BARCELONA PARA FOODIES CON EL MORRO FINO
Sin lugar a duda, si buscas un destino foodie, Barcelona es el lugar. Pan con tomate (“pan tumaca” que lo llaman algunos para imitar la pronuncia catalana), tapas que son una bomba, bocatas deliciosos y rincones donde degustar un buen café… Todo eso, sin olvidar la cocina tradicional catalana e internacional.
+ info8 terrazas imprescindibles de Marrakech
La más top
La Mamounia es uno de los hoteles más míticos del planeta, donde se han hospedado actores, la realeza, políticos y un sinfín de rostros famosos. Con sus aires de palacio majestuoso y sus jardines imperiales de más de 8 hectáreas, es un enclave de ensueño que parece sacado de Las mil y unas noches. Aquí encontrareis lujo y esplendor en estado puro, un espacio dedicado a la gastronomía y a la coctelería y un trato exclusivo. Atreveos a cruzar su puerta, eso sí, elegid vuestras mejores galas para no parecer un bicho raro entre tanto glamour, y disfrutad de la terraza del bar, con vistas a un majestuoso oasis natural. La mejor hora para disfrutar de un cóctel (rondan los 15 euros, pero vale la pena el capricho) es cuando finaliza la tarde y la temperatura y luz del atardecer hacen aun más agradable este instante que enamorará a los más hedonistas.
La más popular
Una escalera roja empinada (agarraros a la barandilla para no tropezar y cuidado con la cabeza) lleva de la plaza Bab Ftouh a la azotea del edificio nº 21. Chez ZaZa es un garito popular y de buen ambiente, frecuentado por los marrakechíes. En su pequeña y colorida terraza podréis probar platos tradicionales sabrosos y bien presentados: pastilla de pollo, carnes a la brasa, tajines variados y ensaladas de verduras calientes condimentadas, por un precio medio que no llega a los 10 euros. De día, la terraza os permitirá descubrir desde arriba la divertida agitación del zoco; de noche, disfrutaréis de la puesta de sol sobre las azoteas de la Medina.
La más internacional
Si lo que buscáis es un paraíso en plena agitación, este es el lugar. El Palais Lamrani es un riad rehabilitado por una pareja de franceses que acoge a los visitantes en un entorno exclusivo. Los bonitos jardines de su patio interior son una de las más encantadoras terrazas de la ciudad, donde podréis disfrutar de una comida relajada, romántica y llena de encanto entre plantas y el agradable sonido de la fuente central. Sirven comida internacional y marroquí elaborada con productos frescos (la carta cambia cada semana). También podéis acudir a tomar un café, un cóctel o una copa. Este local es conocido como La Table du Palais y os enamorará.
La más auténtica
La plaza Jemaa-el-Fna se convierte cada noche, y especialmente los viernes, sábados y domingos, en un hervidero. Un inmenso escenario en el que se dan cita los autóctonos y los turistas para disfrutar de un rato festivo, escuchando y viendo los grupos de música y de danza folclórica; comprando ropa y todo tipo de objetos a los vendedores ambulantes; participando en familia en juegos improvisados; o rindiéndose con los cuentacuentos, encantadores de serpientes, curanderos... Pero también para pegarse el festín semanal entre amigos y familiares, alrededor de grandes mesas compartidas entre desconocidos. Hay decenas de puestos de comida donde probar especialidades nacionales como la cabeza de cordero a la barbacoa, entrañas a la brasa, sopa de legumbres, mariscos o repostería árabe. Pero ojo, aunque este lugar seduce por su buen ambiente y su autenticidad, requiere de un estómago todoterreno.
La más solidaria
La Asociación Amal es una organización sin ánimo de lucro que lucha por la integración profesional y la autonomía de las mujeres marroquíes que se encuentran en condiciones precarias. Su sede en Marrakech, en el barrio de Semlalia, sirve de escuela de hostelería a las mujeres que integran su programa, donde aprenden a cocinar y servir de forma profesional. Cuenta con una bonita terraza con jazmines y naranjos cuyas flores desprenden un perfume embriagador, donde probar creaciones marroquíes (mechoui, tajin, couscous…) y de inspiración internacional. ”Todo es casero menos el agua”, según explican. El precio es de 8 euros por persona.
La más famosa
El Hôtel de France es una auténtica institución en la ciudad. Desde su terraza, donde se dan cita locales y turistas, hay magnificas vistas panorámicas a la plaza Jemaa-el-Fna y al conjunto de la Medina. Sentaos aquí, sin prisa, y tomad uno de sus tés a la menta dulcísimos, mientras observáis con toda la tranquilidad el fascinante ambientazo de la plaza, acompañado del son de los tambores y de los cantos coránicos que suenan a la hora del rezo.
La más íntima
En esta terraza, con piscina y tumbonas incluidas, solo pueden acceder los huéspedes del Riad Abracadabra, tanto para desayunar como para tomar una copa o descansar. Y solo por ello vale la pena alojarse en este establecimiento cuyo interiorismo podría protagonizar una editorial de revista de diseño. Todo es paz y buen gusto. Una dirección imprescindible en plena Medina.
El más relajante
Frente a las Tumbas Saadíes, en un marco típicamente marroquí, la terraza del Café Kasbah es perfecta para disfrutar de una agradable comida al aire libre con vistas al impresionante Minarete de la Koutoubia. Simpática y cercana, la atención recibida en este local os dejará tan buen recuerdo como su gastronomía, simple, ligera y tradicional. El lugar ideal para hacer una pausa entre las distintas visitas a los lugares de interés cercanos: el palacio de la Bahía, el de El Badi, las Tumbas Saadíes o el barrio judío.
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Texto y fotos de Laia Zieger de Gastronomistas
+ infoRuta por la Menorca británica
No, no es que nos hayamos puesto el objetivo de persigáis a todos los británicos que viajan a la isla, que son unos cuantos, o visitar los locales que frecuentan, que seguramente daría para otro post, sino que lo que queremos es adentraros en una pequeña parcela del pasado de Menorca que ha dejado múltiples huellas en ella. Y es que esta isla balear además de bellas playas donde relajarse, tiene en su haber una situación estratégica en el mar Mediterráneo que bien le valió en el pasado ser la niña bonita codiciada por todos en el baile por el control comercial en el Mare Nostrum. Fenicios, griegos, cartagineses, romanos, vándalos, normandos, árabes, españoles, británicos y franceses lucharon por tener esta pequeña parcela en el mar.
En esta ocasión nos vamos a centrar en la corona británica que durante poco menos de un siglo, desde 1708 hasta 1802, que se firma el Tratado de Amiens, ocupó Menorca, y dejó buena impronta de ello en sus gentes, la arquitectura, la lengua, la gastronomía, entre otras muchas cosas.
Un primer aspecto que llama la atención es lapresencia de anglicismos en el menorquín,con palabras como fáitim(fight him- pégale), joques (joke- bromas), o fingles (fingers- dedos),o con expresiones como quatre mens i un boi (men, boy, para decir que había pocas personas), o fer un trinqui (drink,echar un trago).
La gastronomía es otro de los aspectos culturales de Menorca en los que ha quedado su huella. En las recetas más antiguas se usa la manteca de cerdo en lugar de aceite; uno de los postres típicos de la isla, la greixera dolça, no deja de ser una reinterpretación del pudding inglés; y la pomada, un de los combinados más populares de Menorca, presente en todas sus fiestas, contiene gin, la ginebra menorquina, que como bien habrás podido deducir, fue introducida por los británicos.
También son numerosos losrestos arquitectónicosrelacionados con la época de la ocupación británica y a los que os recomendamos acercaros en algún momento de vuestra visita a la isla. A continuación os hemos hecho una relación de algunos de los más relevantes:
Los alrededores del puerto de Mahón. Durante la estancia de los británicos en Menorca se realizó un especial esfuerzo en defender el puerto de Mahón mediante la construcción de una serie de fuertes y torres con los que protegerlo del enemigo. Es el caso del Fuerte de Marlborough, situado en la cala Esteve, al sur del puerto, construido entre 1720 y 1726 en honor a Sir John Churchill, duque de Marlborough. Hoy en día es un museo dedicado a la historia de Menorca y a la historia de Europa durante el siglo XVIII. No olvidéis recorrer su foso y disfrutar de las vistas de la zona histórica del puerto de Mahón.
También ubicado en la orilla sur de la bocanada de acceso al puerto se encuentrael castillo de San Felipe, construido en el siglo XVI por los españoles para protegerse de los turcos, y tras la ocupación británica su exterior sería reforzado. Lo que llama la atención en la visita a este monumento son sus galerías subterráneas, un auténtico laberinto de pasillos que sirvió de refugio tanto a españoles como a británicos de los ataques del enemigo.
Muy cerca del castillo de San Felipe está la población de Es Castell que fue fundada por los británicos en 1771, siendo bautizado con el nombre de Georgetown. Construida siguiendo un trazado ortogonal, destaca su gran plaza de la Explanada en la que se encuentra el ayuntamiento. Con la vuelta de los españoles a la isla, sería rebautizado como Villacarlos, en honor a Carlos III.
Por último, en el puerto de Mahón está situada la isla del Rey, también conocida como The Bloody Island, (La Isla Sangrienta) ya que fue en ella en la que desembarcó el rey Alfonso III en 1287 camino de la conquista de Menorca a los musulmanes. Además de los resto de una iglesia paleocristiana, están los del hospital militar construido por los británicos.
El camino d’en Kane. Sir Richard Kane gobernó Menorca durante los dos primeros períodos de la ocupación británica. Entre las múltiples medidas que tomó está la construcción de un camino comunicando Mahón con Ciutadella. En la actualidad queda el tramo que une Mahón con Mercadal. Os recomendamos recorrerlo, a poder ser en bicicleta, y disfrutar del paisaje del interior de la isla. En el camino encontraréis un pequeño obelisco en homenaje a la labor de Sir Richard Kane.
Torres de vigilancia. Son múltiples las torres construidas por los británicos con el objetivo de alertar de la llegada del enemigo. La más grande de todas es la Torre de Fornells, pero encontrarás muchas otras en el perímetro de la isla: la Torre des Castellar (Ciutadella), la Torre de Sa Mesquida, la Torre Cala Molí (Mercadal), etc.
Por último lugar, y siguiendo con la estela británica, os recomendamos dos casas de estilo colonial donde podréis hospedaros: el Hotel Son Granot, construido en 1712, y con unas vistas magníficas al puerto de Mahón, y el Hostal El Almirante, de 1809, situado en Es Castell.
Te animamos a que entre cala y cala aproveches para ir en busca del pasado de la isla, ¡consulta tu Vueling a Menorca aquí!
Texto de Los Viajes de ISABELYLUIS
Imágenes de jorapa , Fundació Destí Menorca
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Bienvenidos a Bergreen
Como prueba tenemos su reciente consideración como nueva capital vegetariana mundial según la prestigiosa revista gastronómica Americana Saveur. A los berlineses les encanta la vida verde. Protegen como pocos sus parques y jardines y, si pueden, continúan expandiéndolos todo lo que pueden. En los últimos tiempos han dejado claro que están abiertos a nuevas formas de proceder con tal de conseguir que en la ciudad se respete aún más el medio ambiente.
Los parques públicos son prácticamente una extensión de la sala de estar, sobretodo durante el verano que son tomados para celebrar todo tipo de actividades outdoor. Cada árbol está protegido y quien no tiene su propio huerto familiar puede unirse a cualquiera de las iniciativas que favorecen la proliferación de huertos colectivos. Y es que Berlín es también una ciudad enamorada de las tendencias ambientales. Para muchos berlineses, el bicicleta ha sustituido al coche como un símbolo de estatus. En los talleres de bricolaje, los berlineses están aprendiendo a hacer sus propios muebles y ropa, huyendo de esta manera de la producción industrial en serie, mucho más nociva para la conservación del medio ambiente. Y no pocos siguen la premisa LOHAS, siglas del ifestyle of health and sustainability, que quiere decir "estilo de vida saludable y sostenible". El berlinés actual es pues una persona que disfruta de los placeres de la vida, mientras se alimenta a base de una dieta sana, y toma decisiones sostenibles en su consumo.
La capital de la comida saludable
No solo lo decimos nosotros, sino que la prestigiosa revista gastronómica norteamericana Saveur acaba de otorgar a Berlín el premio “Saveur Good Taste Award” a la mejor ciudad vegetariana del mundo. Y es que, a nivel gastronómico, la ciudad es mucho más que currywurst y kebabs. Está claro que hay que alabar a la gastronomía berlinesa por su desarrollo reciente. Cualquier gourmand te lo dirá, y no por que sí, ya que son alrededor de 30 restaurantes veganos y un total de 300 vegetarianos y puestos de comida ambulante los que conforman este entramado de comida saludable.
Quedan reconocidos pues los cambios en la escena gastronómica de Berlín. La oferta vegetariana de alta gama ha superado a la oferta centrada en carne que tradicionalmente ha tenido mucho peso. El devenir de los últimos años, con gran protagonismo de la inmigración, cuyas tradiciones culinarias han contribuido significativamente en la nueva variedad de oferta vegetariana y vegana.
Restaurantes vegetas que tienes que probar
La cocina vegetariana ha llegado al centro de la escena culinaria de Berlín. Por ejemplo, Cookies Cream es uno de los más conocidos por su exclusividad y por marcar tendencia dentro de los restaurantes vegetarianos. En 2014 fue incluido en Gault Millau, la mejor guía sobre la nouvelle cuisine del mundo. El menú aquí te puede salir por unos 39 euros, e incluye maravillas como la Lasaña de patata crujiente de Cerdeña con champiñones marinados a base de queseo suizo de trufa, kohirabi picado –variedad de col- y rábano. El restaurante de comida innovadora vegatariana Lucky Leek es otro referente berlinés. Además, no hace mucho que ha sido incluido en la prestigiosa Guía Michelin. Los miércoles, jueves y domingos se sirve a la carta, y los viernes y sábados solamente sus menús completos. Además, un número creciente de chefs, como los del restaurante Nobelhart & Schmutzig, usan ingredientes orgánicos y cultivados localmente. Incluso los puestos de venta ambulante de comida rápida están ofreciendo pinchos vegetarianos. Más información en visitBerlin.com.
En definitiva la tendencia vegetariana está en consonancia con un nuevo movimiento mucho más complejo, el cual se sustenta en el pilar de la sostenibilidad. De ahí que cada vez haya una mayor demanda de tejidos orgánicos, y que la moda por la gastronomía vegetariana y los proyectos de cocina social se extiendan. Un ejemplo es la inminente inauguración Restlos Glücklich, que usará excedente de comida para la elaboración de su carta. Se trata de un nuevo concepto de negocio mucho más responsable con el medio ambiente y la sostenibilidad. La materia prima de su cocina son productos todavía frescos que por las razones que sea ya no se pueden vender (proximidad de fecha de caducidad, excedente que no se puede almacenar…). Este hecho hace que el menú sea cada día distinto ya que se cocina en función de los alimentos que se disponga ese día. Además de alimentar al comensal, se pretende ofrecer una concienciación. El local además ofrece clases de cocina y actividades para niños.
Para dormir
Y puestos a completar una experiencia verde, nada mejor que pasar la noche en NH Collection Berlin Friedrichstrase. Se trata de un hotel eco-friendly,que tiene en cuenta el impacto positivo en el medio ambiente a través de su consumo energético. Y ¿cómo consigue reducir la huella de carbono en el medio ambiente? Pues reduciendo el consumo energético a través de bombillas que consiguen ahorrar hasta un 29,3% y disminuyendo el consumo de agua hasta un 29,5%.
¿A qué esperas para descubrir Bergreen? Consulta nuestros vuelos aquí.
Texto de ISABELYLUIS Comunicación
Imágenes de Restlos Glücklich, Cookies Cream, Lucky Leek, Nobelhart & Schmutzig, Restlos Glücklich
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