Una ruta por la historia de Nuremberg
Por Oriol Salvador
Nuremberg es una de esas ciudades que te permite plantear un interesante paseo por la historia sin moverte de la misma ciudad ni necesitar de máquinas del tiempo. Ciudad bombardeada en 1945 y reconstruida poco tiempo después, su papel protagonista en la historia medieval, moderna y contemporánea la dota de numerosos atractivos históricos.
Fue capital del imperio germánico entre los siglos XI y XVI, centro importante del Renacimiento alemán y escenario principal de la guerra de los Treinta Años (1632). Por su importáncia durante la época imperial, Hitler la nombró sede de los congresos del partido nazi y fue en Nuremberg también donde se juzgó y condenó a varios dirigentes nazis en la sala 600 de su Palacio de Justicia.
Su historia la ha dotado de interesantes monumentos por ver y algunos artistas bávaros, como Albercht Dürer, le han proporcionado un legado artístico de visita obligada. En esta ruta os proponemos un paseo por la ciudad que os permitirá descubrirla en menos de un día.
Palacio de Justicia de Nuremberg (Justizpalast)
Nuestra ruta por Nuremberg empieza en su centro del poder jurídico, que sigue en pleno funcionamiento. Fue donde se celebraron los Juicios de Nuremberg, que duraron casi un año y cuyas sentencias condenatorias contra algunos de los cabecillas del régimen nazi marcaron un hito en la historia del derecho internacional.
La sala 600, escenario de estos juicios históricos, sigue usándose como juzgado en la actualidad y los fines de semana, cuando no se utiliza, se ofrecen visitas guiadas. Una alternativa, si encontráis la sala cerrada, es visitar la exposición “Memorial de los Juicios de Nuremberg” que se encuentra en el ala este del edificio.
Museo Nacional Germánico (Germanische Nationalmuseum)
Aunque requiera de unas dosis extra de tiempo y paciencia el tener que hacer cola para entrar, la visita al Museo Nacional Germánico merece la pena para ver, en un mismo recinto, una de las mayores colecciones de arte germánico moderno que hay en Nuremberg, Alemania y el mundo. Hasta el 2 de septiembre expone “The Early Dürer”, una muestra de las primeras obras del artista alemán Albercht Dürer, hijo de Nuremberg y máximo exponente del renacimiento alemán del siglo XVI.
Antes o después de la visita puedes pasearte por la Calle de los Derechos Humanos, frente a la entrada del museo. 29 columnas conmemorativas de los 30 artículos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Como curiosidad, son 29 columnas y 30 artículos (en 30 idiomas distintos) porque la última columna, en español, se quitó porque obstaculizaba la salida del parque de bomberos. Decían que la repondrán, pero…
Carrusel del Matrimonio (Ehekarussell)
Adentrándonos en el centro de la ciudad, a los pies de la Weißer Turm (Torre Blanca) tenemos una fuente no apta para recién casados: el Carrusel del Matrimonio, esculpida en 1984 por Jürgen Weber. Sus figuras se inspiran en el poema “La agridulce vida matrimonial”, de Hans Sachs. Escenifican el enamoramiento inicial, la rutina convivencia y acaba con… bueno, ya lo veréis.
Iglesia de San Lorenzo (Lorenzkirche)
La Iglesia de San Lorenzo, construída en el siglo XIII, es una muestra de las Hallenkirche, el tipo de iglesias típico del gótico alemán, con tres naves a la misma altura. Reconstruída en gran parte tras los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial, como detalles curiosos llama la atención las redes que protegen las estatuas de su pórtico para que los pájaros no aniden en ellas o el panel informativo en braíle que encontramos a la entrada.
Hospital del Espíritu Santo (Heilig-Geist-Spital)
Una de las postales habituales de la ciudad de Nuremberg, fotografiada desde el puente que se encuentra enfrente. A la orilla del río Pegnitz, el edificio fue construído entre 1332 y 1339. Tras cumplir con su función de hospital, actualmente es una residencia municipal para ancianos.
Plaza del Mercado (Hauptmarkt)
Otro de los puntos inevitables e imperdibles en cualquier ruta por Nuremberg, ya sea por su Iglesia de Nuestra Señora (Frauenkirche) construída en 1358 por orden del emperador Carlos IV, por su famoso mercado (especialmente conocido es el mercado de Navidad pero hay mercado de productos frescos y tradicionales el resto del año), por la Fuente Bonita (Schöner Brunnen) originaria del siglo XIV o por las inevitables tiendas de souvenirs que la rodean o la parada del bus turístico de la ciudad, situada al lado de la histórica fuente.
Bratwursthäusle
A estas alturas de la ruta, proponemos un descanso y alimentar un poco el estómago para cargar fuerzas y, de paso, provar comida tradicional alemana. Frente al antiguo Ayuntamiento de la ciudad encontramos el restaurante Bratwursthäusle, donde podremos probar las tradicionales bratwurst alemanas y acompañarlas con el igualmente tradicional pretzel. Así que sentaos en su terraza y guten appetit!
Casa de Albercht Dürer (Albercht Dürer Haus)
Con el estómago lleno y tras descansar un poco, estaréis listos para caminar hacía la zona más elevada de la ciudad. Antes de cruzar la muralla, es aconsejable una visita a la casa-museo en que vivió Albercht Dürer y que, dentro de su exposición, ofrece la posibilidad de ver el proceso que llevaba a cabo Dürer al realizar sus famosos grabados. Como curiosidad, en la plaza frente a la casa, encontraremos una curiosa escultura que revisa una de las más conocidas obras de Dürer, la de la liebre.
Castillo Imperial de Nuremberg (Kaiserburg)
Al cruzar la muralla, tal vez os llame la atención encontrar jardines y huertos en el foso de la misma. El Ayuntamiento de la ciudad los alquila a ciudadanos de Nuremberg, que lo usan como huerto urbano, jardín… Resiguiendo unos metros la muralla llegamos al Castillo Imperial de Nuremberg desde el que se divisa toda la ciudad (ver la panorámica al inicio de este artículo). Fue la residencia de los emperadores germanos desde 1050 hasta 1571 y además de conservar algunas estancias, que se pueden visitar, hay muchas otras partes del castillo en las que todavía vive gente actualmente.
Campo Zeppelín (Zeppelinfeld)
Para terminar esta ruta nos alejamos del centro de la ciudad y para ello, si no lo hemos hecho ya, es aconsejable usar el transporte público de la ciudad. Concretamente, la línea de autobús 36. Hay que cogerlo en la parada que queda relativamente cerca del castillo y bajar en la última parada de esa línea, que nos dejará justo enfrente del Centro de Documentación, inagurado el año 2000, antiguo Congreso del partido nazi.
El proyecto original para ese edificio era construir un amfiteatro partido por la mitad a imagen y semejanza del Coliseo romano, con un auditorio de congresos en la parte central. Ahora el edificio alberga un interesante y moderno centro de información que puede visitarse, con una exposición permanente que documenta la historia del recinto y el despiadado abuso de poder del régimen nazi.
Desde allí, hay que rodear el lago para llegar al Zeppelinfeld en si: una enorme tribuna inspirada en el Altar de Pérgamo en la que Hitler dirigió los desfiles y congresos del partido nazi. Actualmente, el espacio se conserva en muy mal estado y la ciudad de Nuremberg lo recupera solamente para un festival de música rock a principios de junio (cuya celebración se remonta a los años setenta) y una cursa de coches que se celebra la primera semana de julio. Curioso ¿no? Aún así, visitarlo es aconsejable, aunque solo sea para decir “he estado allí” antes de volver. Hablando de volver, cerca del Campo Zepellín hay dos paradas del tren interurbano (S2) que te dejan en la estación central de Nuremberg.
Información útil
En cuanto al transporte, excepto en los casos mencionados, el resto de la ruta puede hacerse a pie. Aún así, aconsejo adquirir en las oficinas de turismo de la ciudad la tarjeta Nürberg Card que, por 21 €, te da acceso a todos los museos y transporte público durante dos días. Los menores de 12 años pueden adquirirla gratuítamente.
Otra opción a considerar para moverse por la ciudad es NorisBike, un servicio público de alquiler de bicicletas al que tienen acceso tanto los ciudadanos de Nuremberg como sus visitantes. Encontraréis más información sobre este servicio (en alemán) aquí.
Por Oriol Salvador
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Una ciudad de película
“Tócala otra vez, Sam”. Son las palabras que nos vienen a la cabeza al escuchar el nombre de Casablanca, la mítica película de Michael Curtiz, pero la verdad es que ni Humphrey Bogart ni Ingrid Bergman pusieron los pies en la ciudad para su construcción, que fue rodada completamente en estudios de Hollywood. Es verdad que existe un Rick’s Café, pero se debe únicamente a un intento de sacar rendimiento al filón cinematográfico.
Casablanca es lo más parecido a una moderna metrópolis occidental. Durante la época colonial, los franceses idearon un programa de desarrollo urbanístico que dotó a la ciudad de grandes avenidas y parques y auténticas joyas de arquitectura modernista y art déco. Aquí se fusiona el estilo colonial francés con elementos de la arquitectura tradicional marroquí.
El gran orgullo de la ciudad es la enorme mezquita de Hassan II, una maravilla de la arquitectura religiosa moderna y una de las mezquitas más grandes del mundo, que tiene la ventaja de ser uno de los pocos edificios islámicos que puede ser visitado por turistas no musulmanes. Su construcción finalizó en 1993 y su minarete es el más alto del mundo con una altitud de 200 metros.
Casablanca es una ciudad bastante caótica, pero en eso radica también parte de su decadente encanto. La medina, la parte más antigua, se encuentra al norte de la ciudad y es más bien pequeña en proporción a las grandes dimensiones de la urbe. Se accede a ella desde la Place des Nations Unies. Una vez atravesados sus muros, pasamos por delante de la torre del Reloj y la mezquita Chleuh para encontramos con un laberinto de pequeñas calles por las que deambular, con los característicos olores a perfumes, especias y té con menta, que se bebe a todas horas.
Para conseguir un recuerdo típico y artesanía tradicional, lo mejor es acercarse hasta la Nouvelle Medina, en el Quartier Habous, junto al Palacio Real. Aquí los precios son más bajos y no se presiona tanto al turista como en algunos zocos en otras ciudades.
Perderse por el parque de la Liga Árabe, en pleno centro de Casablanca, es una buena opción para relajarse o acercarnos hasta alguno de los balnearios de la ciudad, como el de Bouznika, donde encontraremos magníficas playas como las de Dar Bouazza, muy cercanas a Tamaris, un parque acuático que abrió sus puertas recientemente.
Visita también el santuario Sidi Bou Abderrahmane, accesible a pie si hay marea baja. Se trata de un islote cercano al faro de El Hank, donde ya había asentamientos humanos durante la prehistoria. Al caer la tarde, en esta zona, se puede de disfrutar de maravillosas puestas de sol. Imagen de HombreDHojalata
Imagen de Othmanlah
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+ infoUn rincón de concordia
Por Eddy Lara de www.destinosactuales.com
Hay recovecos de Barcelona que pueden sorprender incluso a los que vivimos en esta ciudad, y la Plaça de la Concordia. uno de esos tesoros escondidos.
Lejos del bullicio turístico de la ciudad emerge un lugar cuya ubicación camufla el tesoro que pueda representar. Justo al lado de uno de los vibrantes centros financiero de Barcelona (La parte alta de la Avenida Diagonal) y el Barrio de Les Corts (famoso porque justo allí se encuentra el Campo del Barça), está la Plaça de la Concòrdia.
Pareciera que el nombre de esta plaza le fuera dado a propósito, pues aunque en sus alrededores transcurre buena parte de la vida turística y económica de la ciudad, en ella el tiempo marcha a otro ritmo distinto. La tranquilidad resalta por sus cuatro costados. Por lo que se convierte en el lugar perfecto para gastar una tarde de verano en una de sus terrazas degustando una cerveza o una copa de vino, mientras se contempla que en sus habitantes transcurre un estilo de vida propio más de un pueblo que de una ciudad como Barcelona.
Uno de los lugares emblemáticos de la plaza es el Centro Cívico Can de Deu, creado especialmente para promover el jazz y, por otro lado, impulsar la importancia de un entorno sostenible del medioambiente en la ciudad. Posee un jardín y un bar en el que se puede hacer el vermut mientras se disfruta del sol y la tranquilidad del lugar.
Y si de comer o cenar se trata, definitivamente el restaurante Fragments Café ofrece uno de los surtidos de tapas más variados de la ciudad, las patatas bravas merecen una atención especial, es la joya más preciada del lugar. Otras delicias para descubrir ya sea en su terraza, jardín, la barra o sus comedor interior o exterior, son las gildas, rocas de parmesano con módena, anchoas con cebolla confitada, revuelto de ceps y foie…una excelente selección de vinos nacionales y como broche de oro un pastelito de chocolate belga.
En las calles aledañas a la Plaza se encuentra el Infussion Bar, ideal para pasar una tarde mientras se degusta infusiones venidas del Mediterráneo, oriente próximo y el más allá. Su decoración evoca la de un zoco de Marrakech…sitio ideal si se visita la Plaza en pleno invierno.
Los fines de semana también se puede apreciar la vida de los locales, gracias al mercado que también le da vida a este lugar. Pero cualquier local que alberga la plaza tiene un encanto propio: la pastelería, la farmacia, o el Florentine Cup&Cakes, un sitio para degustar pasteles, galletas y cupcakes hechas al momento.
Por Eddy Lara de www.destinosactuales.com
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LX Factory: La nueva Lisboa
Por Tensi Sánchez deactitudesmgz.com
Lisboa está cambiando. Entre sus calles se respira arte y cultura allá por donde se va. Las nuevas generaciones están dispuestas a mostrar al mundo el potencial que la capital tiene y no es precisamente la situación económica la que va a hacer que la ilusión y las ganas flaqueen. LXFactory es el mejor ejemplo de cómo en tiempos de crisis la creatividad se eleva a su máxima potencia y surgen las mejores ideas.
Lo que en el siglo XIX fue Alcantara, un área industrial de la ciudad lusa, situado a la sombra del histórico Puente 25 de abril a los pies del rio Tajo, a día de hoy es el área cultural del siglo XXI. En principio el espacio de 23.000 metros cuadrados, estaba dentro del proyecto Alcantara XXI, en el cual se pretendía demoler las decadentes fábricas y construir una zona multi usos. Pero la crisis ha retrasado de tal manera las obras que todavía no hay fecha fija. Así fue como la agencia Mainside aprovecho la atmosfera industrial del espacio y reutilizando cada una de las paredes de las antiguas fábricas, puso a disposición de jóvenes artistas y visionarios cada rincón a un precio de alquiler de 12 euros al metro cuadrado.
¿El resultado? Un enorme espacio en el que a partir de abril de 2009 se han dado cita hasta 80 compañías de arte, literatura, diseño, hostelería y todo tipo de actividades que bailan al son de la cultura más underground e inspiradora de la ciudad. Los precios son asequibles y uno puede disfrutar desde la mañana hasta la noche de un entorno vintage y hipster donde trabajo y ocio son perfectamente compatibles.
Es de visita obligada acudir al antiguo comedor de trabajadores, la Cantina que incluye comida para vegetarianos o pasar las horas en la enorme librería Ler Devagar. Para la noche siempre se puede acudir a la discoteca Lollipop cuya entrada es limitada o visitar la Sala de Las Columnas, donde diferentes DJ´s amenizarán una noche memorable.
Incluso en su Open Day, celebrada dos veces al año todos los residentes exhiben sus trabajos, se puede participar en diferentes workshops y hasta se puede beber vino y cerveza por 0,50 euros.
Un lugar mágico y diferente que habla por sí solo de una Lisboa que emerge de sus cenizas. Una ciudad que alberga la cultura más contemporánea sin dejar a un lado la tradición que ha hecho que la capital lusa sea un paraíso artístico.
Por Tensi Sánchez deactitudesmgz.com
Imagen de Ricardo Junqueira
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