A 30.000 pies por viajeros para viajeros

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Destinos para el puente de noviembre

Hay muchos clichés en torno a la idea de viajar en otoño: que si es temporada baja, que el clima acompaña, que las ciudades lucen más bonitas… Lo cierto es que estás en una época del año ideal para desconectar de la rutina y, además, tienes un puente a principios de noviembre que te permite disfrutar más de estos lugares encantadores. Déjanos guiarte un poco y darte recomendaciones sobre lugares que en esta época del año brillan de una forma especial.

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Ruta por la costa murciana

No solo la ciudad de Murcia es un bonito enclave de callejuelas empedradas con encanto a raudales y numerosos restaurantitos con encanto y bares donde saborear la mejor gastronomía, sino que sus costas son un paraíso para aquellos viajeros que sueñan con cambiar de escenario a cada paso.

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Una ciudad de película

Tócala otra vez, Sam”. Son las palabras que nos vienen a la cabeza al escuchar el nombre de Casablanca, la mítica película de Michael Curtiz, pero la verdad es que ni Humphrey Bogart ni Ingrid Bergman pusieron los pies en la ciudad para su construcción, que fue rodada completamente en estudios de Hollywood. Es verdad que existe un Rick’s Café, pero se debe únicamente a un intento de sacar rendimiento al filón cinematográfico.

Casablanca es lo más parecido a una moderna metrópolis occidental. Durante la época colonial, los franceses idearon un programa de desarrollo urbanístico que dotó a la ciudad de grandes avenidas y parques y auténticas joyas de arquitectura modernista y art déco. Aquí se fusiona el estilo colonial francés con elementos de la arquitectura tradicional marroquí.

El gran orgullo de la ciudad es la enorme mezquita de Hassan II, una maravilla de la arquitectura religiosa moderna y una de las mezquitas más grandes del mundo, que tiene la ventaja de ser uno de los pocos edificios islámicos que puede ser visitado por turistas no musulmanes. Su construcción finalizó en 1993 y su minarete es el más alto del mundo con una altitud de 200 metros.

Casablanca es una ciudad bastante caótica, pero en eso radica también parte de su decadente encanto. La medina, la parte más antigua, se encuentra al norte de la ciudad y es más bien pequeña en proporción a las grandes dimensiones de la urbe. Se accede a ella desde la Place des Nations Unies. Una vez atravesados sus muros, pasamos por delante de la torre del Reloj y la mezquita Chleuh para encontramos con un laberinto de pequeñas calles por las que deambular, con los característicos olores a perfumes, especias y té con menta, que se bebe a todas horas.

Para conseguir un recuerdo típico y artesanía tradicional, lo mejor es acercarse hasta la Nouvelle Medina, en el Quartier Habous, junto al Palacio Real. Aquí los precios son más bajos y no se presiona tanto al turista como en algunos zocos en otras ciudades.

Perderse por el parque de la Liga Árabe, en pleno centro de Casablanca, es una buena opción para relajarse o acercarnos hasta alguno de los balnearios de la ciudad, como el de Bouznika, donde encontraremos magníficas playas como las de Dar Bouazza, muy cercanas a Tamaris, un parque acuático que abrió sus puertas recientemente.

Visita también el santuario Sidi Bou Abderrahmane, accesible a pie si hay marea baja. Se trata de un islote cercano al faro de El Hank, donde ya había asentamientos humanos durante la prehistoria. Al caer la tarde, en esta zona, se puede de disfrutar de maravillosas puestas de sol.
 
Imagen de HombreDHojalata

Imagen de Othmanlah

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Finisterre

Finisterre, que significa “fin del mundo”, fue considerado como tal por diferentes culturas que en la antigüedad aún creían que la tierra era plana. Este punto, donde se halla el conocidísimo Cabo Fisterra, es el más occidental a donde consiguen llegar los peregrinos del Camino de Santiago. Éstos quemaban sus ropas en el acantilado y echaban sus cenizas al mar como símbolo de purificación.

Lo más adecuado para poder disfrutar de las vistas magníficas que ofrece la Costa da Morte es hacer el trayecto en coche. Antes de llegar al Faro de Finisterre hay un desvío a la derecha que lleva al Monte Facho, donde también se encuentra la ermita de San Guillermo, relacionada con creencias sobre la fertilidad. A las afueras de esta población se erige la Iglesia de Santa María das Áreas, de estilo románico. Esta iglesia parroquial guarda al Cristo dos Barbas Douradas, por el que se profesa gran devoción. Entre Finisterre y Cabo da Nave está la salvaje playa de Mar de Fora, abierta al océano Atlántico y rodeada de afilados acantilados. Es una de las playas más bonitas del litoral.

Un poco más al sur de Finisterre, nos encontramos con un pueblecito pesquero dentro del municipio de Dumbría, O Ézaro, el cuál atesora una cascada que posee la singularidad de ser la única que desemboca directamente en el mar de toda Europa. Es muy aconsejable ir a verla en invierno, ya que los aumentos de su caudal, como consecuencia de lluvias intensas, aumentan su poderío y belleza.

No se puede dejar de mencionar la gastronomía marinera que abunda en esta zona de la costa gallega. Finisterre es el reino del marisco y el pescado: percebes, langostas, vieiras, almejas, navajas, berberechos o lubinas son algunos de la lista interminable de productos marítimos que se podrán probar en estas tierras. También el producto vacuno es de calidad extrema, de ahí la famosa ternera gallega.

¿No os han dado ganas de ir hacia estas tierras? ¡Algunos de los mejores paisajes de Galicia harán de este viaje un espectáculo visual!

Imagen de ricardo

Por Blanca Frontera

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