Ruta por la capital de las letras
Hay ciudades que ya sea por su belleza o por su oscuridad, son capaces de despertar a las musas y dar lugar a inolvidables obras literarias. Ese es el caso de Edimburgo, cuya repercusión en el campo de las letras bien le valió en 2004 ser la primera en ser declarada Ciudad de la Literatura del mundo por la UNESCO. Un honor irrefutable si tenemos en cuenta el volumen de escritores que han nacido o vivido allí, y la cantidad de personajes de ficción que han logrado introducir en nuestras vidas. ¿Te animas a conocer la huella que han dejado en su ciudad de origen?
1. El monumento de Scott
Sir Walter Scott es un destacado escritor del romanticismo británico, conocido por ser el creador del género de la novela histórica. Entre sus obras más relevantes están Ivanhoe, Rob Roy y Waverley. Su recuerdo en la ciudad está muy presente, pues es uno de los autores más valorados por los edimburgueses. Prueba de ello es el Monumento de Scott, una torre de estilo gótico de corte victoriano, construida entre 1840 y 1844. Con una altura de 61'1 metros, ofrece unas vistas magníficas de la ciudad, aunque para ello haya que subir 287 escalones. ¡Avisados estáis!
2. Deacon Brodie’s Tavern
A Robert Louis Stevenson le debemos habernos llevado de viaje a La Isla del Tesoro, y haber creado un personaje que haría las delicias de cualquier psicólogo en El extraño caso del Doctor Jekyll y Mr Hyde. El protagonista de esta última está basado en la figura de Deacon Brodie, un respetable hombre de negocios que vivió en el siglo XVIII, y que padecía este trastorno de doble personalidad. En la Royal Mile se encuentra la Deacon Brodie’s Tavern, un pub en el que se rinde homenaje a esta novela y a su protagonista. No dudéis en entrar y aprovechar para tomar unas buenas pintas de cerveza artesanal, y probar el haggis, una especialidad escocesa realizada a base de carne especiada embutida, que se toma acompañada de nabo y puré de patata.
3. La estatua de Sherlock Holmes
¿Quién es el detective más famoso de todos los tiempos? Inevitablemente a todos nos viene a la mente el personaje de Sherlock Holmes. Sir Arthur Conan Doyle, su creador, se inspiró en el profesor Joseph Bell, popular por su capacidad de deducción a través del análisis. En Picardy Place, que es donde estaba la casa en la que nació Conan Doyle, encontraréis la estatua de Sherlock Holmes. En esta misma plaza está The Conan Doyle, pub dedicado al escritor, yuna excusa perfecta para deleitarse con las maravillosas pintas y los magníficos whiskies con los que cuenta esta ciudad.
4. El monumento a Burns
Robert Burns, pionero del movimiento romántico, es el poeta más popular de Escocia. De él es el poema Auld Lang Syne, que acabaría convirtiéndose en el himno de despedida en los países angloparlantes. En uno de los lugares más privilegiados de Edimburgo, en la cima de Calton Hill, está ubicado el Monumento a Burns, un pequeño templete de estilo griego construido en 1830. Todo un icono con unas vistas de lujo, ¡no dudéis en acercaros!
5. El barrio portuario de Leith
Irvine Welsh es conocido por ser el autor de Trainspotting, novela en la que relata desde la ironía, la patética vida de unos heroinómanos. Su estilo directo, cargado de lenguaje callejero, lo ha convertido en todo un icono de su generación. La historia está ambienta en el barrio Leith, que por aquel entonces era una zona muy conflictiva, tal y como queda reflejado en el libro. En la actualidad ha cambiado bastante, aunque aún conserva parte de su aire canalla. Existe la posibilidad de hacer en un tour guiado que os llevará por los diferentes lugares a los que se hace referencia en la obra y que sirvieron de inspiración al autor.
6. El Museo de los Escritores
Aquellos que queráis profundizar en las figuras de Sir Walter Scott, Robert Burns y Robert Louis Stevenson, tenéis una parada obligatoria en el Museo de los Escritores. Ya sólo por la visita al lugar donde está ubicado, la mansión de Lady Stair, situada en la parte superior de la Royal Mile, merece la pena acercarse. En su interior encontraréis manuscritos, libros y objetos personales de estos tres genios de la literatura escocesa.
7. The Elephant House
No podéis iros de Edimburgo sin hacer una pausa en The Elephant House, la cafetería en la que J.K. Rowling escribió parte de las aventuras de Harry Potter.
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Texto de ISABELYLUIS Comunicación
Imágenes de Raphaël Chekroun, Brian CK, Spixey, Alan Weir, Kyle Taylor
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Dulces paradas por París
La palabra francesa “gourmand” hace referencia en nuestro idioma a aquellas personas que les gusta el buen comer. Precisamente el próximo mes de mayo quienes os identifiquéis con este término tenéis un buen motivo para visitar París y poner en práctica su significado: el Taste of Paris. En este festival gastronómico que se celebrará del 18 al 21 de mayo en el Grand Palais podrás descubrir las mejores creaciones culinarias y productos de la capital francesa y sus alrededores. Para ir abriendo boca os proponemos un recorrido por las firmas más dulces de la capital. Oh là là!
Para un buen chocolate
Ganador de la copa del mundo del Mejor Chocolate en 1994 y Mejor Artesano de Francia en el 2000, Patrick Roger es, sin duda, el maestro chocolatero más famoso de Francia, y un apasionado de la escultura. Uniendo sus dos pasiones, usa la materia prima en bruto para realizar increíbles creaciones chocolateras a gran tamaño, que vale la pena ir a ver a su tienda. Y de paso, no os podéis perder su praliné con avellanas o almendras torradas, sus trufas o su chocolate negro que recubre con naranja amarga. ¡Una delicia!
Para un buen brunch
Este desayuno-comida también está pisando muy fuerte en París, donde ya son muchos los cafés y pastelerías que ofrecen fórmulas de brunch. Ante la imposibilidad de determinar nuestro establecimiento favorito, en este caso os proponemos dos opciones como son el Biglove Caffè, donde se degustan los mejores pancakes de la capital: regordetes, ligeros y tiernos. Los acompañan con caramelo, mermeladas, chocolate, etc. Por otro lado el Peco Peco es el lugar donde descubrir el brunch japonés. Aquí los tradicionales scones (panecillos individuales de forma redonda originarios de Escocia) y tostadas han sido sustituidos por el sashimi, ensaladas de algas, tatakis… y es una maravilla.
Para un buen Saint Honoré
En la pastelería Hugo & Victor definen sus creaciones como “gastronomía dulce”. En pocos años se ha convertido en uno de los mejores establecimientos de la capital y se ha ganado su fama gracias a sus tartas de frutas, milhojas de crema y, sobre todo, por su Saint Honoré, una especialidad francesa que se elabora con profiteroles montados en una base cilíndrica de hojaldre recubierta con crema y nata montada. Una de las peculiaridades de Hugo & Victor es que adaptan este postre tradicional según los productos de temporada: castaña, fresas e incluso mojito. Oh mon Dieu!
Para buenas bollerías sin gluten
En Noglu son especialistas en todo tipo de bollería casera sin gluten: brioche, escargot (caracola), chouquette (especie de lionesa sin relleno decorada con azúcar perlado), pain au chocolat (napolitana de chocolate), cruasán… Completan el menú del brunch con mermeladas, mantequilla, miel, tés gourmet, sopas frías y zumos naturales. Todo de elaboración artesanal. ¡Ñam!
Para un buen baba au rhum
Sin duda, una de las pastelerías de más alto nivel actualmente en París. Pain de Sucre ofrece repostería con perfectas combinaciones de sabores y una estética muy cuidada que hace que cualquier pieza entre por la vista. ¿Qué recomendamos? Su éclair (pepito) de chocolate con menta, tan intenso como fresco y fino, y, sobre todo, su baba au rhum (una masa más ligera que un bizcocho recubierta de nata montada y mojada con ron), único, que viene con una pipeta de ron para que puedas emborrachar esta creación pastelera a tu gusto.
Para macarons, flan y pain au chocolat
Si viajas a París y eres amante del dulce es muy probable que en tu ruta turística hayas previsto una parada en Ladurée, esta preciosa pastelería de estética clásica conocida por sus famosos macarons que se venden en cajitas y que cambian según las tendencias, la actualidad o la temporada. Y valen la pena, porque más allá de su impresionante despliegue de marketing, con el que la firma ha conseguido fama internacional, sus creaciones son exquisitas. Pero en París hay otro maestro en la materia que muchos aseguran elabora los macarons mejor que su principal rival: se trata de Pierre Hermé. Existen en un sinfín de sabores intensos. Aquí también hay que probar sí o sí el flan de vainilla (que vale los 5 € que cuesta) y su pain au chocolat.
Para un buen cruasán
Parece mentira pero incluso en la capital del cruasán resulta cada vez más difícil encontrar un buen ejemplar artesanal. En Blé Sucré descubrirás su cruasán elaborado por el maestro pastelero Fabrice Le Bourdat, que ha labrado su carrera en las mejores cocinas del mundo. ¿Y por qué es mejor que el de cualquier otro? Su masa hojaldre que parece una superposición de micro hojas luce el más apetitoso vestido doradito y sabe a una intensa mezcla de mantequilla y caramelo. Crujiente primero, desvela a continuación una miga untuosa pero consistente. A degustar con un buencafé au lait en la pequeña y agradable terraza con vistas a un parque para disfrutar del regreso del buen tiempo.
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Texto de Laia Zieger de Gastronomistas.com
+ infoHarry Potter y Edimburgo
Por Angie de Más Edimburgo
Hablar de Harry Potter y Edimburgo evoca, inevitablemente, la imagen de una joven J.K. Rowling acurrucada en el rincón de una cafetería, volcando en el papel su universo imaginado mientras las horas vuelan y la taza humeante se vacía poco a poco. Aunque es difícil saber hasta qué punto es indiscutible que Rowling se inspiró en los parajes de la capital escocesa para poblar su mundo de personajes y lugares fantásticos, ya que fue en Edimburgo donde las primeras andanzas del mago cobraron forma a principios de los 90 y donde Rowling dio por finalizado el último libro de la saga en 2007. Muchos fans de Harry se desplazan a la ciudad para seguir los primeros pasos de un niño que un buen día recibió una carta que le cambiaría la vida.
Inicios
En 1994, Rowling y su hija pequeña, todavía un bebé, se mudaron a Edimburgo desde Portugal, donde trabajaba como profesora de inglés. Cuando llegó a Escocia, la idea de Harry Potter llevaba años gestándose y Rowling ya había escrito los primeros capítulos del primer libro de la saga, «Harry Potter y la piedra filosofal».
Cafeterías
Durante el invierno de 1994, Rowling comenzó a frecuentar distintas cafeterías de la ciudad, donde pasaba horas escribiendo en una libreta mientras su hija dormitaba plácidamente a su lado después de pasearla por las calles de Edimburgo.
Al principio, Rowling acudía a una cafetería hoy en día desaparecida, Nicholson’s Café, en Nicholson Street. Cuenta la historia que, por el precio de un café, se le permitía pasar la tarde entera escribiendo en el establecimiento. Hoy otra cafetería, Spoon, ocupa su lugar.
The Elephant House, en George IV Bridge, es la cafetería que más estrechamente se relaciona con Rowling. Aunque en una inscripción y un dibujo en su cristalera The Elephant House presume de ser “el lugar de nacimiento de Harry Potter”, lo cierto es que no abrió hasta 1995, y por aquel entonces el primer libro de la saga ya avanzaba con fluidez. Pero es verdad que la autora escribió muchas tardes en una mesa del fondo de la cafetería, junto a la ventana, cuyas espléndidas vistas sobre el castillo y el cementerio de Greyfriars se cuenta que le sirvieron de inspiración para construir su historia. A lo largo de los años, los seguidores de la saga han llenado las paredes de los baños de The Elephant House de inscripciones:
Rowling siguió visitando los cafés de la ciudad hasta mucho después de que sus libros se convirtieran en un éxito de ventas, pero mientras escribía el cuarto volumen, «Harry Potter y el cáliz de fuego», su fama cada vez mayor la obligó a abandonar esta práctica.
Greyfriars Graveyard
Cuenta la historia que el cementerio de Greyfriars, uno de los más conocidos de Edimburgo por las supuestas apariciones de algún que otro habitante del más allá y por la leyenda del perrito Bobby, inspiró la mítica y lúgubre escena del cementerio de «Harry Potter y el cáliz de fuego», en la que Voldemort retoma su forma física y se bate en duelo con Harry.
En este cementerio podrás visitar dos puntos interesantes. El primero es la tumba de William McGonagall, un autor galardonado con el título de peor poeta de la historia del Reino Unido. Se rumorea que de aquí proviene el nombre de la profesora Minerva McGonagall, ya que la misma Rowling comentó que le parecía curioso el contraste entre este poeta de poca monta y una mujer brillante como la profesora. En el segundo punto, una lápida recuerda a un padre y un hijo llamados Thomas Riddell. En los libros ingleses, el nombre real de Voldemort es Tom Marvolo Riddle y, aunque escrito de distinta forma, el padre y el abuelo de «el que no debe ser nombrado» también compartían el nombre de Tom / Thomas, y Harry visita sus tumbas en las novelas.
George Heriot’s School
Muy cerca del cementerio de Greyfriars se alza la espectacular construcción gótica de George Heriot’s School, cuyo fundador, George Heriot, ideó como una escuela para niños huérfanos donde estos recibían educación gratuita. Hoy en día es una prestigiosa escuela privada, y se dice que Rowling se inspiró en ella para crear la inolvidable Hogwarts. De hecho, los alumnos de George Heriot’s School están divididos en cuatro casas, como los magos de Hogwarts: Lauriston (caracterizada por el color verde), Greyfriars (de color blanco), Raeburn (de color rojo) y Castle (de color azul). ¿Slytherin, Hufflepuff, Gryffindor y Ravenclaw? Durante el curso, cada alumno aspira a conseguir puntos para su casa respectiva, que se consiguen gracias al buen rendimiento académico, entre otras cosas. Habitualmente no es posible acceder a la escuela, pero en ocasiones abre sus puertas en días señalados como el Open Doors Day.
Mientras que los primeros libros de Harry Potter nacieron en cafeterías humildes, Rowling escribió las últimas líneas de la novela que cierra la saga en una habitación del lujoso hotel Balmoral, uno de los más prestigiosos y caros de la ciudad. La autora se hospedaba en la suite 552 mientras terminaba la obra y, en cuanto la concluyó, dejó escritas las siguientes palabras en un busto de mármol: «El 11 de enero de 2007, J.K. Rowling acabó de escribir ‘Harry Potter y las reliquias de la muerte’ en esta habitación».
Otros lugares
Existen otros muchos puntos de la ciudad relacionados de alguna manera con la autora de la saga. Por ejemplo, justo antes de la publicación de «Harry Potter y el misterio del príncipe», se convocó un sorteo y los 70 niños que resultaron ganadores pudieron disfrutar de un fin de semana en el castillo de Edimburgo, que se vistió de Hogwarts para la ocasión. Rowling se reunió con los niños, que llegaron al castillo en carruaje, y respondió a sus preguntas, les regaló ejemplares firmados del nuevo libro y les invitó a distintos actos y banquetes.
Además, se cree que Rowling inspiró el bullicioso Callejón Diagon, donde los magos acuden a aprovisionarse de todo el material necesario, en una conocida y pintoresca calle de Edimburgo, Victoria Street, que también está repleta de tiendas, como un establecimiento de productos de broma al más puro estilo de los gemelos Weasley.
También se dice que J.K. Rowling basó el Sombrero Seleccionador, un sombrero de miles de años de antigüedad que los jóvenes magos se ponen a su llegada a Hogwarts para que les asigne una casa, en una tradición que tiene lugar en la ceremonia de graduación de la University of Edinburg, en la que los estudiantes suben uno a uno al escenario para que el vicerrector les dé un golpecito en la cabeza con un sombrero histórico.
En un rincón de las Edinburgh City Chambers, en la Royal Mile, se inmortalizan las manos de personalidades relevantes para la ciudad, y J.K. Rowling fue la segunda en recibir este honor, después del escritor Ian Rankin. Hoy en día, Rowling sigue residiendo en Edimburgo la mayor parte del tiempo, así que, si eres seguidor de la saga, ten los ojos bien abiertos, porque de vez en cuando se deja ver por la ciudad.
Si paseas un sábado cualquiera por el parque de los Meadows, encontrarás partidos de fútbol, de rugby… ¡Y entrenos de quidditch! Aunque comenzó siendo un deporte ficticio, pronto se llevó a la práctica y desde hace años muchas universidades americanas y británicas tienen su propio equipo. Una de las características es que se juega sobre una escoba, aunque, a diferencia de los libros, no es voladora.
Tours
La mayoría de tours de Edimburgo mencionan los libros de Harry Potter en algún punto del recorrido, y también existe un tour especializado en el mago, el Potter Trail, que, a pesar de ser una ruta agradable que te proporcionará información y te llevará a los sitios mencionados anteriormente, no da acceso a ningún edificio privado ni tiene un gran valor añadido con respecto a un paseo que tú mismo puedas diseñar a tu medida por el centro (consulta el mapa para más información).
Imagen de Eiscir
Por Angie de Más Edimburgo
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