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La Pascua siciliana. Entre lo pagano y lo cristiano

Igual que en muchas zonas de España, en gran parte de Sicilia se vive la Semana Santa con especial intensidad. No es casualidad; las procesiones de penitentes que conmemoran la Pasión y Muerte de Cristo fueron introducidas por los españoles en la isla durante el siglo XVI. Hay numerosas en toda Sicilia aunque, las que más expectación suscitan son las que tienen lugar en poblaciones como Enna y Caltanissetta - a una hora y hora y cuarto respectivamente en coche desde Catania.

Pero cada uno de los atemporales y bellos pueblos sicilianos conserva sus arraigadas tradiciones, con sus propias peculiaridades. En unas vacaciones en la isla durante estas fechas se pueden conjugar perfectamente el turismo por las localidades marítimas, descubrir su arquitectura, así como la exquisita gastronomía. Durante las celebraciones de Pascua son espectaculares los desfiles de las cofradías, en los cuales impera la estética barroca.

Para vivir algunas de estas antiquísimas festividades, acércate la mañana de Pascua a Prizzi; allí desde el amanecer se celebra su Ballo dei diavoli (danza de los diablos). Se trata de una folclórica tradición de origen medieval en la que unos diablos vestidos de rojo y la muerte vestida de amarillo merodean por las calles de la localidad increpando a los paseantes. Éstos pueden liberarse de ellos siempre y cuando les den  una donación, justo en el momento en el que la Virgen y su hijo entran en escena. Sin duda es la representación de la eterna lucha entre el bien y el mal en una curiosa fiesta que entremezcla lo religioso y lo profano.

Muy parecida es la Diavolata que se celebra en Adrano. La plaza principal, la Piazza Umberto es el escenario en el que Lucifer y sus demonios por un lado y el Arcángel Miguel por otro, luchan por esta batalla entre el bien y el mal.

Pintoresco es también el paso de la Madonna Vasa Vasa en Módica, en la que multitud de fieles se apiñan en su curso hasta la iglesia de Santa María de Belén para ver el tradicional bacio di mezzogiorno (beso de mediodía) entre la Virgen y el Cristo Resucitado. Vasa significa precisamente beso. La Virgen vestida de luto es llevada a hombros por las calles de Módica buscando a su hijo al ritmo de los tambores y durante todo el día la gente canta, baila y bebe para celebrarlo. Es una buena escusa para visitar la bella Módica y pasear entre las laberínticas calles de su casco antiguo y admirar la arquitectura barroca que rodea el castillo de los Condes, conjunto que en 2002 fue incluido en la lista de Patrimonio de la Humanidad.

Entre las más enigmáticas y antiguas celebraciones se cuenta la Procesión de los Misterios en el centro histórico de Trapani, una emocionante procesión llena de luz, sonido y color, con las veinte representaciones artísticas de la Pasión y Muerte de Cristo, consistente en un desfile que dura 24 horas y que empieza en la tarde del Viernes Santo. Estas figuras son llevadas a hombros por los llamados massari en un paso que sigue el particular ritmo de una música denominada annaccata.

Y como en todas las fiestas populares, la semana santa siciliana tiene sus dulces característicos. En los hogares se consume la colomba pasquale (paloma de pascua), también llamada palummeddi o pastifuorti, que es un dulce tradicional que habitualmente tiene forma de paloma o gallo -aunque cada vez más se improvisan nuevas formas-, y que está hecho con azúcar, harina y canela, y se le suele añadir un huevo duro como símbolo de la Pascua y el renacimiento. Muy parecida es la cuddura, un postre sencillo típico de la región de Calabria que se elabora a base de harina y agua, y que también se suele adornar con huevos duros. La casatta siciliana es otro de los dulces que se suelen consumir específicamente por Pascua aunque ahora se encuentra en pastelerías durante todo el año. Si quieres probar una de estas delicatesenencontrarás las mejores en la Pasticceria Irrera, piazza Cairoli 12  de Messina o en el Caffè Sicilia, en Corso Vittorio Emanuele III, 125 Noto de Siracusa.

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Texto de ScannerFM

Imagen de Clemensfranz, Carmelo Giuseppe Colletti, Rmax75, Giovanni, Traktorminze

 

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Mercados y otras direcciones de Palermo para comer

Palermo mantiene un extraño equilibrio que se balancea entre grandes avenidas comerciales y pequeñas calles impregnadas de romántica decadencia; entre parrillas callejeras improvisadas al calor de música electrónica y desenfadados restaurantes de moda. La ciudad vive, por momentos, atrapada en otro tiempo; pero también en un presente con anhelos de un futuro mejor.

Ciudad de contrastes, influencias, de convergencia cultural, la capital de Sicilia tiene mucho que contar a nivel gastronómico. Practica una cocina donde la pasta y la pizza son importantes (como lo son en toda Italia) pero reinventadas con sorprendentes particularidades, y combinadas con otros platos propios que beben mucho de mar y casquería. Y eso es algo que uno ve desde que entra en cualquiera de sus mercados, un atractivo que no puedes perderte si aterrizas en esta ciudad.

Vucciria, Il Capo y Ballaró

Los tres mercados de Palermo. Abren todos los días excepto los domingos, desde primera hora de la mañana y hasta la noche. Según acaban el género los puestos van recogiendo y echando el cierre de los pequeños “garajes” que tienen a modo de trastienda. Recomendamos ir por la mañana para disfrutarlos en plena actividad. Verduras que seguramente no hayas visto antes, especias, quesos, un montón de tipos de aceitunas, pimientos, enormes cabezas de pez espada…

Podrás probar especialidades callejeras como el pane con la milza o pani ca’ meusa (un bocadillo de bazo cocinado en manteca, acompañado de queso caciocavallo o ricotta y limón), arancini (bolas fritas de arroz rellenas normalmente de carne) opanelle (tortas de harina de garbanzos).

También puedes hacer parada y disfrutar de un marsala (vino dulce) en locales como la mítica Taverna Azzurra de Vucciria, punto de encuentro todas las noches de fin de semana; horas en las que las calles del mercado son adueñadas por jóvenes, birras, música, futbolines y parrillas llenas destigghiola (tripas condimentadas con sal, pimienta y limón en pan o sin él).

Recorrimos mercados, bebimos marsala y comimos stigghiola. Pero también nos pateamos la ciudad de arriba a abajo para tomar nota de algunas mesas que merece la pena visitar.

Da Diego. Pizzas y más en Via della Libertá. Nada de turistas y lleno hasta la bandera. Variedad de pizzas con la masa gruesa y cargaditas de ingredientes. Nos lanzamos a la de mozzarella, salchicha, espinacas y champiñones, y la acompañamos de unos involtini (rollitos) de pez espada con salsa de berenjena y de sfinzione (pizza siciliana) rellena de ricotta y pesto. Es una especie de focaccia cubierta con una pasta a base de tomate, cebolla, anchoa y hierbas aromáticas, coronada con queso caciocavallo, que se puede tomar sin rellenar o rellena, como fue nuestro caso.

Trattoria Michele & Jolanda. Como en casa. Esperábamos cocina casera y bien que la encontramos. Allí están Michele en sala y Jolanda en cocina sentándote a la mesa como si de su invitado se tratase. Tomamos caponata (berenjena y otras verduras con salsa de tomate), caprese (tomate, mozzarella fresca y albahaca) y ensalada fría de pimientos como antipasti. Pasta alla norma (tomate, berenjena y otras hortalizas) y con le sarde, receta típica palermitana, con sardinas frescas e hinojo. Y para seguir fieles al recital popular, acabamos a golpe de cannoli, unos canutos de hojaldre crujiente rellenos de queso ricotta. Si buscas una comida divertida, animada, sabrosa, casera y a buen precio no dudes en ir. Está en Via Cappuccini 12.

Osteria Mangia y Bevi. Mono y agradable. Dejamos lo familiar para pasar a un restaurante más trendy. Sin renunciar a la cocina fresca y buena, por supuesto. Recomendable para tomar pasta fresca, así como pasta frita y agglassati (dos formas tradicionales de aprovechar platos del día anterior). También para probar vinos de la zona y un estupendo cannolo servido en copa.

Información de interés

A la hora de elegir alojamiento, recomendamos las inmediaciones de Castelnuovo. Está en una zona comercial, a un paso de la parte antigua. Nosotros nos alojamos en el Hotel Politeama. Funcional, con un servicio estupendo y amable, y un desayuno donde no faltaba dulce, salado, fruta, mermeladas de un montón de sabores, diferentes tipos de pan y ¡hasta cannoli! Da a una gran plaza y en la puerta se coge el autobús directo al aeropuerto, una gran ventaja para no perder tiempo de más en los traslados.

También te animamos a que, si tienes algunos días de más, salgas de Palermo y descubras un poquito de Sicilia. En este caso te recomendamos contactar con Ulisse, que organiza excursiones privadas y regulares desde allí. Te atenderán estupendamente, no tendrás problemas con el idioma y te ahorraras dificultades a la hora de buscar transporte público o tener que desenvolverte en el caótico tráfico de la isla.

Un sitio que merece la pena descubrir Consulta nuestros vuelos aquí.

Texto y fotografías de Silvia Artaza (Gastronomistas)

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La Catania atípica

¿Cómo definir Catania? La ciudad de las mil caras, de los mil sabores, de los mil tesoros. Ciudad marítima y volcánica, puerto del mar Jónico y capital de Etna. Ciudad de comerciantes, campesinos y pescadores que siempre han vivido en simbiosis con el agua, el fuego, el mar y las montañas. La ciudad de los mil corazones de una cultura multiétnica y multireligiosa. La cuna de Bellini y del barroco siciliano. Del mar a las montañas, Catania equivale a campos interminables de naranjos y viñedos costeros al pie del monte Etna; negros alcantilados de roca volcánica y largas extensiones de arena blanca; ruinas romanas e iglesias barrocas; el festival de Santa Ágata y los mercados centrales.

Probablemente ya conoces el barroco, las iglesias, los palacios, las calles, los balcones y las tradiciones que animan su casco antiguo. En lugar de esto, ¿por qué no optar por una de las muchas experiencias alternativas que ofrece Catania a través del portal sicilying.com? Aquí tienes nuestras tres sugerencias.

La primera: pasear por el centro de la ciudad, con la nariz afilada, explorando los aromas que la invaden. La gastronomía y las tradiciones culinarias que aquí se encuentran son un tesoro oculto de sus múltiples influencias culturales: griegos, fenicios, romanos, normandos y árabes dejaron aquí su huella. Cocina campestre y gastronomía aristócrata, ingredientes ricos y pobres confluyen creando sabores intensos y auténticos. Los restaurantes sofisticados se complementan con auténticas tavernas tradicionales y la más extraordinaria comida callejera anima las callejuelas.

Catania es la cuna de la comida “callejera”. En el caso de que quieras encomendar tu visita a los mejores operadores turísticos, puedes combinar un tour por Catania con el descubrimiento de su mejor gastronomía y los vinos que tiene en su haber. Puedes contemplar el barroco siciliano en la Piazza Duomo o la Via Crociferi, atravesar el famoso mercado de pescado (la pescheria) y probar el sangeli (sangre de cerdo) ozuzzu (carne en gelatina). En la Piazza Stesicoro, que alberga el anfiteatro romano, puedes acercarte a un bar tradicional para probar la comida callejera por excelencia: el arancino,la cartocciata y la cipollina,además de todas las variedades dulces y saladas de sucomida para llevar. O dejarte guiar por los chefs locales a través de los mercados tradicionales del casco antiguo, para que luego puedas preparar tú mismo los platos sicilianos.

La segunda: sumergirte en el verde campo de Catania, en busca de las raíces de los vinos sicilianos más famosos. Los orígenes de muchas bodegas de Catania se remontan al siglo dieciocho. Sus viñedos están situados en rocas de lava a 700 metros sobre el nivel del mar y se cultivan siguiendo métodos que han pasado de generación en generación. El microclima típico y las favorables características del suelo volcánico permiten cultivar uva de gran calidad.

Más allá de los viñedos encontrarás los antiguos bagli (construcciones aisladas en la campiña siciliana) y monasterios del siglo catorce convertidos en casas rurales. Una cata de vino en una bodega del monte Etna es una experiencia inolvidable, que brinda la oportunidad de saborear «sobre el terreno» algunas de las referencias más famosas de esta región: Nero d’Avola, Inzolia, Cerasuolo di Vittoria, Etna DOC, tinto y blanco, acompañadas por la degustación de gastronomía típica.

La tercera: después de comer y de probar algunos vinos, es hora de salir de la ciudad y subir en mountain bike el Etna, también conocido como la muntagna.Con 3.300 metros de altura, es el volcán en activo más alto de Europa.

El monte Etna, con su paisaje lunar a gran altitud, los bosques que se extienden a lo largo de la costa, los senderos y paisajes únicos, los productos típicos y los pueblos con sus centros históricos, es un destino fascinante para los viajeros y los amantes de la naturaleza, los vinos y la gastronomía y para los aficionados a los deportes al aire libre, practicados en un entorno singular.

Los ríos de lava han esculpido esta tierra haciéndola extremadamente variada. Las rocas, la frondosa vegetación y los paisajes, que están en continuo estado de cambio conforme los substratos se deslizan con el tiempo, así como las temperaturas, la precipitación y la exposición a los elementos también varían a estas altitudes.

Puedes optar por hacer una ruta por el monte Etna en bicicleta a lo largo de sus increíbles senderos (la Pista Altomontana), de la mano de un guía experto, o hacer una ruta en bicicleta de la montaña al mar, descendiendo del volcán al mar. Ambas opciones son una experiencia increíble que recordarás durante años.

¿O quizás te va más conocer Sicilia desde una perspectiva única, singular y completamente diferente? En ese caso, apúntate a un tour en globo aerostático. El viaje te permitirá vivir una experiencia extraordinaria, con vistas inolvidables de toda Sicilia. Al aterrizar, te estará esperando una copa de buen vino del monte Etna, acompañada de algunos productos típicos de la zona y se te entregará un «certificado del bautizo de vuelo», firmado por el piloto.

Venga, no te conformes con una estancia habitual, ¡Catania hay que vivirla al máximo!

 

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Al rico helado de Catania!

Una de las experiencias que no te puedes perder si visitas Catania es la de disfrutar de un auténtico 'gelato' mientras paseas por sus calles y entre sus monumentos. Aunque en toda Italia el helado es toda una institución, los de Sicilia son los que tienen más fama y uno de los pilares de su cultura gastronómica.

Su elaboración tiene unas características propias, con recetas tradicionales que se han pasado de generación en generación, para conseguir la textura del helado más suave y sabores extraordinarios. Su carácter artesanal es una de sus principales bazas y las heladerías tradicionales y sus maestros heladeros continúan utilizando los mismos métodos de toda la vida.

Observarás que el helado se sirve en pala de heladero clásica, no con el aparato para formar bolas a los que nos hemos acostumbrado.

Prueba los de Ernesto, en Via Ruggero di Lauria 91-93, en la Pasticceria Quaranta, en Piazza Mancini Battaglia, o en la Pasticceria Gelateria Santo Musumeci en la Piazza Santa Maria, 9-10.

La granita artesanal

El helado se encuentra integrado en uno de los productos más típicos de Catania, con el 'broscia' o brioche. Se rellena de helados de incontables sabores, como el pistacho, el chocolate, dulce de leche, limón, fresas, nueces, avellanas, mora, mandarina o almendras.

Aunque la granita es un helado típicamente siciliano, poco tiene que ver con el helado tradicional italiano; es parecido a un granizado pero más cremoso y refrescante, y se elabora con fruta natural. Es ideal para empezar el día, especialmente en verano, y forma parte del típico desayuno catanés.

Los diferentes sabores provienen de los productos elaborados en la volcánica tierra del Etna , muy rica en minerales que dan lugar a excelentes limones y naranjas, mandarinas, almendras, fresas, cerezas, avellanas y castañas. De estos ingredientes, se respeta al máximo su calidad, sin añadir aromas ni conservantes.

Pero, ¿cómo reconocer la granita perfecta? Pues una de las peculiaridades en la que debes fijarte es que sus colores sean suaves, cosa que indica que no lleva colorantes. Por ejemplo, si es de almendras, su color debe ser totalmente blanco, o si es de pistacho, será un verde más bien apagado, nada de verdes chillones.

También has de tener en cuenta que, la buena granita debe consumirse a las pocas horas de su elaboración. Cuando la pruebes, comprueba que el hielo no ha cristalizado ni forma charcos.

Encontrarás de los mejores en multitud de locales de la calle Etnea, pero especialmente rico en la Pasticceria Savia, una de las pastelerías más prestigiosas de Catania, en Via Etnea 300. O en el nuevo restaurante de Prestipino, que se encuentra en la Via Etnea 30-32, en el marco incomparable entre la Piazza Duomo y la Piazza Universidad.

También en Etoile D’or de via Beato Cardinale Giuseppe Benedetto Dusmet, 7, el de Chocolate Cafe, en Viale Ruggero Di Lauria, 129, donde podrás tomar sus exitosas versiones de almendras y pistachos, en el mismo paseo marítimo. Como en de Café de Paris, en Viale Ruggero di Lauria, 25, uno de los lugares preferidos por los habitantes de Catania.

De los más céntricos y también muy concurrido es el histórico Café Europa, en Italia, 302. Un lugar de encuentro para tomar el imprescindible de la gastronomía catanesa. Aquí, en especial, la más solicitada es su versión de fresas.

Te apetece visitar Catania eh! Reserva aquí tus vuelos!

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