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Todo lo que deberías saber sobre Jerez y sus vinos únicos

La ciudad gaditana es un prodigio de alegría de vivir y cultura vinícola, donde pasaremos unos días inolvidables entre copas y monumentos.

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El pueblo más bonito de Inglaterra

Está claro que añadir "el más" delante de un adjetivo siempre trae cierta controversia. Más aún si se trata de escoger las localidades más bonitas de un país. En su eleción, se tienen en cuenta diversos factores, como el patrimonio artístico e histórico y el paisaje que las envuelve. Para ello, se esmeran sus ciudadanos, asociaciones e instituciones, que ponen todo su empeño en embellecerlas, ya que repercutirá positivamente en atraer el turismo y en su desarrollo.

En España, la asociación de Los pueblos más bonitos de España hace su selección, escogiendo entre los ques encuentran más aislados, en la montaña, los históricos o los bonitos pueblos bañados por el Mediterráneo o el Cantábrico. Poblaciones como Ronda en Málaga, Vejer de la Frontera en Cádiz, Cangas de Onís o Cudillero en Asturias, Altea en Alicante, Albarracín en Teruel, Úbeda en Jaen, Priego de Córdoba, Comillas en Cantabria, Laguardia en la Rioja o Alquézar en Huesca, no suelen faltar en ningún ránking.

En Francia, la asociación de Les plus beaux villages de france tiene su propia lista, entre los que destacan pueblos como Pesmes, Eguisheim, Yvoire, la Grave, Saint-Suliac, Parfondeva, Josselin, Monte Saint-Michel o la Roque-Gageac.

En Italia tenemos multitud para escoger, entre pueblecitos repartidos por la Toscana, las coloridas poblaciones del sur del país, Vernazza o Manarola en Cinque Terre, San Gimignano o Tropea en la costa calabresa. Por no hablar de las encantadoras villas de cuento que salpican Alemania o Suiza.

En Inglaterra también existe ese interés por conseguir declararse el pueblo más bonito. De por sí, la pintoresca campiña inglesa es un excelente marco, con bellos paisajes y hermosos pueblos medievales de inmenso valor histórico.

En el área de Cotswolds existen un montón de ellos, por lo que es complicado decidirse. Uno de los que parecen llevarse tan preciado título parece ser Knaresborough. Es un pueblo de origen medieval que durante mucho tiempo fue ciudad balneario para la burguesía, en el condado de North Yorkshire, al noreste de Inglaterra.

Conserva magníficos monumentos históricos, como el Castillo de Knaresborought, el viaducto sobre el río Nidd, callejones que te envuelven de misterio y sus casas, plazas y escaleras de piedra, que tejen un camino por el río y hasta la cima de la colina.

También nos podemos acercar hasta Shanklin, un pequeño pueblo en la costa este de la Isla de Wight, que fue destino de playa habitual durante la época victoriana. Lo que la hace especial son sus tejados vegetales, que le dan gran encanto y un cierto aire rústico.

Sus playa de arena que continúan más allá de Shanklin, el muelle victoriano, el pintoresco desfiladero que lleva hasta la playa y su casco antiguo, en el que se han conservado estos antiguos métodos de construcción en sus tejados, hacen de este pueblo un firme candidato al pueblo más bonito de Inglaterra.

Pero, al paracer, la palma se la reparten a partes iguales Bibury y Castle Combe. El secreto del encanto de Bibury, en el condado de Gloucestershire, son sus casas de piedra y sus empinados tejados. También el entorno natural del pueblo, rodeado de riachuelos y estanques.

Así lo creía el poeta y artesano William Morris, que lo bautizó hace años como"el pueblo más bonito de Inglaterra". También el Huffington Post, que lo nombró en la lista de "Los pueblos más encantadores de Europa que querrás visitar lo antes posible".

Por otro lado, Castle Combe ha sido escenario de rodaje de numerosas películas, como War Horse de Steven Spielberg o Stardust de Matthew Vaughn, entre otras producciones. Y no es por casualidad. Castle Combe se encuentra muy cerca de la capital de los Cotsworlds -Cirencester-, una serie de colinas que cruzan la zona sudeste y oeste de Inglaterra.

Toda la zona destaca por su belleza natural y esta población se ha hecho acreedora de ser una de las localidades más bonitas. Sin un solo elemento discordante en su arquitectura, y por su encanto y la tranquilidad que se respira, conquista a todos los que la visitan.

Pero, como para gustos colores, lo mejor es acercarse hasta Inglaterra, echar un vistazo y decidir por uno mismo.

Imagen de Castel Combe por Saffron Blaze

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Sevilla entre arrozales y marismas

Las marismas del Guadalquivir

Se sitúan en el antiguo estuario del río, entre Sevilla, Huelva y Cádiz, con una extensión aproximada de 2000 Km2 y forman parte del Parque Nacional de Doñana, que es uno de los humedales más importantes de Europa. Es allí donde viven más de 100 especies de aves que forman parte del ecosistema y que dan lugar a un verdadero espectáculo al levantar el vuelo. Un lugar en el que los pájaros parecen tocar flamenco y los cangrejos rojos dar palmas.

Se trata de una ruta ideal para hacer lo que le gusta a cualquier viajero que se precie: perderse. Pero perderse en el sentido más literal de la palabra, pues existen centenares de caminos entre arrozales sin señalizar.

El Amazonas sevillano

Nuestro recorrido comienza en el cauce del Guadalquivir y sus innumerables brazos al acercarse a la desembocadura, una imagen que puede recordarnos al mismo Amazonas. Allí encontramos la Isla Mayor, un municipio de poco más de 5.000 habitantes. El pueblo está rodeado de campos de espigas y cultivo por lo que, cuando están inundados, da la sensación de ser una auténtica isla. Para los amantes del senderismo, además, hay disponibles una serie de rutas a través del municipio que también pueden hacerse en bicicleta.

Si sois aficionados al piragüismo, no podéis perderos el Brazo de los Jerónimos, un canal repleto de cañas y juncos por el que navegar se convierte en una experiencia única.

Retroceder en el tiempo

Para cruzar al otro lado del río, sólo se puede hacer a través del transbordador de Coria del Río, que une las dos orillas del Guadalquivir. Un delicioso viaje que recorre 300 metros en apenas 3 minutos y que te traslada inevitablemente a una inquietante película americana que transcurre en el Mississippi o en los Everglades. Un trayecto junto a coches, tractores, pescadores, cabras y motos de los agricultores, en el que el tiempo se para.

Mención a parte merece el espectáculo de ver desde la orilla, a pocos metros, un barco mercante o un crucero partiendo las aguas tierra adentro cuando sube la marea, camino del puerto de Sevilla o del Atlántico. Una imagen sorprendente y surrealista que se grabará en vuestras retinas.

A la llegada a Coria, seguimos andando aguas abajo y continuamos hacia La Puebla del Río, por la calle Arrozal, que es un camino de tierra entre álamos que en primavera se cubre de yerba y flores. Estando en este lado del río, se puede aprovechar para visitar pueblos como el Poblado de las Colinas o Utrera.

Para chuparse los dedos

Tras el paseo en barco, nada mejor que unos molletes o tostadas con manteca colorá para reponer fuerzas. Es el desayuno más típico por esta zona y no hay bar que se precie en el que no ofrezcan esta pasta para untar hecha a base de manteca de cerdo salpicada con pequeños trozos de carne y aderezada con ajo, pimentón, orégano, laurel y otras especias. Un placer para los sentidos que conquistó al mismísimo Paco de Lucía que le dedicó algunos acordes y notas en alguna de sus más célebres melodías.

Pero la propuesta gastronómica de esta zona del humedal sevillano no termina aquí y es tan variada como su propuesta paisajística.

Si decidís viajar en junio, podréis disfrutar de la Feria y Fiestas del Arroz y del Cangrejo, que dura cinco días y dónde podréis degustar platos típicos como: cangrejo con tomate, colas de cangrejo al ajillo o en salsa, tortilla de camarones, camarones con pimiento, arroz con pato o albures al salazón.  

Restaurantes como El Tejao, Sevruga o El Estero sirven deliciosos platos de cangrejos, angulas, pato, doradas o lubinas, siempre con arroz a orillas del Guadalquivir.

Para degustar otro de los platos indispensables de la zona, el faisán con arroz, el restaurante Arco de Colina es parada indispensable, con una calidad y precios que os dejarán con la boca abierta.

¿Te atreves a aventurarte por las marismas del Guadalquivir? Consulta tu Vueling a Sevilla aquí.

Texto de Laura Llamas para Los Viajes de ISABELYLUIS

 

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Lanzarote comer como reyes entre volcanes y palmeras

Lanzarote saber, lo que es saber, sabe muy bien. En su haber cuenta con rincones alejados del turismo de masas en los que comer platos maravillosos que hacen las delicias de cualquier moderno urbanita en busca de autenticidad, calidad y buen gusto. Aquí van cinco espacios que hay que visitar sí o sí.

Sol

En la preciosa Caleta de Famara, una localidad surfera y una de las poblaciones con más ambiente de la isla, cuya arquitectura y espíritu te recordarán inmediatamente a los pueblos blancos de Cádiz, se encuentra este restaurante cuya terraza está ubicada en plena arena de la playa. Aquí se practica una cocina casera en el mejor de los sentidos, un soplo de aire fresco para todos aquellos que están hartos del moderneo imperante en prácticamente todos los rincones de las grandes capitales. Sol es el lugar en el que reservar mesa frente al mar y degustar una parrillada de pescados frescos, acompañada de algún plato típico de Lanzarote. En el caso de que busques cocina creativa canaria y algo más de sofisticación, a pocos metros hallarás El Risco -¿inminente estrella Michelin?-.

Lost Paradise

Si lo que buscas es un plan mágico y alternativo no puedes dejar de ponerte en contacto con Bruno, alma mater de Lost Paradise, una pequeña compañía con sede en Lanzarote que organiza actividades a medida. Te llevará a navegar por las hermosas playas de El Papagayo y te invitará a pescar con él. Más tarde, encenderá su barbacoa, preparará unas ensaladas de escándalo, abrirá unos vinitos o unas cervezas y cocinará lo pescado durante la jornada. Una experiencia inigualable que te permitirá degustar un producto que se deshace en el paladar y disfrutar de una siestecita en alta mar. 

El Fondeadero

Lo primero que te lleva a sospechar que El Fondeadero de Teguise debe de ser the place to be es que está frecuentado por lugareños, fundamentalmente trabajadores de la zona. Y cuando ves salir de la cocina sus espectaculares pescados a la brasa, sus cazuelitas de gambas y sus numerosas tapas elaboradas con productos recién llegados del mar, no te cabe duda, has acertado. Ocupas mesa en este local sin pretensiones estéticas, bonito, alegre y soleado, y echas un vistazo a una carta que además te sorprenderá por sus precios, ajustadísimos. Avenida Los Corales 22 (Teguise)

El Caletón

Y seguimos con el pescado recién llegado del mar y con un local, como el anterior, frecuentado por los autóctonos, escondido en un rincón de la isla, El Golfo, y con hermosas vistas al mar. El secreto del Caletón consiste en ofrecer materia prima de gran calidad, pescados y mariscos fresquísimos que conviven con entrantes típicos, ensaladas y otras propuestas, buenos vinos locales y un servicio que rebosa hospitalidad y cercanía. Su gran patio abierto al mar permitirá a los que vayan con niños pasar la tarde copa en mano escuchando el rumor de las olas mientras los más pequeños disfrutan, entre otras cosas, de las estupendas temperaturas que hallamos todo el año en Lanzarote. Avenida Marítima, n º 66 (El Golfo)

Jameos del Agua

La propuesta mainstream de este listado, pero no por ello la menos seductora, la encontramos en los Jameos del Agua, atracción turística número uno de la isla, con el permiso del magnífico Parque Nacional de Timanfaya. Se trata de una intervención espacial creada a partir de una serie de jameos naturales por el artista lanzaroteño César Manrique, localizada en el interior de un túnel volcánico producido por la erupción del Volcán de la Corona. Cuenta con una cafetería hermosísima en medio de un paisaje lunar, bello e inquietante, el lugar ideal para hacer un alto en el camino y disfrutar del silencio y las vistas.

¿Dónde dormir?

Spice

Los más liberales pueden reservar una habitación en el único hotel de Europa destinado al intercambio de parejas. ¿Que qué requisitos se necesitan? Que las personas que reserven habitación sean una pareja mixta (hombre y mujer), que tengan los 300 € por noche que cuesta la habitación y que no se escandalicen por nada. Porque cuando preguntas a los responsables qué hace la gente una vez cruza el umbral de Spice son categóricos: "de todo". ¿Cómo que de todo? "De todo en todas partes. Siempre que sea consentido".

Ahora que te hemos abierto boca con estas magníficas propuestas, sólo te queda coger tu Vueling y experimentarlas.

 

Texto y fotos de Laura Conde de Gastronomistas.com

 

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