Boutique Nadine
Texto de Michele Moricci
Es fácil perderse por las pequeñas calles de Florencia llenas de historia. Las grandes iglesias y los elegantes edificios del centro de la ciudad están rodeados de venerables rincones y recovecos. Seguro que te acaban cautivando los restaurantes con vistas a la calle mientras tu olfato se deleita por el aroma de platos tan típicos como Ribollita o Lampredotto. Es muy probable que paseando por estas calles tengas la sensación de estar en el mayor museo al aire libre que puedas imaginar.
Y qué decir de las tiendas y boutiques de moda, simplemente no es posible resistir la tentación. Una vez en la ciudad, hay una de visita obligada. A pocos pasos del Ponte Vecchio, en Lungarno Acciaiuoli y con vistas al Arno, está la Boutique Nadine: una pequeña tienda en el corazón de la ciudad, dirigida por una pareja de Florencia que siente completa fascinación por la moda. Suena jazz en este ambiente retro acogedor, una combinación perfecta para acoger una selección de piezas vintage de las mejores firmas de moda junto a otras de artesanía contemporánea. Entre otras firmas encontrarás prendas y accesorios de Balenciaga, Chanel, Pierre Cardin, Pucci, Valentino, Ferragamo o Gucci.
Y si esto fuera poco, al salir de la Basílica de Santa Croce in Via De’Benci, te encuentras con la Modern Boutique Nadine. Entre troncos viejos, seda y cálido parquet, podrás escoger diferentes papeles, suntuosos pins y prendas de diseñadores emergentes con influencias retro tanto para hombre como para mujer.
Por supuesto, un largo día de compras merece rematarse con un buen vino de la Toscana y un delicioso Panini, ten esto en cuenta al planificar vuestro viaje a la ciudad. Sumérgete en una experiencia única y sofisticada. Vuelve a descubrir el placer de la artesanía rural, rodeado de la vibrante y animada vida de Florencia.
Texto de Michele Moricci
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Girona y la Figueres de Dalí
Girona es de las ciudades con una historia más rica e interesante de Catalunya. Por los recintos fortificados de la Força Vella -la fundación romana- y el ensanche medieval -la ampliación de los siglos XIV y XV- revivirás sus más de dos mil años de historia. O por las evocadoras calles que desembocan en plazas portificados o espacios barrocos.
Otro de los lugares de especial interés de Girona es su barrio judio, el Call, un laberinto de callejones que te transportan a la época medieval y que se encuentra perfectamente conservado.
A unos 40 kilómetros de Girona se encuentra Figueres, famosa en todo el mundo por albergar el Teatro-Museo de Dalí, construido en el siglo XIX y considarado el mayor objeto surrealista. El mismo Salvador Dalí se encargo de dirigir su construcción, dejando su última habitación y tumba en el edificio.
Pues bien, si quieres realizar esta ruta cómodamente, puedes hacerlo con el Catalunya Bus Turístic, en una visita por la ciudad de Girona y el universo surrealista de Salvador Dalí en Figueres
A bordo del Catalunya Bus Turístic te informarán en catalán, castellano e inglés o con las audioguías en catalán, castellano, inglés, francés, italiano, alemán, portugués, chino, japonés y ruso (con un coste adicional de 5€). También te entregarán un folleto con información detallada de los lugares a visitar, mapas y numerosos descuentos en lugares de interés, restaurantes y comercios.
La salida del Catalunya Bus Turístic es desde Barcelona y el precio es de 73€ a partir de los 8 años y gratuito hasta los 7 años.
Imagen Figueres de Luidger
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Mercado de la calle Feria
Los puestos del Mercado de la calle Feria, también conocida como plaza de Abastos, tienen vida por sí solos. Cuando accedes a las afueras del mercado donde se encuentran esos puestos de comida te asaltan colores, olores y el murmullo de gente conversando y disfrutando de estar donde está. Normalmente, encuentras pocas mesas vacías y mucha gente comiendo y bebiendo de pie. Tienes esa agradable sensación de que estás en un lugar que por poco, te van a dar mucho. Y así es. El bar la Cantina en el mercado de la calle Feria es uno de los mejores lugares donde comer en Sevilla. Después de conseguir una mesa de cualquiera de los puestos que rodean al mercado y que se han convertido en improvisados restaurantes donde cocinan excelente pescado fresco del mercado, te acercas a la barra a pedir porque es mucho más rápido que esperar a que vengan a preguntarte qué quieres. Gambas, pescaíto, rabas y bravas, y cerveza bien fresquita. El camarero va anotando todos los pedidos en las baldosas de la pared de la barra y te pregunta el nombre. En cuanto esté listo, te llama por el nombre que le has dado y ya te puedes acercar a por la comida.
Me pareció una gran idea y seguí el ritual cuando allí estuve. Tal como pedí la comida, pedí las cervezas y antes de que pudiera acabarlas, ya había sonado mi nombre. En aquella ocasión, cuando regresé a la mesa con la comida, me encontré compartiendo mesa con unos simpáticos sevillanos que me contaron las maravillas de vivir en la ciudad del Guadalquivir. Buena comida y charla amena. Imperdonable no acercarse por allí si estás en Sevilla.
Imagen de Anual
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Le Panier
Se encuentra detrás del puerto viejo, en la zona que se eleva entre el castillo de Sant Jean y la basílica Sainte-Marie-Majeure. Sus calles y fachadas lucen un estilo provenzal y con un aire magrebí, consecuencia del gran asentamiento musulmán que ha habido en las últimas décadas en este enclave portuario. Le Panier se caracteriza por tener una apariencia humilde e incluso algo destartalada, debido a que en la antigüedad había sido una zona conflictiva, cuna de piratas y corsarios.
Actualmente este barrio se ha reconvertido y no tiene nada que ver con lo que fue antaño. Los artesanos y artistas han vuelto a ocupar sus calles y establecer sus talleres. Un sinfín de casitas de colores, las calles estrechas con tiendas de lo más peculiar, escaleras arriba y abajo y pequeños bares y restaurantes de comida típica hacen que tenga mucho encanto. La ropa tendida desde las ventanas en plena calle otorga a este barrio una autenticidad inusual. Es ideal para dar un paseo, tomar fotografías, ir a almorzar un delicioso chocolate caliente en una de sus cafeterías o bien acudir a alguna de sus famosas jabonerías marsellesas. Las panaderías y bollerías también cobran un protagonismo especial.
Este barrio tradicional contrasta con el resto de Marsella, más señorial. No por ello deja de disponer de alguno de los puntos de interés mas emblemáticos de la ciudad, como La Vielle Charité, museo y centro cultural. También cabe mencionar la carismática Place des Moulins que se encuentra en la cumbre de la vieja barriada, conservando aún dos de sus antiguos quince molinos de viento, ahora rehabilitados como viviendas.
¿No te apetece sumergirte en esta encantadora ciudad de la Provenza francesa?
Imagen de phgaillard2001
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