La cara montañosa de Mallorca
Mallorca es mundialmente conocida por sus playas y calas, pero la Sierra de Tramuntana, que se eleva más de mil metros sobre la costa norte de la isla, es un auténtico paraíso para los aficionados al senderismo. A través de este paisaje sorprendentemente rocoso, tapizado por tupidos bosques y salpicado de acogedores pueblos que conservan la esencia natural de antaño, una compleja red de sendas y caminos históricos han permitido crear una ruta senderista de gran recorrido que descubre, de un extremo a otro de la sierra, el relieve más accidentado e insólito de Mallorca, a la vez que exhibe la rica herencia cultural de la región. Se trata de la Ruta de Piedra en Seco, también conocida como GR-221, cuyo trazado de 120 km se puede realizar de forma integral o por sectores. Para los que no disponen de tantos días, hemos decidido seleccionar tres de los mejores tramos de toda la travesía.
1. Ses Basses y La Trapa, un excepcional mirador de Sa Dragonera
Comenzamos a caminar en el Coll de Sa Gramola, accesible por carretera desde Andratx. Desde aquí, una pista forestal se dirige hacia el oeste, en dirección a la caseta de Ses Basses. Más allá, el camino pierde anchura y nos conduce a una zona muy panorámica en la que encontramos diversos miradores orientados al mar. Paso a paso, la vereda se integra más y más en el agreste paisaje, que compone un escenario abrupto y sensacional, con la inconfundible silueta de la isla de Sa Dragonera sobresaliendo del mar como telón de fondo. Tras un descenso por un sendero flanqueado por la vegetación, llegamos al antiguo monasterio trapense, que se encuentra en obras de restauración (el proyecto contempla abrir un refugio para excursionistas). El regreso lo haremos por el mismo itinerario.
Recomendaciones:
Se trata de una ruta fácil, de 15 km entre ida y vuelta, ideal para realizar en una mañana.
Accesos: El Coll de Sa Gramola se encuentra a 5 km de Andratx yendo por la carretera Ma-10, y tiene espacio para aparcar. Si disponemos de dos vehículos, podemos alargar la excursión más allá de La Trapa, hasta Sant Elm, donde previamente habremos aparcado un coche. Del Coll de Sa Gramola a Sant Elm hay 13 km de caminata en total. Es importante llevar agua, pues no hay fuentes y escasean las sombras.
2. Camí de s’Arxiduc: un balcón de altos vuelos entre Valldemossa y Deià
La excursión se inicia en la Real Cartuja de Valldemossa, antigua residencia del rey Sancho I de Mallorca. Abandonamos el pueblo siguiendo las marcas de pintura blanca y roja del GR-221, por una pista pedregosa y de fuerte pendiente que culmina en el refugio de Es Cairats, que permanece cerrado. Cabe señalar que el trazado original del GR-221 era muy distinto al actual, pues pasaba por la cumbre de la Talaia Vella, desde donde enlazaba directamente con el Camí de s’Arxiduc. En el nuevo trazado, durante el ascenso por la pista que lleva a Es Cairats, podremos ver antiguos hornos de cal, carboneras y los pequeños refugios en los que vivían los encargados de explotar los recursos de este magnífico encinar.
A partir del refugio, la pista se convierte en senda y muy pronto se alcanza una zona agreste y despejada. Las señales del GR-221 nos guiarán hasta la cumbre del Puig Gros, el Pla des Aritges y Es Caragolí, donde la ruta conecta, por fin, con el panorámico Camí de s’Arxiduc. Antes de desviarnos y empezar a perder altura hacia Deià, es absolutamente recomendable caminar algunos metros más –aunque luego debamos retroceder sobre nuestros pasos– por este emblemático camino, que recorre el lomo de la sierra y fue mandado construir por el archiduque Luis Salvador de Habsburgo-Lorena a finales del siglo XIX exclusivamente para poder disfrutar del paisaje.
Recomendaciones:
Aunque son sólo 13 km, la ruta es de dificultad media-alta, por los desniveles y por el tipo de terreno, muy pedregoso e inclinado en algunos tramos.
Accesos: Podemos dejar el coche en Valldemossa y regresar después en autobús desde Deià.
3. De Sóller al Santuario de Lluc: un fin de semana en el corazón de la sierra
Uno de los sectores más espectaculares y variados del GR-221 –además de uno de los más accesibles y mejor acondicionados– es el que une la histórica población de Sóller y el Santuario de Lluc. El tramo suma un total de 35 km y es perfecto para dividirlo en dos etapas de 19 km y 15 km respectivamente, pernoctando en el refugio guardado de Tossals Verds.
Etapa 1: El primer día, las señales del GR-221 nos conducen desde el centro de Sóller hasta el bucólico barranco de Biniaraix, por el que ganamos un considerable desnivel, hasta el Coll de l’Ofre y el embalse de Cúber. A partir de aquí, los más expertos pueden ir hasta el refugio de Tossals Verds por la nueva variante del Pas Llis, que implica una ascensión extra y un breve y sencillo paso equipado. La otra opción es el viejo camino que da la vuelta por el Coll des Coloms, que no entraña ninguna dificultad.
Etapa 2: Tras recuperar fuerzas en el refugio, el GR-221 continúa hacia los panorámicos Coll des Prat y Coll des Telègraf. Desde aquí, un largo descenso nos conducirá hasta el santuario, caminando siempre por un sinuoso camino que se abre paso a través de un bosque de encinas, descubriendo antiguos pozos de nieve que han sido recientemente restaurados.
Recomendaciones:
Es una travesía de dos días de dificultad técnica media-alta que cuenta con desniveles considerables –la ascensión acumulada supera los 1.100 metros diarios– y descensos prolongados por sendas. El terreno es rocoso y requiere calzado de montaña, además de bastones de trekking. Aunque está señalizada con estacas, hitos y marcas de pintura, conviene llevar un buen mapa excursionista, como el de Editorial Alpina. Para pernoctar en el refugio de Tossals Verds es recomendable realizar la reserva con antelación, pues las plazas son limitadas (web).
Accesos: Desde Palma, a Sóller se puede llegar en autobús, pero también en el viejo ferrocarril de Sóller, que realiza el trayecto a diario desde 1912. Desde Lluc se puede regresar a Palma en los autobuses de la línea L330.
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Texto de Sergio Fernández Tolosa & Amelia Herrero Becker, de Con Un Par de Ruedas
Fotos de Con Un Par de Ruedas
+ infoSanta Catalina el barrio trendy de Palma
Palma tiene un barrio de moda,trendy o cómo más te guste denominarlo, y ese es Santa Catalina. Situado en las afueras de la que era la antigua ciudad amurallada, al oeste de Palma, en los últimos años ha ido renovando su cara y abriéndose un espacio en la ciudad, que le ha llevado a convertirse en lugar de imprescindible visita.
Debido a su proximidad con el puerto, originariamente era un barrio marinero. En el siglo XVIII empieza a haber cierta actividad industrial en la zona, muestra de ello son los icónicos molinos de “Es Jonquet” y la calle Industria. Pero es a finales del siglo XIX y principios del XX cuando se produce el mayor enriquecimiento de esta área, fruto de la expansión industrial. Precisamente de esta época son las casas de estilo modernista que se encuentran por el barrio, algunas de ellas construidas por los indianos que llegaban de Cuba.
Santa Catalina es un barrio de casas de una o dos plantas, con balcones y persianas mallorquinas, y con pequeños jardines o patios interiores. Al pasear por sus tranquilas calles descubrirás una peculiar mezcla de gente entre la que se cuenta un buen número de extranjeros que se han dejado seducir por los encantos de este bello y antiguo espacio de pescadores, y han decidido instalarse en él.
El núcleo principal de la zona está localizado en el Mercado de Santa Catalina, un auténtico punto de encuentro en el barrio. Ubicado en un edificio de 1920, mantiene gran parte de sus esencia, siendo un lugar perfecto para encontrar productos frescos y de temporada, la mayoría de ellos de procedencia local.
Uno de los puntos fuertes de Santa Catalina es el buen número de restaurantes que se han ido abriendo en los últimos años, y que lo han transformado en el espacio perfecto para acabar una jornada turística por Palma, poniendo el broche final con una buena experiencia gastronómica. Entre los locales más destacados están los siguientes:
Cantina Patrón Lunares. Situado en la centenaria sociedad de socorro mutuo Montepío del Arrabal, con un interiorismo lleno de poesía, en el que conviven a la perfección el pasado marinero y obrero, con los muebles vintage y piezas artesanales. Entre sus platos encontrarás cocina tradicional de la isla revisada junto a platos de mares más lejanos.
Restaurante Duke. Fiel reflejo de sus propietarios, que son grandes viajeros, es su carta, entre la que cuentan con platos de diversos puntos del planeta. Este pequeño local decorado con motivos surferos y fotos de sus viajes, es el lugar perfecto para comer comida sana a base de recetas originales y todo ello en un ambiente tranquilo. Os recomendamos rematar la comida con un mojito, son riquísimos.
Restaurante Hanaita. A pesar de la sencillez y escaso cuidado en la decoración de su pequeño local, éste es sin duda alguna uno de los mejores japoneses de Palma, con una excelente calidad en sus platos.
Restaurante Xoriguer. Situado en la calle Fábrica, es todo un clásico de Palma. En él hallarás, además de excelentes platos de cocina tradicional vasca, una espléndida y amplia oferta de carnes del mundo, entre la que se encuentra la mejor ternera Kobe o Black Angus.
Gin Burger. Tal y como bien indica su nombre, en este acogedor y moderno local encontrarás sabrosas hamburguesas, que podrás acompañar con magnífico gin tonic – cuentan con una amplia variedad de ginebras. Local apto para todos los públicos, incluidos vegetarianos y celíacos, a los que también se ha tenido en cuenta en su carta.
Además de por su oferta gastronómica, Santa Catalina también se ha convertido en epicentro de la actividad artística de la ciudad, que se congrega en los alrededores del Teatro Mar i Terra.
Ahora que ya sabes dónde está el barrio más trendy de Palma, sólo te queda coger tu Vueling y disfrutarlo.
Texto de Los Viajes de ISABELYLUIS
Imágenes de Fabian Walden, Cantina Patrón Lunares,Fernando Vesga
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El mejor diseño está en Palma
Mallorca es una de las perlas del Mediterráneo. A lo largo de los años, la isla ha sabido aprovechar su filón tradicional para reinventarse y estar a la última. Por eso, no es de sorprender que sea una de las mecas españolas del diseño. Aquí nació la marca de zapatos Camper y también el pintor Miquel Barceló, y no podemos olvidar que fue lugar de acogida de artistas como Joan Miró o el pianista Frédéric Chopin. Y este afán por la creación y el buen gusto ha llevado a que su capital, Palma, forje una interesante red de tiendas, restaurantes, bares y hoteles que son una verdadera perdición para los amantes del diseño. Del casco histórico al castizo barrio de Santa Catalina, de lo clásico al vintage más auténtico, tenemos una cosa clara: Palma es diseño.
1. In Progress
En el corazón de Santa Catalina, se encuentra la tienda de Sonia y Jesús, dos enfants terribles del vintage especializados en piezas de entre los años 50 y 80. Aquí encontrarás de todo, desde sillas y lámparas, a vajillas de la marca Pontesa, copas Arcoroc o antiguos mostradores de tiendas palmesanas. Con especial atención en el Made in Spain, muchos sábados por la mañana organizan conciertos vermut y exposiciones de artistas locales.
2. Rialto Living
Cuando entres en Rialto Living te sentirás como en uno de los sitios más chic de Capri o los Hamptons. Este living store se encuentra en un antiguo palacio del casco histórico de la ciudad y ofrece desde muebles, arte y libros hasta moda o un restaurante. Todo en una atmósfera que mezcla lo antiguo y lo moderno y tiene ese toque mediterráneo que tanto nos gusta.
3. Frida Watson
Ya desde el escaparate, la colección de piezas de Frida Watson son un amor a primera vista. En esta tienda de Santa Catalina convive el puro diseño escandinavo de los años 50, 60 y 70 con relojes de Vitra, cristal de Murano y lámparas retro que parecen platillos volantes.
4. Hotel Cort
Con la firma del interiorista Lázaro Rosa-Violán, el Hotel Cort es uno de los más elegantes de la ciudad. La iluminación perfecta, los suelos hidráulicos y los colores de la isla son un mejunje de elementos que te harán perder la cabeza. Además, el sofisticado restaurante del hotel es un lugar ideal para cenar tranquilamente con tu pareja.
5. La Pecera
En pocos lugares saben mezclar tan bien el mobiliario europeo de mediados del siglo XX con piezas mallorquinas vintage y contemporáneas. La Pecera es una tienda pequeña pero resultona, donde encontrarás lámparas y muebles de diseño y artículos de decoración y artesanía. C/ Victoria, 4
6. Ariela Schönberg Vintage Collective
El mobiliario alemán es uno de los fuertes de Ariela Schönberg, una de las últimas tiendas en llegar a Santa Catalina. Aquí se dan cita piezas de firma con mobiliario anónimo llegado de todo el continente.
7. Posada Terra Santa
Con este solemne nombre, la Posada Terra Santa es uno de los hoteles con mayor encanto de la ciudad. Ubicado en un antiguo palacio del siglo XVI, sus 26 habitaciones mezclan modernidad e historia con comodidad. Además, su piscina con vistas a la catedral es un lugar perfecto para relajarse y dejarse llevar por el encanto de la ciudad.
8. Sa Costa
Sa Costa es un clásico en Palma. Sus piezas antiguas lucen fantásticas al lado de objetos vintage de formica, plástico y hierro. Cuando entres en la tienda te darás cuenta que puedes pasarte horas observando las decenas de objetos y muebles que pueblan esta tienda del centro de la ciudad. Costa de Sa Pols, 7A
9. Patrón Lunares
La esencia más clásica del Mediterráneo llega a Palma de la mano del chef Javier Bonet y la taberna Patrón Lunares. Un bonito lugar decorado con baldosas hidráulicas, columnas de hierro y muebles retro en el que comer buen marisco y disfrutar de los sabores de la isla.
10. Galería Veintinueve
En su recién estrenado nuevo local, la Galería Veintinueve sigue con su imparable doble faceta de centro de exposiciones de arte contemporáneo y lugar en el que encontrar grandes piezas de diseñadores del siglo XX, como Jacobsen, Scarpa o Colombo. La tienda y el patio son espectaculares, y la colección de mobiliario y arte no te dejará indiferente.
11. Viveca
Antigüedades, cerámica, textiles y mucho vintage. Esta es la esencia de Viveca Palma, donde Íñigo Güell e Ingrid Iturralde han abierto un almacén en el que encontrarás muebles suecos del siglo XVIII y mobiliario icónico del siglo XX. Una gozada.
12. Louis 21
Los jóvenes artistas se pelean por exponer en Louis 21, una de las principales plataformas para proyectar la carrera de artistas emergentes. Con otra galería en Madrid, su filosofía busca una interacción con el público y el impulso colaborativo.
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Texto de Aleix Palau para Los Viajes de ISABELYLUIS
Imágenes de Aleix Palau
+ infoDisfrutando del otoño en Mallorca
Tras el caluroso y ajetreado verano mallorquín, repleto de turistas en busca del sol y de sus fabulosas playas, llega el otoño, y con él la calma, y uno de los momentos más bellos del año para visitar la isla. El clima sigue siendo suficientemente agradable como para hacer excursiones por la isla, y el volumen de gente con el que nos crucemos es infinitamente inferior. Solo una pega, también es probable que nos encontremos en nuestro recorrido con muchos de los chiringuitos y negocios de temporada estival cerrados, pero ese es un riesgo que bien merece la pena correr, sobre todo si vamos en busca de la tranquilidad y la relajación en compañía de algunos de los mejores paisajes del Mediterráneo.
Pasear por Palma
Una de las primeras cosas que podemos hacer en la isla es disfrutar de su capital, y de las huellas de su pasado paseando por su centro histórico. Entre los sitios que no deben de faltar en tu ruta están su imponente Catedral, en cuyo interior hallarás los trabajos realizados por el artista Miquel Barceló en la capilla del Santísimo, el Palacio de la Almudaina, la Lonja, y la Plaza Mayor. No olvides acercarte hasta Santa Catalina, el barrio más trendy de la ciudad, donde, entre otras cosas podrás disfrutar de su variada oferta gastronómica.
Disfrutar de sus playas
Darte el último baño de la temporada en una playa solitaria, disfrutar de una magnífica puesta de sol, o simplemente quedarte contemplativo deleitándote con las vistas son algunos de los placeres de los que puedes disfrutar en esta época del año en la costa mallorquina. Con casi trescientas playas en su haber, entre las que se cuentan de fina arena, de rocas y guijarros, o recónditas calas, seguro que encuentras un rincón donde desconectar del mundanal ruido.
Hacer actividades en la naturaleza
El buen clima del que goza la isla durante todo el año y los múltiples posibilidades que ofrece la isla la convierten en un lugar idóneo para la práctica de deportes en la naturaleza como el ciclismo y el senderismo. Los aficionados al cicloturismo solo tenéis que facturar la bici o alquilarla, y animaros a recorrer sus carreteras y caminos comarcales desde los que se puede ir cómodamente de una población a otra disfrutando al máximo del paisajes.
Por otra parte, los amantes del senderismo no debéis de perder la oportunidad de acercaros hasta uno de los parajes más bellos de la isla, como lo es la Serra de la Tramuntana, con rincones de alto valor ecológico, como el islote de Sa Dragonera, hoy Parque Natural, o el Torrent de Pareis y las Fonts Ufanes, declarados monumentos naturales.
Y a aquellos que os vaya la ornitología o el bird watching, Mallorca es un buen emplazamiento para la observación de las aves, ya que acoge a numerosas especies migratorias durante los meses que van del otoño a la primavera. Entre las diversas actividades que se realizan al respecto está la “I Mallorca Birding Race”, un maratón ornitológico que se realizará del 21 al 23 de octubre.
Degustar sus vinos
Mallorca tiene en su haber unas 70 bodegas de vino, y con ello, una excusa fantástica para practicar el enoturismo por la isla. La ruta más popular es la de la D.O. Binissalem que incluye los siguientes pueblos ubicados en el centro de Mallorca: Santa María del Camí, Consell, Binissalem, Sencelles y Santa Eugenia. Durante el recorrido encontrarás desde bodegas clásicas como la de José Luis Ferrer, Vins Nadal, a otras con menos tiempo en el mercado, como el Celler Ramanya. Como curiosidad, fuera de esta ruta y de esta D.O. se encuentra la bodega 4Kilos que cuenta por un lado con la figura del enólogo Francesc Grimalt, y por otro lado con la de uno de los socios fundadores del SÓNAR, Sergio Caballero.
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Texto de Los Viajes de ISABELYLUIS
Imágenes de Cristian Bortes
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