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De la Porticada a Puertochico

Conocemos en Santander una de esas personas con la que es un lujo recorrer la ciudad porque se la conoce al dedillo. Entre pinceladas de historia y curiosidades sobre Santander, nos lleva por los diferentes bares, bodegas, tabernas y tascas de la zona para que probemos la especialidad de cada lugar. A un ritmo vertiginoso vamos entrando y saliendo mientras nos va indicando - aquí tienen los mejores pinchos de bacalao, aquí son un poco bordes pero vamos a entrar porque el marisco es buenísimo o aquí vamos a probar la tapa de queso picón-. No hay tiempo que perder porque hay muchos y muy buenos establecimientos por la zona y quiere enseñárnoslos todos (o eso va a intentar).

El recorrido no sale especialmente caro porque en Santander los pinchos y raciones son más baratos que en otras ciudades del norte; las tapas cuestan entre 1€ y 2,50 € y las raciones entre 6 € y 18 €, según lo que se pida.

Desde la hermosa Plaza Porticada, que fue sede durante muchos años del Festival Internacional de Santander, hasta el popular barrio de Puertochico. Vamos allá, a por la excelente gastronomía de Santander!

El Marucho
Calle Tetuán 21

Bar restaurante típico, sin ningún lujo, en el que puedes comer marisco y pescado a buen precio y muy rico. Aquí probamos unas rabas extraordinarias. En temporada alta es difícil encontrar un hueco.

La Flor de Tetuán
Calle Tetuán 18

Bar restaurante especialista en marisco y pescado. El precio es algo más elevado que en el resto de establecimientos de la zona pero sirven las mejores gambas a la plancha de Santander (la ración sale a 12 €). Rabas, percebes, salpicón…todo el marisco es buenísimo!.

La Bodega de Santoña
Calle Peña Herbosa 21, enfrente del edificio del Gobierno Regional

Productos típicos de Cantabria como quesos y anchoas.

Casa Lita
Paseo de Pereda 37, al lado de Puerto chico

Gran surtido de tapas y pinchos de todo tipo, desde los más clásicos -como el pincho de tortilla- a elaboraciones propias como el pincho cántabro. Su cocinero, Joseba Guijarro, tiene estrella Michelín y Casa Lita ha recibido premios por la calidad de sus pinchos.

Bodega Fuente Dé
Calle Peña Herbosa

Aquí descubrimos el queso picón, un excelente queso azul que se elabora en Cantabria. Al entrar, la mezcla de olores del fuerte queso con los encurtidos te tumba de espaldas hasta que te acostumbras -después es casi adictivo y para volver nos compramos un queso entero que fuimos oliendo todo el viaje-. También ponen tapas y comida de carácter regional como el cocido montañés, cocido lebaniego o picadillo de Potes.

El Solorzano
Calle Peña Herbosa 17

Vermut a granel con sifón. Gran variedad de tapas, mejillones, rabas, rejos, etc.

El Diluvio
Calle General Mola 14

Al igual que Casa Lita, este lugar es pionero en Santander en servir tapas un poco más elaboradas al estilo del País Vasco.

La Cigaleña
Daoiz y Velarde, 19

Un auténtico museo del vino en el que probar especialmente la tapa de bacalao rebozado. Riquísimas.

Tapas y Vinos
Calle Marcelino Sautuola

Rioja bien servido y excelentes tapas. Lo mejor, la tortilla de patatas de chicharrones, que se acaba en cuanto la sacan.

El Tivoli
Calle Marcelino Sautuola

Rabas y rejos exquisitos, y raciones de jamón muy bien servidas.

La Conveniente
Calle de Gómez Oreña, 9

Junto al El Marucho es uno de los lugares más frecuentados por los visitantes a Santander. Buenas raciones de anchoas y fritos servidas en mesas de bancos corridos, que comemos acompañados de la música de fondo de un pianista.

El Cañadio
Calle de Gómez Oreña, 15

Excelentes tapas elaboradas por uno de los buenos cocineros de la ciudad.

Y aquí dimos por acabamos la ruta, no porque se acabe la oferta, pero es que rabas, anchoas y demás tapas nos salían por las orejas. Pero aún camino para casa, nos va recomendado - la próxima vez tenemos que hacer el Riojano (que parece un museo con sus toneles pintados por personajes célebres)-, Casa Goria, el Cantabria, Las Hijas de Florencio, Malinche, Días de Sur, la Bodega de Jesus Quintanilla...-.

Gracias a Paco Laín por enseñarnos los mejores rincones de Santander!

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Dos días en Munich

El Englischer Garten es el parque más grande de la ciudad y como hacía muy buen tiempo nos decidimos a pasar allí la mañana como buena parte de los muniqueses. Al inicio hay un puente sobre el río Eisbach en el que los surfistas aprovechan la fuerte corriente y las olas que se producen para practicar el deporte. Es muy entretenido observarlos y ver como se organizan y respetan sus turnos para lanzarse a hacer piruetas.

El parque tiene grandes explanadas y otras zonas arboladas surcadas por riachuelos con lo que es muy relajante pasear por allí e ir cruzando los puentes. En medio del Englischer Garten se encuentra el Biergarten de la Torre China. En los biergarten la gente puede llevarse su propia comida de casa pero como no llevábamos nada compramos salchichas en un puesto.

Seguimos paseando por el parque y nos dirigimos a una de las salidas laterales. Allí nos encontramos con otro pequeño biergarten que nos llamó mucho la atención porque en su terraza habían plantado las cabinas de unos teleféricos y en su interior se podía tomar el café. Nos pareció una idea muy original.

Cogemos la calle Hohenzollernstraße; queremos ir a un local que nos han recomendado Laurel Robbins de monkeysandmountains.com. Se trata del restaurante en el que preparan patatas con más rellenos de los que te puedas llegar a imaginar.
 La calle Hohenzollernstraße tiene muchas tiendas de todo tipo: diseñadores de ropa, anticuarios, zapaterías… En Lili & Milou tienen un escaparate con ropa y juguetes para niños muy colorido.

Lamentablemente Kartoffelhaus estaba cerrado, seguramente porque nos habíamos entretenido un poco paseando por el parque. Aún no estábamos acostumbrados a los horarios de comida alemanes y a la hora a la que llegamos teníamos más posibilidades de cenar que de comer.

Por suerte muy cerca encontarmos un sitio que nos gustó mucho, el Schwabinger Wassermann en la calle Herzog 82. Nos hacia gracia también que estuviera en la calle dedicada al director y productor de Múnich, Werner Herzog, porque somos muy fans de sus películas. Este hombre volvía locos a todos los miembros de su equipo con su fuerte carácter. En Fitzcarraldo hizo mover un barco de vapor de 320 toneladas por una colina sin usar efectos especiales.

Como no conocemos muy bien el significado de los nombres alemanes de la carta, pedimos un plato tailandés por señas, como el que se estaba comiendo la chica de la mesa de al lado. Tenía muy buen aspecto y resultó ser muy picante pero buenísimo.

Podéis ver en la foto que el plato se servía con una guindilla roja. Una cosa que tendremos en cuenta la próxima vez que comamos algo con guindilla es vigilar de no tocarnos el ojo después de manosearla. El picor en el ojo es el mismo que en la lengua con el agravante de que no puedes beber nada para aliviarlo.

Al día siguiente nos decimos a visitar el centro de la ciudad. La plaza Marienplatz es el centro de Múnich con su impresionante ayuntamiento, la Peterskirche y la Frauenkirche, con las cúpulas de sus torres de un característico color verde.

El mercado de Viktualienmarkt se encuentra muy cerca del centro histórico y es un espectáculo para la vista que te hace parar en cada puestecillo. En uno de los laterales están las carnicerías con todo los tipos de salchichas alemanas y sus deliciosas carnes ahumadas. Rodeando el palo de mayo de la plaza se encuentran el resto de puestos con sus productos, frutas, verduras, quesos y adornos navideños, muy bien colocados.

El puesto más concurrido de todo el mercado era una pequeña cabaña de madera en la que servían Glühwein Haferl, vino caliente con canela y limón en unas tacitas de cerámica muy navideñas. Con la mano en el corazón tenemos que decir que el primer sorbo de ese brebaje nos supo a rayos pero que le vas cogiendo el gustillo a medida que vas bebiendo y, además, te hace entrar en calor.

Continuamos hasta Vits en Rumfordstraße 49, una deliciosa cafetería que nos había recomendado Laurel. Dice que sirven el mejor café de toda la ciudad y ¡no le falta razón!

De todas las cervecerías que hay en Múnich, nos habían recomendado no ir a la famosa Hofbrauhaus; no es la más frecuentada por los alemanes porque es demasiado turística. De todos modos pasamos por delante un poco por casualidad y no pudimos resistir la tentación de entrar. Sentados en una de las mesas para compartir de la entrada veíamos como constantemente entraban grupos de turistas a una pequeña sala en la que los clientes habituales depositan su jarra de cerveza, que queda guardada bajo candado. Cuando estos clientes acuden al local, retiran la jarra, la limpian con un poco de agua. Es fácil distinguir a los clientes habituales porque acostumbran a ir ataviados con los característicos sombreros y trajes bávaros.

En Odeonsplatzse encuentra la cafetería Tambosi, una de las más antiguas de la ciudad. Ya empezaba a hacer un poco de frío y la gente se sentaba en la terraza, en la que estaban haciendo un concierto de música clásica, abrigados con unas mantas de color rojo.

Dicen que tocar las narices de los leones de la puerta de la Münchner Residenz, el que fuera palacio real de los reyes de Baviera, da buena suerte pero que este toque debe ser ligero, como de pasada. Si los tocas demasiado tiempo produce el efecto contrario. Así como este tipo de supersticiones normalmente sólo son seguidas por los turistas, os podemos asegurar que en este caso es la misma gente de Múnich la que sigue con más ahínco la tradición.

Múnich fue sede de los Juegos Olímpicos de 1972 y vale la pena acercarse a visitar su villa olímpica, la Olimpiastadion con su irregular cubierta acristalada.

Además de ofrecer espectáculos deportivos, el Estadio Olímpico de Múnich es escenario de numerosos conciertos y muchos de los artistas que han pasado allí han dejado su firma en cemento como si fuera el paseo de la fama de Hollywood. Puedes encontrar las de Metallica, Rem, Kiss, Genesis, Aerosmith, Bryan Adams, Carlos Santana o Roger Waters por citar algunos de los que recordamos. Es un paseo por la historia de la música moderna.

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Venecia la ciudad más hermosa construida por el hombre

Venecia es una ciudad situada al noreste de Italia formada por 118 pequeñas islas separadas por canales y unidas por puentes. Es famosa por la belleza de su entorno, su arquitectura y sus obras de arte. Tanto es así, que la ciudad en su totalidad está catalogada como Patrimonio de la Humanidad, incluyendo, claro está, su preciosa laguna.

El nombre deriva de los antiguos Veneti que habitaron la región en el siglo X antes de Cristo. La ciudad es conocida como la Dominante, la Serenísima, la reina del Adriático, la ciudad del agua, la ciudad de máscaras o la ciudad flotante. Luigi Barcina la describió en The New York Times como "la ciudad más hermosa construida por el hombre”. También ha sido descrita por The Times Online como una de las ciudades más románticas de Europa.

Góndolas, buena comida, romanticismo… Venecia lo tiene todo. Los palazzos e iglesias al pie del agua persuaden al que transita por el Gran Canal de estar navegando por el interior de un cuadro.

Venecia es, toda ella, un museo al aire libre. Su arquitectura se caracteriza por esa herencia bizantina que se deja ver en muchos de sus monumentos y edificios, como en la Basílica de San Marcos, donde sus mosaicos reflejan ese legado. Muy cerca de la maravillosa Plaza San Marcos, encontramos el palacio Ducal, donde, antaño, se alojaba el Dogo de la ciudad y que hoy representa la ostentación de la época. También puedes adentrarte en los tétricos calabozos de la ciudad y pasear por el famoso Puente de los Suspiros, donde, cuenta la leyenda, que los reos suspiraban al ver el Adriático por última vez, antes de perder la libertad.

Sin duda, uno de los puntos fuertes de la ciudad es el Gran Canal, la arteria principal de la ciudad. La manera más económica de moverte por el interior de Venecia y sus islas es adquiriendo un City Pyass. En el Gran Canal se sitúan casi todas las paradas de los vaporettos.

Poder admirar los numerosos palacios que flanquean el canal, como el Ca d’Oro (uno de los edificios más suntuosos y con mejor presencia de Venecia gracias a los colores de su fachada principal, decorada originalmente con pan de oro y mármol brillante), o el conocido Puente Rialto es una experiencia única. Comprobarás que pese a los años, no ha perdido ni una pizca de la elegancia que le caracterizaba hace más de 400 años.

Se suele decir que para conocer una ciudad de verdad, hay que visitar sus mercados y Venecia tiene varios que merecen una visita obligada: el mercado de Erbaria, por ejemplo, se convierte en una representación de los productos gastronómicos de la zona (sobre todo espárragos y alcachofas), mientras que, en la Pescheria, podrás encontrar una amplia variedad de pescados frescos, muchos de ellos de la zona.

Para los amantes de la gastronomía italiana, el área de la Riva del Vin es un lugar idóneo para disfrutar de ella. Este muelle cuenta con infinidad de cafeterías y restaurantes que te darán la oportunidad de disfrutar de una velada placentera, tanto por la exquisita cena como por el atractivo paseo por la zona al atardecer. Tenemos muchas opciones más, como la zona del Campo Santa Margheritta que cuenta con terrazas sobre tarimas flotantes o Zattere, donde no te puedes perder la increíble puesta de sol sobre la Laguna Veneto. Déjate caer al atardecer por las calles que rodean el Campo Giacomo di Rialto, al otro lado del puente de Rialto, sin duda uno de los sitios de moda, y prueba su famoso aperitivi.

Pídete un Spritz acompañado de un sabroso montadito de Bacalao, aquí os dejamos  la receta clásica del Spritz en Venecia: 1/3 de vino seco como el Prosecco, 1/3 de Seltz  o de agua mineral efervescente, 1/3 de Aperol o Campari (según lo quieras dolce o amaro).

Si hablamos de museos, encontramos infinidad de ellos pero, sin duda, uno a destacar es el Guggenheim de Venecia que constituye el más importante de Italia de arte europeo y americano de la primera mitad del siglo XX. Está situado en el Palacio Venier dei Leoni, en el Gran Canal y fue inaugurado en el año 1980. Presenta la colección personal de Peggy Guggenheim de arte del siglo XX, obras maestras de la colección de Gianni Mattioli, el jardín de la escultura de Nasher, así como exposiciones temporales.

Por último, nunca es mala idea salir un poco de la ciudad para poder observar todo su esplendor desde la distancia. En la Plaza de San Marcos se sitúa la parada San Sacaría. Desde ahí puedes tomar el vaporetto 42 que te llevará a Murano, la isla más famosa de Venecia, pasando por Fonamente Nuove y el cementerio de San Michelle en un viaje que dura aproximadamente 40 minutos. Una excusa ideal es la visita del más que curioso cementerio local ubicado en la isla de San Michelle. Anteriormente, en realidad eran dos islas las que lo conformaban, pero éstas fueron unidas y ahora la Isla de San Michelle está dedicada enteramente a aquellos que ya partieron, siendo ocupada en su totalidad por iglesias y por largas filas de tumbas. Aquí es posible encontrar tumbas de grandes personalidades, incluyendo a Igor Stravinsky, Joseph Brodsky, Sergei Diaghilev, Ezra pound y Luigi Nono entre otros.

Si al estar rodeado de tanta agua se te antoja un baño, no hay problema, puedes pasar por la pequeña playa de Lido. Aquí encontrarás multitud de cafés y restaurantes donde comer o, simplemente, tomar algo, pero también unas vistas que te quitarán el hipo.

Sin duda, Venecia es única. Da igual cuantas veces la hayas visitado, nunca dejará de sorprenderte. ¿A que esperas para reservar tu Vueling? Consulta nuestros vuelos aquí.

Fotos: Fernando Sanz
Texto: Tensi Sánchez de actitudesmgz.com

 

 

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Saca tu Viena más dulce

Algunos de los hoteles más lujosos de Viena han decidido mostrarnos su faceta más dulce creando un tarta con sello propio con la que tentarnos. De este modo se unen a una de las tradiciones más arraigas de la ciudad, la de los cafés y la buena repostería. A continuación os mostramos algunos de los espacios donde podrás disfrutar de tan exclusivas y sabrosas creaciones.

Hotel Sacher de Viena – La tarta Sacher

¿Quién no ha probado alguna vez la tarta Sacher? Pero, ¿conoces el origen de esta popular tarta vienesa? Franz Sacher, que trabajaba de aprendiz de cocinero al servicio de la casa del príncipe Klemens Wenzel von Metternich, creó esta maravilla en 1832. Fue tal el éxito de este esponjoso pastel de chocolate con mermelada casera de albaricoque y cobertura de chocolate, que logró convertirse en un clásico de la ciudad. Eduard, el hijo mayor de Franz Sacher, fundó el Hotel Sacher, que ha guardado hasta nuestro días el secreto de la receta original. En la actualidad se elaboran más de 360.000 porciones al año: una tercera parte se consume en el hotel, otro tercio se reparte en los puntos de venta y el último tercio se envía a clientes de todo el mundo.

Hotel Imperial – La tarta Imperial

La tarta Imperial, al igual que la Sacher, cuenta con bastantes años tras sus espaldas. En 1873, un joven pinche de cocina preparó esta tarta en honor al emperador Francisco José I, con motivo de la inauguración del Hotel Imperial. Esta tarta, formada por varias capas de masa de almendra rellenas de cacao y mazapán, con un glaseado de chocolate, sigue siendo una buena excusa para acercarse hasta este magnífico hotel y darse un placer para el paladar. Y aquellos que queráis repetir experiencia o no podáis desplazaros hasta Viena, siempre os quedará la opción de encargarla por Internet.

Grand Hotel de Viena - El bizcocho Grand Guglhupf

La especialidad pastelera que se esconde tras el Grand Hotel de Viena es el bizcocho Grand Guglhupf. A pesar de que su receta es un secreto muy bien guardado, sabemos que lleva mantequilla, azúcar, harina y huevos, y que el toque especial se lo dan el vino tinto y la canela. En el caso de que no puedas acercarte hasta el fantástico café del hotel, que está situado en Kärntner Ring, puedes adquirirlo online aquí.

Ritz-Carlton – El pastel Ritz-Carlton

En 2014, el grupo hotelero de lujo Ritz-Carlton creó su propio pastel, que cuenta entre sus ingredientes con una exquisita mezcla de chocolate negro con trocitos de naranja. Puedes probarlo en el hotel Ritz-Carlton de Viena, que está situado en la avenida Ringstrasse, o en los 85 restantes hoteles de la cadena, que se encuentran repartidos por todo el mundo.

Hotel Do & Co Hotel Vienna – El pastel Domspitz

El Do & Co Hotel Vienna, situado en la plaza Stephanplatz, ha creado el exquisito pastel Domspitz inspirándose nada más y nada menos que en uno de los símbolos de la ciudad, la catedral de San Esteban (Stephansdom). Este pastel de chocolate y semillas de amapola, relleno de mermelada de ciruela y recubierto de chocolate, se vende con un envoltorio triangular que recuerda a la forma de las tejas de la catedral.

Hotel Vienna Marriott – La tarta Ringstrasse

En el hotel Vienna Marriott tambi, toda una delicia para el paladarun buen ndel mundotviaja a Viena a én han optado por homenajear a uno de los espacios emblemáticos de la ciudad, la Ringstrasse. Esta popular avenida cuenta con un importante conjunto arquitectónico marcado por el historicismo, y está considerado como uno de los grandes atractivos de la ciudad. La tarta Ringstrasse combina el bizcocho con el mazapán crudo, trocitos de piel de naranja confitada y nougat de avellana, toda una delicia para el paladar.

Hotel Altstadt Vienna – La tarta Otto

Ya sólo por el original interiorismo del Hotel Altstadt Vienna, merece la pena acercarse hasta el distrito 7 a hacerle una visita. Si a ello le añadimos su deliciosa tarta de chocolate bautizada como Otto, y obra de la televisiva cocinera Sarah Wiener, tenemos el triunfo asegurado.

Déjate seducir por tan ricos dulces, ¡coge tu vueling y anímate a viajar a Viena!

 

Texto de ISABELYLUIS Comunicación

 

 

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