Belleza divina, entre Van Gogh, Chagall y Fontana
La Fondazione Palazzo Strozzi se encuentra en el centro de Florencia y tiene por marco una de las obras más destacadas de la arquitectura renacentista florentina. A lo largo del año, ofrece un nutrido programa de muestras de alta calidad y de repercusión internacional, que abarcan desde el arte antiguo y el Renacimiento hasta llegar a la época moderna y el arte contemporáneo.
Además de las exposiciones, en el Palazzo Strozzi tienen lugar numerosos eventos: conciertos, performances, instalaciones de arte contemporáneo, representaciones teatrales, actividades y visitas guiadas pata adultos y familias; además, está abierto durante todo el año como elegante café y tienda del museo.
Desde el 24 de setiembre de 2015 y hasta el 24 de enero de 2016, elPalazzo Strozzi será el escenario de Belleza divina, entre Van Gogh, Chagall y Fontana, excepcional muestra dedicada a la reflexión sobre la relación entre el arte y lo sagrado en el período que va desde mediados del siglo XIX hasta mediados del siglo XX, a través de más de cien obras de célebres artistas italianos e internacionales, entre ellos Domenico Morelli, Gaetano Previati, Felice Casorati, Gino Severini, Renato Guttuso, Lucio Fontana, Emilio Vedova, Vincent van Gogh, Jean-François Millet, Edvard Munch, Pablo Picasso, Max Ernst, Georges Rouault, Henri Matisse.
La muestra ofrece una oportunidad extraordinaria de observar obras famosísimas desde un punto de vista inédito. Entre las obras maestras que se exhiben se cuentan el Angelus de Jean-François Millet, excepcional préstamo del Musée d’Orsay de París; la Piedad de Vincent van Gogh procedente de los Museos Vaticanos; la Crucifixión de Renato Guttuso que viene de las colecciones de la Galería Nacional de Arte Moderno de Roma;la Crucifixión blanca de Marc Chagall, procedente del Art Institute de Chicago.
Horario: todos los días de 10 a 20 h, los jueves hasta las 23 h.
Precio de la entrada: €10; niños y jóvenes de 7 a 18 años €4; niños hasta 6 años gratis; familias €20.
Es necesario reservar turno. La muestra puede ser visitada por personas adultas, en grupo o de forma individual, y por grupos de escolares. Se han programado actividades y kits para las familias.
A partir del 1 de noviembre de 2015, se podrá visitar conjuntamente con un único billete la muestra Bellezza divina, el Gran Museo de la Fábrica del Duomo y el Baptisterio de San Juan, en un extraordinario recorrido por la ciudad de Florencia desde la Edad Media hasta el arte moderno.
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Museo Stibbert
Armaduras medievales y piezas de porcelana; vestidos de época europeos y ropa que llevaban los soldados del Lejano Oriente. Todo ello se puede encontrar en la casa-museo dedicada a Frederick Stibbert (1838-1906), un ciudadano inglés nacido en Florencia que dedicó su vida y su fortuna a convertir su casa en un castillo neogótico en el que albergar su extensa colección de objetos históricos conseguidos en sus numerosos viajes por todo el mundo.
El museo es una muestra del ecléctico gusto por coleccionar objetos históricos, que van de la Edad Media a la época de Napoleón, de las clases más adineradas durante finales del siglo XIX. Destacable es la colección de armaduras medievales que podemos encontrar en la Sala della Cavalcata, que se completa con los colores y elegancia de los vestidos de los guerreros japoneses.
El museo abre toda la semana, excepto el jueves, y cierra sus puertas solamente en días festivos muy concretos. La entrada para adulto son 6€ y para los más pequeños 4€ (4-12 años) y 2€ (0-3 años). Existe la posibilidad de contratar una visita guiada para grupos (de 25 personas, máximo) y las visitas a la colección japonesa deben reservarse previamente.
Imagen de sailko
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+ infoViaje a través de las colinas del Chianti
La zona de Chianti se encuentra entre Arezzo y las Colinas Pisanas, considerada desde siempre como el corazón de Toscana, comprende una sucesión de espléndidos paisajes compuestos por viñedos, bosques de castaños y encinas, además de sugerentes pueblos medievales, románticos castillos y fascinantes palacios coloniales. Por si eso no fuese bastase es además la tierra en la cual se produce uno de los mejores vinos tintos del mundo: el Chianti.
De ruta por Chianti
Llegando desde Florencia la forma de acceso mas común hacia esta tierra de vinos es la bonita villa de Impruneta, a tan solo 40 minutos en coche. Ésta nos atrapó gracias al gran número de monumentos que encontramos, como la torre-campanario almenada del siglo XIII o la Basílica de Santa María con el Museo del Tesoro anexo. En este entorno se puede disfrutar de dos eventos de repercusión internacional: La Feria de San Luca, y la Fiesta de la Uva, con el tradicional desfile de carrozas alegóricas. Ambas durante el otoño.
Dejando atrás Florencia en dirección a Siena, hicimos una parada en la vieja localidad medieval de Greve, dotada de una particular plaza triangular, donde sus edificios y logias circundantes nos condujeron inevitablemente a la Iglesia de la Santa Croce. Justamente en esta plaza se desarrolla en septiembre la muestra vinícola más importante de todo Chianti. Aprovechamos para dar un paseo por la parte alta de la ciudad, donde se encuentra el Castillo de Montefioralle, perteneciente al antiguo asentamiento fortificado.
Tras un breve paso por el pueblo medieval Volpaia, nos encontramos con Radda. Allí visitamos la Iglesia de San Nicoló (s. XIV) y el majestuoso Palazzo Pretorio (1415 aprox.). Luego nos dejamos caer por la parroquia de San Justo en Salcio, situada en una lujosa cuenca entre viñedos, y la de Santa Maria Novella, con su característica fachada románica. Nada mas salir fuimos a empaparnos de la cultura del vino visitando el Consorcio Vino Chianti Clasico que incluye el Centro de Estudios Chiantigiano.
El viaje continuó a través de los montes del Chianti. Aquí nos encontramos con unas panorámicas que serían la envidia en Instagram. Pasamos por Gaiole, a medio camino entre Florencia y Siena, y justo al salir nos topamos con unos paisajes espectaculares con cultivos y castillos como el de San Leonino y Fonterutoli.
Superada la ciudad sienesa, nos acercamos hasta Castellina, fortín de origen etrusco con la bella plaza central atravesada por la medieval Via delle Volte. De ahí fuimos a Monteriggione, a unos 20 minutos en coche, construido sobre una colina y dotado de un muro compacto.
Y para finalizar, hicimos una parada en la espléndida Poggibonsi, población donde en octubre se lleva a cabo la fiesta del aplastado de la uva.
El vino
Existe una gran variedad de Chianti debido a sus particulares características definidas por el territorio y los diferentes métodos de producción de cada zona o bodega. Con una misma uva y cambiando los porcentajes surgen los principales nombres: San Giovese (75-90%), Canaiolo (5-10%) y Malvasia de Chianti (5-10%), la composición perfecta descubierta en el siglo XIX por el Baron Ricasoli, a la cual más adelante se ha añadido il Trebbiano Toscano. La tradición es tal que se pueden apreciar los campos cultivados ya directamente con las distintas variedades de uva.
El tipo de cultivo, llamado arco toscana, se efectúa sobre terreno de galestro –tipo arcilloso- que, poroso y permeable, no permite la acumulación de agua cerca de las raíces. Es característico que después de la vendimia todavía son apreciables viñedos con racimos aparentemente olvidados en la planta, en realidad se trata de la usanza del “gobierno”, transmitida a través de los siglos, que consiste en añadir al vino fermentado el mosto fresco de uva pasa, provocando una segunda fermentación, de modo que los azúcares se transforman completamente en alcohol, para obtener, de este modo, un vino particularmente seco y estable.
Después de la fermentación, el vino permanece afinándose hasta marzo en barricas de acero o cemento y, una vez embotellado, estará listo para el mercado.
El color del Chianti es rojo rubí encendido muy característico, el aroma es intenso con predominio de violeta, iris y vainilla, mientras que el sabor es armónico y seco con reminiscencias de vainilla y almendras. Dicen los expertos que con la edad se convierte en suave y aterciopelado.
El Chainti es perfecto para la comida; los envejecidos y los reserva con carnes rojas, caza y quesos picantes. Se sirven a temperatura ambiente. Entre los platos característicos de la cocina toscana destaca la ribollita, cuyos ingredientes principales son las verduras cocidas que ha sobrado de días precedentes, cocidas todas juntas, con pan duro y aliñadas con aceite extra virgen de oliva. Otro clásico de la zona son los entrantes como los crostini de hígado de pollo, la bruschetta con tomate y el capacollo sienés, más comúnmente conocido como finocchiata.
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