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El lado más cool de Birmingham

Tras un largo día de trasiego por Birmingham visitando sus museos, descubriendo su pasado industrial o yendo de tiendas, es el momento de tomarse un respiro y disfrutar de la otra cara de la ciudad, la más lúdica y volcada a los sabores y las experiencias, y, por qué no, donde conocer a sus gentes. Como no podía ser menos, Birmingham cuenta con un buen número de locales que han apostado por romper con lo clásico, ya sea en su decoración, en su carta o en su ubicación. A continuación tenéis una selección de aquellos por los que bien merece la pena tomar un descanso:

The Rose Villa Tavern
(172 Warstone Lane, Jewellery Quarter)

En el Jewellery Quarter, barrio de imprescindible visita ya que en él se concentra el mayor número de negocios relacionados con la joyería de Europa, se encuentra este pub donde se funden a la perfección la tradición con la modernidad. Decorando su interior hallarás antiguas vidrieras, llamativas y coloridas baldosas y el clásico fondo de madera y muebles vintage a los que han tenido el detalle de darles un toque de color. En su carta encontrarás comida tradicional americana que puedes acompañar de cervezas artesanales y magníficos cócteles.

The Rose Villa Tavern

The Jekyll and Hyde
(28 Steelhouse Lane)

Como si de dos personalidades diferentes se tratase, y haciendo honor a su nombre, en este bar encontrarás dos espacios bien diferenciados. El interior, que cuenta con dos plantas, es el clásico pub de época victoriana. Escondido en el fondo de la primera planta hay un pequeño patio exterior cuya decoración no pasa inadvertida ya que está inspirada en Alicia en el País de las Maravillas. Pero aún hay más. Por la tarde podemos optar por tomar un té acompañado por una selección de sándwiches y pasteles caseros. Pero si lo tuyo son las emociones fuertes, entonces debes decantarte por sus cócteles servidos en originales recipientes. Los viernes abren la planta de arriba, que bajo el nombre Gin Parlour, tiene a la ginebra como la principal protagonista, pudiendo escoger entre con una extensa variedad de marcas y de cócteles realizados con esta popular bebida.

The Jekyll and Hyde

The Plough
(21 High St, Harborne)

The Plough es un bar moderno a la par que acogedor. Su interior está decorado con infinidad de detalles, muchos de ellos de inspiración vintage, como sus lámparas, mesas y baldosas. Su otro plato fuerte es su patio, que cuando el tiempo lo permite, no debemos de olvidar visitar. Este es el lugar perfecto para marcarse unbruncha base de hamburguesas gourmet, pizzas de elaboración casera o simplemente para tomarse unas cervezas en su patio disfrutando del ambiente.

The Plough

The Victoria
(48 John Bright Street)

Este pub - teatro del siglo XIX se encuentra situado en el centro de la ciudad y es el lugar perfecto para finalizar la larga jornada tomando una pizza acompañada de una buena cerveza artesanal. Como curiosidad, los aficionados al cine y la música pueden poner a prueba sus conocimientos en el concurso 'Sound and Vision', que tiene lugar los martes por la tarde. Por cierto, ¡andad con ojo pues dicen que hay un fantasma morando entre sus paredes!

The Victoria

Sugarloaf
(12 Bennett’s Hill)

¿Un bar dentro de un restaurante? Pues sí, el Sugarloaf es un bar de temática mejicana que se encuentra ubicado en la planta inferior de la Bodega Cantina, que también tiene a Méjico como principal protagonista entre los platos de su carta. Abre de miércoles a sábado, y en él, además de las clásicas e imprescindibles calaveras ornamentando el espacio, encontrarás cócteles de tequila y de mezcal y sesiones de DJs.

Sugarloaf

Pure Craft Bar & Kitchen
(30 Waterloo St)

Este espacio, cuya especialidad es la cerveza artesanal, de la que encontrarás una extensa carta de procedencia nacional e internacional, está decorado de forma sencilla y con cierto aire industrial. No dudes en acompañar sus excelentes pintas con alguno de sus platos, basados en la cocina británica, realizada con productos locales, con un toque refinado y una presentación impecable.   

Pure Craft

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Texto de ISABELYLUIS Comunicación

Imágenes de The Rose Villa Tavern, The Jekyll and Hyde, The Plough, Bodega Cantina, Pure Craft Bar & Kitchen

 

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Sevilla tiene un sabor especial

Por Belén Parra de gastronomistas

Lo del color especial te queda claro nada más verla y en cuanto escuchas ese estribillo que sabes que repetirás sin poder sacártelo ya de encima. Como te ocurrirá con su recuerdo tras dejarla atrás. Sevilla es color, olor y sabor especial. Es embrujo y exaltación. Arte puro. Envolvente y compartido. De ahí el aperitivo, el tapeo y el trago continuo. De la ensaladilla a las papas y del rebujito a la cerveza o el tinto. Sin obviar “la caló”, la siesta entre tanto “pateo”, el bailoteo y esa “grasia” de sus gentes que acabará por arrancarte unas palmas. Sevilla quita el “sentío” y da sentido a la vida. Porque en la capital hispalense el disfrute es casi obligación. Recorremos sus callejas, su monumentalidad, sus preciosos rincones y sus mejores mesas. Con intensidad. Como hay que saborear la escapada e incluso la visita fugaz.

DÓNDE COMER:

Tradevo. Es la gastrotaberna de referencia en la ciudad. Punto de encuentro incluso de cocineros que se reúnen para disfrutar de su oficio. Un reducto para apasionados de la buena cocina. Aúna tradición y evolución en platillos de imponentes raciones, vistosas presentaciones y precios sin competencia. Aun apartado del centro turístico, cuesta encontrar mesa (o taburete) libre. El salmorejo de la casa es una delicia. Como el producto fresco, las frituras y el arroz.

Plaza Pintor Amalio García del Moral, 2.

La Pepona Tapas. Ubicado en el centro urbano, destaca por ensalzar el producto andaluz en recetas que homenajean a todo el territorio. Es de esos pocos locales que sabe valorar el papel potenciador de un buen maridaje. Primacía también de los vinos de la tierra –muy especialmente de los de Jerez- en una bodega con llamativas referencias que pueden servirse tanto en copa como en medias copas para fomentar el consumo y la cultura vinícola.

Javier Lasso de la Vega, 1.

La Fábrica. Es la ‘sucursal’ sevillana de ese templo del tapeo que es Besana Tapas en Utrera, a pocos kilómetros de la capital. Está en el concurrido barrio de la Alameda, epicentro del ocio nocturno y ofrece bocaditos de autor en horario continuado –desde el desayuno a la cena-.

Correduría, 1.

Ena. Es el más nuevo espacio gastronómico del imponente hotel Alfonso XIII. Está asesorado por el chef catalán Carles Abellán, otro enamorado de Sevilla que ha sabido reinterpretar clásicos del recetario andaluz y combinarlos en la carta con algunas de sus ‘greatest tapas’ como las bravas y el bikini trufado. Aparte de ofrecer un emplazamiento inmejorable, el local cuenta con uno de los mejores bartenders del panorama nacional . El cóctel, antes o después del tapeo, es por tanto irrenunciable. No hay que perderse tampoco su sangría ‘sólida’ y sus entretenimientos dulces.

Hotel Alfonso XIII. San Fernando, 2.

La Mojigata. Local sencillo y sin alardes en el que echan verdadero arte a la cocina. Las tapas, que no los aperitivos, cambian a diario en base al producto de mercado y siempre sorprenden por sus contrastes en boca y sus sugerentes presentaciones. Atención también a la bodega, que está a cargo del presidente de la Federación de Sumilleres de Andalucía.

Moratín, 15.

DÓNDE TOMAR UNA COPA:

Eme. Con vistas a la Catedral y a la Giralda, la terraza de este hotel es el place-to-be para impresionar a cualquiera. Ambiente desenfadado en el que hay que cuidar el vestir.

Alemanes, 27.

Inglaterra. Otro hotel que no tiene pérdida en la plaza Nueva. Hay que subir a lo más alto para disfrutar de las vistas y de un buen trago largo. La mejor alternativa para huir del calor y del bullicio urbano en un ambiente relajado.

Plaza Nueva, 7.

Las Casas del Rey de Baeza. Nada mejor que callejear por el centro para dar con este hotel Hospes sito en la plaza de la Redención. Conserva el estilo rústico de las antiguas casas señoriales y proporciona una atmósfera cálida que permite la distensión y el divertimento. Su patio es el mejor lugar para tomarse unos vinos y picotear las deliciosas croquetas del puchero del restaurante Azahar. Como alternativa, la azotea con piscina y barra de cócteles.

Plaza Jesús de la Redención, 2.

Bar Americano. Nos gusta su carta de cócteles y, en concreto, su selección de Cócteles de Cine inspirado en las películas rodadas en Sevilla. Rincón distinguido, reservado y tranquilo que el hotel Alfonso XIII redecoró (para mejor) en su última y ambiciosa reforma. Apto para la conversación relajada copa en mano.

Hotel Alfonso XIII. San Fernando, 2.

DÓNDE ALOJARSE:

Barceló Renacimiento.

Avda. Álvaro Alonso Barba, S/N.

Moderno, funcional y con todo tipo de prestaciones. Un 5 estrellas a la altura de quien busca el todo-en-uno en un mismo hotel. Semejantes instalaciones –piscina al aire libre incluida- explican la extensión de terrenos que ocupa a dos pasos del parque Isla Mágica, el Guadalquivir y La Alameda. Los platos a la carta del desayuno, la wifi gratuita, las amplias habitaciones, los diferentes espacios para el entretenimiento y la reunión, los jardines y la arquitectura del complejo son sus principales atractivos.

DÓNDE DARSE UN CAPRICHO GASTRO:

Un helado de crema sevillana en la heladería artesana La Fiorentina.

Zaragoza, 16.

Un bollo de leche o un buen pan de mantequilla y anchoa en Pan y Più, panadería artesanal con influencias italofrancesas.

Cabeza del Rey Don Pedro.

Unas rosquillas, un pain au chocolat o un pastel de nata en La Dulcería de Manu Jara.

Pureza, 5.

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De paseo por la Marsella alternativa

Primero las malas noticias: Marsella no es París. A diferencia de su histórico rival, la segunda ciudad más grande de Francia no tiene museos de primer orden, monumentos despampanantes u hordas de japoneses haciendo colas en Louis Vuitton. ¿Las buenas noticias? Pues que Marsella no es París. Acariciada por el Mediterráneo, esta ciudad de sol brillante, población multicultural y suburbios en pleno centro, es un rara avis de tal calibre que se ha ganado a pulso el apodo de Planète Mars (Planeta Marte).

Con uno de los puertos más importantes del Mediterráneo, un urbanismo caótico y una reputación de capital decadente que la persigue desde hace décadas, Marsella es sobre todo el enfant terrible de Francia; una ciudad ruidosa, dinámica y llena de contrastes, dónde los mercados callejeros inundan la calzada, los graffitis cubren las paredes, el olor a salitre impregna la ropa, y el Olympique de Marsella es la argamasa que lo une todo.

Apartada de los destinos turísticos habituales, las tornas han cambiado desde que en 2013 fuera elegida Capital Europea de la Cultura. Zaha Hadid, Jean Nouvel y Norman Foster, todos tiene sus edificios vanguardistas en el flamante frente marítimo. Pero la vida bohemia se encuentra tierra adentro, y es allí dónde nos dirigimos. Con un mapa en el bolsillo, ¡empezamos un tour urbano-bobo-alternativo por la capital de la Provenza!

En La Friche la Belle de Mai

Una antigua fábrica de tabaco en la estación Saint-Charles es el centro cultural más activo de Marsella. ¡Hemos llegado a La Friche! Espacios de exposición, residencias de artistas, teatro, rampas de skate, e incluso una guardería se mezclan aquí. Un todo en un uno híbrido y en flujo constante, volcado en la creación actual dónde el espíritu comunitario está a la altura de su extenso programa.

Sube a la azotea, las vistas de la ciudad son espectaculares, y su inmensa terraza se llena hasta la bandera en verano, acogiendo fiestas con DJs invitados y cine al aire libre los domingos. Durante el resto del año la música no cesa, y en Le Cabaret Aléatoire hay sesiones que van del rock al hip-hop.

Si tienes hambre, dirígete a La Salle des Machines, un bar-librería dónde puedes tomar un café au lait mientras hojeas el catálogo de las últimas expos. Pero si lo que quieres es comer, Les Grandes Tables es tu sitio; aquí el menú cambia cada día pero nunca falta el clásico steak tartar ni la ensalada César; los lunes se instala un mercado de productores locales, y ya sabéis que para esto de los mercados los franceses no tienen rival.

En el exterior, bordeando las naves y con los TGVs pasando a ras, un parque urbano con paredes de graffitis anuncia que ‘Skateboarding is not a crime’. Aquí, los skaters hacen sus trucos, mientras otros juegan a basquet, escalan en el rocódromo, juegan en la zona infantil o trabajan en el huerto comunitario. Y es que Marsella es esto, un magma heterogéneo dónde todo y todos se mezclan.

Unos metros al oeste, entre las calles laberínticas de La Belle de Mai, se abre paso Le Gyptis Cinéma. Su programa (¡en versión original!) es tan ecléctico como la misma ciudad; aquí se proyectan ciclos temáticos, clásicos, títulos imposibles de encontrar en Internet y pelis para niños. Su fachada ha sido colonizada por retratos de los habitantes del barrio, resultado de un proyecto de street art colectivo que pone cara a las gentes del lugar.

Y con esta imagen en la retina, tomamos rumbo hacia el Cours Julien, el núcleo duro de la movida urbana marsellesa.

Alrededor del Cours Julien: Street Art & Urban Vibe

Alternativo, desenfadado y colorista. El Cours Ju, como lo llaman los locales, es el barrio del momento. Coge el metro hasta Notre Dame du Mont, ¡la subida desde el puerto es de infarto! Distrito de artistas, músicos y diseñadores, y bastión tomado por la modernísima comunidad bobo (término con el que los franceses designan a los burgueses-bohemios), el Cours Ju es un sin fin de cafés de moda, restaurantes de todo tipo, tiendas vintage, y calles inundadas de graffitis a todo color.

Y es que ningún otro lugar del ‘Hexagone' exhibe un despliegue de arte urbano de tal envergadura. Innumerables murales colonizan las fachadas de la Rue Vian, Pastoret y Bussy l’Indien con temas reivindicativos de corte social, referencias a la cultura pop, o anuncios de los cafés que se esconden en su interior. No en vano, el street art en Marsella es parte de su ADN urbano, rebelde y multicultural tanto como su archiconocido hip hop, y prueba de ello es éste trepidante vídeo a ritmo de rap local.

Ante semejante telón de fondo, galerías de arte, terrazas, cafés y comercios alternativos que venden desde ropa a los artículos para el hogar, inundan cada metro cuadrado del Kreuzberg marsellés. Lo mejor: perderse por el caótico entramado de calles peatonales y dejarse llevar por su ambiente relajado.

En el mismo Cours, la multifacética concept-store Oogie vende ropa y libros, sirve comida y alberga una peluquería dónde se celebran fiestas con DJs. Muy cerca, La Licorne produce jabones usando técnicas tradicionales. Y en la Rue Trois Frères Barthélémy, la microcervecería Brasserie de la Plaine vende cervezas artesanas y tiene un bistro dónde devorar la ‘Formule du Jour’ -el menú del día que normalmente incluye un entrante, un plato y el postre por unos 10€- con cocina de mercado.

El sitio cool por antonomasia es el WAAW, en la Rue Pastoret. A medio camino entre bistro y centro cultural, el WAAW acoge desde presentaciones a talleres de serigrafía, y es el mejor sitio para hacer una parada técnica, tomar el plato del día, o encarar la noche con un ‘pastís' o un ‘rosé’ a la hora del popular apéro -aperitivo alcohólico que se toma antes de cenar.

Por la noche se da paso a las copas y la música. En la plaza Jean Jaurès, L’Intermédiaire es uno de los mejores locales con música alternativa en vivo y DJ Sets. Justo al lado, Au Petit Nice ofrece un montón de cervezas en un patio interior dónde pasar las horas. Y en La Dame Noir los hipsters hacen cola para entrar en el club más cotizadode la zona.

Pero por si no hubiera suficiente, un mercado de productores locales se instala en el Cours Ju cada miércoles por la mañana; los domingos es el turno de los sellos; y el segundo sábado del mes se venden libros de segunda mano. El mercado de La Plaine, en la plaza Jean Jaurès, vende fruta, verduras, queso, pescado, comida para llevar, zapatos baratos y accesorios de toda clase cada martes, jueves y sábados por la mañana, mientras que los miércoles es el día de las flores.

¡Y es que el Cours Ju tiene un ‘no sé qué’ especial que engancha! Anímate a conocer la Marsella más cosmopolita y reserva tu Vueling aquí!

Texto de Núria Gurina i Puig para Los Viajes de ISABELYLUIS

Fotos de Caroline Dutrey, Coralie Filippini, JeanneMenjoulet&Cie, marcovdz, Pop H

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Atenas contemporánea

La primera edición se celebró el año 1955, desde entonces cada cinco años Kassel alberga la Documenta. Llegando a su decimocuarta edición, el acontecimiento de cultura moderna hace las maletas y por primera vez en su historia se traslada hasta Atenas. Bajo el título de Learning from Athens y destacando aquellas propuestas con connotaciones políticas, este 2017 la capital griega comparte titularidad con la ciudad alemana y desde el 8 de abril y hasta el 16 de julio acoge el mayor y más importante certamen de arte contemporáneo de Europa. Coincidiendo con el aterrizaje de la Documenta en latitudes helenas, nos olvidamos de la Acrópolis para perdernos por la Atenas más actual.

Museo de Arte Contemporáneo
Inaugurado el 2014, el Museo Nacional de Arte Contemporáneo (EMST), será la sede de la muestra central de la Documenta. Una exposición que recogerá obras de más de 80 artistas, siendo el eje central un viaje de tintes oscuros desde el colonialismo hasta el pragmatismo económico actual. El museo, una de las principales y más interesantes galerías de Grecia, se encuentra ubicado en la antigua sede de la Cervecería Fix (edificio erigido en 1962 sobre los planos trazados por el arquitecto Takis Zenetos en colaboración con Margaritis Apostolidis). Desaparecida en 1982, durante décadas fue la cerveza más popular del país. Avenida Kallirrois y Calle Amvr. Frantzi

Exarchia
Si lo que te interesa es la contracultura debes visitar sí o sí el barrio de Exarchia. Bastión anarquista ateniense, fue el escenario de las principales manifestaciones que vivió la ciudad en los momentos más difíciles de la crisis económica; Exarchia es lo más parecido a una interminable galería de arte al aire libre. Impresionante muestra de cultura callejera, aquí todo trozo de fachada es un lienzo en potencia, imposible encontrar un pedazo de pared que no esté cubierta de grafitis. Versión ateniense del Raval barcelonés, Malasaña madrileño, Camden londinense o Kreuzberg berlinés, en Exarchia también encontraréis algunos de los mejores cafés de la capital griega así como las más recomendables librerías y tiendas de cómics, discos y ropa de segunda mano. 

Technopolis
En el barrio de Gazi, en pleno corazón de Atenas, daréis con este antiguo complejo industrial reconvertido en un inmenso centro cultural nacido con la finalidad de dar impulso a la escena artística, así como la promoción de la herencia industrial (desde 2013 acoge el Museo de gas Industrial) y la concienciación de la gente en temas de carácter social. Construida en 1857, originalmente este complejo fue una fábrica de gas. Hoy en día, entre chimeneas, hornos y enormes depósitos de gas que dan testimonio de su pasado, Technopolis acoge, casi a diario, imperdibles eventos  de música, cine, teatro, artes plásticas... como la Semana de la Moda o el Festival de Jazz de Atenas. Calle Pireos, 100

Teatro Embros
Teatro autogestionado con una de las agendas culturales más efervescentes de Atenas. Encontraréis el Teatro Embros en lo que en el pasado fue el edificio de una de las editoriales más potentes de Atenas. Pero cuando el negocio se fue a pique, se vieron obligados a vender el inmueble. Lo compró una muy popular compañía teatral que hizo del local una de las salas más concurridas de la capital ateniense. La aventura, sin embargo, no duró demasiado. La compañía se dividió en dos, y el edificio cayó en desuso. En 2010 la sala fue adquirida por el ayuntamiento de Atenas, pero frente a una actividad nula un grupo de actores decidió ocupar el teatro. Desde entonces la sala acoge todo tipo de actividades artísticas y culturales a la vez que también funciona como centro social. Calle Riga Palamidou, 3

Antigua prisión de la Gestapo
Sorprende que un lugar del peso histórico de esta antigua prisión sea ignorado por la gran mayoría de guías turísticas. Tenéis que dirigiros hasta la calle Korai, justo frente a la estación de metro de Panepistimio. Ahí podréis adentraros en lo que amagó una prisión clandestina de la Gestapo nazi. Presidio subrepticio, actual y oficialmente denominado Lugar de Memoria Histórica, en el que durante la ocupación alemana en la Segunda Guerra Mundial se encerraba a comunistas y demás miembros y representantes de la izquierda griega. Visita de alta carga emotiva, destaca la galería de pinturas y tallas realizadas por los revolucionarios durante su confinamiento. Calle Korai, 4

Booze Cooperativa
Uno de los locales favoritos por el moderneo local. Espacio multiusos, por la mañana reluce como un café de especialidad, refugio de barbudos trabajando con sus portátiles. Tras la hora de comer, concepto que en Grecia puede ir de las tres del mediodía a las cinco de la tarde (por cierto, muy recomendable la cocina del Booze Cooperativa) se convierte en un bullicioso bar hasta bien entrada la madrugada. Pero el gran atractivo del Booze Cooperativa es la sala de exposiciones que esconde en su sótano, galería que cobija las obras de algunos de los nombres más sugestivos de la escena artística alternativa local, y la sala de teatro que asoma en el piso de arriba, primera alternativa para los jóvenes dramaturgos atenienses. Calle Kolokotroni, 57

Αvli
Tras tanta visita cultural y artística siempre es necesario reponer fuerzas con una buena comida, más tratándose de una gastronomía como la griega. De locales donde degustar las mejores recetas tradicionales locales hay unas cuantas decenas en Atenas, pero entre todas ellas destaca el Avli, uno de los mejores rincones de la ciudad en los que degustar las especialidades griegas caseras. Y entre raciones de keftedakia, loukaniko y musaca atreveros a darle un sorbo a suouzo. De producción propia, se trata de uno de los licores  griegos más populares, característico por su alta graduación (entre 37 y 50 grados) y su fuerte sabor y olor a regaliz. Calle Agiou Dimitriou, 12

Mercadillo de Monastiraki
Todo viaje hay que completarlo con una ronda de compras. Y realizando una visita por la Atenas más alternativa, estas se deben de realizar en el Mercadillo de Monastiraki. Monastiraki es conocido como uno un de los epicentros comerciales de Atenas, núcleo de numerosas boutiques. El domingo, sin embargo, el barrio, muy especialmente la calle Ermou, se convierte en un inmenso mercado de pulgas en el que comprar desde antigüedades a libros descatalogados, vinilos, ropa de segunda mano, muebles, etc. Tras un copioso desayuno a base de tarta de queso o espinacas bajada con un Milko (el Colacao griego) o un inmenso café frappé (aunque ésta sea un especialidad de Tesalónica) el plan perfecto para un domingo por la mañana en Atenas.

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Texto de Oriol Rodríguez

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