Los cafés históricos de Trieste
Los cafés históricos son espacios de inevitable visita si se viaja a Trieste. Parte de su protagonismo se lo deben a las figuras literarias que pasaron por ellos. Escritores como Svevo, Saba, Stendhal, Joyce frecuentaron estos espacios en busca de conversación, inspiración y descanso.
A pesar de que estos cafés vivieron su momento de esplendor a finales del siglo XVIII y principios del XX, han logrado perdurar en el tiempo sin apenas haber sufrido cambios, trasladando a otra época a aquellos que se animan a visitarlos. Las maderas de los mobiliarios enmarcadas en altas arquitecturas, las clásicas mesas de mármol, y como fondo el aroma de café, eso es lo que se encontrará el visitante.
A continuación os detallamos los cafés históricos más destacados de Trieste:
Caffè Tommaseo (Piazza Tommaseo, 4/c)
Inaugurado en 1830 por el paduano Tommaso Marcato, es el café más antiguo de Trieste. La decoración del local corrió cargo del pintor Gatteri, que entre otras cosas encargó los espejos procedentes de Bélgica. En el pasado fue lugar de reunión de comerciantes y escritores, y fue el primer espacio de la ciudad donde disfrutar de un helado. Además se programaban exposiciones de arte y conciertos, tradición que continúa en la actualidad.
Caffè degli Specchi (Piazza Unità d’Italia, 7)
Fundado en 1839 por el griego Nicholas Privolo, está situado en uno de los lugares más privilegiados de Trieste, la Piazza Unità d’Italia, en la planta baja del edificio Stratti. Cuando uno llega a este local le resulta difícil decidirse por el lugar dónde sentarse; su interior, aún conserva parte del encanta del pasado, y su terraza, tiene una privilegiadas vistas a la plaza y al mar. Como curiosidad, durante la Segunda Guerra Mundial este espacio fue usado como alojamiento para las tropas, como almacén e incluso llegó a ser empleado como establo.
Caffè Tergesteo (Piazza della Borsa, 15)
Ubicado en la galería comercial del palacio Tergesteo, antigua sede de la Bolsa de Trieste, es popularmente conocido por las vidrieras que lo ornamentan, donde aparecen representadas escenas de la historia de la ciudad. En su día fue lugar frecuentado durante el día, por los hombres de negocios que venían de la Bolsa, y por la noche, por la élite cultural.
Caffè San Marco (Via Battisti, 18)
Los primeros años de este café fueron bastante turbulentos ya que habiéndose inaugurado en 1914, en 1915 fue destruido y cerrado por los soldados del Imperio Austro-Húngaro. El motivo, que era lugar de reunión de irredentistas. En los años veinte se reconstruyó y pasó a convertirse en un espacio entre cuyos habituales estaban Saba, Svevo y Giotti. En la actualidad es cafetería, centro cultural y biblioteca, y aún se respira en él el ambiente del pasado.
Caffè Torinese (Corso Italia, 2)
Este bar fue abierto en 1915, y lo primero que llama la atención de él es su decoración de estilo Art Nouveau, resultado del trabajo del ebanista triestino Debelli. Tampoco pasa desapercibida su espectacular lámpara de cristal iluminando este confortable interior. Sus actuales propietarios han sabido darle un aire moderno y cool a través de su carta, que incluye vinos de la zona, y de sus cócteles.
Cómo pedir un café en Trieste
Aunque parezca increíble, esta ciudad tiene su propia forma de denominar los diferentes tipos de café, y es algo que debemos de tener en cuenta si no queremos acabar mirando con cara rara al camarero cuando nos sirva lo que hemos pedido. Al café exprés se lo denomina nero, al capuchino, caffe latte, y si queremos un macchiato hay que pedir un capo (capuchino). Si lo que deseamos es que nos lo sirvan en vaso debemos de indicar que queremos en “un b”, que es la abreviatura de vaso en italiano (bicchiere).
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Textos de ISABELYLUIS Comunicación
Fotos de dani7c3, Caffè Tommaseo, Caffè Torinese, Caffè degli Specchi
+ infoWiener Schnitzel. El plato nuevo del emperador.
Uno de los platos más representativos de la gastronomía vienesa es sin duda el wiener schnitzel (o escalope vienés) De hecho, es su plato nacional, aunque realmente no tenga su origen en Austria.
Es una receta que encontramos parecida en muchos otros países: el San Jacobo o el cachopo en España, el tonkatsu japonés, el escalope argentino o la cotoletta italiana, por citar algunos ejemplos.
Su origen se ha convertido en un intenso tema de debate entre historiadores culinarios. Gran parte de ellos parecen acordar que sus orígenes conducen a España, donde fue introducido por los comerciantes árabes, que ya cubrían la carne con pan rallado en la Edad Media.
Otra cosa es la leyenda, que habla de la importación desde Italia de la "costoletta milanesa" por parte del Mariscal de Campo Radetzky, receta que envió al emperador Francisco José I de Austria. Dicen que fue tan de su agrado, que lo incorporó como propio en la gastronomía austríaca bajo el nombre de wiener schnitzel.
Son por tanto muchos los países se otorgan su paternidad. Suele ocurrir a menudo con cualquier nueva invención, aunque en realidad, aparezca simultaneamente en diversos lugares del planeta y se buscan primeras referencias en antiguos libros de cocina para reafirmar cada teoria.
Sea cual sea su origen, de lo que no cabe duda es de que es un plato sabroso y crujiente, deseado por todo turista que aterriza en la ciudad.
Para su preparación, se ablanda con un mazo una loncha fina de carne de ternera, se sumerge en harina de trigo, huevo y pan rallado y se fríe el resultado en mantequilla. Se acompaña con patatas, ensalada y rodajas de limón y se adereza todo con una vinagreta.
Aunque la carne de ternera es la materia principal para la opción más clásica, el de carne de cerdo es más popular. Se preparan también de pollo y hay algunas opciones vegetarianas a base de tofu, seitán o soja.
Por lo general, estos platos de carne empanada son sencillos y muy ricos, pero poco glamurosos. No es el caso del schnitzel, que se presenta como un plato de alta cocina. Será por el carácter elegante de los vieneses en todo lo que hacen.
En Viena podrás probar este plato en casi cualquier local de comidas del centro de la ciudad. Aquí te dejamos el listado con algunas de nuestras propuestas para que no te vaya sin probar el mejor shcnitzel vienés.
Figlmüller
Wollzeile 5, | Bäckerstraße 6, Viena
Schnitzelwirt
Neubaugasse 52, Viena
Gasthaus Poschl
Weihburggasse 17, 1010, Viena
Strandcafé Wien
Florian-Berndl-Gasse 2,1220, Viena
Café Einstein
Rathausplatz 4, 1010 Viena
Pero no sólo de wiener schnitzel vive la gastronomía de Austria. Aunque es un país pequeño, goza de un larga tradición culinaria, que mezcla muchas especialidades europeas. No pierdas la oportunidad de probar otros platos típicos como el tafelspitz (carne de buey hervida), la trucha a la molinera (Forelle nach Müllerin Art), el Kaiserschmarrn (un plato dulce), los Palatschinken (Creps), el Apfelstrudel (Pastel de manzana) o la tarta Sacher. Una delicia!
Imagen de Kobako
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+ infoAl rico helado vienés
Llevas todo el día para arriba y para abajo, yendo tras las huellas del legado de los Habsburgo en Viena, disfrutando de joyas arquitectónicas como el castillo de Schönbrunn, y visitando espléndidos museos como la Albertina. El calor aprieta –no lo olvidemos, no siempre hace frío en Viena, ofreciendo su cara climatológica más amable del año en verano, siempre y cuando no llueva-, y el cansancio, también. Quizás ha llegado el momento de hacer una pausa y tomar un respiro en tu visita a la “capital musical de Europa”. Has oído hablar de sus magníficas cafeterías y de la tradición que pesa sobre ellas, pero lo que te acaba llamando la atención es el volumen de heladerías que hay repartidas por la capital de Austria. Ha llegado el momento de comprobar si los helados vieneses tienen algo que envidiar a los populares helados italianos… Y sí, cuál es tu sorpresa al descubrir que a los italianos aquí les ha salido un gran y buen competidor.
Posiblemente éste sea el resumen de la experiencia de muchos de los turistas o personas que andan de paso por Viena ante el descubrimiento de la afición que tienen los vieneses por este refrescante dulce. La cuestión es, ¿cómo llegaron los helados hasta aquí y a qué se debe su calidad? Haciendo un poco de investigación sobre la historia del helado, lo primero que descubres es un caos a la hora de poner fecha y lugar de origen a este cremoso dulce. Hacia el 4.000 a.C. en Mesopotamia hacen su primera aparición en forma de pasta de arroz hervida, especias, leche y mucha nieve envolviendo el invento. Ésta será una de las diversas variantes con las que irá tomando forma la receta, siendo los italianos los encargados de su expansión en Europa, y los franceses de la introducción de algunos ingredientes nuevos. En lo que todos coinciden es en que el helado llegó a Viena en el siglo XIX de la mano de los italianos del norte, y que la ciudad jugó un importante papel en la aplicación de las nuevas técnicas en su desarrollo. Es más que probable concluir que la buena mano de los austriacos a la hora de hacer dulces junto a la pericia de los italianos a la hora de elaborar helados inevitablemente haya acabado dando tan buen resultado final.
Así pues, si te planteas hacer una escapada a Viena, no dudes en incorporar en la lista de “cosas para hacer” la de aventurarte en alguna de sus múltiples heladerías –se dice que es la ciudad con mayor concentración de heladerías de Europa- y probar alguno de sus refrescantes manjares. Entre las más populares están la Eissalon Gelato, situada en la Franz-Josefs-Kai 17, la Zanoni & Zanoni, que está ubicada en Lugeck. 7, y la Gelateria Hoher Markt, en Hohen markt. También es muy conocida la cadena de Paolo Bortolotti que cuenta con tres locales en la Mariahilferstrasse. Si además de ricos helados quieres que te los sirvan en un entorno cargado de diseño, entonces Eis Greissler es tu lugar. Incluso por haber opciones, hay hasta la posibilidad de probar helados veganos, el lugar, la Veganista, situada en el séptimo distrito.
Por cierto, aquellos que seáis muy fans de la emperatriz Elisabeth, más conocida por todos como Sissi, que suele ser uno de los atractivos durante la visita a Viena, en su extraña y limitada dieta, el helado de violeta se contaba entre uno de sus pocos y favoritos alimentos. Por si os animáis a probar este original sabor.
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Texto de Los Viajes de ISABELYLUIS
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My Vigo Experiences
Innovación y tradición conjugan perfectamente en la ciudad de Vigo. Todos sus barrios tienen algún encanto especial, calles históricas, mercados semanales al aire libre, senderos naturales, actividades comerciales y culturales. Desde las islas Cíes hasta el monte O Catro, Vigo es un destino urbano perfecto para tus vacaciones.
Te damos algunas pistas para que no te pierdas la esencia de Vigo.
1.- Las fiestas gastronómicas
Raro será que visites la ciudad y no coincidas con alguna de sus celebraciones gastronómicas. El calendario anual está plagado de ellas, como la Fiesta del Mejillón de Vigo, que se celebra cada septiembre en el parque de Castrelos o La Fiesta del Marisco, el segundo fin de semana de septiembre en el Puerto de Vigo, en la que se venden más de 40 variedades diferentes a precios populares.
Y es que la Ría de Vigo tiene unas características excelentes en cuanto a temperatura del agua, ¡lo que hace que se recolecte un marisco excelente! Una curiosidad: ¿sabías que la temporada del mejor marisco en la ría de Vigo empieza el septiembre y hasta abril? ¿Sabes cómo puedes acordarte de los mejores meses para consumirlo? Son los meses que contienen la letra “erre”.
2.- La hora del aperitivo
Visitar Vigo es una excelente oportunidad para catar el mejor marisco de la ría a buen precio, en rituales inevitables como el aperitivo de tapas y cañas a los que los vigueses tienen una férrea devoción, especialmente los sábados y domingos por la mañana: el paseo y el aperitivo de antes de comer.
3.- La estatua de Julio Verne
Pasea pues antes del aperitivo hasta el puerto deportivo disfrutando de la brisa marina, y llega hasta la estatua de bronce de Julio Verne, enfrente del Club Náutico de Vigo. La ciudad ha rendido homenaje al escritor francés ya que en su famosa novela de “20.000 Leguas de Viaje Submarino” dedica un episodio a la Ría de Vigo y a la leyenda del Tesoro de Rande.
4.- Aprende a cocinar los productos de la ría
Si también quieres aprender a cocinar los productos del mar, súmate a esta interesante iniciativa; un taller gastronómico que te enseña a comprar y a cocinar los mejores productos de la mano de los cocineros más prestigiosos de la ciudad, que te ayudarán en todo. Tras la selección de la mejor materia prima y las compras en el mercado de O Berbés o en los viveros de marisco del puerto, podrás preparar tu mismo los platos típicos marineros y saborearlos posteriormente acompañados de una copas de vino de las Rías Baixas.
5.- Prueba las ostras en plena calle
Uno de los lugares con más interés turístico es la calle Pescadería, que ofrece un espectáculo único, cuando las ostreras abren sin descanso las ostras en la calle y van preparando los platos. Puedes comprarles a ellas directamente unas ostras, les echas un chorrito de limón y te las comes acompañadas de un buen albariño. ¡No hay placer igual!
6.- Acércate hasta un Furancho
Los Furanchos son locales o casas privadas en los que comprar excedentes del vino o probarlos allí mismo acompañados de una buena comida casera. Normalmente se sirven acompañados de tortillas, empanadas, carnes, chorizos y quesos en un ambiente familiar a muy buen precio. En la zona de Vigo hay más de una docena para escoger, en los que la atención es siempre exquisita.
Imagen de Dantadd
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