. A lo largo de su orilla se encuentran los mayores bancos privados de Alemania, los hoteles más caros y los restaurantes más lujosos.
El enorme y opulento edificio al sur del lago artificial es el Ayuntamiento de Hamburgo, construido en el siglo XIX, con el gusto por la ostentosidad y la grandeza típico de la época.
Paseamos a lo largo del canal de Alsterfleet, por debajo de las columnatas de Alsterarkaden, giramos a la derecha en Stadthausbrücke y nos dirigimos hacia la Iglesia de San Miguel, principal punto de referencia de Hamburgo desde que fue construida en el siglo XVII. Es famosa, entre otras razones, porque fue el primer edificio de la ciudad que muchos de sus visitantes podían divisar desde el mar.
La iglesia puede parecer algo austera desde el exterior, pero su interior es tan hortera como un teatro del West End. (La entrada es gratuita, pero se anima al visitante a donar 2€ antes de salir. Otra opción es sortear a la corpulenta señora que vigila la puerta de salida, aunque probablemente lo mejor es esperar a que algún otro turista la distraiga con una pregunta. Bueno, eso fue lo que yo hice).
La calle situada a la derecha de la iglesia te lleva directamente a San Pauli: Reeperbahn, Star Clu, etc. (Desgraciadamente no tuvimos tiempo para eso).
En cambio, salimos de la iglesia y giramos a la izquierda, pasamos las modernas oficinas de Gruner & Jahr, una de las firmas publicitarias más importantes de Alemania, y nos dirigimos hacia el puerto, uno de los diez mayores del mundo.
Giramos a la izquierda para dirigirnos al Speicherstadt (“ciudad almacén”), mi parte favorita de Hamburgo y una de las mejores obras de ingeniería arquitectónica de Europa del siglo XIX, grandiosa y elegante al mismo tiempo, una mezcla entre Venecia y los antiguos muelles de Londres. Los edificios, por supuesto, eran almacenes, pero en la actualidad están principalmente ocupadas por compañías de teatro, museos y atracciones turísticas, como el “Hamburg Dungeon”.
Podía haber dedicado el resto del día a pasear de canal en canal, pero no había tiempo para ello. Tomamos el metro de vuelta al centro de la ciudad (si tienes un Länderticket o un billete QdL, también puedes viajar gratis en el metro y los trenes S-Bahn) y llegamos con tiempo suficiente para disfrutar tranquilamente de una taza de café al aire libre bajo el sol de abril en Mönckebergstraße, la principal calle comercial de la ciudad, a 5 minutos de la estación central de trenes.
Por Marlys y Michael de Easy Hiker
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+ infoPau el balcón de los Pirineos
Los ingleses descubrieron Pau a mediados del siglo XIX, se enamoraron de las bondades de su clima y lo convirtieron en uno de sus lugares preferidos de veraneo. Prueba de ellos es que aquí se conserva el campo de golf más antiguo de Europa fuera de las islas británicas. La capital del departamento de los Pirineos Atlánticos, denominada ciudad de arte e historia, ofrece a sus visitantes grandes dosis de historia, gastronomía y vinos de los buenos, además de adrenalina a tope gracias a los deportes acuáticos que se pueden practicar en el Estadio de Aguas Bravas Pau-Pyrénées.
Pau, ciudad con historia
El casco histórico de Pau se vertebra alrededor de su castillo donde nació el buen rey Enrique IV de Francia (y III de Navarra), el primer monarca Borbón del país. Esta construcción se caracteriza por su diversidad arquitectónica y, como todos los Museos Nacionales de Francia, la visita es gratuita el primer domingo de cada mes. Frente al Castillo de Pau se encuentra el Parlamento de Navarra creado a mediados del siglo XVII tras el edicto de unión entre la región histórica de Bearne y Francia. Hoy es la sede del Consejo General de los Pirineos-Atlánticos.
Además, en el núcleo antiguo de la ciudad se pueden visitar algunos de sus edificios más emblemáticos como la iglesia de Saint-Martin o el Palacete Sully, una mansión del siglo XVII. Se dice que da buena suerte tocar la aldaba de su puerta por lo que, por si acaso, no hay que marcharse de esta ciudad sin hacer este ritual.
El Bulevar de los Pirineos, un balcón a la naturaleza
Uno de los lugares más emblemáticos de Pau es el Bulevar de los Pirineos, diseñado como una réplica de la Promenade des Anglais de Niza, que conecta el castillo con el Palacio Beaumont y desde el cual se tiene una vista privilegiada de la cordillera que separa Francia y España. Cuando llega el buen tiempo una actividad que les encanta a sus habitantes y, por extensión, a muchos de sus visitantes es sentarse en las terrazas de los cafés y contemplar la fabulosa vista a las montañas.
En Pau se pueden visitar varios museos de los que destacaremos dos: la Casa Bernadotte, donde nació Jean-Baptiste Bernadotte, militar francés que llegó al trono de Suecia, y el Museo de las Bellas Artes, que alberga una colección de pinturas de Victor Galos y de otros artistas locales además de obras de Degas o Rubens.
Gastronomía y deportes en Pau
La gastronomía pirenaica en la que despuntan embutidos contundentes y quesos sabrosos es otro de los grandes atractivos de la capital de los Pirineos Atlánticos. Un plato muy popular es La Poule au Pot (gallina al puchero) que simboliza la cocina tradicional bearnesa. Entre los vinos el que más destaca es el de Jurançon, con dos modalidades: la seca y la dulce. Por último, para quemar las calorías ingeridas es más que recomendable la práctica de algún deporte de aventura como el rafting o el hidrospeed en el cercano Estadio de Aguas Bravas que en 2017 acogerá los Campeonatos del Mundo de Canoa-Kayak.
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Texto de Tus Destinos
Imágenes de Jean Jacques BROCHARD, Alban GILBERT
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