7 destinos para viajar solo
Viajar con amigos, en pareja, con la familia… sí, ya sabemos que compartir es vivir, pero los que amamos viajar siempre recomendamos algo que todos deberíamos hacer una vez en la vida: viajar solos. ¿Los motivos? La oportunidad de moverte sin depender de nadie, poder tomar tú todas las decisiones y tener total libertad de elección, desconectar al 100% de todo... En definitiva, que tu único compañero de viaje seas tú mismo. ¿Y qué destinos son los más adecuados? Te proponemos una lista de destinos para viajar solo.
+ infoCódigo IATA: 3 letras para no perderse
BCN, CDG, VIE, LGW… Cualquiera que vuele con frecuencia (o que juegue habitualmente al Trivial) sabe a qué hacen referencia estas 3 letras. Son los códigos IATA, o lo que es lo mismo, esas 3 letras que identifican a todos y cada uno de los aeropuertos de todo el mundo.
+ infoCascais entre reyes y espías anda el juego
Cascais es un municipio portugués situado a escasos 25 kilómetros al norte de Lisboa. En la actualidad es un destino turístico que tiene de todo: playas extensas y calas recónditas; naturaleza agreste donde practicar todo tipo de deportes; gastronomía con productos de calidad y una oferta inacabable de ocio; y una historia apasionante que recuerda que este lugar de Portugal fue refugio de nobles y familias reales y un nido de espías durante la Segunda Guerra Mundial.
Hoy Cascais es una población tranquila, salpicada de pequeñas playas urbanas y protegida del aguerrido Atlántico por una bella bahía y una imponente ciudadela. Merece la pena dar un relajante paseo por la Playa de la Ribeira o de los Pescadores y descubrir hermosos edificios como el Palacio de los Condes da Guarda o el Palacio Seixas.
El océano es uno de los grandes aliados de Cascais ya que de él se extrae la base de su gastronomía: el pescado y el marisco, que aquí se preparan de una forma excepcional. Entre los platos más populares de la región destacan la lubina, el sargo o el delicioso lenguado de Cascais, bien frescos, y acompañados de las mejores guarniciones. En este sentido, la oferta de restaurantes de esta localidad portuguesa es muy variada ya que hay desde los más sencillos y económicos hasta establecimientos refinados en los que innovación en la cocina está más que presente.
En el puerto de Cascais no solo se ven lujosos yates sino también embarcaciones de recreo y de competición. Y es que Cascais y, por extensión la Costa de Estoril, es un referente mundial de las competiciones de vela. Además de este deporte, las aguas de esta parte del Atlántico atraen a miles de surfistas (sobre todo a las playas de Guincho y Carcavelos), el windsurf, el paddle surf o la pesca deportiva, que cada vez está ganando más adeptos. Asimismo, el puerto de Cascais se llena de vida también cuando cae la noche porque está repleto de restaurantes y de bares y terrazas, ideales para cenar y tomar una copa.
Hogar de reyes, tierra de espías
A finales del siglo XIX la región fue una de las pioneras del turismo en Portugal. De hecho, en el año 1870 la entonces monarquía portuguesa eligió la ciudadela de Cascais para su residencia de verano debido a su excelente ubicación. También fue destino de nobles y familias de rancio abolengo europeas, entre ellos la monarquía española en el exilio que residió durante años en Villa Giralda.
Aparte de ser una población que rezumaba solera, Cascais, por su situación geográfica, atrajo durante la Segunda Guerra Mundial a innumerables espías como Ian Fleming (más conocido por todos por ser el padre del célebre espía de ficción James Bond) y el serbio Dušan Popov, mujeriego empedernido, del que se dice que fue la inspiración de Fleming cuando creó a 007. Los agentes que vivían en Cascais tenían rutinas muy parecidas. Les encantaba alojarse en el elegante Hotel Palacio, tomaban el té con deliciosos dulces portugueses en la Pastelaria Garrett y se dejaban las pestañas en el famoso Casino de Estoril que presenció más de una trifulca entre los agentes secretos que allí se daban cita.
A las afueras del núcleo urbano de Cascais está el mirador natural de la Boca do Inferno y unos veinte kilómetros al norte el Cabo da Roca, el punto más occidental de Europa continental. Desde este lugar privilegiado situado “donde la tierra termina y el mar empieza” según el poeta Luís de Camões, se puede ver una impresionante puesta de sol que os recordará que Cascais ha sido una elección perfecta para pasar unos días de descanso.
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Texto de Tus Destinos
+ infoRuta de los azulejos en Portugal
Si hay algo que suele llamar la atención al que visita Portugal por primera vez es la importante presencia con la que cuentan la cerámica y los azulejos como objeto ornamental. Recubriendo las paredes de los exteriores o de los interiores de los edificios, que ya bien pueden tratarse de iglesias, palacios o casas particulares, y que pueden hallarse tanto en las grandes ciudades como en pequeñísimas poblaciones, son los auténticos reyes de la decoración del país luso. A diferencia del resto de Europa, donde su uso es mucho más comedido y limitado, en Portugal invaden paredes, ya sea con policromadas ornamentaciones, o ya sea con su combinación bicolor estrella, en blanco y azul, llegando al alcanzar un altísimo nivel técnico y de belleza.
Este bien patrimonial de herencia árabe llegó a tierras portuguesas allá por el siglo XV a través de su vecina España, se acabaría convirtiendo en el revestimiento favorito de los reyes portugueses. En el siglo XVIII es cuando se producirá el mayor aumento de uso, y las decoraciones de mayor calidad, y su utilización en la decoración ha perdurado hasta nuestros días, con importantes talleres aún en funcionamiento.
Aunque la cerámica está presente por todo el país, a continuación hemos hecho una selección de las principales lugares que debes visitar ya sea por la presencia de esta bella ornamentación, o ya sea porque cuenta con un importante centro de producción.
Lisboa
Como no podía ser menos, la capital portuguesa cuenta con un buen número de ejemplos de revestimientos de azulejos, que incluso han llegado a ocupar las paredes del metro. Alguna de las curiosidades con las que cuenta la ciudad es la Quinta de los Azulejos, en el Colegio Manuel Bernardes, que está ubicada en el Paço do Lumiar, donde la decoración de este jardín te dejará anonadado, por la belleza de las escenas representadas en sus paredes.
Pero el principal motivo que nos lleva a incluir Lisboa en este recorrido es porque aquí se encuentra el Museo Nacional del Azulejo, donde conocer todos los entresijos, las técnicas y la historia de este imprescindible ornamento en la arquitectura portuguesa, y un perfecto punto de partida.
Aveiro
La pequeña y bella ciudad de Aveiro, también conocida como la “Venecia lusa” por sus canales que puedes recorrer en coloristas barcas conocidas como Moliceiros, es todo encanto ya de por sí. Ciudad costera ligada a la pesca y a la sal, cuenta con un bello centro donde destaca la presencia de preciosas casas modernistas. Y en cuanto a la ornamentación en cerámica, su antigua Estación Ferroviaria es una auténtica joya con la que poner el broche de oro a la visita, donde en sus policromados azulejos aparecen representadas varias escenas ferroviarias, naturales, de cultura y actividades tradicionales. Eso sí, aprovechando que estás aquí, no dejes de acercarte hasta su playa, con sus casas pintadas con rayas de vistosos colores.
Ovar
En esta población costera, por cuyas playas ya merece la pena acercarse, tiene en su haber un gran número de sus edificios públicos ornamentados con azulejos, la mayor parte de ellos elaborados en las fábricas de Vila Nova de Gaia y Aveiro. Este elevado número de construcciones con su exterior decorado en cerámica le han valido el sobrenombre de la “Ciudad Museo del Azulejo”.
Válega
A apenas seis kilómetros de Ovar se halla la pedanía de Válega en la que no debes de dejar de visitar la iglesia de Matriz de Nossa Senhora do Amparo. En ellatanto el exterior como el interior se encuentran recubiertos prácticamente en su totalidad por azulejos, policromados en su mayoría, a excepción de los laterales y el fondo del exterior, que son bicolores (azul y blanco). La construcción de la iglesia se empezó en 1746, y las obras se prolongaron durante todo un siglo.
Ilhavo
Ilhavoes sobre todo conocida por albergar la Fábrica de Vista Alegre, que es una de las más populares a nivel internacional de Portugal. Creada por José Ferreira Pinto Basto a principios del siglo XIX para la fabricación de porcelana y vidrio, en la actualidad cuenta con un museo donde conocer la cultura de la cerámica, a través de las colecciones y los valores de Vista Alegre.
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Texto de Los Viajes de ISABELYLUIS
Imágenes de Sunny Ripert
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