10 pistas foodies en Copenhague
Por Isabel Loscertales de Gastronomistas
El restaurante Noma, dos estrellas Michelin y mejor restaurante del mundo en 2014 (también lo fue del 2010 al 2012), la situó en el mapa gourmet internacional y revolucionó la cocina del país. Pero hay vida foodie más allá del Noma. Copenhague presume de sus ganas de actualizar la tradición, de su amor por lo orgánico, del espíritu 'hygge' (las atmósferas bonitas y acogedoras), de su pasión por el diseño, de las terrazas al sol... Entre bocado y bocado, no olvides -entre otras cosas- pasear por la comercial calle Søtret, el colorista canal Nyhavn o los jardines de Tívoli; de hacerte un 'selfie' con la Sirenita; de explorar los barrios más vibrantes: Vesterbro y Nørrebro; o de curiosear en el área independiente de Christiania, centro de la contracultura. Puedes hacerlo a pie o, como ellos, en bicicleta. Te proponemos diez paradas muy sabrosas:
1. La nueva cocina danesa
Si tu presupuesto es holgado, no dudes en intentar una reserva online en el Noma (Strandgade, 93) Su chef, René Redzepi, fue pionero en la modernización de la cocina tradicional danesa y en la recuperación de ingredientes locales, con especial preferencia por lo orgánico, lo natural y lo crudo (hierbas silvestres y demás). En 2004 firmó junto a otros cocineros el New Kitchen Manifesto -a lo Lars von Trier-, y ahí la liaron gorda. Si no quieres gastarte las 1600 coronas -unos 193 €- que cuesta el menú (sin vino), siempre puedes acercarte a cotillear al antiguo almacén donde se ubica, en el muelle de Christianshavn. Y si está lleno, prueba con el dos estrellas Geranium, de Rasmus Kofoed (Per Henrik Lings Allé 4, 8º)
Si tu presupuesto es más limitado, te recomendamos Høst (Nørre Farimagsgade 41), un acogedor restaurante que ganó el premio al mejor diseño del mundo otorgado por los Restaurant & Bar Design Awards 2013. Una acertada combinación de interiorismo industrial (tipo almacén) y rural (algunos detalles recuerdan a una granja) y una atmósfera animada e íntima a la vez, son las dos características de este local, que encuentra en los contrastes su motivo de ser. Por ejemplo, aquí el techo es de madera (reciclada) y el suelo de cemento. Dividido en dos plantas y en muchas habitaciones, es recomendable pedir el menú cerrado (el resto de la carta es, de hecho, escasa). Cuesta 295 coronas (unos 35 €, sin vino) y consta de dos platos y un postre, además de varios pre-platos sorpresa. Las claves: los ingredientes locales, la incorporación de alimentos crudos y el gusto por lo vegetal. Así por ejemplo, probamos de primero trucha con trompetas de la muerte, coliflor (a láminas sin cocinar), caldo de champiñones y muchas hierbas frescas; de segundo pierna de ternera con puré de patata, carpaccio, remolacha y salsa de pimienta de Madagascar; y de postre helado de pataca con crumble de manzana, muesli, merengue, láminas fritas de pataca y caramelo crujiente. Mezclas sorprendentes y sabrosas.
2. Jaeggerborgade, la calle más in
En el multicultural barrio de Nørrebro encontramos la calle más hipster de la ciudad, en una sucesión de locales que son una delicia. Además de tiendas de ropa vintage, librerías con títulos de segunda mano, establecimientos de decoración y diseño o de vinilos y arte, hay que apuntar varias direcciones foodies imprescindibles. Coffee Collective, en el número 10, sirve el mejor café de la ciudad, a mano de prestigiosos baristas y con café procedente del comercio justo. Desde luego, aromático es. Y el local, muy curioso, rompe barreras tradicionales y solo entrar te encuentras a un joven preparando café como si estuviera en su cocina, sin barra por medio y al lado de una máquina gigante para moler. El joven y aplaudido chef Christian Puglisi (ex Noma y ex elBulli) cuenta con dos locales muy recomendables, situados uno frente al otro: Relae (nº 41), un estrella Michelin con dos menús -uno normal, otro vegetariano- por unos 46 € sin vino; y Manfreds & Vin (nº 40), especializado en vinos naturales y tapas. Además, la chocolatería artesana Ro Chokolade (nº 25), los caramelos hechos a mano de Karamelleriet by Ipsen (nº 36) o la panadería orgánica Meyers Bageri (nº 9), a cargo de Claus Meyer (copropietario del Noma con Rene).
3. Meatpacking District: Lo industrial es cool
El otro barrio de moda, Vesterbro, esconde una zona industrial reconvertida en oasis gourmet para modernos, al más puro estilo neoyorquino (por algo comparte nombre con el Meatpacking District de allí). Lo gracioso es que en el de Copenhague todavía existe industria cárnica en activo. Además del muy de moda Kødbyens Fiskebar (Flæsketorvet, 100), un local industrial de cocinera marinera, y de la inmensa terraza del italiano Mother, que invita a tirarse horas al sol (Høkerboderne, 9-15), encontramos el orgánico BioMio (Halmtorvet, 19). Ubicado en un antiguo taller de electrodomésticos Bosch, que aún conserva sus luces de neón en la fachada, cuenta con una amplia sala a base de mesas de madera comunales y cocina a la vista. En la carta, propuestas biológicas del mundo con platos para compartir (tipo puré de judías con apionabo o rilette de salmón), un par de opciones wok, media docena de "cuchillo y tenedor" (muy rico el risotto de trigo kamut) y varias de sabores crudos. Sale por unos 35 € de media.
4. Bares hipsters para una ciudad hipster
Sin salir del barrio de Vesterbro (pero sí del Meatpacking District), encontramos -entre otros- un par de bares que invitan a un descanso. Por un lado, el Cafe Granola (Vaernedamsvej, 5) ofrece cafés, zumos, batidos, desayunos, sandwiches y cócteles en una atmósfera relajada con BSO Motown. Por otro, un local que presume de modernidad antidiseño: Bang & Jensen (Istedgade, 130). Famoso por su pared en la que el cuadro de un marinero se repite en diversos estilos artísticos, en sus destartaladas mesas y sillas se concentra la juventud más cool para tomar un bocado informal o un cóctel.
5. La Grace: La pastelería más famosa
La más antigua pastelería (Conditori) de Copenhague es famosa por ser también la favorita de Hans Christian Andersen. En una atmósfera clásica y encantadora podrás tomar sus pasteles artesanales. Su especialidad, The Sports Cake, creada en 1891 para la obra de teatro "Sports Man", es de turrón, nata montada y pasta choux caramelizada. Una tentación tan recomendable como calórica. Skoubogade, 3.
6. El Smørrebrød o el sandwich abierto
Es uno de los más famosos platos tradicionales daneses, ideal para comer de manera informal a un precio razonable (Copenhague no se caracteriza por ser una ciudad barata, dicho sea de paso). Consiste en una rebanada de pan con mantequilla y diferentes ingredientes servidos encima: ahumados como salmón o arenque, embutidos, patés, huevos... y algún encurtido o acompañamiento extra (alcaparras, cebolla, salsa...). Los puedes tomar en lugares tradicionales como el de Ida Davidsen (Store Kongensgade, 70) o en el siempre abarrotado Schønnemann (Hauser Plads, 16). Algunos cocineros han decidido actualizar la receta y darle un toque más gastronómico. Es el caso de Adam Aamann, que tras su éxito en Copenhague (Øster Farimagsgade,10) ya ha abierto una sucursal de su Aamanns en Nueva York.
7. De shopping: Torvehallerne & Royal Copenhaguen
Los paladares sibaritas pueden llevarse un souvenir gastronómico del moderno mercado Torvehallerne, en la plaza Israel Plads (actualmente toda patas arriba por obras). Cubierto por cristaleras a modo de invernadero y dividido en dos estructuras, el mercado ofrece paradas gourmet de todo tipo y pequeños puestos donde picar algo. Si prefieres un recuerdo "sólido", es famosa la cerámica artesana de Royal Copenhaguen (sus escaparates son dignos de admirar). Amagertorv, 6.
8. Vinotecas chic
Dos direcciones de moda para tomar vino en Copenhague, además del antes mencionado Manfreds & Vin. Por un lado, Atelier September (Gothersgade, 30) tiene el encanto de ser un anticuario reconvertido en cafetería y tienda a la vez. Puedes tomar un vino natural en un entorno muy "cozy" con una estimulante mezcla de mobiliario y de carteles artísticos originales (cuando fuimos había uno gigante de Tàpies), todo a la venta. También ofrecen desayunos y comidas ligeras. Por otro lado, Bibendum (Nansensgade, 45), una vinoteca íntima y coqueta de inspiración francesa que toma el nombre de la mascota de Michelin. Además de elegir entre su selección de vinos internacionales, en botella o copa, son también recomendables sus tapas.
9. Cerveza Carlsberg
Por mucho que mimen sus cartas de vino, la realidad es que en Dinamarca no tienen buenos vinos. Así que, claro, se dedican a elaborar cerveza. Los fans de la birra tienen allí una visita obligada: la fábrica de Carlsberg (dos entradas: Gamle Carlsberg Vej, 11 o Bryggerhesten, 1), una de las más famosas del mundo. Organizan visitas guiadas que duran aproximadamente una hora y media y que, faltaría más, incluye su degustación. Decir que también probamos otra cerveza danesa muy aromática y rica, Nørrebro Bryghus, elaborada en una pequeña fábrica. Es fácil que la encuentres en diversos bares y restaurantes, pero también cuentan con uno propio (Ryesgade, 3).
10. En el epicentro: Andersen Hotel
Este nuevo hotel boutique cuenta con tres cosas que nos gustan: el diseño, el confort y la localización. Situado detrás del Tívoli y al lado del trendy Meatpacking District, en pleno barrio de Vesterbro, es perfecto como punto de partida para explorar varias zonas de la ciudad. Pregunta por su disponibilidad de bicicletas si prefieres hacerlo sobre ruedas. Antes, degusta con tranquilidad su completo desayuno, con infinitas posibilidades para customizar tu yogur, diversas opciones bio y unos croissants de vicio. Desde 925 coronas (unos 111 €) por la habitación doble/noche. Helgolandsgade, 12.
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+ infoLas otras iglesias de Roma
Le llaman “La Ciudad Eterna”. Y es que Roma permanece en un limbo histórico en el que, aún hoy en día, siguen conviviendo vestigios etruscos, romanos, medievales, del renacimiento, barrocos e incluso fascistas. Cuna de nuestra civilización y meca de la religión católica, monumentos como el Coliseo, el Vaticano, el Foro o el Panteón reciben cada año millones de visitantes. Pero esta gran urbe esconde otras joyas que no todo el mundo conoce. Hemos paseado por los barrios más emblemáticos de la capital italiana y hemos descubierto las doce iglesias más espectaculares y menos conocidas de la ciudad.
Trastevere
Turistas y locales se mezclan por uno de los barrios más animados y con más personalidad de la ciudad. Además, aquí se encuentran algunas de las iglesias medievales más fascinantes de Roma, como Santa Maria in Trastevere.
1. San Franceso a Ripa: el otro éxtasis de Bernini
Piazza San Francesco d’Assisi 88
Posiblemente la escultura más conocida de Gian Lorenzo Bernini sea el Éxtasis de Santa Teresa. Pero lo que muchos no saben es que una iglesia en pleno corazón del barrio del Trastevere esconde otro éxtasis de este artista. Se trata de San Francesco a Ripa y el Éxtasis de la beata Ludovica Albertoni. Una joya de mármol que seguro que os fascinará. Además, esta iglesia es famosa por levantarse en el lugar donde estuvo el hospicio en el que vivió San Francisco de Asís durante su visita a Roma en 1219. De hecho, en su celda siguen conservándose su almohada de piedra y el crucifijo.
Piazza Navona
La Piazza Navona se levanta sobre los cimientos del antiguo estadio de Domiciano, de ahí su forma oval, y es una de las grandes obras del barroco italiano. En la zona hay múltiples vestigios de Borromini, Bramante y Bernini en forma de fuentes, iglesias y palacios. Animada día y noche, esta es una de las mejores partes para medir el pulso de la ciudad.
2. Santa Maria della Pace: proporciones bramantianas
Vicolo dell’Arco della Pace 5
Esta soberbia iglesia fue construida por Baccio Pontelli en la segunda mitad del siglo XV y cuenta con un claustro de Bramante que data de 1504. Para este espacio, el gran arquitecto italiano aplicó las reglas de proporción clásicas para lograr un gran efecto en un espacio de reducidas dimensiones.
Campo de’ Fiori
Este barrio mantiene el sabor medieval de sus calles y uno de los mercados al aire libre más famosos de Europa. Centro del renacimiento romano, con edificios como el Palazzo Farnese o el Palazzo Spada, por sus calles encontramos también el colorista gueto judío, el teatro romano de Marcelo y el sorprendente pórtico de Octavia.
3. San Girolamo della Carità: festival barroco
Via de Monserrato 62A
Cerca de la Iglesia de los Españoles y en el lugar donde vivió san Felipe Neri, se levanta este templo, cuya impresionante capilla Spada bien merece una visita. Proyectada por Borromini, es una oda al barroco italiano, con estatuas, paneles de jaspe veteado y mármol y todo tipo de decoraciones doradas simulando cortinas y damascos floreados.
Esquilino
Esquilino es la mayor de las siete colinas de Roma y, hoy, es un barrio que sigue manteniendo parte de su carácter primitivo. Muchos son los restos romanos que todavía pueden verse aquí, como los restos de las termas de Trajano o la Domus Aurea, pero si por algo destaca es por el gran número de iglesias, algunas fundadas en casas privadas.
4. Santa Bibiana
Via Giovanni Giolitti 154
La sencilla fachada de Santa Bibiana fue el primer trabajo de Gian Lorenzo Bernini en el terreno de la arquitectura. Aquí reposan los restos de esta santa, que murió flagelada con cuerdas de plomo en la época romana. De hecho, se cree que la pequeña columna que hay en el interior del templo fue la utilizada para torturar a esta mártir. Dentro de la iglesia también destaca la estatua de mármol de la santa que esculpió el propio Bernini y que, como curiosidad, fue la primera figura vestida cincelada por el artista napolitano.
5. Santa Prassede
Via di Santa Prassede 9A
Joya indiscutible del arte bizantino, en Santa Prassede se encuentran algunos de los conjuntos de mosaicos más interesantes de la ciudad. La iglesia fue fundada por el papa Pascual II en el siglo IX, en el lugar donde antiguamente se alzó un oratorio del siglo II. Aunque ha sufrido alteraciones, todavía se aprecia su estructura medieval original. En la nave central hay una losa que cubre un pozo donde, según la tradición, santa Prassede enterró los restos de 2.000 mártires. Pero la atención debemos centrarla en los bellos mosaicos, que representan santos, animales, palmeras y amapolas. También en esta iglesia se encuentra parte de una columna traída de Jerusalén y en la que se cree que Cristo fue atado y azotado.
Laterano
El palacio Laterano fue la residencia del papa durante la Edad Media y es aquí donde se alza una de las iglesias más espectaculares de la ciudad, San Juan de Letrán.
6. Scala Santa y Sancta Sanctorum
Piazza di San Giovanni in Laterano 14
Muchos turistas pasan por alto este lugar al visitar San Juan de Letrán. Se trata de un edificio proyectado por Domenico Fontana y en la que se encuentran los dos últimos vestigios del palacio Luterano. Hablamos de la Scala Santa y del Sancta Sanctorum. La primera se trata de una escalera de 28 escalones por la que, según la tradición, subió Cristo hasta la casa de Pilatos antes de ser juzgados. Fueron traídos de Jerusalén por la madre el emperador Constantino, santa Elena, y colocados en este lugar por el papa Sixto V cuando se destruyó el palacio Laterano. Debes saber que se trata de un espacio sagrado y de peregrinaje, por lo que solo puede subirse esta escalera de rodillas. Al final de la escalera está el Sancta Sanctorum, que contiene una pintura que parece ser que fue realizada por san Lucas con la ayuda de un ángel.
7. Santa Croce in Gerusalemme
Piazza di Santa Croce in Gerusaleme
Aunque hoy tiene un aspecto muy distinto, esta iglesia fue fundada por santa Elena, la madre de Constantino, en el año 320 d.C. Aquí se guardan las reliquias de la crucifixión de Cristo. En la cripta hay una estatua de santa Elena que, en su origen, fue una escultura romana encontrada en el yacimiento de Ostia. En el centro del ábside, Sansovino levantó la tumba del cardenal Quiñones, que fue confesor del rey Carlos V de España.
8. Santo Stefano Rotondo
Via di Santo Stefano Rotondo 7
Es una de las iglesias más antiguas de Roma. Fundada en el 468 d.C., su llamativa planta circular es difícil de olvidar. Las cuatro capillas conservan parte de los frescos medievales y destaca un mosaico del siglo VII que representa a Jesús con san Feliciano y san Primo.
Caracalla
Las espectaculares ruinas de las termas de Caracalla siguen siendo la principal atracción de esta parte de la ciudad que, además, es ideal para pasear. La que fue zona residencial en la antigua Roma, posee hoy muchas zonas verdes y es posible apreciar la muralla romana de la ciudad y la Porta San Sebastiano, una de las mejor conservadas.
9. Santa Maria in Domnica
Piazza della Navicella 2
La iglesia data del siglo VII y se cree que se emplaza en lo que fue una antigua estación de bomberos. Merece la pena perderse hasta aquí y disfrutar de la paz de este poco turístico lugar. No os perdáis el espectacular mosaico del ábside, encargado por Pascual I en el siglo IX.
10. San Giorgio in Velabro
Via Velabro 19
Iglesia de aspecto primitivo, parece mentira que en julio de 1993 un atentado terrorista destruyese su pórtico y el frontón. Restaurada y sin signos del ataque, destaca en el ábside un fresco de Pietro Cavallini. En una de las esquinas de la fachada, no dejéis de admirar el arco degli Argentari, dedicado al emperador Septimio Severo en el 204 d.C.
11. Santa Sabina
Piazza Pietro d’Illiria 1
Al igual que San Giorgio in Velabro, esta es una de las iglesias romanas que mejor conservan la distribución de basílica cristiana. Con un púlpito, coro y trono del siglo IX, los ventanales iluminan una nave con exquisitas columnas corintias. Las puertas del pórtico lateral, talladas con escenas bíblicas, datan del siglo V.
Afueras de Roma
Las catacumbas, la Via Appia Antica o la Galleria Borghese se encuentras fuera del centro de la ciudad.
12. Santa Costanza
Via Nomentana 349
Inspiradora de iglesias de planta circular como la Capilla Palatina de Aquisgrán o Santo Stefano Rotondo, Santa Costanza es una de las joyas del primer cristianismo. Construida originalmente como mausoleo para las hijas de Constantino, las 12 columnas que sujetan la bóveda son toda una obra de ingeniería. En un nicho, hay una réplica del sarcófago de Costanza, que se encuentra en los Museos Vaticanos.
Texto de Aleix Palau para Los Viajes de ISABELYLUIS
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