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Róterdam, capital del cine

¿Qué tienen en común ciudades como Cannes, Berlín, Venecia, San Sebastián o Locarno? Pues que en todas ellas se realizan festivales de cine con mucha historia a sus espaldas que durante varios días ofrecen proyecciones y actos paralelos diseminados por toda su geografía que celebran el séptimo arte. Acudir a esas localidades cuando los certámenes están en marcha supone descubrirlas de otra manera. Escapar del lado más convencional y turístico, para vivir culturalmente la ciudad como un ciudadano más. A los enclaves antes citados habría que añadir Róterdam, famosa por tener, dentro de su área metropolitana, uno de los puertos marítimos más grandes del mundo. Ahora bien, más allá de ser un núcleo industrial y una capital futbolística -tiene tres equipos en la primera división holandesa: Feyenoord, Sparta y Excelsior-, Róterdam tiene el privilegio de acoger un festival de cine potentísimo que durante doce días convierte la ciudad en uno de los centros cinematográficos mundiales.

Esta edición del Festival Internacional de Cine de Róterdam (ese es su nombre oficial) se celebrará del 25 de enero al 5 de febrero de 2017, y su programación va encaminada al cine de autor, tanto europeo como internacional, y a los grandes nombres del cine independiente. Este año dedican una retrospectiva a Jan Němec, uno de los realizadores más importantes de la cinematografía checa, que falleció hace solo unos meses. Su figura será recordada con el rescate de sus filmes más conocidos y de su película póstuma, The Wolf from Royal Vineyard Street. Dentro de la sección oficial del festival, se podrán ver las últimas películas de Jim Jarmusch, Paterson y Gimme Danger, o la última y esperadísima cinta de Pablo Larraín protagonizada por Natalie Portman, Jackie.

El epicentro del festival está en De Doelen, un espacio con mucha historia situado en el centro de Róterdam que, dada su localización, te dejará tiempo para callejear y descubrir la ciudad entre película y película. De Doelen lleva en pie desde 1966, y actualmente es un centro de convenciones que funciona como la sede oficial de la Orquesta Filarmónica de Róterdam. El resto de cines que ofrecen proyecciones también se encuentran por el centro, en teatros con encanto como Oude Luxor y el Pathé Schouwburgplein. Estos espacios quedan relativamente cerca de algunos museos de la ciudad que merece la pena visitar, como es el caso del Maritime Museum, que repasa los diferentes aspectos y la importancia de la cultura de la navegación en el mar. Además de un recinto de exposiciones, dispone de un canal cerrado de agua en sus aledaños que ofrece todo tipo de actividades paralelas. El Museo Boijmans Van Beuningen, el espacio de arte estrella de Róterdam, con una colección de obras excepcional, el sueño húmedo de cualquier fan de la pintura, que reúne cuadros de Salvador Dalí, Tintoretto, Hubert van Eyck, Willem Heda y Pieter Bruegel, entre otros. Y no solo eso, el museo también apuesta por otras disciplinas artísticas (diseño industrial, instalaciones, graffiti), y exposiciones itinerantes que cambian cada mes. Por cierto, el Boijmans Van Beuningen está a un tiro de piedra del Museumpark, uno de los parques públicos más bonitos y uno de los pulmones de la ciudad.

El Festival Internacional de Cine de Róterdam, más allá de las películas y ciclos que hemos mencionado un poco más arriba, también ofrece una serie de proyecciones especiales que se salen un poco de lo normal. Una de las más sonadas es el día casi íntegro que el certamen dedica a los niños. Este año la cita será el domingo 29 de enero con una selección de películas que los más pequeños de la casa podrán disfrutar acompañados de sus padres. Más eventos que vale la pena destacar: las dos maratones de cortos que se celebrarán el 4 de febrero (seis horas de duración cada una) en el Kino Rotterdam, un cine el que también, si quieres, podrás cenar o tomar una copa. Consulta el resto de evento del festival aquí.

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Texto de Xavi Sánchez para Los Viajes de ISABELYLUIS

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El Palio de Siena

Situada a unos 75 kilómetros al sur de Florencia se encuentra Siena, localidad de parada obligatoria en cualquier ruta por la Toscana que se precie. La belleza arquitectónica de su centro histórico, declarado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad en 1995, es uno de sus principales atractivos. La Piazza del Campo, popularmente conocida como Il Campo, que en sus orígenes servía de mercado, es la protagonista absoluta de la vida social de la ciudad y el lugar idóneo para empezar tu ruta por Siena.

Pavimentada en 1327 y dividida en nueve secciones equivalentes a los Noveschi -los Nueve Señores que gobernaban la ciudad-, sigue aún hoy en día transportando al visitante a la época medieval. A ello ayudan los edificios que delimitan su perímetro, entre los que destacan el Palazzo Pubblico y la Torre del Mangia. El primero, también conocido como el Palazzo Comunale, situado al sur de la plaza, fue construido a principios del siglo XIV y alberga en su interior el Museo Cívico. Ejerciendo de campanario de este palacio se encuentra la Torre del Mangia, todo un icono de la ciudad, con 102 metros de altura desde los que obtener las mejores panorámicas de Siena. Situada en la parte superior de la plaza se halla laFonte Gaia,cuya construcción permitió la llegada del agua al centro de la ciudad. La fuente que se observa en la actualidad es una copia de la obra realizada por el escultor Jacopo della Quercia, cuyo original se puede ver en el Museo de Santa Maria della Scala.

Tradición medieval por la que no pasa el tiempo

Precisamente esta plaza es una de las principales protagonistas de uno de los momentos clave de la vida en esta bella ciudad de la Toscana: la celebración del Palio de Siena. Esta festividad atrae año tras año a lugareños y a hordas de turistas y curiosos con ganas de revivir una tradición por la que parece que no pasan los años. Si al escenario principal de esta famosa carrera, la Piazza del Campo, le añades toda la parafernalia que acompaña a esta festividad, con las banderas y la gente vestida de época, resulta casi imposible sentirse por momentos en otra época histórica.

Las fechas clave del Palio, cuyos orígenes se remontarían al siglo XVI, son dos: el 2 de julio, que tiene lugar el Palio di Provenzano (en honor a la Virgen de Provenzano), y el 16 de agosto, que se corre el Palio dell'Assunta (en honor de la Asunción de la Virgen). Dos fechas a marcar en tu agenda si quieres vivir uno de los momentos más auténticos de la ciudad, o a eludir, si no deseas ser absorbido por las masas que ocupan Siena. Estos dos días la gran Piazza del Campo se transforma en el escenario de una trepidante carrera de caballos que apenas dura una par de minutos. En ella compiten los diecisietecontradaso distritos para lograr hacerse con el palio, que es un estandarte de seda. En los días previos a la carrera, y a modo de calentamiento, se suceden en la ciudad toda una serie de competiciones entre los diferentes contrincantes, todo ello en un ambiente festivo, y en el que no faltan las coloridas vestimentas de época. 

Visitando la ciudad

Además de la popularísima Piazza del Campo, Siena ofrece otros puntos de interés que no deben de faltar en tu visita a la ciudad. Este es el caso del Duomo de Siena, de estilo gótico italiano, y en cuyo interior hallarás obras de Pisano, Donatello, Miguel Ángel y Bernini. Entre las peculiaridades con las que cuenta está su suelo, que cuenta con 56 paneles en los que aparecen representadas escenas de la Biblia, algunos de ellos solo visibles en septiembre y octubre por un tema de conservación. En la misma plaza del Duomo se encuentran el Museo dell’Opera, con esculturas que antiguamente estaban en la catedral, y el Complejo de Museos de Santa Maria della Scala, un antiguo hospital que en la actualidad alberga tres museos: el Museo Arqueológico Nacional, el Centro Arte Contemporáneo de Siena, y el Museo de arte para niños.

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Texto de Los Viajes de ISABELYLUIS

Foto de Janus Kinase

 

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Tallin la escapada perfecta antes de Navidad

El norte de Europa, con sus mercados y su decoración ad hoc, es un destino perfecto para todos aquellos que buscan impregnarse del espíritu navideño antes de celebrar las fiestas con la familia. Una de las ciudades cuyo mercadillo es digno de visita es Tallin, la capital de Estonia, que cuenta con uno de los núcleos medievales mejor conservados del Báltico. Su casco histórico, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco el año 1997, está rodeado por una muralla recia que ha sobrevivido a todas las guerras. ¿Alguna razón más para viajar a Tallin? Pues que cuenta con una de las fachadas marítimas más bellas del mundo y según Condé Nast Traveler va a ser una de las ciudades que va a triunfar en el 2017.What else?

Tallin fue un núcleo comercial de suma importancia cuando la Liga Hanseática dominaba todas las rutas por el Báltico y el Mar del Norte. Entonces era conocida con el nombre germánico de Reval y era tal su riqueza que se podía permitir el lujo de tener dos alcaldes y veinticuatro funcionarios municipales que trabajaban años alternos. Su centro histórico data de la época medieval y se vertebra alrededor de la plaza del Ayuntamiento donde está el símbolo de esta ciudad, el Viejo Tomás (Vana Toomas), una veleta que representa a un mercenario que lleva en una mano una espada, y en la otra una bandera. También destacan la iglesia de la Virgen María, de origen luterano, la de Domo, del llamado estilo gótico desnudo, o la catedral ortodoxa de Alexander Nevski, del año 1900, ubicada en la colina de Toompea. Daneses, alemanes, suecos, rusos y, por último, los soviéticos dejaron su impronta en la historia de Estonia. De esta última época destacan el cine, hoy uno de los centros de ocio más importantes de la ciudad, y la estructura de patios interiores que podemos encontrar por esta urbe báltica.

No podéis decir que habéis estado en Tallin si no habéis recorrido la calle de la Pierna Larga (Pikk jalg) y la de la Pierna Corta (Lühike jalg) y no os habéis parado a contemplar las increíbles e icónicas vistas de la ciudad desde el mirador de Patkuli desde donde se ven el mar, el puerto y la iglesia de Oleviste (San Olav). Tampoco seréis grandes conocedores de la capital de Estonia si no dais un paseo por el moderno barrio de Rotermanni o si no os reís cuando os explican cómo se llaman dos de las torres más conocidas de su inexpugnable muralla: “Mira a la cocina” y “Margarita la gorda”.

A los habitantes de Tallin les gusta la playa y una de las más concurridas en verano es la de Pirita (Brígida), de arena blanca, donde la gente se baña alegremente en las desabridas y frías aguas del Báltico donde se pueden pescar peces típicamente de río como el lucio. En esta zona se edificó la villa olímpica donde se alojaron los atletas que participaron en las pruebas de vela de las Olimpiadas de Moscú, en el año 1980.

Tallin y sus museos

Tallin es una ciudad en la que hay infinidad de zonas verdes y museos. En el parque Kadriorg encontramos el homónimo palacio que mandó construir para su esposa el zar Pedro I de Rusia. En su interior está el Museo de Arte Extranjero donde se pueden ver obras de artistas italianos, holandeses, alemanes y rusos, entre otros, de los siglos XVI al XIX. Cerca se ubica el Museo de Arte Kumu, uno de los edificios más modernos y originales de Tallin con estructura de piedra caliza y cobre que alberga exposiciones de todo tipo, ya sean permanentes o itinerantes.

Otros espacios culturales muy recomendables, sobre todo para las familias que viajan con niños, son el Museo Rocca al Mare, situado en un amplio parque forestal que cuenta con granjas de techos de paja de entre los siglos XVIII y XX, molinos, una iglesia de madera y una escuela, y donde se muestran cómo se vivía y trabajaba hace siglos, y el Museo Marítimo de Estonia, donde se pueden ver barcos y naves emblemáticas como el rompehielos Suur Tõll, el más grande de Europa que se conserva, el buscaminas Kalev o el submarino Lembit.

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Texto de Tus Destinos

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Santiago de Compostela: Patrimonio vivo

Por Adela Nieto Cerrada de callejeandoporelplaneta.com

Santiago de Compostela es una ciudad que enamora al peregrino y enamora al viajero ya que una vez que termina el camino comienzan a despertarse sus calles y plazas llenas de vida. Después de recorrer cientos de kilómetros disfrutando unas veces, y sufriendo otras, por fin podemos descansar en la Plaza del Obradoiro con el deber cumplido tras visitar al apóstol que nos ha estado esperando impaciente en la catedral. Es entonces cuando exhaustos y emocionados descubrimos la ciudad de Santiago que nos abre sus puertas, albergues, restaurantes y comercios escondidos entre callejones, ya podemos comenzar a respirar y a vivir esa mezcla de aire turístico, estudiantil y peregrino.

Santiago de Compostela tiene un gran patrimonio cultural y un más importante patrimonio latente que la convierten en una ciudad única: 

La Plaza del Obradoiro 

Símbolo social e institucional no sólo es el final del camino de Santiago sino que los elementos que la componen representan los diferentes poderes del estado con una combinación arquitectónica admirable. La Catedral, imponente, comenzó a construirse en el siglo XI de estilo románico pero posteriormente se fue ampliando con elementos barrocos, góticos y renacentistas entre los que destaca el Pórtico de la Gloria y el claustro. El Palacio Arzobispal, anexo a la catedral con infinidad de salones, patios y bóvedas es de visita obligada. El Hostal de los Reyes Católicos, antiguo hospicio para peregrinos que poco a poco fue transformándose al igual que el resto de la ciudad, hoy es Parador Nacional de Turismo. Colegio San Xerome, precursor de la actual universidad, fue levantado por el obispo Fonseca para albergar a los estudiantes con menos recursos. El Ayuntamiento, último edificio construido en la plaza para cerrarla definitivamente, es de estilo neoclásico y alberga la Presidencia de la Xunta de Galicia.

La Universidad 

Santiago de Compostela no podría concebirse sin peregrinos ni estudiantes, los unos y los otros han transformado la ciudad hasta convertirla en una parada imprescindible para cualquier viajero. De igual modo la historia de la Universidad va ligada a la historia de Santiago desde que a finales del siglo XV se fundara un pequeño colegio para impartir clases de gramática a los niños con pocos recursos. Esta iniciativa fue prosperando con el paso de los años y ampliando sus instalaciones hasta que en el año 1504 Diego III de Muros consigue una bula papal para poder realizar estudios superiores. Desde entonces, con más de 500 años de historia, la USC es un centro prestigioso en el mundo entero y aparte de su innegable valor académico inunda las calles de estudiantes y tunas.

El Casco Histórico

El laberíntico entramado del centro de Santiago bulle de animación día y noche: callejuelas empedradas, edificios históricos, palacios señoriales, monasterios escondidos, albergues para peregrinos, comercios, restaurantes, lugares de ocio, mercados y mercadillos constituyen el alma de la ciudad que se acuesta de madrugada y se levanta cuando los primeros rayos de sol acarician al apóstol. Perderse por el casco histórico es como viajar en el tiempo, cerramos los ojos y al volver a abrirlos nos damos cuenta de que la vida no ha cambiado durante siglos, recorrer sus calles es una experiencia única donde todos acabamos encontrando nuestro lugar y una rutina bulliciosa se repite día tras día desde la época medieval.

Los Miradores

Santiago se vive paseando por sus calles pero para poder disfrutar de las mejores vistas del centro hay que salir de los muros que limitan el casco histórico y acercarse a alguno de los parques que rodean la ciudad. Al este tenemos el Parque de la Alameda desde cuyos bancos se inmortalizan los mejores atardeceres sobre la catedral, en el oeste el Parque de Belvís, a la altura del Albergue del Seminario Menor, donde se contempla el casco histórico en su máximo esplendor, al sur el monte Gaiás que esconde la colosal Ciudad de la Cultura de Galicia, y en el centro uno de los mejores miradores es la terraza de la facultad de Historia y Geografía que nos asombrará con sus magníficas vistas panorámicas de los alrededores de Santiago.

Los Compostelanos

El casco histórico de la ciudad es Patrimonio de la Humanidad pero sin duda su verdadero valor reside en sus gentes, santiagueses y santiaguesas que con el paso de los años han llevado la fama de Santiago por todos los rincones del mundo. De origen labriego y dedicados a la vida del campo han evolucionado con los tiempos, abierto comercios, creado negocios, pero siguen siendo gente humilde dedicada a ayudar a los demás sin pedir nada a cambio. Santiago de Compostela a lo largo de los años ha generado importantes hijos ilustres como la gran poetisa Rosalía de Castro, el obispo Fonseca, precursor de la Universidad, o el cirujano Gómez Ulla, Presidente de la Organización Médica Colegial, pero los compostelanos anónimos siguen siendo el verdadero corazón de la ciudad y su mejor patrimonio.

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