De playa en playa por el Camí de Cavalls
Para qué negarlo, uno de los principales motivos que nos suele llevar a desplazarnos hasta tierras menorquinas, aunque no el único, son sus magníficas playas. Las hay para todos los gustos y para todo tipo de público: de aguas cristalinas y fina arena, de arenas rojizas, rodeadas de pinares, recónditas y pequeñas, de fácil acceso, para los que viajan con niños, para los más aventureros...
Una forma alternativa de recorrer este pedacito del Mediterráneo en busca de sus playas es empleando el conocido como el Camí de Cavalls (Camino de Caballos), un sendero que rodea la isla y que permite bordear su costa de cabo a rabo disfrutando de unas espectaculares y cambiantes vistas según la zona en la que nos encontremos. En sus 185 kilómetros de recorrido no sólo te toparás con todo tipo de playas, sino que también te encontrarás con zonas de pasto y cultivo, con bellos y refrescantes pinares, con acantilados vigilados por faros, con antiguas torres de vigilancia, con tramos urbanos, y lo más importante, con toda la magia que te puedas imaginar.
Los orígenes del Camí de Cavalls son inciertos. Sí que se sabe que en el siglo XIV ya existían algunos de los tramos, y que la necesidad de defender la isla de posibles invasiones y de los piratas llevó a la construcción de torres defensivas en puntos estratégicos y a trazar un camino que permitiese rodear y comunicar la totalidad de la isla. Durante el siglo XX entraría en desuso, padeciendo un notable deterioro. Desde el año 2000, que se promulgó la “ley del Camí de Cavalls”, éste ha sido recuperado, se ha arreglado y señalizado, convirtiéndose en todo un atractivo para los isleños y los turistas, desde el que se puede disfrutar de la isla desde su máximo esplendor y variedad paisajística.
La mejor época del año para aventurarse a inspeccionarlo es en primavera y otoño, ya que las temperaturas son más amables y encontrarás un menor volumen de personas transitando por él. La mejor forma de hacerlo es andando, aunque hay numerosos tramos por los que puedes desplazarte cómodamente en bicicleta, e incluso hay quienes se aventuran a hacerlo con el animal que le dio el nombre, a caballo. Lo hagas de una forma u otra, sí que hay que seguir siempre una serie de recomendaciones básicas, como la de llevar la cabeza cubierta para protegerse del sol, e ir provisto de agua y comida, pues no en todas las calas y playas del camino encontrarás un chiringuito donde reponer energías, por no decir que fuera de la temporada alta lo más probable es que estén cerrados.
El Camí de Cavalls está dividido en veinte etapas, siendo las del norte las que mayor dificultad ofrecen, pues el terreno es más árido, y siendo las del sur las más apropiadas para los que viajan en familia.
Etapa 1: Mahón - Es Grau
Duración: 3 h, 30 min, Distancia: 10 km, Dificultad: Media
Etapa 2: Es Grau - Favàritx
Duración: 3 h 30 min, Distancia: 8,6 km, Dificultad: Media
Etapa 3: Favàritx - Arenal d'en Castell
Duración: 5 h, Distancia: 13,6 km, Dificultad: Media
Etapa 4: Arenal d'en Castell - Cala Tirant
Duración: 4 h, Distancia: 10,8 km, Dificultad: Fácil
Etapa 5: Cala Tirant - Binimel·là
Duración: 4 h, Distancia: 9,6 km, Dificultad: Media
Etapa 6: Binimel·là - Els Alocs
Duración: 5 h, Distancia: 8,9 km, Dificultad: Difícil
Etapa 7: Els Alocs - Algaiarens
Duración: 4 h 30 min, Distancia: 9,7 km, Dificultad: Media
Etapa 8: Algaiarens - Cala Morell
Duración: 2 h 10 min, Distancia: 5,4 km, Dificultad: Media
Etapa 9: Cala Morell - Punta Nati
Duración: 3 h, Distancia: 7 km, Dificultad: Fácil
Etapa 10: Punta Nati - Ciudadela
Duración: 4 h, Distancia: 10,5 km, Dificultad: Fácil
Etapa 11: Ciudadela - Punta de Artrutx
Duración: 5 h, Distancia: 13,2 km, Dificultad: Fácil
Etapa 12: Punta de Artrutx - Cala en Turqueta
Duración: 5 h, Distancia: 13,3 km, Dificultad: Media
Etapa 13: Cala en Turqueta - Cala Galdana
Duración: 2 h 30 min, Distancia: 6,4 km, Dificultad: Fácil
Etapa 14: Cala Galdana - Sant Tomàs
Duración: 4 h 30 min, Distancia: 10,8 km, Dificultad: Media
Etapa 15: Sant Tomàs - Son Bou
Duración: 2 h 30 min, Distancia: 6,4 km, Dificultad: Fácil
Etapa 16: Son Bou - Cala en Porter
Duración: 3 h 30 min Distancia: 8 km, Dificultad: Media
Etapa 17: Cala en Porter - Binisafúller
Duración: 4 h 30 min, Distancia: 11,8 km, Dificultad: Fácil
Etapa 18: Binisafúller - Punta Prima
Duración: 3 h 30 min, Distancia: 8,1 km, Dificultad: Fácil
Etapa 19: Punta Prima - Cala de Sant Esteve
Duración: 2 h 40 min, Distancia: 7,3 km, Dificultad: Fácil
Etapa 20: Cala de Sant Esteve - Mahón
Duración: 2 h 20 min, Distancia: 6 km, Dificultad: Fácil
Ahora que ya conoces este importante elemento del patrimonio histórico y cultural de Menorca, coge tu Vueling y ¡anímate a recorrerlo!
Texto de Los Viajes de ISABELYLUIS
Imágenes de Franco Vannini
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Regreso al pasado
Dornbirn es una ciudad del distrito de Dornbirn en el estado federado de Vorarlberg, en Austria. Está situada al sur de Bregenz, cerca de las fronteras con Suiza, Alemania y Liechtenstein. El río Dornbirnerach atraviesa la ciudad antes de desembocar en el Lago de Constanza. Dornbirn es la mayor ciudad de Vorarlberg, siendo un importante enclave comercial. Alberga el centro regional de la ORF (Radio Televisión Austriaca), la escuela de ciencias aplicadas (Fachhochschule) de Vorarlberg y otras instituciones. La ciudad fue un centro importante de la industria textil hasta su declive en la década de 1980.
El Martinimarkt (Mercado de San Martín) de Dornbirn es uno de los más importantes de toda Austria. En él participan expositores, escuelas, clubes y restaurantes de toda la comarca. La gracia de este mercado es su fuerte componente nostálgico, ya que aquí todo el mundo se disfraza como si estuviéramos a principios del s. XIX. Este año el lema es “compartir”, y es que dice la leyenda que San Martín compartió su capa con un mendigo. Por eso, los comerciantes ofrecen a los visitantes productos regionales o elaborados de forma casera. Además los clubs y escuelas presentan ofertas especiales ese día y también organizan talleres gratuitos de productos hechos a mano o reciclados. El Martinimarkt, como en ediciones anteriores se ubicará en el centro de la ciudad convirtiéndose en un inmenso escenario donde se da lugar esta singular representación multitudinaria.
La jornada
El día empieza temprano. A las 08.45 h. todo el mundo se concentra en la torre del reloj. Allí se ofrece café gratis junto a la plaza del mercado. Los comerciantes dan así, la bienvenida a los visitantes. A las 10 horas, el alcalde, ataviado con traje de época, oficializa la apertura del mercado con un discurso desde las escaleras de la Casa Roja.
A partir de aquí, lo suyo es dejarse llevar entre los puestos, o simplemente quedarse en un punto fijo observando a la gente pasar. Es como viajar en el tiempo, a los días en los que la palabra “motor” significaba tan poco como “iPhone 7”. Aquí encontrarás de todo, pero también podrás probar de todo. A nivel gastronómico, lo que triunfa es la cocina casera tradicional: café,käsfladen (tipo de pan aplastado con queso típico de la región), caldo con fideos, buñuelos de manzana, albóndigas de patata, etc. A nivel de ocio hay una pista de baile en la que se puede bailar música tradicional con una banda que parece salida de una novela romántica, y los niños se lo pasarán de fábula en la feria de atracciones antiguas. Aunque uno de los juegos que más éxito cosecha es la rueda de la fortuna, cuya recaudación siempre se destina a una buena causa.
Cenar y dormir
Después de una jornada cargada de emociones, a uno se le empiezan a cargar las piernas cuando entra la tarde. El mejor consejo, llegados a este punto es volver a recuperar fuerzas con una buena cena. Aquí van algunas recomendaciones en la fascinante Dornbirn.
1.Rotes Haus
Y si quieres conocer la comida local en todo su esplendor, nada mejor que el Rotes Haus. Este restaurante es un clásico de la ciudad. Además se encuentra justo en la plaza del mercado, así que mejor emplazamiento imposible. Cuando estuvimos nos pedimos un consomé con panqueque (especie de crepe de tradición sudamericana) con hiervas locales ralladas y escalope empanado de carne de ternera con patatas al perejil, servido con arándanos, y nos encantó este plato típico de la zona.
2. Zum Verwalter
En realidad se trata de un restaurante -hotel-boutique gourmet. El establecimiento es una hermosa casa de madera, que hará las delicias de los aficionados al interiorismo y al diseño, ya que todos las estancias están decoradas de forma independiente. Cada espacio es una historia. En la planta baja se encuentra el restaurante gourmet. Ciertamente se trata de unarara avis de la hostelería de la zona. Su restaurante siempre ha gozado de gran fama gracias a su cocina de fuerte influjo tradicional, que contrasta, eso sí, con su equipo joven. Sus productos son de mercado, de procedencia local. Con unas carnes se salen. El asado de ternera está espectacular.
3. Pasta Fresca da Giovanni
Sin duda es la mejor opción en cuanto a calidad/precio. Éste restaurante, se encuentra muy bien comunicado ya que está justo al lado de la carretera principal que atraviesa la ciudad, en la calle Stadtstrasse. El espacio es muy reconfortante, muy poco recargado a nivel decorativo. Os recomendamos que pidáis pasta de la casa, puesto que está elaborada por ellos mismos. Los raviolis rellenos de ciruelas y patatas de fondue de queso son insuperables.
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Texto de ISABELYLUIS Comunicación
Imágenes de Jerey Keith, Pasta Fresca da Giovanni, Zum Verwalter
+ infoDos días en Munich
El Englischer Garten es el parque más grande de la ciudad y como hacía muy buen tiempo nos decidimos a pasar allí la mañana como buena parte de los muniqueses. Al inicio hay un puente sobre el río Eisbach en el que los surfistas aprovechan la fuerte corriente y las olas que se producen para practicar el deporte. Es muy entretenido observarlos y ver como se organizan y respetan sus turnos para lanzarse a hacer piruetas.
El parque tiene grandes explanadas y otras zonas arboladas surcadas por riachuelos con lo que es muy relajante pasear por allí e ir cruzando los puentes. En medio del Englischer Garten se encuentra el Biergarten de la Torre China. En los biergarten la gente puede llevarse su propia comida de casa pero como no llevábamos nada compramos salchichas en un puesto.
Seguimos paseando por el parque y nos dirigimos a una de las salidas laterales. Allí nos encontramos con otro pequeño biergarten que nos llamó mucho la atención porque en su terraza habían plantado las cabinas de unos teleféricos y en su interior se podía tomar el café. Nos pareció una idea muy original.
Cogemos la calle Hohenzollernstraße; queremos ir a un local que nos han recomendado Laurel Robbins de monkeysandmountains.com. Se trata del restaurante en el que preparan patatas con más rellenos de los que te puedas llegar a imaginar. La calle Hohenzollernstraße tiene muchas tiendas de todo tipo: diseñadores de ropa, anticuarios, zapaterías… En Lili & Milou tienen un escaparate con ropa y juguetes para niños muy colorido.
Lamentablemente Kartoffelhaus estaba cerrado, seguramente porque nos habíamos entretenido un poco paseando por el parque. Aún no estábamos acostumbrados a los horarios de comida alemanes y a la hora a la que llegamos teníamos más posibilidades de cenar que de comer.
Por suerte muy cerca encontarmos un sitio que nos gustó mucho, el Schwabinger Wassermann en la calle Herzog 82. Nos hacia gracia también que estuviera en la calle dedicada al director y productor de Múnich, Werner Herzog, porque somos muy fans de sus películas. Este hombre volvía locos a todos los miembros de su equipo con su fuerte carácter. En Fitzcarraldo hizo mover un barco de vapor de 320 toneladas por una colina sin usar efectos especiales.
Como no conocemos muy bien el significado de los nombres alemanes de la carta, pedimos un plato tailandés por señas, como el que se estaba comiendo la chica de la mesa de al lado. Tenía muy buen aspecto y resultó ser muy picante pero buenísimo.
Podéis ver en la foto que el plato se servía con una guindilla roja. Una cosa que tendremos en cuenta la próxima vez que comamos algo con guindilla es vigilar de no tocarnos el ojo después de manosearla. El picor en el ojo es el mismo que en la lengua con el agravante de que no puedes beber nada para aliviarlo.
Al día siguiente nos decimos a visitar el centro de la ciudad. La plaza Marienplatz es el centro de Múnich con su impresionante ayuntamiento, la Peterskirche y la Frauenkirche, con las cúpulas de sus torres de un característico color verde.
El mercado de Viktualienmarkt se encuentra muy cerca del centro histórico y es un espectáculo para la vista que te hace parar en cada puestecillo. En uno de los laterales están las carnicerías con todo los tipos de salchichas alemanas y sus deliciosas carnes ahumadas. Rodeando el palo de mayo de la plaza se encuentran el resto de puestos con sus productos, frutas, verduras, quesos y adornos navideños, muy bien colocados.
El puesto más concurrido de todo el mercado era una pequeña cabaña de madera en la que servían Glühwein Haferl, vino caliente con canela y limón en unas tacitas de cerámica muy navideñas. Con la mano en el corazón tenemos que decir que el primer sorbo de ese brebaje nos supo a rayos pero que le vas cogiendo el gustillo a medida que vas bebiendo y, además, te hace entrar en calor.
Continuamos hasta Vits en Rumfordstraße 49, una deliciosa cafetería que nos había recomendado Laurel. Dice que sirven el mejor café de toda la ciudad y ¡no le falta razón!
De todas las cervecerías que hay en Múnich, nos habían recomendado no ir a la famosa Hofbrauhaus; no es la más frecuentada por los alemanes porque es demasiado turística. De todos modos pasamos por delante un poco por casualidad y no pudimos resistir la tentación de entrar. Sentados en una de las mesas para compartir de la entrada veíamos como constantemente entraban grupos de turistas a una pequeña sala en la que los clientes habituales depositan su jarra de cerveza, que queda guardada bajo candado. Cuando estos clientes acuden al local, retiran la jarra, la limpian con un poco de agua. Es fácil distinguir a los clientes habituales porque acostumbran a ir ataviados con los característicos sombreros y trajes bávaros.
En Odeonsplatzse encuentra la cafetería Tambosi, una de las más antiguas de la ciudad. Ya empezaba a hacer un poco de frío y la gente se sentaba en la terraza, en la que estaban haciendo un concierto de música clásica, abrigados con unas mantas de color rojo.
Dicen que tocar las narices de los leones de la puerta de la Münchner Residenz, el que fuera palacio real de los reyes de Baviera, da buena suerte pero que este toque debe ser ligero, como de pasada. Si los tocas demasiado tiempo produce el efecto contrario. Así como este tipo de supersticiones normalmente sólo son seguidas por los turistas, os podemos asegurar que en este caso es la misma gente de Múnich la que sigue con más ahínco la tradición.
Múnich fue sede de los Juegos Olímpicos de 1972 y vale la pena acercarse a visitar su villa olímpica, la Olimpiastadion con su irregular cubierta acristalada.
Además de ofrecer espectáculos deportivos, el Estadio Olímpico de Múnich es escenario de numerosos conciertos y muchos de los artistas que han pasado allí han dejado su firma en cemento como si fuera el paseo de la fama de Hollywood. Puedes encontrar las de Metallica, Rem, Kiss, Genesis, Aerosmith, Bryan Adams, Carlos Santana o Roger Waters por citar algunos de los que recordamos. Es un paseo por la historia de la música moderna.
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Tallin la escapada perfecta antes de Navidad
El norte de Europa, con sus mercados y su decoración ad hoc, es un destino perfecto para todos aquellos que buscan impregnarse del espíritu navideño antes de celebrar las fiestas con la familia. Una de las ciudades cuyo mercadillo es digno de visita es Tallin, la capital de Estonia, que cuenta con uno de los núcleos medievales mejor conservados del Báltico. Su casco histórico, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco el año 1997, está rodeado por una muralla recia que ha sobrevivido a todas las guerras. ¿Alguna razón más para viajar a Tallin? Pues que cuenta con una de las fachadas marítimas más bellas del mundo y según Condé Nast Traveler va a ser una de las ciudades que va a triunfar en el 2017.What else?
Tallin fue un núcleo comercial de suma importancia cuando la Liga Hanseática dominaba todas las rutas por el Báltico y el Mar del Norte. Entonces era conocida con el nombre germánico de Reval y era tal su riqueza que se podía permitir el lujo de tener dos alcaldes y veinticuatro funcionarios municipales que trabajaban años alternos. Su centro histórico data de la época medieval y se vertebra alrededor de la plaza del Ayuntamiento donde está el símbolo de esta ciudad, el Viejo Tomás (Vana Toomas), una veleta que representa a un mercenario que lleva en una mano una espada, y en la otra una bandera. También destacan la iglesia de la Virgen María, de origen luterano, la de Domo, del llamado estilo gótico desnudo, o la catedral ortodoxa de Alexander Nevski, del año 1900, ubicada en la colina de Toompea. Daneses, alemanes, suecos, rusos y, por último, los soviéticos dejaron su impronta en la historia de Estonia. De esta última época destacan el cine, hoy uno de los centros de ocio más importantes de la ciudad, y la estructura de patios interiores que podemos encontrar por esta urbe báltica.
No podéis decir que habéis estado en Tallin si no habéis recorrido la calle de la Pierna Larga (Pikk jalg) y la de la Pierna Corta (Lühike jalg) y no os habéis parado a contemplar las increíbles e icónicas vistas de la ciudad desde el mirador de Patkuli desde donde se ven el mar, el puerto y la iglesia de Oleviste (San Olav). Tampoco seréis grandes conocedores de la capital de Estonia si no dais un paseo por el moderno barrio de Rotermanni o si no os reís cuando os explican cómo se llaman dos de las torres más conocidas de su inexpugnable muralla: “Mira a la cocina” y “Margarita la gorda”.
A los habitantes de Tallin les gusta la playa y una de las más concurridas en verano es la de Pirita (Brígida), de arena blanca, donde la gente se baña alegremente en las desabridas y frías aguas del Báltico donde se pueden pescar peces típicamente de río como el lucio. En esta zona se edificó la villa olímpica donde se alojaron los atletas que participaron en las pruebas de vela de las Olimpiadas de Moscú, en el año 1980.
Tallin y sus museos
Tallin es una ciudad en la que hay infinidad de zonas verdes y museos. En el parque Kadriorg encontramos el homónimo palacio que mandó construir para su esposa el zar Pedro I de Rusia. En su interior está el Museo de Arte Extranjero donde se pueden ver obras de artistas italianos, holandeses, alemanes y rusos, entre otros, de los siglos XVI al XIX. Cerca se ubica el Museo de Arte Kumu, uno de los edificios más modernos y originales de Tallin con estructura de piedra caliza y cobre que alberga exposiciones de todo tipo, ya sean permanentes o itinerantes.
Otros espacios culturales muy recomendables, sobre todo para las familias que viajan con niños, son el Museo Rocca al Mare, situado en un amplio parque forestal que cuenta con granjas de techos de paja de entre los siglos XVIII y XX, molinos, una iglesia de madera y una escuela, y donde se muestran cómo se vivía y trabajaba hace siglos, y el Museo Marítimo de Estonia, donde se pueden ver barcos y naves emblemáticas como el rompehielos Suur Tõll, el más grande de Europa que se conserva, el buscaminas Kalev o el submarino Lembit.
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Texto de Tus Destinos
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