Los diez imprescindibles de Jerusalén
Pensar que uno está pisando una de las ciudades más antiguas del mundo impone.He aquí diez claves para entender y disfrutar de esta fascinante pero compleja urbe, teniendo en cuenta que las referencias bíblicas, épicas, históricas, son inevitables en una metrópoli donde la religión late desde tiempos inmemoriales.
1. Para hacerse una idea de las dimensiones y distribución de Jerusalén empezamos la visita en el Monte de los Olivos, desde donde contemplaremos una de las mejores panorámicas. La ciudad vieja, la nueva, la muralla, las tumbas... Miles de años de historia en un simple vistazo.
2. Al bajar, merece la pena detenerse en Getsemaní y pasear por el huerto de olivos milenarios. Y visitar la iglesia de Todas las Naciones, levantada en la roca sobre la cual Jesús rezó antes de ser arrestado.
3. Para entender bien Jerusalén es clave tener claro que es tres veces santa, sagrada para las tres grandes religiones monoteístas. Judaísmo, Islam y Cristianismo ocultan parte de sus raíces en estas callejuelas. El Muro de las Lamentaciones, la mezquita de Al Aqsa y el Santo Sepulcro son tres hitos que no debes dejar de visitar, creas en lo que creas. Empezamos por el Muro de las Lamentaciones o Muro Occidental, único vestigio del Segundo Templo de Jerusalén destruido por los romanos en el s. I y lugar hebreo más sagrado. Para entrar hay que pasar varios controles de seguridad. Una vez dentro: hombres a un lado, mujeres a otro. Los hombres además, deben cubrirse la cabeza con un kipá - gorrito judío-. La escena es única. Ver como cientos de personas rezan mirando al muro cantando salmos y balanceándose impresiona. Basta mirar arriba para ver la explanada de las mezquitas, otro mirador privilegiado, con Jerusalén a sus pies. Aquí reinan la mezquita de Al Aqsa y la cúpula de la Roca, levantada donde se cree que Mahoma ascendió al cielo y cuya gigantesca cabeza dorada es un símbolo. La explanada es también lugar de referencia para cristianos y judíos, pues dicen que fue allí donde Abraham intentó sacrificar a su hijo Isaac.
Para los cristianos el lugar más mítico es la iglesia del Santo Sepulcro. Levantada en el monte Gólgota sobre el lugar donde estaba clavada la cruz en la que murió Jesús. Acoge también la cueva -o sepulcro- donde fue sepultado -y resucitó al tercer día-. Y se conserva también la piedra de la unción, sobre la cual reposó su cuerpo, ya sin vida. Muchos hitos y colas eternas. Conviene tener paciencia.
4. No todo es religión. En Jerusalén hay ejemplos de vanguardia y zonas para el shopping más selecto. Para ello ponemos rumbo aMamilla.Calle que, atendiendo a las marcas allí establecidas, podría estar en Londres o en París. Para llegar, salimos por lapuerta de Jaffa.Y ¡preparamos la visa!
5. El Mamilla es también el primer hotel de diseño de Jerusalén. Santuario para sibaritas que quieran dormir con las viejas murallas y la torre de David como telón de fondo.Mezcla de lo eterno con la vanguardia. Paredes de piedra milenaria y cabeceros de metal. Como complemento, un spa milagroso y un restaurante gourmet con vistas privilegiadas.
6. Los clásicos, quizá prefieran el King David, el gran hotel por excelencia. Construido sobre la antigua sede del Mandato Británico ahora reina como establecimiento de lujo donde han pernoctado los Reyes Felipe y Letizia, Carlos de Inglaterra, Barack Obama, Nicolas Sarkozy o Margaret Thatcher. También estrellas del espectáculo como Elizabeth Taylor y Richard Burton, Richard Gere o Madonna. Su sobria apariencia exterior contrasta con la elegancia y modernidad interior, y la confortabilidad de las habitaciones. Los precios están a la altura de sus prestigiosos inquilinos.
7. Volvemos a la ciudad vieja para recorrer los barrios judío, cristiano o musulmán o armenio. En todos, la oferta comercial es abundante: comida, recuerdos varios, perfumes, dulces, objetos religiosos, camisetas o ¡antigüedadesvaloradas en miles de euros! como monedas de la época romana, vasijas de los años de Jesucristo... Si no te lo puedes permitir no importa. El encanto de estas callejuelas radica en la mezcla de gentes de todas las religiones, razas y culturas. La ciudad vieja de Jerusalén es un crisol por donde circulan judíos ortodoxos, no ortodoxos, árabes, cristianos, occidentales, asiáticos… Donde suenan campanas o rezan almuédanos - el miembro de la mezquita responsable de convocar a viva voz a la oración-.
8. También colorista pero más local -y asequible- es el mercado Mahane Yehuda, al que ¡ojo!, no vayas en Shabat – o Sabbat – ya que es el día sagrado para judíos. La ciudad se paraliza desde que se pone el sol el viernes hasta que lo hace el sábado. Detalle importante que no debes olvidar a la hora de programar tu viaje.
9. No te vayas de Jerusalén sin visitar al menos dos de sus museos. El Yad Vashem, centro mundial de documentación, investigación, educación y conmemoración en memoria del Holocausto. Y el Museo de Israel, donde se exhiben los manuscritos del Mar Muerto - el documento bíblico más antiguo del mundo-, así como una fantástica maqueta del Jerusalén histórico que ayuda a entender la ciudad.
10. Para cerrar, despedida desde el Monte Scopus, desde donde además de contemplar la silueta de la vieja ciudad también se ven las aguas del Mar Muerto, otro de esos lugares que hay que visitar al menos una vez en la vida.
¿Qué mas se puede pedir? Consulta nuestros vuelos aquí.
Texto e imágenes de Nani Arenas
+ info
La Praga de Kafka
Sin duda “La Metamorfosis” de Franz Kafka (1883–1924), es una de las obras capitales de la literatura del siglo XX. El autor tardó tan sólo 21 días en escribirla, pero ya nada volvería a ser lo mismo en la literatura, ya que consiguió con este relato breve colocarse a la altura de auténticos titanes como Kleist, Dickens o Flaubert. Kafka autor también de las novelas “El Proceso” y “El Castillo”, figura entre las personalidades más relevantes de la literatura mundial. Praga fue su centro de operaciones y su inspiración. Una ciudad que por suerte conserva su esencia prácticamente.
¿De qué va 'La Metamorfosis'?
"Cuando Gregorio Samsa se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto". Así es como comienza la “metamorfosis” de un hombre, que no tenía "otra cosa en la cabeza más que su trabajo". Gregor Samsa es en realidad el hombre que representa a toda la Humanidad. Un día cualquiera, Gregor descubre que se ha convertido en algo repugnante, algo que no deben ver los demás. Pero, ¿de qué habla en realidad esta asfixiante historia? La novela pretende que tomemos conciencia de lo que en realidad somos. La transformación a insecto supone un despertar. Es entonces cuando Gregor ve el profundo horror metafísico en el que se encuentra. Y al ser el único en darse cuenta, la sociedad lo convierte en un marginado.
La Praga de Kafka
El centro de su mundo literario, pero también de su vida real era Praga, una ciudad misteriosa, pero a su vez deslumbrante por su urbanismo enmarañado y arquitectura fantasiosa. En sus novelas y cuentos, Kafka no nombra los lugares que describe, salvo en contadas ocasiones. Sin embargo, Praga destaca en sus páginas como una ciudad imaginaria omnipresente, llena de metáforas y alegorías. Pero si atendemos con detenimiento el contenido de su obra, es fácil seguir las huellas del famoso escritor, por el laberinto de calles del casco histórico y los rincones pintorescos donde Kafka vivió y escribió.
La Ciudad Vieja y su plaza
Kafka pasó la mayor parte de su corta vida en la Ciudad Vieja de Praga. Su casa natal, U věže -junto a la torre-, fue levantada en la esquina de las calles Maiselova y Kaprova. Tras la renovación de Praga, en las postrimerías de los siglos XIX y XX, quedó únicamente el portal de piedra original, al que ahora hace alusión solo una placa conmemorativa.
Debido a que los Kafka se mudaban con frecuencia y a pesar de que lo hacían solo a unas pocas casas de distancia, las huellas de Franz Kafka pueden encontrarse casi a cada paso en la Ciudad Vieja, principalmente en los alrededores de la Plaza de la Ciudad Vieja. Por ejemplo, entre los años 1889-1896, los Kafka vivieron en la encantadora Casa del Minuto -muy cerca del Ayuntamiento-, la cual destacaba por su bella decoración esgrafiada. El futuro escritor vivía solo a un paso del instituto alemán, en el actual Palacio Kinsky. Su padre, Hermann Kafka, tenía una mercería en la planta baja del mismo edificio. El palacio alberga hoy la Galería Nacional. En el número 14 de la calle Široká, entre la estrecha calle Maiselova y la lujosa avenida de París, se puede visitar también la librería de Kafka. Ésta se encuentra casi al lado de la Sinagoga de Maisel, a la vista de la Sinagoga Alta. Desde aquí recomendamos visitar la iglesia del Espíritu Santo y la Sinagoga Española, en la calle Dušní, donde se encontraba la escuela que frecuentaba Kafka.
Tras las huellas de Kafka en el museo y el castillo
En las obras del famoso escritor revive no solamente el antiguo gueto de Praga, sino también el barrio Malá Strana y el Castillo de Praga. El Franz Kafka Museum se encuentra cerca del Puente Carlos, en Malá Strana. Su exposición titulada “La ciudad de K” fue preparada por el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB) en 1999, luego pasó por el Museo Judío de Nueva York, y finalmente llegó a Praga en 2005. La exhibición se organiza en dos partes bien diferenciadas: Espacio Existencial y Topografía Imaginaria. En la primera se intenta mostrar cómo la ciudad influyó sobre Kafka y afectó a su vida. En cambio en la segunda se aborda la forma en que Kafka describe la ciudad sin mencionar nombres de los lugares que aparecen en sus novelas y cuentos.
Las rutas de los personajes de las novelas de Kafka, a menudo se dirigen también al Castillo de Praga. A pesar de que se afirma que uno de los lugares donde vivió y trabajó el escritor es la diminuta casa n º 22 de Zlatá Ulička - el callejón de Oro-, en realidad la casa pertenecía a su hermana, y Kafka la utilizaba en ocasiones como refugio, alejado del ajetreado centro de la ciudad. Las historias de esta época se publicaron más tarde bajo el título “Un Médico Rural”.
En 1917, el escritor enfermó de tuberculosis pulmonar, y finalmente murió en un sanatorio de Austria. Sus restos mortales descansan en un panteón familiar del Nuevo Cementerio Judío de Praga-Strašnice.
Si quieres experimentar una sensación de envolvente misterio, no dejes de visitar Praga. Consulta nuestros vuelos aquí.
Texto de ISABELYLUIS Comunicación
Imágenes de Czech Tourism, Nico Paix, Jose Mesa, Roman Boed
+ info
Practicando «slow tourism» en Mahón
Una jornada del todo slow podría centrarse básicamente en un día de paseos calmados por la capital de la isla. Mahón cuenta con uno de los paseos marítimos más bonitos del país. Sus aguas limpias, y la suave brisa que se cuela por el golfo, hacen del paseo una vivencia vital. Os proponemos una ruta de las muchas posibles. Eso sí, os la hemos cocinado a fuego lento.
Toma de contacto
Si entramos por el camí de Ciutadella podemos enlazar con la calle s’Arraval, que nos conduce hasta la plaza Bastió. Allí todavía se mantiene en pie una de las antiguas puertas de entrada a la ciudad vieja, un vestigio del s. XIV. Allí aconsejamos pararnos y reponer fuerzas antes de iniciar el paseo. Una buena propuesta es el Santa Rita, un local cuyo puntos fuertes son las tapas y las cañas bien tiradas. De allí, nada mejor que encaminarse hacia el casco antiguo y callejear sin rumbo. Al final, casi sin darnos cuanta estaremos enfilando nuestros pasos hacia el puerto. El recorrido hacia el Moll de Llevant es muy amable. En ese sentido, en el margen derecho, se disponen continuos establecimientos que van de las tiendas de artesanía isleña, a restaurantes, heladerías y pubs costeros donde ofrecen como reclamo, el combinado de moda – a base de ginebra y tónica-, a ritmo de – ¡glups!- música chill out.
Un alto en el camino
Pero, tomemos un respiro. Y qué mejor sitio para relajarnos que Can Vermut, un espacio juvenil, con estética de taberna portuaria, donde se puede tapear a buen precio mientras degustamos uno de sus maravillosos vermús. Para acompañar, recomendamos los huevos estrellados cabreados –huevos y patatas fritas con pimentón picante-, las anchoas y las croquetas caseras de pollo. Por menos de 15 euros uno sale de allí perfectamente comido. Y después, nada mejor para bajar la comida que continuar con el paseo, eso sí, a ritmo pausado, observando con calma todo lo que pasa a nuestro alrededor. Disfrutando de las maravillosas vistas del puerto, mientras sentimos la brisa rozando nuestra piel. Una buena opción es continuar por el lado marítimo. No hay mejor entretenimiento que admirar los numerosos yates y botes que ocupan todo la línea costero. Uno también puede entretenerse mirando los peces -algunos realmente enormes- que pueblan sus aguas cristalinas. Una manera de saborear el momento, es reposar en la terraza del kiosko que hay justo en la parte baja de La Costa de Ses Voltes. Allí, la brisa nos espabilará un poco de nuestro letargo, y si además nos pedimos un café –aquí los sirven realmente cargados- recuperaremos la vitalidad necesaria para continuar descubriendo la ciudad.
Caminante no hay camino
Y ya nos vendrá bien haber recobrado fuerzas, sobretodo para superar la empinadísima cuesta que nos devuelve al nivel del casco viejo. Iremos al Museu de Menorca, desde allí podremos disfrutar de una vista panorámica del golfo espectacular. El museo está ubicado en el antiguo convento de Sant Francesc. Son interesantes por igual el marco y los contenidos, con piezas únicas de todas las épocas, que ilustran los cambios y la evolución sociocultural de Menorca desde la prehistoria hasta nuestros días. Luego, darnos una vuelta por la zona comercial, es una buena opción. Podemos comenzar en la Plaça de la Constitució, y allí admirar la arquitectura neoclásica del Ayuntamiento. Justo al lado, en laIglesia de Santa María, podemos echar un vistazo dentro para ver su monumental órgano de 3.210 tubos y cuatro teclados. Éste fue proyectado por los maestros alemanes Otter y Kirburz. Muy cerca de allí, en la calle de Ses Moreres 11, está la Heladería Ambrosia. La tentación es demasiado fuerte como para resistirse cuando uno pasa justo al lado. Así que escojamos al gusto y vayamos al Claustro del Carme, a escasos metros de allí, justo delante de la Plaza de España. A partir de ahí, y a ambos flancos de la calle del Carme encontraremos todo tipo de pequeños establecimientos, que van desde venta de repostería y delicatesen, a marroquinería fina.
Cuéntame un cuento
Tras un paseo por las tiendas de Mahón, seguro que nos apetece descansar. Podríamos acercarnos al Teatro Principal de Mahón, a ver que tienen programado. Vale la pena no dejar escapar la ocasión de visitarlo. Y es que se trata de la primera ópera inaugurada en España. El año pasado se celebró su 185 aniversario. Y es que en Menorca hay una larga tradición operística. Se dice que muchas compañías que estaban de gira por el continente, solían hacer escala en Menorca, aquí los artistas realizaban sus ensayos generales antes de viajar a Londres, París o Viena. Fue entonces cuando los menorquines entraron en contacto con esta disciplina de música teatral. Decidieron pues construir un teatro dedicado principalmente al arte operístico, para poder disfrutar de las obras en un espacio cómodo. Y para finalizar la jornada, os recomendamos ir a tomar una pomada –Gin Xoriguer con limonada- al Bar Nou. Abierto en 1986 por Joan Saura en un edificio de estilo art nouveau, es actualmente toda una institución para los menorquines. Aquí saben hacer muy bien su trabajo.
¿A qué esperas para conocer Mahón? Consulta nuestros vuelos aquí.
Texto de ISABELYLUIS Comunicación
Imágenes de ISABELYLUIS Comunicación, Can Vermut
+ infoBurdeos en 7 pasos
Burdeos puede jactarse de haber salido de un dulce sueño, que bien le valió el sobrenombre de la Bella Durmiente, para convertirse en la Perla de Aquitania. A continuación os damos las claves para disfrutar de lo que ha convertido a esta ciudad en un irresistible destino turístico.
1. Catar sus vinos
Para qué negarlo, el vino es el motor económico de la región, y el principal motivo por el que es conocido Burdeos en el mundo entero. Sin duda alguna, un viaje a esta ciudad es la excusa perfecta para adentrarse en su extensa carta de vinos. La Oficina de Turismo proporciona hasta 60 circuitos diferentes con los que conocer las bodegas que han posicionado esta región vinícola a nivel internacional. Eso sí, no es necesario salir de Burdeos para conocer sus vinos. Sólo hay que acercarse a alguno de sus bares y bistrós para encontrarlos. Aquí nuestras recomendaciones:
- El CIVB Le Bar a Vin, todo un clásico en la ciudad, que cuenta con una extensa carta de vinos de Burdeos.
- Para el que prefiera acompañar el vino de un buen queso, el Bistro du Fromager es la mejor opción.
- El que además de catar quiera aprovechar para llevarse alguna botella de recuerdo, entonces tiene que visitar La Conserverie Converserie.
- Y siempre se puede aprovechar para hacer un curso de cata de vinos en L’Ecole du Vin.
2. Dejarse deslumbrar por el espejo de agua más grande del mundo
La Place de la Bourse (plaza de la Bolsa), también conocida como la Place Royale (plaza Real) es sin duda alguna uno de los lugares más destacados de Burdeos. Fue construida entre 1730 y 1755 por Jacques Gabriel, Primer Arquitecto del rey Luis XV. Esta plaza supuso en su momento la apertura de la ciudad más allá de sus murallas medievales y el comienzo de su periodo de máximo esplendor. Tiene forma rectangular, con uno de sus lados abierto al río Garona, y en cuyo centro alberga la estatua de las Tres Gracias. Su principal atracción es Le Miroir d’Eau (el espejo de agua), uno de los mayores espejos de agua del mundo, con una superficie de 3.450 m2. El juego de reflejos resultante fascinante y muy fotogénico. Y si viajas con niños, tienen la diversión asegurada.
3. Disfrutar de su patrimonio
Burdeos es, tras París, la ciudad francesa con el mayor número de monumentos históricos protegidos. Ese es el caso de su puerto, conocido como el puerto de la Luna, que en 2007 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Éste debe su nombre a la forma que tiene de media luna o de croissant, debida a su ubicación en el meandro del río Garona. La mayor parte de las construcciones que conforman el puerto y sus alrededores son un reflejo de los ideales del Siglo de las Luces. No dudes en recorrer sus calles para disfrutar de tan singular belleza.
4. Dar un paseo en barco por el río Garona
El río Garona ha sido y es una pieza clave en el desarrollo de la ciudad, que durante el siglo XVIII le permitió contar con uno de los puertos más importantes de Europa. Una forma diferente de visitar Burdeos es tomando la perspectiva que el río ofrece. Para ello sólo tienes que acercarte al puerto de la Luna, y coger uno de sus cruceros. Entre las múltiples opciones que hay, recomendamos la que ofrece la posibilidad de catar vinos de la zona y picar algo, mientras se disfruta de las vistas.
5. Dejarse inspirar por su oferta museística
Los amantes del arte no deben perderse la visita al Museo de Bellas Artes, del que destaca su colección de pinturas holandesas. En el caso de que lo tuyo sean las últimas tendencias del arte, entonces debes acercarte al CAPC Musée d’Art Contemporain, situado en un antiguo almacén de productos coloniales. El Museo de Artes Decorativas, ubicado en el Hotel de Lalande, ofrece la oportunidad de conocer cómo era la vida de la burguesía del siglo XVIII XIX a través de sus objetos decorativos: muebles, esculturas, cerámicas, grabados, cerámicas, cuberterías y cristalerías.
6. Disfrutar de la naturaleza en alguno de sus parques
Burdeos cuenta con un buen número de parques donde tomar un respiro. El más destacado de todos es el Jardin Public (Jardín Público), situado en el corazón de la ciudad. Abierto en 1755, siguiendo la inspiración de Versalles, un siglo después sería rediseñado al estilo inglés. Cuenta con un carrusel antiguo que hará las delicias de los más pequeños.
7. Comer ostras en el mercado
Si tienes la posibilidad de viajar en fin de semana a Burdeos, entonces no dudes en acercarte por la mañana al Marche des Capucines. En este magnífico mercado, además de ver productos de primera calidad y de disfrutar de su buen ambiente, encontrarás paradas donde degustar ostras, marisco y pescado fresco.
Reserva aquí tu Vueling y comprueba por ti mismo todos los encantos que se esconden en Burdeos.
Texto de ISABELYLUIS Comunicación
Imágenes de SuperCar-RoadTrip.fr, Yann Chauvel, Bistro du Fromager
+ info