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Hay vida mucho más allá del Gayxample barcelonés

Si bien Madrid tiene Chueca como epicentro gay de la ciudad, Barcelona tiene lo que se denomina el Gayxample. Es decir, el rectángulo dentro del distrito del Eixample Esquerra que delimita con las calles Balmes, la Gran Via de les Corts Catalanes, y las calles Comte d’Urgell y Aragó. La oferta de bares y clubes muta cada temporada con la fuerza de un tsunami (especial atención merecen las discotecas del club Arena, que al abrir de lunes a domingo siempre son un recurso fácil para turistas y locales que pueden permitirse el lujo de trasnochar), aunque ahí precisamente es donde se encuentra también el Hotel Axel, que cuando se inauguró en 2003 se convirtió en el primer hotel propiamente heterofriendly no sólo de la capital catalana, sino del mundo. Su terraza, situada en el ático, es un clásico lugar de peregrinación para aquellos que en verano quieren lucir los músculos que han desarrollado a lo largo del resto del año. Por algo es uno de los lugares más concurridos durante el Circuit Festival, que este año acontece del 2 al 14 de agosto.

Eso sí, a pesar de contar con el Gayxample, lo cierto es que la ciudad no se limita sólo a ese perímetro de acción. Si algo destaca de Barcelona es su aura cosmopolita y el hecho de que cualquier gay podrá encontrar en otros barrios tanto bares como fiestas que se ajusten a sus necesidades. Sin ir más lejos, y tras el cierre de uno de los iconos del Raval, La Penúltima, la clientela más moderna tiene alternativas como el Zelig, en el que más allá del gin tonic de rigor puedes comer un buen plato de pasta o alguna especialidad culinaria holandesa; o La Casa de la Pradera (c/ Carretes, 57), un bar con pista de baile incluida que se antoja perfecto para aquellos que después peregrinan hasta la sala Apolo o bien, yendo a medio gas, ya tienen suficiente aprovechando al máximo los fines de semana hasta las tres de la madrugada. Asimismo, otro de los bares más en boca en estos momentos es La Federica (c/ de Salvà, 3), situado estratégicamente en el Poble Sec y convertido en tiempo récord en uno de los lugares fetiches de la clientela más hipster de la ciudad. Si danzar hasta las tantas no va contigo y prefieres solamente tomar una copa más o menos relajado, esta es una de las mejores opciones que tienes a tu alcance.

La Metro, también abierta todos los días de la semana, continúa siendo uno de los clubes clásicos de la ciudad. No obstante, si algo marca la actualidad hedonista son las fiestas mensuales que, prácticamente cada semana, reúnen a centenares de almas con ansias de pasárselo de escándalo. Una de las más veteranas es la llamada Pop Air, que suele celebrarse el primer viernes de cada mes en la sala Tango (c/ Diputació, 94) y reúne a los osos y simpatizantes del pelo de la ciudad amantes del pop. Del mismo modo, también un viernes al mes, la sala Apolo (c/ Nou de la Rambla, 113) cuenta con el Somoslas para aquellos que prefieren quemar calorías al son de la música electrónica; y la sala Under (c/ Tarragona, 141) con una de las fiestas más jóvenes del circuito: la Tanga Party, que dispone de una sala house y otra mayor dedicada en exclusiva al petardeo ilustrado. Fruto del meteórico éxito de la Tanga (que incluso hasta se celebra en Madrid), sus creadores desde este domingo 17 de julio también proponen La Piscini (en La Carpa Barcelona: Av. Manuel Azaña 21-23), una nueva cita que más allá de la música tiene como principal atractivo una piscina gigante en la que poder remojarse. Se avecina planazo para sobrellevar estas altas temperaturas. 

También en domingo, la clásica Churros con Chocolate que se celebra en la sala Apolo es una de las fiestas más concurridas con diferencia. Al igual que La Ká (en la sala Plataforma: c/ Nou de la Rambla, 145), ambas son totalmente gratuitas, por lo que te recomendamos que no demores en exceso tu entrada porque a partir de las 21 horas te puedes comer una cola de aúpa. Quien avisa no es traidor. Consulta nuestros vuelos ya y ven a descubrirlo.

Texto de Sergio del Amo para Los Viajes de ISABELYLUIS

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La Barcelona románica

Pese a ser una ciudad moderna y cosmopolita es fácil seguir el trazado medieval de Barcelona. Sus edificios son el testigo de un pasado glorioso en el que se mezclaron cruzados, mercaderes italianos, nobles y un clero poderoso. Entre construcciones barrocas, neoclásicas y modernistas, son muchos los edificios góticos que permanecen en pie, como la catedral, la basílica de santa Maria del Mar o el Palau de la Generalitat. Pero lo que muchos barceloneses desconocen es que la vieja Barcelona mantiene un buen número de conjuntos románicos de primer nivel que han llegado a nuestros días en un estado de conservación verdaderamente envidiable.

Románico en plena plaza de Catalunya

Pocos barceloneses saben que junto a la céntrica plaza de Cataluña se alza uno de los principales monasterios románicos de la ciudad. Se trata de Santa Anna, una iglesia y antiguo monasterio del siglo XII con claustro y sala capitular que todavía hoy sigue ofreciendo servicio a los feligreses. Las obras las inició Ramón Amadeu, pero siguieron durante tres siglos, por lo que la amalgama de estilos románico y gótico es muy notable, si bien el primero es el que más destaca. Al templo puede accederse desde la plaza de Catalunya a través de la calle Rivadeneyra (junto al Hard Rock Cafe) o por la calle de Santa Anna.

El Raval del siglo XII

Para seguir nuestra ruta, tomaremos la calle de Santa Anna en dirección a La Rambla y bajaremos este colorista boulevard para llegar hasta la calle del Hospital. A través de esta calle nos adentraremos en el multicultural barrio del Raval, lugar en el que se encuentran edificios tan relevantes como el MACBA, el Palau Güell o la Biblioteca de Catalunya, hasta dar con la plaza del Pedró. Esta plaza es importante porque, en el medio, tiene la fuente de Santa Eulàlia, considerado uno de los monumentos más antiguos de la ciudad, y también por ser la sede de la iglesia románica de Sant Llàtzer (s. XII). La capilla en cuestión formó parte de un antiguo hospital para leprosos que funcionó entre los siglos XII y XV. Tras su desacralización en 1913 y varias intervenciones, tiene uso civil.

Sin movernos del Raval, la calle de la Riereta nos llevará hasta la calle de sant Pau, donde nos encontramos con uno de los mejores ejemplos de románico en Barcelona, el monasterio de Sant Pau del Camp. El conjunto es del siglo XII, aunque se cree que el recinto fue fundado a finales del siglo IX por Wifredo II, quien está enterrado en él. El monumento cuenta con un pequeño claustro del siglo XIII del que destacan sus capiteles con escenas de caza, guerreros, sirenas, animales o motivos vegetales. Además, en el jardín del monasterio todavía se encuentra la antigua casa del abad, construida entre los siglos XIII y XIV y ampliada en el XVIII. Antes de entrar, no dejéis de fijaros en la fachada, cuya portalada está enmarcada con dos columnas con capiteles visigóticos. En el tímpano, Jesús rodeado por San Pedro y San Pablo y una antigua inscripción nos invitan a entrar.

Hacia Sant Pere de les Puel·les

Tras recorrer el Raval, regresaremos a La Rambla por la calle Nou de la Rambla, donde se encuentra el Palau Güell, obra de Antoni Gaudí. Dando un paseo llegamos a la catedral de Barcelona, junto a la cual se halla la capilla de Santa Llúcia. La capilla está situada en un ángulo del claustro con entrada exterior. Se construyó en la segunda mitad del siglo XIII en estilo románico tardío y, en su origen, fue la capilla del Palacio Episcopal de Barcelona. Este es un buen momento para visitar la catedral gótica, sentarse en uno de sus bancos y relajarse.

Nuestro itinerario sigue ahora para el barrio del Born, uno de los más animados de la ciudad y con una oferta cultural muy interesante, con el Palau de la Música Catalana o el yacimiento arqueológico del Mercado del Born. Cruzando Via Laietana entramos por la calle de la Bòria y llegamos a la plazoleta de Marcús, donde se alza la capilla de Marcús, un pequeño templo del siglo XII que fue construido junto al antiguo camino romano que salía de Barcelona y conserva gran parte de los elementos de su fachada original, como los arcos lombardos. Y callejeando un poco llegaremos a nuestra última parada, el Real Monasterio de Sant Pere de les Puel·les, del que actualmente solo se conserva la parroquia. Fundado en el siglo X, ha sufrido grandes alteraciones a lo largo del tiempo, si bien conserva parte de la estructura de cruz griega y los capiteles corintios utilizados bajo la cúpula del siglo XII. El campanario, llamado de los pájaros, es también de la época románica. Y, sin duda, es una parada obligada para entender el devenir de la Barcelona medieval.

Anímate a conocer la faceta románica de Barcelona, reserva tu Vueling aquí.

Texto e imágenes de Aleix Palau para Los Viajes de ISABELYLUIS

 

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Una buena dosis de art nouveau en Bruselas

Si hay algo de lo que puede presumir Bruselas es de contar en su haber con un buen número de edificios de estilo art nouveau que resultan un auténtico atractivo para el que visita la ciudad. Y es que la capital belga fue uno de los núcleos en los que se originó este movimiento artístico de finales del siglo XIX y principios del XX, que acabaría estando presente en todas las disciplinas artísticas: arquitectura, escultura, pintura, diseño de mobiliario, joyería, diseño gráfico, etc.

El modernismo, también conocido como art nouveau en Bélgica y Francia, dio sus primeros pasos en Bruselas en 1893 a raíz de la construcción de la Casa Tassel, situada en el número 6 de la Rue Paul Emile Janson, y obra del arquitecto Victor Horta. Tras el diseño de este proyecto había la intención de la creación de un nuevo estilo que rompiese con lo anterior, y que sirviese de reflejo de una nueva época más moderna, dejando atrás el historicismo imperante en la arquitectura. En la búsqueda de esa ruptura se darán dos tendencias en la ciudad, la floral, con formas inspiradas en la naturaleza, cuya figura más destacada es el propio Victor Horta, y la geométrica, cuyo máximo representante será el arquitecto y diseñador Paul Hankar.

El surgimiento de este movimiento coincidió en un momento de crecimiento de la ciudad, con el desarrollo de distritos como Schaerbeek, Etterbeek, Ixelles y Saint-Gilles, por lo que este nuevo estilo acabaría presente en un buen número de las casas construidas en los mismos. De aquella época, han logrado sobrevivir hasta nuestros días alrededor de 500 edificios.

Los imprescindibles

Entre las joyas art nouveau que no debes perderte en tu visita a Bruselas estarían en primer lugar  las cuatro casas incluidas en lo que se conoce como la “Obra de Victor Horta en Bruselas”, todas ellas declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Éstas las conforman los siguientes edificios:

La casa Tassel. Como ya hemos indicado antes, esta considerada como la primera manifestación modernista en Bruselas, y fue una de las primeras del mundo en abrir un nuevo camino en la arquitectura de la época.   

La casa Solvay. Situada en el 224 de la Avenida Louise , posiblemente es uno de los edificios más destacados del arquitecto belga, en cuya fachada destacan la presencia del vidrio, el hierro y la piedra natural, que eran los materiales favoritos de Victor Horta.  

La casa van Eetvelde. Edmond Van Eetvelde, Secretario General para el Estado independiente del Congo, le encargó este palacete a Victor Horta, con la intención de contar con un espacio moderno para recibir a sus visitas. Ubicada el número 4 de la Avenida Palmerston, destaca por la distribución innovadora de los espacios interiores así como por su ornamentación con vidrieras y mosaicos.

La casa-taller de Horta. Convertida en la actualidad en el Museo Horta, la que fuera la casa de Victor Horta fue construida entre 1898 y 1901. Consta de dos edificios independientes en el sentido de que cada uno cuenta con su propio estilo, pero ambos fueron concebidos como una unidad y se encuentran interconectados.  

Otros de los edificios que debes incluir en tu recorrido a la caza de la huella modernita en Bruselas es el Centro Belga del Cómic. Construido en 1906, además de ser un lugar de obligado peregrinaje para los amantes del noveno arte, es un magnífico ejemplo de art nouveau, obra del arquitecto fetiche de la época y de la ciudad, Victor Horta.

Tampoco olvides visitar el Museo de Instrumentos Musicales, obra del arquitecto Paul Saintenoy, que antiguamente albergaba los almacenes Old England, o recorrer la Rue Saint- Boniface, donde hallarás cinco edificios obra del arquitecto Ernest Blérot, en los números 15,17,19, 20 y 22. Y por último, te recomendamos acercarte hasta el número 71 de la Rue Defacqz, donde se encuentra la Casa de Paul Hankar. 

Ahora que ya tienes algunas de las claves para recorrer la Bruselas modernista, reserva tu Vueling aquí, y anímate a disfrutarlo.

Texto de Los Viajes de ISABELYLUIS

Imágenes de mertxe iturrioz, Arco Ardon , William Murphy , Steve Cadman, J. Miers

 

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Florencia para principiantes

Como muchas ciudades italianas, el capital artístico y cultural de Florencia es tan amplio que, por muchas veces que visitemos la ciudad, es casi imposible verlo todo. El Ponte Vecchio, los Uffizi, la Galleria dell’Accademia, las iglesias o el Palazzo Pitti son atracciones que no puedes perderte si quieres empaparte de las bellezas de la capital toscana. Pero atención. Intentar verlo todo de golpe puede producir síndrome de Stendhal (también denominado síndrome de Florencia) o una saturación mental que termine por arruinarnos el viaje.

Por eso, para que vayas tranquilos y disfrutes con calma, te proponemos 6 lugares imprescindibles que te ayudarán a conocer lo mejor de Florencia sin perder los nervios.

Galería de los Uffizi: el clásico imprescindible

Es una de las mejores pinacotecas del mundo y, sin duda, su colección de arte renacentista italiano no tiene parangón. Ubicada en unos edificios administrativos del siglo XVI, los Uffizi reúnen algunas de las mejores obras de Sandro Botticelli, Giotto, Leonardo da Vinci o Miguel Ángel. La visita al museo puede durar entre tres y cuatro horas y merece la pena detenerse en las salas que no están masificadas para descubrir autores menos conocidos pero igualmente interesantes. Para evitar más de una hora de cola en taquilla, te recomendamos que reserves tu entrada.

Grande Museo del Duomo: un museo del siglo XXI

Es una de las nuevas atracciones de la ciudad. Este museo acoge los tesoros del Duomo, el campanario y el baptisterio. Aquí podemos encontrar desde las puertas originales del Baptisterio, hechas por Ghiberti, a los relieves originales del campanario o las esculturas de la antigua fachada del Duomo.  De hecho, en la Sala de la Primera Fachada hay una reconstrucción a tamaño natural de la antigua fachada con esculturas de Arnolfo di Cambio y Donatello. Otros platos fuertes del museo son la Piedad que Miguel Ángel esculpió con 80 años y la máscara mortuoria de Brunelleschi. En definitiva, un museo moderno que da mucha prioridad a las obras y que está concebido para mostrar el pasado con la tecnología del futuro.

Basilica di Santo Spirito: eclosión quattrocentesca

Aunque amamos las iglesias de Santa Maria Novella y de la Santa Croce, si no tenéis mucho tiempo en Florencia y queréis ver un templo plagado de capillas con retablos del quattrocento, la Basílica del Santo Espíritu es vuestro lugar. En el corazón del animado barrio del Oltrarno se alza este templo de Brunelleschi, que cuenta con 38 capillas y obras tan importantes como la Virgen del relieve de Domenico di Zanobi y la Virgen con Niño y santos de Filippino Lippi.

Giardino di Boboli y Giardino Bardini: un paseo romántico

Una de las pinacotecas más fascinantes y tranquilas de visitar en Florencia es la que se encuentra en el Palazzo Pitti. Pero hoy no entraremos en el famoso palacio proyectado por Brunelleschi, sino que pasearemos pos sus suntuosos jardines. El Giardino di Boboli, del siglo XVI, fue el lugar de recreo de los gobernantes de la ciudad. Se extiende a lo alto de la ladera del Palazzo Pitti y destaca, en la parte alta, una rosaleda desde la que hay una espectacular vista de la campiña toscana. A cinco minutos andando, podemos utilizar la misma entrada para acceder al Giardino Bardini. Desde este lugar se observan unas vistas privilegiadas de la ciudad. En concreto,  desde el restaurante del jardín, La Leggenda Dei Frati, una galería de piedra ofrece una panorámica de la ciudad que jamás podrás olvidar.

Capilla Brancacci: solo para expertos

Sin movernos de Oltrarno, en la Basílica di Santa Maria del Carmine encontramos una de las capillas más fascinantes de la ciudad, la Capilla Brancacci. En pocos metros, la capilla conserva, en perfecto estado, pinturas de Masolino da Panicale, Masaccio y Filippino Lippi. Los frescos de Masaccio, con la vida de san Pedro, están considerados entre sus mejores obras y muestran la ruptura definitiva entre el arte gótico y el primer renacimiento. Solo se permite el aforo de 30 personas al mismo tiempo, pero la espera merece la pena.

Palazzo Vecchio: descubriendo la Florencia nocturna

En verano, el Palazzo Vecchio abre hasta media noche de viernes a miércoles. Una gran opción para realizar una visita tranquila y alternativa a uno de los edificios más significativos de la ciudad. Proyectado por Arnolfo di Cambio, fue la sede del poder municipal. Destacan sus salas, con frescos en las paredes, o el impresionante Salone dei Cinquecento, de gran tamaño y opulenta decoración. En la Camera Verde el techo está pintado por Ridolfo del Ghirlandaio, mientras que también es posible visitar las estancias del cardenal Juan de Médici, hijo de Lorenzo el Magnífico y futuro papa León X.

¿A qué esperas para visitar uno de los centros europeos de la cultura clásica? Consulta nuestros vuelos aquí.

Texto de Aleix Palau para Los Viajes de ISABELYLUIS

Imágenes de Christine und Hagen Graf

 

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