Aviñón cultura más allá de un puente
Nunca un puente tuvo tanta fama como el de Aviñón, protagonista de una de las canciones populares infantiles más conocidas de Francia. De hecho, este tema se ha versionado en casi todos los idiomas (los guías de esta ciudad se la saben hasta en japonés) por lo que no es de extrañar que cualquiera que llegue al maltrecho Puente de Saint Bénezet entone esta canción o incluso la baile. Esta ciudad provenzal tiene en esta construcción, destruida en dos ocasiones por las crecidas del Ródano, uno de sus máximos emblemas y un perfecto embajador, ya que le ha dado fama universal.
Aparte de su puente, Aviñón, situada a una hora en coche desde Marsella, es una ciudad histórica ya que fue capital de la cristiandad y enclave protagonista de uno de los mayores cismas de la Iglesia católica. Fruto de esta época es su imponente palacio de los Papas, el mayor palacio gótico que se conoce, y testigo durante el siglo XIV de un floreciente renacimiento cultural y económico con la llegada de banqueros, artistas y escritores de toda Europa (Petrarca fue uno de ellos) que querían estar cerca de la órbita papal.
Tuvieron que pasar más de cinco siglos para que Aviñón se convirtiera de nuevo en un polo intelectual de referencia. En el año 1947 nació el Festival de Aviñón, el más antiguo y célebre en Francia dedicado al teatro y las artes escénicas, y uno de los de más raigambre en Europa. Este año se celebra la edición número 70 y tendrá lugar del 6 al 24 de julio en más de 30 emplazamientos.
Aunque el acontecimiento que quizás ha marcado un antes y un después en la agenda de eventos de Aviñón fue su designación en el año 2000 como Capital Europea de la Cultura. La población más importante del departamento francés de Vaucluse, en la nueva región de Provenza-Alpes-Costa Azul, vivió entonces un resurgimiento cultural que se reflejó en el nacimiento de la colección Lambert, Museo de Arte Contemporáneo, creada en el mismo año 2000 a partir de la donación histórica del comerciante y coleccionista Yvon Lambert. Su compilación es admirable y muy completa ya que cuenta con muestras permanentes con trabajos de Jean-Michel Basquiat, Sol LeWitt, Douglas Gordon, o del siempre polémico fotógrafo Andrés Serrano, entre otros artistas, además de numerosas exposiciones temporales.
Aviñón en total cuenta con diez museos, siendo algunos de los más destacados el Petit Palais, que luce una importante colección pictórica medieval; el Museo Calvet, de bellas artes; el Museo Angladon, dedicado al impresionismo; o el de Vouland, especializado en artes decorativas. También tiene una ópera-teatro, un parque de exposiciones, y algunos equipamientos singulares como La FabricA, un lugar en el que diferentes compañías teatrales preparan sus actuaciones para la siguiente edición del Festival de Aviñón.
El arte también está presente en el Mercado de Les Halles decorado con un impresionante jardín vertical creado por el artista Patrick Blanc, un lugar ideal en el que comprar productos frescos y especialidades provenzales en sus más de cuarenta comercios.
No queremos acabar este artículo sin antes recomendaros algunos lugares donde se come de rechupete en Aviñón (o Avignon a la francesa): uno es la Maison Fogasses, un maravilloso palacete que ofrece un exquisito menú diario por unos veinte euros elaborado con productos de proximidad, y el otro es el Restaurante LE 46 especializado en cocina francesa con toques mediterráneos.
Aviñón es un destino perfecto para hacer una escapada desde Marsella. Puedes consultar los vuelos a Marsella aquí.
Texto de Tus Destinos
Imágenes de Tus Destinos, Avignon-Tourisme (C.Rodde)
+ infoIrresistible Turin
Capital de Piamonte, Turín es la primera capital histórica de Italia desde su unificación en 1861. Las encantadoras colinas verdes que rodean la ciudad fascinan a todo tipo de turistas. Por su privilegiada situada en el corazón de Europa, es fácil llegar a Turín, lo que la convierte en un destino perfecto para una escapada, así como una parada ineludible si te encuentras realizando un recorrido por Piamonte o Italia.
Museos para todos los gustos
Descubrirás lo sorprendente de la ciudad con sus más de 40 museos que abarcan desde la historia antigua a las artes contemporáneas, desde las ciencias naturales y ambientales hasta el “séptimo arte”, desde la historia del automóvil hasta la historia de la cultura culinaria. “Mole Antonelliana” – el edificio que constituye el símbolo de la ciudad, con sus 167 metros de altura- alberga el Museo del Cine. O el Museo Egipcio, con la puesta a punto que le realizó el oscarizado escenógrafo Dante Ferretti, sólo superado en importancia por el Museo Egipcio de el Cairo.
Lingotto, la antigua fábrica de FIAT, alberga la Pinacoteca Giovanni y Marella Agnelli, con obras de un valor inestimable de Canaletto, Modigliani, Balla y Matisse. Los amantes del arte del siglo XIX y el arte contemporáneo deben sin duda visitar el GAM – la Galería y arte Moderno y Contemporáneo Castillo de Rivoli. Y por último, pero no menos importante, es imprescindible una visita al Museo Nacional del Automóvil.
Residencias Reales. “Corona de las Delicias”
La dinastía de la Casa Saboya dejó magníficas residencias reales que forman parte del Patrimonio de la Humanidad conferido por la UNESCO. El Palacio Real y el Palacio Madama, que flanquean la majestuosa Piazza Castello, el castillo de Valentino, construido en el río Po, y algunos otros castillos que encontramos en los límites de la ciudad forman la “Corona de las Delicias”. Entre ellos, algunos de los más significativos son el Palacio Real de Venaria, los parques y jardines que rodean La Mandria y la residencia de caza Stupinigi.
¿Qué probar en Turín?
Un viaje a Turín es también viaje a través de la cultura alimentaria. El aperitivo aquí es una costumbre muy extendida: una copa de vino o un cóctel acompañan siempre a los aperitivos, las degustaciones o ensaladas. Aunque sea en alguno de los nuevos bares de moda, esta costumbre tiene un origen antiguo. Ten en cuenta que fue en Turín donde nació el vermut en 1757 y que todavía Martini & Rossi conserva su sede principal cerca de la ciudad.
Los cafés históricos, con ambiente de época, son lugares muy hermosos con tiendas de delicatessen en las que degustar productos como el Bicerin, la bebida tradicional de Turín elaborada a base de café, chocolate y crema – chocolate caliente con crema-, el sabayón -con sabor a licor-, y el “Gianduiotti” – elaborado a base de chocolate con avellanas-.
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+ infoLes Calanques una joya a las puertas de Marsella
Los marselleses están de suerte. A pesar de residir en la que es la segunda ciudad más poblada de Francia –la primera es París-, con las consecuencias que ello supone, tienen prácticamente a sus pies un pequeño remanso de paz en forma de espacio natural que recorrer a pie o en kayak, o en el que darse algún que otro chapuzón en verano. Alguna ventaja tenía que tener estar situados a los pies del Mediterráneo.
El lugar al que nos referimos y al que te recomendamos acercarte y experimentarlo en primera persona es el magnífico Parque Nacional de Les Calanques. Este espacio natural empieza pasado el Puerto de la Pointe Rouge, situado al sur de Marsella, y se extiende unos 20 kilómetros a lo largo de la costa mediterránea hasta llegar al pequeño puerto pesquero de Cassis. Pero, ¿cuál es la clave de su secreto?
Les Calanques está formada por una serie de macizos graníticos y calcáreos cuya erosión ha dado lugar un sinuoso perfil de la costa, con marcadas entradas hacia el interior y numerosos acantilados. El resultado final son una serie de pequeñas calas -calanque en español significa cala, de ahí la nomenclatura de la zona-, a las que algunas de ellas sólo se puede acceder por mar. La aridez del terreno, en el que apenas hay vegetación o es de pequeño tamaño, consecuencia del caluroso clima mediterráneo y de la calidad del terreno, contrasta con el turquesa del agua del mar.
Así pues, el que se aventure a Les Calanques encontrará un espacio magnífico donde realizar senderismo recorriendo la costa en busca de sus bellas calas. También hallará un lugar perfecto para la práctica de la escalada gracias a la presencia de acantilados de piedra donde poner a prueba la destreza ascendiendo paredes.
Por si fuera poco, la parte protegida de este parque natural y el interés del mismo se amplia por el mar, debido a la biodiversidad que podemos encontrar en sus aguas, con un buen número de especies, lo que a su vez lo convierte en un destino muy atractivo para los aficionados al submarinismo.
Aspectos a tener en cuenta antes de realizar la visita
Antes de aventurarnos a realizar una excursión de Les Calanques, tenemos que tener en cuenta de que al tratarse de un entorno protegido, el acceso al mismo está limitado dependiendo de la época del año que sea. El verano es el periodo más sensible para este área, ya que es cuando mayor peligro de incendio hay, de ahí que el acceso de coches esté prohibido, e incluso esté controlado el acceso a pie. Así pues, si no podemos visitar este parque en primavera u otoño, que son las mejores estaciones para adentrarse en él, lo mejor es planear bien el viaje y tener en cuenta que deberemos pagar aparcamiento para dejar el coche y caminar bajo el sol del verano. No olvidéis llevar buen calzado, sombrero y agua.
Entre las calas numerosas calas que encontrarás en este tramo de la costa, las más populares son la Calanque de Port-Miou, la de Port-Pin, la d’En-Vau y la de Morgiou, que son las más cercanas a Cassis, y a las que llegarás en una agradable paseo por la costa. La Calanque de Sormiou también está entre las más visitadas y es la de mayor tamaño.
Tampoco olvidemos aprovechar la ocasión para visitar Cassis, con su pintoresco puerto en el que destacan las pequeñas barcas de pescadores y las casas llenas de colorido. No en vano pintores de la talla de Signac o Derain se quedaron prendados de su luz y color.
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Texto de Los Viajes de ISABELYLUIS
Imágenes de Frédérique Voisin-Demery, Amanda Snyder, Thomas Barthelet, maarjaara
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Los pueblos blancos de Andalucía
Una de las rutas clásicas para conocer la esencia de Andalucía es la de sus pueblos blancos, que transcurre por unas 20 poblaciones de las provincias de Málaga y Cádiz.
Tradicionalmente, las casas en Andalucía se han pintado o encalado de blanco para evitar, en la medida de lo posible, las altas temperaturas del verano andaluz. Esta manera de aliviar el calor, junto al cariño que ponen sus habitantes para engalanar calles, plazas y balcones con flores y plantas, convierten a estos pueblos en pintorescas postales.
La ruta de los pueblos blancos se adentra por zonas de especial belleza y entornos naturales como el Parque Natural de la Sierra de Grazalema -Reserva de la Biosfera-. Lo ideal es intentar visitar el conjunto de bellos pueblos, ya que cada uno de ellos posee sus atractivos y características peculiares. Pero si sólo dispones de dos o tres días, hay algunas paradas que, a nuestro entender, son de principal interés.
Arcos de la Frontera es una de las poblaciones más habituales para dar inicio a la ruta,ya que se encuentra cerca de Cádiz y del aeropuerto de Jerez, mientras que la bella Rondasería el punto final natural. En Arcos de la Frontera se puede admirar la Basílica de Santa María desde la plaza del Cabildo y continuar con un paseo por sus empinadas y estrechas calles con fachadas barrocas esparcidas por el pueblo, hasta las murallas del Castillo de Los Duques.
Otra de las poblaciones que conviene no pasar por alto es la de El Bosque. Se encuentra a los pies de las montañas, iniciando el tramo de la Sierra. Es un buen lugar para recoger información en el Centro Turístico del Parque Natural de Grazalema y excelente zona para la práctica del trekking.
Aunque requiere un pequeño desvio, Ubrique es una parada que vale la pena. Es la ciudad de la marroquinería, en la que hacerte con una buena pieza de piel curtida al uso de la tradición árabe.
Por el camino, encontramos otras poblaciones que no pertenecen en sí a la ruta oficial, pero que merecen ser visitados. Por ejemplo el tramo hasta Benmahoma, que pasa entre bosques de pinos y eucaliptos y cuya cima recompensa con vistas extraordinarias. Antes de llegar a Ronda, no podemos dejar de visitar localidades como Zahara de la Sierra, Alcalá del Valleo y Setenil de las Bodegas, con sus casa excavadas en la montaña y a lo largo del río.
Ronda, la Ciudad Soñada -como la llamó el poeta Rilke-, es el destino habitual para finalizar la ruta; una ciudad milenaria y asentada sobre una meseta de piedra. Vale la pena pasear con calma para apreciar todos sus rincones y obras monumentales. Conserva rasgos de su pasado árabe, al ser uno de los últimos bastiones árabes previos a la Reconquista, que se plasman en la llamada Ciudad o antigua Medina árabe, a orillas del Guadalevín.
Se encuentra dividida por una gargánta de más de 100 metros sobre El Tajo y cruzada por 3 hermosos puentes. El principal, data del siglo XVIII y es el monumento más emblemático de la ciudad.
A parte del interés cultural, esta joya arquitectónica andaluza, cuenta con muchos restaurantes en los qeu desgustar las rícas recetas y prouctos de la Serranía.
Imagen Zahara de la Sierra de Grez | Olvera por Tomas Fano | Villaluenga por El Pantera
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