Ai Weiwei aterriza en Viena
Ai Weiwei es sinónimo de controversia y polémica allá por donde pasa. Mientras que su faceta de activista le ha valido más de un titular en los medios de comunicación, sobre todo a raíz de sus problemas con el régimen de su país de origen, China, su faceta de artista también le ha llevado a ser el centro de atención en cada una de las exposiciones que inaugura por el trasfondo político y de denuncia que hay en sus obras. Si el año pasado era la Royal Academy de Londres la encargada de consagrarlo como el gran artista internacional que es, en esta ocasión le toca el turno a Viena que acoge hasta el 20 de noviembre algunos de sus últimos trabajos en la que ya es la mayor exposición que se ha hecho hasta el momento de Ai Weiwei en Austria.
Un templo en el museo
Bajo el título de translocation – transformation, en referencia a la metamorfosis resultante en personas y objetos sometidos a un cambio deliberado de lugar, migración o expulsión, se exhiben varias instalaciones de Ai Weiwei, repartidas en diversos espacios situados en los jardines del Belvedere. El núcleo central de la exposición, comisariada por Alfred Weidinger, se encuentra ubicado en el que fuera el antiguo pabellón de Austria en la Exposición Universal de 1958, y que en la actualidad se emplea como plataforma para la difusión del arte contemporáneo bajo el nombre de 21er Haus. En su interior podemos ver la pieza Wang Family Ancestral Hall, que bien seguro que no pasará desapercibida para el espectador. Esta pieza es un templo ancestral de la dinastía Ming, con una altura de 14 metros y que está compuesto por 1.300 piezas individuales. Este templo perteneció a la familia Wang, clan de mercaderes del té, que durante la Revolución Cultural China fue expulsada del país, quedando abandonado. Ai Weiwei lo compró hace un tiempo a un inversor, para transformarlo en lo que es ahora, una obra sacada fuera de contexto que convive y dialoga con otros entornos arquitectónicos.
En otro de los espacios elegidos para esta muestra, el estanque del Belvedere Superior, se puede ver la instalación F Lotus, con la que el artista chino quiere hacernos reflexionar sobre uno de los temas desgraciadamente en boga estos últimos años, como es la llegada de refugiados a Europa. Para la elaboración de esta pieza ha reunido 1005 chalecos salvavidas procedentes de las playas de Lesbos y empleados por los refugiados sirios en su periplo por el mar hasta su llegada a tierras europeas. Con ellos ha formado 201 anillos unidos de tal modo que recuerdan a una flor de loto, y en cuya estructura final acaban formando una granfen el agua.
Otra de las piezas que también se puede ver el estanque del Belvedere Superior es Circle of Animals/Zodiac Heads, que ya es un todo clásico en la obra de Ai Weiwei. Estas doce cabezas de bronce representan los símbolos del zodiaco del horóscopo chino y están inspiradas en la fuente-reloj del palacio de verano de Yuanming Yuan que fue arrasada en 1860 por los franceses y los británicos durante la Segunda Guerra del Opio, y cuyos tesoros (incluidas estas cabezas) fueron robados y aún no han sido retornados.
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Texto de Los Viajes de ISABELYLUIS
+ infoEn busca de las mejores ostras de Francia
A escasos 50 kilómetros de uno de los monumentos más visitados de Francia, el Mont Saint-Michel, y muy cerca de otra parada turística de rigor, Saint-Malo, se encuentra Cancale, que guarda una joya gastronómica muy especial en su haber. Y es que en este pequeño pueblo de la Bretaña francesa se encuentran las que son conocidas como las mejores ostras de Francia. Hay incluso quien se ha aventurado a decir que son las mejores del mundo. Sea cual sea su lugar en el ranking de esta delicatesen, lo que está claro es que son conocidas a nivel mundial y que son un majar por el que bien merece la pena hacer una pequeña parada en el camino.
Se dice que los romanos fueron los primeros en detectar la gran calidad que se escondía en las ostras aquí encontradas, y muchos siglos después Luis XIV y Napoleón las tenían entre sus favoritas, y no todo esto no es por casualidad. Al igual que el sabor del vino es un reflejo de la tierra de la que proceden sus uvas, en el caso de este preciado molusco sucede algo similar, siendo un condicionante muy importante el lugar en el que están ubicadas. Según se sabe, en toda esta zona de la costa norte de la Bretaña francesa habría muy buenos nutrientes, de ahí su especial sabor.
Cancale, pueblo en el que la pesca ha sido su principal fuente económica durante siglos, en la actualidad vive volcado al cultivo de las ostras. Una visita al mismo te permitirá ver en directo las bateas, y lo que es más impresionante, cómo es el ritual de recolecta. Eso sí, ten en cuenta que la marea facilitará o impedirá que puedas ver tan interesante espectáculo, así que tenlo presente a la hora de planificar el viaje. En el caso de que con esto no tengas suficiente, y que quieras volver siendo un experto en la materia, siempre puedes visitar la Ferme Marine de Cancale, un espacio expositivo en el que podrás aumentar tus conocimientos sobre estos preciados moluscos y sobre estosjardineros del mar.
Pero a Cancale no sólo se viene para aprender de ostricultura, sino que también se viaja para catar sus exquisitas huîtres (ostras).En el mismo puerto, al lado del faro de la Pointe des Crolles hay una serie de puestos donde te puedes hacer con una buena ración de estos pequeños manjares, y comértelos allí mismo, a pie de playa. Tienen de múltiples clases –la plana es la más apreciada en la zona- y precios, y en el caso de que quieras, las puedes acompañar de limón y solicitar que te las abran.
En el caso de que seas de los que prefieren comer las ostras u otras delicias marinas más cómodamente sentado, en el mismo paseo marítimo hay varios restaurantes donde darse a este placer, y donde una buena ración de marisco suele salir bastante bien de precio. Un clásico a pedir son los mejillones con patatas fritas, muy típicos de la zona.
Para aquellos que busquen una experiencia gastronómica diferente y, sobre todo, tengan una cuenta corriente abultada, esta es tierra del popular chef Olivier Roellinger. Muy cerca de Cancale, en el Château Richeux, se encuentra Le Coquillage, un magnífico restaurante donde día a día demuestra por qué en su día llegó a ser un tres estrellas Michelin –a las que renunció-, y por qué su cocina sigue siendo exquisita. Y sí, como bien has intuido, las espectaculares ostras de Cancale están en su menú.
Y ahora que ya tienes localizado el lugar donde se encuentran las que dicen ser las mejores ostras de Francia (y del mundo), sólo te queda coger tu Vueling a Rennes –está a menos de una hora en coche de Cancale- y disfrutar de tan exquisito manjar.
Texto de los Viajes de ISABELYLUIS
Imágenes de Julien Barrier, sam.romilly
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Limoges más fina que su porcelana
Ciudad de Arte e Historia, la localidad de Limoges, situada en la región de Nueva Aquitania, es reconocida a nivel internacional por su porcelana blanca que se empezó a producir a finales del siglo XVIII gracias al descubrimiento en sus alrededores de abundantes yacimientos de caolín.
En este sentido, en Limoges es aconsejable hacer una ruta para conocer los secretos de la porcelana y para comprender, además, la importancia que ha tenido durante estos siglos en estas tierras. La visita en mayúsculas es el Museo Nacional Adrien-Dubouché que, tras una campaña de renovación excepcional, presenta la colección de porcelana de Limoges más rica del mundo. También cuenta con obras representativas de las grandes etapas de la historia de la cerámica. Su recorrido ofrece un viaje en el tiempo que empieza en la antigüedad, atraviesa continentes y civilizaciones hasta llevar al visitante a las creaciones más recientes. Hay curiosidades como un esternón de cerámica o aislantes eléctricos hechos de porcelana.
En este singular itinerario por la porcelana de Limoges destaca un lugar de interés histórico y técnico: el Musée du Four des Casseaux, que alberga uno de los últimos hornos de porcelana de la zona. Este edificio industrial de 1904 rinde un particular homenaje a los trabajadores, sobre todo a aquellos que perecieron jóvenes debido a las enfermedades pulmonares que contrajeron por la exposición a los sílices. Aquí se pueden ver las dos cocciones con las que se realiza la porcelana: la primera, a unos 980º, y la segunda a 1.400º.
El recorrido por la porcelana de Limoges se completa con la visita a las manufacturas donde se elabora este preciado producto. Una de ellas es Bernardaud, una empresa que perpetúa este savoir-faire con líneas depuradas, colores sutiles, y formas originales acordes a su tiempo. Por su parte, otra de las casas emblemáticas de porcelana es Jacques Pergay, una firma familiar situada a las afueras de Limoges que crea piezas originales y elegantes, con un blanco cada vez más bello.
Limoges, una ciudad de rincones escondidos
La fama de su porcelana no ha eclipsado la belleza de una de las ciudades más bonitas de Nueva Aquitania pese a que todavía es poco frecuentada por los turistas españoles.
Limoges está dividida en varios barrios siendo el de la catedral y el de los carniceros dos de los más emblemáticos.En el primero destaca, como su propio nombre indica, la catedral de Saint-Etiénne, de estilo gótico, el museo y los jardines de l’Évêché, situados a orillas del río Vienne, y el Museo de la Resistencia. Por su parte, en la calle de la Boucherie se visita la casa tradicional del carnicero, un espacio donde se recrean las condiciones de vida de una familia de matarifes del siglo XVIII, el gremio más poderoso de Limoges en esa época.
No hay que irse de Limoges sin conocer su peculiar estación de tren, de estilo art deco, o algunos lugares curiosos donde la porcelana está presente en su decoración como el Ayuntamiento, el Mercado Central o el cementerio de Louyat.
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Texto de Tus Destinos
+ infoLe Beaujolais Nouveau est arrivé
Beaujolais, una de las principales zonas vinícolas de Francia, se encuentra situada a unos 50 kilómetros al norte de Lyon, que se extiende al norte por el departamento del Ródano y al sur por la Saona y Loira. La medianoche del tercer jueves de noviembre es uno de los momentos más relevantes de esta región, en el que a grito de le Beaujolais Nouveau est arrivé! (¡el Beaujolais Nouveau ha llegado!) se lanza uno de sus vinos más jóvenes y más internacionales. Este vino tinto, realizado con la variedad de uva gamay, por ende la más usada en la zona, se caracteriza por ser resultado de una rápida fermentación, de apenas semanas, y por una salida al mercado simultánea de toda la producción. Posiblemente es una de las operaciones de marketing más sonadas dentro del mundo del vino, con repercusión a nivel mundial, teniendo a Japón, Estados Unidos y Alemania entre sus principales importadores.
Toda esta locura mercantil tiene sus orígenes en algo mucho más sencillo, la tradición local decelebrar el final de la vendimia. Para ello se elaboraba este joven caldo cuyo consumo se limitaba a la región. En 1951 tuvo lugar el nacimiento oficial de este vino, al que se le puso como fecha de salida al mercado el 15 noviembre. Es a partir de ese momento en el que pasa a hacerse popular en el resto de Francia, empezando lo que sería una auténtica competición entre las bodegas por ver cuál lograba llevar primero sus botellas a París. A esto hay que añadirle la figura de Georges Duboef, uno de los mayores productores de la región, encargado de bautizarlo como Beaujolais Nouveau y principal impulsor de la marca. En 1985 se cambia la fecha de salida al mercado por el tercer jueves de noviembre, ligando la fiesta al fin de semana, asegurando así un mayor número de ventas.
Una auténtica fiesta del vino
Pero en el Beaujolais Nouveau no todo es mercantilismo, también hay tiempo para la diversión, y una excusa perfecta para desplazarse durante esos días a esta bella región vinícola. Por toda la zona se suceden todo tipo de fiestas que tienen el vino como principal protagonista, en los que se conocen como los Beaujolais Days. Entre lo más destacado está el festival de Les Sarmentelles, que tiene lugar en Beaujeu, capital histórica de la región. Dura cinco días, en los que hay espacio para el vino, con numerosas catas, pero también lo hay para disfrutar de la gastronomía de la región, de la música y del baile. Los amantes del deporte encontrarán su lugar en la maratón de Beaujolais, en cuyo recorrido se pasa por varios chateaux,y donde entre el avituallamiento encontrarás vinos y quesos de la zona. Toda la carrera transcurre en un ambiente festivo, en el que un buen número de participantes va disfrazado. Hasta la ciudad de Lyon se une a esta gran celebración, organizando unas Beaujol'ympiades donde puedes aprovechar para catar las doce denominaciones de Beaujolais.
Beaujolais más allá del Nouveau
Además de esta gran festividad, en Beaujolais hay mucho por recorrer, conocer y disfrutar. Gran número de guías turísticas tienden a comparar esta región con la Toscana, y no andan desencaminadas. El viajero en Beaujolais encontrará bellos paisajes bañados de viñedos de entre los que sobresale algún que otro château, encantadores pueblos de piedra y una excelente oferta gastronómica.
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Texto de ISABELYLUIS Comunicación
Imágenes de Goproo3, yves Tennevin, Shunichi kouroki