Una ciudad de película
“Tócala otra vez, Sam”. Son las palabras que nos vienen a la cabeza al escuchar el nombre de Casablanca, la mítica película de Michael Curtiz, pero la verdad es que ni Humphrey Bogart ni Ingrid Bergman pusieron los pies en la ciudad para su construcción, que fue rodada completamente en estudios de Hollywood. Es verdad que existe un Rick’s Café, pero se debe únicamente a un intento de sacar rendimiento al filón cinematográfico.
Casablanca es lo más parecido a una moderna metrópolis occidental. Durante la época colonial, los franceses idearon un programa de desarrollo urbanístico que dotó a la ciudad de grandes avenidas y parques y auténticas joyas de arquitectura modernista y art déco. Aquí se fusiona el estilo colonial francés con elementos de la arquitectura tradicional marroquí.
El gran orgullo de la ciudad es la enorme mezquita de Hassan II, una maravilla de la arquitectura religiosa moderna y una de las mezquitas más grandes del mundo, que tiene la ventaja de ser uno de los pocos edificios islámicos que puede ser visitado por turistas no musulmanes. Su construcción finalizó en 1993 y su minarete es el más alto del mundo con una altitud de 200 metros.
Casablanca es una ciudad bastante caótica, pero en eso radica también parte de su decadente encanto. La medina, la parte más antigua, se encuentra al norte de la ciudad y es más bien pequeña en proporción a las grandes dimensiones de la urbe. Se accede a ella desde la Place des Nations Unies. Una vez atravesados sus muros, pasamos por delante de la torre del Reloj y la mezquita Chleuh para encontramos con un laberinto de pequeñas calles por las que deambular, con los característicos olores a perfumes, especias y té con menta, que se bebe a todas horas.
Para conseguir un recuerdo típico y artesanía tradicional, lo mejor es acercarse hasta la Nouvelle Medina, en el Quartier Habous, junto al Palacio Real. Aquí los precios son más bajos y no se presiona tanto al turista como en algunos zocos en otras ciudades.
Perderse por el parque de la Liga Árabe, en pleno centro de Casablanca, es una buena opción para relajarse o acercarnos hasta alguno de los balnearios de la ciudad, como el de Bouznika, donde encontraremos magníficas playas como las de Dar Bouazza, muy cercanas a Tamaris, un parque acuático que abrió sus puertas recientemente.
Visita también el santuario Sidi Bou Abderrahmane, accesible a pie si hay marea baja. Se trata de un islote cercano al faro de El Hank, donde ya había asentamientos humanos durante la prehistoria. Al caer la tarde, en esta zona, se puede de disfrutar de maravillosas puestas de sol. Imagen de HombreDHojalata
Imagen de Othmanlah
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+ infoParis est magique!
Por Panenka www.panenka.org
Pionera y revolucionaría en tantos aspectos, a los bordes del Sena se disputó la primera final de la Copa de Europa, se jugó el primer partido de fútbol en unos JJ.OO, se creó el Balón de Oro. Y como no tan sólo de fútbol vive el hombre, cada año, los ojos del mundo se giran hacia la capital francesa para saludar al rey de Roland Garros, en el Bois de Boulogne, o al ‘Maillot amarillo’ del Tour de France, que desfila victorioso por los Champs Elysées. Como grandes recintos, más allá del vetusto Stade de Colombes, donde se rodó el partido final de ‘Evasión o Victoria’, en París son de visita obligada el Stade de France, en Saint-Denis, templo futbolero y, sobre todo, de los aficionados al rugby y el Parc des Princes, domicilio del Paris Saint-Germain. En las gradas de este último, los aficionados se desgañitan al grito de: “Paris est magique!”. Y no les falta razón, solo hace falta lanzarse a descubrirla.
El once de rincones deportivos
1 Yves-du-Manoir En el viejo Colombes se rodó Evasión o Victoria.
2 Philippe-Chatrier Como el jardín de casa para Rafa Nadal.
3 Parc des Princes Hogar del PSG y de las pesadillas de Arconada.
4 Stade Bauer Última casa de un club nómada como el Red Star.
5 Stade Charléty Domicilio modesto del decadente Paris FC.
6 Stade de France En Saint-Denis, el olimpo de los héroes del 98.
7 Paris-Bercy Cuesta pensar en un deporte que no haya albergado.
8 V. Jacques-Anquetil Acogió el primer duelo de fútbol olímpico.
9 S. Pershing Hoy campo de beisbol, fue sede futbolística en 1924.
10 S. Dominique-Duvauchelle La casa de US Créteil-Lusitanos.
11 S. Salvador-Allende El estadio de los rojos de Noisy-le-Sec.
El once de rincones turísticos
1 Versailles A Luis XIV no le llamaban el ‘Rey Sol’ por casualidad.
2 Balón de oro En la sede France Football nació el esférico dorado.
3 Trocadero De noche, el mejor lugar para gozar de la Tour Eiffel.
4 Arc de Triomphe Capricho de Napoléon para festejar Austerlitz.
5 H. Delaunay Ex presidente de la federación y trofeo de la Euro.
6 Café de Flore La segunda casa de Sartre y Simone De Beauvoir.
7 Pigalle Como el barrio rojo de Amsterdam pero con glamour.
8 H. Ambassador Bernabéu y Hanot parieron la Copa de Europa.
9 Sacré Coeur En Montmartre, la basílica con las mejores vistas.
10 Le baiser La plaza del ayuntamiento y una foto de Doisneau.
11 Père-Lachaise Cementerio de artistas, como Jim Morrison.
Por Panenka www.panenka.org
Ilustración de Pep Boatella / @pepboatella
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+ infoUn rincón de concordia
Por Eddy Lara de www.destinosactuales.com
Hay recovecos de Barcelona que pueden sorprender incluso a los que vivimos en esta ciudad, y la Plaça de la Concordia. uno de esos tesoros escondidos.
Lejos del bullicio turístico de la ciudad emerge un lugar cuya ubicación camufla el tesoro que pueda representar. Justo al lado de uno de los vibrantes centros financiero de Barcelona (La parte alta de la Avenida Diagonal) y el Barrio de Les Corts (famoso porque justo allí se encuentra el Campo del Barça), está la Plaça de la Concòrdia.
Pareciera que el nombre de esta plaza le fuera dado a propósito, pues aunque en sus alrededores transcurre buena parte de la vida turística y económica de la ciudad, en ella el tiempo marcha a otro ritmo distinto. La tranquilidad resalta por sus cuatro costados. Por lo que se convierte en el lugar perfecto para gastar una tarde de verano en una de sus terrazas degustando una cerveza o una copa de vino, mientras se contempla que en sus habitantes transcurre un estilo de vida propio más de un pueblo que de una ciudad como Barcelona.
Uno de los lugares emblemáticos de la plaza es el Centro Cívico Can de Deu, creado especialmente para promover el jazz y, por otro lado, impulsar la importancia de un entorno sostenible del medioambiente en la ciudad. Posee un jardín y un bar en el que se puede hacer el vermut mientras se disfruta del sol y la tranquilidad del lugar.
Y si de comer o cenar se trata, definitivamente el restaurante Fragments Café ofrece uno de los surtidos de tapas más variados de la ciudad, las patatas bravas merecen una atención especial, es la joya más preciada del lugar. Otras delicias para descubrir ya sea en su terraza, jardín, la barra o sus comedor interior o exterior, son las gildas, rocas de parmesano con módena, anchoas con cebolla confitada, revuelto de ceps y foie…una excelente selección de vinos nacionales y como broche de oro un pastelito de chocolate belga.
En las calles aledañas a la Plaza se encuentra el Infussion Bar, ideal para pasar una tarde mientras se degusta infusiones venidas del Mediterráneo, oriente próximo y el más allá. Su decoración evoca la de un zoco de Marrakech…sitio ideal si se visita la Plaza en pleno invierno.
Los fines de semana también se puede apreciar la vida de los locales, gracias al mercado que también le da vida a este lugar. Pero cualquier local que alberga la plaza tiene un encanto propio: la pastelería, la farmacia, o el Florentine Cup&Cakes, un sitio para degustar pasteles, galletas y cupcakes hechas al momento.
Por Eddy Lara de www.destinosactuales.com
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La noche indie en Roma
Normalmente, cuando uno piensa en vida nocturna y bailar música indie hasta el amanecer, nadie piensa en Roma. La noche en Roma no es de las más populares de Europa pero tiene su encanto y tiene locales donde escuchar música indie.
Para que te hagas una idea antes de salir por Roma, es necesario que sepas que los bares suelen cerrar a medianoche en invierno y aguantan hasta las 02:00 horas en verano. Otro factor importante son los precios de las bebidas que van desde los 2 € por una copa de vino de la casa de pie en un bar hasta los 12 € por un cubata en una sala.
Hemos hecho un recorrido por los bares y discotecas más indies de la ciudad. Descúbrelos si estás en la capital italiana y echas de menos los sonidos indies de los clubs de tu ciudad.
Empezamos la noche en el Micca Club. Aquí puedes tomar algo y escuchar buena música. Está en el barrio de Esquilino y merece la pena ver un lugar como el Micca antes de dirigirse a la zona del Pigneto donde encontramos la mayoría de bares y clubs que buscamos.
Una vez hemos llegado a la zona de Pigneto, podemos cenar en el Necci. Se comenta que era el lugar favorito de Pasolini y la decoración sesentera del local bien merece una visita.
En la misma calle, en el número 101, nos encontramos con el Fanfulla 101. Bebida barata, buenas sesiones de DJ y quizá algún exposición interesante.
Después de las primeras copas, hay que ir a bailar. Si llegas pronto, el Init es un local perfecto. Pequeño, acogedor y buena música.
Para acabar la noche, nada mejor que bailar en el Circolo Degli Artisti. Además, si es verano, podrás darte un baño en su piscina.
Existen otras alternativas pero algo más alejadas de la zona. Te recomendamos, por curioso, el Piper Club por ser el hogar de los amantes del sonido beat de los 60 en la capital italiana.
Si te apetece además acompañar la noche con un directo, consulta la programación del Palalottomattica, quizá te encuentres con una agradable sorpresa.
Esperamos que hayas disfrutado de la noche indie en Roma.
Imagen de Aaron Logan
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