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Varsovia ¿qué ver en Semana Santa?

La Semana Santa coincide con el principio de la primavera, una época en la que las temperaturas suelen ser agradables. Aunque todavía haya que incluir en la maleta algo de abrigo como jerséis, chaqueta, chubasquero, guantes, gorro o bufanda, en Varsovia difícilmente nieva -excepto en la zona de alta montaña – y para principios de abril los días ya son bastante más largos y soleados. A diferencia de otros países durante la Semana Santa tanto el jueves como el viernes en Polonia son días laborables y la mayoría de los museos y comercios están abiertos al público. El horario de visitas puede verse afectado en lugares relacionados con el culto, como puede ocurrir en Kalwaria Zebrzydowska donde se celebra la mayor procesión del Viernes Santo en toda Polonia.

Igual que en otras zonas que siguen las tradiciones de esta festividad católica, el Domingo de Ramos se festeja por todo lo alto. Aunque en Polonia al igual que en España a los ramos se les llama "palmas" y son muy laboriosos a la hora de prepararlos. Para su elaboración se utilizan flores secas, o flores de papel pintado hechas manualmente. Son tan populares que en varias poblaciones se organizan también concursos de palmas. Os recomendamos que os acerquéis a la localidad de Łyse –a dos horas y media en coche-, en la región de Masovia, donde las palmas más grandes alcanzan en ocasiones hasta 6 metros de altura.

La vida cultural gira también alrededor de la Pascua. El evento más importante es el Festival de Pascua de Ludwig van Beethoven que reúne en Varsovia –así como también en otras ciudades como Cracovia o Gdansk- a los intérpretes más sugestivos de la escena musical clásica para participar en toda una serie de obras relacionadas con la Semana Santa. De hecho, el Festival es ya de por sí un buen motivo para visitar la ciudad. Durante estos días las iglesias albergan conciertos de música clásica, con un programa integrado por obras religiosas, teniendo un especial protagonismo, claro está, la escenificación de los Sepulcros del Señor. Es, sin duda, una buena excusa para visitar los espacios sagrados de la capital polaca. Ya en la época comunista los sepulcros simbolizaban también, sin censura, los eventos políticos más importantes del momento.

Otro de los momentos importantes de la celebración santa es la bendición de los alimentos. A partir del Sábado Santo por la mañana hay una gran afluencia que acude a las iglesias con cestas convenientemente adornadas que contienen, además de los clásicos huevos cocidos pintados en casa, también pan, sal, pimienta, embutidos y un sinfín de pasteles de Pascua para que sean bendecidos. Una vez se ha cumplido con esta tradición, ya se puede comer carne. Antaño, el contenido de las cestas decía mucho del poder adquisitivo de las diferentes familias: cuantos más alimentos variados había, mayor nivel económico se tenía.

Los huevos de Pascua se pueden adornar de diferentes maneras, y acostumbra a ser una de las actividades favoritas de los más pequeños de la casa. Una vez han sido cocidos, lo más fácil es colorearlos con polvos policromados disueltos en agua. Éstos se pueden adquirir en unos pequeños sobres que se comercializan en esta época del año. Aunque para hacerlo de una manera más natural, se pueden cocer los huevos con piel de cebolla, de esta manera adquieren un color oscuro -cuánta más piel de cebolla, más oscuro será el tono-. Y una vez está la cáscara del huevo seca, resulta sencillo dibujar con una aguja afilada.

El Lunes de Pascua definitivamente tiene un carácter muy lúdico, y está íntimamente relacionado con las tradiciones más rurales. En polaco se llama Lany poniedzialek - lunes de agua-  porque, según las tradiciones eslavas, al tirar agua a las chicas, se les aseguraba a éstas una vida cargada de salud y fertilidad. Así que mejor ir con mil ojos, porque incluso a día de hoy te puede caer un cubo lleno de agua fría.

La Pascua polaca cuida mucho la mesa, en la cual no faltan los huevos, símbolo de vida nueva. Pero uno de sus fuertes son los dulces, y el gran protagonista es el mazurek, un pastel, cuya base está hecha con mantequilla y nata muy espesa, así como huevos, azúcar y harina. Se colocan frutos secos, chocolate o frutas –limón o naranja-. También se hace por estás fechas el delicioso kaimak, muy similar al mazurek pero en este caso, hecho con una masa de dulce de leche.

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Texto de ISABELYLUIS Comunicación

Imágenes de Oficina Nacional de Turismo de Polonia

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7 restaurantes para disfrutar aún más de Formentera

Formentera tiene fama de ser cara. Tan cierto es que la cuenta de algunos restaurantes es alta como que muchos más no resultan nada prohibitivos y merecen la visita. Esta es nuestra variada selección tras viajar a esta preciosa isla: frente al mar, en el interior de la isla, dentro de un hotel… ¿Cuál es tu favorito?

Casbah
Me alojé en Casbah, coqueto hostal de tres estrellas formado por pequeñas casitas en un bosque de pinos a cinco minutos de la playa de Migjorn. Su restaurante elabora platos de cocina tradicional con técnicas actuales. No es caro y hay platos reseñables, como las croquetas de pulpo, servidas con mayonesa de aceitunas negras, el tiernísimo pulpo a la parrilla y el pescado del día. Las carnes son apetecibles y no falta el arroz caldoso de bogavante. Su precio medio es de 40 euros y cuentan con un menú degustación de seis platos y postre por 60 euros sin bebidas, 80 con maridaje. Abren de marzo a diciembre.

Caminito
Referencia de la isla por su veteranía (36 años) y por sus carnes llegadas de Argentina, EEUU y Australia. Por eso este local argentino es una pasarela de estrellas (Medem, Ramazzotti, Mariscal, Custo, Iniesta, Messi, Buenafuente, Dalma, Guardiola…) en busca de platos del país sudamericano y propuestas mediterráneas como el delicado canelón de langostino y el huevo a baja temperatura con patata, bacalao y crema de ajos tiernos. Sorprende la piscina interior sobre la que hay varias mesas donde cenar. Abren de mayo a octubre y su precio medio es de 50 euros.

Fonda Platé
En Sant Francesc Xavier, pueblo del interior, está Fonda Platé, emblema que igual sirve para un 'barrido' (desayunar, comer, cenar platos sencillos, tipo burgers o ensaladas) que para un 'fregao' (cócteles, música). Su terraza con hojas de parra tiene encanto y su interior desprende un aire viejuno que recuerda la época en la que se fundó. En los 80, los actuales propietarios cambiaron su velero a los antiguos dueños por el establecimiento. Precio medio 20-25 euros.

Sol Post
El nombre lo sugiere: Sol Post, en el hotel Cala Saona, está en uno de los lugares más bonitos donde disfrutar de la puesta de sol. Durante los mediodías ofrece cocina tradicional balear (atención a los mejillones al vapor y a los arroces, como la insuperable paella delsenyoret, con pescado y marisco, nada caros para los precios de la isla). Por las noches elabora cocina mediterránea más moderna. De mayo a octubre con un precio medio de 30-35 euros (mediodías) y 45 euros (noches, con dos menús degustación sin bebidas por 32 y 58).

Es Jardí des Marès
Todo de buen gusto, sobrio y elegante, delHotel Marès(Sant Francesc Xavier), lleno de obras de arte en exposición, se traslada a su restaurante, con platos elaborados, innovadores y con productos de calidad, siempre con raíces en Formentera. La terraza, antiguo jardín del convento vecino, es el marco donde degustar platos con juego, diversión y modernidad bien entendida: carpaccio de potro, la renovada ensalada payesa, lubina con espárragos trigueros y aceituna kalamata y chips de boniato… Precio medio entre 35 y 40 euros (hay menú degustación de cinco platos, más postre, sin bebida, por 50).

Es Caló
Otra referencia de Formentera. Cocina tradicional de la isla (ensalada payesa,bullit de peix, arroces, bogavante frito con huevos…) con un producto excelente y en unas terrazas (una eschill out) con unas vistas maravillosas sobre el mar azul turquesa y el verde de la montaña de La Mola. El bogavante se fríe con patatas y pimientos verdes; cuando el cliente ha acabado se fríen huevos en el aceite que queda en la paella. Abren desde antes de Semana Santa hasta finales de octubre y su precio medio ronda los 35-40 euros.

Sa Sequi
Para disfrutar de una puesta de sol con vistas a Ibiza. En Sa Sequi se puede tomar una copa y platillos fríos y calientes en elchill outo platos más completos en la terraza del restaurante, que trabaja el pescado fresco con unos precios más contenidos que en la vecina zona de Ses Illetes. De mayo a noviembre. Precio medio 50 euros.

Texto y fotos de Ferran Imedio de Gastronomistas.com

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Donde la ciudad se pone en modo «pause»

Barcelona en primavera es una ciudad histérica. El propósito de sacar provecho del fin de semana o las vacaciones en la ciudad marcha a un ritmo de 1.000 revoluciones por minuto. El centro se llena de estudiantes en su viaje de fin de curso que corretean por las calles en busca del souvenir perfecto, turistas demodés mapa en mano localizando los puntos de interés, asiáticos capturándose a ellos mismos con el teléfono y brazo extensible incluido, guías con paraguas y altavoz, y al fin algún autóctono vagabundo que llega, ve, alucina y se vuelve por dónde ha venido. 
La histeria colectiva tiene su epicentro en el Barrio Gótico, pero la onda expansiva llega hasta la Barceloneta, el Born y l’Eixample. Aquí, encontrar un rincón sosegado donde reponer fuerzas para volver a atacar las calles parece un reto inalcanzable. Pero no lo es. Aquí van algunos de nuestros espacios favoritos dónde ponerse en modo “pause”.


Si sois de los que os va el diseño, en la tienda Vinçon (Pg de Gràcia, 96) podréis encontrar un sinfín de elementos de decoración exquisitos, lo más de lo más. Entrar en Vinçon sin perderse en los pasillos atestados de cosas insólitas es misión casi imposible, pero conseguirlo tiene una recompensa enorme. Si llegas a encontrar las escaleras que suben al primer piso, te sorprenderá el salón de una antigua casa modernista. Esta extensión de la tienda mantiene los techos, paredes, suelos y chimenea de la casa del antiguo propietario del inmueble, el pintor catalán de principios del siglo XX, Ramón Casas. Al dar toda la vuelta al piso vemos al final una terraza de libre y obligado acceso. El patio interior de la finca nos permite tener unas particulares vistas de la fachada posterior de La Pedrera, una de las obras maestras de Antoni Gaudí. Uno puede observar las entrañas de un patio interior del barrio del Eixample, con su ropa tendida, sus persianas coloridas y sus terrazas de envidia. A destacar los árboles centenarios que atraviesan el suelo de la terraza, la casita de cuento de hadas al final del patio de la tienda.


Puesto que le hemos encontrado el gusto a entrar en una tienda sin finalidad consumista, vamos a proponeros entrar en la tienda Servei Estació situada en la calle Aragó 270, en la esquina de la famosísima Casa Batlló de Gaudí. La tienda tiene lo suyo, elementos de bricolaje y decoración para fiestas, material de papelería, en fin, otro laberinto del buen gusto dónde la subida al primer piso merece la pena. Si accedéis a la terraza de la tienda, observaréis otro patio interior del Eixample y de nuevo, un punto de vista diferente sobre la delirante casa de Gaudí. Super selfie asegurado.


En pleno Barrio Gótico se encuentra una de las calles más turísticas de la ciudad, la calle Boqueria. Tiendas de souvenirs, restaurantes de paella y sangría, y hoteles baratos ocupan los bajos de bellos edificios, en la que un día fue una de las calles más nobles de la Barcelona antigua. En aquella época, casi todos los edificios disponían de un patio posterior, sitio que hoy ya no existe o es infranqueable. Entrando en el Hotel Petit Palace Boqueria, podemos descubrir uno de estos patios que hoy en día forma parte de la red de parques públicos de Barcelona, un remanso de paz indiscutible y una sorpresa para turistas y autóctonos a partes iguales.


Otro palacio perteneciente a la nobleza barcelonesa del siglo XVIII es el que hoy en día alberga el Antic Teatre, un centro de creación y experimentación de artes escénicas, que propone espectáculos innovadores fuera de los circuitos más convencionales. Si los espectáculos son indiscutiblemente sorprendentes, el jardín interior que esconde en su primer piso lo es aún más. Forma parte del bar del teatro, está abierto todo el día y tiene precios de barrio, así que tomar una cerveza al sol sin dejarte un riñón en el intento es posible en este mágico enclave del barrio del Born. Lo encontraréis sólo a escasos metros del modernista y modernísimo Palau de la Música Catalana. Descubrirlo es uno de esos placeres que aumentan el nivel de endorfinas hasta los topes.

Estos sitios en los que la ciudad se detiene, son espacios de paz que sólo hay que recomendar a los amigos más íntimos para que estos sean a largo plazo tan pacíficos como lo son ahora. Si la marabunta ruge en esta dirección, tendremos que ir a la búsqueda de otros oasis, será difícil, cada vez más. Pero seguro que Barcelona, ciudad infinita, no nos va a defraudar.

Si os ha gustado esta ruta y queréis más, podéis dirigiros a Insòlitbarcelona, web especializada en itinerarios insólitos por Barcelona. ¿A qué esperas para descubrir estos rincones? Consulta nuestros vuelos aquí.

Texto de Insòlitbarcelona

Imágenes de Insòlitbarcelona

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Bares de leche y más

Salir y ponerse las botas en Varsovia puede ser una experiencia deliciosa y al alcance de todos los bolsillos. Sin lujos, las tres comidas diarias pueden salir por unos quince euros. Hay casas de comidas y también las conocidas lecherías o bares de leche (bar mlezny) donde por unos 3 € puedes comer perfectamente. En cuanto a tomarse una cerveza o un refresco, sin miedo os podéis sentar en las terrazas de las principales zonas turísticas (si el tiempo lo permite), porque la cerveza os costará alrededor de un euro… Y allí no son de poner cañitas, sino vasos grandes.

Los polacos son muy aficionados a las sopas y a los guisos. Algunos de los más ricos que probamos y que no deberías perderos son el bigos, un guiso de repollo y carne muy bueno, con un sabor parecido al chucrut; el borsch una sopa hecha con caldo de remolacha y que a veces sirven con una especie de croqueta gigante; el zurek sopa de harina de centeno, champiñon, salchicha y huevo cocido, muy recomendable para el invierno pero cuidado en verano porque la pedimos para entrar en calor un día que llovía y todavía nos duran los calores...Es muy contundente. Otro de los platos típicos y deliciosos el la golonka, un codillo asado que está de muerte; y los famosos pierogi, una especie de raviolis o empanadillas rellenos de carne, de pollo, de queso…

Y hablando de pierogi, os recomendamos Pierogarnia na Bednarskiej (Ul. Bednarska 28/30; tel. (22) 424 13 87), donde podréis disfrutar de los famosos ravioli polacos bien hechos y a un precio más que razonable.

Los bar mleczny o bares de leche

Los bares de leche son los antiguos restaurantes comunistas, que siguen existiendo en forma de comedores populares. Te sentirás como en el comedor de la escuela, con una comida muy casera, todo fresco del dia, y gran variedad de platos típicos polacos.

Algunos en los que nos sentamos fueron el de Krakowskie Przedmieście 20/22, o el "Bambino" en Krucza 21.

Recordando la etapa comunista

Oberza pod Czerwonym Wieprzem
Żelazna 68

Es un local que se ha conservado tal y como eran las tabernas sovieticas. Desgraciadamente no se ha conservado casi ninguna y ésta es una de las mejores, con muy buena cocina tradicional polaca. El precio es normal. Merece la pena para ver como eran. Muy buena la sopa Zurek, el pato y el golonka (codillo).

Pijalnia
ul. Zamoyskiego 28/30

En este bar cualquier hora es buena para tomar algo o zamparse un típico tentenpie polaco. Cualquier hora literalmente porque el local en cuestión está abierto 24 horas al día. Por dentro, está decorado con un montón de detalles comunistas. Las paredes están forradas con periódicos de varias décadas atrás, la música que suena tiene más de 50 años... Mires donde mires hay detalles que recuerdan otras épocas.

Varsovia con encanto

Mielżyńki
Burakowska 5/7

Situado en una antigua fabrica, junto a una iglesia que da un encanto especial, se encuentra uno de los sitios mas agradables para tomar unos vinos y cenar de picoteo. El concepto es diferente dado que, además de degustar los vinos, se pueden comprar. Para una noche romántica o con los amigos, lo recomendamos. No es caro, se puede cenar con un buen vino por unos 20 €. Tiene una terraza muy agradable que, en verano, se agradece.

Restaurante Polka
Świętojańska 2

Al lado de la plaza Zamkowy se encuentra este restaurante cuyo interior parece sacado de una ambiente de casa de muñecas. A pesar de la decoración no es un lugar precisamente caro para degustar la gastronomía polaca.
Una cena para tres personas, con 2 entrantes, 3 platos principales, postre y vino salió por 35-40€ por cabeza.

W oparach absurdu
Ząbkowska 6

La cafetería "W oparach absurdu" (en la bruma de lo absurdo), se encuentra en el barrio de Praga. Sólo por el nombre, ya nos podemos hacer a la idea de que se trata de una cafetería algo alternativa, pero sumamente encantadora!!

Es la cafetería favorita de uno de nuestros mejores amigos polacos. Esta cafetería queda en la zona "bien", así que se puede ir tanto de día como de noche, y además de beber un montón de tipos de cervezas (mi amigo pidió una de chocolate), se puede comer o cenar, platos típicos polacos (pierogi por ejemplo) a unos 4€ el plato.

Tienes 2 pisos y el mobiliario es de estilo antiguo, con sofás, sillas de madera y butacas, maquinas de coser con sus mesas, imágenes de vírgenes, espejos antiguos... ¡Encantador!

Con estas recomendaciones ya sólo nos queda deciros una cosa… Bon apetit!

Dan ganas de ir verdad? Anímate! Consulta nuestros precios aquí!

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