Vacaciones en el mar. Las orcas se dejan ver por Tarifa
Desde mediados de julio hasta mitad de septiembre se pueden avistar en la zona de Tarifa y el Estrecho de Gribaltar alrededor de 50 orcas agrupadas en cinco familias, y si sois amantes de estos gigantescos animales, es una aventura extraordinaria admirar a las ballenas, los delfines y las orcas en su medio natural, jugando con las embarcaciones, entrando y saliendo de esa lámina de agua en la que se unen el mar Mediterráneo y el océano Atlántico.
La Asociación para la Conservación, Información e Investigación de Cetáceos (CIRCE)estima que los delfines listados, los mulares, los comunes y los calderones tienen su hábitat en este Estrecho que separa África y Europa, pero entrada la primavera es posible avistar esporádicamente cachalotes y mamíferos tan impresionantes como los rorcuales, con sus 20 metros de longitud y más de 80 toneladas de peso, uno de los animales más grande del planeta.
Las orcas se dejan ver con más facilidad en verano porque van en busca de los atunes que en esta época cruzan el Estrecho de Gibraltar hacia el Atlántico.
Tarifa es el lugar
Pero la diversión no acaba aquí. Tarifa tiene mucho más que ofrecer, ya que es una de las ciudades más atractivas y cosmopolitas de Europa. Es un punto de encuentro de jóvenes de todos los rincones del mundo, atraídos por estas playas tan espectaculares y por el wind y el kite surf y si además le sumáis cómo se puede disfrutar de la naturaleza aquí, la diversión está garantizada.
Para los que prefiráis estar en tierra, podéis optar por otras actividades que seguro que os encantarán. Estando en Tarifa hay que visitar las playas de Valdevaqueros y de Bolonia, con esas dunas inmensas desde las que, en los días claros, se ve el norte de África. Otro de los enclaves imprescindibles es Baelo Claudia, uno de los recintos arqueológicos más relevantes de la península porque nos sirve para comprobar cómo era una ciudad romana típica, con su anfiteatro, calzadas, factorías pesqueras y murallas. Este asentamiento romano fue muy importante ya que desde aquí se exportaban a Roma la famosa salsa garum - era una salsa de pescado a base de vísceras fermentadas, considerada por los romanos como un afrodisíaco-.
Otro de los monumentos emblemáticos de Tarifa es el castillo de Guzmán El Bueno cuya historia os dejará la sangre helada porque prefirió entregar a su hijo a los invasores antes que entregar la plaza de Tarifa.
¡Ah! y no te puedes ir de Tarifa sin comer pescado fresco, en los bares, o en los chiringuitos de la playa; y sin probar los dulces de larga tradición árabe en las pastelerías del centro de la ciudad.
Muchas opciones encontrarás aquí, todas con su encanto; así que coged la mochila, Vueling y volad hasta Jerez para disfrutar de uno de los parajes naturales más potentes del sur de Europa.
Texto de Amparo Ortega y María del Águila Heras (Patronato Turismo de Cádiz)
Imágenes de Patronato Turismo de Cádiz
+ infoTel Aviv no para 11 locales del desayuno a la cena
Viajamos a Tel Aviv, la ciudad más europea de Israel, una burbuja de hedonismo en pleno Oriente Medio donde disfrutar de la playa, de numerosas galerías de arte y tiendas de diseño, de discotecas... y de restaurantes.
Benedict
Los israelís desayunan muy fuerte, por eso veréis bares y restaurantes llenos a las 9 de la mañana con gente desayunando como si estuvieran comiendo. La cola que suele haber frente a este local (no muy larga, eso sí), dice mucho del éxito de este restaurante ideal para desayunar unos buenos huevos Benedict en todas sus variantes, que se acompañan de ensalada, pan y bebida. Abre cada día de la semana las 24 horas.
Minzar Bar
Abre cada día a todas horas. Por eso es siempre un punto de reunión, perfecto para compartir una charla y una cerveza. Los intelectuales de Tel Aviv lo tienen como lugar de encuentro y está al lado del mercado Shuk Hacarmel.
Espresso Bar
La avenida Rothschild es una elegante rambla llena de locales que le dan vida y colorido. Uno de ellos, haciendo esquina con la calle Herzl, es este, ideal para desayunar huevos Benedict con salmón en su tranquila terraza. Abre cada día de 6.00 a 00.00 horas.
La Gaterie
Pequeño local que sirve unos cruasanes rellenos (de queso, jamón, huevo con salami…) maravillosos. Pedid algún vino de la zona. Os sorprenderá. Abre cada día, de 9.00 a 1.00 horas. Está en la calle King George, que une el Dizengoff Centre con Kikar Rabin, una plaza de ayuntamiento, con bares y epicentro de las manifestaciones.
Dalton
Por la mañana sirve desayunos potentes, como les gusta a los israelís, y en las comidas y cenas ofrece gastronomía italiana. Este restaurante con decoración retro está en pleno barrio Neve Tzedek, una zona tranquila y algo bohemia de Tel Aviv. Abierto cada día, de 7.00 a 23.00 horas. Calle Pines, 27.
Dallal
La gente guapa de Tel Aviv (‘celebrities’ incluidas) va a esta casita con dos patios interiores a probar sus platos mediterráneos o a tomar un cóctel. Está a cinco minutos de la playa y abre cada día de 9.00 a 23.30 horas.
Night Kitchen
Uno de los restaurantes de moda de Tel Aviv es Night Kitchen. Moderno, desenfadado y con una propuesta a base de productos de temporada y de proximidad, especialmente las verduras y hortalizas. Abierto cada día a partir de las 19.00 horas.
Suzanna
Quien acude por primera vez a este restaurante de cocina mediterránea queda prendado de su terraza, con un árbol gigantesco que la embellece y le da sombra. Y de sus sopas. Está en el barrio de Neve Tzedek, junto al teatro Bat Sheva.
The Old Man & The Sea
En el puerto de Jaffa hay varios restaurantes. En este, que recuerda la novela de Ernest Hemingway ‘El viejo y el mar’ y está especializado en cocina marinera, te sirven gratuitamente una jarra de limonada y 22 platillos junto al plato que has pedido. Las gambas y los calamares son fresquísimos y los mejillones vienen con mantequilla de ajo. El café y el té no se pagan. Cada día, de 11.00 a 23.00 horas.
The Prince
La entrada hace dudar: una portería particular desvencijada y oscura. Si os atrevéis y subís al primer piso llegaréis a este local con una de las terrazas más coquetas de Tel Aviv, donde disfrutar de un cóctel o una cerveza, además de comer alguna cosa sencilla. Cada día, de 17.00 a 23.30 horas.
Aria
Una casa con dos pisos y dos propuestas. Arriba, restaurante gastronómico, con delicados platos internacionales y modernos, elegantes y equilibrados, a base de producto local. Abajo, un bar. Algo más caro que el resto, es una buena opción para darse un pequeño homenaje. Abre a las 19.00 horas.
Reserva tu Vueling a Tel Aviv y anímate a probar su oferta gastronómica.
Texto y fotos de Ferran Imedio de Gastronomistas.com
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Gouda algo más que un queso
Todos hemos oído hablar alguna vez del queso gouda, unos cuantos hemos llegado a probarlo, e incluso lo tenemos entre nuestros preferidos, pero muy pocos saben de dónde viene y de los atractivos que esconde la ciudad de la que es originario. Y es que este popular queso procede de Gouda, una ciudad de los Países Bajos situada en la provincia de Holanda Meridional, en la confluencia de los ríos Gouwe y Ijssel.
¿Qué se puede hacer en Gouda?
La ciudad de Gouda cuenta con un centro histórico de lo más pintoresco en el que pasear por sus calles es un auténtico placer, y donde encontrarás los principales puntos de interés de la ciudad. El primero de ellos va asociado al queso –no podía ser de otro modo-, y es el que más turistas atrae: el mercado del queso (KaasMarkt). Éste tiene lugar todos los jueves de 10 a 13h, de abril a agosto, donde se pueden ver a campesinos y comerciantes realizando las transacciones, y en el que aún se conservan muchas tradiciones centenarias, como en el transporte de la materia, que se hace en carretillas de madera, o en el cierre de las compras, mediante un toque de manos.
En la misma plaza que se lleva a cabo este ritual comercial, conocida como Markt, se encuentra el Stadhuis, un bello edificio de estilo gótico flamígero que tiene el honor de ser uno de los ayuntamientos más antiguos de los Países Bajos. Construido entre 1448 y 1450, sufrió alguna que otra modificación en 1692 y 1880. En su interior sobresalen la Trouwzaal (Sala de Bodas), de 1800, y el Salón de Plenos.
También en la misma plaza de Markt se puede visitar el Goudse Waag, edificio de 1668 que antiguamente servía como mercado cubierto para la compra y venta de queso. Hoy en día, convertido en un monumento nacional, ha sido transformado en museo dedicado al queso.
La iglesia de San Juan Bautista (Sint Janskerk) es, junto al ayuntamiento, otra de las joyas por las que merece la pena hacer una excursión a Gouda, y a la que no hay que dudar en entrar. Su historia es la de una auténtica lucha contra las llamas, ya que llegó a sufrir hasta tres incendios de los cuales dos de ellos, en 1361 y 1438, casi lograron destruir la totalidad de la ciudad. Sus 123 metros de largo la convierten en la iglesia de mayor longitud de los Países Bajos. Lo más impresionante son, sin duda alguna, sus sesenta vidrieras, veinte de las cuales son obra de los hermanos Dirck y Wouter Crabeth, y fueron colocadas entre 1530 y 1603. Uno de los aspectos que más sorprende en la visita es que aún se conservan los cartones que sirvieron de modelo a los artistas, algo poco común y difícil de encontrar.
Aquellos que quieran conocer la historia de la ciudad pueden acercarse hasta el Museo de Gouda, que ocupa los edificios de Het Catharina Gathuis y De Moriaan.
Cerrando la visita a la ciudad, te recomendamos desplazarte al sur del centro histórico, donde se encuentran dos antiguos molinos, elMolen 't Slot, construido en 1831, y elDe Roode Leeuw('El León Rojo'), de 1619, reconstruido en 1771.
Eso sí, no debes de irte de Gouda sin probar el stroopwafel, un dulce originario de la ciudad, que lo forman dos gofres unidos por un relleno de caramelo blando, una estupenda forma de recuperar las fuerzas tras este magnífico paseo por la ciudad.
Ahora que ya conoces todos los secretos que se esconden en Gouda, coge tu Vueling y anímate a conocerla.
Texto de Los Viajes de ISABELYLUIS
Imágenes de bertknot, Sander van der Wel, Hans A Rosbach
+ infoY el tiempo se paró en Périgueux
La historia ha sido generosa con Périgueux. Esta población francesa, cuya imagen es un emblema de Aquitania, tiene la gran suerte de preservar restos de su pasado galorromano y medieval que hacen de ella un lugar único. Situada a orillas del río Isle, Périgueux bien merece una escapada no solo para conocer su imponente patrimonio sino también para dejarse llevar por los placeres de su gastronomía en la que el foie es su adalid.
Périgueux, antigua Vesunna Petrucoriorum, fue uno de los núcleos romanos más importantes del sur de Francia. Prueba de ello son los restos que de esta civilización se han encontrado como los de su muralla o los de su anfiteatro, con un aforo de 20.000 espectadores y que debió de tener tanta relevancia como el de Nimes o el de Arlés. Merece (y mucho) la pena visitar el magnífico Museo Vesunna, construido alrededor de una gran mansión romana del siglo I, la llamada domus des Bouquets que, por sus dimensiones -4.000 metros cuadrados de superficie- debió pertenecer a alguna autoridad de alto rango de la región. Gracias a un sistema de pasarelas se puede ver desde arriba el interior de la casa sin dañar la superficie original.
A pocos metros de la antigua muralla galorromana, sobre la cual se levantaron algunos edificios, todavía quedan en pie algunas muestras de su pasado medieval como los vestigios del castillo Barrière, del siglo XII, destruido en un incendio del siglo XVI o la iglesia de la Cité, la primera catedral de Périgueux hasta las Guerras de religión, durante las cuales fueron destruidas dos de sus cuatro cúpulas y el campanario.
Recorriendo el Périgueux medieval y renacentista
Parece que Dios se detuvo en la misma cima del Puy Saint Front donde el hombre acabaría construyendo la catedral del mismo nombre, sobre una antigua iglesia merovingia y carolingia. Este imponente templo, que hace alzar los ojos a cualquiera que se acerque, fue declarado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad en 1998 y es una etapa fundamental para los peregrinos que van hacia Santiago de Compostela. La catedral de Saint Front es única ya que a ratos se vislumbra el exotismo de Bizancio en su apariencia mientras que en otras ocasiones se ve la herencia que ha dejado en la basílica del Sacré Coeur del Montmartre parisino. Su interior no es tan imponente aunque tiene algún detalle excepcional, como la lámpara de araña que iluminó la boda de Napoleón III con Eugenia de Montijo en París.
El Périgueux medieval, con la torre Mataguerre como último bastión de su antigua muralla, también esconde edificios renacentistas con elementos tan característicos de este estilo como sus patios interiores y escaleras. Algunas de sus casas más emblemáticas son la del Pastelero (siglo XVI) y la Morada de Saint Front, un pequeño palacete ubicado en la calle de la Constitución.
Gastronomía de Périgueux
Al pie de la catedral se encuentra la Plaza de la Clautre que cada miércoles y sábado acoge un vistoso mercado de verduras donde los agricultores locales venden su género. Justo a pocas calles dos mercados al aire libre ensalzan dos de los productos que no faltan en las despensas de los locales de Périgueux: la carne y el foie.
Y es que merece la pena perderse por el entramado de callejuelas medievales y reservar mesa en algunos de los pequeños bistrots o restaurantes y darse un homenaje con los productos de la tierra, como sucede en el refinado L’Eden, situado en la particular calle Aubergerie, una de las vías con más solera de la capital del antiguo Périgord.
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Texto de Tus Destinos
Imágenes de Tus Destinos y Alban GILBERT - CRTA