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Ruta de vinilos por Londres

Ahora que la música digital parece intentar acabar con el mercado de la música en formato físico el vinilo aguanta cualquier tempestad. Ya sea por motivos de puro coleccionismo, por el amor al fetiche musical que es y seguirá siendo el vinilo o bien porque el auténtico Disc-Jockey entiende que este es el mejor soporte para aguantar una pista de baile, los discos en su formato original de vinilo siguen llenando cubetas de varias tiendas de melómanos en el mundo y Londres es un ejemplo de este amor por el vinilo. Nos vamos de ruta por tiendas que a día de hoy siguen vendiendo siete o doce pulgadas. Acompañadnos por la ruta del vinilo de Londres.

En primer lugar hay que visitar el barrio de Portobello. Allí encontramos dos sitios claves: Rough Trade e Intoxica.

En Portobello, Intoxica tiene un catálogo de vinilo realmente envidiable. Puedes encontrar auténticas joyas desde originales del mismísimo Serge Gainsbourg hasta ediciones raras de clásicos del pop. Es un auténtico paraíso para el coleccionista quien no dudará en dejarse la cantidad de libras que marque el estado del vinilo y la portada para aumentar su colección particular. A escasos metros está la tienda original de Rough Trade, en Talbot Road.

En esta tienda mítica, fundada en 1978, podrás encontrar todos los estilos musicales que se te ocurran y descubrirás sorprendentes ofertas. Rough Trade East es la segunda tienda que han abierto los melómanos británicos pero esta vez algo más alejada en Brick Lane. Esta enorme tienda cuenta con puntuales actuaciones en directo, cybercafé e incluso galería de exposiciones. Rough Trade East tiene el mayor catálogo de novedades de Londres y agota las ediciones con rapidez gracias a su tienda virtual en la web.

Otro de los barrios donde se puede comprar vinilo es en el norte de la capital británica en Camdem.

Out on the Floor Records, en Inverness Street, es un buen lugar para comprar LP de segunda mano, discos originales e incluso siete pulgadas. Lo curioso de esta tienda es su tres en uno. Una primera planta independiente de la inferior que a su vez se divide en dos más. En el mismo Candem y si te gusta en rock and roll y el garaje, Sounds that swing (Parkway, 88) te ofrece material de Crypt y Norton en su pequeña y acogedora boutique del vinilo.

Y no podemos acabar la ruta sin pasearnos por el centro de la ciudad y su siempre bullicioso Soho. En el Soho hay cuatro joyas de la corona en cuanto a vinilo se refieres: Sounds of the Universe, Vinyl Junkies, Phonica y Sister Ray. En Berwickk Stret encontramos Vinyl Junkies, una tienda especializada en sonidos negros como el funk, el soul o la música disco y donde encontramos toneladas de buen material en estos ámbitos musicales. Groove, baby, groove!!! Sister Ray se especializa en música independiente y destacan en sus pizarras los últimos grupos del momento en cualquier género desde el indie pop hasta el nuevo estilo nacido en las calles del sur de Londres, el dubstpep. Sounds Of the Universe, la tienda del prestigioso sello Soul Jazz Records situada en 7 Broadwick St, tiene vinilos que indagan en la historia de la música a través de unos recopilatorios a cuál mejor.

Acabamos esta ruta vinilera con un establecimiento especializado en música electrónica llamado Phonica y que se encuentra en 51 Poland Street. En sus cubetas lo último y más reciente de géneros como el tecno, el house, el electro, el drum’n'bass o cualquier nuevo estilo en lo que a música electrónica se refiere.

Ya sabes, si lo tuyo es comprar discos, Londres es una muy buena ciudad para ello. Prepara tu cartera y déjate seducir por la magia del vinilo.

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Ruta por el Périgord Verde

El Périgord, una antigua provincia francesa que se reparte entre los departamentos de Dordoña y Lot y Garona, en la región de Nueva Aquitania, se divide en cuatro subcomarcas que reciben su nombre según el color más predominante en la zona. En este sentido, el Périgord púrpura se llama así por el vino; el negro, por la trufa y las oscuras arboledas que allí se encuentran; el blanco, por la piedra calcárea preponderante en el suelo: y el verde, por el intenso color de los bosques de robles y de sus verdes prados.

El Périgord Verde es el que está más al norte y tiene su capital en la pequeña ciudad de Nontron, donde desde hace siglos se desarrollan oficios vinculados con la piel y con el arte de la mesa. Esta población es el punto de partida ideal para hacer una ruta por este verdadero vergel de Francia ya que recorre espacios con una variedad de paisajes sorprendentes que pertenecen al Parque Natural Regional Périgord-Limousin. Asimismo, en el Périgord Verde no hay tiempo para el aburrimiento ya que se pueden realizar numerosas actividades como circuitos de senderismo, conocer molinos de aceite o visitar a castillos fortificados.

Otro de los itinerarios recomendables es la conocida ruta Ricardo Corazón de León que engloba, en más de 180 kilómetros, 19 parajes abiertos o accesibles al público. Este recorrido está señalizado en la carretera en ambos sentidos con un león coronado con el corazón atravesado por una flecha, que recuerda el triste final de Ricardo Corazón de León. A lo largo de esta ruta hay varios restos que fueron testigos de las batallas y las luchas de poder que mantuvieron los Duques de Aquitania, por matrimonio además Reyes de Inglaterra, y los monarcas franceses.

Turismo en el Périgord Verde

Aparte de disfrutar de la naturaleza del Périgord Verde, en esta subcomarca francesa se pueden visitar algunos pueblos con encanto como Brantôme, famoso por su abadía y la iglesia de Saint-Pierre con su campanario, el más antiguo de Francia, que data de la época visigótica. Brantôme está ubicado a orillas del Dronne, río cuyos suaves meandros  dejan unas bellas estampas en la llamada “Venecia del Périgord”. Desde su abadía y cruzando su curioso puente en forma de codo (del siglo XVI) se llega hasta el jardín de los monjes y al corazón del pueblo, que atesora numerosos testimonios de los siglos XVI, XVII y XVIII. Aunque el secreto mejor guardado de Brantôme se encuentra en sus cuevas troglodíticas, en las que se refugiaban los monjes benedictinos. A pocos kilómetros de Brantôme y siguiendo el curso del río Dronne se llega a Bourdeilles, una pequeña localidad en la que destacan dos edificios singulares:  una fortaleza de la Edad Media y un edificio renacentista, que guarda una interesante colección de mobiliario español de los siglos XV y XVI.

Reserva tu Vueling a Burdeos, que está a unas dos horas del Pèrigord Verde, y no dejes de deleitarte con sus fantásticos paisajes.

Texto de Tus Destinos

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Ruta por la costa murciana

No solo la ciudad de Murcia es un bonito enclave de callejuelas empedradas con encanto a raudales y numerosos restaurantitos con encanto y bares donde saborear la mejor gastronomía, sino que sus costas son un paraíso para aquellos viajeros que sueñan con cambiar de escenario a cada paso.

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Una ruta por la Bretaña

Recorrer la Bretaña es revivir la emocionante historia medieval europea, ahondar en sus raíces culturales, en sus tradiciones y leyendas. Descubrirás unos paisajes sorprendentes; sus playas, acantilados o localidades medievales como Vitré o Fougères, y sacarás provecho de los efectos beneficiosos que ofrecen las aguas del océano Atlántico para el cuerpo. En Dinard o La Baute encontrarás algunos de los mejores balnearios, a los que son tan aficionados los bretones, en los que descansar y purificarte.

La Bretaña francesa es una gran península con 1.200 kilómetros de litoral y una intensa relación con la tierra y el mar, que se percibe tanto en sus paisajes como en la gastronomía y sus tradiciones, que se remontan a su pasado celta, realmente más próximo a Irlanda o Gales que a la propia Francia.

La belleza del litoral bretón se ve prolongado por sus islas, al norte las de Bréhart o Ouessant y Sein, Glénan, Groix o Belle-Île al sur, auténticos paraísos de belleza salvaje con sus calas protegidas y sus faros, y con una historia y personalidad propia. Sus puertos han sido puntos estratégicos tanto para el comercio como para la defensa militar e incluso, tierras de destierro.

Rennes, aunque capital de la Bretaña, se encuentra a las puertas de la región de Normandía y es un destacado lugar del patrimonio arquitectónico y testigo de la historia de la región. Alrededor de sus dos plazas reales, el Parlamento y el ayuntamiento, y sus características casas de entramado de madera y mansiones renacentistas, se dibujan siglos de historia.

A 30 kilómetros de Rennes se encuentra el frondoso bosque de robles y hayas de Brocelandia, dominio de mitos y leyendas celtas. Es aquí donde se suelen situar muchos episodios de las novelas de la Mesa Redonda, como la búsqueda que el Rey Arturo ordenó para encontrar el Santo Grial y fue también el lugar donde vivieron el hada Viviana, el caballero Lancelot y el mago Merlín, amigo y asesor del joven Arturo, del que dicen quedó allí atrapado por amor.

Por el mágico bosque de Broscelandia recorrerás recónditos senderos que te llevaran por el Puente del Secreto, el pueblo de Paimpont y su hermosa abadía o los castillos de Brocelianda y del paso del Acebo.

Al norte, en el estuario del río Rance se llega a Dinan, con su encantador casco urbano y una de las ciudades medievales mejor conservadas. Por su recinto amurallado descubrirás fascinantes monumentos como la basílica de Saint-Sauveur o la torre de l’Horlage.

A partir de aquí se extiende la Costa Esmeralda, con sus verdes costas salpicadas de pueblecitos, que trascurre desde la ciudad amurallada de Sain-Malo a la Costa de Granito Rosa, que debe su nombre a sus peculiares formaciones rocosas de matices rosa. Y entre ellos, innumerables sitios por explorar: los acantilados rocosos de Cap Fréhel o Rochefort-en-Terre con sus casas bajas de techos de pizarra y el encanto de los viejos pueblos.

Otro de los alicientes de la ruta por la costa bretona es seguir el Camino de los faros, que se inicia en Brest y finaliza en Portsall, para recorrer el medio centenar de faros que puntean su litoral.

Grandes pintores como Paul Gauguin o Maurice Denis han inmortalizado como nadie la Bretaña. Podrás redescubrirlos en el Museo de Bellas Artes de Pont-Aven. Pont-Aven debe su fama a la escuela de pintores que lideró Gauguin en esta localidad pesquera, llegados de París y dispuestos a seguir sus enseñanzas. Esta población sigue conservando los nostálgicos molinos que se sucedían a lo largo del río, que tantas veces recrearon estos artistas, y su fascinación por la pintura, pero también podrás disfrutar de su afamada repostería.

Finalizando el arco de la costa bretona hacia el sur, se encuentra Carnac, localidad que alberga más de 3.000 restos prehistóricos de entre los años 5.000 y 2.000 a.C. Se trata del enclave arqueológico más antiguo de Europa, dividido en cuatro grandes áreas: Le Ménec, Kermario, Kerlescan y Le Petit Ménec. También puedes completar tu visitar en el Museo de la Prehistoria de Carnac.

Comer en la Bretaña

El dilatado litoral bretón, bañado por las aguas del Atlántico, marca la gastronomía de la región, que ha sabido, como ninguna otra, preservar sus especialidades gastronómicas. Los pescados y mariscos toman las cartas de los restaurantes como en ningún otro lado. Aquí se recogen una de las mejores ostras del mundo, la Belon y por supuesto, los mejillones.

En general todos los crustáceos y mariscos como el centollo, los bogavantes o los bueyes de mar, ya que se recogen de sus frías aguas. Esto se traduce también en deliciosas sopas de pescado. Aunque si hay un pescado por el que los bretones tienen un especial fervor, ese es el bacalao, que preparan de todas las maneras imaginables.

Pero, aparte del pescado, en la Bretaña se elaboran excelentes quesos, como el curé nantais, y mantequilla, sidra y deliciosa repostería. Sus crêpes, brioches o los sablés harán las delicias de los más golosos.

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