A 30.000 pies por viajeros para viajeros

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The Velvet Underground reina en París

¿Quién le iba a decir a unos jóvenes Lou Reed y John Cale cuando andaban dando sus primeros pasos sobre el escenario del neoyorquino Café Bizarre que acabarían siendo protagonistas en París de una exposición en homenaje a su banda? Corría el año 1965, y tras haber sido The Warlocks y The Falling Spikes, habían encontrado al fin un nombre con el que identificarse y pasar a la historia, The Velvet Underground que, por cierto, era el título de un libro sobre sadomasoquismo escrito por Michael Leigh, que había llegado a sus manos por puro accidente. Algo para nada extraño teniendo en cuenta el Nueva York en el que se desenvolvían, donde las drogas, la prostitución, el travestismo y la homosexualidad estaban a la orden del día, y cuya realidad acabaría protagonizando buena parte de las letras de sus canciones, y poniendo nervioso a más de un productor musical.

Andy Warhol, un gran aficionado a desenvolverse por la escenaundergroundde Nueva York y a incorporarla a sus fiestas y a sus obras, sobre todo a las piezas cinematográficas rodadas junto a Paul Morrissey, quedó totalmente prendado del trabajo de esta incipiente banda y los añadió a la fauna ya reinante en The Factory. No solo eso, se atrevió a ejercer de manager de la banda, llegando a publicar en 1967 el que sería su primer trabajo, The Velvet Underground & Nico, de cuya portada se encargaría él mismo del diseño. Sí, estamos hablando de la famosa portada del plátano, todo un icono en el mundo del arte. Pero el valor de este álbum no se limita exclusivamente a su envoltorio. En su interior hay auténticas perlas sonoras como Sunday Morning ,I'm Waiting for the Man, Venus in Furs o Heroin. Fruto de su colaboración con el artista pop por excelencia serían también los vídeos entre lisérgicos y arty que grabó con ellos, en los que envolvería a la banda de luces y colores.

En realidad este disco no fue un superventas –apenas se vendieron 30.000 copias- y la banda decidió alejarse del núcleo de Andy Warhol y The Factory para poder continuar con sus carrera como músicos. The Velvet Underground permanecería activa hasta 1973 siendo las diferencias creativas entre sus líderes, John Cale con una formación musical más académica, y Lou Reed en una línea más rebelde, la principal causa de la separación del grupo. Es más, uno y otro fueron entrando y saliendo en la banda hasta que finalmente se decidió poner fin al grupo.

A pesar de la corta carrera y del escaso éxito, al menos en los que a venta de discos se refiere, The Velvet Underground es una de las bandas más influyentes de Nueva York. Herederos de labeat generation, acabarían protagonizando un importante papel en la contracultura neoyorquina, muy alejada del mundo hippie y psicodélico que imperaba en San Francisco durante los años sesenta, el otro foco creativo de Estados Unidos. Entre los herederos de su desestructurado sonido y de la crudeza de sus letras están Ramones, The Voidoids, Dead Boys, The Heartbreakers, Siouxsie and the Banshees, Joy Division, Bauhaus, The Contortions, Bush Tetras, Teenage Jesus and The Jerks o DNA, Sonic Youth, Spacemen 3 y Nirvana.

La Philharmonie de Paris ha querido rendirle homenaje a esta banda con larealización de la exposición «The Velvet Underground. New York Extravaganza», que se podrá visitar hasta el 21 de agosto. En ella se ha tenido un especial cuidado con el material audiovisual, para la que se han producido especialmente para la ocasión seis películas, y en la que también habrá imágenes de archivo de televisión, fotografías y retratos de sus miembros, objetos procedentes de colecciones privadas y obras de aquellos artistas contemporáneos y posteriores que se dejaron seducir por los encantos de esta banda. Todo ello para explicarnos la historia del grupo y su posterior influencia. Pero no todo queda aquí, complementando a la exposición se han programado todo un conjunto de actividades paralelas, como conferencias, proyecciones y conciertos.

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Texto de Los Viajes de ISABELYLUIS

 

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Boutique Nadine

Texto de Michele Moricci

Es fácil perderse por las pequeñas calles de Florencia llenas de historia. Las grandes iglesias y los elegantes edificios del centro de la ciudad están rodeados de venerables rincones y recovecos. Seguro que te acaban cautivando los restaurantes con vistas a la calle mientras tu olfato se deleita por el aroma de platos tan típicos como Ribollita o Lampredotto. Es muy probable que paseando por estas calles tengas la sensación de estar en el mayor museo al aire libre que puedas imaginar.

Y qué decir de las tiendas y boutiques de moda, simplemente no es posible resistir la tentación. Una vez en la ciudad, hay una de visita obligada. A pocos pasos del Ponte Vecchio, en Lungarno Acciaiuoli y con vistas al Arno, está la Boutique Nadine: una pequeña tienda en el corazón de la ciudad, dirigida por una pareja de Florencia que siente completa fascinación por la moda. Suena jazz en este ambiente retro acogedor, una combinación perfecta para acoger una selección de piezas vintage de las mejores firmas de moda junto a otras de artesanía contemporánea. Entre otras firmas encontrarás prendas y accesorios de Balenciaga, Chanel, Pierre Cardin, Pucci, Valentino, Ferragamo o Gucci.

Y si esto fuera poco, al salir de la Basílica de Santa Croce in Via De’Benci, te encuentras con la Modern Boutique Nadine. Entre troncos viejos, seda y cálido parquet, podrás escoger diferentes papeles, suntuosos pins y prendas de diseñadores emergentes con influencias retro tanto para hombre como para mujer.

Por supuesto, un largo día de compras merece rematarse con un buen vino de la Toscana y un delicioso Panini, ten esto en cuenta al planificar vuestro viaje a la ciudad. Sumérgete en una experiencia única y sofisticada. Vuelve a descubrir el placer de la artesanía rural, rodeado de la vibrante y animada vida de Florencia.

Texto de Michele Moricci

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Le Marché de la Creation

El domingo por la mañana es un buen momento para pasear a orillas del río Saona, cuando más animados y bulliciosos están sus muelles. Y es que este día las orillas del río se transforman para recibir a la gente que acude en busca de un tesoro único que llevarse a casa.

En la orilla izquierda del río se plantan los fines de semana los vendedores de libros, en sus características cajas metálicas permanentes instaladas a lo largo del río o en las tiendas de enfrente. Aquí puedes completar tu biblioteca con obras originales o ejemplares raros que encontrarás a buen precio.

Al otro lado, se encuentra Le Marché de la Création, con unos 170 artistas de 80 nacionalidades diferentes que ofrecen obras de arte accesibles a todos los bolsillos entre pinturas, tapices, joyas, bisutería, adornos, encajes y bordados, esculturas y objetos de decoración. Es un mercado único en Europa por su tamaño y número de expositores, y con una larga historia, ya que fue establecido en 1979 por una pareja de ancianos. Lyon es una ciudad muy creativa, con destacados artesanos y artistas que ofrecen sus obras en estos entrañables mercados, por lo que seguro encuentras aquí un recuerdo único realizado en Lyon.

Y muy cerca, el mercado de alimentos de St. Antoine. Si hace buen tiempo, la gente aprovecha para escoger entre sus productos frescos algo de pan, queso, embutido, ensalada y fruta, y acercarse hasta el parque para hacer un picnic.

Le Marché de la Création
Quai Romain Rolland 69005 Lyon
Todos los domingos de 8 h a 13 h

Imagen de Frachet

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Poblenou de barrio industrial a distrito creativo

¡Bienvenidos al Poblenou! El distrito creativo más vibrante de Barcelona. Un barrio de esos de toda la vida, alejado del centro pero próximo al mar, donde el carácter popular se mezcla con las tendencias de última generación. Un espacio en continua transformación, de pasado industrial y presente cosmopolita, que combina a la perfección la modernidad y la tradición de la capital catalana.

Con un paisaje urbano en mutación constante y proyectos vanguardistas que florecen en cada esquina, el Poblenou vive su momento. Recorremos sus calles en busca de sus secretos ¡Empezamos!

Plaça de les Glòries, km 0

Ni la plaza Catalunya, ni las Ramblas, ni el paseo de Gràcia. Cuando en el siglo XIX Ildefons Cerdà ideó el trazado de la Barcelona moderna marcó ‘les Glòries' como su centro geométrico. Allí se han trasladado Els Encants Vells que con más de siete siglos de historia es uno de los mercados de pulgas más antiguos de Europa ¡y donde regatear aún es posible!. A pocos metros se alza ‘La Grapadora’, un edificio de piel gris que alberga el Disseny Hub, parada más que obligada para los amantes del buen diseño.

El pene, el supositorio, el torpedo… No hay motes suficientes para describir la Torre Agbar. Y es que este rascacielos diseñado por Jean Nouvel es motivo de un sinfín de comentarios. Dice Nouvel que sus formas rinden culto a la Sagrada Familia y a las montañas de Montserrat. No sabemos qué hay de cierto en todo ello, lo que está claro es que desde su construcción el skyline de Barcelona es un poco más ‘masculino’.

Arte, diseño, música y mucho más

Desayunamos en el Espai Joliu, una concept store que combina plantas y amor por el buen café; aquí sirven el de Nomad Coffee, tostado a pocos metros y con punto de venta en el Røaster's Home. En el local vecino, una antigua imprenta hace las veces de galería de arte; se trata de La Plataforma un espacio en el que las propuestas artísticas maridan con experiencias gastronómicas de todo tipo.

Los adictos al shopping pueden comprar muebles escandinavos en el Noak Room; renovar el armario con los estampados coloristas de Brava Fabrics, y añadir vinilos a su colección en el Ultralocal Records, punto de encuentro de los melómanos locales especializado en sellos independientes.

Si lo vuestro es el consumo cultural, la Sala Beckett programa lo último en teatro contemporáneo en un entorno modernista de primer nivel. De corte más urbano son las propuestas de La Escocesa, una antigua fábrica destinada a talleres de artista que cada año celebra el festival de murales, inundando con graffitis sus muros centenarios. Las tendencias más innovadoras se concentran en Hangar, un centro vanguardista en artes visuales ubicado en unos de los complejos industriales más destacados de la ciudad.

No podemos terminar el día sin entrar en Razzmatazz. Institución del clubbing barcelonés, cualquier joven que se precie ha pasado más de una noche en sus míticas salas. Sea indie, electrónica o conciertos en directo, en el Razz la buena música nunca cesa.

Y con los beats en la cabeza, abandonamos el Poblenou industrial para dirigirnos al corazón de la vida del barrio. ¡Nos vamos a la Rambla del Poblenou!

La Rambla del Poblenou

Punto neurálgico indiscutible, su ritmo pausado y la gente charlando al sol nos dan la pista de que esto fue y sigue siendo un pueblo. Los fines de semana se llena hasta la bandera con grupos de amigos tomando cañas en sus terrazas y en septiembre, la fiesta mayor invade las calles con verbenas, comidas populares y pasacalles. También aquí se concentran los locales con más solera de la zona y en los que nos detenemos para recobrar fuerzas.

Primera parada, un clásico entre los clásicos: Can Recasens, una charcutería fundada en 1906 que por la noche se convierte en un restaurante de cocina catalana. Su surtido de quesos, embutidos y vinos es espectacular, y además te puedes llevar a casa los productos degustados durante la cena.

No menos popular es la Orchateria El Tio Che, el palacio de la chufa. Estos horchateros de pura cepa preparan horchata 100% artesana siguiendo la misma receta desde hace 5 generaciones. En verano las colas crecen sin cesar con gente buscando alivio contra el calor en este refresco natural.

Y de la esquina más dulce a la esquina con más historia. Cruzando la calle se alza el Casino l’Aliança del Poblenou, un centro de reunión que nos transporta a los tiempos de los ateneos obreros y las luchas asociativas. Si estás por allí, entra; entre sus paredes se respira un pedazo de la historia reciente de Barcelona.

Los que quieran mojarse las pantorrillas que sigan Rambla abajo y en pocos minutos se plantaran en las playas del Bogatell y de la Mar Bella, las menos masificadas de la ciudad. En verano los chiringuitos invaden la arena y los runners recorren la orilla al ritmo de brisa marina.

El Poblenou marinero

Tomamos rumbo a tierra firme en dirección a la Plaça Prim, lugar de residencia de los pescadores en los siglos XIX y XX, esta pequeña plaza se resiste al paso del tiempo. En una ubicación privilegiada se encuentra Els Pescadors, antigua taberna marinera y unos de los restaurantes de pescado con más historia de la ciudad; aquí las especialidades son los productos del mar traídos a diario de las lonjas vecinas.

Detenidas en el tiempo también permanecen las calles cercanas, donde reina la calma propia de los pueblos costeros. Una calma que contrasta con el ajetreo de la calle Marià Aguiló, eje comercial por excelencia y donde nos topamos con La Pubilla del Taulat, un bar bodega abierto en 1886 (¡el más antiguo del Poblenou!) en el que se puede tapear y tomar unos vinos a cualquier hora del día.

No menos mítico es el bar El Timbal. Situado junto a la antigua fábrica textil de Can Felipa, la fama de sus bravas es conocida en toda la ciudad; las hacen al horno, con su piel y coronadas con unall-i-olipara chuparse los dedos. Las puedes acompañar con platos caseros a precios ajustados mientras tomas unas cañas en su concurrida terraza.

De Palo Alto al Fórum: pasado industrial, presente creativo

Una chimenea de ladrillo rojo nos da la bienvenida a Palo Alto. Esta antigua fábrica textil es una isla urbana única en su especie. Convertida en hub creativo, hoy multitud de diseñadores, arquitectos y artistas ocupan sus naves inyectando nuevas tendencias. Pasea por su selvático jardín y prueba el menú de La Cantina, un restaurante de cocina tradicional que los viernes sirve un arroz buenísimo. Además, Palo Alto es sede del concurrido Palo Alto Market, un mercado mensual donde se reúne la ‘gente guapa’ de la ciudad para conocer las últimas propuestas de los diseñadores locales.

Si las energías escasean, hacemos parada y fonda en el Bar Tras-paso, un local bohemio, colorista y de sabores afrancesados en el que terminar la noche con un magret de pato y charlar hasta las tantas con una copa de vino en la mano.

Pero si todavía os queda aliento, subimos a la Torre de les Aigües del Besòs, testigo del pasado industrial de la zona y donde a mediados de los 90 la banda británica Blur grabó el videoclip On Your Own. Desde su mirador a 60 metros de altura las vistas de la ciudad son impresionantes.

Y desde las alturas, con el mar a pocos metros, los rascacielos de Diagonal Mar, el Tibidabo, Montjuïc y la explanada del Fórum en el fondo, nos despedimos. Hemos llegado a los márgenes de la ciudad y es hora de tomar un nuevo rumbo.

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Texto de Núria Gurina 

Fotos de: Matt Cornish, filippsh, Adrià Goula, Joanbrebo, Espai Joliu, Santmarti.info, Selbymay/Wikicommons, Mathieu Thouvenin

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