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Limoges más fina que su porcelana

Ciudad de Arte e Historia, la localidad de Limoges, situada en la región de Nueva Aquitania, es reconocida a nivel internacional por su porcelana blanca que se empezó a producir a finales del siglo XVIII gracias al descubrimiento en sus alrededores de abundantes yacimientos de caolín.

En este sentido, en Limoges es aconsejable hacer una ruta para conocer los secretos de la porcelana y para comprender, además, la importancia que ha tenido durante estos siglos en estas tierras. La visita en mayúsculas es el Museo Nacional Adrien-Dubouché que, tras una campaña de renovación excepcional, presenta la colección de porcelana de Limoges más rica del mundo. También cuenta con obras representativas de las grandes etapas de la historia de la cerámica. Su recorrido ofrece un viaje en el tiempo que empieza en la antigüedad, atraviesa continentes y civilizaciones hasta llevar al visitante a las creaciones más recientes. Hay curiosidades como un esternón de cerámica o aislantes eléctricos hechos de porcelana.

En este singular itinerario por la porcelana de Limoges destaca un lugar de interés histórico y técnico: el Musée du Four des Casseaux, que alberga uno de los últimos hornos de porcelana de la zona. Este edificio industrial de 1904 rinde un particular homenaje a los trabajadores, sobre todo a aquellos que perecieron jóvenes debido a las enfermedades pulmonares que contrajeron por la exposición a los sílices. Aquí se pueden ver las dos cocciones con las que se realiza la porcelana: la primera, a unos 980º, y la segunda a 1.400º.

El recorrido por la porcelana de Limoges se completa con la visita a las manufacturas donde se elabora este preciado producto. Una de ellas es Bernardaud, una empresa que perpetúa este savoir-faire con líneas depuradas, colores sutiles, y formas originales acordes a su tiempo. Por su parte, otra de las casas emblemáticas de porcelana es Jacques Pergay, una firma familiar situada a las afueras de Limoges que crea piezas originales y elegantes, con un blanco cada vez más bello.

Limoges, una ciudad de rincones escondidos

La fama de su porcelana no ha eclipsado la belleza de una de las ciudades más bonitas de Nueva Aquitania pese a que todavía es poco frecuentada por los turistas españoles.

Limoges está dividida en varios barrios siendo el de la catedral y el de los carniceros dos de los más emblemáticos.En el primero destaca, como su propio nombre indica, la catedral de Saint-Etiénne, de estilo gótico, el museo y los jardines de l’Évêché, situados a orillas del río Vienne, y el Museo de la Resistencia. Por su parte, en la calle de la Boucherie se visita la casa tradicional del carnicero, un espacio donde se recrean las condiciones de vida de una familia de matarifes del siglo XVIII, el gremio más poderoso de Limoges en esa época.

No hay que irse de Limoges sin conocer su peculiar estación de tren, de estilo art deco, o algunos lugares curiosos donde la porcelana está presente en su decoración como el Ayuntamiento, el Mercado Central o el cementerio de Louyat.

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Texto de Tus Destinos

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Los encantos de Fez

Fez, la ciudad laberinto de Marruecos, es una de las más antiguas del país y que mejor conserva su autenticidad y su exotismo, con una arquitectura prácticamente inalterada desde hace siglos. Lo que quizás más llama la atención de esta ciudad magrebí es su condición menos turística y masificada, sobretodo en comparación con su vecina Marrakech. Y por eso mismo, posee un encanto especial que permite sumergirte de veras en la realidad cultural de sus gentes, sin esa sensación de agobio provocada por los mercaderes y buscavidas que en otras ciudades marroquíes pueden llegar a asfixiar al viajero.  Sin duda, no habremos conocido Fez en su máximo esplendor si no nos adentramos en los siguientes lugares:

1.- Medina Fes el-Bali

El punto álgido de nuestro viaje a Fez se halla precisamente en el laberinto que conforman los más de ciento cincuenta barrios de Fes el-Bali con sus respectivas callejuelas y más de mil derbs o callejones sin salida. No es de extrañar que esté protegida por la UNESCO desde 1967, ya que además de tratarse de la zona más antigua de la ciudad, atesora algunos de los monumentos más emblemáticos. Antiguamente y por ley, cada barrio debía disponer obligatoriamente de una mezquita, una escuela coránica, una panadería, una fuente y un hammam. El Mausoleo de Mulay Idris y la mezquita Al Karaouine conjunto con las escuelas coránicas Attarine y Bou Inania, hacen gala de una arquitectura exquisita que merece la pena ser observada. Está permitido el acceso a no musulmanes a esta última, Bou Inania, aunque tendrán vetadas las salas de oración. 

Perdernos por los grandes mercados de las calles Talaa Kebira y Talaa Seguira, pasando por las bellas plazas Nejjarine y Seffarine, y conocer de cerca el zoco de los curtidores son algunas de las experiencias imprescindibles para sentirnos como auténticos fecíes. Aquellos con ganas de aprender los trucos de la gastronomía marroquí, podréis hacerlo a través del Riad Tafilalet, cuyo chef Lahcem Beqqui, es uno de los más reputados del país. De esta forma, además de impartiros unas lecciones de cocina tradicional, también se os llevará al mercado para enseñaros dónde buscar los mejores productos. Después de esta sesión, hasta podréis preparar en casa una cena de lo más exótica y lograda a base de harira, tagine o cuscús.

2.- Medina Fes el-Jdid

La Medina Fes el-Jdid o la Nueva Medina fue levantada por la dinastía Merindia en el siglo XII, fuera del casco antiguo. Ésta está repleta de palacetes con patios andaluces, jardines, mezquitas y nuevos zocos, pero sobretodo lo que la hace más interesante es el ostentoso Palacio Real de puertas doradas, cada cierto tiempo limpiadas con una curiosa mezcla a base de jugo de limón, sal y vinagre. El Mellah o barrio judío,que se erige en pleno corazón de Fes el-Jdid y junto al palacio, ofrece también un elevado atractivo gracias a su mercado de la Grand Rue, al Boulevard Bou Ksissat y al contraste de las fachadas y balcones encarados al exterior con la arquitectura musulmana tradicional, en la que prima la privacidad.

3.- La Ville Nouvelle

Para completar nuestro recorrido por Fez, no debemos olvidar de visitar la Ville Nouvelle, la parte más nueva de la ciudad y construida a raíz del proteccionismo francés durante el siglo XX. Los más urbanitas disfrutarán de esta zona reservada a los lugareños con mayor poder adquisitivo, con su paso por la Avenida de Hassan II y por el Boulevard Mohammed V. Un sinfín de bares con terracitas glamourosas, restaurantes de todo tipo, heladerías y pastelerías con encanto llenan las calles de la Ville Nouvelle de movimiento. Resulta ideal para tomar el clásico té a la menta con unas pastas típicas para reponer fuerzas después de una tarde de compras.  Un sitio que merece la pena descubrir!

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Imagen de NaSz451

Texto por Blanca Frontera

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Bilbao está de Moda

Por Tensi Sánchez de actitudesmgz.com

Debutar en My Vueling City como colaboradora es un placer y, como no podía ser de otra manera, mi primer post es sobre Bilbao. No es por presumir pero “Mi ciudad” no tiene nada que envidiarle al resto de ciudades europeas, que próximamente desde esta pequeña bitácora os iré descubriendo.

Bilbao ha sabido reinventarse como pocas ciudades europeas lo han hecho, en menos de quince años ha pasado de ser una ciudad industrial a ser una ciudad de servicios, y sigue en un constante cambio.
 Es por ello que han desembarcado la mayoría de las grandes firmas internacionales en la villa, además la capital vizcaína también puede presumir de haberse situado en el mapa como un referente arquitectónico.
 Se puede disfrutar de un lifestyle muy variado, donde la modernidad, la tradición, la buena mesa y el shopping conviven armoniosamente.
 Un fin de semana es perfecto para impregnarse de su estilo de vida, aquí os dejo pistas sobre algunos de mis sitios preferidos.

Es conocido por todos el buen comer en estas tierras y la capital vizcaína en esto tiene su punto fuerte. Hay restaurantes esparcidos por toda la ciudad y de muy variados orígenes culinarios y en ellos es todo un placer para los sentidos dejarse seducir por su cocina y puesta en escena del espacio.

Buen ejemplo de ellos son: Un Señor de Bilbao, La Cuchara de Valentina, Nerua, La chuleta sin espina y Shibui, este último, es el único de la ciudad en ofrecer alta cocina japonesa.

Para los amantes de las tendencias, Bilbao es la ciudad idónea, un claro ejemplo de la mezcla de modernidad y tradición se encuentra en Enkarterri Concept Store, ropa, muebles, comida, todo sellado con label vasco.

Si hablamos de moda y diseño toma nota de Persuade, el templo por antonomasia de la moda de vanguardia y, me atrevo a decir, que la tienda más alucinante que he visto en toda mi vida (no apta para todos los bolsillos). Shopa está especializada en diseño, ropa, libros, vinos y muchas más cosas y además se encuentra ubicada en el interior del emblemático edificio de ocio La Alhóndiga, diseñado íntegramente por el diseñador industrial francés Philippe Starck.

Y por último Lu:la, Narata, Serie B, Charada, Cultto y Ah Moda son tiendas que derrochan moda fresca y diferente.

Después de una agitada mañana de compras, regálate un brunch en la plaza nueva del casco viejo ¡No te puedes ir sin degustar los famosos pintxos vascos! Solo con darte un pequeño paseo los descubrirás por ti mismo, hay un sinfín de bares que te esperan.

Visitar alguna de las muchas galerías de arte contemporáneo es otra opción, pero la más peculiar sin duda es Epelde y Mardaras, ubicadas en un enorme piso del año 1840 con la posibilidad de poder encargar una cena o comida, una experiencia increíble.

El más puro estilo vintage lo descubrirás en Almoneda Campos, una peculiar tienda repleta de multitud de productos de épocas pasadas, pero si buscas algo más exclusivo y actual en cuanto a decoración y diseño, hay dos destacados referentes: Urbana 15 y Mosel.

Disfrutar de un copa mimada al atardecer es obligado en esta cuidad, mis favoritos son Corto Maltes, La Gallina Ciega, El txoko de Gabi y, por supuesto, la terraza del Hotel Domine, con esas maravillosas e inconfundibles vistas al Museo Guggenheim, un lugar ideal para cerrar con broche de oro una tarde en la ciudad bilbaína.

Y si todo esto te ha sabido a poco, existe una agenda online de cultura y ocio de la ciudad de Bilbao: ilovebilbao.com. Te aconsejo que antes de programar tu viaje te suscribas gratuitamente, te será de gran utilidad, ya que te informa de todos los eventos con una semana de antelación.

Vueling ofrece una gran variedad de conexiones con la ciudad, así que no hay excusas, planear un “perfect weekend” Bilbao está de moda … ¿A qué esperas para reservar tu vuelo?

Por Tensi Sánchez de actitudesmgz.com

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La Capital de los Dioses

Esta fascinante ciudad, cuna de la mitología griega y de la filosofía, ofrece un sinfín de lugares mágicos para visitar. Recomendamos comenzar por el Templo de Zeus Olímpico, donde se puede comprar el ticket que sirve para visitar el conjunto del panorama arqueológico. Con éste, seguidamente se puede acudir a la Acrópolis conocida por ”ciudad alta” y al Ágora, antiguo centro de actividad comercial y cultural.

Es ideal iniciar esta excursión bien temprano, ya que es uno de los recorridos turísticos más largos: la zona peatonal que rodea la Acrópolis tiene una longitud de 3,5 km, a la cuál se accederá desde la calle Dionissiou Aeropagitou, en la que también se pueden contemplar numerosas edificaciones de estilo neoclásico y algunas de construcción más moderna, muy elegantes y señoriales. Una vez en el interior de la Acrópolis, encontraremos el Teatro Dioniso (el más antiguo del mundo), entre otros sitios de interés.

Una vez acabado el recorrido por la parte más alta de la ciudad, es aconsejable dirigirse hacia el barrio de Monastiraki a descansar y coger fuerzas en alguna de sus tabernas o en alguno de sus restaurantes tradicionales, para acabar la visita en el Ágora. En invierno es más adecuado hacer el recorrido al revés (visitar primero el Ágora y después la Acrópolis, ya que este primero cierra sus puertas a las tres del mediodía). En los alrededores de la plaza Monastiraki, se encuentra la pintoresca calle llamada Ifestou, repleta de tiendecitas antiguas de todo tipo, de muebles y de libros de segunda mano. Vale la pena echarle un vistazo.

Para acabarse de sumergir en el corazón de Atenas, es imprescindible visitar el variopinto barrio de Plaka, ubicado en el casco antiguo de la ciudad, y degustar algunos de sus platos típicos como el souvlaki o una deliciosa moussaka. Por otra parte, está Psiri, menos turístico debido a la austeridad de sus calles y de sus construcciones, pero es el centro de ocio nocturno y donde abunda la juventud, debido a ser un barrio efervescente y en continuo movimiento.

Otra visita obligatoria es la plaza Syntagma, con otros monumentos emblemáticos de la ciudad: El Parlamento Helénico y la Tumba del Soldado Desconocido, delante de la cuál siempre patrulla la Guardia Nacional enfundada en sus uniformes de fustanela y los domingos acompañada por una banda militar.

El Monte Licabeto, denominado como Monte de los Lobos, ofrece la mejor vista panorámica de la ciudad y desde el cual también se puede contemplar tanto las islas de Salamina y Egina como la cuenca del Ática. Desde el Cabo Sunión (donde según la leyenda Egeo se lanzó al mar), se puede disfrutar de un enigmático e impresionante atardecer que cautiva los sentidos.

Meteora por Evlahos

Si se dispone de más días para salir de la ciudad de Atenas y se desea culminar este viaje con uno de los espectáculos visuales más bellos del mundo, recomendamos ir hasta Delfos (Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y considerada el centro del universo en la antigüedad) y a los montes de Meteora, en las proximidades de la ciudad de Kalabaka. Meteora se caracteriza por sus formaciones rocosas de gran magnitud que por su aspecto parecen meteoritos caídos del cielo y desde las cumbres de las cuales se erigen los monasterios que los eremitas ortodoxos que vivían en el siglo IX decidieron edificar para protegerse de la invasión turca, cinco siglos después.

Por Blanca Frontera

Imágen de Ferengi

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