Atenas contemporánea
La primera edición se celebró el año 1955, desde entonces cada cinco años Kassel alberga la Documenta. Llegando a su decimocuarta edición, el acontecimiento de cultura moderna hace las maletas y por primera vez en su historia se traslada hasta Atenas. Bajo el título de Learning from Athens y destacando aquellas propuestas con connotaciones políticas, este 2017 la capital griega comparte titularidad con la ciudad alemana y desde el 8 de abril y hasta el 16 de julio acoge el mayor y más importante certamen de arte contemporáneo de Europa. Coincidiendo con el aterrizaje de la Documenta en latitudes helenas, nos olvidamos de la Acrópolis para perdernos por la Atenas más actual.
Museo de Arte Contemporáneo
Inaugurado el 2014, el Museo Nacional de Arte Contemporáneo (EMST), será la sede de la muestra central de la Documenta. Una exposición que recogerá obras de más de 80 artistas, siendo el eje central un viaje de tintes oscuros desde el colonialismo hasta el pragmatismo económico actual. El museo, una de las principales y más interesantes galerías de Grecia, se encuentra ubicado en la antigua sede de la Cervecería Fix (edificio erigido en 1962 sobre los planos trazados por el arquitecto Takis Zenetos en colaboración con Margaritis Apostolidis). Desaparecida en 1982, durante décadas fue la cerveza más popular del país. Avenida Kallirrois y Calle Amvr. Frantzi
Exarchia
Si lo que te interesa es la contracultura debes visitar sí o sí el barrio de Exarchia. Bastión anarquista ateniense, fue el escenario de las principales manifestaciones que vivió la ciudad en los momentos más difíciles de la crisis económica; Exarchia es lo más parecido a una interminable galería de arte al aire libre. Impresionante muestra de cultura callejera, aquí todo trozo de fachada es un lienzo en potencia, imposible encontrar un pedazo de pared que no esté cubierta de grafitis. Versión ateniense del Raval barcelonés, Malasaña madrileño, Camden londinense o Kreuzberg berlinés, en Exarchia también encontraréis algunos de los mejores cafés de la capital griega así como las más recomendables librerías y tiendas de cómics, discos y ropa de segunda mano.
Technopolis
En el barrio de Gazi, en pleno corazón de Atenas, daréis con este antiguo complejo industrial reconvertido en un inmenso centro cultural nacido con la finalidad de dar impulso a la escena artística, así como la promoción de la herencia industrial (desde 2013 acoge el Museo de gas Industrial) y la concienciación de la gente en temas de carácter social. Construida en 1857, originalmente este complejo fue una fábrica de gas. Hoy en día, entre chimeneas, hornos y enormes depósitos de gas que dan testimonio de su pasado, Technopolis acoge, casi a diario, imperdibles eventos de música, cine, teatro, artes plásticas... como la Semana de la Moda o el Festival de Jazz de Atenas. Calle Pireos, 100
Teatro Embros
Teatro autogestionado con una de las agendas culturales más efervescentes de Atenas. Encontraréis el Teatro Embros en lo que en el pasado fue el edificio de una de las editoriales más potentes de Atenas. Pero cuando el negocio se fue a pique, se vieron obligados a vender el inmueble. Lo compró una muy popular compañía teatral que hizo del local una de las salas más concurridas de la capital ateniense. La aventura, sin embargo, no duró demasiado. La compañía se dividió en dos, y el edificio cayó en desuso. En 2010 la sala fue adquirida por el ayuntamiento de Atenas, pero frente a una actividad nula un grupo de actores decidió ocupar el teatro. Desde entonces la sala acoge todo tipo de actividades artísticas y culturales a la vez que también funciona como centro social. Calle Riga Palamidou, 3
Antigua prisión de la Gestapo
Sorprende que un lugar del peso histórico de esta antigua prisión sea ignorado por la gran mayoría de guías turísticas. Tenéis que dirigiros hasta la calle Korai, justo frente a la estación de metro de Panepistimio. Ahí podréis adentraros en lo que amagó una prisión clandestina de la Gestapo nazi. Presidio subrepticio, actual y oficialmente denominado Lugar de Memoria Histórica, en el que durante la ocupación alemana en la Segunda Guerra Mundial se encerraba a comunistas y demás miembros y representantes de la izquierda griega. Visita de alta carga emotiva, destaca la galería de pinturas y tallas realizadas por los revolucionarios durante su confinamiento. Calle Korai, 4
Booze Cooperativa
Uno de los locales favoritos por el moderneo local. Espacio multiusos, por la mañana reluce como un café de especialidad, refugio de barbudos trabajando con sus portátiles. Tras la hora de comer, concepto que en Grecia puede ir de las tres del mediodía a las cinco de la tarde (por cierto, muy recomendable la cocina del Booze Cooperativa) se convierte en un bullicioso bar hasta bien entrada la madrugada. Pero el gran atractivo del Booze Cooperativa es la sala de exposiciones que esconde en su sótano, galería que cobija las obras de algunos de los nombres más sugestivos de la escena artística alternativa local, y la sala de teatro que asoma en el piso de arriba, primera alternativa para los jóvenes dramaturgos atenienses. Calle Kolokotroni, 57
Αvli
Tras tanta visita cultural y artística siempre es necesario reponer fuerzas con una buena comida, más tratándose de una gastronomía como la griega. De locales donde degustar las mejores recetas tradicionales locales hay unas cuantas decenas en Atenas, pero entre todas ellas destaca el Avli, uno de los mejores rincones de la ciudad en los que degustar las especialidades griegas caseras. Y entre raciones de keftedakia, loukaniko y musaca atreveros a darle un sorbo a suouzo. De producción propia, se trata de uno de los licores griegos más populares, característico por su alta graduación (entre 37 y 50 grados) y su fuerte sabor y olor a regaliz. Calle Agiou Dimitriou, 12
Mercadillo de Monastiraki
Todo viaje hay que completarlo con una ronda de compras. Y realizando una visita por la Atenas más alternativa, estas se deben de realizar en el Mercadillo de Monastiraki. Monastiraki es conocido como uno un de los epicentros comerciales de Atenas, núcleo de numerosas boutiques. El domingo, sin embargo, el barrio, muy especialmente la calle Ermou, se convierte en un inmenso mercado de pulgas en el que comprar desde antigüedades a libros descatalogados, vinilos, ropa de segunda mano, muebles, etc. Tras un copioso desayuno a base de tarta de queso o espinacas bajada con un Milko (el Colacao griego) o un inmenso café frappé (aunque ésta sea un especialidad de Tesalónica) el plan perfecto para un domingo por la mañana en Atenas.
Reserva tu Vueling a Atenas y anímate a conocer su escena contemporánea.
Texto de Oriol Rodríguez
+ infoFiordos del oeste la Islandia más remota y auténtica
Luces bajas, melancólicos atardeceres, fiordos sin fin, pueblos pesqueros a los que sólo se llega por carreteras sin asfaltar, pozas termales con vistas al océano y, sobre todo, tranquilidad. Mucha tranquilidad. Todo ello es lo que ofrece al viajero la región de los Fiordos del Oeste, la más solitaria y virgen de Islandia. Pasar unos días explorando sus apartados confines es lo más parecido a lo que hasta hace muy poco fue viajar por la hoy popularísima Ring Road. Os recomendamos cómo llegar hasta este remoto y cautivador paraíso y, una vez allí, qué ir a visitar.
1. Ísafjördur, antigua capital de la pesca
Aunque es el asentamiento más grande de los Fiordos del Oeste, en Ísafjördursólo viven 2.600 personas. Sin embargo, en estas latitudes un censo de este calibre se interpreta como una auténtica aglomeración humana.
En el acogedor centro histórico de la población, que conserva un buen número de casas de madera del siglo XVIII, se disfruta de un animado y sorprendente ambiente. Encontraremos buenos restaurantes –el marisco y los productos del mar son la especialidad local– y agradables cafés que, con la calefacción siempre al máximo, invitan a guarecerse de las habituales inclemencias del tiempo. Resulta interesante el Museo Marítimo de los Fiordos del Oeste, lleno de reliquias de la época de los balleneros. Es de gran ayuda para comprender el origen y la era dorada de este aislado puerto.
Por tierra, mar y aire:los vuelos diarios desde Reikiavik convierten a Ísafjördur en la puerta de entrada más rápida y cómoda a los Westfjörds. También es el puerto de partida de los barcos con destino a la Reserva Natural de Hornstradir.
2. Snaefellsness y el viaje al centro de la tierra
Si preferimos aventurarnos por tierra desde Reikiavik, de camino al lejano norte merece la pena desviarse ligeramente para explorar la península de Snaefellsness. La panorámica carretera circunvala todo el perímetro de la península, que luce coronada por el espectacular volcán cubierto de glaciares que inspiró a Julio Verne para su novela Viaje al centro de la tierra.
Aunque suele soplar un fuerte viento, el trayecto está repleto de paisajes sobrecogedores, profundos acantilados, ríos de lava y playas de arena de color melocotón. Una excursión a pie muy recomendable –si el viento lo permite– es el camino costero que une Arnarstapi y Hellnar, de 5 km en total, a lo largo del cual veremos espectaculares formaciones basálticas, cuevas horadadas por el oleaje y arcos naturales de roca.
3. Frailecillos en los acantilados de Látrabjarg
Es el punto más occidental de Europa –y probablemente también uno de los más ventosos–, pero en los acantilados de Látrabjarg es posible observar muy de cerca a los fotogénicos frailecillos –o puffins–, esas vistosas aves de picos de colores que anidan junto a otras especies en estos inexpugnables precipicios que se alzan más de 400 metros sobre el océano.
Pese a la simpatía que provocan entre los viajeros, conviene tener presente que la población local se alimentó durante décadas de sus huevos y su carne. De hecho, el puffin sigue siendo un plato selecto que se ofrece en algunos restaurantes. La técnica utilizada para cazarlos obliga a descolgarse con cuerdas y redes desde lo alto de los acantilados. Precisamente la pericia y el arrojo de los cazadores de puffins de la región resultaron vitales cuando en 1947 un barco inglés se hundió en estas costas y todos los miembros de la tripulación fueron rescatados e izados uno a uno pared arriba.
Llegar a Látrabjarg implica conducir por un sector de casi 50 km de pistas de tierra (sólo ida). Unos 5 km antes del faro del "finisterre de Europa" encontraremos un área de camping muy básica (hay WC y agua potable, pero no duchas ni agua caliente), apta para tiendas y autocaravanas.
De camino hasta allí pasaremos por Hnjótur, donde hay una cafetería y un interesante museo con artefactos diversos, incluido un avión de la United States Navy.
4. Pozas termales deReykjafjarðarlaug
Las aguas termales siempre son un regalo de la naturaleza, pero en un entorno como los Westfjords se convierten en auténtico maná divino. Una de las mejores piscinas termales, aunque no la única, fue construida por un grupo de voluntarios en 1975 frente al fiordo de Reykjafjörður, a escasos 50 metros de la carretera de tierra que comunica Bíldudalur con Hrafnseyri. El manantial brota unos metros más arriba, a 52ºC, pero la piscina se mantenía a 38º. Y hablamos en pasado porque lamentablemente en 2016 permaneció cerrada. Esperamos que en 2017 vuelva a funcionar.
5. Catarata de Dynjandi
Con 100 metros de caída en forma de hermosa escalinata, Dynjandi –también conocida como Fjallfoss– es sin duda la cascada más espectacular de los Fiordos del Oeste. Se llega a ella por una carretera de montaña sin asfaltar y se ha habilitado una zona de acampada básica apta para tiendas y autocaravanas. Orientada hacia el oeste, la mejor hora para retratarla es al atardecer.
6. Focas y mermeladas en Litlibaer
Unos 70 km al este de Ísafjördur, en dirección a península termal de Reykjanes, hay una colonia de focas visible desde la carretera. Para hacernos una idea del carácter confiado de la población, un granjero local deja allí unos prismáticos para quien las quiera observar con más detalle, además de unos cuantos frascos de mermelada casera y una hucha para que quien desee llevarse un bote le deje los 6 euros que cuesta el tarro.
7. Paseos en kayak
En el siguiente fiordo, llamado Mjóifjörður –es fácil perder la cuenta–, el nuevo trazado de la ruta 61 ahorra al viajero moderno el amplio y obligado rodeo de antaño que iba hasta el fondo del estuario por la vieja carretera de tierra 633. En lo más apartado está Heydalur, una granja de turismo rural con piscinas de aguas termales, donde organizan excursiones en kayak con inicio en la colonia de focas de la boca del fiordo. Durante el trayecto, de 5 horas, a veces se avistan ballenas.
8. Expedición a la Reserva Natural deHornstrandir
Nadie vive allí, sólo los guardas forestales, las aves y los zorros árticos. Se trata del extremo más aislado y virgen del país, al que sólo se puede llegar en barco. Más allá del puerto de Hesteyri –donde se puede dormir en la vieja casa del médico, de sólo 16 plazas, construida en 1901–, no hay ni tiendas, ni restaurantes, ni hoteles. Sólo áreas de acampada básicas. Por tanto, la Reserva Natural de Hornstrandir está reservada a amantes de la fauna y la flora acostumbrados a la vida al aire libre y los caprichos de la climatología ártica. Algunas agencias organizan tours guiados de senderismo de 4 o 5 días.
Texto de Sergio Fernández Tolosa y Amelia Herrero Becker de Con un par de ruedas
Imágenes de Con un par de ruedas
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