Zúrich, una caja de bombones rellenos
“Resulta que en 1917 Einstein, Lenin y Joyce coincidieron en Zúrich. El primero daba clases en la ETH, el segundo preparaba la revolución rusa y el tercero escribía Ulysses. Esta ciudad cada día me gusta más.” Una amiga española residente en la urbe más grande de Suiza compartía estas líneas en su perfil de Facebook. Ella también escribe y es un poco revolucionaria. No da clases, que sepamos, pero todo se andará. ¿Qué hace una chica tan mediterránea en un lugar como éste? Lo entendimos nada más llegar. Disfrutar de su activa escena cultural, de sus restaurantes, de su lago, del río Limmat, de los parques, del silencio y de su tamaño mediano que permite atravesarla en tranvía e invita a recorrerla a pie o en bicicleta.
¿Sabías que lo que más extraña un suizo cuando viaja es el pan? ¿Que el dueño del legendario Café Odeon pudo construirlo gracias al dinero ganado en la lotería española? ¿Que el müesli (mezcla de cereales) fue inventado por el médico Maximilian Bircher-Benner, profesor de la Universidad de Zúrich? ¿Y que en el histórico restaurante Opfelchammer, uno de los favoritos del novelista local Gottfried Keller, te dejan escribir tu nombre en las vigas si bebes suficiente vino? Te esperas una ciudad lujosa porque olvidas que la reforma protestante se inició aquí hace ahora 500 años y ostentar estaba prohibido. De ahí su aspecto austero. Como los bombones rellenos, Zúrich esconde sorpresas. Nunca sabes qué te vas a encontrar.
Zúrich no es un destino económico, pero existen fórmulas para controlar el gasto. Antes de empezar a descubrirla, compra la ZürichCARD. Llegarás a la ciudad en tren desde el aeropuerto, podrás coger todas las líneas del tranvía y entrar gratis (o con descuento) en más de 90 establecimientos.
Si quieres comer en un lugar tradicional y moderno a la vez no dejes de visitar Haus Hiltl, el vegetariano más longevo de Europa (data de 1898). Un restaurante-bufé con más de 100 especialidades para escoger -pagarás según llenes el plato-, librería, tienda, estudio de cocina y bar-lounge.
Si te va lo ecléctico debes entrar en Les Halles, un antiguo almacén que hace las veces de restaurante y mercado, famoso por sus moules frites (mejillones con patatas fritas) donde podrás comer y comprar embutidos, quesos, vinos y otras delicatessen de la vieja Europa.
Si te apetece cenar en un lugar más formal acércate a La Salle. Te ofrecerán un buen steak tartar, varios platos de pasta fresca y un clásico pastel de carne casera con salsa de vino tinto y puré de patatas que debes probar.
Podrás alargar la noche en sus numerosos bares y clubes como el Nietturm Bar, situado en la parte superior de La Salle, un estiloso local donde probar el cóctel ‘Hugo’ (prosecco, sirope de saúco, agua con gas, menta, lima y hielo) o una copa de vino zuriqués junto a unas bellísimas vistas de la ciudad.
Si el tiempo amenaza lluvia o el frío te paraliza, embárcate en un crucero por el Lago de Zúrich. Disfrutar de un brunch suizo -con quesos, panes, salmón, mermeladas, fruta y bollería- mientras viñedos y casas de cuento desfilan ante tus ojos entre un suave balanceo es reconfortante. El crucero-brunch solo funciona los domingos. Imprescindible reservar. Zürichsee Schifffahrt.
Si por el contrario te has propuesto patear todo lo que puedas y más, lánzate al street food. Devora las salchichas de Sternen Grill, una sopa caliente en La Zoupa y los marroni (castañas asadas) de los puestos callejeros.
Si tu estancia va más allá del fin de semana no te vayas sin probar los pretzel (pan en forma de lazo) y el resto de especialidades de temporada de la bäckerei (panadería) Vohdin (Oberdorfstrasse, 12), una windows shopping (tienda escaparate) abierta desde 1626.
Si puedes permitírtelo, alójate en la planta 10 del Sheraton Zürich Hotel, ubicado en Zürich–West, el barrio de moda. Las habitaciones del hotel son espaciosas, luminosas y confortables, tiene wifi gratis (que nunca falla) y dos opciones gastro: el restaurante Route Twenty-Six -por los 26 cantones suizos-, donde sirven opíparos bufés de desayuno y el Café & Bar Nuovo, ideal para un café a media tarde o una cerveza Qüollfrisch naturtrüb nocturna.
Si quieres volver con un souvenir genuino en la maleta pásate por un supermercado local y cómprate una mini fondue de queso Gerber y una bolsa de chocolatinas Frey, dos marcas históricas que te dejarán muy buen sabor de boca. Aunque, te avisamos, nunca será igual que comer este plato de quesos fundidos en Adler's Swiss Chuchi o un chocolate caliente en Péclard.
¿A qué esperas para saborear las delicias suizas de Zúrich? Consulta nuestros vuelos aquí.
Texto de Carme Gasull (Gastronomistas)
Fotos de Mireia Aranda y Zurich Tourism
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Tallin la escapada perfecta antes de Navidad
El norte de Europa, con sus mercados y su decoración ad hoc, es un destino perfecto para todos aquellos que buscan impregnarse del espíritu navideño antes de celebrar las fiestas con la familia. Una de las ciudades cuyo mercadillo es digno de visita es Tallin, la capital de Estonia, que cuenta con uno de los núcleos medievales mejor conservados del Báltico. Su casco histórico, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco el año 1997, está rodeado por una muralla recia que ha sobrevivido a todas las guerras. ¿Alguna razón más para viajar a Tallin? Pues que cuenta con una de las fachadas marítimas más bellas del mundo y según Condé Nast Traveler va a ser una de las ciudades que va a triunfar en el 2017.What else?
Tallin fue un núcleo comercial de suma importancia cuando la Liga Hanseática dominaba todas las rutas por el Báltico y el Mar del Norte. Entonces era conocida con el nombre germánico de Reval y era tal su riqueza que se podía permitir el lujo de tener dos alcaldes y veinticuatro funcionarios municipales que trabajaban años alternos. Su centro histórico data de la época medieval y se vertebra alrededor de la plaza del Ayuntamiento donde está el símbolo de esta ciudad, el Viejo Tomás (Vana Toomas), una veleta que representa a un mercenario que lleva en una mano una espada, y en la otra una bandera. También destacan la iglesia de la Virgen María, de origen luterano, la de Domo, del llamado estilo gótico desnudo, o la catedral ortodoxa de Alexander Nevski, del año 1900, ubicada en la colina de Toompea. Daneses, alemanes, suecos, rusos y, por último, los soviéticos dejaron su impronta en la historia de Estonia. De esta última época destacan el cine, hoy uno de los centros de ocio más importantes de la ciudad, y la estructura de patios interiores que podemos encontrar por esta urbe báltica.
No podéis decir que habéis estado en Tallin si no habéis recorrido la calle de la Pierna Larga (Pikk jalg) y la de la Pierna Corta (Lühike jalg) y no os habéis parado a contemplar las increíbles e icónicas vistas de la ciudad desde el mirador de Patkuli desde donde se ven el mar, el puerto y la iglesia de Oleviste (San Olav). Tampoco seréis grandes conocedores de la capital de Estonia si no dais un paseo por el moderno barrio de Rotermanni o si no os reís cuando os explican cómo se llaman dos de las torres más conocidas de su inexpugnable muralla: “Mira a la cocina” y “Margarita la gorda”.
A los habitantes de Tallin les gusta la playa y una de las más concurridas en verano es la de Pirita (Brígida), de arena blanca, donde la gente se baña alegremente en las desabridas y frías aguas del Báltico donde se pueden pescar peces típicamente de río como el lucio. En esta zona se edificó la villa olímpica donde se alojaron los atletas que participaron en las pruebas de vela de las Olimpiadas de Moscú, en el año 1980.
Tallin y sus museos
Tallin es una ciudad en la que hay infinidad de zonas verdes y museos. En el parque Kadriorg encontramos el homónimo palacio que mandó construir para su esposa el zar Pedro I de Rusia. En su interior está el Museo de Arte Extranjero donde se pueden ver obras de artistas italianos, holandeses, alemanes y rusos, entre otros, de los siglos XVI al XIX. Cerca se ubica el Museo de Arte Kumu, uno de los edificios más modernos y originales de Tallin con estructura de piedra caliza y cobre que alberga exposiciones de todo tipo, ya sean permanentes o itinerantes.
Otros espacios culturales muy recomendables, sobre todo para las familias que viajan con niños, son el Museo Rocca al Mare, situado en un amplio parque forestal que cuenta con granjas de techos de paja de entre los siglos XVIII y XX, molinos, una iglesia de madera y una escuela, y donde se muestran cómo se vivía y trabajaba hace siglos, y el Museo Marítimo de Estonia, donde se pueden ver barcos y naves emblemáticas como el rompehielos Suur Tõll, el más grande de Europa que se conserva, el buscaminas Kalev o el submarino Lembit.
Anímate a conocer la capital de Estonia, reserva tu Vueling a Tallin aquí.
Texto de Tus Destinos
+ infoHelsinki la ruta del diseño
Nada más llegar al aeropuerto ya te sientes rodeado de diseño, basta con fijarse en el mobiliario urbano, claro ejemplo del diseño Finlandés. Su filosofía respecto a esta disciplina es tan fiel que han llegado a crear un distrito del diseño. Reafirmados en su valor de marca, en el año 2005 crean el Design District, formado por un grupo de empresarios en el que está incluido el Design Forum Finland, organización que se encarga de promocionar el diseño finlandés desde hace más de 120 años. En la actualidad la zona es como una “mini cuidad“ en el centro; y está compuesta por más de una veintena de calles y unos 200 establecimientos, sustentados por jóvenes emprendedores y comerciantes locales que conciben el comercio con un objetivo en común: potenciar el diseño Finlandés con gran ilusión y creatividad.
Todos ellos llevan un distintivo en la puerta que facilita su reconocimiento. El “Design District”, queabarca desde coquetos comercios, floristerías, restaurantes, tiendas de moda, agencias de diseño y de publicidad, estudios fotográficos, galerías de arte, espacios de diseño e interiorismo, como el famoso Artek, e incluso el Design Museum.
Saliendo del circuito del DD, no podemos pasar por alto otras obras significativas de la arquitectura y el diseño Finlandés, aquí van algunos de los lugares que no te puedes perder:
La capilla del silencio o la Capilla de Kamppi, en la plaza Narinkkatori, es una de las paradas esenciales. Un refugio para huir del bullicio que se inauguró en el 2012, año en el que Helsinki fue galardonada con el título de capital mundial del diseño. Su construcción está realizada íntegramente en madera, emulando un iglú; en su interior, no destaca ningún símbolo religioso, su máxima es la paz y el silencio.
La iglesia de Temppeliaukio, más antigua, y conocida popularmente como la iglesia de la Roca, no deja de impactar por su apariencia exterior, que se asemeja a un ovni empotrado en una roca; un diseño único en el mundo. Entre el techo y la roca destaca un grueso vidrio que deja pasar al interior la luz natural. Es uno de los edificios más visitados de la ciudad.
Otra de las majestuosas construcciones de Helsinki es su famosa estación de trenes. Una autentica joya art noveau (ellos lo llaman curiosamente Romanticismo Nacional Finlandés), diseñada por el arquitecto finlandés Eliel Saarinen. Presidida por cuatro enormes esculturas, la fachada exterior hace gala de su grandiosidad, aunque el interior también es digno de admiración.
El barrio de Kallio tiene la etiqueta de ser uno de los barrios más hipsters del planeta, y cumple a rajatabla todas las pautas de esta subcultura: mil y un garitos de música indie, comida orgánica, vinilos, brunch, food trucks, vintage, diseño, etc. Entre ellos destacamos Made in Kallio, una tienda brutal de diseño, que a la vez es cafetería y un estudio formado por un colectivo de diseñadores. Este espacio también acoge eventos, incluyendo exposiciones y mercadillos. Vamos, que aquí menos aburrirte, de todo.
El centro de diseño de Helsinki es, sin duda, el lugar en el que todo nace; hablamos del Centro Arabia, donde encontrarás marcas como Iittala, Fiskars, o Arabia, presentes en el 90% de los hogares finlandeses. Aquí también se encuentra una de las universidades más prestigiosas de diseño de Europa, la Alvar Aalto University of Art and Design. Se llega en tranvía y merece la pena dedicarle una mañana. ¡Puedes visitar las fabricas y comprar algún que otro capricho de diseño Finlandés.
Si eres fan incondicional del art noveau, estás en la ciudad perfecta, Helsinki es una de las ciudades del mundo que tiene más representación de este estilo, descárgate aquí las rutas más emblemáticas.
Para finalizar, si nos acercamos al diseño contemporáneo, no podemos pasar por alto la biblioteca universitaria, Kaisa House, un majestuosos edificio que respira diseño en todo su conjunto. Ostenta el titulo de ser la biblioteca más grande de Finlandia y ha ganado varios premios por su arquitectura.
Ahora mismo volvería a coger un Vueling y me presentaba allí mismo. Helsinki es una de las ciudades de Europa más maravillosas que he visitado, con infinitas posibilidades para hacer rutas y excursiones. Además se encuentra cerca de San Petersburgo, enfrente de Tallin y a un paso de Estocolmo.
Texto de Tensi Sánchez de actitudesmgz.com
Fotografía de Fernando Sanz
+ infoCardiff capital del país de los castillos
Ciertamente no es muy conocido que Gales sea el país con el mayor número de castillos de toda Europa. Y es que a lo largo de la historia el paisaje de este pequeño país, situado al oeste de Inglaterra ha sido salpicado por un sinfín de fortalezas, desde la edad de hierro, pasando por los romanos, hasta llegar a los majestuosos castillos de los príncipes de Gales y los reyes ingleses.
En total son más de 600 castillos los que todavía hoy se conservan en el país. Por lo que no será difícil que te topes con alguno de ellos cuando viajes hasta allí. De entre todos (los hay de múltiples tipologías) hemos hecho una selección de los que más nos gustaron en nuestro viaje. A ver qué os parecen.
Conwy Castle
El Castillo de Conwy y los muros de la ciudad son de lo mejor que se conserva de entre las muestras de arquitectura medieval de todo el Reino Unido. Por ello es patrimonio de la humanidad. Y lo cierto es que pocos se creerían que la obra fue construida en tan solo cuatro años, de 1283 a 1287. Lo cierto es que resulta toda una experiencia subir a las torretas y perderse entre sus estancias. El guía nos propuso un ejercicio que consistió en subirnos a la torre principal y desde allí, con una visión de la fortificación y de su entorno del todo espléndida, nos puso un ejercicio consistente en adivinar cómo pudieron los galeses capturar el castillo a los ingleses en el siglo XV. ¿Te atreverás tú con este reto?
Denbigh Castle
El castillo se construyó entre 1282 y 1295. Para empezar su recorrido, nada mejor que situarse en el nuevo centro para visitantes ubicado en el interior del yacimiento. La gran puerta de la entrada del castillo de Denbigh realmente impresiona. El castillo se caracteriza por su triple torre, y eso que no está tan bien conservado como los otros castillos de gales. Aún y así, se trata de un vestigio defensivo único, y eso que las tropas parlamentarias hicieron todo lo posible para que no quedase ni rastro, durante la Guerra Civil de 1660. Uno de los momentos más excitantes lo vivimos cuando nos colamos por la poterna –puerta secundaria- misteriosa por donde los moradores del castillo se deslizaban para salir y entrar sin ser vistos. Sin duda fue una fortificación con un gran sentido estético. Las torres siguen un ritmo alternando las de base circular con las de base cuadrada.
Raglan Castle
El castillo Raglan fue uno de los últimos castillos medievales que se construyeron en Inglaterra y Gales. Todavía hoy presenta un aspecto formidable; hay que tener en cuenta que fue diseñado pensando en lujo y confort, mucho más acorde con los tiempos del Renacimiento. Fue vibrante subir a la gran torre, erigida en una isla rodeada de agua. En su sótano pudimos explorar la cripta recién restaurada. Nos contaron que, en la época algunos de los mejores vinos de Europa se encontraban allí, los cuales se servían en la mesa principal para impresionar a las visitas. Este castillo goza todavía hoy de una gran reputación. De hecho todavía funciona a las mil maravillas, de telón fe fondo para la celebración de eventos relacionados con el teatro, la poesía, el canto y la danza.
Kidwelly Castle
Kidwelly es el prototipo de castillo que vemos en las películas medievales. Está construido sobre tierras escarpadas, dispone de torres infinitas, muros altos y una gran puerta de entrada que tardó, nada menos que un siglo en completarse. Se trata del ejemplo más antiguo de construcción defensiva normanda realizada a base de tierra y madera. Lo que queda de su planta tiene forma de media luna. Es recomendable pasear sobre los restos de muro que quedan. Vale que la puerta es lo que más destaca, pero no os olvidéis hacer una visita a la capilla que hay justo al lado. Ésta ofrece espectaculares vistas al río. También hay un espacio expositivo en el interior del castillo. Hasta septiembre podrás visitar la exposición de esculturas de Cymru.
Caerphilly Castle
Se trata de un castillo enorme, el más grande de Gales. Se ha conservado prácticamente intacto. Podría ser el decorado perfecto para una película de caballeros y princesas. Está rodeado, como no podría ser de otra manera, por una serie de fosos en forma de círculos concéntricos –algunos de ellos con pequeñas isletas incluso-. No dejéis escapar la oportunidad de subir a la azotea de la torre de entrada. Desde allí se pueden ver los anillos de piedra y agua, elementos defensivos que hicieron de Caerphilly una fortaleza inexpugnable. Este extravagante castillo también dispone de un paso secreto conocido como Galería de Broase. Desde aquí se puede admirar la torre sudeste – la cual recuerda a la torre de Pisa por razones obvias. El conjunto conserva poderosas máquinas de asedio.
Vamos, ¿a qué esperas? No lo dudes más y consulta nuestros vuelos aquí.
Texto de Los Viajes de ISABELYLUIS
Imágenes de Fred Selby, vanessajayne, Visit Wales
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