Spittelberg y otras zonas gastro-molonas de Viena
Por Silvia Artaza de gastronomistas
Nos propusimos volar a la capital de Austria para encontrar esas rutas que se salen un poco del carácter imperial y clásico que invade la ciudad, que van más allá de la catedral de San Esteban o de la conocida noria gigante situada en el Prater. Y sí, encontramos calles, rincones, barrios y proyectos modernetes donde están surgiendo espacios gastronómicos de todo tipo y con una pinta estupenda.
Naschmarkt y Freihausviertel
Arrancamos en el Naschmarkt, el mercado más conocido de Viena, que ha evolucionado hasta ser hoy un punto de encuentro de gente de todo tipo. Se puede comprar fruta o verdura, pero también disfrutar de una oferta de cocina que recorre el mundo. Cada vez son más los que deciden instalarse en este mercado, que cuenta con unos 120 puestos. Algunos ejemplos son Neni, con especialidades de Israel y Oriente, o la cocina ecológica de Tewa. Pero lo mejor es pasearlo y pararte a probar lo que te vaya apeteciendo. En las calles que delimitan en mercado hay también espacios interesantes como On Market, un local espectacular con cocina asiática, o Café Amacord, si quieres probar cositas vienesas en un ambiente local.
Si salimos de Naschmarkt por Schleifmühlgasse encontrarás que esta calle también está llena de pequeños proyectos gastro que harán que te pares frente a sus vitrinas. Es el caso de Babette's, una tienda de libros de cocina, especias y otras cositas donde también se puede comer, o Coté Sud con especialidades francesas. Ésta y otras calles del Freihausviertel son interesantes en la ruta.
Karmelitermarkt
Al igual que Naschmarkt, otro mercado que está siendo motivo de revitalización de la zona es Karmelitermarkt, al otro lado del Danubio en el Distrito 2 (Leopoldstadt). Allí, no te pierdas Schöne Perle, con su reinterpretación casera de la cocina vienesa, la propuesta orgánica y de temporada de Zimmer 37, ni pasar por Praterstraβe o Leopoldsgasse, dos animadas calles en la zona de este mercado.
MuseumsQuartier
Dejamos los mercados para plantarnos en MuseumsQuartier, un impresionante recinto cultural con museos y pabellones dedicados a mil y una disciplinas artísticas diferentes. Uno de esos lugares a los que mola ir, y que para nuestra suerte está salpicado de cafés y restaurantes. En el patio podrás encontrarte desde un mercado navideño donde el vino caliente (bebida típica de estos mercados) se sirve a ritmo de Dj, hasta unas hamacas donde pasar las tardes-noches de verano.
Interesante la propuesta de Glacis Beisl, que está en la parte posterior de MQ, casi escondido, aunque eso no hace que deje de estar a tope de reservas siempre. Cocina local de toque modernete y otros platos de corte internacional, precio estupendo y buen ambiente. Una buena opción después de una jornada de museos.
Spittelberg
Justo detrás de MuseumsQuartier se encuentra Spittelberg, que ya encontrabas en el titular de esta ruta y que no hubiera podido ser de otra manera. Cinco o seis callecitas adoquinadas, las que se enmarcan entre Burgasse, Breite Gasse, Sigmundsgasse y Mariahilter, de ambiente bohemio y un encanto especial. Tendrás donde elegir mientras te pierdes por la zona pero algunas pistas son, por ejemplo, Amerlingbeisl (con su precioso patio), Das Möbel (mucho diseño que, además, se puede comprar), Die Burgermacher (con hamburguesas caseras, variedades vegetarianas y producto fresco del día) o Trattoria da Paolo & Anna (una pequeña trattoria italiana de manteles a cuadros y sabor italiano).
Y si vas en Navidad…
Precisamente en Spittelberg se monta uno de los mercados artesanales navideños más especiales de la ciudad, si tienes la suerte de volar en estas fechas. Y es que, como en gran parte de Centroeuropa, estos mercados son uno de los grandes atractivos del turismo de invierno. Si es así, no puedes perderte el que se despliega en la Rathausplatz donde la magia navideña alcanza su máxima expresión. Un increíble mercado con unos 150 puestos de adornos, regalos o dulces, y donde tendrás la oportunidad de tomar el famoso vino caliente (Glünwein) y alguno de los dulces típicos de Viena, como es su tarta de manzana (Apfelstrudel).
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+ info5 planes imprescindibles si viajas en otoño a Madrid
Lo tengo comprobado. Estos últimos años, por una circunstancia u otra, me ha tocado viajar a Madrid en otoño, y el resultado siempre ha sido igual de reconfortante. La temperatura aún es agradable para hacer actividades en el exterior, y en el caso de que el tiempo no acompañe, hay opciones más que suficientes donde refugiarse del frío y de la lluvia con aliciente incluido. Y es que aunque parezca increíble, esta ciudad apenas deja espacio para la melancolía y si para el disfrute. Aquí van mis recomendaciones básicas para el otoño madrileño:
1. Ir a ver caer las hojas a alguno de los numerosos parques de la ciudad
Madrid cuenta con un buen número de parques donde disfrutar de los últimos coletazos del buen tiempo, empaparse del aroma a hojas secas y disfrutar de algún que otro atardecer. Están los grandes clásicos como el Retiro, donde además de pasear en busca de la popular estatua del Ángel Caído, se puede practicar deporte, intentar no acabar en el agua en el Estanque Grande, ver alguna exposición en el Palacio de Cristal o en el de Velázquez e incluso comprarse un libro en la cuesta de Moyano antes de acceder al parque. Y todo esto a dos pasos del centro.
La Casa de Campo, el gran pulmón de Madrid, es otra buena opción, donde además de espacios donde practicar deporte y disfrutar de la naturaleza, incluye el Parque de Atracciones, el Zoológico y un imprescindible, el Teleférico, al que os recomiendo subir para poder disfrutar de las vistas de Madrid.
Cerrando la tanda de clásicos está el Real Jardín Botánico, donde te esperan aproximadamente unas 5.000 especies diferentes de árboles y plantas capaces de transportarte a cualquier punto del planeta.
Como sé que a algunos os va la marcha y necesitáis poner un toque melancólico y especial en vuestra vida, el Jardín el Capricho es vuestro lugar. En este jardín romántico construido entre 1787 y 1839, encontrarás estanques, embarcaderos, un laberinto, conjuntos escultóricos y hasta los restos de un refugio antiáereo de la Guerra de Civil. Está situado en la Alameda de Osuna y se llega fácilmente con el metro (L5 parada el Capricho).
2. Reponerse de los primeros fríos a base de cocido
¿Con mono de cocido? El otoño trae de vuelta un clásico en la gastronomía de Madrid, el cocido, la mejor manera de reponerse y protegerse de la llegada de los del frío a la capital. Entre mis locales favoritos están clásicos como el del Lhardy (Carrera de San Jerónimo 8), el de Malacatín (Ruda 5) y el de La Bola (Bola 5). El cocido de la castiza Taberna J.Blanco (Tabernillas, 23) nos vuelve locos a mi y a mi familia por lo original del lugar y por la simpatía de sus dueños.
3. A nadie le amarga un buen dulce
Hay una tarde en la que de repente el helado pierde el protagonismo para cedérselo a los pasteles. Ese es el momento de acercarse a la Puerta del Sol, entrar en la Mallorquina, y darse un homenaje a base de alguno de sus numerosas variedades de pasteles, entre las que destacan la napolitana de crema y la de chocolate. También puedes acercarte al Horno de San Onofre para tomar huesos de santo y buñuelos, dulces típicos de Todos los Santos.
Los aficionados al cruasán no os perdáis los del Pomme Sucre, donde además tienen el detalle de servirte el café y el chocolate en tazas de porcelana inglesa, ¡el triunfo está asegurado! Para los amantes de las nuevas sensaciones están el Moulin Chocolat, que se atreve a darle un toque especial a la repostería francesa, y el Mama Framboise, que apuesta por la alta repostería en un espacio moderno y acogedor.
Y sí, no puedo finalizar esta sección sin citar el popular chocolate con churros de San Ginés, unmust en toda regla que no pierde ni lustre ni calorías con los años.
4. Cultivar la mente
¿El día ha amanecido lluvioso? Es el momento de enriquecer la mente y el alma con la oferta artística de la ciudad, y dejarse caer en alguna de las numerosas exposiciones programadas. Este otoño, entre otros, se podrá disfrutar de la obra de Edvard Munch en el Museo Thyssen, profundizar en la obra de “El Divino Morales” y dejarse cautivar por las curvas de las Odaliscas de Ingres en el Museo del Prado. En el Museo Reina Sofía tendremos la oportunidad de conocer la obra de Nasreen Mohamedi, una de las primeras artistas indias que abrazó la abstracción, y la Fundación Juan March ha programado la primera retrospectiva del artista suizo Max Bill.
5. El Rastro, plan dominguero donde los haya
Una jornada en el Rastro suele ser el broche de oro a cualquier visita que se haga a Madrid. Con la excusa de ir a ver los puestos y las tiendas en busca de gangas, antigüedades, ropa, libros, discos y cualquier cosa imaginable, uno acaba callejeando y dejándose llevar por el buen ambiente reinante. Como no podía ser menos, la ruta tiene que acabar en alguno de los múltiples bares de la zona, caña en mano, acompañada de la correspondiente tapa. Entre la múltiple oferta, no os perdáis las sardinas del Bar Santurce los caracoles de Casa Amadeo (Plaza de Cascorro 18), las tostas del Capricho Extremeño (Carlos Arniches 30) y las tapas del Museo de la Radio (Santa Ana 8).
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Texto de Isabel Lucia de ISABELYLUIS Comunicación
Fotos de Felipe Gabaldón, Juan Antonio F. Segal, mcxurxo, pegatina1, Fernando Bueno
+ infoTenerife en Navidad
La Navidad en Tenerife está marcada por un clima privilegiado y por un ambiente festivo y bullicioso que inunda las calles de todos los rincones de la Isla. Ciudades como La Laguna o Santa Cruz se adornan con coloridas flores de Pascua y los adornos navideños dotan de un color especial a las calles. El calendario se llena de actos culturales por estas fechas, con conciertos, exposiciones, obras teatrales, celebraciones tradicionales, belenes, ferias de artesanía… Entre los eventos más destacados está el concierto de Navidad el día 25 en el Puerto de Santa Cruz ofrecido por la Orquesta Sinfónica de Tenerife. Como es de imaginar, también es una época en la que abundan las actividades para los más pequeños de la casa, como es el caso del Parque Infantil de Tenerife. Y complementando todo esto no pueden faltar los dulces típicos de la zona propios de estas fechas. A continuación desgranamos algunas de las particularidades que hacen de esta época en la Isla una de las más entrañables del año.
Actividades para los pequeños
Muchas son las actividades que se realizan en Navidad para los más pequeños pero, sin duda, la más esperada en la Isla es el PIT (Parque Infantil y Juvenil de Tenerife), un auténtico parque de atracciones que se abre en el Centro Internacional de Ferias y Congresos de Tenerife desde mediados de diciembre hasta principios de enero.
El PIT abrió sus puertas por primera vez en 1989 y, desde entonces, ha acogido actividades novedosas y muy muy divertidas. Normalmente este gran parque cuenta con cuarenta y cinco áreas de atracciones y juegos. En él, 200 personas atienden diariamente a sus visitantes. Decenas son las actividades que se pueden realizar en el PIT, todas ellas pensadas para el público infantil y juvenil, aunque también las familias encontrarán un hueco para pasar un rato agradable.
Otra de nuestras sugerencias se encuentra en Puerto de la Cruz, en concreto en la Iglesia de la Peña de Francia, donde cada año se celebra por estas fechas el encuentro coral infantil y juvenil organizado por la coral Reyes Bartlet.
Y por último lugar, en el sur de Tenerife, en el interior de uno de los edificios más modernos de España, el Magma Arte & Congresos de Costa Adeje, podrás disfrutar de una pista de hielo: 720 metros cuadrados de superficie helada 5 estrellas te harán sentir como si estuvieras frente al Rockefeller Center de Nueva York, el Museo de Historia Natural de Londres o el Hotel de Ville de París. Una atracción única, para toda la familia que no debes perderte, ¡toma nota!
Costumbres y tradiciones
La Navidad tinerfeña, como no puede ser menos, también está llena de costumbres y tradiciones. Representaciones teatrales, misas, cabalgatas… Muchos son los actos que se suceden y que vienen sucediéndose desde hace siglos.
Las misas de la luz es uno de los actos religiosos más frecuentes de Canarias. Su origen data de 1768, según el testamento del noble Alonso de Medina. Antes de las seis de la mañana, en diversos lugares del Archipiélago y desde el 16 al 25 de diciembre, cientos de fieles se juntan antes de que de comienzo la misa y cantan villancicos en la puerta de las iglesias. Uno de los momentos más emocionantes tiene lugar el día 23 de diciembre, cuando la comitiva se pasea por los pueblos para compartir cantos y bailes.
La elaboración de los belenes es otra de las tradiciones que goza de gran arraigo en la Isla. Son muchos y muy originales los belenes que hallarás en numerosos edificios públicos y privados de la Isla. Entre los más famosos están el de la sede central de CajaCanarias, en Santa Cruz de Tenerife, el del Cabildo, también en la capital de la Isla, además de los de ayuntamientos y demás organismos.
Repostería de Navidad
La profusión de dulces existente en las Islas es enorme y la Navidad es una época en la que se aprovecha la gran variedad existente para disfrutar de la repostería más especializada. Son muchos los rincones de la Isla en los que se puede degustar la repostería artesanal de Navidad. Los ingredientes más utilizados son el millo (maíz), la almendra, la miel y la fruta.
Uno de los dulces navideños más típicos de la Isla son las truchas, aunque se pueden encontrar en cualquier época del año. Son unas empañadillas rellenas de batata, cabello de ángel o alguna crema. Su elaboración es sencilla y suelen realizarse en todas las casas.
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Texto y fotos de Turismo Tenerife
+ infoDestino Turín
Por: Belén Parra y Carme Gasull
La gastrocita: Salone del Gusto e Terra Madre. Del 23 al 27 de octubre de 2014
La Turín más gastro
Turín gusta y se gusta. Cuando la pisas, la conoces mejor y la degustas entiendes su capitalidad en el Norte de Italia. Sus 2 millones de habitantes reconocen sus atributos y los disfrutan, pero curiosamente su turismo es aún a día de hoy incipiente. Durante décadas la ciudad ha construido su propia realidad de puertas adentro, alejada de las recepciones masivas de otros destinos italianos. Los JJOO de invierno de 2006 significaron claramente un antes y un después para Turín, que nunca ha vivido a expensas del turismo. Si acaso, del interior. Y no será precisamente por su falta de atractivos… Entre ellos, el gastronómico. La (bien) denominada Città del Gusto seduce también por el estómago.
La acogida
Calidez. Es probablemente la palabra que mejor defina el carácter turinés. Basta que muestres curiosidad, interés o simplemente desconocimiento por algo para que enseguida encuentres la respuesta deseada. Con una generosidad reseñable. “La buona accoglienza fa bene al turismo”, proclaman ahora. Y predican con el ejemplo. Nada mejor que Turín para pasearse cual turista sin agobios. Ningún español por aquí, ningún alemán por allá, ningún inglés por acullá… Siempre, eso sí, que la ciudad no sea cita de algún gran acontecimiento internacional.
Los transportes
Dando por obvio que es a pie como mejor se descubre cualquier destino, en Turín no hay excusa para moverse de un lado al otro de la ciudad. Tren, autobús, metro, tranvía, bicicleta pública… Es tan accesible que si no la descubres a fondo es porque no quieres. Pero insistimos: pasear, en especial por el centro, te permite descubrir su pulso, su peculiar retícula y sus múltiples encantos.
El alojamiento
Precisamente por el influjo de ese crecimiento moderado de su turismo, el alojamiento en Turín se concentra en hoteles de categoría estándar y superior. Os proponemos 2 opciones sugerentes en ambientes completamente diferenciados.
Best Western Hotel Piemontese
Via Claudio Luigi Berthollet, 21
Coqueto, discreto y confortable. En uno de los centros de mayor vida social y nocturna de la ciudad. Rodeado de locales para el desayuno, el aperitivo, el vermut y el copeo. Cerca de la gran estación ferroviaria de la ciudad: Porta Nova.
NH Santo Stefano
Via Porta Palatina, 19
Ubicado en el centro del moderno Quadrilatero Romano, a dos pasos de la Catedral de San Juan Bautista y del centro histórico. La cercanía del hotel a las estaciones de tren Porta Susa y Porta Nuova ofrece fácil acceso a Turín en tren.
Las plazas
Ciudad de contrastes meteorológicos, Turín se vive en sus plazas sea invierno o verano. De hecho, no os extrañe la profusión de mesas al aire libre en numerosas calles pero sobre todo, en las plazas. Desde la imponente Piazza San Carlo, una de las más grandes y elegantes de la ciudad y que lleva a la Gran Madre de Dio, a Piazza Castello o las pequeñas Emanuele Filiberto y Della Consolata.
Aperitivos, cafés y cervezas artesanas proliferan por las mesas. Poned atención a las cartas de bebidas de los diferentes locales porque suelen ser interminables. ¿Sabías que estamos también en la cuna del vermut? Sea invierno o verano, las terracitas de las plazas apetecen. También porque en ellas se encuentran curiosamente locales históricos de corte gastronómico.
Locales con historia
Locales más que centenarios, con historia, con buen producto. Concurridos. Como sus cafeterías. Turín es la tercera ciudad de Italia con más locales históricos.
Caffè Mulassano
Piazza Castello, 15
Aquí surgió el famoso tramezzino, un sándwich de pan blanco de molde ligeramente tostado relleno de diferentes combinaciones de ingredientes, todos de primera calidad. El más típico, de ensalada d’aragosta’ (langosta). Persiste en la misma ubicación desde 1907.
Baratti&Milano
Piazza Castello, 29
A pocos metros del primero, de mayores dimensiones y con una oferta mucho más dulce. Sus chocolates, dulces y pasteles se exhiben en las diferentes vitrinas.
Caffè Cioccolateria Al Bicerin
Piazza della Consolata, 5
Pequeño y solicitadísimo negocio (con tienda delicatessen anexa) en funcionamiento desde 1763. Mesas y sillas de mármol y un producto estrella: el bicerin, una bebida a base de café, chocolate y crema de leche. A 5€ la unidad.
Caffè Pasticceria Abrate
Via Po, 10
Casa con una larga tradición pastelera y confitera. Fundada en 1866.
Caffè Torino
Piazza San Carlo, 214
Un clásico de la ciudad (1903) que permanece en la actual ubicación desde 1930. Ha sabido reinventarse con el paso del tiempo. De generosas dimensiones, su bufé de bocados para acompañar el aperitivo es de sobras conocido y su terraza permite disfrutar de la viveza de la plaza San Carlo.
Comer y beber
Bar Enò
Galliari, 12
En San Salvario, una de las zonas con mayor vida nocturna. Ofrece cenas a altas horas de la noche -la cocina cierra de madrugada y el local en concreto a las 4 am-. Pasta casera, dulces típicos, pan buenísimo, vinos, birras artesanas y buen servicio. Tiene prácticamente de todo y para todos. Sus elementos decorativos no tienen desperdicio. El orden dentro de caos. ¡Hay que pisarlo!
Restaurante Consorzio
Via Monte di Pietà, 23
Una trattoria moderna o una evolución de la típica trattoria sin llegar a ser un establecimiento de vanguardia que sigue los preceptos de slow food. Destacable también por su oferta de vinos naturales italianos y del mundo, cervezas y destilados.
Enoteca Bordò
Via Carlo Ignazio Giulio 4/G
Regentado por dos hermanas toscanas es un establecimiento sencillo y acogedor donde el viajero puede sentirse como en casa comiendo un buen plato de pasta acompañado de una copa de buen vino o cerveza artesana, como la turinesa Brew Up. Al lado del Mercado de Porta Palazzo.
Pastis
Piazza Emanuele Filiberto, 9b
El Sur en el Norte. Aires retros para un local regentado por un siciliano que pone el alma y el humor necesarios para dotar de carácter y singularidad a su negocio.
Su propietario, Andrea Tortorella, se reinvidica en las paredes -¡y el suelo!- del local, pero sobre todo en su sabrosísimo recetario casero y en su cocina de horario prácticamente ininterrumpido. Detallismo personalista en una decoración que incluye incluso uno de los últimos trozos del derribado Muro de Berlín. Su terracita cubierta es todo un acierto para los meses más fríos. Muy razonable relación calidad-precio.
Dausin
Via Goito, 9
O ‘vecino’ en dialecto piamontese. Pequeño restaurante que sigue los preceptos de la filosofía Slow Food o proyecto eco-gastronómico —como gustan definirse— porque reduce las emisiones de CO2. Producto próximo, cercano, sin grandes manipulaciones. A pocos pasos de la estación de Porta Nuova.
Emporio Gastronomico
Via Avogadro, 2
Restaurante y pizzería de culto para quienes gustan de las masas artesanas elaboradas al momento y al horno de leña (se puede seguir incluso todo el proceso de elaboración). El listado de pizzas es bastante clásicos y sus precios, al contrario que los de otros platos de la carta, son bastante económicos.
Taberna Libraria
Via Conte Giambattista Bogino, 5
Para degustar un menú típicamente piamontese en diferentes formatos y según el apetito de cada uno con platos como el vitello tonnato (ternera asada fría con mayonesa y alcaparras). No dejéis de probar (o de comprar) alguno de los vinos que se exponen a lo largo de todo el local.
Focacceria Lagrange
Su nombre se inspira del matemático turinés más famoso del siglo XVIII, inventor de la mecánica racional. Sostienen que la focaccia es una ciencia matemática un sistema del gusto compuesto de un número finito de partículas de harina biológica sujetas al encuentro dinámico con el agua y el aceite. Nada más. Podéis comprobarlo en tres establecimientos (Via Lagrange 11/f, via Sant’Agostino 6 y Piazza Castello, 153).
Perino Vesco
Via Cavour, 10
Panes a tutiplén, en todas sus formas y variedades como los grissini (colines) que nacieron en esta ciudad para ayudar al pequeño Vittorio Amedeo II, de salud enfermiza, a quién gustaba comer este pan crujiente, de forma alargada y de fácil digestión. O eso dicen. El establecimiento acostumbra a estar lleno y registrar colas tanto para comprar simplemente el pan del día, galletas o dulces típicos como para degustar un panino, una focaccia o un café o piezas de bollería.
Dónde comprar
Mercado de Porta Palazzo
Mezcla de colores, sabores y culturas, bienvenidos al mercado más grande de la ciudad y el mercado alimentario más grande de Europa. Tiendas, bares, trattorias y comercios unidos en un mismo espacio para ofrecer todo tipo de productos, desde ropa a antigüedades. Obligado perderse entre sus puestos y dejar que pasen las horas como en un suspiro.
Guido Castagna
Via Maria Vittoria, 27/C
La pastelería-boutique por excelencia. El referente del chocolate de calidad. Su propietario ama y mima el cacao como si lo cultivara. En su obrador a pocos kilómetros de la ciudad Guido Castagna recibe, muestra y enseña el oficio. Su buen hacer ha creado escuela y ha conseguido unos giandujotti (el dulce típico de la ciudad elaborado con cacao y avellanas) fuera de lo común. ¡Hay que probarlos!
Alberto Marchetti
Torino es la ciudad del chocolate pero también la del helado. Y para helado, el de Alberto Marchetti. Dispone de tiendas en la ciudad, la más grande en Corso Vittorio Emanuele II 24bis, la segunda en Via Po 35 bis. Y la tercera, aún por venir, en la Via Rossini. Para poder escoger te dejarán degustarán antes los sabores que gustes. ¡Lo asombroso es que hay tantos donde elegir! Superad los clásicos y atreveros con el de popcorn o saboread el pallino (café expreso, bola de helado y nata montada). Todo de cosecha propia. Exquisitos. Tremendos helados a partir de 2€. Y además, babyfriendly (cambiador en el baño y mesita con juegos).
Eataly Alti Cibi
Via Nizza, 230/14
Un buen deli a lo grande. Por sus dimensiones, por su amplia oferta de producto y por la calidad de ese producto. De todo y para todos los gustos. Si andas buscando algo en concreto para degustar e incluso para regalar, aquí lo encuentras seguro: pasta, arroz, chocolate y otros dulces, café, salsas y condimentos, libros de cocina, menaje…. Calidad, sostenibilidad y ecología. La primera tienda se abrió en Turín, le siguió Roma, Florencia, Milán. Hoy existen 26 Eataly en todo el mundo.
No te pierdas (tampoco)…
Dos grandes museos
O algunos de ellos, especialmente dos. El Museo Egipcio (Via Accademia delle Scienze, 6) se considera el segundo más importante del mundo después del Museo del Cairo por su colección de antigüedades. En estos momentos se está acometiendo una ambiciosa renovación que no terminará hasta 2015.
Para grandes y pequeño cinéfilos o simplemente apasionados del 7º arte, más que recomendable el Museo Nazionale del Cinema, situado en el interior de la Mole Antonelliana, símbolo del skyline de la ciudad (Via Montebello, 20). De 167 metros de alto, un ascensor de cristal viaja por la gigantesca bóveda hasta el templete panorámico. Sorprendente.
La Catedral
Piazza San Giovanni
Parada obligada en la ciudad, este bello edificio del siglo XIV dedicado a San Juan Bautista, patrón de Turín, alberga en su interior el lienzo funerario en el cual fue envuelto Jesús después de haber sido descolgado de la cruz: la Sábana Santa, también conocido como Síndone o el Santo Sudario. La reliquia sólo se muestra en ocasiones extraordinarias.
El río Po
Pasear por sus alrededores. Si todavía te ha quedado tiempo para disfrutar de la ciudad con cierto relajo, disfruta del cauce del Po sobre sus puentes. También podrás navegar en sus aguas, si lo prefieres. El toque más parisino de esta ciudad transalpina.
Ahora como entonces, siempre nos quedará Turín.
Nosotros nos apuntamos, si quieres venirte consulta nuestros vuelos aquí.
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